Eisherz

By leisydiaz14

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«Él está encerrado en mi sótano y yo estoy condenada a enamorarme de él.» Desde el día en que Madison descubr... More

ADVERTENCIA
PREFACIO
Capítulo 1: Malakai
Capítulo 2: Despertar
Capítulo 3: Extraño
Capítulo 4: Sonrisa
Capítulo 5: Hambre
Capítulo 6: Genio
Capítulo 7: Volar
Capítulo 8: Secuestradora
Capítulo 9: Cavernícola
Capítulo 10: Temperatura
Personajes
Capítulo 11: Aren
Capítulo 12: Reloj
Capítulo 13: Importante
Capítulo 14: Corazón
Capítulo 15: Beso
Capítulo 16: ¿Sorpresa?
Capítulo 17: Hermano
Capítulo 18: Proteger
Capítulo 19: Cita
Capítulo 20: Dibujo
Capítulo 22: Límites
Capítulo 23: Almas
Capítulo 24: Pensamientos
Capítulo 25: Traición
Capítulo 26: Órganos
Capítulo 27: Cuento
Capítulo 28: Luz
Capítulo 29: Roto
Capítulo 30: Destrucción
Epílogo

Capítulo 21: Betsy

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By leisydiaz14

—¿Betsy? —exclamé con el ceño fruncido.

—Necesitas mi ayuda.

La chica se abrió paso en mi casa, sin yo haberla invitado antes. Sostenía un pequeño maletín plateado. Se detuvo a medio salón y se dio la vuelta, fijando su mirada en mí.

—¿No vas a cerrar la puerta?

La forma en que me hablaba, ya no denotaba amabilidad ni alegría. Tenía la boca en una línea cerrada y la mirada perdida en cualquier lugar, menos aquí. Sus movimientos eran lentos, casi como si estuviera agotada. Tenía ojeras muy pronunciadas y los ojos rojos, como si no hubiera dormido en noches. Por primera vez sentí, que esta era la verdadera Betsy.

—¿Dónde está? —preguntó, seguido de haber cerrado la puerta.

—¿Quién? —no sabía qué podía decir y qué no.

—El chico del sótano. Estoy aquí por él, ¿no?

No dije ni una palabra. Estaba un poco confundida con la situación que se había presentado ante mí.

—Olvídalo. —La chica negó con la cabeza. En cambio, abrió el maletín que llevaba en la mano y me lo mostró— Ponle esta inyección. La aguja es muy delgada, por lo que no le dolerá.

—¿Qué es eso?

—No lo sé. Lo único que puedo asegurarte es su efectividad para bajar la fiebre rápidamente en alguien como él.

—¿Y cómo...?

—Las preguntas para después, Madi. —me interrumpió. Nadie me llamaba así desde mis padres.— Cada minuto que pasa es crucial para decidir sobre su vida.

Tenía razón. No confiaba en ella, pero esta Betsy que acababa de aparecer ante mi puerta parecía más verdadera que la que había conocido antes. Además, Eisherz era mi prioridad. Solo cuando abriera los ojos, yo podía respirar en paz.

Le di dos toques a Mr. Hugs que aún seguía en mi cuello. El chico entendió lo que quería y saltó hasta el cuello de la chica sin quejarse. Por supuesto que no iba a quejarse. Aren estaba encantado de estar entre sus dos poderosas razones. La chica bajó la cabeza y puso cara de asco.

—Sigues sin caerme bien. —cogió a Mr. Hugs por el pescuezo y lo dejó caer en el sofá—. Ahí te ves mejor.

No perdí más el tiempo, cogí la maleta con la inyección y corrí hasta el laboratorio. Eisherz seguía con la misma temperatura. No había mejorado nada. Preparé la inyección y presioné el botón que abría la máquina y dejaba a mi chico al descubierto. El frío me golpeó de repente.

—Por favor, que funcione. —murmuré y le apliqué la inyección en el brazo.

