Eros II ©

By ElenaaL04

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El perfecto orden y control de Kylian fue devastado cuando dejó entrar a Abigail a su vida, la mujer por la q... More

Advertencias y reparto.
Prólogo.
Capítulo 1: La oscuridad que nos une.
Capítulo 2: Solo yo.
Capítulo 3: Lo que sea necesario.
Capítulo 4: Él es mío.
Capítulo 5: Amándome.
Capítulo 6: Mi familia, mi vida.
Capítulo 7: Esbozos del pasado.
Capítulo 8: Acciones inesperadas.
Capítulo 9: Motivos.
Capítulo 10: Tú, mi necesidad.
Capítulo 11: Consecuencias.
Capítulo 12: Promesa.
Capítulo 13: Pesadillas.
Capítulo 15: Ocho meses.
Capítulo 16: Para toda la vida.

Capítulo 14: A salvo contigo.

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By ElenaaL04

Si no actualizo seguido, es porque casi no comentan, pero en fin, aquí está el siguiente❤️‍🔥

Abigail

Mi despedida de soltera sería en Eros.

El lugar era un edificio enorme, con cientos de pasillos subterráneos y una extensión de clubes que tenían un uso diferente.

El principal era donde yo bailaba, estaban los clubes para jóvenes, los privados e íntimos donde no había bailarinas, solo música tenue y las instalaciones adecuadas para llevar a cabo actos sexuales si se llegaba a dar el caso. También había un club solo para mujeres y otro exclusivamente para hombres.

Hoy el exclusivo para mujeres estaría disponible para mí, las chicas de Eros —no todas, pero sí la mayoría con las que me llevaba bien—, apoyaron las locuras de Mac y fueron cómplices de sus planes. Acordamos que no habría hombres, solo un ambiente tranquilo, muchas risas, comida y bebidas, por obvias razones eso último quedaba prohibido para mí.

—Voy a estar al pendiente de ti —avisó Kylian, me acompañaba hacia el club.

Todos los pasillos contaban con seguridad, pero ninguno de sus hombres nos miraban, mantenían los ojos en el suelo cuando pasábamos delante de ellos.

—¿Has puesto cámaras?

—Todo Eros está lleno de cámaras.

—¿Eso no es ilegal? —Inquirí divertida. Lo que menos le importaba a Kylian era respetar la justicia.

No comprendía muy bien cómo se manejaba su mundo y todo lo que implicaba su trabajo, pero sí sabía que tenía a muchas células policíacas a su disposición.

—No para mí —contestó con simpleza. Apretó mi mano con más fuerza conforme nos acercábamos a la entrada del club.

Los pasillos aquí dentro eran como laberintos, debías aprendértelos si no querías dar vueltas por un par de horas antes de encontrar lo que estabas buscando. Gracias al cielo Kylian me guiaba, además, tenía un mapa de toda la estructura que conformaba Eros, mi prometido lo puso en mi teléfono por cualquier inconveniente; también conocía los puntos ciegos, esos sitios que servían para esconderse en dado de un ataque, lo cual nunca había ocurrido y esperaba siguiera así.

Nos detuvimos fuera de la puerta negra, esta era la entrada del personal, a través del material se apreciaba el sonido de la música y creí haber escuchado la risa contagiosa de Mac.

—Cuida a mi bebé —susurró, su mano abarcó mi vientre aún plano.

Un cosquilleo me estremeció de pies a cabeza por el tono posesivo y dulce que usó. Solo en él la posesividad podía escucharse tierna.

—Él estará bien.

—Me encargaré de eso —sentenció tajante.

La caricia ascendió hasta mi pecho, abrió la palma y me tocó el escote durante unos segundos antes de terminar con sus dedos envueltos en mi cuello. Se inclinó hacia mi cara mientras alzaba mi barbilla.

—Quiero tus labios, Abigail.

