Contigo, siempre | Mi Luz (li...

By Gisse_Astrada

21.5K 1.9K 277

Emily Becker, por mucho que le ha costado deja su oscuro pasado atrás. Sin querer relacionarse con nadie del... More

Dato.
Analepsis.
Cap. 1- Recuerdos.
Cap. 2- Llamada.
Cap. 3- Noticia.
Cap. 4- Sentimientos.
Cap. 5- Coincidencia.
Cap. 6- Dolor.
cap. 7- Una oportunidad.
Cap. 8- Juntos.
Cap. 10- Confesiones.
Cap. 11- De tu mano.
Cap. 12- Confesiones de un alma herida.
Cap. 13- Calma.
Cap. 14- Recuerdos de un alma herida.
Cap. 15- Demonios.
Cap. 16- Te amo.
Cap. 17- Fantasma.
Cap. 18- Confesión.
Cap. 19- Todo por ti.
Cap. 20- Contacto.
Cap. 21- Algo más.
Cap. 22- Dimitry.
Cap. 23- Sueños rotos.
Cap. 24- Tal vez.
Cap. 25- Propuesta.
Cap. 26- Para siempre.
Cap. 27- Sentimientos encontrados.
Capítulo especial - Fiesta universitaria.
Cap.28- Cena.
Cap.29- Verdad.
Cap. 30- Papá.
Cap. 31- Catarsis.
Cap. 32- Cartas del pasado.
Cap. 33- Oportunidades.
Cap. 34- Caos.
Cap. 35- Dejar ir lo que nunca fue.

Cap. 9- Contigo.

696 63 8
By Gisse_Astrada

El sol ya había comenzado a despuntar en el horizonte y no pasó mucho para que, Patrick, despertara. Había dormido lo necesario y su cerebro se lo hacía saber despertándolo sin necesidad de alguna alarma. 

Percibió la claridad en su habitación y también el cuerpo tibio a su lado que lo abrazaba. Sonrió como un completo enamorado y es que así se sentía en ese instante. 

La observó dormir tan tranquila y relajada, con tanta confianza a su lado, que le pareció surreal. 

Recordó entonces aquella primera noche que habían pasado juntos. Ella había caído profundamente dormida y él, se había abrazado a su cuerpo, y al despertar se encontró completamente solo.  

Ni siquiera se negó a sí mismo, el vacío que sintió en el pecho, cuando comprendió qué esa rubia, se había ido sin darle ni una explicación siquiera. Tal vez para evitar un momento incómodo entre ambos y pensar quizás una mejor excusa para darse. 

Tal vez era eso y seguramente otras cosas más. 

Era momento de dejar que las cosas entre ambos fluyera de la mejor forma y para que eso sucediera era necesario que ambos así lo desearan.  

Cuando percibió más claridad en su habitación, supo que ya era tiempo de despertarla, si es que aún quería aprovechar el tiempo para ir a dónde había propuesto hace unas horas atrás. Aunque si por él fuera, quedaría encerrado en esa habitación con ella, haciéndole el amor hasta el cansancio. Sonrió por ese pensamiento. 

—Emm, despierta, nena. —susurró con suavidad, apartando unos mechones rubios de su rostro. 

—¿Mhm? —se quejó en respuesta, abrazándose aún más a él, y sonrió por ese reflejo suyo— No quiero. Un ratito más. 

—Vamos, amor, despierta. —dijo con naturalidad, sin darse cuenta de lo que aquella palabra significaba para Emily. 

—¿Amor? ¿Dijiste amor? —preguntó Emily, espabilando por completo y alzó su rostro para mirarlo a la cara y saber si estaba bromeando o no con eso. 

—¿Lo dije? —cuestionó él, en respuesta, haciéndose el desentendido; pero muy bien sabía lo que había dicho. 

—Sí, yo lo escuché. —afirmó, mientras un leve rubor teñía sus pálidas mejillas. 

—Bueno… —suspiró, Patrick, al tiempo que sus manos le acariciaban la espalda, sus cabellos y luego su mejilla— ¿Está mal que quiera llamarte mi amor? ¿Mhm? —los ojos de Emily brillaron en respuesta— Siendo honesto, no he usado esa palabra en años. 

—No está mal y me gusta como suena viniendo de ti —sonrió con complicidad—. ¿A dónde quieres llevarme hoy? 

—Un lugar especial. Así qué debes ir por ropa cómoda, que iremos en motocicleta. —anunció. 

