Ahora tengo una familia lobun...

By isandyDS

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Un cachorro adorable. Un lobo gruñón, pero con buenas intenciones. Y, una humana egocéntrica dispuesta a apre... More

A partir de hoy, oficialmente, somos una familia
He contactado con una galaxia lejana en la que la vida parece no existir aquí
El amor nos vuelve preguntones
Lualuando con un lobo gris
Imagino un futuro lejano en el que Ra e Imri estén ahí
No hay lazos más grandes que los que se forman con la compañía
Percibo buenas vibras a partir de ahora
Él vive entre dos mundos, lo entiendo; entiendo que sea difícil
Presume un lobo I
Presume un lobo II
Dame tus latidos
El lío que el niño debe tener en su mente
Desde una perspectiva diferente
Más la culpa que los recuerdos
Te lo cuenta Lúa #2
Las personas que una vez nos importaron
Pregúntale a los personajes (Dinámica)
No extraño quién eras porque ya no me acuerdo
Lo que para mí es una familia
Todo se queda
Él y yo; yo y él. Nosotros.
Mundos distintos, corazones iguales
Quisiera tu mirada
Cuestión de perspectiva
Mi territorio
De vuelta, que seas consciente de mi existencia
Distancia directamente proporcional al amor
Sin raíz, muerta la hierba
Rómpeme el corazón
Pierde un grito I
Pierde un grito II
Buenas intenciones
La espera del paciente
Como a ti
La incertidumbre del futuro
Te lo cuenta Lúa #3
El cambio existente en mis acciones
El camino que me conduzca hacia ti
A la cuenta de tres; te quiero ver
Como en aquel ayer
Los secretos dejados al aire
Del Sahara al Polo norte
Dentro del bosque
Las lágrimas del mundo
Conquista un deseo I
Conquista un deseo II
Debajo del tapete
Existencia conveniente

33.5 EXTRA

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By isandyDS

Capítulo 33.5 EXTRA

Los niños son seres moldeables, ellos suelen copiar todo lo que ven a su alrededor. Tal vez por eso, Imri y yo nos vemos envueltos en el dilema de qué tan bien se sentiría Ra al crecer en dos lugares distintos.

He leído por ahí que los expertos recomiendan proporcionarles constancia a los niños en los lugares en donde están, por constancia me refiero a que por lo menos las reglas y hábitos de ambos sitios deben ser similares.

El bosque y la ciudad son distintos; pero, el mismo bosque y las manadas que habitan allí tienen costumbres que distan mucho entre sí.

Las gemelas de Fabio, desde que tienen memoria, se han tenido que desplazar de una manada a otra, debido al acuerdo al que llegaron sus padres cuando su relación se fue al demonio.

«Esta semana conmigo, la siguiente contigo».

Por más que al hombre le desagrade que sus hijas convivan con el «infeliz» que, desde su perspectiva, le robó a su familia; Fabio no tuvo de otra que aceptar. Después de todo, Lana no descansaría hasta reclamar el derecho de las niñas, y él menos.

El desplazamiento de una manada a otra culminaría cuando las pequeñas cumplieran quince, a esa edad tendrían que elegir a cuál manada pertenecer.

Si a la del alfa Jarib, o al de mi suegris Emre.

Lana era una loba de Emre que decidió abandonar su manada original luego de ser descubierta teniendo una aventura con un lobo de Jarib. La mujer no vio conveniente compartir el mismo espacio que el ex que previamente engañó, tampoco soportaría el desprecio de todos, salvo excepciones.

Por lo que, pidió el consentimiento de Emre y se marchó pese a que no estaba dentro de sus planes pertenecer a otra manada; menos a una que tenía un comportamiento radical, basándose en creencias que nunca se le fueron inculcadas en su niñez.

Digamos que a los alfas Emre y Ariangely, no le importan en absoluto esas cosas. A diferencia de los alfas Jarib y Bismar, quienes están declarados como la manada más espiritual de todas.

Es tipo:

Alfa Bismar: Anya, ¿qué tal si hacemos un festival celebrando la primera luna del año, para rendirle cuentas a nuestros ancestros sobre lo que hicimos en el transcurso del viejo, de modo que podamos reconectar con nuestras raíces?

