GÉNESIS ©

Por arkeima

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Inicio, apocalipsis, renacimiento. Somos siete quienes tenemos consciencia de todo lo que está ocurriendo des... Más

U N O
D O S
T R E S
C U A T R O
C I N C O
S E I S
S I E T E
O C H O
N U E V E
D I E Z
D O C E
Ǝ Ɔ Ǝ Я T
C A T O R C E
Q U I N C E
D I E C I S É I S
D I E C I S I E T E
D I E C I O C H O
D I E C I N U E V E
V E I N T E
V E I N T I U N O
【Historia de la creación de Génesis y más curiosidades】

O N C E

26 11 8
Por arkeima

P L A N

Las luces intermitentes de los otros se vislumbraban como estrellas fugaces en el abismo oscuro que nos rodeaba, añadiendo una tenue luminiscencia a nuestro entorno. Regresamos todos de golpe, como si fuéramos arrastrados por un imán invisible hacia la misma coordenada en el espacio y el tiempo. Pero en lugar del bullicio festivo que normalmente acompañaría tal reunión, el ambiente estaba denso, impregnado de una amarga decepción y frustración. Las siete figuras nos observábamos mutuamente, nuestros colores reflejando un profundo desconcierto.

En este momento Primer Evento y yo, compartíamos el sentimiento general de malestar, reviviendo mentalmente lo desastroso que fue nuestro plan inicial. Aunque ninguno de nosotros tenía una personalidad definida, era evidente la incomodidad que flotaba en el aire, como una niebla invisible que nos envolvía. Explicar esa situación no fue fácil.

—Oigan, creo que no es nuestra culpa que haya ocurrido tal cosa, estuvimos intentando por años que las personas en el plano terrenal entendieran la gravedad de la situación pero nos tacharon de lunáticos. —Primer Evento, con su voz serena pero firme, se erigió como el líder moral del grupo, su determinación irradiando confianza en medio del caos metafísico.

Mientras tanto, en los rincones de la reunión, destellos de luz parpadeaban con nerviosismo, revelando la ansiedad latente de quien los emitía. Yo, entre ellos, intentaba ser sincero con las ideas que bullían en mi mente, mi propia luz temblando con la incertidumbre del desconocido.

—Podemos coincidir, eso es cierto, pero parece que si lo logramos, algo malo ocurre.

—Es imposible coincidir. —La voz de Quinto Evento resonó con un tono de molestia palpable, como si la contradicción misma le resultara ofensiva.

—Es posible. —Interrumpió Segundo Evento, su intervención una chispa de en medio del desaliento. —Pero lo que es imposible, es coincidir en la misma dimensión.

—¿Cómo? Si Siete y yo pudimos hacerlo.

—Pero acabaron mal. Miren, Seis y yo... Bueno, Seis y yo coincidimos pero... —La voz de Segundo Evento vaciló, revelando la carga de un secreto que pesaba sobre él. Era evidente que algo ocultaba, o tal vez simplemente luchaba por articular sus pensamientos en medio del tumulto.

—¿Pero qué? Por favor, es importante que digas qué ocurrió, cualquier información al respecto es valiosa. —La voz elevada de Primer Evento cortó el aire, exigiendo claridad en medio del torbellino de argumentos y acusaciones que se entrelazaban en la atmósfera.

Finalmente, fue Sexto Evento quien decidió arrojar luz sobre la oscuridad que rodeaba la teoría.

—Coincidimos, no sé cómo funciona eso, pero coincidimos... aunque de una forma algo peculiar. Mi teoría es que podemos coincidir en la misma línea temporal pero en diferentes dimensiones.

—Seis era mi... alucinación. Coincidimos, él como producto de mi enfermedad mental en mi vida terrenal, pero, sé que no era solo un producto de mi esquizofrenia, yo sé que era real. —Segundo Evento hablaba con convicción, aunque la complejidad de la situación dificultaba su comprensión.

—Sí, yo también era una persona real y... Dos era producto de mi esquizofrenia.