Acto seguido, cogí su reloj sobre la mesa —le había explicado a Aren que tenía que quitárselo antes de ponerlo en la máquina— y se lo coloqué en la muñeca.

Comenzó a sonar al instante. 34 grados. Puse la mano en su pecho, no sentía el latir de su corazón. 33.9 grados. La temperatura estaba bajando. Lo tomé de la mano. 33.8 grados. No dejaba de mirarlo, quería asegurarme que todo iba bien. 33.5 grados. Movía mi pie constantemente. Estaba nerviosa. 33 grados. Estaba funcionando. La felicidad no me cabía en el pecho. 32 grados. El reloj dejó de sonar. Uno de sus dedos se movió entre mis manos.

—¿Eisherz? —mascullé. Sus pestañas blancas comenzaron a moverse cuando su temperatura llegó a los 31.7 grados— ¿Eisherz?

—Estoy bien. —dijo justo antes de abrir los ojos. Me encontré con su penetrante mirada de tono plomizo, y eso me quitó veinte años de encima.

—Gracias a Dios. —solté un gran suspiro.

—Lo siento, Mad. No sé qué pasó. —comenzó a decir mientras se levantaba—. Juro que no hice nada malo. El entrenamiento estaba siendo igual que siempre, solo que, de un momento a otro, el reloj comenzó a sonar y el pecho...

—Fue Aren.

Frunció el ceño.

—¿Aren?

—Sí. Según él. Te dio más poder del que estabas acostumbrado. —expliqué—. Sea lo que sea que eso signifique.

—Oh...

Eisherz voló fuera de la máquina. Lo observé extrañada. Se veía bastante bien, como si nada hubiera pasado.

—Eisherz, ¿te sientes bien?

—Perfectamente. —respondió con una sonrisa—. ¿Dónde está Aren?

—Él está... —Oh. Cierto. Betsy— Arriba. Vamos.

En el salón me esperaba Betsy sentada en mi sofá con los brazos cruzados, mientras miraba con recelo a Mr. Hugs recostado en el sofá del lado izquierdo.

—¿Qué hace ella aquí? —exclamó mi chico, mucho más alto de lo normal. La chica giró su rostro. Sus ojos brillaron.

—Ya estás bien. —Se puso de pie—. No me habría perdonado nunca que hubieras muerto.

—¿Por qué? ¿Qué tienes tú que ver con to...?

—Malik. —dijo Betsy de repente.

Eisherz se llevó la mano al pecho. Tenía el ceño fruncido y una de sus manos hecha un puño. Lo conocía lo suficiente para saber que le dolía algo.

Di un paso al frente, interponiéndome entre ella y mi chico.

—¿Qué acabas de decir? —La chica me miró cuando hablé.

—Sé que entraste a mi casa. —declaró—. No tenías que haber visto eso.

—¿Quién eres y cómo sabes ese nombre?

—No solo sé ese nombre, Madi. Sé que Malik era tu hermano. —miró a Eisherz por sobre mi hombro—. Él también era mi alma gemela.

¿Su qué...?

Acto seguido, Betsy suspiró y se sentó de nuevo en el sofá, mirando fijamente sus manos. Después de un momento de silencio, finalmente comenzó a hablar.

—Desde que conocí a Malik, me enamoré perdidamente de él. Fue mi primera vez en todo y, muy pronto, sentí que Malik era como una extensión de mí misma. Éramos una pareja que parecía hecha en el cielo.

No daba crédito a lo que estaba escuchando. Ni siquiera le encontraba sentido.

—Yo soy huérfana —continuó Betsy con la voz entrecortada— y, en ese momento, solo tenía a mi abuela. Pero a través de Malik, me acerqué a su familia. Ellos se convirtieron en mi familia también. —La chica se llevó las manos a la cabeza— Pero entonces, Malik murió en aquel accidente y mi mundo se desmoronó. Nada era lo mismo sin él. El mundo parecía vacío sin su presencia. Me sentía perdida.