Mi suegris linda: Meh.

Por cierto, a Anya; la hermana mayor de Imri a la que él denomina «cabezona», le fue puesto ese nombre porque es una abreviación de Ariangely. El alfa Emre desde que nació, decidió nombrarla de la misma forma que de cariño llamaban a su esposa.

Y no, no se pronuncia «Ania», sino así como se lee.

—¿Me agarran a la niña un rato?— Fabio llegó a su manada. Antes de irse a buscar a Lino, tenía que dejar a Lina con alguien que estuviera cuidando a los lobeznos en ese momento. Le pareció raro no ver a Larimar, la mujer suele asemejarse a una gallina con un montón de pollitos detrás de ella. Al no verla, optó por hablarles a Aria y Zafiro.

La primera es hermana de Imri; alguien menor que él. Tiene el cabello negro y largo hasta la cintura, los ojos cafés; un poco rasgados y un gran número de lunares en el pecho y hombros. Me he dado cuenta de que los mechones grises son más comunes entre los hombres. Las únicas mujeres que he visto con el cabello así, han sido Larimar y Anya.

Mientras, la segunda, Zafiro; es una loba con la que no comparte vínculos sanguíneos. Ella es de baja estatura y cara redonda, su cabello es corto por los hombros y castaño. Posee unos ojos bastante oscuros, le creo si dice que son negros.

—Claro— contesta mi cuñada extendiendo los brazos y colocándola en su regazo. Ambas están sentadas en la hierba, haciendo collares con materiales que les habían regalado los lobos que se la pasan en la ciudad.

Mientras más cerca esté del bosque, mayores son las probabilidades de interactuar con un lobo que se haga pasar por humano en mi día a día. Lo grande es que no sabré que se trate de uno a menos que se transforme o lo comente, detalle que no tengo idea de qué tan plausible es.

Ellos son bien indiscretos.

—Oh, pero qué linda. ¿Quién te peinó?— le pregunta Zafiro a punto de tocarle mi obra maestra.

—¡Ah!— otra cosa se une a la lista de lo que le desagrada a Lina: a la niña no le gusta que le toquen el cabello a menos que no la estén peinando, y no todo el mundo puede hacerlo tampoco.

¿Debería sentirme honrada?

—¿Qué pasa?— Zafiro parpadea varias veces sin entender el motivo de su reacción.

«Ash, ¿dónde estará Larimar cuando la necesito?», pensó Fabio, y es que ella es de las que conocen las exigencias de su hija.

—No se asusten, pasa que grita cuando algo no le gusta— explica echando un suspiro —Pregúntenle por todo antes. Ya me voy— besa la frente de Lina, poniéndose de cuclillas frente a ella —Cariño, vuelvo en un rato. Sé que te gusta Larimar, pero no seas imposible con ellas, ¿sí?

—Papi— antes de que Fabio se levantara, ella le agarró el reborde de su abrigo. Mirándolo con las cejas bajas —No seas malo con mi mami.

Las niñas no entendían el contexto de sus discusiones, a penas eran bebés de meses cuando todo sucedió, por lo que desde que tenían conciencia, se la pasaban escuchando a sus papás peleando por miles de cosas. Eran demasiado pequeñas como para explicarles que el matrimonio se había roto por culpa de una infidelidad.

Fabio no la soportaba en lo más mínimo, lo que complicaban sus interacciones.

El hombre no respondió a su petición, él se puso de pie acariciándole la mejilla para luego dar media vuelta y marcharse. Como sabía a lo que iba, Fabio le pidió a dos lobos que lo acompañen hasta allá y que lo respaldaran por si algo raro pasaba.

Los tres caminaron por el bosque, ellos no cambiaron a su forma lobuna, por lo que se demoraron más en llegar al territorio del alfa Jarib. Al entrar, Fabio les mintió a los lobos que hacían guardia diciéndoles que iba de paso y que quería decirle algo a su hija. Con ese argumento lo dejaron pasar, ya que no podían negarle el derecho de verla.

