Quizás esta historia debería ser narrada por otra persona, alguien más optimista, alguien más alegre. Una persona que os haga sentir con cada palabra, y honestamente no se si seré yo esa persona.
Aun así, me presento;
Me llamo Clara y mi vida cambió un 26 de Noviembre de 2022.
En la actualidad.
Máximo, mi fisioterapeuta, se cree el más listo y simpático. Pero obviamente no lo es, por lo menos para mi. Después de un largo año hoy es el último día que le veré. Bueno, eso espero. Lleva quince minutos hablando con Yoli, la otra chica de la que se encarga en esta sala. No entiendo como puede dilatar tanto una conversación tan banal, le estará dando las mismas pautas de siempre, los mismos chistes y los mismos consejos. Ella parece encantara, tanto que le esta dando un abrazo. Ay no, a mi que no me venga con esas. No necesito un momento tan incomodo, y menos hoy. Solo quiero salir de aquí, irme a casa, quitarme la prótesis y rascarme el muñón.
- ¿Pero a quién tenemos aquí?- trae algo en la mano, no para de agitarlo y evidentemente llama mi atención.
- Hola Máximo, dime que eso que tienes ahí son los papeles del alta- Su sonrisa, que no desaparece aunque mis palabras sean secas, se hace mas grande.
- Ay Clarita, que nombre más lleno de vitalidad y que cara de perro con malas pulgas tienes- Si las miradas matasen, éste estaría con corona de flores- Siento decepcionarte pero no, esto que tengo aquí es un regalo de despedida. El informe te lo dará el médico cuando salgas. Mientras, siéntate que tenemos que hablar.
Hay pocas frases que me pongan los pelos de punta y esta es claramente una de ellas. En el Top Five de frases que no quiero volver a escuchar están:
5. Siéntate que tenemos que hablar. Esta proviene de mi expareja, después de llevar engañándome casi un año, no va el muy vivo y me dice que es que he cambiado y que ya no somos "afines". Yo no sabía si escupirle todo el veneno que tenía acumulado en la boca o darle con la pierna.
4. No es lo que parece. Explicadme cómo estas cinco palabras pueden darte reflujo. Si estás dándome una carta de despido, me estás despidiendo. No me vengas con cuentos.
3. Una cerveza no me afecta. LA MAYOR MENTIRA DEL MUNDO.
2. Haz tenido un accidente.
1. Tenemos que amputar.
En este caso, el tenemos que hablar se centró en recordarme como he de cuidarme: No te rasques (me pilló), ajusta bien la prótesis antes de caminar, tomate la medicación y sonríe.
- ¿Te han dicho alguna vez lo extremadamente positivo que eres?
- Tu en cada sesión de este año, mira Clara, tu cuerpo ya está curado. No me mires así. Esa pierna tiene ya la fuerza necesaria para llevarte a ti y a cuatro más. Déjame terminar, no me vengas con que no estás segura. Hemos trabajado para que tu hoy salgas por esa puerta y solo vengas a las revisiones. Se que no es la vida que tenías antes pero es tu vida, a pesar de que has sido un granito en el culete, te he traído algo. No lo abras aquí, es una bobería pero al verlo pensé en ti.
Noto sus manos frías, el paquete que me deja es ligero y no puedo parar de mirarlo. Antes de que sus manos estén más lejos se las agarro y le miro a los ojos.
- Gracias.
No puedo decir nada más, el lo sabe. Aunque por la cara que pone no estoy tan segura. Los ojos los tiene super abiertos y una mueca entre sonrisa y llanto de los mas extraña se adueña de el.
Miro el reloj de la pared y ya es mi hora, me levanto y le doy unos golpecitos en el hombro a modo de despedida y me voy.
Creo que aun seguía sentado cuando salí de la consulta con el alta en la mano.
Lo que me acaba de pasar a sido tan surrealista que voy a dejar que lo cuente el camarero de la cafetería en la que estoy.