Me moví hasta el sofá en que estaba Mr. Hugs, lo tomé en brazos y me senté, colocando a Aren sobre mis piernas. Tenía muchas cosas que preguntar, las cosas que estaba diciendo no me cuadraban, pero sentía que, si hablaba, cortaba su inspiración. Así que dejé que siguiera. Eisherz se quedó de pie a mis espaldas en el sofá.

Betsy inhaló profundamente antes de continuar.

—Pero entonces, Jaled —sentí un dolor en el pecho al escuchar el nombre de mi padre—. Apareció en mi puerta con una propuesta descabellada pero tentadora. En el momento en que puse un pie en el sótano de esta casa, supe que no todo estaba perdido.

De repente, la chica levantó la mirada y la dirigió hacia Eisherz.

—Jaled me mostró al chico que estaba congelado en su sótano —entonces bajó la vista hasta el pecho de mi chico— y me dijo que ese chico tenía el corazón de Malik.

Por acto reflejo, ladeé la cabeza y miré al chico de hielo, quien tenía la mano sobre su pecho y fruncía el ceño. En ese momento, solo había una frase que se repetía en mi cabeza una y otra vez: "Eisherz no es mi hermano, solo tiene su corazón."

Supercasual eso, por cierto.

—Me dijo que había una posibilidad de despertarlo. —continuó mi vecina—. Pero que necesitaba probar en alguien primero. Alguien que no estuviera casi muerto.

Mis ojos se abrieron de par en par. Esta vez no pude evitar preguntar.

—¿Y tú... te ofreciste?

Betsy asintió con tristeza.

—Sí, Madi. Me ofrecí sin pensarlo mucho. Acepté ser congelada durante un día, con la esperanza de que, después de eso, pudiera traer de vuelta a Malik. —En ese momento, entendía más que nadie a Betsy, porque yo haría lo que fuera por Eisherz también— Lo que nunca imaginé fue que un día se convertiría en años. Cuando finalmente desperté, el mundo había cambiado por completo.

Muchas cosas cobraron sentido para mí en ese instante.

—¿Qué sucedió después? ¿Cómo despertaste?

—Una mujer a la que nunca había visto en mi vida, pero que tenía los rasgos de Jaled, fue la que me rescató. Me dijo que era la hermana del padre de Malik.

—¿Mi tía?

—Supongo que sí. No tuve mucho tiempo para pedirle explicaciones, porque de pronto comenzamos a huir de alguien. Ya no estábamos en casa de la familia de Malik, es decir, ya no estábamos aquí, estábamos en la empresa en la que había trabajado Jaled. Lo sabía porque él me había conseguido una pasantía allí cuando terminé mis estudios. Sin embargo, el lugar estaba muy cambiado y... —noté cómo Betsy se estremeció— un hombre alto y corpulento nos seguía. Lo conocía. Estaba más viejo, pero sus rasgos seguían siendo los mismos. Nos disparó y tu tía salió herida.

—No me digas que ese hombre...

—Era Elías Beckham. Mi jefe de aquel entonces y, en estos momentos, el tuyo. —me confirmó— Aquel que me chocó el auto cuando volvíamos del centro comercial.

Mi cabeza estaba hecha un lío.

—Pero cómo...

—No lo sé. Ni siquiera tu tía me dijo por qué Elías nos perseguía. Lo único que me dijo ella, era que me escondiera en la que casa posterior a la de Jaled. Me dio la llave y me pidió que viera los videos que había en el USB que colgaba del llavero. Para ser exactos, esta. —La chica nos enseñó un llavero y la memoria plateada que había en él—. Siendo sincera, yo no sabía de qué me hablaba en ese momento. No sabía ni cómo poner a andar un USB. Yo solo hice lo que me dijo y salí corriendo.

—¿La dejaste morir ahí? —cuestioné con la voz ahogada.

