—yo quiero continuar leyendo, porfavor —dijo un semidios de la cabaña de Atenea.
—juego al pinacle con un caballo—leyo divertido
Quirón se mostró ofendido al ser llamado caballo
Tuve sueños rarisimos, llenos de animales de granja. La mayoría de ellos quería matarme; el resto quería comida.
Las carcajadas fueron lo único que se escucharon en el olimpo
—dejaste traumada a la niña grover
Este solo miró su regazo avergonzado
Debí de despertarme varias veces, pero lo que oía y veía no tenía ningún sentido, así que volvía a quedarme dormida. Me recuerdo descansando en una cama suave, alguien dándome cucharadas de algo que sabía a palomitas de maíz con mantequilla pero era pudin. La chica de cabello rizado y rubio sonreía cuando me enjugaba los restos de la barbilla.
Apolo levantó una ceja mientras miraba a annabeth
—¿Qué va a pasar en el solsticio de verano?—me preguntó al verme con los ojos abiertos
— al menos déjala despertar
—¿Qué?—masculle
Miro alrededor, como si temiera que alguien la oyera.
—¿Que esta pasando?¿Que es lo que han robado?¡solo tenemos unas semanas!
—annabeth, la estabas sobrecargado de preguntas —la regaño will
Annabeth hizo una mueca al verse a sí misma
—Lo siento—murmuré— no se...
Alguien toco la puerta, y la chica me lleno la boca rápidamente de pudin.
La siguiente vez que desperté, la chica se había ido.
Un tipo rubio y formido, con aspecto de surfero, estaba de pie en una esquina de la habitación vigilandome. Tenía los ojos azules, lo extraño es que tenia un gran parecido al hombre que solía ver de pequeña
Poseidon al escuchar eso volteo donde apolo para fulminarlo con la mirada
Apolo solo desvío la mirada
Cuando por fin recobre la conciencia plenamente, no había nada raro alrededor, salvo que era más bonito de lo normal. Estaba sentada en una tumbona en un espacioso porche, contemplando un prado de verdes colinas. La brisa olía a fresas, pero sentía la boca como si un escorpión hubiera anidado en ella. Tenía la lengua seca y los dientes me dolían.
—ahora se como se siente en realidad—comentó divertida nerea
Poseidon fingió no haber escuchado eso para no preocuparse más de lo que estaba, se lo dejaría a poseidon de unos capítulos más adelante
En la mesa a mi lado había una bebida en un vaso alto. Percia a sumo de manzana helado, con una pajita verde y una sombrilla de papel. Tenía la mano tan débil que el vaso casi se me cae cuando por fin conseguí rodearlo con los dedos.
—Cuidado—dijo una voz familiar
Grover estaba recostado contra la barandilla del porche, con aspecto de no haber dormido en una semana
—no lo hizo —dijo annabeth
Debajo del brazo llevaba una caja de zapatos. Vestía vaqueros, zapatillas altas converse y una camiseta naranja con la leyendo <<CAMPAMENTO mestizo>> El grover de siempre no el chico Cabra.
Así que quizás había tenido una pesadilla. Igual mi madre estaba sana y salva. Tal vez seguíamos de vacaciones y habíamos parado en esa gran casa por algún motivo. Y...
Todos miraron a nerea con pena
—me has salvado la vida—dijo grover — y yo... bueno, lo mínimo que podía hacer era... volver a la colina y recoger esto. Pensé que querrías conservarlo.
Dejo la caja de zapatos en mi regazo con gran reverencia.
Contenía un cuerno de toro blanquinegro, astillero por la base , donde se había partido. La punta estaba manchada de sangre reseca. No había sido una pesadilla .
—el minotauro—dije recordando
—No pronuncies su nombre, nerea...
—Así es como lo llaman en los mitos griegos ¿verdad? El minotauro. Mitad hombre, mitad toro.
Grover se removio incomodo.
—Has estado inconsciente dos días. ¿Que recuerdas?
—Dime que sabes de mi madre. ¿De verdad ella ha...?
Bajo la cabeza.
