Perdóname por todo

By Munay-

76.9K 9.1K 4.1K

Tramo 3 (Último) Fuiste la persona que más ame durante mi niñez, pero el día que te fuiste de mi lado mi vid... More

Tramo 3 -Final
0-Mi casa sin amor
1-Miedo
2-Incomodo
3-Mi hermosa guerrera
4-Decisión
5-Promesa de amor
6-Paraíso
7-Peso de conciencia-parte 1
8-Peso de conciencia-parte 2
9-Una mujer triste
10-Necesidades
11-El viaje
12-Bariloche-parte 1
13-Bariloche-parte 2
14- El niño callado-parte 1
15-El niño callado- parte 2
16-Un mundo frío y triste-parte 1
17-Un mundo frío y triste-parte 2
18-Un mundo frío y triste-parte 3
19-El caso esperado
20-Día de las primas
21-La fiesta-parte 1
22-La fiesta-parte 2
23-La fiesta-parte 3
24-Mi jefe-parte 1
25-Mi jefe-parte 2
26-Mi jefe-parte 3
27-El fiscal
28-Él es diferente-parte 1
29-Él es diferente-parte 2
30-Eso era lo único que era verdad
31-Amigos cursis
32-Presentación-parte 1
33-Presentación-parte 2
34-Testigo parte 1
35-Testigo- parte 2
36-Investigación
37-Trampa-parte 1
38-Trampa- parte 2
39-Visita inesperada
40-El ayudante
41-Mi inocente amigo-parte 1
42-Mi inocente amigo-parte 2
43-Amores enfermizos
44-Cosas que decir
45-Tarro de miel-parte 1
46-Tarro de miel-parte 2
47-Tarro de miel-parte 3
48-Mi amigo del alma-parte 1
49-Mi amigo del alma-parte 2
50-Entre caníbales-parte 1
51-Entre caníbales-parte 2
52-Complices
53- Entrevista
54- El hombre que yo...
55-Los Torres
56- Más seguro que nunca
57- Cambié
58-Sentimientos erráticos-parte 1
59-Sentimientos erráticos-parte 2
60- Escape
61-Fuiste culpable de muchas cosas
62-Pero no de esto
63- Instigadora
64- Caja de Pandora
65-Todas las de ganar
66- Final de una etapa
67- Los mismos ojos marrones
68- Maravillosa vida
69- Abuelo
70- La esperanza
71- Prisma rectangular
72-Nuestro plan- parte 1
73- Nuestro plan-parte 2
74- La narcisista- parte 1
75- La narcisista -Parte 2
76- Ayuda
77-Un mensaje de él para ella
78- Un poquito más
79- Recuerdos
80- Última maldad
81- Se acabó

82- Estoy en paz- FIN

415 71 103
By Munay-

ESTE CAP TENDRA MUCHOS CAMBIOS DE PUNTO DE VISTA

Santiago

Era extraño no sabía bien en donde estaba. Mi visión era muy borrosa. Todo era demasiado blanco cegándome y causando que no pudiera moverme por miedo a lo que hubiese frente mío. Hasta que de paulatinamente mis ojos se acostumbraron.

«Esto es...»

Me quedé quieto entendiendo de apoco donde estaba. El verde del pasto, los dos arcos que se encontraban en los extremos, las gradas blancas. Era un campo de futbol, pero no cualquiera. Era donde yo jugaba en la primaria.

No entendía como había llegado ahí.

No recordaba ni siquiera haberme movido de mi casa.

Pero a pesar de eso, sentía como si no tuviera que preocuparme por nada. Como si nada malo fuera a pasar.

De repente algo golpeó mi pie, dirigí mis ojos hacia abajo encontrándome con una pelota.

— Creo que ya habras mejorado ¿no?— preguntó una voz conocida.

Miré hacia la dirección de donde provenía. Un chico conocido se acercaba a paso lento. Sinceramente no esperaba verlo ahí.

— ¿Marco? — pregunté sorprendido mientras él estaba cada vez más cerca. Sin embargo, en el momento en que estuvo frente a mí, entendí que ese no era Marco. La persona que se aproximaba desprendía una atmosfera diferente que yo recordaba con nostalgia.— Eze...Ezequiel— nombré tartamudeando.

— Ha pasado mucho tiempo— comentó con una sonrisa cálida como si estuviera hablando con un niño. Hasta sentía que me miraba como en ese entonces.— Mira que grande estas. Me llevas unos cuantos centímetros.

— ¿que... qué hacés acá?— pregunté sin entender que estaba pasando.

