7 noches con el mafioso

By LunaSerena85

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Andrea, una bella y virginal joven se ve obligada a hacer un trato con Dante Santoro, un mafioso, para salvar... More

1.- Secuestrada
2.- Cuando el mafioso la conoció
3.- Haciendo un trato
5.- En la recámara del mafioso
6.- La primera noche
7.- Rota
8.- Lágrimas inútiles
9.- En la ducha
10.- Al despertar
11.- Cuarta noche
12.- Quinta noche
13.- En el coche
14.- Sexta noche
15.- La última noche
16.- ¿Libre?
17.- Volver a empezar
18.- La noche que le debía
19.- Terrible noticia
20.- ¡Embarazada!
21.- Escape
22.- Nuevo trato
23.- Firma
24.- Madre de alquiler
25.- En el vestidor de damas
26.- El bebé se mueve
27.- Deseo al anochecer
28.- De viaje
29.- Sexo en el avión
30.- En los Emiratos Árabes
31.- El "padrino" del mafioso
32.- En el yate
33.- Pasión en la isla
34.- Advertencia
35.- Desilusión
36.- El cumpleaños del mafioso
37.- Confesión
38.- ¿Qué sientes por mí?
39.- Reencuentro apasionado
40.- El día de la boda
41.- Parto sangriento
42.- Peligro
43.- Disparo
44.- Después de la tormenta...
45.- Para siempre

4.-Trato sellado con los labios

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By LunaSerena85

Con el vestido de novia aún puesto, pero sin bragas debajo de la ropa, Andrea se arrodilló frente a Dante, quien sonriendo maliciosamente, desabrocha los botones de su fina camisa.

Acto seguido, desabrocha su cinturón y comienza a bajar su bragueta.

Con el corazón latiéndole a mil por hora, Andrea mantiene la mirada hacia el suelo, con las mejillas enrojecidas, pues es la primera vez que estará frente a un hombre desnudo.

El mafioso sujeta la quijada de la rubia obligándola a levantar la mirada y al hacerlo, la ojiazul no puede evitar mostrar un gesto de sorpresa al mirar por primera vez la hombría de Dante, la cual es de un tamaño asombroso.

El falo se contonea imperiosamente frente al rostro de la chica, provocando que sus mejillas se enciendan aún más por el calor de la vergüenza.

Andrea levanta un poco más la vista y observa el musculoso abdomen del barbado, el cual brilla como un bronce dorado, más arriba un pecho cubierto de vellos oscuros que acentúan aún más la masculinidad del mafioso.

Finalmente, la mirada de la rubia se encuentra con los ojos negros de Dante, quien sonríe con un aire de superioridad, sintiéndose orgulloso de su cuerpo y también de su hombría, la cual ha dejado más que satisfechas a muchísimas mujeres.

Andrea traga saliva con temor y también excitación, pues ahora, un hombre sexy y ardiente, con un cuerpo envidiable delineado por músculos increíbles, está frente a ella semidesnudo y con ganas de sexo salvaje.

Lo que más impresiona a la chica es el pene del hombre, el cual ya está erecto, llegando casi hasta el ombligo del mafioso, rezumando generosamente lubricante en su cabeza hinchada.

Se ve tan grande y pesado que deja sin aliento a Andrea. La joven no puede imaginar lo que ocurrirá cuando ese hombre de impresionante tamaño se apodere de ella y se convierta en el primero en entrar en su intimidad... en desflorarla.

Dante rompe el silencio con una pregunta: ¿alguna vez has chupado una verga?

Sonrojada, Andrea responde: No...

El mafioso sonríe de manera arrogante y agrega: ¿Tu boca también es virgen?

Sintiendo que sus ojos negros como la moche queman su rostro, la rubia asiente con la cabeza: sí, mi boca... también...

El color carmín en las mejillas de la ojiazul evidencian que le avergüenza hablar de ese tipo de cosas y más aún, hablar abiertamente con un desconocido sobre su vida privada.

Dante cuestiona con incredulidad: ¿Qué tipo de relación tienes con un tipo así? ¿Monástico?

La rubia aclara: nos conocemos hace poco...

Dante: ¿O estás mintiendo para complacerme?

El mafioso sujeta con su fuerte brazo alrededor del cuello de la chica, casi cortándole el oxígeno: ¿Te haces la difícil?