Yo volví a contemplar el prado. Había árboles, un arroyo serpenteante y hectáreas de campos de fresas que se extendían bajo el cielo azul. El valle estaba rodeado de colinas ondulantes, la más alta de las cuales, justo enfrente de nosotros, era la que tenía el pino en la cumbre. Incluso aquello era bonito a la luz del día.
Pero mi madre se había ido y el mundo entero tendría que ser negro y frío. Nada debería resultar resultarme bonito.
—Lo siento—sollozo grover—soy un fracaso. Soy... soy el peor satiro del mundo.
Gimió y patio tan fuerte el suelo que se le salio el pie, bueno, la zapatilla Converse: ropa interior estaba relleno de polispan, salvo el hueco para la pezuña.
—Oh, Estige— rezongo
Un trueno retumbó en el cielo despejado
Mientras pugnaba por meter su pezuña en el pie falso pense: <bueno, eso lo aclara todo> grover era un satiro. Si le afeitaba el pelo rizado, seguramente encontraría cuernecitos en su cabeza. Pero estaba demasiado triste para que me importara la existencia de satiros, o incluso de minotauros. Todo aquello significaba que mi madre había sido realmente reducida a la nada, que se había disuelto en aquel resplandor dorado
Estaba sola. Me había quedado completamente huérfana. Tendría que vivir con ... ¿ gabe el apestoso? No eso nunca. Antes viviria en las calles, o fingiria tener diecisiete años para alistarse en el ejército
Risitas se escucharon nadie en sus cinco sentidos creería que nerea tuviera diecisiete años en ese momento
Haría algo, cualquier cosa.
Grover seguía sollozando. El pobre chico o pobre Cabra, sariro, lo que fuera parecía estar esperando un castigo
—No ha sido culpa tuya—le dije
—eres muy buena persona nerea —le dijo suavemente hestia
—si, si que lo ha sido. Se suponía que yo tenía que protegerte.
—¿te pido mi madre que me protegieras?
—No, pero es mi trabajo. Soy un guardian. Al menos... lo era
—Pero ¿ por qué...?
De repente me senti mareada, la vista se me nubló.
—no te esfuerces más de la cuenta. Toma
Me ayudo a sostener el vaso y me puso la pajita en la boca
Su sabor me sorprendió, porque esperaba zumo de manzana. No lo era. Sabía a galletas con trocitos de chocolate, galletas líquidas. Y no cualquier galletas, sino las que mi madre preparaba en casa. Al bebermelo, sentí un calor intenso y una recarga d eenergianen todo mi cuerpo. No desapareció la pena, pero me sentí como si mi madre acabará de acariciarme la mejilla y darme una galleta como hacía cuando era pequeña, como si acabará de decirme que todo iba a salir bien.
Antes de darme cuenta había vaciado el vaso. Lo miré fijamente, convencida de que había tomado una bebida caliente, pero los cubitos de hielo ni siquiera se había derretido
—¿Estaba bueno?—pregunto grover
Asenti
—¿A que sabia?
Sonó tan compungido que me sentí culpable.
—Perdona —le conteste — Debí dejar que lo probaras
—eso lo hubiera matado cariño—le dijo apolo
— ahora lo se— respondio nerea con una leve sonrisa
Poseidon empezó a quejarse con Anfifrite se que se estaban robando a su niña
—¡No! No quería decir eso. Solo... solo curiosidad
—Galletas de chocolate. Las de mi mamá. Hechas en casa.
—¿y como te sientes?
—podría arrojar a Nancy Bobofit a cien metros de distancia.
—por los dioses, nerea
—Eso esta muy bien—dijo— pero no debes arriesgarte a beber más
—¿Que quieres decir?
Me retiro el vaso con cuidado, como si fuera dinamita, y lo dejo de nuevo en la mesa.
—Vamos. Quirón y el señor D están esperándote.
Dionisio disimuladamente presto atención a la pantalla para ver a su yo del futuro
La galería del porche rodeaba toda aquella casa, llamada Casa Grande.
