Depauperar

Por _maga_machi

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Depauperar: Debilitar o extenuar el organismo o una de sus partes. Empobrecer. Eso hare con todos ellos, ahor... Más

Sinopsis.
Epígrafe.
Venganza.
Prologo.
Capitulo 1 Inicia la cacería.
Capitulo 2 Los perros como tú, a mis pies.
Capítulo 3 Seguridad privada WOFLYNN.
Capítulo 4 Sentimientos apagados.
Capitulo 5 Experiencia, despedida, aprendizaje.
Capítulo 6. 1+1+?= Locura absoluta.
Capítulo 7 Dos si muerden y uno solo ladra.
Capítulo 8 Juguemos al "afecto y odio"
Capitulo 9 Un nuevo planeta, perverso negocio y una soltera.
†Capitulo 10 † El Riarek.
†Capitulo 11 † Apatía disfrazada de contrariedad.
†Capitulo 13 † El retrato perfecto.
†Capítulo 14 † Climax.
†Capitulo 15† 365 Días.
†Capítulo 16† Felices para siempre.
†Capítulo 17† Inicio del fin.
†Capítulo 18† Que inicien los juegos del hambre.
†Capitulo 19† Tantos átomos en una sola molécula.
†Capitulo 20† Yo soy el cuervo perverso.

†Capitulo 12 † Anfisbena

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Por _maga_machi


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En esta ocasión, tenemos una doble actualización. Después de un difícil mes de febrero, en el que incluso pasé mi cumpleaños sola en el hospital debido a mi enfermedad, me vi obligada a tomarme un descanso. Sin embargo, ahora que ha comenzado marzo, estoy de vuelta con todo y les traigo dos capítulos. La historia comienza a volverse interesante y, como pequeño adelanto, todo está a punto de complicarse. Aprovecho también para desearles un feliz Día de la Mujer y enviar un beso a todas mis lectoras.


Recordar es fácil para quien tiene memoria, olvidar es difícil para quien tiene corazón. -Gabriel García Márquez.


3 DE SEPTIEMBRE DEL 2024.

Londres/ Día.

Casa grande.

―Aleix.

Toco al individuo que se encuentra en mi lecho, exhibiendo su torso sin ropa y restringiendo mi capacidad de movimiento. La noche pasada fue vigorosa, con una cantidad excesiva de actividad física.

Que forma tan sutil de decir que tuviste sexo.

―Duerme D ―menciona con voz adormilada, metiendo su rostro en el hueco de mi cuello.

―Tengo un asunto que debo atender, si quieres quédate aquí hasta que vuelva ―retiro gentilmente su mano de mi cintura y me pongo de pie para buscar la vestimenta que utilizaré.

―¡No mencionaste que no tenías la posibilidad de salir a ningún lugar! ―grita

―No puedo hacerlo, pero lo voy a hacer ―respondo dentro de la ducha.

No tardo mucho en vestirme, maquillarme y arreglarme. Al salir de la habitación, me encuentro nuevamente con él dormido y me acerco para observarlo detenidamente. Las pestañas extensas y el cabello tan sedoso que provocan el deseo de acariciarlos y sumergirme en su suavidad. Mis ojos se desvían hacia su pelvis, observando minuciosamente aquel tatuaje que pude apreciar la primera vez que nos acostamos. Hasta ahora, no había tenido la oportunidad de examinarlo con detalle, ya que en la mayoría de ocasiones nos dejamos llevar por el placer.

Doy un pequeño salto al sentir cómo su mano me toma y me acerca a su figura.

―No quería asustarte ―susurra a centímetros de mis labios.

―Nos vemos después, Aleix... ―considero seriamente la posibilidad de advertirle que se cuide, ya que no deseo que la agencia lo capture.

Mi mente se extravía en divagaciones. No comprendo por qué debería preocuparme. La amistad ya no es una prioridad desde que regresé, he dejado atrás su importancia. Si alguien se cruza en mi camino y obstaculiza mis objetivos, no me importa lo que les suceda, mis prioridades están claras. O más bien, deberían estar claras.

―¿Ibas a decir algo?

―Si ¿Me ayudas a escapar?

―¿Qué acciones se requiere ejecutar? ¿Asesinar a alguien? ¿Provocar un incendio? ¿Realizar una intoxicación con gas? O quizás, consideremos una opción más seria, como la utilización de un artefacto explosivo ―su sonrisa macabra me recuerda que debajo de ese rostro angelical se esconde un ser protervo.

―No. Deseo escabullirme sin ocasionar ningún contratiempo, y únicamente necesito alejarme de una determinada persona. Entretener al perro que seguramente está detrás de esa puerta, ese es mi plan ―ambos miramos hacia el mismo punto con una sonrisa cómplice.

Cuando ya había logrado huir, gracias a la ayuda de Aleix, todo se puso complicado. Ya que estuvimos a punto de usar el recurso de noquear a Kai, porque se mostraba recíproco a ceder a nuestros planes y se mantenía muy alerta. Finalmente, nos besamos apasionadamente y empecé a desnudar a mi amigo frente a él. Con ello se alejó y Aleix aprovechó para entretenerlo, supuestamente yo me estaba bañando, así logré escapar. De los demás guardias fue más fácil.

Me veo en la situación de correr con tacones, experimentando una leve transpiración en mi frente y espalda, mientras verifico la proximidad del automóvil que vendrá a recogerme. Aparentemente, el vehículo ya se encuentra estacionado, esperando mi llegada. Eso me notificó en un mensaje, debo encontrarme con él una cuadra más adelante.

