Contigo, siempre | Mi Luz (li...

By Gisse_Astrada

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Emily Becker, por mucho que le ha costado deja su oscuro pasado atrás. Sin querer relacionarse con nadie del... More

Dato.
Analepsis.
Cap. 1- Recuerdos.
Cap. 2- Llamada.
Cap. 3- Noticia.
Cap. 4- Sentimientos.
Cap. 5- Coincidencia.
Cap. 6- Dolor.
cap. 7- Una oportunidad.
Cap. 8- Juntos.
Cap. 9- Contigo.
Cap. 10- Confesiones.
Cap. 12- Confesiones de un alma herida.
Cap. 13- Calma.
Cap. 14- Recuerdos de un alma herida.
Cap. 15- Demonios.
Cap. 16- Te amo.
Cap. 17- Fantasma.
Cap. 18- Confesión.
Cap. 19- Todo por ti.
Cap. 20- Contacto.
Cap. 21- Algo más.
Cap. 22- Dimitry.
Cap. 23- Sueños rotos.
Cap. 24- Tal vez.
Cap. 25- Propuesta.
Cap. 26- Para siempre.
Cap. 27- Sentimientos encontrados.
Capítulo especial - Fiesta universitaria.
Cap.28- Cena.
Cap.29- Verdad.
Cap. 30- Papá.
Cap. 31- Catarsis.
Cap. 32- Cartas del pasado.
Cap. 33- Oportunidades.
Cap. 34- Caos.
Cap. 35- Dejar ir lo que nunca fue.

Cap. 11- De tu mano.

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By Gisse_Astrada

El viaje de regreso fue incluso mucho más placentero para los dos. Emily, se aferraba a su cuerpo como si su vida dependiera de ello y Patrick, disfrutaba cada jodido segundo a su lado.

La vida al fin pareciera sonreírles por igual.

La vista de los viñedos y sus trabajadores los recibió con calidez, parecían ver el mundo y todo a su alrededor con otros ojos.

Y es que cuando el amor nos llena y nos movemos a causa de esa poderosa fuerza, todo a nuestro alrededor cambia o tal vez simplemente, cambiamos la forma de ver el mundo que nos rodea.

Así se sentían ambos, cada movimiento, cada palabra, cada gesto era impulsado por el amor y aunque no lo dijeran en voz alta, en sus ojos se reflejaba ese sentimiento que por tanto tiempo se ocultaron.

Apenas llegaron pudieron notar el automóvil de Thomas, estacionado en la entrada; seguramente venía por un cambio de ropa y regresaría de inmediato al hospital; lugar donde ellos también debían ir.

Con una sonrisa, Patrick, besó el dorso de su mano para luego emprender camino hacia la casa.

—Espera… espera, qué vamos… o sea, cuando entremos qué… —dudó Emily un tanto nerviosa.

—¿Qué le diremos a los demás sobre nosotros? —inquirió con una ceja arqueada.

—Eso mismo. —admitió mordiendo su labio en consecuencia.

—Bueno, que estamos juntos ahora. —respondió Patrick, con simpleza liberando con su pulgar, su labio; gesto que le fascinaba.

—¿Así de simple? —suspiró en consecuencia por sus caricias.

—Es así de sencillo, Emm. Quiero entrar ahí sujetando tu mano. —apretó su mano haciendo énfasis.

—¿No pensarán qué es muy precipitado de nuestra parte? —cuestionó y sus mejillas sonrojadas la delataron.

—Amor, allí solo están mis sobrinos, mis hermanos, tu amigo y Diana, que es como una segunda madre para mí. Nadie pensará nada malo. —tranquilizó.

—Sí, tienes razón. —concedió con una pequeña sonrisa. 

Y así mismo, tomados de la mano y sonriéndose con complicidad, ambos ingresaron a la casa rumbo al comedor donde el bullicio era notable.

Allí encontraron a todos, incluso a Thomas, que aparentaba haberse dado una ducha y se veía más fresco y muy feliz.

—Buenos días, familia. —saludó Patrick, muy animado llamando la atención de todos.

—Buen día, tío Pack —saludaron en coro los mellizos y ninguno de los pequeños se perdió detalle de sus manos entrelazadas—. ¿Están juntos?

La pregunta de Alex, llamó la atención de los demás percatándose por igual de ese detalle en particular.

Todos allí parecían felices por ellos. Thomas, no ocultó su asombro ni su sonrisa; después del comportamiento de Patrick, la noche anterior, sabía que él se merecía encontrar a alguien que le brindara amor y sobretodo, tranquilidad a su vida.

Polette, compartía el mismo pensamiento de su hermano mayor. Patrick, merecía todo lo mejor del mundo.

Por otra parte, Ashton, mantenía una expresión neutra, y no porque no estuviera feliz por su amiga, si no porque moría por celar al pelinegro cómo lo había hecho en la noche. Cruzó mirada con Emily, guiñándole un ojo y ella comprendió lo que eso significaba, su sonrisa arrogante le confirmaba lo que haría con seguridad.