—¿Cómo nos llevaremos a la cachorra si la tipeja se niega?— le pregunta Enji una vez en el centro de la manada. Él es un lobo de Emre, pero no comparte vínculos sanguíneos con Imri y sus hermanos. Enji es muy amigo de Fabio desde que eran adolescentes, también lo era de Iasek hasta que este decidió acostarse con la esposa de uno de ellos.

El hombre es alto, y es el único que se tiñe el cabello; tiene mechones rubios combinados con su cabello negro y corto por las orejas.

—Yo voto porque nos la llevemos sin decirle nada— propone Octubre con una sonrisa maliciosa. Sí, por alguna razón decidieron ponerle Octubre en vez de Julio si es que lo querían nombrar como un mes del año.

—O sea, que la secuestremos— Enji achica los ojos.

—No lo quería decir así.

Hay movimiento en la manada, los lobos se preparan para el evento que ocurrirá en la noche, por lo que no están del todo pendientes de lo que sucede a su alrededor. El eclipse sería parcial, por lo que no iban a hacer algo muy grande; su actividad sería más íntima.

Lana, que ayudaba a un par de lobas con los preparativos, abandonó su puesto al ver a Fabio. Ella de inmediato se dirigió hacia él, levantando las cejas al no verlo con Lina.

—¿Y mi hija?— pregunta cruzando los brazos —¿Rem no te pasó mi carta?

—Chicos, dennos un segundo— les pide a sus amigos, a lo que ellos asienten alejándose unos metros, pero sin bajar la guardia —¿Y Lina no te dijo que quería estar conmigo?— cuestiona frunciendo el ceño.

—Oh, cielos. No me hagas repetirte lo que escribí en esa carta.

—Tú puedes hacer lo que quieras, pero a mis hijas no las metes en la basura de tu manada— se acerca cada vez más molesto — No permitiré que ensucien sus mentes de toda la mierda que dicen aquí. Vine a llevarme a Lino.

—No, no, no— se niega arrugando la frente —¡Tú no te la vas a llevar a ningún lado! ¡¿Quién te crees?! ¿Eh? Las niñas se hicieron entre tú y yo, así que ubícate. ¡Es mi semana, por lo que es mi turno estar con ellas!

—Jamás te perdonaré por dejar que esta gente lastimara a mis hijas, ¡no sucederá de nuevo!— la jala del brazo —Me llevaré a mi hija conmigo hasta que vea que no estén en peligro, ¡no me importa lo que tenga que hacer para eso!

—¿En serio me crees capaz de peligrar a mis niñas? ¿Estás loco?

—Di lo que quieras— la empuja para buscar a Lino por su cuenta —¡No me iré hasta tener a mi hija, y ni tú ni nadie me lo va a impedir!

—¡Detente ahora mismo! ¡Oye!— le persigue intentando detenerlo —¡Juro que te voy a acusar con el alfa Emre!

—¿Qué está pasando?— la discusión llamó la atención de Iasek, quien frenó el paso de Fabio, colocándose frente a él.

Tanto Enji como Octubre iban a interceder, cuando Fabio levantó la mano para detenerlos.

—No es problema tuyo— le habla Fabio —¡Atiende tus asuntos!

—¿Vienes a mi manada con esa actitud, y dices que no es mi problema?— cuestiona mirando a Lana —¿Qué quiere este tipo?

«Ja, "este tipo"», recita Fabio en su mente. Le parece increíble el descaro con el que le habla su ex amigo, como si no lo conociera desde niños.

—Se quiere llevar a Lino— responde sonando la nariz.

—¿No se suponía que era tu semana con ellas?— asiente —Ustedes tienen un acuerdo, me parece detestable que quieras romperlo— acorta la distancia entre él y Fabio —Te recomiendo que te devuelvas por donde mismo viniste.

—¿O si no, qué?— adquiere una posición más desafiante —Vuelvo y lo repito: vine por mi hija y no me iré sin ella.

—Fabio, ya basta— ruega Lana —¡Es mi semana! ¡¿Por qué no te queda claro?!

—¿Te parece divertido?— cuestiona Fabio mientras sus ojos empiezan a brillar —Nunca dejaré de preguntármelo.

—No entiendo de qué hablas.

—Decidiste ir por mi vida, porque la tuya no era suficiente. Eres patético.