Cuando intento cruzar, tres camionetas se detienen frente a mí. Rápidamente, llevo mi mano hacia mi arma y me alejo un poco de las camionetas. De ellas, comienzan a descender hombres vestidos con trajes elegantes. Finalmente, se baja el último.

―¿Cuánto tiempo sin vernos? ―ironiza.

―No presto atención al tiempo, y mucho menos me preocupo por las personas que no me interesan ―llevo mi otra mano a donde tengo la navaja, ideando miles de posibilidades de escapar si es que me falla el plan a.

―Rabiosa, ¿siempre has sido así?

―¿Con la gente que lo merece?, sí.

―Dejemos de lado el saludo innecesario y enfoquémonos en lo importante, eres una puta infiltrada de Wolflynn, ¿Qué pensara tu familia?

―No sé, ¿por qué no se lo cuentas y vemos que pasa? Esta puta, como le llamas, estaría encantada de saber la razón del ¿Por qué no lo has hecho? ―puedo notar la sonrisa pícara que refleja su rostro.

―Es más divertido descubrir que planeas y arruinar tus planes, no pudiste conmigo y estoy libre, ¿Qué plan sigue?

―Tranquilo que en mis planes no estaba que usted fuera encarcelado, de hecho ni sabía que usted era ese tal omega, ridículo el nombre por cierto. En dado caso, ahora te encuentras en mi lista de los muertos vivientes. Estoy planeando el regalo perfecto para ti: un pase directo al infierno.

―Me encantaría presenciar su intento, pero antes debo jugar contigo, tal como lo hacía cuando eras una niña. Me encantas y es hora de volver a tenerte.

Observo discretamente el reloj, desde el cual se envió una señal de auxilio a una persona específica, y al parecer está cerca. Sin embargo, mi instinto clama: "Quiero matar a este hijo de puta".

Soy consciente de que sería un acto suicida, no carezco de los recursos necesarios para responder, ellos son la mayoría y, evidentemente, me expongo al fracaso.

―No, omega o Noah, tú entraste a mi juego.

Un vehículo se aproxima a gran velocidad por detrás y, sin demora, efectúo un disparo en su dirección. Puedo confirmar que logré alcanzarlo, ya que observo sangre en su brazo y otra mancha en su abdomen. Sin embargo, la lluvia de balas proveniente de sus acompañantes me obliga a refugiarme en el automóvil. El individuo se encarga de pilotar y toma acción con una ametralladora, eliminando a algunos individuos y obligando al resto a buscar refugio, al igual que su líder.

Cuando agota por completo el cargador, arranca con una velocidad similar a la de un piloto de Fórmula 1. Mientras tanto, envío un mensaje a Alfa para informarle que tengo el control absoluto de Omega, asegurándole que ese imbécil no me matará.

―No hay un solo día de descanso con usted mujer, y eso me encanta ―lo dice con tanta emoción y placer que me causa gracia.

―Usted es demasiado lento, solo estaba una cuadra más adelante y tardó.

―Un gracias no está de más.

―¿Por qué tengo que agradecer?, trabajas para mí ―ruedo los ojos y de mi bolso sacó un espejo dándome un retoque.

Me encontraré con los otros dos imbéciles, no debo llegar como si hubiera atacado al nuevo socio de Cala o corrido una maratón.

―Qué niña tan malcriada.

―Sabe que sus comentarios me importan muy poco, ¿no? ―me aplico el lápiz labial y organizo cuidadosamente todos mis productos de maquillaje, asegurándome de recargar mi arma con las municiones que acabo de tomar prestadas del conductor, quien tiene un vehículo muy bien equipado.

―Recuerde que gracias a mi ayuda logré entregar esas armas al gobierno y de paso causé la muerte de ese enfermo al cual usted fue vendida.

―¿Para qué lo liberé? Ese fue mi pago para que se uniera a mí. ¿O quiere volver a la cárcel?

―Tienes respuestas para todo, me agradas Daria.

―Usted igual a mi Gregori, debería contarme más de mi madre.

―Con gusto.

Luego de una charla amena, donde adquirí más información de lo romántica que era Cala Baker, llegamos al punto de encuentro.

...

El resonar de los tacones se hace presente a medida que me acerco, y el crujir de la madera alerta a la persona en el interior de mi aproximación, sin embargo, desconoce que estoy acompañada.

Mediante la autenticación de mi huella dactilar, obtengo acceso a la puerta y el exquisito aroma de la carne impregna mis sentidos olfativos. Me encamino hacia la cocina y me encuentro con Cesare, quien está vestido solo con una pantaloneta, y me recibe con una cálida sonrisa al notar mi presencia.

―¿Tenemos compañía? ―dice, después de una minuciosa observación del caballero situado a poca distancia detrás de mí.

―Grigori, él es Cesare. Cesare, él es Grigori, ya tendrán tiempo de conocerse más a fondo. El hombre te hará compañía, te quejabas de tu soledad, así que ya no estarás solo en esta casa ―se procede a servir el plato de carne.

El individuo sin ningún tipo de pudor comienza a comer delante de nosotros, mientras yo me siento en la mesa y saco el dispositivo de almacenamiento que contiene información, tomando prestada la computadora del hombre que está alimentándose. Requiero la asistencia de Grigori en este asunto que he planeado, sin mencionar que es una prueba de confianza, aunque no la necesito, ya que estoy segura de que él será leal hacia mí.

No deposito mi confianza en los demás, dado que Cesare aparenta estar ocultando información relevante, e Hilai, en un arrebato de celos, podría sabotear mis planes.

―¿Para qué soy bueno? ―El exnovio de Cala se sienta junto a mí.

