El soldado y la espía // ONE...

By Asterie_

106K 6.7K 4.6K

Serie de One shots de Steve Rogers y Natasha Romanoff (Romanogers) que están basados en canciones. More

Nos podemos Escapar
Historia de un sueño
Besos de mariposa 🕷
Estúpida, Romántica, Idiota.
En esta mesa // At this table
La cantante (A Fadista)
Tienes los ojos de Dios (Tens os olhos de deus)
Encuentros y desencuentros (Desfado)
Días de Ilusión (Dia de Folga)
Creo en el amor (acredito no amor)
Si tuviera que elegir
Un Minuto
Lover 🕷
Mentiste (+18)
Rosas
In My Daughter's Eyes
Me va a extrañar
Mil Vidas (+18)
Una familia.
Después de hoy
Nuestros Acuerdos (+18)
Velar tus sueños.
Destino o Casualidad (+18)
CUATRO DE JULIO
Los Amantes
Impacto
Sin él
Cada vez que lloras.
El poder de tu amor
You are the reason.
Mi disfraz
Defectos (+18).
Ella Florece con los daños.
Conociendo a la familia.
Primera cita (+18)
Permítame señora
El ángel más pequeño.
El dolor del primer Vengador.
El sufrimiento de la Viuda Negra
Ángeles y Milagros.
Try (A little bit harder)
Witzy, witzy araña
¿Qué es esto?
Estoy casado, ¿no hay problema?
Lady in Red
Glimpse of us
Esperanza
Ojo por ojo
Only love can hurt like this
Mil memorias
Noelle
Preocupaciones
All of the girls you loved before
Mastermind
Punto y Aparte I
Punto y Aparte II
Punto y Aparte III
Punto y Aparte IV
Punto y Aparte V
Punto y Aparte Final
You're losing me
Missing in Action (M.I.A.)
Delicate
Sería más fácil
Las Cartas Sobre la Mesa
No Pares
Invitación de Bodas.
¿Con que se repara un corazón?
¿Es un reto, Rogers?
Las Brujas de la Noche
Nunca al revés.
El amor de mi vida.
Tu Cardigan
Noche de Copas

Finales, ¿felices?

519 52 14
By Asterie_

Disclaimer: Los Vengadores no me pertenecen. Solo la historia y los personajes que no reconozcan son míos. 

Tercera parte de Invitación de bodas. 

Steve.

Estaba sorprendido. No esperaba las palabras que salieron de la boca de Natasha, se veía tan hermosa como la última vez, pero la tristeza llenaba su rostro de una manera que nunca antes había visto.

—¿Te hizo algo?—pregunté sin poder evitarlo.

—¡Por supuesto que no!—dijo casi con indignación—Las cosas no funcionaron entre nosotros, eso es todo.

Consultó su reloj, parecía preocupada por algo y no sabía si era mi presencia, haciendo que me sintiera terriblemente incómodo.

—¿Debes irte?—quise saber—¿Pensé que tendrías tiempo de que nos tomasemos un café antes de tu reunión de trabajo?

Sonrió de lado, trayendo de vuelta cientos de recuerdos a mi mente.

—En este momento, estoy considerando seriamente decirles que re-programemos la reunión porque prefiero hablar contigo—respondió con honestidad.

Aquello me dejó sin palabras.

—Yo no tengo nada que hacer...—ofrecí, finalmente—Iba a hacer unas compras que me pidió mi madre, aún debo terminales, si quieres...¿puedo esperarte?

—¿Estás seguro?—cuestionó, mordiéndose el labio—No me gustaría que perdierás el tiempo por mi, seguramente tienes cosas mucho más importantes que hacer.

Tomé sus manos, con una media sonrisa. Allí dentro seguía estando la tímida niña que conocí; el amor de mi infancia que se enseñó a eliminar su acento y a bailar mejor que nadie, Natasha no había cambiado en nada.

—¡Nada es más importante que reencontrarme con mi mejor amiga después de tanto tiempo!—celebré—¡Anda! ¡Ve a demostrarles quien eres! ¡Yo estaré por aquí cuando termines!

