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ESPECIAL ★ SAN VALENTÍN
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🗓️ 10 de marzo de 2025
📌 Montecarlo (Mónaco)
Mis piernas temblaban de los nervios, mi corazón latía a una velocidad abrumadora y mi respiración se mantenía agitada, tanto que incluso me costaba tragar saliva con normalidad.
-¿Allegra? - esa voz masculina inundó mis oídos, e hizo eco contra ellos, obligándome a levantar la mirada para ver a aquella persona con la que había concertado ese encuentro.
-Charles... - algo nerviosa, conseguí que una pequeña sonrisa se instalase entre mis labios.
En un gesto caballeroso, el monegasco se acercó al lugar donde se encontraba mi silla y dejó un casto beso en mi mejilla izquierda.
Sé lo que os estaréis imaginando, y... Sí, he quedado para hablar las cosas con un fantasma del pasado que me ha acompañado hasta el presente; Charles.
-Me extrañó tu mensaje y tu proposición sobre reunirnos para hablar aquí... - confesó el oji-verde, mirándome fijamente mientras tomaba asiento en la silla que había frente a mí, al otro lado de la mesa.
-Y aún así estás aquí... - murmuré bajito, evitando el contacto visual, sintiendo una cumbre de nervios y ansiedad subiendo por mi columna vertebral.
-Y, aún así, aquí estoy... - de su boca salió una pequeña bocanada de aire y volvió a dirigir su mirada a la mía - ¿de qué querías hablar? - preguntó yendo, directamente, al grano.
Suspiré y cerré los ojos, tomando aire profundamente antes de volver a abrirlos y que su mirada volviese a chocar con la mía después de tantos meses sin apenas contacto, de ningún tipo.
-Quería pedirte disculpas... - eligiendo palabras sencillas y coherentes, dije aquello que tantas noches me había dejado abstenta de sueño, soltándolo de manera simple, sin rodeos.
-¿Disculpas? - frunció el ceño confundido - ¿por qué? - preguntó de nuevo, sin ocultar su sorpresa.
Mordí mi labio inferior un par de segundos antes de responder, buscando las palabras idóneas para hacerlo, hasta que, finalmente, las encontré.
-Sé que nunca llegamos a hablar las cosas en su momento y también soy consciente de que, en gran parte, la falta de contacto que hemos mantenido durante estes años ha sido mi culpa. Soy plenamente consciente del dolor y la frustración que te causé aquel día en Japón, cuando corrí esa carrera a pesar de las indicaciones del médico y, por ello, a día de hoy, te pido disculpas - avergonzada y con atisbos de timidez en mi tono de voz, dejé que las palabras fluyesen y saliesen de mi cuerpo.
Si bien es cierto que eso había pasado hacia dos años pero, aún así, era lo correcto pedir disculpas y aceptar el error que la Allegra del pasado jamás estaría dispuesta a aceptar.
Una pequeña sonrisa dulce apareció en su rostro, marcando esos tiernos hoyuelos que hacían un hueco en sus mejillas cada vez que el monegasco sentía felicidad o alguna emoción positiva.
-¿Sabes qué? Quizás hace dos años habría aceptado tus disculpas, pero ahora no - su respuesta logró encojerme el corazón y miré hacia otro lado, sintiendo una gran pena ocupando mi pecho.
Ante la observación de mi gesto, Charles llevó su dedo índice a mi mentón y giró mi cabeza con delicadeza, obligándome a volver a mirarlo a los ojos.
-No he terminado de hablar... - con un tono de voz sereno y dulce, apartó su mano de mi piel al cerciorarse de que mi mirada reposaba en la suya de nuevo.
Apoyó sus codos en la mesa y entrelazó sus manos,apoyando su rostro en ellas, tomándose un par de segundos para meditar como finalizar con su respuesta.
-No acepto tus disculpas porque no tienes nada por lo que disculparte. Tu sueño era ganar ese mundial por el que tanto habías trabajado y por el que tan difícil te lo habían puesto terceras personas. No soy yo quien es digno de una disculpa, sino tú - indicó señalándome con su dedo índice - Apenas tardé un par de meses en darme cuenta del error que había cometido al hablarte así y arruinarte el dulce sabor de la victoria. Lo que te hice estuvo completamente fuera de lugar y sé que debía haber salido de mí el hecho de tomar la iniciativa y pedirte algunos minutos de tu tiempo para hablar, como tú lo has hecho hoy, pero supongo que mi ego y mi estupidez dejaron esa posibilidad de lado y dejé que los celos me cegasen por completo al verte tan cercana a Mason...
Toda mi atención estaba puesta en él, no solo analizando sus palabras, sino también su rostro y sus características físicas; aquellas que, indudablemente, eran muy semejantes a las de Charlie.