— Quería verte. Aunque sea un ratito. Nunca pude verte después de lo que paso. Nunca pude hablarte otra vez— respondió con pesar.

Tenía muchas cosas que decirle, pero al mismo tiempo no sabía que. Solo se me ocurrió una palabra que englobaba todos.

— Perdón... perdón— me disculpé sintiendo como el ardor en la garganta se extendía por todo mi cuerpo debido a la angustia crónica que últimamente estaba sufriendo. — Si hubiese sido menos inocente, capaz...

— No importa— me interrumpió con calma—. No tenías por qué ser menos inocente. Solo eras un niño. Los niños no pueden ser responsables de las cosas que hace la gente grande. Deja de creer que vos tenés responsabilidad en esto— tomó mi hombro suavemente. — Santiago, no me fui enojado ni dolido ni nada que puedas pensar. Me fui preocupado por vos. Por como esto podría afectarte, por como permitieron que vivieras algo así sin importarles como llegaría a destruirte.

— Tal vez fuiste el único que se preocupó. A pesar de que ni siquiera eras mi sangre— respondí dolido por esa cruel verdad. —Mi vida esta destruida. No sé qué va a ser de mí. Ya no tengo familia.

Me sinceré como nunca. Necesitaba decirlo. Necesitaba expresar lo tan perdido que me encontraba.

Este año que había pasado me encontraba en una clase de nebulosa. No sabía a donde ir o que hacer. Aun no sabía cómo seguir. Me había aislado bastante. Mar se había ido a estudiar al extranjero, me había preguntado si quería que se quedara. Sin embargo, yo preferí que no lo hiciera. Ella también necesitaba alejarse. Nos hablábamos muy a menudo, pero no quería abrumarla con mis problemas. Después de todo esto era algo que yo debía resolver por mi cuenta.

Marco y Esperanza también solían hablarme. Sin embargo, a ellos los quería más lejos. No porque sintiera rencor o algo así. Solo creo que Marco necesitaba más atención. Él también estaba lidiando con mucho como para que mi vida revuelta se convirtiera en su problema.

— ¿Que va a ser de vos? Va a ser lo que vos tengas ganas de ser. Santiago mientras respires, vos podés ser capaz de todo lo que te propongas. Solo tenés que tener ganas— puso su otra mano en mi otro hombro para que le prestara toda la atención.— El único problema irremediable es la muerte y quien mejor que yo para saber eso. Tenés que avanzar, Santiago, porque todo lo que paso siempre estará ahí, pero si avanzas vas a ver que cada día va a doler menos. No te dejes vencer porque es lo que todos esperan de quien ha sufrido. Y particularmente yo me sentiría decepcionado de que mi mejor jugador perdiera este partido.

Me estaba animando como en ese entonces cuando era un niño.

— ¿Puedo ganarlo?— pregunté entre sollozos.

— Vas a ganarlo. Será difícil, seguro que sí, pero tenés todo para lograrlo. Es el partido más importante, así que concéntrate bien. Así como en ese tiempo en que todos te querían tirar al suelo, bueno, así también será esta vez. Esta en vos convertirte en el mejor como lo hiciste antes— me acercó a él y me abrazó. — Desde donde este sé que estaré orgulloso de mi mejor jugador. Sé feliz. Adiós, Santiago.

De repente todo desapareció y una nueva luz cegadora entro por mis ojos. Ya no estaba en aquel campo. Estaba en mi cama, me senté en ella rememorando todo lo que había pasado. Aun esa sensación cálida de su abrazo se mantenía en mí.

«No. No perderé este partido. »

Tomé mi netbook y me dispuse a comprar un pasaje.

Quería irme lejos. No para olvidar porque jamás podría sino para avanzar a mi ritmo. En un lugar diferente.

Algún día volveré y seré mejor.

------------------

Clara

Estaba enfrente de una puerta de hierro que me sonaba familiar. Era raro no entendía como había llegado a ese lugar. Se supone que estaba en mi casa. Aun así, a pesar de mi desconcierto, me sentía bastante tranquila.

Tomé la manija y lo abrí. No pude resistir la luz brillante que reino por lo que tuve que cerrar los ojos, pero de apoco todo empezó a ser más nítido.

— Es... es la azotea de la escuela — dije mientras la recorría. Era la azotea de mi escuela secundaria. — Pero...¿como llegué aquí? — me pregunté apoyando mis manos en la baranda mirando que tan alto estaba. — Vaya, se ve igual que en esa época, pero se siente diferente— toda la situación me hizo recordar la primera vez que llegue a ese lugar. Sonreí.— ¡Ya no odio a nadie!— exclamé replicando la primera vez, solo que esta vez ya no acumulaba resentimiento como en aquella época.

