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Autorstwa -Zxrrix-

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La sonrisa mas linda de la escuela, la hija ideal, el carisma en persona...toda una perra americana ยฉ ๐‘๐‘‹๐‘…๏ฟฝ... Wiฤ™cej

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IMPORTANTE

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Autorstwa -Zxrrix-

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¿Alguna vez oíste aquel dicho que dice "Entre más dinero posea alguien, más secretos se esconden tras él"?

Pues es la verdad, porque para obtener todo lo que deseas, debes estar dispuesto a todo.

Incluso si lo que haces debe ser un secreto que debes llevarte a la tumba.


────── ❝𝐋𝐚 𝐕𝐞𝐫𝐝𝐚𝐝❞ ──────


El agudo sonido de un silbato interrumpe en el aire, capturando nuestra atención y forzándonos a detener nuestras actividades mientras dirigimos las miradas hacia el entrenador Scott, quien camina por la cancha con una sonrisa resplandeciente.

—¡Muy bien, reúnanse!— pide el hombre, y el equipo comienza a congregarse a su alrededor en silencio. Yo, por mi parte, camino hasta tomar asiento junto a Lottie, exhalando un suspiro mientras aprovecho el descanso para estirar mis músculos fatigados.

—¿Qué pasa, campeonas?— exclama el entrenador con entusiasmo, y todas celebramos emocionadas en respuesta. —Muy bien... JV nos va a ayudar en la práctica de hoy— anuncia y mi ceño se frunce en confusión. —El coach Martínez tuvo un asunto familiar, así que... JV toma una casaca de Misty y vamos a comenzar— Misty mueve los delantales con una sonrisa, indicándonos que nos acerquemos.

—Ah, disculpe, entrenador Scott —interviene Laura Lee con suavidad. —¿No deberíamos empezar con una oración?—.

—Es solo una práctica, Laura Lee— responde el coach con amabilidad, siendo respondido con una sonrisa por Laura. —Pero claro, sí... Vamos a hacerlo— Cierro los ojos y bajo la cabeza mientras Laura comienza la oración, la cual culminamos con un amén que pronunciamos en conjunto. —Muy bien, tomen una chaqueta— pide el entrenador , me levanto del césped, nos dirigimos hacia Misty, quien comienza a distribuir los delantales para dividirnos de forma aleatoria.

Me aparto hacia un lado para colocármelo, acomodándolo sobre mi cuerpo. Al terminar, giro la cabeza y me encuentro con Nat, quien me observa con una expresión seria.

Mi ceja se eleva en confusión cuando la veo acercarse.

—¿Tan obsesionada estás conmigo, Rogers, que quieres que compartamos equipo?— Dice al pasar por mi lado quitándose el delantal y pasándoselo a Misty.

—Qué madura eres, Natalie— digo sarcástica mientras la observo.

—Eres la menos indicada para hablar de madurez— replica parándose frente a mí. —¿O quieres que te recuerde quien es aqui la que esconde su relacion?—.

—¿Por qué te estás comportando así Natalie?— le digo confundida.

—Tu sabes la razon— me dice al pasar por mi lado alejandose hacia su lado de la cancha.

Un suspiro se escapa de mis labios mientras ajusto mi cola de caballo, pero un repentino movimiento en el rabillo del ojo me hace saltar del susto. Misty, apareciendo de la nada, como siempre, me sonrie.

—¿Ella hablaba de James Shipmanverdad?— la rubia pregunta mirándome y mi ceño se funce. —Escuche a Tabatah en los baños de que tu y el  estaban saliendo, pense que era un rumor pero tu cara me lo confirman— ella sonríe y agarra mi brazo. —¿Cómo lograste hablar con él?, yo siempre le hablo pero el solo me ignora como todos los chicos del equipo... Dios, tu y Jackie tienen tanta suerte— la sonrisa en sus labios se borra y se aparta de mi rapidamente.

—Misty, ¿Por qué no te preocupas de otra cosa que no sean los rumores o los chicos?... Como por ejemplo, Ayudar al equipo a ganar los nacionales como la buena ayudante que debes ser... o el hecho de que no le agrades a nadie y no tengas amigos— respondo secamente, la de crespos me mira en silencio con ojos grandes.

