7 noches con el mafioso

By LunaSerena85

219K 8K 270

Andrea, una bella y virginal joven se ve obligada a hacer un trato con Dante Santoro, un mafioso, para salvar... More

1.- Secuestrada
2.- Cuando el mafioso la conoció
3.- Haciendo un trato
4.-Trato sellado con los labios
5.- En la recámara del mafioso
6.- La primera noche
7.- Rota
8.- Lágrimas inútiles
9.- En la ducha
10.- Al despertar
11.- Cuarta noche
12.- Quinta noche
13.- En el coche
14.- Sexta noche
15.- La última noche
16.- ¿Libre?
17.- Volver a empezar
18.- La noche que le debía
19.- Terrible noticia
20.- ¡Embarazada!
21.- Escape
22.- Nuevo trato
23.- Firma
24.- Madre de alquiler
25.- En el vestidor de damas
26.- El bebé se mueve
27.- Deseo al anochecer
28.- De viaje
29.- Sexo en el avión
30.- En los Emiratos Árabes
31.- El "padrino" del mafioso
32.- En el yate
33.- Pasión en la isla
34.- Advertencia
35.- Desilusión
36.- El cumpleaños del mafioso
37.- Confesión
38.- ¿Qué sientes por mí?
39.- Reencuentro apasionado
40.- El día de la boda
41.- Parto sangriento
42.- Peligro
43.- Disparo
44.- Después de la tormenta...

45.- Para siempre

7.1K 257 25
By LunaSerena85

"Yo también te quiero, Andrea, te quiero como no he querido a ninguna otra mujer en mi vida... ¡TE AMO!... y te deseo solo para mí".

Las palabras de Dante hicieron que Andrea abriera grandemente los ojos, no podía creer lo que estaba escuchando, ¿acaso era un sueño?

No era necesario que nadie la pellizcara para despertar, pues la grande mano de Dante apretaba la pequeña mano de la rubia, quien se quedó muda, sin saber qué responder o cómo reaccionar.

Andrea: Dante, yo...

El varón interrumpió: Perdóname por no decírtelo antes, Andrea, pero desde niño fui educado en las reglas de la mafia. Mi padre siempre fue muy estricto conmigo, me enseñó que los hombres no demostramos nuestros sentimientos. Me metió en la cabeza que los negocios eran más importantes que cualquier otra cosa. Y por eso, aunque desde hace tiempo descubrí que te quiero con toda el alma, estaba dispuesto a casarme con Victoria, anteponiendo los intereses sobre los anhelos de mi corazón... ahora sé que fui un imbécil... estar tan cerca de la muerte me hizo comprender que si hoy fuera mi ultimo día, deseo vivirlo a tu lado, Andrea, porque ¡TE AMO!

La ojiazul no puede resistir más las lágrimas, ante cada palabra que sale de los labios de Dante. Palabras que salen desde lo más hondo de su corazón, las cuales Andrea había deseado tanto oír, las esperaba desde hace mucho tiempo.

Limpiando las lágrimas del rostro de la chica, Dante pidió: perdóname, por favor, dime que perdonas mi estupidez...

Andrea se siente tan feliz, que responde rápidamente: Eso ya no importa... Olvidémoslo todo... No tiene caso... Desde ahora comencemos de nuevo...

Dante: Sí, mi amor, quiero comenzar una nueva vida, pero a tu lado y al de mi hijo... te quiero, Andrea... Y... quiero que seas mi esposa.

La rubia queda en shock al escuchar al hombre. ¡No puede decir una palabra por la emoción!

Dante agrega: ¡Cásate conmigo, Andrea! Lo siento, ahora no tengo un anillo para darte, pero prometo darte uno en cuanto me den de alta.

Andrea sigue sin poder creer lo que oye. A ella no le importa que le den ninguna sortija. Solo puede pensar ¿Dante Santoro realmente le propuso matrimonio?

Dante: ¡Vamos, Andrea! Responde... ¿te quieres casar conmigo?

La rubia se muerde los labios y termina por aceptar: Sí, Dante... ¡Claro, que quiero ser tu esposa!

