𓄸 first defeat.
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Mientras Jihyo y Sana estaban en su burbuja de amor, compartiendo sonrisas, toques y alguno que otro beso suave.
Ryujin veía todo desde la piscina de pelotas, hace un rato que dejó de jugar cuando noto que su madre estaba más que hablando con la alfa.
La omega alternaba miradas con ella de vez en cuando, asegurándose que su cachorra estuviera donde le dio permiso de jugar, pero Ryujin no quería eso, quería a su mami ahí con ella, y no con esa alfa. Pero sería grosero ir a interrumpir, aunque Jihyo le dejó en claro que ante cualquier incomodidad podían irse.
Decidida salió de la piscina, dando tiernos gruñidos para ver si era capaz de ahuyentar a Sana.
Para su suerte, la mayor noto su presencia e inmediatamente le sonrió con una amabilidad que Ryujin detestaba en ese momento.
Jihyo no tardo en verificar que su hija estuviera bien y luego la sento a su lado para esperar su comida, había demasiada gente en el local, pero en lugar de verlo mal, Sana y ella prefirieron aprovechar ese tiempo para hablar sobre ellas.
La omega dejó de lado su conversación con Sana cuando sintió los tirones de Ryujin, olvidándose de la alfa, volteo hacia su hija, cuestionando con la mirada que pasaba.
— Mami, quiero irme. — murmuró la menor con un puchero en sus labios, lista para dejar de ver a Sana.
Si permitía que la alfa siguiera besando a su mami después ya no tendría a su mami, y contrario a Yuna, ella solo tenía una mamá, y Dubu tenía a Chae y…
— ¿te duele algo, corazón? ¿Te lastimaste? — inmediatamente preguntó Jihyo tomando el rostro de su hija para detallar su estado, su temperatura no estaba elevada y tampoco se veía pálida contrario a otras veces donde se enfermaba.
— Es mejor que nos vayamos, Hyo. — comentó Sana pensando en el bienestar de la menor, si se sentía mal debían ir con el doctor.
Jihyo sabía que su hija estaba bien, pero no quería obligarla a estar donde no quería.
— ¿de verdad? — preguntó la omega observando a Sana, esperando no encontrar enojo en ella.
— Sí, Hyo, dejaremos esto para otra ocasión. — la tranquilizó la alfa, sabiendo que tendrían más citas para continuar sabiendo de la otra.
Sana se encargo de ir a caja para pagar y pedir su comida para llevar, no le tomó más de diez minutos regresar a lado de Jihyo y Ryujin.
Salieron del lugar con Jihyo cargando a su cachorra, Ryujin se sintió un poco mal cuando percibió el cambio de aroma en su madre, pero se le olvidó cuando noto que la alfa envolvió un brazo en los hombros de su mami y esta le sonrio con suavidad.
El trayecto de vuelta al departamento de Jihyo fue más tenso de lo que se imaginaban; Ryujin casi lloro cuando su mayor la quiso bajar de su regazo, a Park no le quedó de otra que abrazar a su cachorra y permitir que esta se recargara en su cuello. Sana prefirió ir en el asiento de copiloto a lado de Changmin, no creyó que fuera lo mejor estar cerca de Jihyo, sobre todo porque una Ryujin territorial le gruñó cuando intento tocar la mano de la omega.
Sana solo pudo sonreír y comprender a la menor.
Estaba claro que Jihyo estaba apenada por la actitud de su hija, pero a Sana no le molestaba, alguna vez fue esa chiquilla que no quería que alguien se le acercara algún alfa a su madre por miedo a que se la arrebatara, y a su edad, nunca había tenido que compartir la atención de su madre.
La mini Park aceptó liberar a su madre para bajar del auto, pensó que ahí terminarían la cita y Sana se iría, pero no, la alfa seguía con su actitud amable y las acompañó hasta su departamento.