—¡Muy bien a sus puestos!— grita el couch y me alejo de la rubia caminando hacia mi lugar.

El partido avanza sin problemas, las chicas se mueven de un lado a otro tras la pelota los gritos inundan la cancha y mi equipo se une rápidamente marcando varios goles. Todo lo contrario al otro equipo, la tensión por estar perdiendo 4 a 0 comienza a hacer de las suyas, provocando que la voz de Taissa se vuelva más demandante contra una de las novatas.

—Vamos, Allie esa debió ser tuya— me detengo respirando a bocanadas y veo a Nat salir de la cancha para buscar la pelota, veo a Taissa llegar a mi lado quitándole el peto a JV.

La miro confundida entre cerrando los ojos, pero antes que pueda decirle algo soy interrumpida por la voz del hombre que nos entrena.

—¡Bueno muy bien! ¡Vamos equipo! Taissa quiere ver que todas se esfuercen— aprieto mis labios y me alejo hacia mi posición.

El silbato suena dando inicio a la siguiente partida que comienza con Nat sacando y Lottie pateándola hacia Allie quien espera a que la pelota llegue a ella, Taissa pasa por su frente quitándole la pelota y pateándola hacia fuera de la cancha.

—¿Qué te pasa? —le dice la más joven, mirándola. me detengo a un lado de Shauna observando la escena con los brazos cruzados.

—Así es el juego, esfuérzate —le dice la morena pasando por su lado hacia nosotras.

—No ayudas, Tai — la voz efandada de Shauna le hace frente a la más alta.

—Si no podemos sacarla, aprenderá a jugar bajo presión— nos dice con dureza y yo río sarcásticamente.

—Te estás comportando como una idiota— le miro. —Ni siquiera eres la mejor jugadora en este equipo. Necesitas que te bajen el ego— Shauna me mira, pero mi mirada y la de Taissa siguen pegadas una a la otra de forma dura.

Es la morena quien cede primero, alejándola de mí.

—No te interpongas, Erika— ella pasa por mi lado golpeando mi hombro contra el suyo con fuerza.

—Solo ignórala, ya sabes cómo es— Shauna pronuncia y yo miro hacia Mari.

—¡Mari!— grito alertando a la morena. —¡Cambio!— pido moviendo mi cabeza y esta asiente, corriendo hacia mi lado de la cancha.

Taissa posa sus brazos en su cintura, su mirada está fija en mí mientras avanzo hacia el puesto que Mari ocupaba a su lado. El pitido del silbato vuelve a dar comienzo al juego y esperamos al saque de Laura Lee.

Retrocedo bloqueando a Crystal, mientras la rubia arroja el balón hacia Ally, quien le da un pase a Shauna. La de ojos brillantes le devuelve el pase a Ally, quien comienza a correr hacia nuestra portería donde Van la espera.

Corro hacia su lado bloqueando a Crystal, quien busca con la mirada el pase de Ally, pero la menor está enfocada en que el gol merece ser de ella.

Pero lo siguiente que ocurre pasa en fracción de segundos...

Taissa se mete por en medio y golpea la pantorrilla de la chica cuando le quita la pelota. Ally cae sobre mí y ambas rodamos lejos sobre el césped artificial.

Mi costilla izquierda duele y respiro a bocanadas, gritos desgarradores me alertan y me siento como puedo mirando a Ally a unos metros de mí con sangre escurriendo por sus manos hacia el césped mientras la chica cubre su pierna.

—¡Ally!— digo y me arrastro hacia Ally, aún adolorida por el golpe de su codo contra mis huesos. —Estás bien, mírame... Estás bien— un hilo de voz sale de mi garganta en un intento de acallar sus quejidos mientras comienzo a retirar sus manos suavemente para poder apreciar la herida. Mi cuerpo se congela y las ganas de vomitar me atacan mientras observo con atención su pierna. Las pisadas curiosas comienzan a aparecer a nuestro alrededor, pero antes de alguna pueda fijarse reúno aire. —¡Fractura expuesta!— grito mientras sostengo con fuerza las muñecas de Ally evitando que toque su herida, los murmullos comienzan a llenar el aire mientras veo al coach correr hacia nosotras, su cara muestra incredulidad mientras aparta a las chicas del camino.

