MI DULCE REGALO

By CrystalCassanova

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Él es un militar. Ella es una escritora. Él no cree en el amor. Ella escribe sobre hombres amorosos y perfect... More

Prólogo
CAST
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Epílogo
Extra 1

8

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By CrystalCassanova

No sé definir que es lo que me pasa, cada vez que te tengo cerca de mi cuerpo.

—Spencer Tae-moo.

SPENCER:

   ¿Hermanito?

   ¿Mi hija está pensando ya en tener hermanos?

   A este paso ella terminará por ahuyentar a Emma y es allí cuando verdaderamente me quedaré soltero.

   —Papá, que bueno que te veo de nuevo. —grita corriendo hacia mi—. Quiero un hermanito.

   "OH SEÑOR QUE ESTÁS EN LOS CIELOS".

   "APIADATE DE MI".

    ¿Qué hago?

    ¿Me escondo, corro o simplemente desaparezco? Todas esas opciones me parecen perfectas, pero ninguna las puedo llevar a cabo, ya que mi hermana, Emma, la recepcionista que acaba de volver del baño y Elizabeth, me están mirando atentamente.

   ¿En que me he metido?

    —No, no puedo darte un hermanito porque la cigüeña que los traía, ya no lo hace. —comento agachandome hasta quedar a su altura.

   Ella levanta su dedo indice y lo mueve de un lado a otro.

   —Pues dile a Emma que busque otra cigüeña, ella lo hará por mi. —me hace pucheros queriendo convencerme.

   "Dios, ten misericordia de mi, porque si te pido paciencia me darás mas pruebas".

    Miro a mi hemana indiscretamente, esperando que ella pueda ayudarme a librarme de mi hija solo en estos momentos.

   —¡Oh no, no mires a mi tía para librarte de mi. —cruza sus brazos encima de su pecho—. De todo esto —señala su rostro—. Tengo esto —señala su cabeza como diciéndome que ella es inteligente.

   Bufo y suspiro profundamente.

   No puedo librarme de mi propia hija. Que vergüenza.

    —Elizabeth, hablaré con la cigüeña, no te preocupes. —dice Emma haciendo que Elizabeth se vuelva eufórica de la alegría.

   Elizabeth de un momento a otro empieza a saltar.

    —¡Sí! Gracias mami. Si sigues así te voy a querer mas que a papi. —grita Elizabeth abrazando la pierna de Emma, mientras me mira a mi y saca la lengua en forma de burla.

   ¿Qué he criado?

   He criado a una víbora muy venenosa.

   Dios me perdone y me ayude a sobrevivir en estos largos años que me esperan.

    —¿De donde vienes? —me pregunta mi hermana cambiando el tema.

   —Acabo de buscar a Elizabeth del colegio. —miro de reojo a mi hija para quedarme con la boca abierta. Le está sonriendo muy feliz a Emma mientras que ella le acaricia el cabello.

   A la verdad que nosotros los padres sufrimos mucho.

   Cría cuervos y te sacarán los ojos.

   Ella me cambió por Emma como si yo fuese una basura.

   Estoy dolido.

   —Ya ves, te lo dije. Papá es muy celoso, pero tu no, por eso te quiero más. —expresa Elizabeth abriendo sus brazos de par en par para que Emma la abraze y así es, ella lo hace.

    ¿Obligatoriamente tengo que aguantar que me maltraten de esta forma?

   —Me voy, a mi no me quieren. —expreso caminando de espaldas para ver si Elizabeth se digna a mirarme.

   Ella gira su rostro y me mira muy sonriente.

   —Bye, hasta luego, papi. —dice diciéndome adiós con sus dos manos.

   ¿Qué?

   Pero es de verdad que me ha cambiado.

   Me siento utilizado.

   Miro a mi hermana buscando apoyo y ella solo se ríe. 

   No puedo creer que apenas ayer llegó Emma y ya todos me abandonan por ella.

   Giro en mis pies para salir de la editorial. Cuando mis pies tocan la aceras de afuera, diviso mi auto en el estacionamiento de al lado.

   Tengo que resolver un problema y es que como he heredado una nueva empresa, debo revisar todo lo legar y todo lo concerniente a los empleados. Tengo aproximadamente 300 por ende, se me irá el día completo tratando de poder sobrellevar todo.

   Que Dios reparta suerte.

   Acaricio mis ojos queriendo quitar todo el cansancio que tengo. Ya no llevo la cuenta de todos los documentos que he revisado.

   Mi secretario se fue a su casa a las ocho y media de la noche, mientras yo permanezco aquí.

    Miro mi reloj. Son las nueve en punto. Debería de haberme ido a mi casa hace demasiado tiempo, pero queriendo terminar no lo hice.

   Me levanto de la silla y agarrando mi traje, empiezo a caminar para salir de la empresa. Al salir de mi oficina encuentro a aproximadamente 10 empleados también trabajando. Su horario termina a las 9 y 30 de la noche y como es agencia de modelaje, deben de dejar todo listo para el otro día.

     Salgo de la empresa y mi auto ya está en el frente con el portero extendiendome la llave.

   —Gracias. —le digo a lo que él asiente con una sonrisa.