— Que pulmones— dijo una voz que venía atrás mío.

Giré rápidamente encontrándome con unos ojos marrones que me observaban con un brillo que no era normal en quien creía que era en su primer momento. No definitivamente esa no era la manera en la que Marco me miraba. Aquellos ojos que se encontraban frente a mi lo hacían con una intensidad vertiginosa llena de nostalgia.

— Eze — nombré en voz baja mientras en mis ojos se iban acumulando lágrimas.

— ¿Ya no los odias a todos?— preguntó rememorando lo que había dicho en esa época.

— No— negué con una sonrisa mientras las lágrimas recorrían mis mejillas.

Ezequiel se acercó a mí, levantó su mano para tomar con uno de sus dedos una de mis lágrimas.

— Siempre llorando, vos no aprendes— dijo con diversión extendiendo aquella humedad por su dedo. — Como el loco que era me gustaba verte llorar por mi porque eso significaba que te preocupabas por mí. Significaba que yo era importante. Mis gestos de amor nunca fueron los mejores.

— Ninguno de los dos sabía cómo querer al otro.

— Estábamos realmente mal. Esto no iba a tener un buen final.

— Posiblemente. Creo que ambos estamos de acuerdo en que iba a haber un final.

— El chico malo y la chica nerd no iban a quedar juntos como en las novelas— comentó divertido.— Siempre lo supe. Algún día te darías cuenta de que realmente no estabas enamorada de mí y cuando lo hicieras, te irías sin problema. Ese pensamiento me torturaba demasiado porque... yo sí te amaba. Realmente lo hacía— me aseguró mientras unas lágrimas comenzaban a derramarse en su rostro. — Mal, enfermizo, toxico, pero lo hacía como podía, como me salía, como era capaz— acaricio mi mejilla. — No sabes lo que hubiese dado por hacerlo bien. Estaba tan lleno de mierda adentro mío que lo contaminaba todo hasta el amor que sentía por ti. Cuando te alejaste por Celeste, me desesperé. Siempre pensé que aceptaría que te fueras después de todo ese era el plan, pero no podía. En ese momento tomé la decisión de que cuando Enrique estuviera preso yo haría todo para cambiar. Me convertiría en un mejor hombre por vos. Desgraciadamente me ganaron.

— No tenías que hacerlo por mí. Tenías que hacerlo por vos. Te merecías una vida mejor. Vos, Ezequiel te merecías un nuevo comienzo para que pudieras ser feliz. Me duele todo lo que sufriste. Me duele no haber podido ver lo que realmente necesitabas.

— Vos también estabas muy embarrada en tu propio infierno. No quería compartir el mío con nadie. Aun así, te hice mucho daño por ello perdóname por amarte de una manera tan destructiva. Perdóname por el daño que te hice. Perdóname por no querer dejarte ir.

—Yo te perdono— le respondí con angustia en la voz. — Vos perdóname por haberme confundido con mis sentimientos. Por haberte tomado con todas mis fuerzas como si fueras una tabla en el mar donde yo me hundía. Eras lo único que tenía para mantenerme a flote que no me di cuenta de que también te estabas hundiendo. Fui muy egoísta.

— Fuimos egoístas— me aseguró—. Y eso no es amor porque amar a alguien es tener una lancha cerca y aun así querer quedarte en la tabla a pesar de todo.

— Si, es eso. Aun así, no te hubiese abandonado porque eras mi mejor amigo. Mal, bien , ya no importa porque estabas conmigo, odio no haber podido estar con vos. Ezequiel te quise mucho y siempre te querré. Fuiste muy importante para mí por eso siempre estarás en mi corazón hasta el último día de mi vida. Te quiero, amigo.

— Gracias. Vos también eras mi mejor amiga. Quiero que sepas que soy muy feliz por ver cuanto cambiaste. Yo sabía que te ibas a curar. Yo sabía que te convertirías en una gran mujer y que encontrarías a un buen hombre que te haría llorar de felicidad, que te amaría como tiene que ser— me abrazó mientras lloraba en su pecho. — Quiero que sean muy felices. Ustedes dos, mis mejores amigos. Te amo. Cuídate mucho. Estoy en paz. Adiós.

De repente, una luz iluminó todo acabando con lo que realmente era un sueño. Necesite unos segundos para calmarme porque todo había sido demasiado intenso.