—¡Hay Carajo!— el mayor agarrando su cabello claramente frustrado.

Lottie y Shauna llegan a mi lado ayudándome a sostener a Allie, quien llora. Mis manos tiemblan mirando el hueso y trago saliva comenzando a sentir la bilis en el comienzo de mi garganta.

Nat se posa a mi lado y me quita de las manos la muñeca de Ally.

—Relájate, está temblando, sabes que no es bueno para tu ansiedad— la teñida no me mira, su mirada está fija en Ally.

Asiento retirándome un poco y rascando mi tobillo de forma nerviosa.

—¡Voy a aplicar presión para para la hemorragia!— veo a Misty pasar por mi lado con uno de los petos sobrantes, el grito de Ally rompe el aire.

—¡No Misty!, ¡Aléjate de ella!— Empujo a la rubia haciendo que caiga al suelo con un sonido hueco mientras retiro levemente el peto que se adhirió a la herida.

—Hay un teléfono en la oficina de Bill. Busca ayuda— el coach le habla a Misty con paciencia mientras me ayuda a despegar el peto de la herida.

—¿En la del Coach Martínez?— pregunta la rubia y yo miro obvia.

—Dios sí, corre, ¡Ya!— la voz estresada del coach me hace sobresaltar.

—Bien, manténganla calmada, no la muevan— dice levantándose y saliendo de la cancha corriendo.

Logro despegar el peto tirando rápidamente y haciendo gritar a Ally.

—¿Qué carajos, Erika?— me dice Nat enojada mientras los gritos y lloriqueos de la menor continúan.

—Está bien, solo respira, ¿sí?— le dice Shauna sosteniendo su mano mientras los lloriqueos comienzan a tranquilizarse poco a poco.

Trago saliva, mi mirada queda fijada en la sangre que gotea de su pierna y hace su camino hacia el césped.

Carajo

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Mis calcetines y brazos aún están manchados de sangre seca, detalle que ignoro mientras, lentamente y en silencio, comienzo a atar mis zapatillas para poder irme a casa pronto. No soporto más la tensión que se desarrolla en los vestidores, ni cómo las miradas entre las integrantes se sienten cargadas de una rara mezcla entre estrés y terror tras lo ocurrido.

Jackie se para en frente de nosotras después de dar un par de vueltas pensativa.

—Sé que estamos preocupadas por Allie... pero tal vez no sea tan malo— eleva mi mirada hacia la capitana, cuya voz llena de seguridad me hace levantar una ceja en interés.

—Se le podía ver el hueso, Jackie. Me parece que sí es bastante malo —interrumpe Nat a mi lado con voz exasperada.

—Oh, Dios... quiero vomitar— Van se abraza a sí misma y sube las rodillas a la banca.

—Está bien, pero, bueno... aún somos un equipo— vuelve a comentar la chica de ojos grandes. —Y nos apoyamos entre todas— añade, pero la ignoro mientras veo a Nat levantarse y recoger sus cosas del casillero junto a mí.

La rubia parece sumamente enojada mientras toma su ropa y comienza a meterla arrugada y desordenada en su bolso de deporte.

—El Señor actúa de formas misteriosas —la frase de Laura Lee parece ser la gota que colma el vaso para Nat, quien azota el casillero asustándome.

—Bien hecho, Taissa —dice la rubia al pasar por su lado, me levanto tomando mi bolso y mirándola.

—Natalie... — llamo tomando su brazo solo para ser ignorada y empujada mientras veo a la rubia salir azotando la puerta.

Suspiro y cuelgo mi bolso en mi puesta a salir de ahí e irme a casa.

—Debes estar disfrutando esto—la voz neutra de Taissa me detiene cuando paso por su lado para ir hacia la salida.

—¿Qué dijiste? —pregunto.

—¿Acaso no fui clara? —dice, levantándose. —Ni siquiera sé por qué todos me culpan solo a mí, cuando fue Erika quien cayó sobre ella— añade, y su mirada viaja entre las demás, quienes observan en silencio.

—Tú la empujaste— hablo de forma política.