Los ojos de Iasek cambiaron, a la vez que sus colmillos y garras crecieron de tamaño. El hombre iba a ser el primero en atacar, cuando Lana se interpuso en medio de ambos.

—¡Está bien!— termina aceptando —Llévate a la niña, pero tráemela mañana.

Ella conocía a los de su manada, sabía que no se quedarían de brazos cruzados ante un enfrentamiento entre ambos lobos. Puede que tuviera una relación horrible con Fabio, pero él seguía siendo el papá de sus hijas.

—¿Qué?— pregunta Iasek.

—Muy bien, así será.

Se supone que la cosa debía terminar ahí, pero era de esperar que Iasek no se quedaría con las ganas después de ser ofendido de esa forma.

Dejándose llevar por un arrebato, el hombre tiró a Lana hacia un lado, esto con un movimiento brusco. Su acción provocó que la mujer se cayera al suelo, pero no le importó. Él estaba más pendiente a pelear con Fabio que a lo que le pudiera pasar a su pareja.

Eso dice mucho de su relación.

Era obvio que ni Octubre ni Enji se quedarían en Belén con los pastores mientras ese tipo amenazaba a su compañero, por lo que ellos gruñeron acercándose, a la par que los otros lobos hacían lo mismo.

—¡¿Qué es todo este escándalo?!

Los hombres estaban a punto de pelear, cuando la llegada del alfa los detuvo. Él, de cabello negro y trenzado hasta los hombros, con ojos verdes y una enorme cicatriz que va del mentón hasta su ojo izquierdo; se aproximó hacia ellos seguido de algunos lobos.

Fabio hizo una mueca con su llegada. Él enseguida le dio frente, agachando la cabeza como una forma de respeto.

»Ah, eres tú— señala el alfa observándolos a él y a los otros dos lobos —Iasek, ¿qué está pasando?

—De la nada, él se cree con el derecho de romper el acuerdo y llevarse a Lino cuando es el turno de Lana de estar con ella— asegura sin disipar su transformación, contrario a lo que hizo Fabio —¡Hasta trajo a dos lobos con él para causar conflicto! Sus intenciones no podrían ser más evidentes.

—Con todo respeto, señor— Fabio le bajó bastante a su actitud, no le conviene enojar a un alfa —Lana me dio permiso de llevarme a mi hija y eso era lo que iba a hacer hasta que su hijo se metió.

—¿Es eso cierto, Lana?— le consultó a la mujer. Él notó que sus rodillas estaban raspadas, pero no le puso atención al tema.

Él, que sabía que ella le había sido infiel a su pareja, la veía como algo menos que un desperdicio.

—Así es— asiente cabizbaja.

—¿Dónde está su otra mitad?— interroga refiriéndose a Lina, pensamiento que a Fabio le fastidiaba.

Para la manada de Jarib, los gemelos se trataban de una sola persona: Lino y Lina eran un solo ser, y, por lo tanto, debían estar siempre juntas porque si no, ocurriría una desgracia.

—Con mi manada— contesta el hombre.

Fabio consideraba a sus hijas como dos personas aparte. De ninguna forma, la otra era la mitad de su hermana.

—Los gemelos deben estar siempre juntos, su única alma podría romperse de no ser así— asegura —Esta semana le pertenece a Lana, por lo que exijo que traigas a la otra gemela aquí.

—¿Qué?

—Hoy pudo ser el primer día de muchos en los que rompas el acuerdo, no lo permitiré. Que para esta noche, ambas gemelas estén juntas— ordena chocante —Tráela, si es que no quieres que la mande a buscar.

Por un momento, Fabio creyó que el alfa se pondría de su lado, cosa que por supuesto no iba a ser así. El hombre tenía sus razones como para no permitirlo.

—¡Con todo respeto!— llamó su atención cuando el alfa ya se iba —No me parece justo lo que está haciendo, yo solo soy un padre que quiere compartir más tiempo con sus hijas...— jamás le diría la verdadera razón de su presencia por esos lados —Lana que es la madre, dio su conocimiento, por lo que no hay razón por la que se niegue.

