Mi enorme dragón..

By MilagrosBenitez890

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¿Qué pasaría si Maléfica hubiera aceptado enseñarle magia a Regina?, ¿sería la Reina Malvada?, ¿habría sentim... More

Prólogo
Capitulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capitulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Epílogo 1
Epílogo 2

Capítulo 17

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By MilagrosBenitez890

Maléfica se sentía bastante inquieta por hablar con Regina, así que ambas decidieron sentarse en el piso a acomodar el librero. 

– Stephan y yo tenemos prácticamente la misma edad, nos conocimos cuando éramos unos niños, él robaba cosas, porque realmente no tenia nada, yo lo encontré robando una vez y decidí que no podía dejarlo así, empecé a darle parte de las riquezas del páramo. Siempre en el límite ya que él no podía entrar. 

– ¿Por qué no? 

– Los humanos no pueden entrar, solo aquellos que son permitidos por las criaturas de ahí, como tú  –Regina asintió dejándola seguir con el relato–. pasabamos todos los dias juntos, fue él quien me dio mi primer beso, tenía unos 17 años, me enamoré de Stephan. 

– ¿Lo dices en serio? 

– Si, pero de pronto un día desapareció, ya no estaba esperando por mi en la entrada del páramo y paso bastante tiempo hasta que supe de él, trabajaba para el padre de Briar Rose, como un soldado más. Volvió al páramo con la excusa de hablar y trajo un vino, para ese momento ya pasábamos de los 20. 

– ¿Y qué pasó? –dejó los libros a un lado para mirar a Maléfica de frente 

– Confíe en él y mientras dormía corto mis alas. 

– ¿Tus alas? 

– Unas hermosas alas negras de dos metros, se arrastraban en el suelo mientras caminaba y pesaban bastante pero me mantenían en el aire cada vez que quería –la morena noto como la voz de Maléfica se quebraba ante la mención de sus alas, así que se acercó un poco más a ella para poder tomar su mano.

– No sabía que tenias alas. 

– Soy un hada negra cariño. Descubrí que Stephan corto mis alas para dárselas al padre de Briar Rose y convertirse en rey, el poder lo cego, olvidándose que un dia yo lo ayude. Me vengue de él, poco tiempo después tuvieron una hija, Aurora y el día que la presentaron jure que al cumplir los 18 años ella se pincharia el dedo con el aguja de una rueca y no despertaría nunca. 

– Pero Phillip apareció. 

– Y arruino todos mis planes. 

– Lo siento. 

– ¿Por qué? 

– Por que confiaste en alguien que te lastimó. 

– Esta bien, ellos hacen su vida y yo estoy contigo. 

– Gracias por confiar en mi, Mal. 

Una vez que terminaron de arreglar el librero, lo pusieron en su lugar y luego se acomodaron en la cama de Regina quedando las dos frente a frente. Maléfica pasaba sus dedos por el pelo de la menor en una pequeña caricia. 

– Debes tener mucho cuidado con tu magia Gina, no quiero que alguien lo descubra y lo use en tu contra. 

– Lo sé, estaba furiosa contigo. 

– Es difícil para mí confiar en las personas. 

– Te entiendo. 

– Lo bueno de todo esto es que descubrí que tiene carácter fuerte cariño. 

– Te odio. 

– No lo haces, no eres capaz de odiar. 

– No lo sé, yo creo que soy capaz de eso y me da un poco de miedo lo que podría llegar a hacer mi odio. 

– La chica que hoy vi durmiendo abrazada a la niña que juro destruir no es capaz de odiar. 

– Snow es solo una niña. 

– Que fue la condena de tu vida.

– No puedo hacerle daño, es solo una niña. 

– También eres una niña Gina –se acercó un poco más a ella quedando a escasos centímetros–. te amo, mi hermosa niña. 

– Te amo mi dragón.  

Unieron sus labios durante unos segundos, Maléfica tomó a Regina por la cintura y la coloco encima suyo. 

– Mal, nos van a descubrir. 

– Tranquila, el hechizo es fuerte, nadie va a escuchar nada. 

– Pero yo me desperté en cuanto me hablaste. 

– Eso es porque tu nunca caes en mi hechizo. 

– ¿Qué? 

– Eres inmune al hechizo de sueño. 

– ¿Por qué? -se acomodó sentándose en los muslos de Maléfica, quien terminó por imitarla sentándose para estar más cómodas. 

– Creo que tiene que ver con algo que me dijo Rumplestiltskin hace unos días. 

– ¿Hablaste con Rumple?, ¿Por qué? 

– Solo apareció en el castillo y dijo algo que me dejó pensando en porque tu nunca caes en el hechizo. 

– ¿Y puedo saber por qué?, ¿qué te dijo Rumplestiltskin? 

– Dijo que nosotras somos amores verdaderos. 

– ¿Amores verdaderos? –Regina se levantó del regazo de la rubia sentándose en la cama–. ¿lo dices en serio? 

– ¿Te molesta? –Maléfica intento tomar la mano de la menor, pero tenía miedo de que reacciomara mal. 

– ¿Qué? 

– Gina entiendo si esto te molesta, yo solo… 

– No me molesta Mal, es solo que es un poco raro para mi. 

– ¿Raro?, ¿a que te refieres?

– A qué vi morir a quien creía mi amor verdadero y ahora te tengo aquí, tu me dices esto y es… genial. 

– ¿Genial? 

– Si, no creí poder volver a amar a alguien y que de alguna forma Rumplestiltskin diga eso de nosotras me gusta. 

Esta vez Maléfica se colocó sobre Regina para poder besarla, unieron sus labios de forma lenta y delicada. 

Amaría cuanto pudiera a la menor y se lo demostraría siempre, bajo sus besos hacia el cuello de Regina, esta vez se aseguro de no dejarle ninguna marca, iba a evitar que Leopold lastimara de nuevo a su mujer. 

– Mal, por favor. 

– Shh… –hizo que la menor girara sobre su espalda para poder soltar los cordones de su corset–. ¿Cómo puedes dormir con esto puesto?

– Me quedé dormida. 

– Bueno es momento de librarte de esto –termino por quitarle el corset para deslizar el vestido por su cuerpo y lo tiro hacia algún lado de la habitación, sin importarle en donde terminaría. 

Sonrió en el momento en que con un movimiento de su mano Regina le quito la ropa. 

– Veo que practicante. 

– Tal vez un poco –tomó su cara entre sus manos para besarla–. te amo. 

– También te amo. 

Se acomodó de forma tal que sus centros quedarán unidos, empezó con unos leves movimientos mientras sentía que la menor dejaba un camino enrojecido en su espalda con sus uñas. 

Ella si le estaba dejando marcas, unas deliciosas marcas, giró para que esta vez Regina quedara encima, puso sus manos en su cintura marcando el ritmo. 

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Maléfica paso su mano por el pelo de Regina mientras ella descansaba a su lado, solo mirándola en silencio. 

– ¿Alguna vez pensaste en tener hijos? 

– Si lo pensé, ¿tu? 

– Alguna vez lo pensé, supongo que si tengo un hijo o una hija será parte dragón. 

– ¿Le enseñarías a volar? –la miró con una sonrisa.

– No te burles, si debería enseñarle. 

– Seris tierno de ver. 

– Oh cállate. 

– ¿Vivirían en el páramo? 

– Claro, imaginalo un pequeño dragón en el páramo junto a las demás criaturas, sería genial. 



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