   Me adentro en mi auto y de inmediato empiezo a manejar.

   Elizabeth debe de haberse dormido. Ella suele dormirse a estas horas. Desde que estaba pequeña caía rendida en mis brazos y con una canción de cuna, no volvía abrir los ojos hasta las 9 de la mañana. Ella es una dormilona.

   Pensar en mi hija me saca una sonrisa aunque en el momento no esté feliz. Ella es la única persona a la cual amo con todo mi corazón. Por ella moriría y haría cualquier cosa. Es la razón de mi vivir desde que su madre se fue.

   Maldigo el día en que ella nos lastimó de esa forma. Ella podría lastimarme de las mil formas que ella quisiera, pero alejarse de nuestra hija y decirme en mi propia cara que no quiere saber de ella nunca más, es lo más doloroso que alguna vez me han dicho.

  Espero nunca tener que volver a verla, pero ese deseo es imposible. Sé que algún día volverá y querrá hacer como si la alejé de mi hija para ganarse su cariño. Espero que no intente alejarme de mi hija porque no lo voy a tolerar ni creo poder soportar.

   En lo que voy pensando y manejando al mismo tiempo, llego a la empresa de mi hermana en menos de 20 minutos. Realmente está cerca de la mía, pero al haber tanto tráfico, me tardo más en llegar.

    Salgo del auto al parquearlo en el frente de la empresa de mi hermana y camino lentamente para abrir la puerta de cristal y entrar.

   No hay nadie en la recepción, así que me dirijo hacia la oficina de mi hermana.

   Todo me parece extraño.

   Las luces del pasillo están apagadas y eso no es normal ya que siempre se quedan encendida, incluso si cierran.

   Doblo a la izquierda y me quedo paralizado cuando observo la puerta de cristal de la oficina de mi hermana, con manchas de sangre.

   Entro rápidamente encontrándome a Emma sentada en el suelo con mi hija en sus brazos, abrazándola mientras ella llora desconsoladamente. En el otro lado de la oficina observo a dos secretarias de mi hermana llorando agarrándose las piernas.

   Me agacho hacia al suelo y acaricio lentamente el cabello de mi hija, logrando que ella se asuste y agarre con más fuerza a Emma.

   Emma asustada gira su rostro, pero con los ojos cerrados.

   —¡No, por favor! ¡No nos hagan más daño! —exclama con la voz entrecortada.

   Su rostro está empapado en sangre y me asusto pensando en que podría ser de Elizabeth.

   Descaradamente porque sé que no debería hacerlo, coloco mi mano en su mejilla, logrando que ella abra sus ojos sorprendida.

   —¡Spencer! —grita preocupada tirandose a mis brazos con mi hija en brazos.

   Cuando Elizabeth escucha que estoy a su lado, se gira y abraza mi cuello con sus brazos.

   Escuchar sus sollozos y sentir como empapa mi rostro con sus lagrimas, hace que me derrita por completo queriendo hacerle daño al que le hizo esto.

   —Papi, papi tuve mucho miedo. —dice rápidamente abrazando mas fuerte mi cuello—. Tengo mucho miedo, papi.

   Esa frase me mata.

   El saber que ella tiene miedo de algo que sucedió y no estuve ahí para ella, me tiene mal.

  Beso su cabeza y acaricio su espalda para hacerle saber que estoy aquí con ella.

    —Tranquila. —saco su cara del escondite en donde estaba, para que me mire—. Papá está aquí. Y no dejaré que nadie te haga daño.

    Emma sigue llorando y aunque ha secado sus lagrimas, otras más salen de sus ojos.

   —Creí que moriría. —se acerca a mí, abrazándome tanto como puede porque Elizabeth ha acaparado todo el espacio de mi cuerpo—. Tenía tanto miedo de que nos hicieran daño.
  
   Quisiera emocionarme porque me ha abrazado como lo hubiera hecho si esto no estuviera pasando.

    —¿Qué pasó? —le pregunto acariciando su espalda para calmarla.

   Ella se sacude la nariz.

   —El hombre a quién golpeaste, vino con 6 hombres y nos golpearon a todas. —ella se acaricia las mejillas secando las lágrimas y sentándose encima de sus pies—. Logré esconder a Elizabeth detrás de ese mueble grande... —señala el mueble negro que está casi a nuestro lado—. Pero me golpearon a mi y a todas.

   Maldita sea.

   ¿Cómo no pensé que ese hombre tal vez vendría aquí después del incidente?

   Fui un estúpido.

   Sin embargo, mi mente se bloquea cuando veo toda la oficina y no encuentro por ningún lado a mi hermana.

   —¿Dónde está Jennie? —le pregunto a Emma.

   No.

   No, por favor.

   Emma se coloca las dos manos en la boca y me mira asustada.

    —Ese hombre disparó dos veces mientras estaba en la sala de juntas y alli estaba ella, junto con él. —dice ella con la voz entrecortada.

   No, no puedo creer eso.

   No quiero ni pensarlo.

    Elizabeth se separa de mi pecho y con lagrimas en el rostro, me limpia las mías.

   —¿Papá, tía murió? —pregunta Elizabeth matándome al mencionar esa sola frase.
  

Ojala que no haya muerto🥺😭

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