—No tuve otra opción, Madi. —masculló—. Tu tía me dijo que tenía que huir si quería despertar a Malik. Me advirtió que no podía dejar que me encontraran. Ese hombre se estaba acercando y yo...

Betsy se detuvo por un momento luchando contra las lágrimas.

—Cuando llegué al lugar indicado —continuó con la historia— me sentía desorientada. Nada en esa casa me resultaba familiar. Era como si hubiera viajado al futuro y, bueno, en cierto modo lo había hecho. Intenté poner en funcionamiento el USB y, cuando lo logré, descubrí que eran videos de la mujer hablando, explicándome todo lo que había sucedido en caso de que algo le hubiera pasado.

—Quiero ver los videos. —declaré.

—Lo sé, por eso, traje la memoria. Creo que le creerás más a tu tía que a mí. —Me entregó el dispositivo con manos temblorosas.

Conecté el dispositivo a mi portátil y abrí el video en su interior. Sentí un nudo en el estómago cuando apareció en la pantalla una mujer de apariencia similar a la tía que recordaba, pero con una mirada cansada y preocupada en sus ojos. Se dirigía directamente a Betsy.

Betsy, si estás viendo esto, significa que has despertado y estás a salvo. Lo que también significa que yo no estoy ahí contigo. —comenzó a decir mi tía—. Me arriesgo mucho al confiarle esta información a alguien más, pero no tengo otra opción. Necesito que entiendas la gravedad de la situación en la que nos encontramos. —Hubo una pausa de un par de segundos— Jaled y Helena están muertos. Los asesinaron.

Al escuchar a mi tía mencionar el asesinato de mis padres, sentí un torrente de emociones abrumadoras. Reviví el dolor y la angustia de aquella fatídica noche. A pesar de todo, me esforcé por mantener la calma.

Te cuento esto para que entiendas el peligro que corres de ahora en adelante. Eres la primera persona en despertar luego de haber estado congelada, y las personas que asesinaron a Jaled y a Helena van a buscarte a ti y al chico del sótano en todos los rincones.

Mi tía reveló la fórmula para despertar a los criogénicos y le explicó a Betsy cómo debía infiltrarse en el laboratorio de nuestra casa (le había dejado varias huellas con su sangre para que pudiera abrir la puerta del sótano) para crear el suero y despertar a mi chico.

Esteban, mi marido, fue el que creó el suero que te despertó. — Escuchar el nombre de mi tío provocó que frunciera el ceño—. Yo no soy una científica como ustedes, yo solo puse la información de mi hermano en manos de Esteban para que él terminara la investigación y creara el suero que Jaled había descubierto. Te preguntarás, entonces, ¿por qué no le dije a Esteban que creara otro suero? Sencillamente, porque Esteban no sabe nada sobre el chico del sótano y quiero que siga siendo así. Mi hermano fue muy selectivo con las personas que conocían de su existencia. A fin de cuentas, ese chico tiene el corazón de su hijo.

Una mezcla de confusión, incredulidad y sorpresa, se apoderó de mí.

Debes actuar con cautela y no confiar en nadie más que en ti y, cuando despiertes al chico del sótano, márchense lo más lejos que puedan de Malakai. —advirtió mi tía—. Una última cosa. Si mi sobrina regresa luego de mi muerte, mantenla alejada de todo esto. Jaled nunca debió dejar que ella bajara al sótano y viera lo que había dentro. Estoy segura de que la carrera en la que se especializó tiene algo que ver con su padre. Mi hermano ya le ha arruinado la vida lo suficiente.

El video llegó a su fin y me encontré mirando a Betsy. La angustia en sus ojos era perceptible.

—Ya entiendes por qué no te dije nada, ¿cierto?

Claro que lo entendía. Mi tía había confiado en Betsy, y ahora era mi turno de hacerlo. Asentí.

—Solo tengo una pregunta. —inquirí— ¿Cómo llegó la fórmula a mis manos?