-¿Recuerdas cuando el año pasado apareciste en la cena de equipos antes del comienzo de la temporada? - su repentino cambio de tema hizo que mi ceño se frunciese ligeramente, señalando mi confusión.
-Si... Lo recuerdo - murmuré bajito, volviendo a traer a mi mente el recuerdo de ese día.
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DEJA VÚ (ALLEGRA'S PERSPECTIVE)
🗓️ 14 de febrero de 2024
📌 París (Francia)
-¿Emocionada por poder estar aquí, little sweatheart? - la grave voz de cierto británico al que le tenía un gran aprecio, golpeó contra mis tímpanos, haciéndome sonreír al instante.
-¡Lewis! - exclamé emocionada, corriendo hacia él y dándole un fuerte abrazo.
Sin pensarlo dos veces, el siete veces campeón del mundo me estrechó contra su pecho, acogiéndome con un gran cariño.
-¿Cómo estás, Alle? ¿Cómo están Mason y la pequeña Charlie? - preguntó, mirándome sin perder su afable sonrisa.
-La pequeña duendecilla está bien, ya tiene 3 meses. Es muy risueña e inquieta, Mason y yo llevamos desde que nació durmiendo tres horas seguidas como mucho - reí ligeramente.
-Bueno, es una duendecilla inquieta como su madre - dijo el británico, carcajeando junto a mí.
-Estoy segura de que Mase está tirándose de los pelos ahora mismo porque no sabe como lidiar con ella mientras yo estoy fuera - ambos soltamos y compartimos algunas de risas durante gran parte del evento.
No había entrado entre mis planes asistir a ese evento de equipos, ni siquiera me lo había replanteado pero mi marido se había encargado de insistir y hacer un complot junto a Sienna y a Carlos para convencerme e ir.
Y bueno... Ahí terminé.
Charlé con algunos pilotos aquí y allá, repartiendo sonrisas fingidas con algunas personas non-gratas y otras de verdadera ilusión con gente a la que, verdaderamente, echaba de menos.
Durante toda la noche sentía un par de ojos sobre mi persona, pero había tanta gente que aquellos que no apartaban su mirada de mí pasaban por inaudibles y, cada vez que los buscaba, éstes se escondían en el anonimato.
Hasta que ya no pudieron esconderse más...
Encontrándome con dos grandes orbes de color verde, su presencia no pasó desaparecida cuando, a escasos metros de mí, mientras yo mantenía una entretenida conversación con George y Lando, el velo que cubría el anonimato de Charles cayó, y me permitió deiltarme con la imagen de él mirándome a poca distancia, entre los invitados al evento.
Intentando ignorar aquello, llevé una copa de champán a mis labios, poniendo todo mi empeño en devolver toda mi atención a los dos británicos que estaban a mi lado y dejar de mirarlo a él, pero resultó ser una tarea mucho más complicada de lo que creía.
Por el rabillo del ojo ví como el monegasco se acercaba a Lewis y le susurraba algo al oído sin alejar sus ojos de mí ni un sólo instante.
Aquello que mis oídos no pudieron escuchar por la notable distancia que había entre ellos y yo, pareció entretener e, incluso, divertir al británico, el cual soltó una leve carcajada antes de responderle a su compañero de profesión.
Obligándome a volver a la realidad, Lando chasqueó sus dedos frente a mí, ayudándome a salir de mi trance de manera abrupta.
-¡Tierra llamando a Allegra! - exclamó con un gesto divertido.
-Si, si, perdón. ¿Qué decíais? - sacudí mi cabeza y volví a mirarlos a ambos.
-Lando te estaba preguntando si Mason y tu teníais algo planeado por San Valentín - rió George, compartiendo una mirada de complicidad con el primeramente mencionado.
-En realidad no. No de momento al menos. Charlie ocupa demasiado nuestro tiempo, apenas tenemos tiempo para hacer otra cosa que no sea ser padres - reí ligeramente y me encogí de hombros, causando también la risa de ambos varones.
Tras haber dicho eso, los dos británicos volvieron a hablar entre sí pero sus voces se limitaron a ser un murmullo en cuanto me volví a girar, de nuevo buscando esos ojos verdes de los que había estado tan perdidamente enamorada hacía algún tiempo.
Más mi sorpresa no fue pequeña al darme cuenta de que ahora era Lewis el único que se encontraba en el mismo lugar que antes; no quedaba ni rastro de Charles y, a pesar de que la curiosidad era un sentimiento que me estaba carcomiendo por dentro intentando averiguar a donde había ido a parar el monegasco, aparté todos esos pensamientos de mi mente y me centré en el evento y la gente que había a mi alrededor y en las que sí era correcto y correspondido pensar.