—Jum, ¿en serio me estás replicando?— volteó levantando la ceja —Ustedes, los lobos de Emre, se creen mucho por más que desde hace tiempo hayan perdido el afecto de su alfa— camina hacia los hombres —¡No soporto su actitud arrogante! Si yo decido que las gemelas estarán aquí, lo estarán! ¿O qué? ¿Me piensan reportar ante un alfa que pareciera ser un árbol más que un lobo?

»Ustedes me están comenzando a hartar, no crean que he dejado pasar el tema de los territorios. Mejor váyanse si es que quieren seguir vivos para el próximo eclipse.

«¿El tema de los territorios?», se pregunta Fabio confundido.

—¡¿Cómo se atreve a hablar así de nuestro alfa?!— grita Octubre apretando los puños —¡Díganos lo que quiera, pero a mi alfa me lo respeta!

A él no le importaba enfrentarse al mismísimo demonio con tal de defender a Emre, es más, iba a darle pelea a un alfa, sino fuera porque Enji le agarró el hombro.

—Fabio, cambiemos de lugares— le indica alejándose de Octubre. Este le obedece, pasando Enji a darle frente al alfa Jarib, en medio de sus dos compañeros —Usted más que yo sabe que es una falta de respeto que se dirija de ese modo a mi alfa— comienza a hablar sacándose una tarjeta del bolsillo —Su decisión sobre las gemelas y sus comentarios respecto a nosotros, me parecen peligrosos. Tenga mucho cuidado, se lo digo de buena fe— suspira —Sobre el tema de los territorios, le recomiendo hablarlo con el mayor de los hijos del alfa Emre; Avys. Con gusto, él se sentará y conversará con usted sobre los nuevos términos y condiciones impuestos por nuestra manada, así como del mapa actualizado que, muy pronto, comenzará a circular— le pasa la tarjeta, en ella estaba escrito el nombre y número del celular de Avys.

Sí, ahora resulta que mi cuñis es todo un lobimpresario.

»Vamos— da media vuelta caminando —Dudo que el alfa cambie de opinión, así que mejor vámonos— dijo al ver que Fabio no se movió ni un solo milímetro. Este tenía la mirada fija en el alfa Jarib, mirándolo con odio —¡Fabio!— le llama.

—Esto no se quedará así— susurra siguiendo a sus compañeros.

Los tres lobos salieron de la manada con enojo e indignación en sus rostros. Mientras Fabio recordaba la orden del alfa en lo concerniente a su hija, tanto Octubre como Enji guardaban cierto recelo por las palabras que él le dedicó a Emre.

—No debiste detenerme— se queja Octubre de camino a su manada —¿Si me mataban? ¡Al menos lo haría con una sonrisa después de partirle la quijada a ese sujeto! ¡¿Cómo pudo hablar así del alfa?! ¿Qué perdimos su afecto? ¿Quién es él para decir tremenda tontería? ¡Ni que viviera con nosotros!

—No mintió del todo— suspira Fabio —Cada vez que pasa el tiempo, siento que le importamos menos.

—¿Pero qué estás diciendo?— se detiene boquiabierto —¡¿Tú también piensas que el alfa Emre es un árbol más?!

«Mejor ni digo lo que opino, va y me cae encima», Fabio es consciente de la devoción que siente Octubre por Emre.

Y es que, él siente pesar por la profunda indiferencia que les brinda el líder de la manada. El hombre siente que la persona a la que denomina «alfa», es bastante distinta a la que lo crió desde pequeño. Es como si lo hubieran suplantado.

—Enji— decidió evitar a Octubre, era mejor así —¿De qué hablaba el alfa Jarib cuando mencionó los territorios?— levanta la ceja —¿Y cómo es eso de que hay un nuevo mapa? A mí no se me ha informado nada de eso— nada más se acuerda de esas dos cosas porque lo otro no lo entendió.

—Amh, sobre eso...— rueda los ojos —Lo sabrás pronto.

Espero que no queden dudas de a cuál lado pertenece. Él es uno de los lobos que el cuñado anteriormente mencionó cuando amenazó a Raisek.

—¿Qué se traen?— cuestiona Octubre —¿Y qué tiene que ver Avys en eso?

—No les puedo hablar mucho del tema, pero les diré lo siguiente: Avys nos guiará hacia un cambio— asegura con una sonrisa —Las cosas cambiarán para mejor, ya lo verán.