Apenas Jihyo abrió la puerta su cachorra entró sin importarle que no se había despedido de la alfa, se dirigió directamente a su habitación, esperando no ser molestara hasta que ella quisiera salir. Ryujin pocas veces se portaba de esa manera, pero su madre se dio cuenta que su cachorra no quería en ese momento su atención.
Probablemente tenía ganada una conversación seria con su madre por su comportamiento de ese día, pero en ese instante no le importo mucho ser regañada.
— ¿Quieres entrar? — preguntó Jihyo volviendo su mirada a Sana, sentía el rostro caliente por la poca educación que mostró su retoño.
— Claro, si tú quieres. — le sonrió Sana acunando su rostro para dejar un corto beso en su mejilla.
Sana se quedó sentada en un taburete frente a la barra de la cocina, observando la manera en la que Jihyo calentaba sus hamburguesas para comer ahí, la omega aún no quería terminar su cita y Sana estaba dispuesta a cumplir todo lo que la menor esperaba de ella.
Se extraño un poco que Ryujin no hubiera salido y que Jihyo tampoco fuera a ver a su cachorra.
— ¿tu pequeña no tiene hambre? — tuvo que preguntar al ver que solo había dos platos en la barra.
Jihyo la observó y negó con la cabeza, — Algo le molesta y sé que no me dirá hasta que ella quiera hablar, y también está viendo su caricatura favorita, dudo que quiera venir a comer.
Continuaron charlando mientras daban mordidas de vez en cuando a su hamburguesa, se sentían cómodas con la otra, hablando tranquilamente de varios temas a la vez, soltando risas en ocasiones y sí las palabras terminaban, los besos suaves también servían para conocerse.
A Ryujin se le pasó el enojo y fue a buscar a su mami, pensando que la alfa ya se había ido salió de su cuarto, no pudo evitar gruñir al ver que Sana tomaba la mano de su madre sobre la barra.
— ¿ya se va? — preguntó lo suficientemente alto para hacerles saber que estaba ahí.
Las mayores deshicieron su agarre, asustadas por la interrupción.
Antes de que Jihyo pudiera hablar, su jefa se adelantó, — Sí, ya me voy. — murmuró levantándose de su asiento y manteniendo su sonrisa amable, lista para dirigirse a la puerta sí no fuera porque la coreana se lo impidio y la tomó del brazo.
Jihyo no sabía que sucedía con su hija, pero no podía permitir que fuera grosera con Minatozaki.
— Ryujin ven acá. — pidió Jihyo con un tono más fuerte de lo usual.
La menor y Sana compartieron una mirada rápida, ninguna de las dos sabía quién estaba más atemorizada por el tono de Jihyo.
En medio de bufidos la infante fue hasta su madre pasando de largo a Sana, Jihyo se agachó hasta la altura de su hija manteniéndose firme respecto a su idea de que la menor se disculpara.
— Sabes que nunca te obligó a hacer algo que no quieres, pero debes pedirle disculpas a Sana por gruñirle, verla mal y correrla, ella ha sido tolerante contigo y no es justo que tú te portes así con ella.
Antes de que Sana hablara para evitar el regaño a la cachorra, Jihyo le dio una mirada que le dejó claro todo, lo mejor era no meterse en lo que decía la omega.
— No quiero, me cae mal.
Jihyo asintió, pareciendo entender la frustración de su hija.
— ¿por qué te cae mal? ¿Te molesto? Porque si es así ella también te pedirá una disculpa.
Ryujin y Sana bajaron los hombros a la vez, ambas sin atreverse a llevarle la contraria a la omega.
— te beso y tú también a ella. — acuso la menor, haciéndoles saber que había visto sus muestras de afecto.
Bien, Sana y Jihyo admitían su culpa, no debieron ser tan indiscretas, sobre todo porque podía ser confuso para la menor verlas juntas.
Apenas comenzaba el cortejo, y hablar de una relación con Ryujin no estaba en la mente de Jihyo.
Sana trago saliva y se agachó, apoyándose en una rodilla para quedar frente a Ryujin, dispuesta a hacer las pases con la menor.