―Necesito su colaboración para completar el contenido faltante de esta carpeta. Hace algunas semanas, tuve éxito al infiltrarme en el sistema, pero lamentablemente fui descubierta. Afortunadamente, gracias a la intervención de Wolflynn, logré evadir ser encontrada, ya que desvió el servidor. Usted sí puede acceder y obtener lo necesario, siempre y cuando no se me relacione con esta situación. No habrá ningún inconveniente si Cala llega a enterarse de que usted ha obtenido esa información, eso la hará volverse loca pensando en lo que usted supuestamente busca.

»Manifestó que contaba con hackers capaces de igualar las habilidades de mi hermano. Requiero con premura los documentos que faltan. Los que poseo fueron obtenidos de manera ilícita de la empresa farmacéutica de los Murray, únicamente se trata de la planificación del proyecto. Necesito confirmar si se llevó a cabo.

―Proyecto "CKND" ¿Qué significa? ¿Qué tiene que ver esto con la muerte de Cala o la caída de su imperio?

―Nada que ver, esto es personal. El significado del proyecto solo le hallo esta explicación: C de Cala, K de Kale, N de Nuriel, D de Darek.

―Iniciales de tus padres. ¿Qué es?

―A pesar de que le proporcionará una explicación, es poco probable que logre comprenderlo. En resumen, se trata de un proyecto terrorífico. ¿Tiene alguna otra pregunta?

―Sí ―interrumpe Cesare―, ¿yo qué tengo que hacer?

―Yo también tengo pregunta: solo no podré hacer esto, ¿Tengo ayuda? ―cuestiona Grigori.

―Ya tienes un trabajo, y me has demostrado que eres un inútil, no mataste a tu padre porque se te adelantaron. Tampoco has dado con información sobre Kai ―dirijo mi atención al rubio de ojos azules: Cesare.

―Creo que ese tipo es un fantasma, estoy seguro de que trabaja en la misma agencia que tú.

―No lo es, y dado que estás interesado en un trabajo, necesito que lleves a cabo la tarea de secuestrar a Ali. ¿Estarías dispuesto a asumir esta responsabilidad?

―Sí.

―Respeto a la ayuda, la tendrá, señor Grigori, está en camino ese apoyo y espero que se lleven bien. Otro asunto importante, Cesare ¿Le hallaste respuesta a mi pregunta?

―Si te refieres al hombre que me ayudó con el personal que te atacó en la farmacéutica de los Murray, no. Aún no sé quién es, como te dije: siempre estuvo con la máscara y era mudo, eso decían los hombres y eso aparenta.

»La primera vez que entablamos comunicación fue a través de una llamada telefónica, y quien habló no fue él, sino su amigo o cualquier otra persona que fuera. Cuando finalmente nos encontramos en persona, se comunicó conmigo utilizando el lenguaje de señas. No entendía por qué no conozco ese dialecto, pero su amigo se encargó de traducirme. Su único objetivo era atraparte.

―Es un idiota ―dice Grigori.

―Ni que lo digas ―ruedo los ojos.

―Estoy aquí, por si no lo notan.

―¿No se te ocurrió pensar que tal vez no era mudo? ¿O qué te usaban? ¿Pensaste que te ayudaron sin ellos recibir algo?

―Quiere atraparte, yo estaba enojado y quería... Mierda, ¿me usaron?

Al fin logra entender.

―Sí, te usaron, Cesare, bienvenido al mundo real, donde las personas rara vez actúan sin una motivación oculta. En este caso, ese individuo pretendía demostrar su existencia y mostrarme lo cerca que puede llegar a estar. Lamentablemente, tu ingenuidad facilitó su cometido. Me inclino a creer que el hombre enmascarado es Kai.

―O un familiar ―completa Grigori.

Cuando el timbre suena, me levanto y abro la puerta, permitiendo la entrada al hombre que me saluda con una amplia sonrisa. Sin embargo, su expresión se desvanece al percatarse de los dos hombres que también lo miran con perplejidad.

―¿Cuándo dijiste que me necesitabas, no pensábamos en el mismo tipo de necesidad?

―Cuando dije que te necesitaba era para que vinieras sin rechistar, no te necesito, pero tampoco te quiero como enemigo.

―¿Qué hace él aquí? ―Hilai observa con desprecio a Cesare.

―Mi ex prometido trabaja para mí, o cierto, tú también eres mi ex prometido y ahora también trabajas para mí. ¿Irónico cierto? Ya que ustedes dos se conocen no necesito presentación, entonces te presento a Grigori, Grigori, él es Hilai y será la ayuda que estabas pidiendo ―ambos hombre se saludan con un apretón de manos.

Hilai detalla minuciosamente al hombre y luego a mí, en cambio, Cesare, está que bota chispas de la rabia que se ve impresa en su rostro.

―¿Ayuda? Lo que haré ahora es matarlo ―el italiano arroja el cuchillo de cocina, el cual Hilai logra esquivar mientras se dirige hacia él con enojo.

―¿Intentas matarme?

―¡Sí! ―La voz del italiano cambió, mierda sí que está enojado, y más con la burla que Hilai está reflejando, esa superioridad y calma que exaspera a cualquiera.

―Cesare, es suficiente. Hace apenas un momento conversamos acerca de la importancia de ser astuto, ¿lo recuerdas? Utiliza tu inteligencia o serás manipulado.

―Toma el consejo de esta belleza y obedece, él trabajará conmigo, no con usted.