—Hmp...— Fabio le mira juicioso —Avys es genial y todo, es más, me encanta. Pero, ¿por qué siento que el alfa no tiene idea de lo que está pasando?

—¿Cómo que no tiene idea?— Octubre frunce el ceño —Oye, ¿es verdad lo que dice Fabio?

—No les puedo hablar mucho del tema— claro que Emre no sabe.

—Avys podrá ser genial, ¡pero no toleraré que le escondan información al alfa!— amenaza Octubre —Mucho cuidado, Enji.

—Bájale un poco a tu obsesión con el alfa, no escondemos nada raro— ajá —Estamos hablando de Avys, ¿o qué? ¿No confías en él?

Sí lo hacía, pero el bienestar de Emre le importaba más. El alfa lo es todo para él.

—Todo me parece muy raro— comenta Fabio —Pero bueno, ¿ya qué?— tenía otras cosas en qué pensar —Tú opinas lo contrario al alfa Jarib— le habla a Octubre —Piensas que nuestro alfa nos quiere igual que antes.

—Por supuesto que sí— cruza los brazos —El alfa Emre nos ama, de eso no tengo dudas. Sentirte triste no está mal, y no podemos juzgar a los que lo están.

—¿Y a qué crees que se deba su tristeza?— pregunta Enji.

— No lo sé— baja las cejas —Estoy esperando a que nos diga, no quiero que se sienta presionado a hacer cosas que no quiere.

«El amor que le tiene, raya en lo fastidioso», rechista Fabio.

—Comprobaré qué tan cierto es lo que dices— con el rechazo del alfa Jarib en darle a su hija, Fabio tomó la decisión de probar qué tan abandonados estaban por Emre.

Con la idea de ir a hablar con mi suegris, él dejó a sus amigos, acogiendo su forma original. Fabio corrió entre los árboles, teniendo como destino a los sitios que Emre frecuentaba.

Él se extrañó cuando no lo encontró en ninguno de ellos, es más, exploró los límites de su territorio y tampoco lo encontró. Era raro que no estuviera ahí, después de todo, el alfa había adoptado la costumbre de estar lejos de todos y esos eran los mejores lugares para hacerlo.

Ya cuando se rindió de correr de un lado a otro, fue a beber agua al río en donde se topó con una escena que llamó su atención:

Ahí estaba el alfa junto a Anya. Ellos estaban metidos en el río; Emre le tejía el cabello, mientras que su hija estaba sentada frente a él con el agua llegándole a la altura del pecho. Él la peinaba con un cariño que Fabio reconocía no haber visto en mucho tiempo.

—¿Umh?— Emre volteó dándose cuenta de su presencia. Fabio se transformó, y aunque al principio tenía los sentimientos a flor de piel por lo ocurrido con Jarib, estos se desvanecieron al apreciar un momento que le trajo nostalgia. Lo que presenciaban sus ojos hizo que los pasos chocantes que tenía antes, se transformaran en unos tímidos.

—Hola— saluda en voz baja.

—¿Y tú dónde estabas metido?— le pregunta Anya —Te estaba buscando hace rato, quería preguntarte una cosa.

—Es que...— detestaba como de un segundo a otro, las palabras no se le querían salir de la boca.

—Ven aquí— Emre le hace señas para que entre al agua.

—Eh, ¿de acuerdo...?

Fabio nada más llevaba puestos los pantalones, por lo que él entró al agua, sentándose al lado de la única loba con la que nunca había chocado. Digamos que él no es muy popular con las mujeres de la manada, no soy la única que opina que su personalidad es demasiado particularcita. No lo odio, pero sí que sabe enojar con sus palabras.

A unos centímetros había un recipiente de madera. El alfa lo tomó con agua y se la echó en la cabeza, empapándolo a la vez que Fabio arrugaba la frente confundido.

—Solía bañarlos de vez en cuando, pero ahora es diferente— Emre lanza un suspiro estrujándole el cabello —Todo es diferente.

—Sí— asiente cabizbajo —Recuerdo que Imri odiaba bañarse, creo que le tenía miedo al agua— sonríe pasándose la mano por el rostro, para así quitarse las gotas que le molestaban —Hacía un drama cada vez que le tocaba.