Sonreí y reduje los centímetros que nos separaban, uniendo nuestros labios en un beso corto, cuando intenté apartarme, Kylian ejerció presión y tomó posesión de mi boca; jadeé por la sensación que me provocaba besarlo, la explosión de amor y deseo me saturaba los sentidos y caía, caía entre sus redes con una sonrisa y totalmente dispuesta a donde sea que me condujera mientras continuara besándome así.

—Te follaría aquí mismo —gruñó, empujaba la pelvis contra mi sexo, restregándome la dureza de su miembro—, pero nunca me ha gustado que otros vean lo que es mío.

Le mordí el labio inferior, con ambas manos amasé su perfecto culo, presionándolo más contra mí, si es que eso pudiera ser posible.

—Esos bonitos gestos me pertenecen, soy su dueño —aseveró, observándome con adoración.

—A nadie le queda duda de eso, mi amor. Soy tuya.

Suspiró y unió nuestras frentes, sus dedos se movían a través de mi rostro, me tocaba como si tratara de verme en la oscuridad, imaginándome mientras acariciaba mis facciones. Su toque era tan suave y su silencio una respuesta extraña a lo que siempre estaba acostumbrada a recibir.

—¿Sucede algo, Kylian? —Pregunté en voz baja.

No quería pensar cosas negativas justo ahora, o alarmarme por los acontecimientos de hacía unos días, pero lo sentía raro, lo observaba cuando no se percataba de ello y divisaba una preocupación que escondía de mí. Y lo odiaba, porque necesitaba fervientemente ser un apoyo, pero nunca acudía conmigo de esa forma y no dejaba de lastimarme.

—Nada de lo que debas preocuparte.

Agarré su cara con mis manos y busqué sus ojos, hoy eran plomo líquido, tan luminosos como oscuros.

—Déjame hacer algo por ti, quiero ayudarte. —Negó y me dedicó una sonrisa, de esas que solo me daba a mí.

—Me siento a salvo contigo, Abigail —susurró de pronto, cortándome el aliento. Jamás me había dicho algo así—, es suficiente para mí.

Luego, dejó otro beso en mis labios y se alejó, mezclándose con la oscuridad del pasillo, huía, dejándome pensativa y aún con un cosquilleo acariciándome el corazón por sus palabras. Cada día que pasaba amaba más a ese hombre.

Me espavilé, esforzándome por disfrutar esta noche con los chicos. Así que, abrí la puerta e ingresé al club, las luces eran brillantes, todo estaba iluminado y decorado de un color rosa fucsia; los brillos no podían faltar, Mac sabía que amaba los brillos, pude verlos en los manteles que decoraban las meses redondas, la tela rosa y brillosa era muy bonita, en el medio había decoración de golosinas con forma de penes que me arrancó una sonrisa. Esa había sido idea de las chicas, seguro.

—¡La protagonista ha llegado! —Anunció Mac.

Puse la atención en mi amigo mientras las chicas me recibían con aplausos como si fuera algún tipo de celebridad. Mac se veía precioso en un conjunto conformado por un pantalón de tiro alto y una chaqueta corta bordada con lentejuelas que brillaba igual que toda la decoración, la camisa la había dejado de lado, exponía los cuadros de su abdomen trabajado, su piel oscura era preciosa, jamás me cansaría de decirlo.

De un momento a otro me tuvo envuelta en sus brazos, el perfume dulce que usaba hizo picar mi nariz y me provocó un poco de náuseas. Respiré hondo y me contuve, no quería vomitar, pero el bebé me ponía las cosas difíciles. Me volvía intolerante a ciertos olores, como el de los perfumes, por ello Kylian dejó de usarlo, solo toleraba su olor natural y me bastaba, era más delicioso que cualquier loción cara.

—Te ves tan hermosa, ¡radiante! —Chilló, dándome un vistazo de pies a cabeza.

El vestido que al final eligió, era rojo, de mangas largas y hombros descubiertos, un escote corazón pronunciaba la redondez de mis senos, estaba muy entallado, resaltaba mi figura, la abertura en la pierna era exquisita: seductora y elegante.

