- Te gusta, le gustas, ¿qué esperan para ser pareja de una buena vez?
- Aún no llega el momento indicado.
- ¡Llevan semanas jugueteando! Por dios, ya ni yo que me hice difícil.
- Ah, tú caíste a la semana por Carlos.
- Y tú caíste al segundo día de conocer a Sergio.
- No hablamos de mí.
Ahí estaban nuevamente los tres amigos en casa de Max, era sábado por la tarde, solían juntarse esos días para desayunar y comer en casa de alguno de ellos.
Se encontraban en la cocina, los tres estaban trabajando en lo que comerían ese día. George estaba picando algunas verduras en la barra de la cocina, Charles cocinaba algunos trozos de carne y Max estaba armando los sandwiches con los ingredientes que ya tenían listos.
- ¿No planeas pedírselo pronto? Ya te lo están queriendo bajar. - preguntó George a la vez que se acercaba al refrigerador para sacar algunas otras cosas que necesitaba.
- Iremos con calma, no hay prisas.
- Bueno Vettel parece que no está enterado.
- Cállate Charles, ni lo menciones.
Max sabía que Vettel y su chico se llevaban bien aunque no le convencía por completo la actitud de Vettel. Siempre estaba encima de él, le molestaba tanto pero jamás protestó.
Pasó el rato, ahora los tres chicos se encontraban en el comedor de la casa. Estaban disfrutando su comida mientras platicaban tranquilamente, también habían puesto algo de música a un volumen bajo.
El ambiente era bastante amigable, tan cómodo como solían ser sus reuniones.
- ¿Cómo planeas pedirle que salga contigo? - preguntó George.
- Flores, una carta y un peluche.
- Que básico eres Max. - soltó Charles con una cara de fastidio fingida.
- Cállate que a ti se te propusieron después de una práctica de química.
- ¡Fue lindo! Aparte me dió otros regalos.
- ¿Qué más te dió?
- Bueno, llegamos a cenar a su casa y...no hace falta que les cuente, no hablaré de sexo con ustedes.
- ¡Charles! - los otros dos chicos casi gritaron con cierta molestia a la vez.
- ¿Qué? A ustedes ya les pasará, bueno, Max sigue siendo el peque aún.
- Cállate, tú no sabes.
- Por dios Max, te sigue dando vergüenza tomarle la mano a Sergio al frente de nosotros, ¿Crees que no nos damos cuenta?
- Ah, como sea.
George y Charles amaban burlarse de la timidez de su amigo.
- No sé como decirle, ayúdenme.
- Suelta indirectas, señala a cada pareja que vean por la calle y dile que quieres estar así y te aseguro que al día siguiente ya serán pareja.
- ¡Dios mío Yuki! ¿Cómo le dices que haga eso?
Ahí se encontraban los tres amigos de Sergio, y por supuesto Sergio en casa del más bajo del grupo, Yuki.
Los cuatro chicos estaban en la habitación del japonés, Sergio sobre la cama al lado de Lance, Yuki tirado a medio cuarto y Lando casi debajo debajo de la cama, ni idea de la razón pero ahí estaba.
- Deberías hacerlo por chat. - propuso el británico escondido debajo de la cama.
- ¿Debería?
- No. - dijeron a la vez los demás jóvenes a excepción de Lando.
- Voy a pedirle consejos a Esteban.
- Él no sabe nada, tú le pides consejos para enamorar y capaz te da consejos para cocinar un pavo para navidad.
- No sean tan duros con él, pobrecito.
- Volviendo al tema Sergio, ¿Qué vas a hacer?
- Esperar un poco, una semana más, sí no lo hace entonces lo haré yo.
Ambos grupos de amigos pasaron toda la tarde juntos, el tema principal de todas sus charlas era sobre el futuro de la relación de Sergio y Max.
El último mencionado aún permanecía en su habitación, sus amigos ya se habían ido. Habían terminado algunos pendientes personales que tenía. Ya era algo tarde, sus padres estaban prontos a llegar.
No tardó en escuchar como la puerta principal era abierta y casi azotada. Definitivamente sus padres habían llegado.
Se tomó el tiempo de ordenar su hogar cuando sus amigos se despidieron, la casa estaba impecable para cuando sus padres pusieron un pie en ésta.
Max ya había cenado, se preparó unas simples tostadas con mermelada, algo ligero pero lo suficiente para satisfacer su hambre.
Cada que sus padres llegaban a casa solían ir directos a su habitación, tal vez hacían una pausa en la cocina para comer algo antes de ir. Eran muy pocas las veces en las que la familia Verstappen se reunía para cenar. Al parecer la hermana de Max se había quedado en casa de alguna de sus amigas, solamente eran él y sus padres.
Max estaba tan centrado en el monitor de su escritorio que no se percató cuando la puerta de su habitación fue abierta despreocupadamente.
- Max.
- Oh, llegaron, buenas noches. - contestó sin despegar la vista de aquel videojuego que había estado jugando por horas.
- ¿Puedes dejar de hacer eso y mirarme? Cada vez estás peor. - su tono sonaba cansado.