Natasha depositó un beso en mi mejilla, antes de dirigirse a la zona de restaurantes. La examiné de pies a cabeza, dándome cuenta que estaba tan perdido por ella como antes. Maldije para mis adentros, deseando haberme quedado en Irak; quizá eso hubiera hecho más fáciles las cosas para todos.

—¡Steve! ¡Steve!—Casi dos horas después, ella volvía a estar frente a mi. Se veía mucho más contenta como antes, abrazándome con fuerza—Pretendí ser de esas mujeres refinidas que no comen más que una ensalada y una copa de vino para que pudiéramos cenar.

Reía a carcajadas, aquella fue una de las mejores noches que había experimentado antes de irme a Irak. Se sentía bien estar de vuelta en casa, poder sentir que seguíamos siendo los mismos de siempre; parecía que la nota que me había escrito durante la boda no pesaba entre nosotros dos, pero tarde o temprano tendríamos que lidiar con ella.

—¿Puedo preguntarte algo, Nat?

—Si es acerca de James, preferiría no hablar de eso, Stevie...

Habíamos comenzado la segunda botella de vino, los dos nos sentíamos bastante más relajados, después de lo que parecían horas de recordar el pasado y bromear acerca de nuestros destinos.

—Más bien...es acerca de nosotros—respondí, con una media sonrisa—Claro, podemos pretender que nunca pasó nada.

Se apresuró a tomar la copa de vino que tenía en la mano, tragando grueso.

—¿Qué es lo que quieres saber?

—¿Por qué me escribiste esa nota antes de la boda?—solté—¿Qué esperabas ganar con eso?

Como siempre, la pelirroja era una maestra en cambiar el tema e irse por las ramas; esa noche recordé porque Bucky y yo pensábamos en que debio haber tenido una carrera como espía para la C.I.A. o el F.B.I.

—Me hiciste muy feliz hoy, Steve—me dijo cuando nos despedimos, su sonrisa creció cuando la dejé en la puerta de su automóvil—De verdad, gracias por esperarme...y por todo, en general.

—Espero que esa no sea una despedida, Natasha Romanoff, ¡porque es una muy mala!

—Claro que no, te prometo que no lo es.

—Mi madre hará una cena para darme la bienvenida—dije sin pensarlo mucho, antes de arrepentirme—seguramente invitará a ambas familias...o no; pero me gustaría que vinieras—me armé de valor, no tenía idea de porque me sentía tan estúpido pidiéndole eso—¿Te imporatía que Bucky estuviera con nosotros?

Se encogió de hombros, pero un destello de incomodidad llenó su rostro.

—No pasa nada, James y yo sabemos que hay compromisos a los que acudir—depositó un beso en mi mejilla y se subió a su automóvil—¡No olvides mandarme un mensaje de texto con la hora de la cena!

Los días antes de la cena, estuvo ocupado re-encontrándome con mi familia y mi vida en Nueva York, por lo que no me sorprendí al encontrar a Bucky frente a la puerta.

—¡Stevie! ¡Has crecido!—dijo con una media sonrisa.

Lo abracé, loco de alegria, sorprendiéndolo. Mi mejor amigo no dudó en devolverme el abrazo y pronto volvimos a ser los dos niños que corrían por el barrio con armas de plástico, soñando con conquistar el mundo.

—¿Qué fue lo que pasó, colega? ¿Contigo y con Nat? ¿Por qué se divorciaron?

—En algún momento nos perdimos, Stevie...—suspiró, apretando con demasiada fuerza la lata de cerveza en sus manos—Necesito reconquistarla, la necesito conmigo.

Fruncí el centrecejo. ¿Qué debía hacer ahora? De todas las cosas que me podía haber dicho, defintiviamente no esperaba eso. Me había contado que no se entendían, que las peleas crecían entre ellos; incluso que Natasha le dijo que se arrepentía del matrimonio, así que sus palabras solo me estaban dejando muy confundida.