Lo único que falló fueron los tacones, Kylian los prohibió, temía que tropezara, lo cual era una exageración, los usaba muy altos y bailaba perfectamente con ellos, pero mi prometido no paraba de cuidarme; si por él fuera, me pondría almohadas por todas partes para protegerme de cualquier golpe o rasguño.

—Y tú brillas —dije, emocionada.

—Por supuesto que lo hago —tiró de mi cuerpo y nos acercamos a las chicas, eran diez en total—, todos te estábamos esperando.

—Faltaba yo —me volví enseguida al oír esa voz—, hola, pajarito, lamento la demora.

El cabello de arcoíris de Paris se oscilaba en cada paso que daba, los piercings de su cara lanzaban destellos cuando las luces los tocaban; la ropa oscura se ceñía a su delgada figura, hasta el momento, nunca la había visto con un vestido.

En cuanto se detuvo delante de mí, reventó una goma de mascar, haciéndome sonreír. Kylian odiaba esos gestos.

—Hola, Paris, me alegra que estés de vuelta —murmuré sincera. El que ella estuviera cerca de Kylian me brindaba tranquilidad, sabía que Paris estaba dispuesta a dar la vida por su jefe.

—Kylian no dijo lo mismo, gruñó algo como que ojalá me hubiera perdido en Estocolmo —reímos—, lastima, sigo viva.

Me alegró tenerla aquí, entonces, retomamos la pequeña reunión, tomé asiento en medio de mis invitados mientras las bebidas eran servidas, la mía fue una botella de agua y comida sana que Kylian ordenó darme, amenazó directamente a los cocineros con cortarles las manos si veía una sola golosina repleta de azucares dañinos en mi plato. La advertencia fue para todos, incluido Mac, quien solo lo ignoró.

—¿Ya has pensado en los votos? —Preguntó Jenna, una de mis compañeras.

La pregunta me tomó desprevenida mientras veía la palabra Eros relucir en neón en el escenario del club; en realidad, no había pensado en las palabras que le diría a Kylian, la idea me revolvió el estómago, no creía que fuera tan difícil, pero a la vez, sentía que nada sería adecuado y perfecto. No existía una forma para describir el amor que le tenía.

—No, aún no, pero no será difícil —mentí. Ahora no me quitaría eso de la cabeza.

—Solo dile que sí, es lo que más le importa —cuchicheó Paris, bebiéndose el shot de tequila—, ponerte esa cuerda es su propósito, las palabras estarán de más, créeme.

Dibujé una sonrisa, casi podía oír la voz de Kylian reprendiéndola. Ella tenía razón, a Kylian solo le importaba que fuera su esposa, sin embargo, quería hacerlo especial, por Dios, era nuestra boda; incluso si no iba a recibir lo mismo de su parte, porque podía asegurar de que no tendría votos de amor para mí y estaba bien con eso. Él me recompensaba en otros ámbitos.

—¿Y la luna de miel? ¿Ya tienen un destino? Con un hombre como Kylian —Mireya suspiró y las demás la imitaron, al tiempo que Paris hacia cara de asco—, seguro no saldrán de la habitación.

—¡Y pronto habrá un bebé Eros! —Celebró Lina. Todas se emocionaron y yo solo bebí de mi agua.

Nadie sabía que estaba embarazada y así quería que siguiera. Retomamos la comida, esta vez con el plato principal, la reunión no tenía nada que ver con una despedida de soltera, pero prefería aceptar las restricciones de Kylian, a que un inocente terminara muerto. Además, estaba feliz y bastante tranquila con esto, no necesitaba más.

—¿Y los stripers? —Indagó Paris, mirándome divertida.

—En las pantallas —señaló Mac a nuestro alrededor, resoplando. Kylian no lo dejó meter a ninguna persona del sexo masculino.

—Si quieren, puedo traerlos —ofreció Paris. Mac negó.

