-Sarah.
-¡DEJADME EN PAZ! -le grité a Iván y a Abbie que me seguían por un callejón oscuro.
-¡Oh, ¿Qué te pasa?, ¿vas a llorar? -dijo James mientras aparecía delante de mis narices y me tiraba al suelo.
-¡DEJADME EN PAZ! -les grité mientras lloraba.
Iván y Abbie venían corriendo hacia mí, gritando mi nombre seguidamente. De un momento a otro, desaparecí y volví a abrir los ojos. Ahora estaba en un garaje abandonado. Giré sobre mí para ubicarme y de repente aparecieron James y Anny en unos cubículos de cristal llenos de agua, estaban a punto de ahogarse.
-Tienes que decidir, querida, tu novio o tu hermanita -dijo una voz que no provenía de ningún lado, al menos yo no lo veía.
-No... no puedo -dije mientras tartamudeaba.
-¡ELIGE! ¡ELIGE! ¡TIENES QUE ELEGIR O MUEREN LOS DOS! ¡VAMOS, ELIGE! -seguía diciendo la voz mientras todo me daba vueltas.
-¡Sarah! -escuché decir a alguien desde muy lejos.
-¡Sarah, vamos, despierta! -volví a escuchar.
Todo se volvió oscuro y no podía escuchar ni ver nada.
-¡Princesa! -dijo James mientras me sacudía despacio.
Abrí los ojos y me levanté de golpe en la cama. Lo primero que vi fue la cara de James asustado.
-Solo era un sueño, ven aquí -dijo James mientras me abrazaba y me pasaba la mano por el pelo.
No me di cuenta de que estaba llorando hasta que James me cogió la cara para limpiarme las lágrimas con los pulgares.
-¿Estás bien, eh, princesa? -preguntó, dándome un beso en la frente y dejando que lo viera a los ojos.
-Sí... sí, estoy bien Jem, no te preocupes -le dije, tranquilizándolo, para luego darle un beso en los labios.
-¿Quieres que salgamos a dar una vuelta para que tomes aire fresco? -me dijo mientras me volvía a abrazar.
La verdad es que me vendría muy bien salir a tomar el fresco, y si es con él, me apetece ir a cualquier sitio que me proponga.
-Si me ducho y nos vamos, ¿vale, Jem? -le dije mientras me ponía en pie cogiendo algo de ropa.
Asintió con la cabeza a modo de respuesta y yo me abalancé hacia él para darle un beso en los labios. Salí de la habitación, y como siempre, Maggie y Manuel ya estaban comiendo.
-Buenos días, Sarah -me dijo Maggie casi al instante de cerrar la puerta.
-Buenos días, chicos -les dije mientras iba directa al baño.
***
Cuando ya estaba vestida con unos pantalones cortos negros y un top morado con tirantes gruesos, me puse el collar que James me regaló y me maquillé muy poco. Recogí la ropa sucia y la puse en el cesto. Después de unos momentos, salí hacia el salón ya lista.
James ya estaba listo, pero estaba en el sofá con esa libreta otra vez. No sé qué estará dibujando, pero en cuanto me ve aparecer por el pasillo guarda la libreta rapidísimo y viene hacia mí.
—¿Dónde quieres ir, princesa? —me pregunta.
—Bueno, había pensado en ir a bailar un rato. Hace mucho que no lo hago.
—Vale, pero ¿vas a bailar así?
—El otro día dejé allí un par de cosas, así que no hace falta llevar nada.
Me costó convencerlos, pero me dejaron dejar mi ropa y mis puntas allí para que cuando fuera a bailar no tuviera que cargar con semejante mochila que llevaba siempre.
—Entonces vamos, princesa —dijo James mientras íbamos hacia la puerta.
—Las damas primero —dijo, poniendo voz más chillona.
—Oh, gracias —le digo en tono de burla.
Después de un rato, ya estábamos en el conservatorio. Entré a los vestuarios para cambiarme mientras James buscaba un aula libre para no perder tiempo. Según él, me mandaría el número de aula.
Cuando salgo del vestuario, me topo con la cara de Nevil.
—Oh, Sarah, me alegro de verte. Me enteré del incendio. ¿Estás viviendo con James, no? —me pregunta.
—Sí, estoy viviendo con Je... digo, con James. No teníamos a dónde ir y James nos dejó vivir con ellos.
