Una enfermiza obsesión +21

By Amyboock

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En este pueblo nada es lo que parece, su llegada trajo un sinfín de problemas, pero no me arrepiento de conoc... More

Sinópsis
capitulo 1
capitulo 2
capitulo 3
capitulo 4
capitulo 6
capitulo 7
capitulo 8
capitulo 9
capitulo 10
capitulo 11
capitulo 12
capitulo 13
capitulo 14
capitulo 15
capitulo 16
capitulo 17
capitulo 18
capitulo 19
capitulo 20
capitulo 21
Capitulo 21 II parte.
capitulo 22
capitulo 23
capitulo 24
capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30

capitulo 5

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By Amyboock

Maratón 3/3

Aiden Cross

Deberían darme un puto premio por no follarla en este instante, esta sudorosa, con la respiración acelerada y los labios entreabiertos.

Es algo indecente decir que tengo la polla tan dura que voy a explotar, y eso con solo verla bailar.

Es una jodida Diosa.

Lo es, Diosa de la perdición.

Siento el calor de su cuerpo aunque la tenga lejos.

Estábamos esperando el nuevo horario cerca de la dirección escolar, hasta que mis oídos captaron el estruendoso volumen de la música.

Y que sí, si me hubieran preguntado, si mi mente sabría que Jade se mueve como una diosa, pues no me lo creería.

Pero mi miembro puede dar la confirmación.

Subimos los dos largos pisos hasta averiguar que aquel sonido venía del estudio de baile, jamás creí encontrarla a ella bailando de esa forma tan mortal que desde aquí veo como mi hermano se contiene con fuerza.

- ¡Hostia! - es lo único que logro exclamar, humectando mis labios al repararle las tetas.

Bendito top, le queda pequeño y me encanta.

¿Estaría mal sí se lo arranco de un tirón?

Bueno, ya que, me la jale en clase por culpa de sus malditos gemidos.

Aún los tengo grabados en la mente, me sorprende verla gastando tanta energía cuando estaba tan mal hasta hace unos momentos.

- ¡Me cago en la puta! - mi hermano abre y cierra la boca.

Jade se gira con la cara sonrojada, su pecho baja y sube con fuerza.

Solo siento el jodido calor de su piel, ya no me vale jalarmela en clase o en el baño por su maldita culpa.

Necesito probar esos labios que no han hecho nada más que prenderme por dentro.

Parece un cervatillo asustado enfrente de las luces de un auto, coloca una de sus manos en su cuello rozando con suavidad su garganta.

Está nerviosa o siente esa atracción que traemos arriba.

Unas horas.... Eso ha hecho falta.... Para que inspire su aroma y la persiga por todo el instituto.

Me enteré que era un hombre lobo cuando tenía cinco años, me transforme en casa luego de una de mis rabietas, mordí a Adrián ese día, lo cuál desencadenó el enojo de él también.

Somos así por herencia de sangre, vivir con este secreto, corre por nuestra sangre, ese instinto animal.

- ¿Desde cuándo están aquí? - parece que logra hablar después de abrir y cerrar la boca varias veces.

Adrián sigue flipando o es que la erección no le da para caminar al parecer, sé que Jade le atrae y no es que sea un genio pero 4 minutos viendo a esa chica bailar y ha sonreído tantas veces que creo que yo estaba alucinando.

No tengo problema con compartir, tenemos casi los mismos gustos, no soy el típico chico que busca a nadie, me la suda los sentimientos de las chicas, solo me interesa meterles la polla hasta que me digan que pare, siempre he sido así, mi hermano por otro lado es más de los que pone en juego lo que siente.

Y en mi mente sigue sonando ¿Quieres que se repita lo mismo que la otra vez?

- Desde que se escuchó el primer estribillo like a river - veo como sus labios se abren ligeramente para formar un --oh--.

- ¿Y se puede saber por qué demonios me miran como si fuera una loba en celo? - cruza sus brazos.

Acaba de enviarme una deliciosa descarga en la polla.

Hay algo diferente en ella no se cómo explicarlo, pero eso no me interesa, en mi especie somos dominantes, exigentes por ello a la hora de tener relaciones necesitamos una hembra, una que aguante toda la descarga.

En mis 18 años creó que me he encontrado con pocas mujeres de mi especie, he tenido varias quejas de algunas chicas debido a los moretones que dejó en sus cuerpos delicados.

Nos prende encontrar a alguien de tu mismo nivel, una que te encienda y te ordené como mismo lo haces tú, Adrián tuvo suerte la última vez aunque yo diría que no tanto.

Pero no sé por qué carajos siento que sino me devoró a Jade Hudson necesitaré que me amputen los cojones.

Somos seres de la noche, tenemos más fuerza que los humanos normales, algunos tienen varias destrezas es como un don con el cuál nacen.

Criaturas andantes sin destino, somos asesinos, matamos por satisfacer nuestra parte animal, este pueblo ha tenido suerte de que decidimos comenzar una vida normal al menos no hemos matado a nadie o al menos yo no, no puedo prometer lo mismo de mi Sangre.