Al recorrer una distancia tan larga, las piernas me flaqueron. Grover se ofreció a transportar la caja con el cuerno del minotauro, pero yo me empeñe el llevarla. Aquel recuerdo me había salido caro. No iba a desprenderme de él tan fácilmente.
Cuando giramos en la esquina de la casa, inspire hondo.
Debíamos de estar en la orilla de Long Island, porque a ese lado de la casa el valle se fundía con el agua, que destellaba a lo largo de la costa. Lo que vi me sorprendió sobremanera. El paisaje estaba moteado de edificios que parecían arquitectura griega antigua pero con aspecto de recién construido. En una pista de arena cercana había una docena de chicos u satiros jugando al voleibol. Más allá. Unas canoas se deslizaban por un lago cercano. Había niños vestidos con camisetas naranja como la de grover. Persiguiendose unos a otros alrededor de un grupo de cabañas entre los árboles. Algunos disparaban con arco a unas dianas. Otros montaban caballos por un sendero boscoso y, a menos que estuviera alucinando, algunas monturas tenían alas.
La mayoria de semidioses intento encontrarse en la pantalla, para ver a su versión mas joven
Al final del porche dos hombres sentados a una mesa jugando a las cartas. La chica rubia que me había alimentado con el pudin sabor palomitas estaba recostado en la balaustrada, detrás de ellos. El hombre que estaba de cara a mk era pequeño pero gordo. De nariz enrojecida y ojos acuosos su pelo rizado era negro azabache. Me recordó a uno de esos cuadros de ángeles bebé... ¿como se llaman? ¿Parvulines? No, querubines. Eso es. Parecía in querubin llegado a la mediana edad en un camping de caravanas. Vestía una camis hawaiana con estampado atigrado,
Dionisio se encontraba sorprendió con su apariencia de ninguna manera el se podía ver así, el era joven y guapo
—Dionisio, yo se que por tu cara no se puede hacer mucho pero que es esa ropa, al menso debes estar a la moda— dijo Afrodita
Dionisio solo le puso mala cara y volvió a su revista
Y habira encajado perfectamente en una de las partidas de póquer de gabe, salvo que me daba la impresión de que aquel tipo había desplumado incluso a mi padrastro
—Ese es el señorn D —me susurro grover— el director del campamento. Se cortez. La chica es annabeth chase; solo una campista, pero lleva más tiempo que ninguno otro. Y ya conoces a Quirón
—¿solo una campista?—dijo annabeth fingiendo estar ofendida a grover
Reparé en que iba en silla de ruedas y luego reconocí la chaqueta de tweed el pelo castaño y ralo, la barba espesa
—Señor Brunner —exclame
El profesor de latín se volvió y me sonrió. sus ojos tenían el brillo traviesos de le aparecía a veces en clase, cuando hacía una prueba y todas las respuestas coincidían con la opción B
—eso no se hace Quirón, no es una forma de enseñar—dijo Atenea
—Ah nerea, que bien—dijo—ya somos cuatro para el pinacle
Me ofreció una silla a la derecha del señor D , que me miró con los ojos inyectados en sangre y soltó un resoplido
—Bueno, supongo que tendré que decirlo: bienvenida al campamento mestizo. Ya esta. Ahora no esperes que me alegre de verte.
—no debes ser grosero con los niños Dionisio —lo reprendió hestia
—Vaya, gracias
Ma aparte un poco de el, porque si lago había aprendido de vivir co gabe era a distinguir cuando un adulto había empinado el codo. Si el señor D no era amigo de la botella, yo era un satiro, bueno, si existían satiros mujeres
Risitas resonaron al imaginarse a nerea com un sariro
—¿Annabeth?—llamo el señor Brunner a la chica rubia y nos presentó
—¿porque me seguías diciendo chica rubia si ya te habían dicho mi nombre?
—No lo sé—respondio mientras s eencojia de hombros—eras rubia
—annabeth cuido de ti mientras estabas enferma, nerea, annabeth, querida ¿por qué no vas a ver dk esta lista la litera de nerea ? De momento la pondremos en la cabaña once.