El varón toma de nuevo la barbilla de la rubia y la jala hacia él, para besarla con avidez en los labios.

Esta vez el beso es más caliente, más exigente, más profundo.

Un médico entra en la habitación, pero ambos amantes continúan besándose apasionadamente.

Ya nada puede separarlos... Nada, ni nadie.
***

Los días pasan. Dante se recupera rápidamente y en una semana le dan el alta. Mientras él pasa sus días restantes en el hospital, Andrea cuida al bebé.

Ella y el recién nacido fueron dados de alta con anticipación. El pequeño Dante se encuentra muy sano. Poco a poco va ganando peso, adaptándose al nuevo mundo. Duerme la mayor parte del tiempo y es sorprendentemente tranquilo.

Ambos viven en un departamento lujoso de una exclusiva zona, alquilado temporalmente, ya luego pensarán en comprar una casa.

Dante le dijo a Andrea que quería irse al extranjero, iniciar un nuevo negocio y comenzar una nueva vida.

Ella apoyó su propuesta. También desea iniciar en otra parte, lejos de todo lo vivido.
***

El día de la boda llegó...

Vistiendo un hermoso vestido blanco y un velo que cubría su bello rostro, Andrea entró a la iglesia, donde Dante la esperaba al pie del altar.

Él vestía un esmoquin negro luciendo como todo un galán de cine, gallardo y varonil.

El bebé también vestía de esmoquin, haciéndolo ver como una copia en miniatura de su padre. Era cargado por Lucía, la mejor amiga de Andrea, que pudo llegar a la boda y estaba en la primera fila junto a su ahora esposo.

Después que el sacerdote les hiciera la pregunta definitiva, Andrea y Dante se juraron amor y fidelidad ante Dios. Intercambiaron argollas de matrimonio y fueron declarados formalmente como marido y mujer.

La boda fue tranquila y modesta porque Andrea así lo pidió. Para ella el lujo no era importante, lo verdaderamente importante es que ahora, junto a Dante tenía una familia y ya no era huérfana.

Pero si la ceremonia nupcial fue tranquila, la noche de bodas fue todo un remolino de lujuria y pasión.

Apenas entraron a la suite nupcial, Dante besó con frenesí los labios de su ahora esposa, hambriento de deseo.

Dante: No deberías haberte puesto bragas, porque te las voy a arrancar.

Le susurró el varón, al tiempo de quitarse la chaqueta, la camisa y luego los pantalones.

Lentamente camina con ella hacia la cama, más hambriento que un lobo del bosque.

Se desnuda a paso ligero, y después estrecha entre sus fornidos brazos a su joven esposa. Le cubre el cuello con besos que la hacen temblar de emoción.

El vestido blanco de Andrea pronto está sobre la alfombra de la habitación junto al traje negro de su marido.

Dante desliza su mano hasta sus bragas. Mete su dedo entre las nalgas de la rubia y presiona la cueva íntima.

Dante le susurra: ¿Estás preparada? Porque esta noche pienso cogerte por todos tus agujeros... quiero que recuerdes esta noche por el resto de tu vida.

Andrea suspira con fuerza: Oh... Sí, estoy lista. ¡Te deseo tanto, Dante! ¡SOY TUYA!

El varón gruñe: ¡Mierda! Quería controlarme, pero tú me vuelves loco.

Embriagado por la lujuria, Dante inclina a Andrea sobre la cama... le baja las bragas, admirando su sensual anatomía, así como su húmedo e hinchado montículo, el cual frota suave y lentamente.

Con la garganta seca por la excitación, el ojinegro disfruta de un dulce gemido de la rubia.

Andrea: ¡Ahhhh!

Dante se agacha para lamer los senos de Andrea, los cuales están más grandes por la lactancia.

El varón muerde uno de los pezones sintiendo el sabor a leche materna en sus labios y sonríe.

Dante: Solo con mi hijo comparto esta parte de ti, con nadie más, ¿oíste?

Andrea sonríe al decir: Eres un tonto.

Dante: Pero así me amas...

Andrea: Sí, Dante, te amo.