—¿Para qué?—cuestioné sin poder evitarlo.

—Yo la amo, Steve...—me dijo con seriedad—Tal vez hice muy mal las cosas con ella; no sé...quizá esperaba demasiado, pero tengo que decirle que puedo cambiar.

—¿Y si ella no quiere? ¿O ella es la que debe cambiar?

No podía evitar sentir rencor por Natasha, a pesar de lo mucho que la quería. Una parte de mi mente estaba segura que jugaría con ambos, nos lastimaría si Bucky intentaba volver a lo que tenían antes de que me confesara que también me quería.

—¡Nat no debe cambiar, Steve!—la defendió Bucky.

—¡Eres un imbécil si piensas eso!—dije, cada vez más enojado—Ella es una persona como todos nosotros, que ha cometido un montón de errores estúpidos por ser una niñata consentida y caprichosa. Los dos deben de crecer y cambiar, en todo caso, James.

Bucky saltó, sorprendido y ofendido, casi parecía que iba a golpearme; pero el uso de su nombre completo hizo que nos viéramos a los ojos.

—¿Cómo te atreves a hablar así de ella?

—¿Por qué demonios no estás más enojado? ¡JODER!—le dije—¡PASASTE POR UN DIVORCIO Y NI SIQUIERA ME AVISASTE! ¿Desde cuándo se divorciaron?

—Ni siquiera llegamos a cumplir un año de casados...—suspiró, dejándose caer en el sofá—Por eso te pido que me ayudes a conseguirla de nuevo; a demostrarle que podemos volver a vernos con los mismos ojos de antes.

—¿Y cómo estás seguro que eso es lo que ella quiere?

—¿Estás de mi lado o no, sinvergüenza?

—De acuerdo, te ayudaré.

Me empujó, riendo a carcajadas. La tensión en nuestros hombros comenzaba a disiparse. Sabía que había sido un tonto por decirle que lo ayudaría a reconquistar a Natasha, pero Buky era mi hermano. Quizá eso fuera lo más importante después de todo. Nuestra lucha juguetona hizo que cayeramos al suelo, empujándonos con fuerza al suelo. Con un sonoro golpe, escuché las cervezas caer junto a nosotros, un tumulto de gas sonó con la misma fuerza, haciendo que mi madre y Rebeca Barnes llegaran.

—¡NO PUEDO CREERLO!

—¡SON PEORES AHORA QUE CUANDO ERAN NIÑOS!

—¡JAMES! ¡STEVE! ¡MÁS VALE QUE ESTÉN JUGANDO Y NO SEA EN SERIO!

—¡SEPÁRENSE YA!

La tercera voz que se unió a la de nuestras madres fue la que nos hizo separarnos. Alzamos la vista para encontrarnos con el rostro de Natasha, sus ojos mostraban una mezcla de diversión e irritación al vernos de esa manera.

—Hola, Nat—le dijej con una media sonrisa, poniéndome de pie.

Ella extendió las manos hacia nosotros dos, respiraba profundamente para no molestarse.

—¡Son soldados condecorados! ¡Ambos!—regañó, extendiendo sus manos para ayudarnos a ponernos en pie—¿Qué creen que están haciendo?

Ambos notamos el terror en su mirada, no era tan díficil de leer como ella creía.

—Solo estábamos jugando, cariño—comentó James—Stevie ha sido mi mejor amigo desde que puedo recordar, jamás le haría daño.

—¡Imbéciles!—murmuró, con el ceño fruncido.

No nos había soltado, respiraba profundamente. Por un momento, nuestras miradas se cruzaron y nos quedamos sin aliento. Podía sentir que me quería, no estaba ciego y la conocía muy bien. Fue por eso que la solté inmediatamente, no deseaba que Bucky se diera cuenta y hacer eso más incómodo.

—Pensé que no vendrías—soltó James—Ya nunca vienes a las reuniones familiares.

Esas palabras llenas de resentimiento, hicieron que Natasha se alejara de nosotros.