—Sí, lo hice... ¿Pero qué hacías detrás de ella? Esa no era tu posición, Erika... JV estaba lejos de la zona— dice cruzándose de labios y acercándose a mí.

—¿Estás tratando de culparme?—.

—Mas bien es una observación —habla calmada.

—Mira, Tai... voy a dejar pasar esa acusación solo porque ya has tenido suficiente el día de hoy con mandar a Ally al hospital con una fractura que le va a dejar consecuencias para el resto de su vida— la miro de forma seria. —Así que cierra la boca—.

—¿Y qué harás si no lo hago "Angelito"?, ¿Le dirás a tu papito para que me saque de la escuela? o ¿Le dirás que dejen a mis padres a sin trabajo?— me sonríe sarcástica.

—Lo que haré Taissa... Será tomar las llaves del costoso Ford Taurus que mi papito me compró... y sacarte un puto ojo— El brillo juguetón que solía iluminar los ojos de Taissa se desvanece en seco. —Espero no volverte a escuchar decir algo como eso otra vez, O de verdad te vas a enfrentar a lo que las influencias de mi familia pueden lograr— susurro en su oído y me dirijo hacia la salida pasando por un lado de la mas alta, dejando un silencio aún más sepulcral en la sala.

Nunca antes me había comportado de esta manera, pero el egocentrismo y la pasividad violenta de Taissa me empujan al límite.

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Al llegar a casa, cuelgo las llaves en el portallaves de la entrada, y repito la acción con mi chaqueta antes de comenzar a subir por las amplias escaleras de la mansión hacia mi habitación.

Mis pasos son rápidos y ligeros, tratando de no alertar a mi madre en la sala de estar.

—¡Erika!— el llamado de mi madre me hace voltear. El tinte frívolo en sus ojos asiáticos me hace temblar levemente mientras su mirada me recorre de arriba a abajo.

—Mamá— digo con precaución, esperando lo que tiene que decir, pero en cambio su mirada recae en mis calcetas deportivas, las cuales aún están manchadas con aquel líquido carmesí.

—¿Por qué estás cubierta de sangre?— pronuncia de forma dura.

—Hoy ocurrió un accidente, una de mis...— su mano en el aire hace que mis palabras se detengan automáticamente.

—Debiste haber cambiado tu uniforme en la escuela. ¿Sabes lo que podría haber pasado si alguno de los partidarios de tu padre te hubiera visto en esas condiciones? ¿Quieres acaso que las personas comiencen a hablar de nosotros?— su voz suena firme y su mirada escrutadora conecta con mis ojos.

—Lo siento mucho, no lo pensé— hago una leve reverencia en disculpa.

—Si tan solo dejaras de ser tan egoísta y comenzaras a pensar más en tu padre— sus palabras calan como espinas dentro de mí, y un nudo doloroso comienza a formarse en mi garganta.

—No se volverá a repetir— ella asiente.

—No olvides que a las 16:30 tienes clases de etiqueta. Sube, dúchate y haz tus tareas. El chofer estará esperando por ti a las 15:40— me mira y se cruza de brazos. —Usa algún vestido lindo y, por el amor de Dios, arregla ese maldito cabello— asiento de forma pasiva ante sus comentarios.

—¿Puedo comer algo antes de ir a las clases?— pregunto. Ella me observa detenidamente.

—Últimamente has aumentado de peso— comenta.

—Sigo pesando lo mismo—.

—Parece lo contrario— los tacones de la mujer resuenan contra el piso mientras se larga a su oficina. Suspiro, supongo que el día de hoy no habrá cena.

Subí los escalones con pesadez, avanzando en silencio hacia el final del pasillo, donde se encuentra mi habitación. Al entrar, arrojo mis zapatillas dentro del vestidor y dejo que la mochila sobre mi hombro caiga al suelo.

La comezón y el dolor punzante en mi pantorrilla habían comenzado a molestarme desde que corrí hacia mi auto en la escuela. Ya no podía soportar un minuto más sin querer arrancarme la piel a rasguños, sobre todo por los recuerdos gráficos de la herida de Allie aún rondando por mi mente.