- ¿Y por qué estás tan nerviosa ? - caminó despacio hasta quedar más cerca de ella.

Tiene que alzar el rostro para poder ver directo a mis ojos, por unos segundos veo como sé pierde en ellos de una manera asombrosa.

- Yo no estoy nerviosa - se defiende - Es solo que me asustaron.

Créeme te asustarás más cuando te la meta.

- Vaya, ¿entonces te damos miedo?- pregunto con burla.

Estamos a una distancia prudente pero desde acá siento como la piel de su cuerpo está en llamas, varios mechones de cabello negro se pegan a su frente por una ligera capa de sudor que la recorre.

- ¿Quieres la verdad? - siendo la ironía en su voz.

- Es mejor que vivir en la mentira.

- Ahora mismo solo quiero que me dejes en paz y no te tengo miedo Aiden - hace una pausa pensando mejor sus palabras - Además déjame en paz y vete a verle la falda a Patricia.

Me encanta como dice mi nombre.

¿Celos? Interesante.

- ¿Patricia?- digo como un completo imbécil, acaba de decirme que está enojada y yo solo ando desconcertado por su mala actitud.

- Si imbécil, vete a joder con ella, tal vez te deje sentir su culo en tu cara - siento como la sangre le hierve y estoy comenzando a tenerle miedo.

Lo cuál es algo ilógico que un tio como yo le tenga miedo a una ardilla rabiosa como ella, está más que guapa así berreando como toro embravecido.

- Seria más feliz, si fuera tú coño el que estuviera en mi cara, pero no todos tenemos lo que deseamos ¿o sí? - sus insultos mueren en su boca cuando pasa saliva más de una vez.

Creó que debería ser más sincero con ella, me encanta dejarla sin palabras.

- Como sea dejenme en paz - en lo único que articula decir fijando la vista en otro lado del estudio.

Admito que nunca creí que fuera bailarina, como ni tampoco pensé que fuera a ser mi vecina, al menos todo esto será divertido.

Creí que sería la típica chica guapa del instituto esa que es la reina abeja, incluso creí que sería animadora ya que tiene cada músculo definido y eso que anda con leggins y en top.

Tendré un derrame cuando la vea sin ropa, eso creo que está más que claro.

- ¿Celosa Hudson?

- Ni aunque fueran los últimos seres humanos de la tierra Cross - contesta con desdén.

- Pues es una suerte que no seamos seres humanos preciosa - creo que desde aquí sentí la respiración de mi hermano cortarse por segundos.

Se tiene prohibido que alguien sepa sobre la existencia de nuestra especie, pero en estos segundos Jade está a punto te tener un ataque al corazón.

Su cerebro no está procesando información ya que en tres pasos estos encima de ella.

Mi nariz roza la suya, siento esa descarga recorrer mi cuerpo, veo como ella se estremece y me encanta saber que tengo el mismo control sobre ella.

- Te puedes ir a la mierda, no me gustas un carajo imbécil - murmura muy pero muy cerca de mis labios.

Tanto que siento su respiración acariciar mis labios.

- Tú tampoco me gustas Jade, no confundas las cosas.

- ¿Entonces que haces encima mío? - es alguien inteligente lo admito, creó que acaba de dejarme sin habla con la mirada juguetona que me ha dado.

- A mí no me gustas, no soy el típico chico que estará a tus pies explicándote lo que es el amor - confieso- Soy de los que te obsesionan, te erizan la piel y ponen tú mundo a arder, porque así soy.

- Yo no soy como las otras chicas, Cross no seas engreído, no voy a obsesionarme contigo.

- Tú cuerpo está temblando Jade, así que el no piensa lo mismo.

Me acercó hasta su oído acariciando con mis labios fugazmente.

- Estás jugando con fuego Aiden, no me conoces - dice a penas en un murmullo, pero yo estoy concentrado en su aroma, su respiración y en admirar ese pequeño lunar que tiene bajo el oído.

- Te diría lo mismo preciosa, lástima que no sabemos cuál de los dos se va a quemar.

Cree que la voy a besar, cierra los ojos esperando ese momento que no llega, le demostraré que no es una más del montón, pero que yo tampoco lo soy.

Me aparto abruptamente de ella, doy cuatro pasos atrás hasta quedar justo al lado de Adrián, quién se relame los labios como si fuera a comer algo sumamente delicioso.

Y no le culpo yo estoy igual de hambriento.

- Creo que acabo de entrar el infierno - dice con la voz entrecortada.

- Bienvenida a mi infierno preciosa - sonrió - Ven aquí Jade.

Siento el retumbar de su corazón en mis oídos, estoy preparado para todo lo que venga, ya sea una bofetada o que me mande a tomar por el culo y mate a mi hermano luego de ello.

Pero me paralizó cuando sus ojos destellan deseo, siento algo que no es igual, me ha demostrado tres fases suyas en solo 20 horas de haberla conocido.

