Sergio y Max aún se encontraban profundamente dormidos. Pasaron casi dos horas en las que cambiaron incesablemente de sitios.
Sergio casi completamente sobre Max, ambos abrazados de frente, Max casi aplastando a Sergio..Todo terminó en Sergio siendo abrazado por la espalda.
Estaban tan cómodos, flotando en bonitos sueños que tenían en común que no escucharon cuando la puerta de la habitación fue abierta bruscamente. Un chillido proveniente del pasillo justo fuera de la habitación los despertó a ambos, Max solamente se tensó mientras que Sergio casi se caía de su propia cama.
— ¡Mamá! ¡Sergio metió a un chico a su cama!
— ¡Paola, chingado! – fue lo único que pudo decir antes de perder a su hermana de vista, pues ya había salido corriendo rumbo a las escaleras para contarle lo que había visto a su madre.
Sergio tiró su cabeza nuevamente hacia su almohada donde aún reposaba Max. Pasó una mano por sus cabellos y habló:
— Deberíamos bajar, ¿te quedas a cenar? – dijo a la par que miraba el gran reloj digital que colgaba arriba de su puerta.
— Tus padres me van a matar, Sergio.
— Ah, no es para tanto..Paola solamente exageró, no creo que le crea.. – fue interrumpido por un fuerte grito que resonó por toda la casa.
— ¡Sergio Michel Pérez Mendoza! ¡Baja ahora mismo y trae a ese sin vergüenza!
— Solamente estábamos durmiendo...Nada del otro mundo.
— ¡Y con la puerta cerrada! – pasó Antonio por detrás de Sergio quien ahora estaba sentado alrededor de la mesa justo como el resto de su familia, por supuesto que Max estaba a su lado con la mirada centrada en el plato aún vacío que tenía al frente.
— Cállate Toño, tú bien sabes que no sería capaz.
— ¿Pero por qué la puerta cerrada? Tu madre estaba en nuestra habitación, tus hermanos también y yo ni en casa estaba. – preguntó el Pérez mayor.
— Privacidad.
— Ay ajá, ni tú te la crees chequito. – se burló Paola.
Toda la conversación fluía en español, Max no entendía absolutamente nada.
La madre de Sergio, Marilú, pasó por detrás de cada integrante de la familia quien aún seguía discutiendo, llevaba consigo una gran olla de la que estaba sirviendo en cada plato. Para suerte de Max no era comida extravagante, era simple pasta con increíbles cantidades de queso arriba.
— Muchas gracias.
— A ti por acompañarnos a cenar...
— Max, mi nombre es Max.
— ¡Max! ¡Claro! – Marilú volvió a perderse entre la cocina.
Por otro lado, en la misma mesa aún seguía la ahora acalorada discusión de los Pérez. Antonio ahora estaba inventando que había escuchado ruidos extraños provenientes de la habitación de Sergio, fue callado por un manotazo por parte del mismo Sergio quien volvía a estar rojo de todas partes por la vergüenza.
— ¡Bueno! Dejen de pelear que van a espantar al amigo de Checo, pónganse a cenar que se les va a enfriar. – regañó Marilú a la vez que se sentaba en el asiento libre que quedaba.
Todos cumplieron la orden de la mujer, incluso Max comenzó a comer.
No pasaron más de cinco minutos cuando Antonio volvió a hacer de las suyas.
— Entonces, ¿de dónde se conocen? – preguntó mirando en dirección de Sergio y su acompañante.
— Bueno, somos compañeros de clase.
— ¡Oww, Checo! ¿él es el chico del que nos contaste después de tu primer día de clases? ¡Tan lindo! ¡Sí supieras lo encantado que lo dejaste! – ni siquiera había dejado responder a Sergio.
No hacía falta decir que las mejillas de Sergio ya estaban ardiendo de nuevo. Aunque no era sorpresa para Max no pudo evitar sonreír levemente al escuchar cada palabra de Antonio, él también le había contado a su madre sobre el pecoso.
La cena continúo con normalidad, ambos hermanos continuaron haciendo preguntas un tanto personales, los padres solamente reían ante las reacciones del par de adolescentes enamorados.