—Verás. Un día, mientras anochecía, vine a esta casa y me encontré con Esteban, con la excusa de darle el pésame por la muerte de su mujer. —comenzó a explicar—. Él estaba tan borracho que no se dio cuenta de que, al despedirse de mí, yo había evitado que la puerta cerrara por completo.

—No me sorprende. —puse los ojos en blanco.

—Me colé en la casa y abrí la puerta del sótano con la huella de tu tía. Mi objetivo era hacer el suero esa misma noche. Pero entonces lo vi y me quedé pasmada. Él seguía igual que la última vez que lo había visto. Era lo único que permanecía intacto a mi alrededor. —sus ojos se encontraron con los de Eisherz. Mi chico puso su mano sobre mi hombro y me apretó. No estaba cómodo con lo que estaba pasando.

—¿Y entonces qué? —hablé, sacándola de su ensañamiento. Sacudió la cabeza.

—Entonces escuché a alguien bajar corriendo las escaleras y me di cuenta de que no tenía tiempo. Tuve que huir y esconderme en la oscuridad. Te vi ahí, de pie frente a la puerta. No me di cuenta de inmediato, pero, cuando abriste la puerta, supe que eras la hermanita de Malik. —bajó la mirada—. Justo cuando llegué a mi casa, me percaté de que había perdido el papel con las anotaciones de la fórmula que había hecho guiándome por el video.

—Y así fue como yo lo encontré gracias al desorden que hizo Aren. —concluí.

—¿Aren? —la chica frunció el ceño.

El animal sobre mis piernas se removió. En menos de un segundo, volvió a ser el chico de siempre. Sentado sobre mí, con su cola trasera haciendo presión en mis muslos y con su parte delantera al desnudo en mi línea de visión. Mis manos estaban sobre su abdomen y me sonrojé cuando ladeó los labios en una sonrisa.

Eisherz no tardó en empujarlo, provocando que el chico quedara a cuatro patas sobre el suelo. Levantó la cabeza y se quitó el cabello azulado que le caía sobre la frente con un fuerte soplido.

—¿Tú eres Aren? —la pregunta de Betsy, llamó la atención del chico. Ambos compartieron miradas.

—En carne y hueso. —ojos rojos esbozó una gran sonrisa— Literalmente.

Betsy puso cara de asco y apartó la mirada. Ni siquiera me sorprendió que la chica supiera que Mr. Hugs era un chico de metro noventa que le gustaba andar desnudo. Supongo que lo habría visto mientras nos vigilaba.

—Sobre las inyecciones —comenzó a decir Betsy, ignorando la presencia de Aren— Tendrás que ponerle una cuando su temperatura vuelva a subir peligrosamente. Es más efectiva que meterlo de nuevo en la máquina.

—¿De dónde las sacaste?

—Las encontré en la casa de al lado. Estaban dentro de un frigorífico y tenía una nota afuera que decía: "Por si algo falla". —explicó—Pensé que no las iba a necesitar porque me sentía bien, pero entonces empecé a tener ataques como los de Eisherz. Más leves, claro, eran como golpes de calor. Desde entonces, siempre ando con una en el bolso.

—Entonces el día que "besaste a Eisherz", o sea a mí, fue porque tenía el corazón del hermano de terroncito. —habló Aren de repente. Todos fijamos la mirada en él.

—¿Cómo sabes...? —cuestionó la chica con voz temblorosa. Aren, cruzado de piernas en el suelo, le guiñó el ojo.

Cabe destacar que sigue desnudo jeje. Yo lo estoy disfrutando.

Betsy se puso de pie al instante.

—¿Qué acabas de decir? —cuestionó con los ojos abiertos de par en par. Sus mejillas acababan de adquirir un color rojizo—. ¿Yo te... besé? —Betsy se llevó una de las manos a sus labios—. ¿A ti?

—Aren había adquirido la forma de Eisherz ese día. —expliqué.

—Yo... —la chica se mordió el labio inferior y miró a mi chico— no quería besarlo a él. Quería besarte a ti. Quería sentir a Malik una última vez y...

