— ¿De verdad lo van a hacer mamá? Me parece que como adulto puedo tomar mis decisiones — exclamó el rubio negándose a la petición de sus padres.
— Mientras sigas siendo mi hijo vas a hacer lo que te pidamos, además no es ningún imposible Naruto — respondió Kushina, exasperada por la actitud de su hijo.
— Si pero ya tengo veinticinco años como para que me sigas tratando como un niño.
Su padre se mantenía callado, viendo el conflicto, esperaría el momento para poder interferir.
— ¿Y porqué según tú es necesario que me case y encima un doncel? — cuestionó.
— Porqué la familia Uchiha son nuestros mayores inversores, por eso — admitió Minato desde el otro lado de la mesa — Así nos vamos a beneficiar ambas partes, seguimos teniendo todo y ellos tienen una unión para su hijo.
— No me han dicho porqué yo — se cruzó de brazos.
— Acabo de decirlo Naruto ¿Ves como no prestas atención? Solo ocupamos que te cases con él y ya todo queda solucionado.
— De acuerdo, voy a casarme ¿Cómo se llama?
— Sasuke, es algo joven pero eso servirá para que tengan hijos — explicó de inmediato su madre.
— ¿Él ya lo sabe? — sus padres asintieron ante su pregunta — ¿Entonces que es lo que tengo que hacer yo?
— Nada más que hablar con él, la boda será el próximo mes, ya tendrás tiempo para conocerlo estando casados.
— ¿Entonces hasta cuándo lo voy a conocer?¿Trabaja? Necesito saber que hace o algo.
— Hasta donde sé creo que trabaja como maestro suplente o algo así, y es bastante lindo físicamente, seguro que te va a gustar cuando lo conozcas.
— ¿Y eso cuando va a ser?
— Si quieres puedes irlo a buscar a su trabajo, lo llevas a su casa y listo — recitó como si fuera lo más sencillo del mundo.
— Claro, voy a llegar y decirle "Hola, no me conoces y yo a ti tampoco pero nos vamos a casar el mes que viene"
— Podría funcionar — murmuró Minato.
Se estacionó en la acera de frente, esperando ver a alguien con pelos necios, al menos eso es lo que entendió por pelo con forma de cola de pato.
Entre tanto niño tuvo que alzar la mirada, vio a alguien cruzar la calle, se acercó un poco, asustando al chico en el proceso.
— ¿Eres Sasuke? — preguntó, confundiendo al azabache — Hola soy... — se vió interrumpido.
— ¿Naruto cierto? — fue su turno — Pensé que eras feo — dijo de frente — Fue un gusto — estrechó su mano — Adiós — dijo comenzando a caminar.
— Oye espera, vine para llevarte a tu casa — intentó tomarlo del brazo pero la primera intención es la que siempre contaba así que tocó su hombro solamente.
— Gracias pero puedo irme yo solo — caminó un poco antes de que un auto pasará a toda velocidad, salpicándolo con agua de un charco, se volteó con lentitud hacia el blondo — ¿Sigue en pie llevarme?
— Claro... Sube — le abrió la puerta para que se sentara, esperó a que tuviera el cinturón para rodear el auto y subir — ¿Dónde es?
— A unos diez minutos de los condominios — murmuró, mientras buscaba un pañuelo para limpiarse.
— De acuerdo — comenzó a manejar, mirando por ratos a Sasuke por el rabillo del ojo, debía admitirlo, su madre tenía razón, Sasuke era bastante atractivo, pero no al grado de parecer una mujer.
— Aquí es — dijo al salir del auto — Gracias por traerme — sonrió un poco caminando hacia la entrada de la casa, antes de entrar se volvió para moverla mano ligeramente, en señal de despedida.
— Yo diría que todo salió bien — miró su reflejo en el espejo retrovisor — ¿Cómo que pensó que soy feo?