—¿Cómo que juntos, Emm? No me has dicho nada. —con una voz de indignación admirable de película de Hollywood, Ashton, se manifestó.

Todos los colores subieron al rostro pálido de Emily, sin poder creer hasta donde podía llegar la impertinencia de su amigo, y bajo su mano percibió la tensión en el cuerpo de, Patrick.

—Creo que Emily, tiene la edad suficiente para tomar sus decisiones sin consultarlas. —gruñó Patrick, entre dientes sumamente celoso.

—Yo más que nadie lo sabe muy bien, sólo qué ella siempre me dice las cosas antes de hacerlas. Ya sabes, es la confianza que ella me tiene. —dijo con una simpleza que dejó a más de uno sorprendido.

—Ashton… —protestó Emily, entre dientes conteniéndose de jalar de las orejas a su amigo por imprudente.

—¿Sí, Emm? —dijo Ashton, poniendo su mejor cara de niño bueno, gesto que hizo reír a Polette y a Thomas, pero no a Patrick.

—No es gracioso —advirtió, Emily— ¿O acaso quieres que mencione lo que sucedió aquella vez que fuiste de imprudente? —con un gesto de desafío en su mirada y sus brazos cruzados al pecho, replicó.

La sonrisa de Ashton, vaciló por un instante.

—No es necesario recordar aquellos detalles, querida Emm. —dijo con la voz nerviosa y tratando de mantener un aire despreocupado.

—Bien. —dijo Emily, con gesto triunfante.

—Y respondiendo tu pregunta, Alex —se aventuró Patrick a decir nuevamente, ignorando a Ashton—; sí, Emily y yo estamos juntos ahora.

Pronunciar esas palabras fue tan satisfactorio para su cuerpo y para su mente, que no pudo evitar sentirse un adolescente que confiesa estar enamorado por primera vez en su vida. 

—¿Y ya podemos llamarte tía? 

—¿O prefieres que esperemos? 

Las preguntas de los mellizos la hizo contener su respiración más de lo normal, no sabía cómo sentirse al respecto y observó a Patrick, pidiendo ayuda. Él, solo le dedicó una sonrisa en consecuencia.

—Cómo tú lo prefieras —dijo encogiéndose de hombros y acercándose a su oído, susurró—. Aquí entre nos, te llamarán así eventualmente, porque pretendo mantenerte a mi lado mucho, mucho tiempo.

Emily, observó de uno a otro y aclarando su garganta, dijo. 

—Cómo ambos lo prefieran, no voy a presionarlos con ese tema. —dijo y en su voz se percibió un dejo de miedo ante el posible rechazo de los pequeños.

—Yo prefiero esperar para eso. —dijo Annette.

—Yo igual. —secundó Alex, y dudó un segundo antes de levantarse de su silla y llegar hasta Emily, sólo para abrazarla; sorprendiéndola en sobremanera.

Para nadie fue una sorpresa aquel gesto de Alex, ya que eso era una característica habitual del niño. Solo abrazaba a aquellos que quería con su corazón.

Emily, enternecida correspondió el gesto.

—Creo que podemos desayunar ahora. —dijo Patrick, y así ambos tomaron su lugar en la mesa.
 

                                              ✯ ✯ ✯ 

Caminando por los estrechos pasillos del hospital, llevando arreglos florales y más globos, toda la familia Müller, se encaminaba hacia la habitación de Sophie; incluyendo a Diana. 

Y con una gran algarabía entraron en la pequeña sala. La sonrisa de la nueva mamá los recibió con alegría.

En ese momento las gemelas no se encontraban con su madre, si no en los cuidados de los médicos y enfermeras. Sabían que aunque habían dicho que estaban sanas, debían mantenerlas bajo observación y cuidado, hasta que ambas llegarán a su peso adecuado.

Sophie, también aseguró que pronto las traerían para ser alimentadas por ella y ahí podrían verlas nuevamente.

La fascinación y el amor en la mirada de Thomas, la hizo sonreír automáticamente. Sabía con exactitud lo que pasaba por la mente de aquel hombre del cuál se enamoró del minuto uno y un rubor cubrió sus mejillas como él tanto adoraba.

Patrick, por otro lado no dejó de parlotear con su típico humor y también dando las buenas nuevas a su cuñada, sobre la relación que él y su amiga de la infancia, habían iniciado hace un par de horas.

Las mejillas sonrojadas de, Emily, no tardaron en delatarla y deseó en ese momento golpear a Patrick, por dar tantos detalles.

Pero el pelinegro de cierto modo se encontraba eufórico con la idea de hacérselo saber a todo mundo.

Indirectamente la conversación se desvió por breves y tensos minutos hacia Imelda Waltz.