—Yo no soy él. —exclamó Eisherz sin mucho sentimiento en su voz.

La chica se sobresaltó. Carraspeó un poco.

—Yo sé que no eres él, pero tienes su corazón. —Betsy se llevó la mano al pecho— Un corazón que me amaba.

—Yo no te amo. —Eisherz pasó su mano por delante de mí y la entrelazó con la mía— Aunque este corazón te haya amado porque su dueño anterior lo hacía, el dueño de ahora ama a alguien más.

En ese momento yo solo quería saltar de la emoción por lo que acababa de escuchar, pero me contuve. Entendía por lo que estaba pasando Betsy, por todo lo que había pasado ella sola, nadie se merecía eso. La chica nos recorrió a ambos con la mirada y nos mostró una sonrisa melancólica.

—Lo sé. —detuvo sus ojos en mí— Desde el día en que te vi en el sótano, mirando al chico a través del cristal, lo supe. —bajó la cabeza— Pero no quería aceptarlo. Yo lo seguía viendo a él como Malik y me decía a mí misma que solo era amor de hermano lo que veía en tus ojos. Pero Eisherz tiene razón... él no es Malik, él no es tu hermano.

—Betsy...

—Creo que me voy a ir ya. —inquirió de repente— Y no te preocupes, Madi. No pienso interponerme entre ambos. Eres la única amiga que tengo y lo último que quiero es que me odies.

—No te odio.

—Ahora no, pero sí que lo hacías.

—Bueno... —me encogí de hombros.

—Con que no me odies ahora es suficiente. —comenzó a caminar hacia la puerta—. Estaré en la casa de al lado, por si me necesitas.

—¿Puedo ir contigo? —Aren se puso de nuevo a cuatro patas cuando preguntó eso.

—No. —vociferó la chica, para luego salir pitando de mi casa sin mirar atrás.

—Creo que no le caes bien. —reprimí una sonrisa.

—Eso es imposible. Yo le caigo bien a todo el mundo.

Aren se puso de pie de mala gana y se sacudió el polvo inexistente en sus rodillas. En ese momento me pregunté por qué ya no se me hacía raro tenerlo desnudo frente a mí, ni siquiera me molestaba en apartar la mirada. La verdad es que me daba igual, era como estar viendo a una almohada sin funda.

Sentí cómo Eisherz hacía presión en mi mano. Levanté la cabeza y nuestras miradas se encontraron. Sus ojos se dirigieron a mis labios, yo hice lo mismo con los suyos. Recordé entonces lo que le dijo a Betsy: "El dueño de ahora ama a alguien más." Eisherz ya me había dicho algo parecido antes cuando aún pensábamos que éramos hermanos, no tenía que haberme sorprendido, pero, aun así, lo hizo.

Uno nunca se acostumbra a que su amor platónico de toda la vida, diga que te ama.

Mi chico cerró los ojos para besarme la frente. Yo cerré los míos también. Estaba inmersa en él. Luego me besó la nariz. Me hizo cosquillas y sonreí un poco. Su aliento se estaba mezclando con el mío. Me tomó de la barbilla para besarme en los labios... pero entonces lo recordé.

—¡Aren! —exclamé de repente, poniéndome de pie. El mencionado estaba caminando hacia las escaleras. Se dio la vuelta.

—¿Qué?

—Necesito que mates a mi jefe.

❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄

¡Holiss! 

Ayer tuve un problema con la laptop y no pude actualizar, pero hoy tenéis nueva actualización en el día del Amor y la Amistad. De mí, con amor, para ustedes.

Ahora sí, opiniones del capítulo por aquí:

La historia de Betsy. ¿Se la esperaban?

Qué Eisherz y Mad no sean hermanos.

Eisherz con el corazón de Malik.

Betsy y Aren

Y... el final. ¿Creen que Aren mate a Elías?

Bueno, nos vemos la próxima semana.

XOXO La Congelada Mayor


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