Invadida por el miedo, Andrea contesta con esfuerzos: ¡No, no! Te juro que ni siquiera pensé en mentir. Nos estábamos acostumbrando el uno al otro, eso es todo. No había prisa...

Dante: ¿así que solo se conocen de unos cuantos meses?

Ella asiente rápidamente, con los ojos humedecidos por lágrimas que amenazan con desbordarse.

Dante: Bueno, eso es aún mejor. Eres una chica bonita e interesante... Tu inocencia, preciosa, vale mucho... Incluso más que la cantidad que le preste a Fernando...

El escalofrío se intensifica en el cuerpo de la virginal muchacha cuando el hombre, sonriendo, pasa la punta de su dedo por los labios carnosos y rosados de la joven, presionando tentadoramente el inferior.

Entonces su mano se mueve hacia la parte posterior de la cabeza de Andrea, agarrando un puñado de cabellos dorados.

Dante dice con socarronería: nunca me había chupado la verga una mujer vestida de novia, supongo que te habías preparado para tu noche de bodas con el imbécil de tu marido, pero ahora no será a él quien se robe la pureza de tu boca, sino yo...

Las palabras del mafioso calan hondo en el corazón de Andrea, quien desde niña soñó con entregar su virginidad al hombre con el que se casaría por la iglesia, nunca creyó que perdería su valioso tesoro de esta forma.

La chica no tiene tiempo de respirar cuando el hombre acerca a su inmaculado rostro el enorme y grueso órgano masculino, mientras el pulgar de su mano derecha se posa nuevamente en los labios carnosos.

El corazón de la rubia le sube a la garganta, en tanto el barbado empieza a jugar con sus labios, presiona sus dedos sobre ellos, trazando su contorno, retirándolos un poco, divirtiéndose.

Dante parece tan vicioso y vulgar que de repente Andrea siente que su cuerpo responde con una extraña avidez y pesadez en el bajo vientre a las caricias del cruel hombre.

Andrea se sorprende a sí misma, pensando: ¡Se siente bien!

De repente se sintió inexplicablemente bien...

Dante le hace otra pregunta: ¿Y el culo? ¿Alguna vez te han dado por el culo?

La joven se sonroja hasta la punta de las orejas, pero nuevamente no le queda de otra más que responder con la verdad.

Andrea: No... Soy virgen en todas partes...

Los ojos negros de Dante se vuelven rojos con destellos de fuego infernal en ellos.

Dante: ¡Bien! Basta de hablar. Es hora de poner a trabajar tu pequeña y apretada boca...

Enorme y grueso, el poderoso miembro viril del mafioso saltó ante los ojos de la rubia, causándole miedo.

Ella no tiene ni idea de cómo puede caber un instrumento tan enorme en su pequeña boca.

La ojiazul siente la mirada bestial y dominante de Dante, que le ordena: Abre la boca, ¡vamos! Tienes que chuparme toda la verga, hasta los huevos...

Cerrando sus bellos ojos, Andrea obedece en silencio, intentando no prestar atención al frenético latido de su propio corazón, que parece latir en algún lugar de sus oídos.

El hombre, como un posesivo empedernido, pasa sus dedos por los temblorosos labios de la chica, abriéndolos más.

Ella siente una fuerte sacudida. Algo voluminoso y caliente con un regusto inusual se desliza en su boca, estirando sus labios hasta un dulce dolor.

Andrea abre sus orbes azules llenos de lágrimas, pero embargada de una sensación muy inusual.

Dante: No te esfuerces. Relaja tu garganta...

Dante rodea con sus brazos la nuca de la joven y empieza a acariciarla con suavidad, pasándole sus dedos por los cabellos. Es una distracción, un poco relajante.

Andrea intenta no pensar en lo que está haciendo ahora, en el gigantesco órgano masculino vibrando dentro de su cavidad bucal.

Dante: Quiero ir más profundo...

El hombre jadea inclinando la cabeza hacia atrás y dando el primer empujón imperioso: ¡Joder! Que boquita más deliciosa tienes...

Él comienza a moverse más activamente. Lentamente al principio, como si lo estuviera probando, y luego con un poco más de confianza a medida que Andrea empieza a acostumbrarme a las nuevas sensaciones, a la experiencia y a su loco tamaño.

La chica tose un poco.

Dante le indica: Respira por la nariz. Trata de profundizar y relajarte...

La voz del barbado mafioso se suaviza, así que Andrea intenta hacer caso al consejo del experimentado hombre y confiar en que no se enfade.