No puedo evitar ver al ex prometido de mi madre, ambos intercambiando una mirada de complicidad. Él comprende por qué he decidido tener a estos dos aquí. Esta es la razón por la cual lo liberé de la cárcel y lo involucré en mi causa. Necesito a alguien que esté a la altura de mi madre en términos de habilidades analíticas y deductivas, así como en la capacidad de acertar en conclusiones y hechos.

―Qué asco, te coges a un viejo ―sabía que Hilai saldría con ese tipo de comentarios.

―Ya quisiera―, al mismo tiempo decimos Grigori y yo, sé que ambos nos llevaremos más que bien.

―Nadie me usa, el mudo ese sabrá de mí ―se hace escuchar Cesare.

También requiero conocer la identidad de la persona que se encuentra oculta tras esa máscara.

―Recuerda, usa la cabeza ―dice el ex de Cala, se acerca a robar comida de su plato dándole un apretón de hombros.

―Entonces sí es cierto. Has regresado con la intención de poner fin a tu familia, algo que no esperaba. De hecho, te imaginaba viviendo una vida feliz.

―No te pongas sentimental, Hilai, deja de querer revivir tus memorias, nunca llegaste a comprender que nunca fui completamente yo. Ahora enfócate en el ahora, tú decides si ser una piedra o formar parte del camino. Grigori te explicará el plan, tengo asuntos que atender.

―¿Crees que no sé quién eres o quién fuiste?, por eso mismo te protegía.

―¿Sirvió de algo tu protección? Fuiste el primero en traicionarme y no quiero hablar de un tema que ya enterré.

―Imitación de cala, ya dijiste que ese trabajo no tiene que ver con mis intereses, entonces yo quiero ser el que liquide a su madre ―interrumpe Grigori.

La manera en la que Grigori se refiere a mi madre es alarmante, y comprendo que es casi similar a mi relación con Hilai. La única diferencia es que mi madre arruinó por completo su vida y su corazón, mientras que a mí solo me destruyeron uno de los dos. Ya tengo suficiente con mi familia, quienes han destrozado ambos aspectos de mi vida.

―Le aseguré que no la mataríamos. Nuestro objetivo no es quitarle la vida, sino hacer que la persona anhele la muerte y no cumplir ese deseo. Mi compañero y yo nos encontramos trabajando para poner fin al imperio. Cuando Cala haya anhelado durante mucho tiempo su muerte, te aseguro que serás tú quien le asestará el golpe final con el puñal.

Mentirosa, no le darás ese gusto a nadie.

―¿A qué compañero nos referimos? ¿Aleix? ¿A quién te coges? Y antes afirmabas que nunca tuvieron nada ―es evidente los celos y la rabia en sus palabras.

―Esa información no se las puedo dar, o se acaba la ayuda de la agencia. No, Hilai―. Fijo la mirada en él ―el hombre con el cogo no es mi compañero, y no deberías preocuparte, ni mucho menos tengo la obligación de darte explicaciones. Después de todo, si ese fuera el caso, no tienes la autoridad moral para juzgar si te engañé en el pasado o no. Aquello sería un ojo por ojo. Ahora mejor dime tú: ¿Para qué te contrató Wolflynn?

―Si te digo pierdo mi ventaja.

―No es una ventaja, es tu salvavida o hace mucho te hubiera quitado del camino.

―Creí que no deseabas matarme.

―No lo hago, sin embargo, si mi ex pareja ha sido contratada para vigilarme y desean utilizarlo debido a que la agencia sospecha que no estoy dispuesta a entregar la cabeza de mi madre, sino más bien un saco de huesos. Aquello entorpece mis planes, así que es una razón válida para matarte. ¿Qué pasa? ―le ofrezco una mirada de suficiencia―. Ya te había dicho, no quiero matarte porque no me interesas. Y tu salvavidas no es la razón de tu contratación, sino más bien que aquellos que te han contratado saben que si llegas a fallecer es porque yo sé sus planes.

―Entiendo, quieres mostrarme que tienes poder sobre mí.

―No, es para que veas que ahora yo soy la que está a muchos pasos más adelante y tengo el control, si intentas arruinarlo, lo sabré.

―¿Para cuándo el secuestro? ―Cesare interrumpe.

―Tienes un mes para planearlo, nada puede salir mal, haz bien tu trabajo corazón.

Sin más palabras, me despido dejándoles con interrogantes a los cuales no daré respuesta. Ellos son conscientes de lo que deben saber y no hay más que añadir.

Tras un extenso trayecto, finalmente llego a la empresa de mi hermano Adriel, quien me había estado enviando numerosos mensajes. En el hogar se enteraron de mi escapada y me notificaron que debía dirigirme hacia su ubicación.

Me resulta difícil describir la construcción en detalle, ya que siento que algunas personas me observan. La seguridad es excelente, al igual que la tecnología utilizada en las ventanas, computadoras y ascensores. No hay puntos ciegos en las cámaras de vigilancia y también noto algunos desniveles en las paredes, lo cual podría indicar que algo se activa en caso de emergencias.

Tengo la intención de desmantelar esta empresa. He elaborado un plan para llevarlo a cabo de manera directa, asegurándome de ocultar mi identidad en el proceso. Estoy convencida de que al dar el primer paso serán alertados y esto se convertirá en un conflicto caótico. Debo tener hombres y recursos, y lo más importante: descubrir que hace impenetrable este lugar.

―Daría ―hablan a mi espalda.

―Adriel, ya iba a avisar mi llegada en recepción, me quede asombrada con lo hermosa que está tu empresa.

―Camina, viniste aquí por trabajo y llegas tarde ―me deja con la palabra en la boca mientras avanza, no puedo evitar quedarme atrás, su forma de caminar siempre ha sido demasiado rápida.