Miré hacia el otro lado de la cama donde Martín dormía.

«Tenemos que ser muy felices porque él quiere eso para nosotros. Nuestro gran amigo»

Me levanté de la cama y fuí hacia la sala para llegar al balcón. Me apoyé en la baranda y me entregué a mirar el cielo celeste que hoy estaba más despejado de lo normal.

— Descansa en paz, Eze.

-------------

Martín

Estaba desorientado. Todo era borroso y extraño. No tenía idea de donde estaba, además, no recordaba haberme movido de mi casa. Aun así, no me sentía desesperado por mi desconocimiento.

De repente todo comenzó a ser más claro. Logré ubicarme, pero no entendía que hacía ahí. Estaba en el jardín de la mansión Villalba. Miré hacia la puerta corrediza de vidrio que daba a la cocina. Me sorprendí porque hace años la habían cambiado por una de madera.

—Hijo del jardinero— dijo una voz detrás mío.

Gire encontrándome con quien me llamó. Solo necesite un segundo para entender quién era. Esa mirada altiva ,esa sonrisa socarrona, la manera de pararse despreocupado.

— Monarca— nombré sorprendido en su primer momento mientras sentía como se acumulaban lágrimas en mis ojos. — ¿Que hacés acá?

— Vine para decirte que levantes las hojas. Mira cómo se han amontonado — señalo hacia el suelo donde estaban tiradas con un tono jocoso.

Sonreí.

— Ese no es mi trabajo— le aseguré mientras las lágrimas iban recorriendo mis mejillas.

— Ahora te crees la gran cosa por andar con traje— respondió divertido señalando mi ropa.— ¿O estas demasiado viejo para agacharte?

— Me está doliendo un poco más la espalda últimamente— respondí siguiéndole el juego. — Pero vos te ves muy bien. Demasiado joven.

— Tengo 30 años, pero parezco de 17. Es una fórmula mágica, sabes, solo te tenés que morir y listo te quedas en el tiempo— contestó en son de broma mirándome con nostalgia. — Señor abogado, a que no fue tan difícil ¿verdad? Era solo cuestión de que te esforzaras. Me alegra que mis palabras no hayan caído en saco roto.

— Eras genial motivando— le aseguré con sarcasmo.

— Era innato de mí.

— Cumplí con mi misión. Te defendí.

— Sí, no era como imaginé— me aseguró con pesar.— Yo pensé que iba a estar vivo y que vos serias mi mano derecha. Pero, sí, me defendiste. Nunca dejaste de creer en mi ni siquiera cuando todos lo habían dejado de hacer. Vos la persona que más harta estaba de mí. La que posiblemente me odiaba. Qué curioso es todo.

— Yo también estoy sorprendido. Traumaste toda mi infancia y adolescencia con tus cosas raras— le aseguré causando una sonrisa en él—. Nunca te consideré mi amigo en ese tiempo. Solo eras el loco de mierda que tanto quería dejar de ver. Aun así, yo sabía quién eras. Te conocía con tus múltiples cosas malas, pero también con tus cosas buenas que no eran muchas, pero existían.

— A vos te sobraban cosas buenas. Eras molesto. Nunca te pude corromper, nunca sentí que me envidiaras, nunca bajaste la cabeza ante mí. A pesar de quien era yo, vos te ponías como mi igual. Yo sabía que podia confiar en vos, era raro eso porque me detestabas, pero aun así estaba seguro que siempre estarías para mí y que yo siempre estaría para vos. Por ello ahora puedo decir que eras mi mejor amigo. Gracias por no abandonarme ni cuando estaba muerto.

— Porque éramos amigos, Ezequiel. Eso es lo que hace un amigo. Sabe quién sos, te conoce y no te deja solo. Lamento no haber sido suficiente para conocer tu dolor.

— No, Martín— negó tomando mi hombro.—Yo lamento no haber podido apreciar lo que tenía. Sentía que no tenía arreglo y me negué a confiar ciegamente en otras personas. No fue porque no fueras suficiente fue porque yo tenía miedo. Pero aun así con lo que sabias de mí hiciste todo esto. Gracias por cuidar de lo más valioso que tenía. Gracias por creer en mí. Gracias por defenderme. Gracias por terminar lo que comencé. Gracias por haber sido parte de mi vida. Eras el más cierto en horas inciertas como dice la canción.

— De nada. Agradezco haberte conocido porque sin vos no sería lo que soy hoy. Siempre estarás acá— señalé mi corazón. — Nunca te olvidaré.