Dante: Dame más saliva. Lame y humedece bien la cabeza para que se deslice mejor...

Ella cumple con la petición, tratando de meter la lengua en la acción.

El grueso y caliente eje recorre su lengua, quemándola. Andrea le presta mayor atención a la cabeza del erguido miembro, pasando suavemente la punta de su lengua sobre ella. El hombre se retuerce en respuesta, gimiendo roncamente.

A pesar de sentirse humillada y sobajada como mujer, extrañamente, la rubia no tiene ningún asco... la virilidad del mafioso sabe bien. Almizclado, inusual, salado.

Dante: ¡Sí, estás aprendiendo rápido! Bien hecho, una chica muy dulce...

Dante aprieta sus nalgas, empujando su cadera para insertar su miembro más profundamente en la boca de la ojiazul, ayudándose con su mano, que mantiene en la parte posterior de la cabeza de la chica, marcando un ritmo a los empujes ya más seguros.

Él sigue moviéndose rítmicamente, repasando los mechones del pelo amarillo. Su gran e hinchado escroto se balancea al compás de los firmes y bruscos empujones.

¡Qué espectáculo tan despiadado!

Andrea puede sentir cómo los pezones de sus pechos se tensan nuevamente volviéndose dolorosamente afilados y apretados.

¿Qué le está pasando?, se pregunta en su mente.

Dante: Aprendes rápido, ¡serás un amante capaz! Te enseñaré cosas sucias y calientes...

Las mejillas de Andrea arden como el infierno, su angelical rostro está todo rojo y sudado, pero continúa satisfaciendo al atractivo mafioso... Le lame la cabeza del pene, mojándola bien con saliva, incluso relame sus propios labios mientras lo hace incrementando la excitación del barbado.

Dante gruñe: ¡Mierda, nena, me voy a correr!

Un fuerte empujón hacia atrás y el hombre sale rápidamente de la garganta de Andrea, empujándome lejos de él.

La rubia ahora puede volver a respirar, pero tiene la boca hinchada y palpitante, sintiendo las mejillas como si las hubieran inflado y reventado como un globo.

No tiene tiempo para recuperarse y recobrar el sentido después de un maratón tan caluroso, porque el peligroso hombre se arrodilla frente a ella, toma sus mejillas entre las palmas de sus manos y la atrae hacia él.

Andrea cierra los ojos involuntariamente y se sorprende cuando de repente, Dante cubre sus labios hinchados y doloridos con los suyos, recompensándola con un beso suave y ardiente.

El beso es fugaz, apena unos segundos, pero provoca que el suelo desaparezca bajo los pies de Andrea.

Dante: ahora tu boca tiene mi sabor...

La lengua de la chica aún palpitaba y mantenía el sabor salado de su lubricante.

Avergonzada, ella asintió bajando la cabeza, no podía creerlo había hecho su primera felación en toda su vida, y a un hombre extraño, desconocido, uno que solo la veía como un objeto de placer sexual.

Dante pasa uno de sus dedos por los labios palpitantes de Andrea, recogiendo la humedad: prometo correrme en tu boquita más tarde... ahora no puedo esperar a recibir mi premio más importante...

Andrea se estremece. Ha llegado la hora. Ahora exigirá el pago de su deuda.

Dante: quiero ver si vale la pena poner a cero la deuda de Fernando...

Él sigue jugando con sus labios, sin apartar de la chica su mirada depredadora.

Dante: vas a tener que esforzarte más, guapa, te advierto que no seré amable... voy a cogerte duro... no hay límite para mis fantasías y las voy a cumplir todas contigo...

Andrea siente que su corazón se acelera con temor y aún más cuando Dante la coge por la cintura, levantándola del suelo como una pelusa.

En un segundo y sin saber cómo, Andrea estaba siendo llevada en brazos mientras Dante salía del despacho donde se encontraban.

Andrea: ¿a dónde me llevas?

Dante respondió fríamente: a mi habitación... tu primera vez será en mi cama...

Oírlo, hizo que Andrea sintiera un escalofrío recorrer por todo su virginal cuerpo... ya no había marcha atrás... nadie podría evitar lo que estaba a punto de suceder... perdería su virginidad en brazos de un mafioso para salvar la vida de su prometido... Muy pronto, el brutal diablo se llevaría su pureza.

Continuará...

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