Camino por el lado de la cama y tomo una corta pluma de mi mesita de noche, la abro admirando el filo y me dejo caer sobre el suelo sentada, utilizando el lado de mi cama para apoyar mi espalda.

Me quedo un rato pensativa hasta que decido comenzar a retirar la calceta de mi pierna, suspiro aliviada mientras acerco aquel objeto corto punzante a mi pierna.

El filo de la corta pluma brilla de forma retorcida mientras se desliza cortando las uniones de cinta adhesiva sobre la espinillera que uso para jugar, haciendo que con cada lazo que corte el objeto que sostienen comience a colgar.

Tiré la corta pluma a la cama y levanté el fierro que había caído al suelo creando un sonido metálico. Aún en el borde estratégicamente curvado, había un rastro de sangre seca que probablemente se filtró desde mi calceta.

—Carajo...— susurro viendo el pequeño pellejo de la piel de Allie que quedó en la punta.

Lo siento mucho por Allie, pero cuando algo me estorba. Yo lo devoro.

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Me siento en la parte trasera de la camioneta de James, sorbiendo de mi vaso con calma y ofreciéndole una sonrisa amable.  El chico quita su chaqueta de su cara devuelve la sonrisa con rebosante cariño.

—¿Cómo estás? —pregunta claramente preocupado.

—Ni siquiera quería venir aquí, pero Lottie insistió tanto que no aceptó un no por respuesta —dejo el vaso de cerveza a mi lado, apreciando el rostro de su novio—. Si lo piensas, es hasta retorcido que estemos aquí actuando como si nada hubiera pasado cuando hoy en la tarde, literalmente, a nuestra compañera le rompieron la pierna.

—Demonios... Los equipos de chicas son problemáticos— le observo.

—¿No fue a tu equipo a quienes casi llevaron detenidos por la broma que hicieron a la escuela contra la que iban a jugar?— Su ceja se eleva y sus ojos se abren de par en par.

—Tienes un punto— el acepta, y ambos reímos. —¿Puedo hacerte una pregunta?—.

—Claro, adelante—.

—¿Qué pasó entre tú y Nat? No me has hablado de ella en días... Y de alguna manera siempre terminaba saliendo en nuestras conversaciones— La cerveza se detiene en mi garganta de forma dolorosa.

—Discutimos— respondo.

—¿Tuve algo que ver?— Me observa detenidamente. —No quiero ser la razón por la que ustedes dos no se hablen—.

—No... fue mi culpa en realidad— acepto. —No debí esconderle nuestra relación sabiendo cómo es ella—.

—No, no te culpes por esa estupidez, es ella el problema, es jodidamente rara— dice.

—No digas esas cosas, James, sigue siendo mi mejor amiga—.

—Pero Eri, piénsalo. ¿Por qué se enojaría tanto contigo solo porque no le contaste sobre nosotros?—.

—Tienes una hermana... ¿Cómo es que no sabes cómo funcionan las amistades entre chicas?— Una risa sarcástica brota de sus labios.

—Los arrebatos de Natalie no son normales—.

—Ella es así, James— él niega.

—Mira, cuando Shauna le ocultó a Jackie que había dado su primer beso, Jackie no se enojó ni mucho menos dejó de hablarle como Nat lo hizo contigo— Me mira. —Jackie celebró junto a ella, Nat ni siquiera se alegró—.

—No todas las amistades funcionan igual—.

—¿Tan ciega eres?— Toma mis mejillas haciéndome mirarlo.

—No hagas eso, sabes que odio cuando lo haces— digo quitando sus manos.

—Natalie está celosa— yo río y lo empujo por el hombro.

—Eres gracioso—.

—Creo que a Nat le gustan las chicas— una risa se me escapa y dejo caer la cabeza sobre el hombro de James. —Erika, no es una broma—.

—¿Hablamos de la misma Nat? Porque mi Nat faltó una semana a prácticas por estar con aquel perdedor de último año— lo observo.

—Claro que lo hizo. Pero, ¿Acaso no notas la manera en la que te mira?— niego.

—Dios, James, somos como hermanas— él bufa y se aleja de mí con hartazgo. —Oye, literalmente Nat es la persona más heterosexual que conozco. ¿Qué carajos te hace creer que a ella le gustan las chicas?—.