— Perdón por besar a tu mami. — inició la disculpa la mayor, creyó que así Ryujin se daría cuenta que no estaba ahí con el fin de molestarla.
Ryujin pasó de ver a su madre a la alfa, pensó en seguir la disculpa y lo hizo, — perdón por gruñir. — agachó la mirada, enojada de tener que hacer eso para que su madre no le volviera a llamar la atención.
Sana alzó los hombros restando importancia al tema y extendió su mano a la menor, — ¿amigas?
Minatozaki fue demasiado ingenua pensando que así de fácil Ryujin olvidaría su molestia hacia ella.
La menor vio la mano de la pelimorada y en un descuido de ella, pateó a la alfa, justo donde dolía como el infierno.
Sana se desiquilibro cayendo de espaldas y tragandose la grosería que quiso salir de sus bocas.
La Park menor no perdió tiempo y corrió de nuevo a su cuarto, dejando a una alfa con un dolor intenso en la entrepierna y a Jihyo tratando de hacer algo.
Sana quería justificar esa acción, compararlo con algo que ella seguramente había hecho en su niñez al conocer al alfa que ahora era su padre, pero no podía, ella nunca quiso dejar sin descendientes a su padre.
Pero en medio de su molestia, tenía que admitir que Ryujin era buena pateando, por algo le interesaba el fútbol a su edad, tenía talento para el deporte, si así había pateado sus bolas, sería un goleadora con un balón a su alcance.
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— Estoy bien, Jihyo, te lo juro. — murmuró la alfa percibiendo la preocupación de su secretaria.
El día anterior si que quería llorar, pero luego de una visita al doctor, comprobó que todo seguía bien con esa parte de su cuerpo para su alivio.
Ahora sentada con las piernas abiertas dejó de sentir el malestar por un rato, aunque no sabía muy bien que hacer ante la mirada que Jihyo le daba por ratos a esa zona.
— ¿Te sigue doliendo? ¿Quieres que te traiga algo? — pregunto todavía avergonzada a pesar de que Sana le había hecho saber más de una vez que no había problema.
— Todo bien, Hyo, no fue la gran cosa.
Claro que lo fue, llegó a pensar que la castrarian y entonces adiós a su gran amigo, pero no quería que la omega se sintiera mal por el berrinche de su hija, era una niña y Sana seguía comprendiendo.
— Lo fue Sana, si decides dejar esto hasta aquí lo comprendo, mi niña no es la persona más amable con los alfas.
— Bueno, estoy segura que ella será uno. Y lo de nosotras sigue en pie, apenas he tenido un día para cortejarte, no me digas que ya te cansaste de mi. — bromeó para dejar el tema por la paz.
— Sabes que no, pero está bien si luego de ayer tú ya no quieres estar conmigo. Te juro que lo comprendo.
— Una patada en los testículos no hará que te quiera lejos de mí, pero no me quejo si puedo usar eso a mi favor y me das un beso para el dolor.— propuso con una sonrisa coqueta.
Jihyo vio a sus espaldas la puerta cerrada y asintió, acercandose a la alfa y besando con dulzura a la alfa, evitando acercarse a la parte afectada. Sana estaba feliz con lo que recibía de la omega, no queriendo presionar nada, dejándose llevar por el ritmo que marcaba la menor.
— Listo, ¿el dolor desaparecío?
Sana fingió pensarlo y la atrajo a su regazo, importandole poco la punzada que sintió. Abrazo a la omega para disfrutar el aroma que emanaba, en unos minutos terminaría su hora de almuerzo y tenían que volver a su trabajo, lo mejor era aprovechar el tiempo que tenían para compartir muestras de afecto.
Sana sabía que sus actos no entraban dentro del cortejo, pero sí llamarlo así funcionaba para evitar las presiones en la omega, ella estaba bien. Cuando Jihyo se sintiera segura entonces podían formalizar.
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