—Gracias, pero quiero mis extremidades donde están —murmuró sacudiéndose el escalofrío del cuerpo. Reímos, solo por nervios, las amenazas de Kylian siempre iban en serio.

Luego de terminar de comer, Jenna nos puso a participar en juegos divertidos que nos sacaron carcajadas. Las horas se me pasaron volando entre chistes y anécdotas de Paris y Mac, y los bailes candentes de mis compañeras que trataban de despertar el lado masculino perdido de Mac, tal y como ellas lo dijeron. A la media noche y con dolor en las mejillas de tanto reír, me despedí de todos, incluido Mac, quien se quedaría en una de las habitaciones de Eros.

Me quedé sola en el club, la música continuaba sonando en los altavoces y las luces permanecían encendidas. Jamás entendería lo que Eros provocaba en mí, me sentía en casa cada vez que estaba dentro de sus cimientos.

Me acerqué a las mesas y tomé un par de obsequios que las chicas me dieron, más tarde los abriría, aunque la curiosidad me ganaba.

—¿Te has divertido? —Alcé el rostro en dirección al escenario.

Tragué saliva al ver a Kylian de pie en medio del escenario, personificado como la fantasía de cualquier mujer, solo podía observar su silueta, las luces escondían su cara; tenía frente a mí a la sombra que me había seguido por años, esta vez de una forma física y muy real. Aún no asimilaba que no fui capaz de verlo antes, su presencia poderosa era imposible de pasar desapercibida para cualquiera, me ahogaba hasta casi dejarme sin aliento cuando lo tenía cerca.

—¿Será que no acabaré esta noche sin el baile de un hombre candente y musculoso? —Tenté divertida.

—Un baile —puntualizó—, ¿eso quieres, pajarito?

Tomé una de las sillas, dejando los obsequios en la mesa, acto seguido, la coloqué justo delante del escenario, me senté, cruzándome de piernas. La abertura dejó expuesta mi piel que se sintió arder bajo la mirada poderosa de Kylian; adoptaba una pose masculina que era imposible no venerarlo, el calor se disparaba en mi entrepierna, poniéndome deseosa de mi hombre.

—¿Por qué no? Tu prometida embarazada tiene antojos, tú eres uno de ellos.

Casi lo escuchaba reír, con lentitud bajó del escenario, sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón, solo había oscuridad en su ropa y en él, el negro se tragaba la luz, la absorbía sin problema mientras la distancia entre nosotros disminuía.

Se detuvo hasta que nuestras piernas se rozaron, la amplitud de su torso que se incrementaba al tenerlo cerca, se iba afinando hasta llegar a su cintura dura y tonificada. Sus muslos grandes me cubrían la visión, su entrepierna apuntaba directamente a mi cara y no pude sentirme más complacida con eso. El fuego ardía dentro de mí, avivándose con cada segundo que pasaba cerca de él. 

Me cubrió el cuello con la mano, llevó la caricia cálida hacia mi nuca y ascendió lentamente hasta las profundidades de mi cabello, enterró los dedos y los cerró, sujetando las hebras con dominio y rudeza.

—Voy a montar tu precioso cuerpo desde atrás —un tirón a mi cabello que me hizo alzar la barbilla—, y quiero oírte gemir mi nombre: fuerte y claro, Abigail.

Mi cuerpo vibró de placer y anticipación al percibir el calor de su aliento tocarme la piel del cuello, solo respondía así a Kylian, me llamaba y feliz acudía al infierno de lujuria y placer que me ofrecía.

—¿De rodillas, Kylian? —Rozó mi mejilla con la suya, incrementaba los escalofríos.

Soltó un sonido masculino de aprobación ante mi respuesta, amaba oírlo, ser consciente de que yo lo empujaba al límite, tal y como él lo hacía conmigo.

—Quiero verla, Abigail —susurró en mi oído—, muéstramela.

Sonreí, decidida a traer a la pequeña monstruo que tanto le gustaba.

Seguiremos con los capítulos bonitos y tranquilos... por ahora🤭

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