Max suspiró pesadamente antes de retirarse por completo sus audífonos, los dejó sobre su escritorio y se giró en dirección a aquella voz que lo llamaba.
- Madre.
- ¿Estás saliendo con alguien?
- ¿Por qué lo preguntas?
- Recogí tu ropa de la lavandería, nos quedaba de camino, tu padre vió una camisa que no es tuya entre tus cosas.
- ¿Qué? - frunció levemente el ceño.
- Pensó que la habías comprado y no nos lo mencionaste, es lo que le dije.
- ¿Y cuál es el problema? Tal vez fue eso, no lo recuerdo.
- Emilian, esa camisa ni siquiera te entra por la cabeza.
- Tal vez se encogió, no sé...
- Max, debes ser más cuidadoso.
Max se quedó en silencio, ¿De qué camisa estaba hablando? Fácil, justamente un día después de su primera cita oficial con Sergio pasaron rápido a su casa por algunas cosas que el propietario había olvidado. Le prestó una camisa de mangas a Sergio, pues tenía la punta de la nariz roja por las bajas temperaturas de la mañana, tal vez había olvidado recoger su propia camisa.
- Madre, de verdad no pasó... - fue interrumpido por la mayor.
- No quiero saber que tanto haces cuando no estamos, simplemente ten cuidado, ahora voy a dormir, mañana seguramente tu padre querrá hablar del tema.
Nuevamente Max se quedó callado, ¿Acaso pensaba que había ocurrido algo subido de tono en su propia casa? no es como si un par de besos fueran demasiado.
- Buenas noches, Max. - depósito un beso en la frente de su hijo antes de salir de la habitación.
No era raro que su madre fuera a desearle las buenas noches, el que hablara con él sobre ser cuidadoso fue lo raro.
¿Lo creía capaz?
En cuanto su madre salió de la habitación regresó la vista al monitor donde corría uno de sus videojuegos favoritos.
Se sentía tan extraño que hasta las ganas de dormirse hasta las tres de la mañana se le quitaron. Apagó el monitor, desconectó sus audífonos y se dirigió a su baño propio. Rápidamente se despojó de sus prendas y entró a la ducha.
Mientras tallaba su cabello con shampoo olor a coco que había sido halagado decenas de veces por el pecoso que tanto apreciaba aún pensaba en lo que su madre le había preguntado...¿Estaba saliendo con Sergio?
Apenas se habían confesado, no de la forma que querían pero pasó. Tuvieron su primera cita aunque ya habían salido juntos incontables veces antes. Estaban pegados como chicles todos los días.
¿Aún no estaban saliendo? Tal vez Sergio pensaba que sí, jamás había pensado en eso.
Pasó un buen rato en la ducha, se envolvió en su bata de baño y salió en busca de su celular. Durante toda su ducha de casi 40 minutos planeaba enviarle un mensaje de texto a Sergio preguntándole sí estaban saliendo o aún no.
Cuando finalmente encontré su celular se dirigió al chat de Sergio, el último mensaje había sido por parte de pecoso y había sido un sticker de un gato con la lengua afuera.
Comenzó a teclear con sus dedos aún mojados importandole poco que la pantalla se llenara de pequeñas gotas de agua.
Borró y volvió a reescribir el mensaje decenas de veces hasta que encontró el perfecto.
"¿Estamos saliendo?"
Corto y directo, perfecto.
Fue exactamente lo que escribió y mandó. Cerró la aplicación de mensajes, apagó su celular y lo aventó lejos para no ver la respuesta casi inmediata que Sergio solía darle a sus mensajes.
En cuando el celular tocó las sábanas de su cama la pantalla se iluminó indicando que Sergio ya había respondido.
Sabía que era él, había configurado detalladamente solamente las notificaciones de Sergio.
Trató de ignorar por un rato su celular, calmaba su nerviosismo mientras se ponía sus mil y un productos en la piel que también era halagada por su suavidad, era Sergio quien lo halagaba tanto.
Pronto comenzó a secar su cabello, usó una crema básica que potenciaba el olor de su shampoo.
No tardó en ponerse su pijama más calientita, el frío se estaba poniendo horrible esa noche. Al terminar de prepararse casi dió un clavado hacia su cama, se envolvió entre sus sábanas y cobijas, tomó su celular y con todos los nervios que tenía lo prendió.
Tenía tres mensajes nuevos de Sergio.
Ni siquiera pudo terminar de leerlos cuando una llamada del mismo pecoso entró.
Los nervios se apoderaron de él.
¿Debía contestar? No, simplemente le diría que estaba duchandose aún, pero ya había visto sus mensajes, no podía fingir que no.
Reunió el poco valor que aún tenía y contestó después de que el tono de llamada se escuchara por casi 30 segundos.
- Max, justamente de eso quería hablar contigo - dijo el pecoso justo cuando se conectó la llamada.
୨ ︶︶︶ ㅤ꒰୨ ୧꒱ ㅤ︶︶︶ ୧
Hoy no hubo tanto drama, para el siguiente capítulo quien sabe 🫵🏻
Los Chestappen próximamente:
Gracias por leer, los tqm 🫵🏻💗