—Es la bienvenida de Stevie, no es un asunto cualquiera.

Yelena entró en ese momento, fulminando a James con la mirada y tomando a su hermana de la mano.

—Mamá nos necesita en la cocina—anunció la rubia sin miramientos.

—¿Crees que podamos ayudar en algo, Lena?—me apresuré a acercarme a ambas.

—Quieren que vayan a comprar cervezas—me sonrió, batiendo las pestañas—¡Lo ha dicho mi padre! ¡No fui yo!

Escuché como las hermanas cuchicheaban al desaparecer en mi coicna, girando la cabeza para ver a Bucky.

—De verdad necesito saber, ¿qué carajo fue lo que pasó entre ustedes dos?

Natasha.

Estaba segura que yo era la peor persona del mundo y me iría al infierno, si es que existiría tal lugar. ¿Por qué demonios mi corazón estaba tan confundido? No recordaba un momento de mi vida en que no los hubiera querido a los dos, pero el matrimonio solo me había servido para comprobar que había apresurado las cosas.

—Bucky debería aprender a no venir cuando estás tú—siseó Yelena.

En la cocina, mi madre la amonestó con la mirada. Bajé la vista hacia las verduras que estaba cortando para evitar encontrarme con los ojos de Rebeca Barnes, que solo me dedicaban desaprobación desde que le informamos a nuestras familias la decisión de divorciarse.

—Esta fue su casa antes que nuestra, Yelena—le dije a mi hermana, mi voz no dejaba lugar a discusión—James es el mejor amigo de Steve, son como hermanos, por supuesto que va a estar aquí. Además, nosotros somos adultos y sabemos comportarnos a la altura de una cena familiar.

—¿Quién sabe como comportarse?—interrumpió Steve.

Ambos caminaban con desenvoltura, cada uno con una caja de cervezas bajo el brazo. Yelena sonrió ante eso, dejando olvidada la mezcla para la cena y caminando hacia Steve. Apreté los labios, habíamos hablado de muchas cosas y sabía que ella era enamoradiza, pero jamás pensé que sintiera algo por Steve.

—Ustedes dos...—dijo mi hermana, señalándolos—Y Natasha, por supuesto...¡siempre han sido buscadores de problemas!

—¡OYE!—dijimos los tres al unísonos.

Nuestras madres no pudieron evitar reír, seguramente recordando los cientos de sustos que les habíamos causado durante nuestra infancia.

—¿Por qué no hacen algo útil y ponen la mesa?—le preguntó Sarah Rogers a los muchachos—Avísenle a sus padres también deben estar tomando whiskey en la sala de estar.

—¿NO NOS INVITARON?—dijo James, ofendido.

Los dos salieron de la habitación, bromeando entre ellos. No era la primera vez que pensaba que ellos estarían mejor sin mi amistad, que yo solamente había interferido en algo que quizá terminaría rompiendo.

—¡Pasa el puré, Natka!—apresuró mi padre.

Podíamos pretender que no pasaba nada; seguíamos siendo una familia muy grande, independientemente del matrimonio fallido que colgaba encima de nosotros. Me sorprendió un poco que Steve no nos contara demasiadas cosas acerca de Irak, pero supuse que lo que había visto y vivido era muy reciente.

—¿Volverás a enlistarte, Stevie?—cuestionó Bucky.

Sus palabras me hicieron levantar la mirada, el tenedor tembalaba entre mis manos al escucharlo.

—No estoy seguro, sinvergüenza, ya que no tengo heridas es imposible que me quede aquí por mucho tiempo. Sabes que no estoy hecho para un trabajo de escritorio.

—Me gustaría mucho poder irme contigo—soltó mi ex-esposo.

—¿Qué?—cuestioné sin poder evitarlo.

James me miró largo y tendido, haciendo que deseara tener algo más que vino en la copa.

—No está decidido, pero ya terminé el entrenamiento de piloto así que veré que me ofrecen—cerró James.