—Sabes que existe la bisexualidad, ¿no?— me quedo en silencio observando su rostro. —¿No sabes lo que es eso?— niego. —Y pensé que eras más inteligente que yo... Las personas bisexuales sienten atracción tanto hacia hombres como mujeres. A ellas les pueden gustar personas de ambos géneros—.

—¿Qué?— mis ojos se abren en sorpresa. —¿Existen personas así?—.

—Claro que sí, si existen homosexuales y heterosexuales, ¿qué te hace pensar que no existirían personas que les gusten ambos géneros al mismo tiempo?— aparté mi vista, enfocándola en mis zapatillas.

—Necesito otro trago—me bajé de la camioneta, ni siquiera me detuve ante los llamados de James.

El mundo me daba vueltas mientras caminaba hacia el barril, donde vi a Shauna y Taissa entablar una discusión acalorada.

Van se metió entre Shauna y Taissa al ver cómo la chica de ojos grandes se acercaba de manera peligrosa a la morena para golpearla.

—Admite que lo hiciste a propósito—dijo Shauna, empujando la mano de Van lejos de ella.

—¿Disculpa?—Taissa se dio la vuelta, enfrentando a la castaña.

—Me oíste—.

—Estás ebria—la voz de Taissa se escuchaba cargada de desprecio.

—Tú eres una sociópata—Taissa se acercó hacia Shaun y decidí interponerme en frente de la morena.

-¡Cálmense!-estiré mis brazos, creando un espacio entre ambas. —Shauna, es suficiente—.

—No... ¡Escuchen todas!... ya no tenemos que preocuparnos del problema Allie, porque Taissa lo resolvió—gritó Shauna, arrastrando las palabras.

—¡Por un carajo!, Shaun por favor cállate—pedí, haciendo que Shauna retrocediera un par de pasos. —Necesitan relajarse, todos las están mirando... Y al actuar así solo les están dando más razones para opinar sobre el equipo y lo que pasó hoy—.

—¿Y por qué debería importarme lo que esos idiotas opinen sobre mí?—dijo Taissa, con su típica voz de desprecio.

—Claro que no te importa lo que opinen los demás, si tú fuiste la que hizo un plan para deshacerse de su compañera de equipo—reí sarcástica y me volví para mirarla. —No te importa porque eres una puta egoísta Taissa, solo piensas en ti—escupí.

—Ahora sí te lo buscaste Rogers—Van se interpone, sosteniendo a Taissa por los hombros antes de que se acercara a mí. Por otro lado, Lottie es quien me tira del brazo, alejándome hacia atrás del momento.

—¿De qué están hablando? — La voz de Laura Lee me hace dirigir mi mirada hacia ella.

—Están hablando del plan de Taissa — Nat pronuncia, explicándole a la rubia a su lado.

—Por favor, ¿desde cuándo te importa algo? — Taissa responde bruscamente hacia mi mejor amiga, dejando a la rubia completamente confundida. —¿No tienes un porro que fumar o un pito que chupar? — Nat retrocede avergonzada, y yo empujo a Lottie para ir por Taissa.

Podía soportar que me dijera lo que quisiera, pero que tratara de hacer sentir avergonzada a Nat por su vida sexual. No lo iba a aceptar.

—¡No le hables así! — grito furiosa hacia Taissa mientras soy detenida por el brazo de Van.

—¡Oh, cállate, Erika! No necesito que me defiendas — miro a Nat dolida.

—¡Oye, imbécil! ¡Ella solo trata de ayudarte! — Shauna sale en mi defensa colocándose tras de mí.

—¡Oh, por favor! Hasta dónde se, Shauna, tú estabas de acuerdo con la estrategia de congelarla — ruedo los ojos ante las palabras de Natalie.

—Y tú no hiciste nada por detener a Taissa, Nat, así que no vengas de moralista — le recrimino, y la rubia me mira sorprendida.

—¡Ya es en serio, chicas! ¿De qué están hablando?

—¡Cállate, Laura Lee! — le gritamos en conjunto a la rubia.

—Que alguien lleve a esta ebria a casa — dice Taissa, mirando a Shauna.