—¡Yujuu! ¡Viaje en motocicleta! ¡Sí! —celebró como una niña, recordando aquellos paseos y Patrick, río por su actitud— Me gusta tu risa —confesó con simpleza y Patrick, la observó con intensidad—. Iré a cambiarme. —anunció. 

Intentó, Emily, levantarse de la cama, pero, con rapidez los brazos de, Patrick, la tomaron con fuerza dejándola bajo su cuerpo y sin esperar un segundo más, la besó con ansias, devorando su boca. 

—Ahora sí… buen día. —dijo Patrick, con una sonrisa y fue el turno de, Emily, de reír. 

—Buen día —correspondió, volviendo a besarlo con suavidad—. Ahora sí, iré a cambiarme. 

—Ve. Porque estoy a nada de no dejarte salir de mí cama. —susurró con diversión, pero, con cierta verdad en ellas. 

La mirada de Emily, se mostró cómplice antes sus palabras.

—Mhm, okey.

Emily, sonrió y así mismo, salió de la cama en busca de su remera y bragas. Patrick, se deleitó con la exquisita vista de ella, desnuda y lo segura que se mostraba con su cuerpo. La vio colocarse las bragas y tuvo que cerrar sus ojos y suspirar para poder controlarse. Porque no era mentira cuando dijo que no la dejaría salir de su cama.

—¿Nos vemos en quince minutos? —cuestionó, Emily, acomodando su cabello con sus dedos, una vez se colocó la remera.

—En quince minutos. —afirmó, abriendo sus ojos y contemplándola.

—Okey. —dijo y a paso lento, como si flotara sobre nubes abandonó la habitación.

Una vez sólo, se liberó con un sonoro suspiro y una gran sonrisa, quedó plasmada en su rostro. Aún le parecía irreal todo lo sucedido hace unas horas y lo bien que se sentía estar con ella.

Esa emoción, esa sensación que se alojaba en el centro de su pecho, era difícil de ignorar y era mejor que pronto le pusiera nombre a lo que empezaba a sentir con tanta fuerza hacia ella.

De un salto, bajó de la cama y fue directo a darse una ducha rápida y alistarse para el viaje. Una vez estuvo listo, salió con sigilo hacía el pasillo y al llegar cerca de la puerta que correspondía a la habitación de Emily, esta se abrió, dejando ver a la mujer que empezaba a robarse un poco más de su —ya no tan— maltrecho corazón. 

Le sonrió de lado, acercándose a ella, que no le quitaba la mirada de encima. 

«—¡Por Dios! ¿Cómo hace para verse tan sexy?» —se cuestionó, Emily, en pensamientos al detallarlo descaradamente de pies a cabeza. 

El hombre solo vestía unos borcegos negros, en conjunto con el jeans y chaqueta del mismo color, y una camiseta blanca con el logo de alguna banda de rock inglesa. 

—¿Lista? —preguntó, Patrick, en voz baja, para no ser escuchados a esa hora de la mañana. 

—Sí. 

—Bien, vamos. —instó, y con sigilo, bajaron las escaleras rumbo a la puerta principal. 

Patrick, no podía apartarle la mirada de encima a la rubia, que como siempre le fascinaba y sorprendía por igual. Vestía unos jeans claros que se ajustaba perfecto al par de piernas y trasero, al cual le costaba despegar los ojos de ese último; terminado su atuendo con una remera color blanca y chaqueta de jeans y converse blancos.  

«—Perfecta» —pensó para sí. 

Salieron de la casa rumbo a dónde se encontraba su motocicleta estacionada. Patrick, rebuscó en el garaje un casco extra para Emily, y regresó junto a ella, colocándole él mismo el casco, no sin antes besarla. 

Emily, quedó flotando en el aire tras ese beso, qué aunque no fue profundo como le hubiera gustado, le hizo temblar las piernas por igual. Y ahí estaba él, sonriendo como si nada, como si no hubiera sido afectado de la misma forma como a ella.

Y aunque pareciera relajado, Patrick, estaba ardiendo por dentro, como sí por sus venas fluyera lava y no sangre.

La deseaba tanto que todavía no comprendía cómo había hecho esos meses sin ella, sin ir a buscarla y hablar al fin de lo que había sucedido entre ellos aquella noche.

Le dio una última mirada a la rubia, antes de subir el cierre a su chaqueta, colocarse el par de guantes, que formaba parte de su atuendo y por último el casco, para así subirse a la motocicleta y que Emily, hiciera lo mismo. 