Al terminar la cena Max se ofreció a ayudar con la limpieza de la vajilla incontables veces, se lo negaron cada una de las veces. Max se sorprendió al ver que la pareja de adultos comenzaban a limpiar juntos, Paola había huido a su habitación, Antonio seguía en la mesa hundido en uno de sus tantos libros de medicina ( estaba estudiando incluso durante la cena ).
Ahora el par de adolescentes estaban en el sofá, solamente miraban hacia el techo.
— Sergio, debo irme a casa, mis padres ya deben estar ahí.
El reloj ya marcaba las 8:50 P.M, sin dudas los padres de Max ya estarían por llegar.
— Le diré a mi hermano que nos lleve ¿sí? espera aquí. – el pecoso se puso de pie, estuvo a punto de ir nuevamente hacia el comedor cuando uno de sus brazos fue jalado deteniendolo en su lugar.
— Sergio, no es necesario, puedo irme solo.
— ¿Cómo crees? Ve la hora Max, es tarde, no puedes andar por ahí en la calle.
— Estaré bien...puedo ir.. – nuevamente fue interrumpido.
— Que no, ahora ven aquí. – con su otro brazo libre logró tomar la mano del rubio.
Sergio ahora caminaba por la casa con Max detrás de él como un niño pequeño siendo tomado por la mano.
— ¡Toñito! Acompáñame a dejar a Max en su casa.
— No.
— Voy a darte la mitad de mi mesada.
— No.
— Por favor, Toño..
Antonio se levantó de su silla en silencio, se acercó al pequeño mueble que estaba al lado de la entrada principal de la casa, tomó una de las tres llaves que estaban ahí y salió no sin antes decir:
— No se tarden cabrones.
Sergio sonrió victorioso. Max llevaba su propia mochila en uno de sus hombros que había bajado a la vez que era invitado a cenar por la familia. Quiso pasar a la cocina a despedirse de los padres de Sergio, y así fue.
En menos de cinco minutos ya estaban montados en uno de los autos familiares rumbo a casa de Max.
El rubio iba dando indicaciones, aunque no quedaba tan lejos del hogar de Sergio debía andmitir que no tenía muchas ganas de caminar más de cinco calles en la oscuridad.
Llegaron rápido, mientras Antonio permanecía dentro del auto, Sergio y obviamente Max bajaron.
Estando casi en la entrada del hogar de Max hablaron entre ellos por primera vez desde que había iniciado el viaje.
— Gracias por invitarme a cenar, y por dejarme descansar.
— Está bien Max, también quiero agradecerte por la comida de hoy.
— Está bien.
Max se acercó para dejar un rápido abrazo que como era de esperarse fue correspondido. Se alejó lo suficiente como para darse la vuelta, estuvo a punto de comenzar a caminar cuando Sergio lo llamó de nuevo.
— ¿Qué? ¿No te vas a despedir bien?
Una sonrisa medianamente divertida se formó en su rostro, de alguna forma adoraba ese lado algo atrevido de Sergio.
Se giró nuevamente, quedando frente a Sergio e hizo lo que el pecoso quería. Dejó un corto beso en cada mejilla del más bajo quien hizo lo mismo. Antes de que Max pudiera alejarse de nuevo, lo tomó como pudo del cuello de su camisa y lo obligó a bajar su rostro aún más para poder dejar un beso sumamente rápido en sus labios sin importarle que su hermano los viera.
— Nos vemos mañana, Max.
— Sí, nos vemos mañana.
Max ahora estaba casi del mismo color de una fresa aunque ya hubieran pasado por esa situación varias veces.
Finalmente Max entró a su hogar y Sergio subió de nuevo al auto donde su hermano lo esperaba, no tardaron mucho en irse.
Una vez más Sergio lo había besado al frente de alguien importante.
Ya no tenía dudas de que Sergio buscaba algo serio, pero...
¿Él también quería algo serio?
୨ ︶︶︶ ㅤ꒰୨ ୧꒱ ㅤ︶︶︶ ୧
Estoy pensando en hacer un fic inspirado en Hilda furacão pero no sé de qué ship, ¿tienen alguna idea? 😞
Gracias por leer, los tqm 💗