— Lo sé— me aseguró mientras también lloraba como yo. Se acercó y ambos nos abrazamos. — Sé feliz, Martín. Ahora esa es tu misión. Ama mucho a Clara. Quiero que los dos sean muy felices porque son mis mejores amigos. Vivan por muchos años. Estoy seguro que nos volveremos a ver y espero que cuando eso pase tengan muchas historias que contar. Cuídate mucho, amigo mío. Mi mejor amigo. Estoy en paz. Adiós.

De repente todo se borró y mis ojos perezosos se fueron abriendo en mi habitación.

« Un sueño. No. Su despedida»

« Él me dijo adiós.»

Miré hacia el costado, pero Clara no estaba ahí.

Fui hacia la sala donde encontré la puerta del balcón abierta. Al llegar, Clara estaba apoyada en la baranda mirando el cielo, perdida en sus pensamientos.

— Te levantaste muy temprano— comenté llamando su atención mientras me acercaba para también apoyarme en la baranda junto a ella.

— Tuve un sueño peculiar— respondió pensativa. — Hoy el cielo esta despejado y quería verlo un rato.

— ¿Él estará ahí?— pregunté mirando aquella extensión del cielo.

— Ojalá. Solo sé que está en paz.

— Sí, lo está.

— Quiere que seamos felices. O eso fue lo que soñé.

La miré con sorpresa entendiendo que él también se había despedido de ella.

— Lo sé. Esa es nuestra misión ahora. Eso es lo que me dijo— le dije conmovido.

Clara me sonrió mientras sus ojos se llenaban de lágrimas al igual que los míos.

La tomé entre mis brazos para que nos reconfortáramos entre los dos.

— Nuestro amigo está descansando en paz— dije entre sollozos. — Lo logramos.

----------------------

Marco

Estaba desconcertado y perdido. Todo estaba borroso hasta que ya no lo estuvo.

Me encontraba sentado en una silla frente a un escritorio que me costó reconocer, pero al encontrar en ella un retrato entendí en donde estaba. Aun así, no entendía como era que había llegado ahí. Se supone que estaba en la casa de mi abuelo.

— La habitación de Ezequiel— dije reconociendo el lugar

— Acá no está el cuco, así que no te preocupes— dijo una voz detrás de mi.

Rápidamente me levante de la silla para mirar a quien había dicho eso. Me quedé paralizado sin saber cómo reaccionar a lo que estaba frente mío. Mi hermano estaba sentado en lo que alguna vez fue su cama.

— Ezequiel— nombré sorprendido.

— Ese mismo. Tenía muchas ganas de hablarte de estar con vos una vez más — se paró para ponerse frente a mi mientras me recorría con los ojos.— Ahora ya eres mayor que yo. Hasta creo que me llevas unos centímetros. El tiempo está corriendo en vos. Estas convirtiéndote en un adulto. Es emocionante.

— El tiempo ya no corre en vos— dije con un nudo en la garganta.

— Me quedé en el tiempo— suspiró.— Realmente me hubiese gustado ver como crecías, estar cuando me necesitabas, protegerte de todo, evitar que sufrieras y sobre todas las cosas ver tu felicidad. Pero... no fui tan inteligente como creí. Perdí mi vida, pero lo que más me duele es haber perdido el tiempo que teníamos juntos.

— Perdón por no haber creído en vos. Perdón por haber estado enojado con vos por tantos años.

— No te preocupes por eso. Yo cree para tus inocentes ojos un hermano mayor genial que jamás existió. Quería que por lo menos para vos yo fuera un buen chico, un buen ejemplo, alguien digno para que nunca te parecieras a mí. Para que fueras todo lo que me hubiese gustado ser— me tomó de los hombros mientras yo sollozaba— Y lo sos, sos más de lo que imagine.

— Me hubiese gustado yo ser el mayor para protegerte de todo para ser yo quien tuviese que cargar con ese dolor. Eras un niño que vivió demasiado.

— Vos también viviste demasiado, pero lo que más admiró es que no te llenaste de odio como yo. Fuiste mejor. Diste todo de ti para seguir adelante, para no caer en la simpleza de hacer daño porque ese era el camino más fácil. El camino que yo seguí.

— Necesite de Esperanza— negué seguro de que sin ella no hubiese sido capaz de nada—. Creo que si logré salir de esto fue porque, aunque las mujeres me daban miedo, amaba a una por lo que no podia odiarlas ya que eso significaba odiarla a ella y no era capaz de algo así. ¿Vos me la mandaste?