―No llegue tarde, recién me avisaron ―relato cuando logro alcanzarlo.

Accedemos a una sala y no puedo evitar dirigirme hacia un lugar donde una persona se encuentra inmersa en el estudio a través del microscopio.

―¿Qué es eso? ―no obtengo respuesta, el hombre solo anota y sigue mirando.

―Él está trabajando en nanotecnología para mejorar componentes para algunas armas de Benyamin ―aparece mi hermano.

―¿Benyamin no puede solo o padre no le enseño lo necesario? Y no te pregunte, fue a él ―me burlo con descaro.

―Tus comentarios e insinuaciones para nuestro hermano guardarlas y dáselas a él, deja de desviarte y distraerte, sígueme en silencio y sin preguntas ―vuelve a avanzar.

―¡Si caminaras un poco más despacio! ―grito.

Finalmente, llegamos a un escritorio con: un computador, tablet, bolígrafos, hojas y nada más. Por poco y me ubica en el sótano del edificio.

―Siéntate, necesito que identifiques la falla en este sistema diseñado para acceder a cualquier cámara cercana. Su funcionamiento se basa en una señal enviada por un satélite.

―¿Me vas a ayudar?

―No, recuerdo haberte enseñado, ¿o estoy equivocado?

―Sí, está bien. Puedo encargarme de esto, sugerí tu apoyo para agilizar el proceso, ya que no deseas mi presencia aquí.

―Cuando acabes, búscame, siempre estoy en el mismo sitio: último piso de este edificio. Tienes un mes como máximo para resolver el problema. Tu presencia aquí me da igual ―cuando quiere retirarse tomo su mano deteniéndolo.

―¿Puedo hablarte? ―pregunto.

―Depende del tema.

―¿Estás enojado?

―No.

―Pues parece.

―No lo estoy, ¿eso es todo?

―Lamento haberme ido.

―Yo lamento que hayas regresado.

Sin más preámbulos, se retira, permitiéndome observar cómo su sombra se desvanece gradualmente. Me ha dejado en completa soledad.

Enfrentar a Adriel representa un desafío, razón por la cual he tenido el menor contacto con él. Sin embargo, ahora se presenta la oportunidad de cambiar eso. Debo apelar a los sentimientos, ya que eso me será útil. Para todos fui la pequeña y más aún la única hermana que tienen, debo escarbar ese recuerdo.

Olvidaste que es el más frío de todos. 

...

10 DE SEPTIEMBRE DEL 2024.

Estados Unidos.

Las vegas (nevada)/ Día.

Sex bunker

Me resulta complicado movilizarme debido a mi visita reciente a una pista de patinaje sobre hielo, donde estuve exhibiendo algunos movimientos a mi hermanito y también brindándole instrucciones para patinar. Debido a mi escasa práctica y a la sobrecarga que experimentó en mis momentos de ocio, mi cuerpo se ve afectado negativamente.

Soy consciente de que al retomar la práctica deportiva debo respetar mis límites, sin embargo, la alegría que veo en Daren al presenciar mis giros y movimientos elegantes me hace momentáneamente olvidar el dolor.

Este pasatiempo, al igual que tocar el piano, me proporciona relajación y me permite disfrutar de un espacio seguro y tranquilo entre mi hermano y yo.

En este momento me encuentro en un establecimiento dedicado a la práctica del BDSM, donde se lleva a cabo la exhibición de strippers. He traído a mi perro no como compañía, si no por obligación, quién me observa desde una ubicación estratégica. No me preocupa que él se entere de la razón por la cual estoy aquí, ya que no considero que sea lo suficientemente inteligente como para deducirlo. Este es un secreto que pertenece a otra persona y estuvo a punto de llevarlo consigo hasta la muerte.

Durante todo este tiempo, me esforcé por obtener información sobre el supuesto hijo del fallecido Darío. Sin embargo, la única información que pude obtener fue que esta relación fue considerada un error por él y que no asumió ninguna responsabilidad al respecto.

Decidí revisar sus experiencias de viaje y entablar conversaciones con algunos de los "compañeros" con los que ha viajado. Durante estas charlas, mencionaron un viaje que realizaron a Las Vegas hace tres años. Según sus relatos, quedó fascinado por una talentosa bailarina que se hace llamar Anfisbena.

Todo esto me lleva a este punto: necesito saber si es cierto, no por un interés oscuro o incluso una venganza, sino más bien por una ventaja que quiero tener. Me revuelve el estómago imaginar que Cala les haga algo.

Este establecimiento se distingue por promover y practicar el BDSM entre sus invitados, por lo tanto, es necesario acudir con uno de esos roles. En mi caso, he elegido ser sumisa, aunque personalmente, si lo practicara, preferiría ser una switch.

Porto un collar, un antifaz y una peluca, junto con unos lentes de contacto de tonalidad marrón y un maquillaje que realza mis ojos, otorgándoles un aspecto encantador. Decido abandonar mi mirada de sirena que me define y dar paso a una mirada más inocente. Además, llevo una lencería de color rosa que armoniza con la peluca.

Fijo mi atención en el presentador, quien se desplaza por la pequeña plataforma donde las bailarinas se mueven sensualmente, hasta que finalmente se acerca al escenario.

―Anfisbena, el anhelado objeto de deseo por todos, se presenta como una figura sin igual e inalcanzable. Representa la personificación de lo que considero el castigo del monstruo.