—¡Repite eso, perra! — Shauna me empuja apartándome del camino mientras se acerca a Taissa. Van rápidamente interviene, colocándose entre las dos chicas cuando la discusión comienza a intensificarse.

Hasta que me veo obligada a intervenir, sujetando los brazos de Shauna para detenerla.

—¡Silencio!— Un grito nos alerta, haciéndonos callar a todas. —¡Suficiente!— pronuncia una vez más, y volteamos para mirarla. —¡Yellowjackets!, ¡Conmigo! ¡Ahora!— Suspiro, soltando a Shauna y siguiendo a Jackie.

Caminamos lo suficiente como para estar alejadas de los inquisidores ojos de las personas en la fiesta. Me paro frente a Jackie y me cruzo de brazos, frustrada por tener que seguir aguantando las constantes discusiones del equipo. Dios, solo quería irme a casa a descansar.

—No sé por qué diablos ocurrió eso, pero lo que sí sé es que se acabó— dice ella, mirándonos con seriedad. —Estamos a punto de ir a los nacionales, y por lo que estoy viendo ahora, no deberíamos molestarnos en subir a ese avión—.

Mis ojos ruedan automáticamente tras las palabras estúpidas de Jackie, y sin darme cuenta, se posan en un par de orbes celestes que, al parecer, me han estado observando desde hace un rato. Trago saliva, sorprendida, y la rubia muerde el costado de su vaso de plástico, apartando su mirada de la mía, incómoda.

—Muy bien... Una fila todas— el vacío que hace el grupo a las palabras de Jackie la hace enfadar. —¡Hablo en serio! ¡Una fila! ¡Vamos!— yo retrocedo obligada, quedando entre Shauna y Lottie. —Esto es lo que haremos, quiero que todas corran la fila y digan algo lindo y sincero sobre cada chica del equipo— yo arrugo el ceño, quitándole el vaso de cerveza de las manos a Lottie, quien me mira molesta.

—¿Qué es esto?, ¿Las malditas niñas Scouts?— dice Taissa y yo ruedo los ojos al escuchar la risa en apoyo de Van.

—No es como si ustedes pudieran cubrir la cuota de todas formas— digo en alto, bebiendo del vaso robado. Las risas de Van y Taissa se detienen en seco, dando paso a una risa leve de Lottie.

—¡Silencio!— pide la capitana, mirándome. —Bien, ahora, ¿Quién quiere ir primero?— Jackie sonríe nerviosa y yo apoyo la lengua contra la mejilla, ignorándola y jugando con el contenido del vaso.

—Yo lo haré, Jackie— Laura Lee pasa al frente y toma las manos de la primera chica en la línea. —Taissa, eres hermosa a los ojos del señor— pasa a la siguiente. —Van, eres hermosa...— yo no aguanto la risa, contagiando a Nat, quien comienza a reír junto conmigo.

—¡Ay, por Dios!— el comentario de Lottie hace que deba morder mi lengua, acallándome para no volver a soltar una carcajada.

—Muy bien, Laura Lee, formate— Jackie pide y la rubia vuelve a su posición inicial. —Dios... Yo iré primero. Taissa Turner, tienes más pelea en ti que nadie más que conozca. Me inspira tu determinación— El comentario de la chica hace que la morena se incomode, sin saber qué responder, mientras Jackie pasa a la siguiente. —Vanesa Palmer, tu sonrisa me hace feliz siempre que la veo— Las mejillas de la colorina se tiñen del mismo color que su cabello. —Laura Lee, en serio admiro tu fe... Nat, me gusta que no te importe lo que todos piensen, eres completamente tú misma—.

—Y es letal con la cerveza— risas se escuchan tras el comentario de Van.

—Por favor, continúa, Dile— instó la capitana, sonriendo con complicidad hacia el equipo. —¡Vamos chicas!— Shauna volvió su rostro hacia el mío, esbozando una sonrisa amable. Pero antes de que pudiéramos intercambiar palabra alguna, Jackie llega a nuestro lado acompañada de Taissa

—Erika, ven conmigo— Jackie tomó mi mano sin previo aviso y tiró de ella, dejando a quienes comenzaron la discusión a solas. —Ellas necesitan más que nadie decirse palabras bonitas entre sí— acompañó su frase con una sonrisa que realzaba sus perfectos pómulos. —Y tú, necesitas escuchar palabras bonitas de alguien especial— Nat dejó de hablar con Lottie sobre los sombreros que la chica de la falda rosa llevaba y volteó a vernos cuando aparecimos a su lado.