— No, sino la hubiese mandado más callada— me aseguró entre risas que causaron que yo también me riera. — Le pusieron el nombre perfecto.

— Ella es perfecta.

Ezequiel bufó divertido ante mi declaración.

— Estas hasta las manos— me aseguró con una sonrisa feliz. — Marco, hermanito, estoy muy orgulloso de vos.

— Tal vez habrá sido una mentira, pero todo lo que me enseñaste quedo en mí y me hizo la persona que soy. El tiempo que estuvimos juntos, aunque fue corto se quedó grabado en mi alma. No importa los años que pasen o las tragedias que lleguen a seguir. Siempre serás mi amado hermano mayor.

— Y vos mi pequeño Goku. Mi héroe, mi salvador. Marco, vos salvaste mi vida en el momento en el que naciste— las lágrimas comenzaron a correr por sus ojos—. Solo quería hacer bien una sola cosa. Cuidarte de todo y de todos. Eras lo más importante que tenía. Lo único que no quería romper. La fuente de mi felicidad. Todos mis recuerdos más felices son con vos. Así que estoy feliz de haber nacido porque te tuve.

— Y yo estoy feliz de haberte tenido.

Ezequiel me abrazó y yo correspondí sumergiéndome en su calor. Ese calor que no sentía hace tantos años.

— Vas a ser un gran hombre, Marco. Quiero que todo lo que nos paso sea un aliciente para que siempre busques ser mejor. Nunca te des por vencido. Siempre sigue para adelante. Te amo, hermanito.

— Yo también. Te amo, Eze.

— Por favor no dejes a mamá. Ella ya no merece sufrir más.

— No, no lo merece. No la dejare.

— Hoy me tengo que llevar a una persona muy importante. No sufras.

Cuando dijo eso entendía muy bien a quien se refería causando que mi corazón se apretara en mi.

— Esta bien. Él lo está esperando con ansias.

— Sé feliz, mi amado hermano. Cuídate y cuida a tu esperanza. Gracias por todo lo que diste. Perdóname por todo. Adiós. Estoy en paz.

Todo desapareció de repente, dejándome un poco desorientado. Mis ojos se abrueron y me encontraba en la habitación que solia ocupar cuando venía a ver al abuelo.

Me incorporé y de apoco entendí que solo había sido un sueño.

Unos golpes vinieron de la puerta.

— Marco, levántate tengo que llegar temprano a casa— dijo la voz de Ariana detras de ella.

—Ahora— respondí recuperandome un poco.

Sali de la cama y fui al baño.

Me lave la cara y me miré al espejo.

Suspiré.

— Esta en paz y eso es lo que importa— murmuré en una mezcla de tristeza y felicidad.

Supongo que esa fue la última vez que lo vería.

Al terminar de arreglarme, salí de la habitación para bajar hacia el recibidor donde Ariana ya estaba lista para que nos marcháramos.

Este fin de semana nos habíamos quedado con el abuelo y mi mamá.

Mi mamá había comenzado a vivir aquí ya que no le gustaba la capital, pero tampoco quería estar lejos de mí. Ella y yo sabíamos que tal vez nunca llegaríamos a formar un vínculo tan fuerte de madre e hijo, pero por lo menos queríamos vernos como familia. No la iba a dejar porque aquella mujer era la mujer más importante para mi hermano.

Mi abuelo y mi mamá llegaron para despedirnos.

— Hijos— nos llamó para que nos acercáramos a él. — Hoy es un día muy hermoso. El cielo esta despejado. Quiero que estén tranquilos y solo se concentren en sus metas y en su felicidad.

Ariana lo abrazó riéndose.

— Esa manía que tienes de hablar así— dijo un poco molesta de que siempre cuando nos fuéramos el abuelo le hablara como si no la fuera a ver más.

Al soltar mi abuelo tomó su hombro.

— Ariana, sé que serás una gran mujer. Apoya a tu mamá que te quiere mucho.

La relación de la tía y Ariana había mejorado porque la tía Marcela había cambiado. Entre esos cambios estaba su divorcio con el tío Antonio. Al fin mi tía había dado punto final a esa relación que nada tenía de matrimonio. Antonio pensó que Ariana querría quedarse con él, después de todo él era su verdadero padre por lo que creyó que con ello lograría tener una cuota alimentaria o algo así, pero Ariana prefirió quedarse con la tía a quien capaz no de manera afectiva siempre la cuido por sobre todas las cosas.

Ahora ambas estaban formando una verdadera relación de madre e hija.