—Me alegro de que estés bien entonces. ¿Vas a bailar? —me pregunta mientras se acercaba más a mí.
—Sí, voy a bailar —le digo mientras doy un paso atrás.
—Si quieres, podemos bailar juntos —pregunta mientras da dos pasos hacia mí, dejándonos a una distancia que casi ni se ve, intentando besarme.
—Lo siento, me temo que eso no va a ser posible —dice una voz detrás de él.
Era James, estaba parado detrás de Nevil, parecía enfadado. Ya lo había visto así, pero esta vez era diferente; estaba enfadado y mucho.
—Hola, James —dice Nevil, apartándose de mi lado al instante.
—¡Hola, Nevil! —le responde James, dándome la mano para salir del hueco en donde me había tenido que meter para no quedar pegados.
—¿Qué haces aquí? —pregunta Nevil.
—Yo vengo a acompañar a mi novia, a la que casi metes en la pared para intentar besarla —dice él mientras aprieta los puños. Enseguida le cojo la mano y los relaja mientras me mira de reojo.
Nevil se queda callado durante unos segundos, mientras yo le susurraba a James que fuera a por las llaves del aula y las entregara, ya que yo me cambiaría. De pronto, él dice algo.
—Tu... tu novia —pregunta un poco pasmado.
—Sí, su novia. Y como vuelvas a intentar besarme de esa manera, no dudaré en pegarte una bofetada —le digo mientras James se marcha.
—Lo... lo siento, Sarah, yo...
—Cállate, ya lo sabes para la próxima. —le digo mientras vuelvo a entrar a los vestuarios.
***
Una vez cambiada, salí del vestuario. Me despedí de la recepcionista y salí del edificio; James me esperaba en el coche. Llegué y abrí la puerta.
Él me miró con una sonrisa y me robó un beso. Se volvió hacia el volante y puso en marcha el coche. Cuando llevábamos poco tiempo en carretera, se me ocurrió llevarlo a un sitio. Él ya había hecho demasiadas cosas por mí, como llevarme a donde los farolillos hace dos semanas, y yo quería recompensárselo.
—¿Puedes aparcar por aquí, Jem?
—¿Para qué, princesa? —me preguntó él con una sonrisa.
—Tú solo aparca; te voy a llevar a un sitio.
Él me hizo caso, aparcó no muy cerca de donde íbamos a ir. No sé si él habrá ido ya a ese lugar, pero si no ha ido, le voy a dar una gran sorpresa. Mientras andábamos hacia el lugar, se hacía tarde. No sé cuánto tiempo andamos, pero cuando llegamos a la galería de arte, ya era de noche.
Como afuera del edificio no ponía nada de que fuera una galería de arte, él se quedó un poco desconcertado cuando entramos. Pasamos varias salas, y por fin, pude ver la de arte.
—¿Nunca habías venido aquí? —pregunté un poco impaciente por su reacción.
—Pues la verdad, nunca había venido aquí, princesa —me dijo mientras me abrazaba y enterraba su nariz en mi pelo. —Es muy bonito —continuó él.
—Me alegro de que te haya gustado —le dije mientras nos separábamos.
Dimos una vuelta por la gran galería, y James parecía muy feliz.
—Jem, es tarde. Nos deberíamos ir ya —le dije cuando ya habíamos acabado de verla entera.
—No es tarde, princesa. Solo son las nueve de la noche —me dijo mientras se paró frente a mí y me rodeó la cintura con sus manos.
—Sí que es tarde, Jem. Deberíamos ir...
Él me calló con un beso. No me sorprendió; no era nada nuevo. Cuando se separó de mí, fingí estar enfadada por eso, pero no me creyó. No puede ser que llevemos tres semanas siendo novios y me conozca mejor que mi madre.
Le eché una mirada seria, y él puso cara de fastidio.
—Pues nada, a casa —dijo él, cogiéndome de la mano para dirigirnos hacia la salida.
Nos fuimos de allí y llegamos a casa a las once de la noche.
James aparcó el coche, y yo lo esperé. Salimos del coche y nos cogimos de la mano antes de ir hacia la puerta. Él me estuvo echando unas cuantas miradas mientras sonreía, pero cuando estuvimos más cerca del edificio y miró hacia adelante, su sonrisa se esfumó y solo quedó su cara de asombro.
—¿Qué pasa, Jem? —le dije mientras miraba hacia donde él estaba viendo.
—¡Lily! —dijo él con la voz entrecortada.