La atención se ve cautivada por una mujer de cabello negro azabache, ojos verdes deslumbrantes, labios voluptuosos y una figura impresionante que inicia su baile erótico. A medida que avanza, los espectadores le ofrecen dinero, joyas e incluso un hombre le coloca un pequeño bloque de oro.

La mujer posee una habilidad innata para seducir, encantar y desconcertar a cualquier persona. Es consciente de su poder y lo demuestra con una seguridad y comodidad impresionantes. Es capaz de despertar algo en cada individuo, incluyéndome a mí.

―No tenía previsto que a usted le agradaran este tipo de cosas, jefa ―expresa, Kai.

―Debería aprovechar y divertirse, no iré a ningún lado y su presencia me resulta molesta. Mis preferencias, ya sean de su agrado o no, no son de su incumbencia. Recuerde su posición, la que claramente olvida constantemente.

―Estoy invirtiendo mi tiempo en aquello que anhelo fervientemente, aunque esta se resiste a ceder.

―Evite comportarse de manera absurda, no me tendrá hasta que yo lo decida.

―¿Eso significa que tengo posibilidades?

―Eso significa ―deslizo mi mano por su pecho llegando hasta el bulto visible―, que busque quien le calme la calentura―. Estrujo su miembro ganándome su gemido.

Ya te está gustando toquetear sus partes.

Me distancio y me encamino hacia el dueño de este establecimiento con el propósito de solicitar una noche con la talentosa bailarina. Antes de hacerlo, entrego tres valiosas joyas, unas esmeraldas originarias de Colombia. Me acerco al escenario donde la mujer se encuentra en una posición de cuatro patas, extiendo mi mano y ella la examina con cierta incertidumbre.

―Toma el anillo ―extiende su mano, pero la alejó―, no así, preciosa con la boca―. Puedo ver la lujuria en su mirada.

La mujer me regala una sonrisa y sin vacilar, toma mi dedo en su boca, llevándose consigo el anillo entre sus dientes. Mientras los hombres me aplauden, me alejo. En el camino, algunas mujeres me hacen insinuaciones para subir a alguna habitación.

Olvidé que traigo puesto el collar de sumisión.

Examino el teléfono móvil que nos fue proporcionado, a través del cual realizamos el pago para disfrutar de un momento a solas con la mujer que baila. Afortunadamente, fui la ganadora en obtener la experiencia privada.

En la barra, continúe consumiendo alcohol mientras espero que me guíen hacia la habitación privada. De vez en cuando, dirijo algunas miradas hacia Kai, quien actualmente se encuentra enredado con una mujer, entregado a un apasionado beso. Menos mal siguió mi consejo.

―Qué dama tan hermosa, ¿quieres compañía? ―cuando escucho esa voz a mi espalda, me siento incómoda y me atraganto. Aunque llevemos antifaces, las voces son inconfundibles.

―¿No habla la dama? ―vuelve a preguntar.

―No entiendo su idioma, señor ―menciono tratando de alterar la voz y hablando en un idioma diferente.

―No es necesario hablar, sígueme ―toma mi mano y me conduce a una mesa, no me da tiempo de refutar.

El individuo me coloca en su regazo y acaricia mi espalda. En este momento me doy cuenta de que Kale está tocándome de manera inapropiada. Él no sabe que soy su hija, pero la situación sigue siendo perturbadora.

Me resulta inevitable experimentar una sensación de incomodidad, ya que mi padre ha estado oliéndome e incluso besando mis hombros. Me resulta desconcertante no haberme percatado de esto antes, ya que siempre creí que su relación era hermosa y perfecta. Comienzo a cuestionar mi propia cordura, o tal vez he bloqueado conscientemente muchos recuerdos para mantener una imagen positiva de lo que son mis padres.

―¡Ven conmigo! ―Esa voz capta la atención de los presentes: es Kai.

Mierda, esta vez, agradezco su ayuda.

El desconcierto es evidente en mi progenitor, ya que al intentar acercarme a su cuerpo, el guarda espalda evita que yo me acerque. Termino siendo arrastrada por el perro, su pecho se infla con evidente enfado y lo escucho refunfuñar en voz baja sin lograr entender lo que pronuncia.

―¡Suéltame!, me estás lastimando ―lo empujo con tanta fuerza que logro que se tambalee.

―¿Pensabas acostarte con tu padre? ¿Qué mierda tienes en la cabeza? ¿Qué es lo que está mal con tu familia? ―es notorio el asco, decepción y repulsión al decir aquellas palabras.

―Deja de meterte en lo que no te importa, y si no te gusta lo que ves en mi familia, pues, vete, nadie te obliga. ¿O sí? ―paso por su lado y me encamino hacia donde un encargado me guía.

Me topo con una habitación desolada: con un mueble específico, la cruz de bonage, plumas, látigos, tubo de pole dance y entre otros juguetes sexuales. Bebo rápidamente una copa de champán, deseando que el alcohol entre en mi sistema y me ayude a olvidar el suceso que acaba de ocurrir: mi padre y Kai. Todo esto es completamente absurdo.

Me deshago del collar de sumisa y revelo una pequeña navaja oculta en un tocado que se encuentra incrustado en la peluca.

Después de transcurrir unos minutos, la puerta se abre y una mujer vestida con lencería negra entra en la habitación. Camina con una actitud seductora y me brinda una sonrisa. Muerde sus labios y se dirige hacia el tubo, donde comienza a realizar un baile sensual. Al concluir, me acerco a ella y le coloco el collar que acabo de quitarme. Ella lo recibe con agrado, mientras yo me siento en la cama adoptando una postura dominante.

―Ven aquí, ponte de rodillas ―la mujer no demora en ponerse a mis pies.