Emprendieron marcha con un destino que Emily, desconocía por completo; por cómo le había dicho, Patrick, era sorpresa. Ella, solo se dejó llevar a dónde él, quisiera llevarla, y ni siquiera le importaba ni cuestionaba.

Admiró el paisaje durante el recorrido siempre abrazada a su formidable cuerpo, que aunque no lo admitiría en voz alta, era la mejor parte del viaje.

La velocidad que llevaba Patrick, no era excesiva, llevaba un buen ritmo, para que ambos pudiesen disfrutar del recorrido. Como si de algún modo, quisieran hacerlo eterno.

Pronto abandonaron el asfalto de la ruta para continuar por un camino de tierra hacia un lugar más campestre, rodeado de árboles y arbustos.

El empedrado del camino dio lugar a una hermosa casa de campo, con algunas flores bordeando el frente que la hacían lucir muy acogedora.

Una vez Patrick, detuvo la motocicleta descendieron de ella, quitándose los cascos. 

—Es una casa muy hermosa. —admiró Emily el lugar. 

—Sí, lo es, pero no es lo que quiero mostrarte —Emily, lo observó interrogante—. Ven, sígueme. 

Indicó, Patrick, con un gesto de su cabeza y, Emily, avanzó a su lado sin cuestionar, dejándose llevar como venía haciendo desde que el día había iniciado.

No pudo ocultar el estremecimiento que recorrió su cuerpo cuando, Patrick, sujetó su mano con firmeza y siguió avanzando, como si ese gesto fuese de lo más normal entre ellos.

Admitió para sí misma que aquello le encantaba.

Avanzaron por el lateral de la casa, por unos cien metros aproximadamente, hasta llegar a una ribera y más allá, un lago de aguas cristalinas en el que se apreciaba un pequeño puerto de madera y un bote a remos que esperaba por ellos.

Patrick, le ayudó a descender con cuidado a la pequeña embarcación, luego se quitó su chaqueta para mejor comodidad y, una vez ubicados ambos en cada extremo y de frente, tomando los remos, comenzó a remar. 

Emily, no pudo quitar la sonrisa de su rostro y la fascinación por aquel lugar y su acompañante. 

—¿Un paseo en canoa? —Patrick, sonrió a su pregunta. 

—No sólo es un paseo —aseguró, guiñándole un ojo—. Si no a dónde iremos. Así qué, nena, disfruta del recorrido. 

—Claro que lo disfruto, créeme. —aseguró, mirándolo fijamente y Patrick, percibió la coquetería en sus palabras. 

—Claro que lo hago, cómo sé que también disfrutaste el viaje en motocicleta. —insinuó. 

Las mejillas de Emily, se ruborizaron al haber sido descubierta por aquello. Claro que había disfrutado del viaje, tanto que lo había abrazado en demasía y Patrick, se había dado cuenta de ello. 

—Estoy segura que tú también lo disfrutaste. —aseguró, la rubia. No sería la única con mejillas sonrojadas en ese bote. 

—Muchísimo, te lo aseguro —contestó provocador, sintiendo calor en partes específicas de su cuerpo y nada tenía que ver el que estuviese remando—. Tanto, que me hizo recordar a tus piernas enredadas en mi cintura. —comentó con descaro y Emily, no podía verse más roja en ese momento. 

—¡Patrick! —Exclamó, evidentemente nerviosa, cubriendo su boca con su mano y sintiendo un vértigo delicioso en el vientre. 

—¡¿Qué?! —cuestionó, con gesto de inocencia de un niño pequeño.

—¿No te mides al hablar, verdad? —reprendió, Emily, con una media sonrisa.

—¿Contigo? Ya no. Contigo seré todo lo atrevido en cuánto a ese tema se refiera. —aseguró seductor.

A Emily, le fascinó esa honestidad de su parte y también, lo que eso implicaba.

El sonido de un graznido llamó su atención, desviando su mirada de aquellos profundos ojos en los que se encontraba sumergida, y contempló entonces a un par de gansos cerca de ellos; y a medida que Patrick, seguía remando, más y más gansos, se hacían presentes en su campo de visión. 

Pronto, se vio rodeada por toda una bandada de hermosos ejemplares de aquellas majestuosas aves. 

Sonrió mostrando sus dientes en una perfecta sonrisa que, Patrick, adoró cada vez con mayor intensidad. Había valido la pena, si esa era su recompensa. 

—¿Te gustan? —cuestionó, aunque su cara, ya le decía todo. Parecía una niña abriendo su primer regalo de navidad. 

—¡Me encantan! Jamás había visto esta cantidad de gansos en un solo lugar —dijo al tiempo que giraba su cuerpo para obtener un mejor panorama—. ¿Hace cuánto están aquí? 