Me demostró que es fuerte, más de lo que aparenta, lo hizo en la mañana cuando me plantó cara y Joder jamás ví tan sexy a una chica diciéndome imbécil en medio de la plaza del pueblo.

Luego me mostró que puede perder el control cuando demasiadas emociones la abruman, pero ni por un momento lloro como cualquier chica, estaba balbuceando en el baño, escuche sin querer parte de su problema.

No era mi culpa que ella no supiera leer antes de entrar y que por su culpa minutos atrás halla tenido que irme al baño a bajar la maldita erección que me creo.

Estaba temblando cuando decidí salir a verla, al instante por sus gritos descubrí que era ella, sentí el miedo de su hermano cuando ella lo estaba presionando contra la pared, una vez más me equivoqué no es una chica delicada.

Es mucho mucho más que eso, su hermano temblaba bajo de ella como si ella fuera alguien peligroso, no me hizo falta estar más de cinco segundos escuchando para saber que esa dulce chica era todo lo apuesto a lo que ella quería ser.

Delicada, pues no Joder, ella no era así, ella era imparable, era la tormenta, los rayos, las centellas, ella era todo lo bueno que puede convertirse en un ser malvado en cuestión de segundos.

Y eso me creaba curiosidad, quería descubrir quién era en realidad, quería jugar con su mente hasta que me contará cada uno de sus oscuros secretos.

Ella no es la chica que todos creen que es, hay oscuridad en ella y eso solo me hace desearla más.

Volvió a demostrarme una vez más que estaba equivocado sobre ella, mi voz fue firme al darle una orden, creí que se negaría pero volvió a sorprenderme.

Dió pasos firmes hasta nosotros y entonces la ví, no quedaba rastro de aquella chica de hace unos segundos, esa que estaba a la defensiva.

Su pequeño cuerpo quedo entre ambos, desde aquí lo sentía todo.

- Tú a mí no me mandas Aiden - susurró muy cerca de mis labios.

Mi hermano acortó el espacio entre ella y él, se pego poco a poco esperando una reacción por parte de ella.

- Tanto lío por unas bragas, deberías perdonar a un pobre imbécil - antes quería molestarla, pero no soy imbécil, sé que si intento besarla me va a matar y hasta donde recuerdo prefiero mantener la polla intacta.

- ¿Qué tenemos que hacer para que nos perdones Jade? - mi hermano le pregunta despacio, un pequeño jadeo se le escapa cuando lo siente cerca de su oído.

Ella queda de espaldas hacía él y con toda la intención del mundo y doy gracias a todo su rostro queda a centímetros del mío.

Me siento privilegiado por ser quién capta su atención.

Le doy una mirada rápida a Adrián y como si fuera una orden, mis ojos le escurren, no quiero que la toque, no aún le veo impaciente y eso no es bueno le conozco y sé que puede llegar a perder el control.

- De la única manera que aceptaría un perdón de ustedes dos es estando en el infierno.

- Acabas de entrar preciosa - clavo mi mirada en sus orbes buscando esa llama en sus ojos, esa que ví en los baños - ¿Quieres que pida perdón de rodillas? - hice un pequeño puchero.

- Solo acepto que un hombre baje al suelo para pedirme disculpas - hace una pausa - solo para comerme el coño Cross.

Bendito mi apellido.

Bendito sus labios al pronunciarlo.

Jamás me cansaré de oírlo.

- Eso se puede solucionar preciosa, solo tienes que pedirlo - acercó mis labios a los suyos con un pequeño roce tentando su cordura.

Ver cómo lucha contra sí misma me pone muchísimo; puede decir lo que quiera, que yo me iré feliz de está mierda de estudio. Me inclino un poco para acercar la boca a su oreja y le hago cosquillas en el cuello con mi aliento.

Su respiración se hace más profunda, aprieta los muslos y se humedece los labios con la lengua. No puedo contener una sonrisa porque me acabo de dar cuenta de que tal vez la atracción no solo por nuestra parte.

Tengo la boca a escasos milímetros de la suya y no pienso hacer el primer movimiento. No lo necesito; si me desea, está a punto de demostrarlo.

- Arderemos en el infierno - dice casi sin aire en sus pulmones.

- No perdamos más tiempo - es lo último que mis labios pronuncian, ya que ella acaba estampando todo contra mí.

Y es exquisita.

Es ambrosía siento como su lengua se enrosca con la mía de una forma que me está matando lentamente.

Jadea cuando siente las manos de Adrián en su cuerpo.

Busco la respuesta en sus ojos, no quiero que esté incómoda por nada y sin decir una palabra asiente y se refriega contra el rubio, mientras arremete contra mis labios.

Joder es un puto veneno, me está consumiendo con solo un jodido beso.

Así me gusta preciosa, entra en el infierno, conmigo lo tienes bien ganado.


Holis.... Aquí les dejo a Aiden.

Y Adrián Cross

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