Polette, puso su completa atención a los detalles que sus hermanos decían.

Patrick, mencionó que le había exigido a esa mujer que abandonara la casa para evitar enfrentamientos y Thomas, le confirmó que cuando él llegaba a la casa, se había cruzado de frente con Imelda y sus maletas, y que ésta le dijo que residiría en un hotel por unos días, pero que no abandonaría la mansión. 

La mirada seria que Patrick, le dedicó a su hermano, no pasó desapercibido por ninguna de las mujeres allí presentes. 

La decisión que Thomas, había tomado respeto a su tía, no iba a descartarla ni echarse para atrás. Con ayuda de Patrick, redactaría en un documento donde Imelda, renunciaría a sus acciones en los viñedos y aceptaba en cambio una pensión con la que se valdría por mes. 

Y toda la conversación se fue hacia un punto sin retorno cuando Polette, exigió saber qué era aquello que estaba segura que ocultaban ambos. 

Un silencio tenso y tirante invadió por completo la habitación y Polette, supo de antemano que aquello que fueran a decirle no era para nada agradable. 

En ese preciso instante una enfermera ingresó a la habitación empujando consigo las incubadoras dónde las bebés residían por el momento. 

—Hora de alimentarlas, mamá. —dijo la enfermera con voz cantarina relajando por completo el ambiente. 

Con una sonrisa que la hacía lucir como una de las estrellas más brillantes del firmamento, Sophie, recibió a la primera bebé para alimentar. 

Con un asentimiento de sus cabezas Patrick y Thomas, decidieron que era momento de hablar de una buena vez con Polette. Pues ella merecía saber la verdad. 

Así que se retiraron de allí junto a ella, en busca de un lugar que les diera la privacidad que necesitaban y dejando al resto en la habitación. 

Emily y Sophie, se quedaron allí en compañía de Diana y los mellizos, que no dejaban de babear por sus hermanas. 

—Dime, ¿Ya sabes cómo diferenciarlas sin esto? —cuestionó Emily, observando las pulseras de distintos colores en sus pequeñas manitas.  

Sophie, sonrió ante su pregunta.  

—Aunque no lo creas, sí. Tienen una pequeña diferencia. —dijo un tanto presumida por ese hecho. 

—¿Ah sí? ¿Cuál? Yo las veo iguales. —Sophie, río. 

—Solo observa —indicó—, Misha, es más tranquila que Olivia.  

Emily, observó la bebé que Sophie, tenía en brazos, y los pequeños quejidos y ruiditos que hacía al tomar del pecho de su madre, más sus bracitos que no podía dejar quieta, como si tuviese un hambre voraz. Luego dirigió su mirada a la bebé que descansaba en la incubadora, rodeada por sus dos hermanos mayores, y con sus ojos muy despiertos no dejaba de observar muy tranquila. 

Emily, sonrió al notar ese detalle. 

—Sí, tienes razón. —Emily, sonrió. 

—Así será más sencillo —dijo Sophie, riendo levemente—. No veo la hora de salir de aquí con mis niñas. —manifestó al cabo de un minuto. 

—Cuando menos te des cuenta, ya habrán pasado los días y estarás en casa disfrutando de tu maternidad. —consoló Emily, inmediatamente. 

—Es lo que más deseo. —suspiró observando a sus niñas con amor. 

—¿Cuál de las dos fue… —carraspeó Emily, dubitativa— quién se convirtió en milagro? 

Sophie, miró a su amiga con algo de congoja y sus ojos se llenaron de lágrimas sin poder evitar rememorar lo sucedido hace menos de veinticuatro horas. 

Suspiró profundamente y agradecida una vez más con la vida y con Dios, por tener a sus dos niñas con ella. 

—Ella… —miró a su bebé con un inmenso amor muy difícil de ocultar— Michelle, es nuestro milagro. Por eso le puse ese nombre. 

Emily, sin poder evitarlo, abrazó a su amiga reconfortándola. Sintiendo ese sentimiento de extrañeza y de vacío en su pecho que estrujaba su corazón. 

—Ojalá a mí se me hubiese cumplido ese milagro. —reveló en un susurro apenas perceptible. 

Ante esa confesión, Sophie, la miró con intriga y desconcierto. 

La mirada de Emily, decía mucho más de lo que su boca estaba dispuesta a decir en voz alta. 

—¿A qué te refieres? —los ojos de Emily, brillaron por causa de las lágrimas que retenía con fuerza— ¿Emm? ¿A qué te refieres con eso? —susurró. 

—Cumpliría seis años este año. —dijo en un hilo de voz antes de romperse a llorar. 
 

💫✨💫✨💫✨💫✨💫✨💫✨💫✨

Buenas mis lectoras bellas!!  ❤️

Espero disfruten del capítulo y para el siguiente preparen sus pañuelitos 🙊 

Nos leemos.

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