—Mhm, no lo sé. Estaban aquí cuando vine hace un mes y todavía no se han ido. Pronto volverán a emigrar. 

—¿A dónde crees que vayan? —cuestionó, acariciando el agua con sus dedos y sin apartar su vista de aquellos animales. 

—A un lugar más cálido, supongo. Cuando el otoño llegué, se irán. —especuló pensativo. 

—¿Sabes que es mi ave favorita de cuando era niña? —comentó, Emily, perdiéndose en algún recuerdo de su mente—. Antes de cumplir los seis años, deseaba poder convertirme en una de ellas, para poder unirme a su bandada y volar con ellos muy, muy lejos, a un mejor lugar.

—¿Entonces? —quiso Patrick, saber más de ella, al cabo de un minuto de silencio. 

—Mi madre falleció ese año, me llevaron al orfanato y supe que esos deseos no se cumplen, que son solo ilusiones de niños —recordó con nostalgia—. Y a los pocos meses conocí a Sophie, era una niña muy dulce y muy buena con todos. A pesar de ser más pequeña que yo, fue ella quien se acercó a hablar conmigo. Su compañía hacía llevadero aquel lugar. Es una gran amiga. —concluyó con una media sonrisa. 

—Lamento lo de tu madre. —empatizó, Patrick, con ese dolor. 

—Igual yo —sintiendo las emociones alojarse en sus ojos, desvió su mirada de él—. No había pensado en estos animales en muchos años. Gracias por traerme aquí. —dijo realmente agradecida por ello. 

—Ha sido un placer. 

Extendiendo su mano hacia ella, Patrick, la instó a tomarla. Sin cuestionar nada, Emily, la sujetó con firmeza y la fuerza que ejerció él, la llevó a levantarse de su lugar y terminar sentada entre sus piernas, siendo abrazada por detrás.  

—Gracias por compartirme un pedacito de ti. —susurró en la base de su cuello. 

—Contigo ha sido mas sencillo decirlo. No se me da bien hablar de mi pasado. —confesó cerrando sus ojos y dejándose envolver por sus brazos que parecían contenerla.

—No siempre es sencillo, rubia; lo entiendo —dijo comprensivo, pues él también tenía su propio pasado—. Hay muchas cosas por decir entre nosotros todavía y… también hay algo que quiero preguntarte. —carraspeó en consecuencia. 

—¿Qué quieres preguntar? —cuestionó algo nerviosa. 

—Si esto que está pasando aquí, entre nosotros, lo dejaremos ser o… 

—Yo quiero esto contigo —irrumpió ella con seguridad, sorprendiéndolo un poco—, más adelante le pondremos un mejor nombre —sonrió y acarició sus fuertes brazos en consecuencia—. No me he sentido así antes.  

—¿Así cómo? —cuestionó, Patrick, apoyando su barbilla sobre su cabeza. 

—En paz. 

Patrick, sonrió ante eso y cerrando sus ojos, la abrazó con más fuerza que antes. 

En calma quedaron ambos rodeados en aquel bote por decenas de gansos a su alrededor y no pudieron sentirse más afortunados como en aquel maravilloso instante.

💫💫💫💫💫💫💫💫💫💫💫💫💫💫

Buenas mis lectoras! ☺️ 

Lamento demorarme en este capítulo.
Espero poder compensar la larga espera y pronto abrá actualización nuevamente. 

Desde ya y como siempre les agradezco su apoyo y espera con la historia ❤️❤️ 

Pueden seguirme en instagram @astradagisse_autora allí subo post de cómo imagino a los personajes y otras cosas más 🤗♥️

Con cariño. Gisse Astrada.

Continue Reading

You'll Also Like

88.4K 6.5K 9
18 meses sin ella, 18 meses luchando contra mis demonios, 540 días y más de 12000 horas que no dejo de pensar en sus ojos, anhelar su cuerpo, desear...
75.8K 7.2K 71
Pobre Joseph, alguien debió advertirle que se estaba equivocando al contratar a Lexy como su nueva secretaria, pero se "emocionó" demasiado y la mesa...
7.3M 284K 31
Mark Dinovik empresario exitoso lo tiene todo en la vida, todo excepto una esposa adecuada para proporcionarle un heredero. Annie Anderson hija mode...
4K 545 34
Gemma fue la primera en contar su historia, ahora es el turno de Caden de relatar la suya. Aquella trágica noche, lo dejo a él lleno de dolor, irá y...