No me identifico como bisexual, me considero una admiradora de la belleza y la sensualidad que poseen las mujeres, y esta mujer en particular es la encarnación viva de lo prohibido, deseado y erótico. Lo más destacable es que a ella le encanta exhibir sus atributos, lo hace con deleite.

Al observarla profundamente absorta en contemplar mi figura sin apartar la vista, inmersa en su papel, extraigo con cautela el cuchillo que reposa a un lado y lo posiciono en su cuello, para luego sujetar con mi mano libre su cuero cabelludo evitando que escape.

―Silencio, ningún grito quiero escuchar, responde mis preguntas y no saldrás herida ¿Entiendes? ―asiente―. Palabras, quiero escucharte hablar.

―Responderé todo.

―¿Conoces a Darío Baker?

―Sí.

―¿Qué relación tienen?

―Ninguna, no tenemos ninguna relación personal, simplemente fue un cliente ocasional. En caso de que estuviera casado, desconocía por completo su situación, ya que mi interacción se limitó a cumplir con mi trabajo. Le ruego que no tome represalias en mi contra. Por favor, no me mate.

―¿Qué hay de su hijo? ¿Quién es el padre? ―la mujer me ve con ojos llorosos al mencionar a su hijo― ¡Responde!

―Es mi hijo, no le haga daño, se lo suplico. Tiene a su padre y lo quiere.

―¿Segura que ese hombre es su padre?

―Sí.

―¿Entonces por qué al morir él me pidió que buscara y protegiera a la madre y a su hijo? ¿Estás mintiéndome?

―No, se lo juro, no sé por qué él, pensaba eso, siempre me cuido con los clientes.

―¿Quién es su padre?

―¡No, por favor, no lo mate!

―Si no me respondes, eso es lo que conseguirás.

―Es el presidente de Italia.

―Si me estás mintiendo, no dudes que vendré por ti.

―No miento, las pruebas de ADN lo confirman ―suelto a la mujer, la cual no deja de temblar.

Si esta mujer no es la persona que estoy buscando, ¿entonces quién es la madre del hijo de Darío? ¿Dónde está ese niño? He invertido muchos meses para dar con este dato en concreto y no hay más opciones disponibles. Debo comenzar de nuevo y explorar otras posibilidades.

―Relájate mujer, no te haré daño, toma esto ―le entrego un fajo de billetes―. No recuerdas mi voz, tú y yo pasamos el rato y fue muy bueno, y no te hice preguntas. ¿Entendido?

―Sí.

...

15 DE SEPTIEMBRE DEL 2024.

Londres/ Día.

Hospital.

No me agradan estos lugares, no sé qué tienen, pero cada vez que piso uno me siento débil. Además, es evidente que aquí la muerte acecha, observando a quién puede llevarse consigo.

Me encuentro sentada en este lugar desagradable debido a una imposición de mi madre, aunque personalmente no considero que sea inapropiado, de hecho, encuentro que es sumamente beneficioso. La situación sería completamente distinta si no existiera un interés por parte de cierta persona en estas circunstancias.

El teléfono móvil no ha dejado de sonar, y sé quién es la persona que ha atiborrado mi teléfono de mensajes.

―Cala, el hecho de que me llames constantemente no implica necesariamente que ya haya sido atendido.

―No soy Cala ―la mencionada voz me lleva a dirigir mi mirada hacia los lados, donde Kai se encuentra alerta.

Qué raro de su parte, siempre es el señor chismoso.

―Cuéntame ―carraspeo en un intento por disimular la situación. Me distancio para evitar que aquella persona escuche.

―Tendremos una reunión tú y yo. Te enviaré la dirección, la cual se encuentra fuera de los límites legales de la entidad. Te insto a que reflexiones cuidadosamente antes de responder, ya que estoy al tanto de todo, lo sé todo.

―¿Podría considerarse esto como una amenaza? Si es así, no dude en expresar sus quejas. Estaré disponible para atenderlas.

―Yo no amenazo ―no me da tiempo de responder cuando la llamada se corta.

―Daria Baker, siga por aquí ―el llamado me distrae de mis pensamientos, abandonando todas las ideas sobre lo que Kai pueda querer.

Soy acompañada y guiada por el pasillo hasta llegar a la sala donde debo recibir la bata que debo usar. Antes de entrar, envío un mensaje a mi madre para informarle que ya he sido ingresada al consultorio y se dará inicio a mi cita ginecológica. Luego, le entrego a Kai mi ropa, junto con mis joyas y mi celular, asegurándome de activar las medidas de seguridad necesarias. No quiero que se entrometa en mis asuntos.

Le pido amablemente a Kai que se quede afuera y entro en el consultorio. Me acomodo en la camilla, con las piernas separadas, mientras mi mirada se pierde en la luz del techo. Siento un poco de frío al tener mis partes íntimas expuestas, pero la llegada de la doctora me tranquiliza. Aunque estos procedimientos pueden resultar incómodos, son cruciales y esenciales en la vida de una mujer.

―Bienvenida, ¿Su primera vez?

―No.

―¿Último acto sexual?

―Diez días, o menos.

―Entonces, como anteriormente ha experimentado, sentirá un poco de frío y puede que se sienta molestia cuando se tome la muestra.

―Entiendo.

A medida que el tiempo avanza, la mujer finaliza la prueba. Al intentar ponerme de pie, me percato de que no puedo hacerlo debido a que estoy atada. Además, mi visión se encuentra restringida por una pequeña cortina que cubre mi estómago. Esta situación resulta extremadamente peculiar.

―¡Espere! ¡Doctora!