—Sí— también sonríe.

—Extraño los viejos tiempos— comenta Anya con tristeza en su mirada —Quiero que volvamos a ser niños y nos quedemos así.

—Yo no— niega Fabio —¿Qué pasaría con nuestros hijos? No existieran— claro, debía mantenerse firme; por fin pudo encontrar al alfa después de un largo rato buscándolo —Alfa, no vine hasta aquí de casualidad. Quiero hablar de un tema importante con usted.

—¿Qué sucede?

—Detesto a la manada del alfa Jarib— se levanta frunciendo el ceño —¡Esa gente es muy diferente a nosotros, hacen actividades que no me agradan; involucrando a mis hijas en ellas! No se cansan de repetir que ellas son la misma persona y miles de tonterías más, Lana no hace nada para detenerlos y eso me molesta.

—¿Y qué hay del acuerdo?

—Solo pido que no las metan en sus rituales, que estén conmigo cuando vayan a hacer sus actividades— baja las cejas —Fui a buscar a Lino, pero no me la entregaron y, en cambio, el alfa Jarib me ordenó que le llevara Lina a pesar de que Lana me dio permiso de traérmela para acá. Ese alfa nos odia, y dice que usted no hace nada porque no nos quiere.

—¿Qué?— levanta la ceja.

—En pocas palabras, dijo que éramos huérfanos de alfa.

Ahora soy yo la que pregunta: ¿qué?

—Entonces dices que Lana aceptó que tuvieras a las gemelas aquí, pero a Jarib no le importó— asiente agarrándole el borde de su abrigo.

—¡El alfa Jarib nos odia, dijo que somos arrogantes y que no valía de nada que lo reportara con usted!— apretó el agarre —¡Lo comparó con un árbol enfrente de sus lobos y no pudimos hacer nada para defenderlo!

—¿Qué hizo, qué?— Anya también se levanta.

Emre se quedó en silencio analizando la situación. Fabio quería ver si hacía algo, él se iba a basar en su reacción para ver si su indiferencia era más grande que el cariño que les tenía.

—Con que el alfa Jarib anda hablando mal de mí con mis lobos— dice pasados unos segundos —Creo que me he mantenido tranquilo por mucho tiempo. ¿No crees?— le da varias palmadas en el hombro —Habrá que ponerlo en su lugar, ¿te gustaría eso?

—¿Si... me gustaría?— parpadea aún más confundido.

«¿Pero qué está pasando? ¡Mi papá volvió!».

»¡Sí, claro que sí!— clama contento —¡Qui-Quisiera que le demuestre por qué los lobos de Emre somos arrogantes!

—Muy bien— termina de tejerle la trenza a Anya —Vamos.

«¿Vamos? ¿Ahora?».

—Eh, ¡sí!— le rodea los hombros a Anya —Quiero modificar el acuerdo y sacar a mis niñas de esas creencias.

A la mujer primero le sorprendió que su papá se acercara a ella y le haya propuesto tejerle el cabello como lo hacía cuando era pequeña, ahora miraba atónita cómo este volvía a la costumbre que tenía de imponerse frente a los otros alfas cuando era necesario.

Emre cambió de nuevo, o mejor dicho, intentaba regresar a lo que era antes.

Y vaya manera de empezar.

.

.

.

.

.

(Lo volví a subir porque al Sr Wattpad no le dio la gana de avisar que lo había subido. Si votaste en el anterior, vota de nuevo en este para que se quede reflejado tu voto :D)

No los iba a dejar con la duda, limitarme a que un personaje dijera lo que sucedió, no era suficiente [:

Espero que te haya gustado el extra, como vieron en el título, este pertenece al pasado capítulo. El próximo será el 34 y Lúa seguirá narrando.

El cap me salió más largo de lo que pensaba, también espero que no lo hayas encontrado pesado.

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¿Teorías en general?

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No olvides darle a la estrella (o al corazón si estás en booknet) y sígueme.

Instagram: Isandy_ds

La mayoría no me siguen en Instagram, por eso es díficil darse cuenta de que hay nuevo cap si wattpad no les avisa. Allá siempre aviso cuando actualizo.

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