La capitana, sin espetar palabra alguna, tomó la mano de Nat y la entrelazó con la mía.

Jackie lanzó una última sonrisa a ambas y empujó sutilmente la espalda de Lottie para alejarla del lugar, dando paso a un silencio tenso y largo que se instaló en el ambiente, mientras nuestras manos permanecían unidas.

—Hola— digo tímidamente, buscando la mirada de la rubia, pero esta se perdía en algún lugar del suelo.

—Lo siento, por todo, de verdad— pronunció Nat con sinceridad. —Fui una completa idiota contigo, solo pensé en cómo me sentía, pero no en cómo te sentías tú. Siempre tienes razones para hacer las cosas y yo solo...— Niego con la cabeza, y me acerco a ella, colocando suavemente una mano en su hombro.

—Hey, está bien. Entiendo por qué te enojaste— digo  de forma reconfortante. Nat limpió una lágrima que se deslizaba por su mejilla.

—Diablos, estoy muy drogada en este momento y esto me pone increíblemente sentimental— la rubia suspira, limpiando otra lágrima. —Pero solo quiero decir que realmente te quiero, Erika. Eres la persona más importante en mi vida y estoy segura de que no habría sobrevivido tantos años sin ti— rodeo los hombros de Nat con mis brazos y la atraigo hacia un cálido abrazo.

—Te quiero, Nat— acaricio su espalda con cariño y siento cómo sus brazos se deslizan por mi cintura hacia mi espalda cerrando aquella pequeña muestra de afecto.

—Y yo a ti, Eri— ambas reímos al separarnos y limpio las lágrimas de sus mejillas. —Erika Rogers, eres...— mi mano en su boca hace que la rubia pare de hablar.

—Si tu forma de decir cosas lindas es hablar sobre sombreros como lo hiciste con Lottie, es mejor que cierres la boca— la rubia asiente y ambas nos sonreímos.

Tal vez la idea de Jackie no era tan mala después de todo

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Cierro la puerta del copiloto dejando a una Nat completamente drogada y borracha dentro de mi auto.

—Gracias por ayudarme a cargarla— el chico me sonríe dulcemente.

—¿Estás segura de que no quieres que las lleve? Mañana puedo venir a buscar tu auto con Jeff— niego ante la pregunta de James y dejo un beso sobre su mejilla. —Me preocupa que conduzcas en este estado—.

—Descuida, tras la discusión que tuvimos como equipo, la borrachera se me bajó demasiado rápido por el estrés— él asiente de forma comprensiva y sube su mano acariciando mi barbilla. —Y además, será mejor que te lleves a Randy antes de que se ahogue con su vómito— digo al ver al chico vomitar sobre una yanta de la camioneta de James.

—¡Carajos Randy, la lavé hoy!— dice corriendo a auxiliar a su amigo y subiéndolo al auto. —Nos vemos hermosa— le sonrío moviendo mi mano y doy la vuelta subiendo a mi vehículo.

—¿Cómo puedes besar a esa cosa?— Nat arrastró las palabras y apuntó hacia James por la ventana. Ignoré su comentario y arranqué el vehículo, saliendo del bosque. —Eres demasiado bonita para un chico así— río ante las palabras de borracha de mi amiga. —Déjame preguntarte algo—.

—Haber, dilo— ella voltea a verme.

—¿Si yo fuera un chico, me querías?— una risa se me escapa.

—¿Cuántas drogas te metiste como para llegar a la parte de comenzar a preguntar estupideces?— Nat voltea mirando por la ventana.

—Solo contesta— pide.

—Te quería si fueras hasta un perro, Nat, solo por ser tú— ella bufa.

—No me refería a eso— dice casi como un susurro, pero prefiero ignorarlo mientras entro al parque de caravanas conduciendo hasta lel hogar de la rubia.

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