―Ya la ayudarán las enfermeras, señorita ―se excusa retirándose.

El último sonido que percibo es el de la puerta abriéndose y cerrándose, acompañado de pasos que se acercan hacia mí.

―¿Podría soltarme rápido? Tengo prisa y necesito presentar una queja. ¿Desde cuándo atan a los pacientes? Esto me parece poco profesional. Ni siquiera me dieron un informe sobre mi situación. La doctora se fue sin dar ninguna explicación. ¿Acaso le entregarán el informe a mi madre? Soy mayor de edad, por si no lo sabían.

No recibo respuesta, sin embargo, siento unas manos firmes que recorren desde mi tobillo hasta casi llegar a mi entrepierna, lo cual provoca que me estremezca y me sienta inquieta.

―¡Suélteme! ¿Quién es usted?

Siento una respiración rozando mi muslo y pequeños besos que cada vez se acercan más a mi zona íntima, provocando cosquilleos.

―¡Kai! ¿Eres tú? ―no puedo evitar exhalar profundamente debido a las sensaciones que experimento. No entiendo por qué siento que él es el hombre que está causando un caos placentero entre mis piernas, pero me encanta.

―Sabía que me reconocería, jefa. Ahora déjeme comerle el coño si me lo permite.

Siento su lengua adentrarse en mis pliegues, y los jadeos no se pueden ocultar. ¿Qué está pasando? ¿Por qué lo estoy permitiendo?

Sus manos me sujetan firmemente, impidiendo cualquier movimiento de mis caderas. Los besos que ofrece en mi sexo son apasionados e intensos, repletos de mordidas y delicadas lamidas. En este momento, me encuentro sumergida en un profundo deseo, excitada y anhelante de más. Me siento completamente cautivada por su ardiente habilidad.

En presencia de escasa iluminación y el sonido de su boca, esa actitud franca y desinhibida, en sintonía con los suspiros de mi boca, el individuo maldito lo consiguió. Me fascina su enfoque carnal y vigoroso, tuve que apretar mis dedos en la superficie de la camilla, pues solo restaba una cosa por hacer: concluir.

Por último, experimenté una explosión de placer y furia al mismo tiempo. El hombre corrió la cortina y acercó su rostro al mío, besando mis labios y dándome un último mordisco. No sin antes mencionar.

―1- 0, ganando Kai.

Me suelta y no demoró en levantar mi espalda de la camilla y arrojo lo primero que encuentro hacia él, logrando alcanzarlo. Sin embargo, él no se queda a escuchar mis quejas, simplemente señala la ropa que dejo en una silla y me deja sola en el consultorio.

A pesar de la falta de respuesta en mis piernas, me mantengo en pie y procedo a vestirme sin preocuparme. Una enfermera entra en la habitación y se queda inmóvil al percatarse de que estoy apuntando con mi arma.

―¡¿Quién dejó entrar a ese hombre?! ―le exijo una respuesta a la mujer.

―No sé de qué habla, señorita cálmese.

―¿Qué parte no sabe?

―No sé de ningún hombre ―retrocede la mujer con cada paso que yo doy.

―¡Imbéciles todos! ―guardo el rifle, entiendo que no saben nada, y si saben él se encargó de silenciarlas.

Salgo encontrándome en la puerta con el hombre que acaba de darme sexo oral, tiene una mirada de suficiencia el maldito.

Y el mejor sexo oral que te han dado.

Tránsito a su lado sin pronunciar palabra alguna, parece creer que ha logrado molestarme. Con gusto le haré creer que ha tenido éxito en su intento, pero posteriormente lo desilusionaré.

No permito que me siga, aumento la velocidad del vehículo hasta que desaparezca de mi vista. Observo que dos automóviles me están persiguiendo, lo cual complica la situación, ahora debo protegerme de un posible ataque sorpresa. Detengo bruscamente el automóvil y me dirijo hacia el capó, me preparo con un arma en mi mano y activo una señal de socorro.

Cuatro hombres descendieron del automóvil y, finalmente, ella se deja ver.

―¿Brenda?

La dama de cabello rizado se aproxima y me tranquilizo al reconocerla, sin embargo, una bofetada hace girar mi rostro y me deja perpleja. ¿Acaso me ha golpeado? Y ¿Por qué lo hizo?

―¿Qué mierda estás haciendo, Daría? ¿Vas a decirme por qué quieres destruir mi imperio? ¡¿Qué no somos amigas?!

Ahora comprendo la situación y reconozco que merezco las consecuencias. No obstante, me encuentro en la encrucijada de tomar una decisión: eliminar a mi amiga, quitarla de mi camino, o impedir que la agencia interfiera en los asuntos de mi amiga.

―Ok, primero, ¡auch!, ese golpe dolió en serio. Segundo, podemos llegar a un acuerdo amistoso por medio del diálogo.

―¿O vas a matarme? ―No respondo―. ¡¿En serio vas a matarme, a mí?! ―dice indignada, provocando que una parte de mí sienta culpa.

―Yo no he dicho eso Brenda, solo hablemos ―Me aproximo, pero me detengo al avistar el arma. Soy consciente de que mi amiga es impulsiva y tiende a tomar decisiones de las que luego se arrepiente, por lo tanto, no debo correr riesgos.

―Seguiré apuntando porque no confío en este momento, así que habla.

―Es una historia larga, pero todo empezó...

.

.

.

¿Qué opinan de Gregori?

También piensa que el mudito es Kai.

¿Darío mintió y no tiene hijos?

UFF, D y Kai, eso estuvo intenso... Opiniones.

switch: Persona que puede pasar de un rol otro.


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