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Las horas terminaron corriendo como la espuma y el tiempo se deslizó sobre mis manos a la velocidad de la luz, tan rápido que, cuando quise darme cuenta, ya me encontraba de camino a la habitación de hotel en la que me alojaría esa noche, durante mi breve estancia en la denominada "Ciudad del amor".
Algo bastante irónico teniendo en cuenta que, por aquel entonces, era San Valentín, el día de los enamorados y la amistad.
Caminando descalza por los pasillos del hotel, llegué sintiendo un gran dolor en las plantas de mis piés debido a la gran presión que habían hecho mis zapatos en ellos toda la noche.
Ya era tarde y estaba agotada, así que el sonido del lector de la puerta abriendo la habitación, fue como música para mis oídos.
Suspiré exhausta y cerré la puerta detrás de mí. Tiré mi incómodo y puntiagudo calzado a algún lugar de la habitación sin prestarle mucha atención y encendí las luces que iluminaban el dormitorio.
Mis párpados pesaban y mi cuerpo estaba deseando sentir como las sábanas envolvían mi cuerpo, así que, de manera ágil, llevé mis manos a la cremallera de mi vestido, ansiosa por deshacerme de él y caer rendida a los brazos de Morfeo en un dulce y cálido sueño.
Cuando la tela negra había caído al suelo, me agaché para recogerla y, cuando me incorporé con ella entre mis manos y, por primera vez desde que entré en la habitación, me fijé en la gran cama que había en el medio de ésta, mi sorpresa no pudo ser mayor al ver un gran ramo de rosas rojas y una pequeña cajita que tenía una nota encima.
Sonreí ampliamente y mordí mi labio inferior, acercándome y sentándome en el borde de la cama para ver más cerca aquel presente.
Entre mis manos, tomé las rosas y las acerqué a mis orificios nasales, deleitándome con el olor que éstas desprendían. Posteriormente, tomé la pequeña nota que había en la caja de al lado de las rosas y carcajeé al ver lo que ponía.
"La próxima vez lleva zapatillas en vez
de tacones o tus piés saldrán heridos"
Aún riendo, abrí la cajita y le quité su tapa, encontrándome con un pequeño bote de crema para las heridas en los piés y algunas tiritas.
-Mierda Mason, eres un idiota - reí para mí misma, más que convencida de que el autor de ese regalo había sido mi marido.
Rápidamente, tomé mi teléfono y, realmente contenta ante ese creativo y gracioso regalo, hice un video comentándolo que, seguidamente, subí a mis redes sociales.
END OF THE DEJA VÚ
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-Sí, lo recuerdo. Estaba más que convencida de que Mason había sido el que había pensado todo eso pero cuando llegué a casa al día siguiente, él me dijo que no tenía ni idea de lo que hablaba, así que supongo que fué un simple regalo de cortesía del hotel... - carcajeé al recordar ese día.
-No fué el hotel quien preparó ese regalo, Allegra... - Charles me miró con una sonrisa amplia y un brillo intenso en sus ojos.
-¿Qué? Espera... ¿Fuiste tú quien preparó todo eso? - fruncí el ceño, aún más confundida de lo que ya lo estaba antes.
El monegasco rió ligeramente y asintió sin vergüenza alguna.
-Pensé que ayudarte con tu dolor de piés sería una buena manera de pedirte perdón de manera distinta y discreta - dijo mirándome fijamente, sin perder aquella sonrisa que adornaba su rostro de manera tan perfecta.
-¿Por qué nunca me lo dijiste, Charles? - hablé de nuevo, esta vez, procurando no romper en contacto visual.
-Ví la historia que subiste y la sonrisa de ilusión que tenías mientras contabas como "Mason" te había preparado esa sorpresa por San Valentín, no quería que perdieses esa sonrisa si descubrías que había sido yo quien lo había hecho - con honestidad, respondió a lo que le había preguntado, sereno y tranquilo, con una parsimonia digna de admiración ante tal situación.
-Charles - volví a hablar después de algunos minutos en silencio- ...
"No habría perdido mi sonrisa
de saber que fuiste tú quien lo hizo"
¡Helloo, helloooo! ¡Feliz día del amor y la amistad para todos!
San Valentín no iba a ser pasado por alto en esta historia. Quería hacer algo especial por este día y creo que la idea ha sido buena... 🤫
Anyway, amamos a Lewis porque fue él quien le dijo a Cha donde se alojaba Alle y en que habitación, jejeje. ¿Qué opináis de este especial San Valentín? ¿Os ha gustado? ¿Creéis que la relación de Cha y Alle mejorará después de conocer este secretito que tan bien guardado tenía Charles?
Si os ha gustado el capítulo ya sabéis que una estrellita, un comentario y un follow siempre ayudan mucho.
Atte y con mucho amor: Alma<3
HAPPY VALENTINE'S DAY
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