Miré hacia mi abuelo y lo que me dijo Ezequiel retumbó en mi

"Hoy me tengo que llevar a una persona muy importante."

Esta era la última vez que lo vería de eso estaba seguro.

Él partiría hoy.

—Marco— me llamó haciendo que fuera mi turno para ser abrazado. Correspondí al abrazo de la manera más afectuosa que pude intentando no llorar en ese momento. —Siempre mira para adelante. Dale a nuestro apellido un nuevo renacer— me aleje para mirarlo a los ojos.— Me iré tranquilo por el hombre que sos y que te convertirás. Te amo, hijo.

— Yo también, abuelo. Te amo, abuelo— declaré con la sonrisa más feliz que podia darle, aunque tuviera tantas ganas de llorar.— ¿No querés que me quede?

— No, hijo. No es necesario. Voy a estar bien.

— Ve en paz— susurré para que nadie me escuchara solo él.

Mi abuelo asintió con alivio.

Nos despedimos de mi mamá quien me miró apenada. Creo que ella también lo sabía.

Al final nos fuimos de la casa.

— El abuelo estuvo muy sentimental hoy— comentó Ariana en el auto mientras yo manejaba. — ¿Acaso el medico dijo algo?

— No, pero todo puede pasar. Ari estate preparada.

Ariana me observó con temor.

-------------

Catalina

Cuando los chicos se fueron me dirigí junto con el señor Augusto a su biblioteca.

— Lo sientes ¿verdad?— me preguntó el anciano sentándose en el sillón mientras yo hacía lo mismo en otro. — Marco también lo sabe. Esta cerca.

— Sí— afirmé.

Desde que me desperté hoy la sensación de que él estaba cerca. Me hacía sentir inquieta y nostálgica.

— Hoy al fin vendrá por mi— aseguró aliviado mientras sonreía. — Me hizo esperar mucho. Cuida bien esta casa. Ahora es tuya.

— Lo haré—afirmé. Hace unos meses la casa había sido puesta a mi nombre.

— Vive bien, Catalina. No tuviste la oportunidad de poder ser una buena madre para Marco, por eso debes ser una buena abuela para tus nietos, pero por sobre todas las cosas sé feliz.

— Lo seré, señor. Los años que me queden viviré con alegría.

— Más te vale— dijo una voz que interrumpió nuestra conversación.

Tanto el señor Augusto como yo dirigimos nuestra mirada a quien había dicho eso.

Ezequiel estaba parado frente a una ventana de aquella biblioteca.

— ¿Estas listo viejo? Ya tenés que dejar de robar oxígeno a los vivos— bromeo haciendo que su abuelo se riera.

— Estoy ansioso— respondió el anciano. — ¿Ya hiciste todo lo que tenías que hacer?

— Sí— afirmó con una sonrisa tan pacifica como si al fin todo estuviera bien. — Mamá— me llamó a medida que se acercaba a mí — ahora te toca la parte más difícil. Ser feliz. No me recuerdes con tristeza. Mírame— me pidió acuclillándose para que estemos al mismo nivel— estoy en paz. Recuérdame así.

Sus ojos marrones brillaban de manera diferente lejos de cualquier dolor, lejos de la pena y lejos del odio.

— Hijo— dije entre sollozos.— Te amo, Eze. Mi pequeño.

— Yo también te amo, mamá.

Se levantó y miró a su abuelo quien en ese momento noté que se había quedado dormido en el sillón.

«¿Él ya se fue?»

Ezequiel dirigió sus ojos nuevamente hacia la ventana y ahí estaba su abuelo esperándolo.

— Espero que podamos jugar ajedrez— dijo el señor Augusto. Se veía tan feliz como un niño emocionado.

— Seguro que sí. Tenemos la eternidad— le respondió acercándose a él.

Ambos nuevamente me dirigieron la mirada.

— Adiós, mamá. Vive mucho para que cuando nos volvamos a ver, me cuentes todo— se despidió mi amado hijo levantando su mano

Una luz cegadora reino en la ventana iluminando la biblioteca entera. Cuando recupere la vista ya se habían ido para estar juntos en la eternidad.

--------------

Noviembre del 2019

Hope

Caminaba rápido por la vereda para llegar al parque donde el chico más hermoso del mundo me esperaba. O sea, mi novio.

Sí, ya sé. Esta boluda diciendo sus boludeces de siempre, pero yo debía terminar este cuento.

— El profesor no me dejaba ir más— le aseguré acercándome para besarlo.