Dante no espera más y mete uno de sus dedos en el agujero íntimo de la ojiazul, provocándole otro gemido.

Dante: Tu coño está tan húmedo y sensible...

Pellizca su clítoris, gozando con el gesto de placer en la chica.

Dante: ¡Te deseo tanto, Andrea!

El varón se quita los bóxers a toda prisa, exhibiendo con orgullo su enorme y endurecida verga, que ya gotea líquido seminal por la lujuria contenida.

Dante no puede esperar y entierra su grueso pene en el coño de Andrea, que grita y se aferra a las sábanas al sentir el estiramiento de su intimidad.

Andrea: Aghhhhhh...

La ojiazul pudo sentir cómo su ahora marido la empaló de un solo empujón, horadando con fuerza su vagina. Pudo notar la tremenda humedad, pegajosa, que cubría la superficie sonrosada del glande de esa venosa e hinchada verga, y, a la vez, que su propia vulva, también aportaba una cierta humedad.

Andrea gimió más fuerte al sentir esa gruesa barra de carne inflamada adentrándose en su flor, llegando una y otra vez hasta el fondo, hasta el núcleo de su néctar, más y más cada vez, invadiendo con esa venosa y palpitante verga cada centímetro de su sexo y adentrándose una y otra y otra vez, bombeando como un poseso, arrasando con todo, metiéndose una y otra vez, más y más adentro.

Dante la montaba como un animal en celo, bombeando, bufando y resoplando, esforzándose para clavar su gruesa barra de carne más y más adentro de la sexualidad de Andrea.

Dante: Eres mía, Andrea, ¡MI MUJER!

Los bufidos del varón se convirtieron en bramidos, los gemidos de la rubia en gritos ansiosos, y el movimiento de ese cuerpo masculino fue pasando de lanzar estocadas a un frenesí copulatorio, impulsándose con todas sus fuerzas, agarrándola con ambas manos por sus caderas para coger más fuerza y, así, penetrarla todavía más profundamente.

Aunque sentía algo de dolor, el placer era aún más fuerte para Andrea, quien disfrutaba del aroma masculino de su marido, así como de su embrutecida y gruesa verga que la llenaba por completo, una vez tras otra, invadiendo más y más su vagina, chocando contra su útero hasta producirle una quemazón por el roce y cada impacto de ese redondeado glande.

Andrea: ¡Oh Dante! ¡Ohhhhh!

Escuchar su nombre en los labios de su mujer, incendiaban más la lujuria del varón, que se obligaba a complacerla clavándose hasta lo más profundo de su coño, sin piedad, con un deseo animal puro y salvaje.

Ella sentía cada impacto de ese cuerpo masculino, de ese enfurecido pene y de sus huevos contra su coño, haciendo que sintiese irritada la vulva y cómo ese constante roce calentaba su clítoris.

De repente, las embestidas de Dante comenzaron a ser más largas, desplazando toda la longitud de esa hinchadísima verga hasta dejar sólo el glande dentro del coño de la chica y, de golpe, empujar con furia animal hasta que toda esa barra de carne se quedaba clavada por completo dentro de la joven, que sentía vibrar su útero con cada dura embestida.

Los bramidos se intensificaron, salpicándole el rostro con gotas de sudor de su marido, y las embestidas se hicieron más duras, más profundas, a golpes secos.

Sabiendo que esa mujer era sólo suya y le pertenecía, Dante no paraba de clavarse en lo más profundo de la flor de la joven, hasta que, por fin, en una de esas perforaciones, se enterró por completo, llenando toda su vagina y apretándose contra su útero, dejando salir chorro tras chorro de un caliente y espeso esperma.

Andrea tampoco pudo contenerse más y fue sacudida por unos espasmos que resonaron por todo su cuerpo, arqueándose a la vez que ese hombre vertía todo el contenido de sus huevos dentro, en lo más profundo, del sexo de la ojiazul.

Ambos amantes permanecieron unidos por sus sexos durante varios minutos, mirándose a los ojos... él se sentía completo enterrado hasta lo más hondo de su mujer... ella sentía cómo era llenada por la simiente de su marido.