Dario:
Hoy esta siendo un día de esos en los que los clientes vienen potentes, ya la señora de la mesa seis me ha calentado con su "seguro que no te importa que te pague con un billete grande este café " no claro que no señora, a ver de donde saco todo ese cambio nada más abrir. Refunfuñando he llegado hasta la mesa de la chica del fondo. Con verla sabía que sería otro personaje, pero la verdad que ha sido educada. Me ha pedido el periódico, una infusión y un bocadillo. Lo que no me esperaba es que al servirle la comanda, de repente, por la ventana apareciera un pájaro que le tiraría la infusión encima y ella a su vez lanzara el periódico por los aires. A sido uno de esos momentos que te hacen reír tanto que no sabes como parar.
Vale, vuelvo a ser yo, lo del pájaro a sido un espectáculo. Aun veo al camarero riéndose detrás de la barra. Intento taparme la cara con el periódico que buenamente he recogido y salvar la poca dignidad que me queda, pero no es muy efectivo. Por el rabillo del ojo un artículo llama mi atención, una pequeña aldea de (tengo que estar leyendo mal) de cinco habitantes busca gente para repoblar el lugar. Antes de acabar el párrafo ya estoy llamando por teléfono al contacto que aparece y en menos de cinco minutos ya tengo el pasaje comprado. Me levanto y le dejo al chico una buena propina, tengo menos de una semana para dejar todo listo.
Tengo un nudo en el estomago del tamaño de una rueda de avión, todas mis cosas van en un camión rumbo a una aldea perdida de la mano de la tecnología. He vendido todo lo que he podio y me he despedido de mis médicos. Ahora me toca la parte difícil, conducir hasta llegar a El Algarrobillo.
Estar tantas horas metida en un coche es algo que no pensé que volvería ha hacer, llevar yo el volante lo hace mucho más fácil, los coches automáticos son una gran ayuda para personas como yo. Menos mal que salí temprano y pude evitar las colas de la mañana, lo malo es el sueño que tengo ahora, ya voy por casi más de la mitad del camino. He parado tres veces y esta va a ser la cuarta, justo a unos doscientos metros hay una salida a una zona habilitada para descansar y tiene un restaurante. Mientras como, recuerdo que aun no he abierto el regalo de Máximo, rebusco en mi mochila. Se que lo dejé dentro, pero hay tantos papeles y cosas sin sentido que no lo encuentro. ¿Por qué tengo una barra de pegamento aquí?. En un bolsillo que no sabía que existía aparece el regalo, en un estado que da penita, está todo arrugado y el papel un pelín roto. Pero lo importante es lo que está dentro, es un pin de una peonia amarilla. Me hecho a reír, no me esperaba para nada que se acordara de esto.
6 de Enero de 2023
- Buenos días Clara, te he traído una cosa.
- No quiero nada Máximo, déjame sola.
- Hoy nos hemos levantado melodramática eh. Venga sabes que no puedo, hay mucho trabajo que hacer. Además, estos dulces no se comen solos.
Ahí supe que me tenía el punto cogido, a pesar de todo, esos días en los que me motivaba con comida eran los mejores. A pesar del dolor que me provocaban los ejercicios y el malestar que aun tenía me esforzaba por saborear esa cantidad indecente de azúcar. Los médicos no me dejaban comerlos pero el si. Sabía perfectamente que días llevarlos y yo lo aprovechaba.
Mientras hacíamos ejercicios con la pierna donde había sufrido la amputación salió el tema.
- ¿Aun tienes pesadillas con el accidente?
- No sabía que también fueras sicólogo.
- No seas borde, sabes que es importante descansar para recuperarte.
- Sí, las tengo.
- ¿Cómo las gestionas?
- Cantando Bandas Sonoras... ¿Tu qué crees? lo gestiono y punto.