— Mi pobre Hope. Está sufriendo— me respondió abrazándome por la cintura.

— Tengo el cerebro frito. No sé quién carajo me manda a anotarme en esta carrera de mierda

Marco se rio por mi exabrupto.

— Entonces déjala y conviértete en esposa. Yo te mantengo— bromeo.

— No me tientes. No me tientes. Soy una mujer muy empoderada. Pero ahora solo quiere que su novio le haga muchos mimitos

— Bueno. ¿Entonces vamos a mi casa? Digo para hacerte mimitos.

— No— negué pegándole en modo de broma. — ¿Ves? Siempre cambiando todo para que terminemos en tu casa cogiendo como conejos. No, ya te dije que tengo que ir a comprar mi vestido para la boda de Martín y Clara. Hoy nos vamos a dedicar a comprar lo que necesitamos. ¿Entendido?

— Bueno. Los trajes a mí me quedan muy bien. ¿Estas segura que no vas a querer cuando me veas?

— Ay, Dios, pará un poco irresistible.

Marco se rio.

Sus dedos esos que no podían tocarme ahora me acariciaban las mejillas con tanta suavidad que aceleraban mi corazón. Su boca que no podia besarme se acercó a mí para tomar mis labios en un dulce beso que me derritió por dentro.

— Gracias por ser la mujer que más amo— declaró cuando nuestros labios se separaron.

— Gracias por ser valiente— respondí acariciando su mejilla.

Esta felicidad no fue fácil de alcanzar, ya que todos tuvimos que luchar por ella. Sin embargo, queremos que perdure en el tiempo, y para lograrlo debemos seguir dando batalla.

Así como yo comencé esta historia de mi compañero supuestamente gay y misógino que me salvo de ser atropellada por un tren. Y mi terrible obsesión por saber todos sus secretos. Hoy yo la terminó abrazada a este hombre al que amo con toda mi alma.

No creo que sea el final. Nos falta tanto para vivir.

Estoy emocionada por lo que vendrá.

Ya se ha pedido perdón tantas veces, que creo que ahora solo deberíamos decir gracias.

Gracias por todo

FIN

--------------------

Se acaboooooo!!!!!!!!!!!!!

Lo había escrito todo junto pero después noté que mejor lo convertía en dos caps

No puedo creer.

Lloró

Fueron 7 años de mi vida. Sé que capaz dimensionar que significa eso es un poco difícil. A menos que estes aquí desde que comencé, cosa que sí es así déjame tu comentario porque no lo puedo creer. XD.

Todos estos personajes han sido parte de mi vida por largo tiempo, así que será raro no pensar en que voy a escribir en el capítulo siguiente.

No voy a decir más, porque aun me falta el epilogo donde obviamente las dos parejas principales se van a casar porque si algo soy yo, es una chica básica que necesita que la gente se case. ¡¡AMO LAS BODAS EN LOS LIBROS!!! YO NECESITO LEER QUE LOS PROTAGONISTAS SE VAN A CASAR Y TIENEN HIJOS. Esta novela tuvo giros rarísimos, locuras, intente no ser tan cliché, pero el epilogo necesito que sea así. Será recién en marzo porque ahora tengo que dedicarme a otras cosas.

Por favor no te olvides de recomendar la historia para que tenga más notoriedad y capaz algún día lo podamos tener en papel. Es un sueño y sería hermoso poder cumplirlo algún día. Y porfa pone tu estrellita en los capítulos de todos los tramos para que pueda ser más visible.

Comenta de donde sos para ver hasta qué país llego esta historia y como llegaste aquí.

Sigueme en mis redes para que estes al tanto del epilogo o también para leer otra cosa que escriba.

Redes:

IG: Munay94

Facebook: Munay- Alguien que escribe.

Muchas gracias por todo

Nos leemos!!! 

Continue Reading

You'll Also Like

3.9M 295K 27
Sarah Praxton es trabajadora, responsable y honesta. Trabaja para John Miller, presidente de Terrarius. Sarah habla a la perfección siete idiomas dif...
45.4K 1.3K 45
"me gustaría ser más cercana los chicos del club, pero supongo que todo seguirá siendo igual, no?"
229K 14.6K 30
La amistad es difícil de encontrar al igual que el amor pero cuando de verdad la encuentras, es una familia que dura para siempre. ¿Que aventuras ten...
5.1M 444K 82
Nunca debí caer por él. Sin embargo, tampoco detuve mi descenso. Nada logró apaciguar las maliciosas llamas de deseo que se prendieron dentro de mí. ...