No me importaba, no debería importarme. Si nos habíamos divorciado, James no tenia porque consultarme que hacer con su vida. Terminé mi bebida en silencio, aprovechando para ponerme de pie y recoger los platos que iban quedando vacios. Ni suqiera me di cuenta que Steve me seguía.

—¿Algún día sabrás lo que realmente quieres, Nat?—me preguntó, sobresaltándome—Deja a Buck ir y hacer lo que quiera.

Me merecía esas palabras. Apreté las manos sobre la barra de la cocina, viendo con fijeza mis blancos nudillos.

—Es peligroso, Steve...tampoco me hubiese gustado que te fueras a la Irak, pero no era nadie para opinar.

—Eras mi amiga—dijo con seriedad—pudiste haber sido mucho más que eso si realmente lo hubieses querido. Pero, te repito, no sabes lo que quieres.

—¿Por qué te importa, Steve? Ha pasado muhco tiempo, ya deberías haber encontrado a otra mujer.

Cerré los labios con fuerza para no ponerme a llorar en ese momento, no era fácil decirlo pero tenía que dejarlo ir. Tal vez esa era la lección que debí aprender desde un principio, que no deberiamos estar juntos; que los triángulos amorosos no existían y solo había personas como yo, que no sabian lo que querían realmente.

—Sabes muy bien que te quiero—susurró—pero no voy a permitir que sigas lastimando a Bucky, no se lo merece.

—Ella nunca me ha lastimado, Stevie—respondió James, entrando a la cocina y sobresaltándonos—¿De qué están hablando? No tienes porque defenderme, no soy un niño imbécil.

Me estaban poniendo terriblemente nerviosa, no deberíamos hablar de ese tema tan cerca de nuestros padres. Lo que menos necesitábamos era que intervinieran en la conversación acerca de este lio que yo había causado.

—¿Podemos hablar de esto en privado?—les dije a ambos—No quiero que nuestros padres escuchen acerca de lo que tengo que decir. Esto siempre ha sido cosa de los tres.

Ambos hombres me vieron con fijeza, sus ojos de diferentes azules analizándome con profundidad. James dio el primer paso, girando de vuelta a la mesa con un suspiro; Steve lo siguió unos segundos después.

—¿No van a quedarse a comer el postre?—cuestionó Sarah, un par de incómodas horas después—Estoy segura que aún tienen anécdotas nuevas que contarnos. ¿Quién lo diría? ¡Los tres con nuevos trabajos! ¡Han crecido mucho!

Bucky no salvó de decir algo más, tomando su chaqueta antes de tenderme una mano.

—Natasha y Stevie van a venir conmigo al club de motocicleta, ¿crees que nos vamos a perder esta oportunidad?

Mi madre rodó los ojos, obviamente no estaba nada complacida con la idea de que estuviera de nuevo metiéndome de nuevo en esos problemas.

—¡Más te vale que no haya un accidente de nuevo, James Buchanan Barnes!—saltó Rebeca—¡La última vez casi pierdes un brazo!

Los tres nos estremecimos al escucharlo, ese era uno de los días que no iba a olvidar.

—Yo los cuidaré, Rebeca. No te preocupes por eso—dije con un hilo de voz.

—¡Vámonos! ¡Se está haciendo tarde!

Salimos detrás de James, quien solamente se subió a la motocicleta y se fue; dejando que me quedara con Steve frente al vehículo que él poseía.

—¿Me llevarás Rogers?—pregunté, alzando una ceja—¿O dejarás que camine hasta el club?

—Podré estar muy enojado contigo, pero sigo siendo un caballero.

—Ese fue un golpe bajo, no te he hecho nada.

Pensé que me diría que bromeaba o algo así, pero solamente me hizo espacio en su motocicleta. Bufé, deseando haber traído la mía, antes de enrollar mis brazos alrededor de la cintura de Steve y dejandome llevar.

—¡Se tardaron, carajo!—exclamó Bucky—Pedí una botella de vodka para que podamos terminar con este tema de una vez por todas.