—Espera un momento... —Quinto Evento interrumpió, su voz cortando el aire con una determinación nueva. —Ustedes eran dos personas reales en la misma línea temporal pero de dimensiones diferentes y se veían mutuamente a través de sus alucinaciones, ¿es así? —Las luces de Segundo y Sexto Evento titilaron en una confirmación silenciosa. —¿Cómo eran las alucinaciones?

—En cualquier cosa que diera reflejo. De forma más nítida, en el espejo.

El universo parecía contener un susurro expectante mientras las revelaciones se desvelaban, cada palabra arrojando nueva luz sobre el enigma que los envolvía, una trama de realidades entrelazadas en un baile cósmico de percepciones y verdades ocultas.

En el corazón mismo del abismo, donde las sombras danzan en un eterno ballet cósmico, una figura emergió de entre la oscuridad con una elegancia propia de los misterios del universo. Su presencia era como un destello fugaz en la noche infinita, envuelta en un halo de enigmas y secretos ancestrales. Ya todos conocemos este patrón de resurgimiento de este ser.

El Señor Misterio se materializó entre nosotros con su majestuosidad característica que desafía toda explicación racional. Esta vez, su forma era difusa, pero un poco más clara que las veces anteriores. Parecía como si estuviera hecho de sombras y estrellas, y su mirada parecía penetrar en lo más profundo de nuestras consciencias.

Con cada acercamiento que daba, el espacio mismo parecía doblarse a su voluntad, como si estuviera tejiendo hilos del destino con cada movimiento. Él no es solo una figura, es un símbolo de los secretos ocultos en las profundidades del cosmos, guardián de verdades que trascendían los límites del entendimiento mortal. Pero es el ser más inservible de todos nosotros, siempre con sus palabras ambiguas.

—No intenten entretejer todas las piezas en un mismo lugar, pues las consecuencias podrían desafiar incluso las leyes del cosmos. —Su voz fluía como un río de sombras, llevando consigo secretos ancestrales enterrados en los recovecos del tiempo.

Nosotros, sintiendo el peso de la incertidumbre en el aire, sumíamos en un silencio reverencial, era lo único que podíamos hacer. Nuestras luces parpadeando con una mezcla de fascinación y temor, como siempre. Sabíamos que Él y que sus palabras contenían el eco de realidades desconocidas.

—El momento oportuno llegará cuando las estrellas se alineen en un patrón que solo el universo puede descifrar. Hasta entonces, sigan los caminos que el destino ha trazado para ustedes, y no se desvíen del sendero marcado por las constelaciones del tiempo. —El tono del Señor Misterio resonaba con una solemnidad que desafiaba el entendimiento, como si estuviera insinuando algo.

Con un último susurro de enigmas que se desvanecían entre nosotros, el Señor Misterio se disolvió lentamente en las sombras del abismo, dejando un silencio reverencial que nos envolvía a todos nosotros y dejando la sensación de como si el universo mismo contuviera la respiración ante la partida de Él.

—Vete a la verga. —Escuché la voz de Cuarto Evento, su tono tan imprudente como siempre, resonando en la nada. Mi atención se desvió hacia él, sintiendo la urgencia de reprenderlo por su falta de tacto.

—¿Dónde aprendiste eso? —pregunté con un deje de curiosidad, sabiendo que Cuarto Evento siempre tenía formas de sorprendernos.

—Siempre se me quedan grabadas cosas de mi vida terrenal. —Aunque las palabras de Cuarto Evento me sacaban de quicio, su lógica tenía cierto atractivo que inmediatamente me dio una idea.

—Tengo una idea. —Todos dirigieron su atención a mí al pronunciar estas palabras. —Si podemos recordar cosas del abismo en nuestra vida terrenal y también, de la misma forma recordar cosas de allá en este lugar, creo que podemos usar la misma técnica que usamos anteriormente para coincidir todos en un mismo lugar. Con los recuerdos que tenemos, creo que podríamos usarlo como una ayuda para poder encontrarnos.