- Clara piensa que estás aquí comiendo dulces y no en una caja cubierta de flores.
- Vaya, que fantástico punto de vista el tuyo. Pues mira no me vendrían mal una flores- No se esperaba esa respuesta, lo he dejado sorprendido.
- Si se puede saber, ¿Qué flores serían?
- Unas cualquiera, lo importante es que sean bonitas ¿no?
- Creo que te equivocas, las flores tienen muchos significados, por ejemplo; sabes que las peonias de color amarillo significan un nuevo comienzo y mucha prosperidad.
- Pues no, no lo sabia señor Fisioterapeuta/sicólogo/botánico
- No olvides arrebatadoramente apuesto a esa descripción.
Esa mañana me reí por primera vez en meses.
Es extraño que nadie te llame en situaciones como esta en la que dejas toda la que era tu vida atrás, pero la verdad es que no me queda nada. Mi ex, era la única familia que tenía, y con los compañeros de trabajo, la cosa se enfrió mucho después de accidente. Sin menospreciar el hecho de que me echaran mientras estaba de baja. Eso no ayudó a mantener una buena relación. Mis padres murieron hace tiempo y nunca tuve hermanos ni hermanas. Soy de una de esas familias pequeñas. La verdad que dejar la ciudad me ha costado muy poco, el ritmo que exigen o mejor dicho que nos autoimponemos es de locos. Ya solo ir caminando por la calle es un reto, el ruido continuo, los olores mezclados, hay demasiado de todo.
De nuevo tras el volante, me doy cuenta de que el paisaje a cambiado, el sol esta cada vez más bajo, los arboles salpicados por la luz naranja rodean el camino y se extienden hasta formar un gran bosque. Aun así consigo ver laderas verdes que llevan a montañas aun más altas, mires por donde mires hay naturaleza. A lo lejos juraría haber visto un grupo de vacas. Apago la radio y bajo la ventanilla, el aire refresca mis mejillas, huele a pino y a lluvia. Durante un instante solo oigo el motor del coche, pero al prestar más atención ahí están, los mugidos de las vacas. El traqueteo del coche se vuelve mucho más intenso, ya no hay asfalto, esto es una carretera de tierra y puedo ver el enorme Algarrobo que da nombre a la aldea. La verdad que es enorme, paro el coche a un lado señalizando toda la maniobra y el estacionamiento. Aun me quedan unos pocos kilometros para llegar pero ya desde aquí puedo ver la maravillosa estampa que ofrece este lugar de ensueño. Casas de piedra de una sola planta con tejados anaranjados salpicados por el verde de las plantas que crecen sobre ellos. Calles de adoquines que enamoran al verlas ya que se puede respirar el cariño con los que fueron puestos, a lo lejos se oye el rumor del agua de alguna fuente. Los pájaros vuelan con calma antes de irse a dormir. Lo único que esta totalmente fuera de lugar son los cuatro camiones de mudanzas que inundan la calle central. Por desgracia uno de ellos es el mio.
Las luces de las casitas del pueblo, se encienden y poco a poco comienza ha haber mucho más ruido, oigo lo que creo que es ¿música?.
Me meto en el coche y salvo la distancia que me quedaba, al llegar y estar en el sitio todo es aun más bonito. Las luces amarillas, las flores de las calles y las casas de alegres colores, la gente (bueno los cinco vecinos, todos personas mayores pero fuertes) saliendo a saludar a los recién llegados. Tocan ellos los instrumentos y cantan con una alegría que es contagiosa. Hay tres coches más, dos de ellos son de dos familias que van con niños. Al parecer a los habitantes de la aldea eso les ha provocado un estado de alegría tal que no paran de abrazarse unos a otros. En el tercer coche hay una pareja de chicos, se parecen mucho así que diría que son hermanos o por lo menos familia.
No creí que más gente decidiera lanzarse a un viaje como este, pero veo que una vez más estaba equivocada.