Pensó en la posibilidad de quedar embarazada nuevamente y darle un hermanito a Dante... la idea la hizo sonreír.

Dante no extrajo su palpitante verga, hasta que depositó la última gota de semen en el interior del coño de su esposa.

El varón se recostó al lado de ella resoplando y acariciándole el rostro.

Ella también resoplaba sintiendo el aire entrar por su conducto vaginal, era como si hubiera quedado demasiado abierta y su intimidad ya extrañara el pene de su marido... cerró los ojos, con las mejillas sonrojadas.

La gruesa voz de Dante la regresó a este mundo: No te duermas, Andrea, porque esta noche aún empieza... dije que te tomaría por todos los agujeros y aún me faltan tu boca y tu culo...

Andrea apenas pudo hablar: D-Dante...

El varón, con el pene nuevamente endurecido, jaló a su esposa colocándola a horcajadas sobre él y abriéndole las nalgas.

Andrea aún no estaba preparada para lo que venía, por lo que gritó intensamente al sentir que la verga de su marido atravesaba su culo.

Andrea: ¡DANTE! ¡AHHHHHHHH!

La chica arañó la espalda del varón, al tiempo que éste comenzó a succionar el pecho de su mujer, mientras le taladraba el trasero con su embravecida hombría.

Y tal como lo prometió, Dante hizo de la noche de bodas de Andrea, una noche que ella no olvidaría nunca... esa noche vivió el mejor sexo de toda su vida... una noche que se repetiría muchas veces más.
***

Unos meses después, Andrea y Dante tomaron la decisión de mudarse definitivamente a los Estados Unidos, de olvidar todo lo que vivieron en esa ciudad.

Los negocios de Dante se desarrollaban activamente en Nueva York y ahí asentarían su futuro como una familia junto a su pequeño hijo.

Dante, su mujer y su primogénito subieron al avión y miraron a través de la ventanilla por última vez, despidiéndose de la ciudad y dejando atrás todos los problemas del pasado.

El lujoso jet privado despega suavemente, elevándose por los aires.

A Andrea aún le atemoriza volar, pero junto a Dante, y con su bebé en brazos, se siente segura.

La rubia cree firmemente que vuelan hacia un nuevo y brillante futuro... sueña esperanzada en el futuro, un futuro donde sólo están ella y sus dos grandes amores, Dante Santoro y el pequeño Dante.

Y una sorpresa más, Andrea acaricia su vientre y sonríe, pues al llegar a Nueva York le dará a Dante la sorpresa... está nuevamente embarazada.

Ajeno a la sorpresa que le dará su bella esposa, Dante le acaricia los cabellos dorados y la besa apasionadamente.

Después, mirándola a los ojos azules, le dice con voz gruesa: ¡Te amo, Andrea! Una vez te obligué a vivir siete noches conmigo, pero ahora sé que... ¡ERES MÍA PARA SIEMPRE!

Mis queridas lectoras, muchas gracias por su apoyo y sus positivos comentarios.
La historia de Dante y Andrea ha terminado. Me alegro de haber logrado concluir esta historia.

Pero no me despido de ustedes y les invito a leer otros de mis libros y seguir apoyándome.

Besos 😘 😘😘

Continue Reading

You'll Also Like

13.6K 548 14
Bumblebee un Autobot al cual se le arrancó su módulo de voz apresar de eso sigue adelante después de todo junto a sus compañeros Autobots y un gran e...
81.1K 2.7K 76
Charlotte Meyer, cinco años en un orfanato, prostituida y violada. Su tortura duro por dias hasta que sin imaginarlo y por cosas del destino su verd...
201K 11.3K 70
-¿Porqué haces esto? ¿Porqué no puedes dejarme en paz?-. Pregunté frustrada y sintiendo las lágrimas inundar mis ojos. -Porque sigues siendo mía y de...
105K 6.7K 81
Adamaris Gutiérrez es una mujer Mexicana que lucha constantemente por triunfar en un mundo en el que las medidas "90,60,90" exige constantemente una...