—claro Quirón —contesto ella
Aparentaba mi edad, medio palmo más alta y desde luego si aspecto dra mucho más atlético. Tan morena y con el pelo rizado y rubio, era casi exactamente lo que yo consideraba la típica chica californiana. Pero sus ojos ddslician un poco la imagen: eran de un gris tormenta; bonitos, pero también intimidatorios, como si estuviera analizando la manera de tumbarte en una pelea.
Atenea y annabeth se veían complacidas con la descripción
Echo un vistazo a mi cuerno de minotauro y me miró a los ojos. Supuse que iba a decir algo como <vaya, has matado un minotauro> o <Uau eres un fenomeno> pero solo dijo
Los semidioses soltaron carcajadas, annabeth nunca le diría eso a nadie
—Cuando duermes babeas.
Ahora todos soltaron carcajadas
Ah Apolo le pareció tierna la forma en que nerea se sonrojaba
Y salio corriendo al campo
—Bueno—comente para cambiar el tema—¿trabaja aquí, señor Brunner?
—no soy el señor Brunner —dijo el ex señor Brunner —me temo que no era más que un seudónimo. Puedes llamarme Quirón
—Vale —perpleja mire al director —¿y el señor D...?¿ la D significa algo?
El señor D dejo de barajar los naipes y me miró como si yo acabará de decir una grosería
—jovencita, los nombres son poderosos. No se va por ahí usándolos sin motivos.
—Ah ya perdona
—Debo decir nerea—intervino Quirón-Brunner—que me alegro de verte sana y salva. Hacía mucho tiempo que no hacia una visita a domicilio que una campista potencial. Detestaba la idea de haber perdido el tiempo
—¿visita a domicilio?
—Mi año en la academia Yancy, para instruirte. Obviamente tenemos satiros en la mayoría de las escuelas, para estar alerta, pero grover me aviso en cuanto te conoció. Presentía que en ti había algo especial, así que decidí subir al norte. Comvenci al otro profesor de latín de que... bueno, pidiera una baja
—¿fue a Yancysolo para enseñarme a mi?—pregunté
Quirón asintió
—Francamemte, al principio no estaba muy seguro de ti. Nos pusimos en contacto con tu madre, le hicimos saber que estábamos vigilandote por si te mostradas preparada para el campamento mestizo.
Pero todavía te quedaba mucho por aprender. No obstante, has llegado aquí viva, y esa siempre se la primera prueba a superar
—¿primera prueba a superar?—pregunto escandalizada Anfifrite
—grover—dijo el señor D con impaciencia —¿vas a jugar o no?
—Sí señor
Grover tembló al sentarse a la mesa, aun que no se que veía tan temible en un hombrecillo regordete con una camisa de tela atigrado
—Supongo que sabes jugar al pinacle
El señorn D me observo con recelo
—Me temo que no—repondi
—me temo que no, señor—puntualizó el
—señor—repeti. Cada vez me gustaba menos el director del campamento
—el sentimiento es muto niña—repsndio Dionisio enojado
—Bueno—me dijo— junto con la lucha de gladiadores y el comecocos, es uno de los mejores pasatiempos inventados por los humanos. Todo los jóvenes civilizados deberían saber jugarlo
—Estoy seguro de que la chica aprenderá—intervino Quirón
—por favor—dije—¿que es éste lugar?¿Que estoy haciendo aqui? Señor Brun... Quirron ¿por que fue a la academia Yancy solo para enseñarme ?
El señor D resoplo y dijo
—yo hice la misma pregunta
—Dionisio —dijo poseidon como advertencia
El director del campamento repartia. Grover se estremecia cada vez que recibía una carta.
Como hacía en la clase de latín, Quirón me sonrió con aire comprensivo, como dándome a entender que no importaba mi nota media. Pues yo era su estudiante estrella. Esperaba de mi la respuesta correcta
—nerea, ¿es que tu madre no te conto nada?—pregunto
—dijo que...
N.A:
Hola espero les guste
Les gustaría que el siguiente capítulo fuera un descanso o que continuará la lectura normal ?
Hasta pronto besos