Me froté los ojos, definitivamente era una tonta. ¿Cómo no me había dado cuenta? ¡Por supuesto que James también sabía lo que yo sentía por Steve! La música de club resonaba fuertemente desde dentro, pero Bucky había encontrado un espacio donde pudiesemos conversar sin problemas.

—Sírveme un vaso, entonces...—le dije.

—¡Qué sean dos!—continuó Steve.

Nos sentamos alrededor de las llantas viejas que hacían las veces de pista para las motocicletas. Habíamos participado en ese club desde que éramos adolescentes, casi podía imaginarme que era una de aquellas ocasiones.

—No voy a perder el tiempo haciéndome tonta...—dije, finalmente—Creo que ha sido demasiado de eso.

—¿Por qué?—preguntó James—¿Por qué nunca me dijiste la verdad?

Asi iba a ser aquello, no teníamos tiempo para rodeos. Ya no éramos los niños de antes, la vida se nos podía escapar en menos de lo que pensábamos.

—Porque tampoco te mentí—confesé, algo desesperada—Ni te engañé. Siempre te quise, James, igual que a Steve, creo que em enamoré un poco de ambos al mismo tiempo...

—Siempre dije que debíamos compartir todo pero no era para tanto—soltó Steve, intentando bromear.

—Lo que quiero saber es, ¿por qué te casaste conmigo?—interrumpió James.

—Porque te quería, me hacías feliz...hay muchas cosas por las que uno se casa, James. No fue para engañarte o porque pensé lastimaría a Steve, si eso es lo que están pensando.

—¡No lo hacemos!—respondieron ambos.

Rodeé los ojos sin poder evitarlo, nunca cambiarían.

—Lo importante es que me casé contigo amándote, pero entendí que no somos compatibles y contra eso no se puede discutir.

—¿Estás segura? Las cosas pueden cambiar, yo puedo cambiar.

Me puse de pie, no podía dejar que se humillara. James merecía ser tan feliz como Steve, lso dos merecían la felicidad aunque no fuera yo la que se las diera.

—No tienes que cambiar, James. Eres un hombre perfecto como eres...pero no eres perfecto para mí.

Dio una seca cabezada, sabiendo que eso era una causa perdida.

—Espero que seas feliz, Nat—dijo James.

Dándome un beso en la frente, se puso de pie. Lo seguí con la mirada hasta que se perdió, dejando atrás el humo de la motocicleta al acelerar. Tomé aire, James era mi pasado, uno que siempre agradecería por haber existido. Si no hubiera sido por él, no sería la persona que era ahora. Steve suspiró, aunque hubiera sido imposible olvidar que lo tenía a mi lado. Mi corazón latía por él, solamente había sido muy tonta para darme cuenta de eso.

—¿Algún día?—le pregunté a Steve, sin poder evitarlo.

—Algún día, Nat—me respondió.

Y esas tres palabras me llenaron de esperanza. A veces no había finales felices, solo finales, pero yo no descansaría hasta encontrar lo que realmente deseaba para ser feliz. 

Honestamente no sabía como terminarla, solo quería hacerlo. Espero que les agrade aunque sea poquito. 

Gracias por leer, votar y comentar. 

Asterie

17 de Enero del 2024

Continue Reading

You'll Also Like

7.8M 439K 126
Molly Johnson es una mesera y necesita juntar mucho dinero para salvar a su hermana. Axel Cavelli es un exitoso empresario y necesita una novia por t...
438K 30.4K 32
Tercer libro de la serie amores de la mafia [EN PROCESO] Crecer como la hija de uno de los capos de Italia solo tiene una ventaja -tener un matrimoni...
47.4K 4.5K 8
ACELERANDO EL DESTINO | Camila Clement, la próxima gran promesa de la música argentina, decide aceptar la invitación de Bizarrap para colaborar en un...
62.5K 5.9K 24
Fina, una joven del 2024, y Marta, una mujer de 1958, se encuentran inesperadamente en el presente debido a un inexplicable viaje en el tiempo. A pes...