—¿Estás bromeando? ¿Y arriesgarnos a regresar abruptamente por perder la cordura? No gracias. —Cuarto Evento se mostraba reticente ante la idea, pero los demás parecían intrigados por la posibilidad.

—Debemos aclarar que nuestro retorno repentino fue debido a un acto de autodestrucción. Nos suicidamos, los cuatro al mismo tiempo. —Explicaba, con la paciencia al borde del agotamiento. —Primer Evento, Segundo, Sexto y yo, supongo que todos lo hicimos simultáneamente.

—Sí. —Respondieron al unísono. —Pero creo que el Señor Misterio se enterará de todas formas. —Añadió Sexto Evento, con un dejo de preocupación en su tono.

Sus palabras tenían sentido. Aunque era cierto que el Señor Misterio podría descubrir nuestros planes, también era verdad que este ser era completamente inútil, el más desastroso de todos.

Nunca nos ha prestado ayuda real, siempre dejando sus palabras enigmáticas a nuestra interpretación, sin considerar que podríamos equivocarnos. Pero no nos queda más remedio que investigar por nuestra cuenta y desafiar las reglas.

—No importa, debemos intentar sincronizarnos en una misma línea temporoespacial. De lo contrario, ¿cómo se supone que lograremos cumplir con la misión asignada? —intenté infundir confianza, aunque era difícil en medio de la incertidumbre que nos rodeaba.

En un lugar sin nombre, donde el tiempo se desvanece entre los pliegues del universo, nuestra llegada fue más un destello repentino que un viaje planificado. El reloj se detiene aquí, y el calendario pierde su significado en este rincón del cosmos donde la lógica es desafiada por lo desconocido.

Imagínense, si pueden, el surgimiento de nuestras formas en este mundo surrealista. No fue como un suave amanecer, sino más bien como un estallido de luz en la oscuridad infinita del espacio, una aparición que desafía cualquier explicación racional.

Desde mi llegada, he sopesado las posibilidades, buscando respuestas en el laberinto del tiempo y el espacio. Mis teorías, aunque audaces, apenas arañan la superficie de lo desconocido. ¿Cómo medir el tiempo cuando el reloj mismo parece estar en huelga, cuando el espacio se escapa entre los dedos como arena fina?

He experimentado con técnicas, buscando capturar la esencia elusiva del tiempo y el espacio. Pero mis esfuerzos han sido en vano. La incertidumbre persiste como una niebla densa, envolviéndonos en su abrazo frío. Ya no sé si estamos avanzando hacia adelante o si hemos retrocedido al principio.

En este estado de desconcierto cromático, donde el Sol y las estrellas se niegan a seguir su curso habitual, nos encontramos atrapados en una danza eterna entre la realidad y la ilusión. Y mientras el tiempo se desvanece, la urgencia de nuestra misión se vuelve más aguda, más palpable en su ausencia.

¿Cuándo será el momento adecuado para actuar, para enfrentar lo inevitable? Esa pregunta persiste, suspendida en el aire como un eco distante, mientras nos debatimos entre la certeza y la incertidumbre, entre lo conocido y lo desconocido.

Con un susurro de resignación, la decisión se afianzó entre nosotros. Las miradas se cruzaron, llenas de determinación y un atisbo de esperanza. Era hora de partir.

—No hay otra opción. Vámonos todos. —Declaré, sintiendo cómo mis palabras resonaban en el aire cargado de incertidumbre. El eco de mi voz parecía desafiar la misma lógica que nos había mantenido cautivos en este lugar durante tanto tiempo.

Nos agrupamos una vez más, como una pequeña comunidad decidida a enfrentar el destino con valentía.

—Recuerden... —insistí, con firmeza. —Al entrar al lugar de las asignaciones, todos debemos estar conscientes. Pero esta vez, todos vamos juntos hacia el mismo destino.

El palpitar de nuestros corazones parecía sincronizarse, latiendo al unísono en anticipación del viaje que nos aguardaba. Con firmeza, nos encaminamos hacia lo desconocido, dejando atrás las sombras del pasado y abrazando el resplandor de una nueva vida terrenal que aguardaba más allá del umbral.

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