Esclavo del Placer ║ Kookmin...

By neremet_001

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||Si vas a compartir tu cuerpo con alguien, que sea con tu alfa.|| La vida del omega Park Jimin da un giro tr... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22

Capítulo 17

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By neremet_001

–¡Omega! –exclamó Jungkook, entrando abruptamente a la habitación.

Al ver que un médico controlaba los signos vitales de su pareja, un gruñido animal brotó desde sus entrañas. Se trataba de un alfa de baja casta, una amenaza para su omega y cachorros. Por eso su lado dominante salió a flote sin que pudiera contenerlo y quiso lanzarse a pelear.

Namjoon fue rápido y lo contuvo sosteniéndolo por detrás.

–Señor Jeon, modérese. Es sólo un doctor y está asustando a su omega.

Jungkook forcejeó un poco, hasta que el chofer hizo referencia a su omega. Sus movimientos cesaron y se enfocaron en el pequeño pelirrosa, que ocultaba la mitad inferior de su rostro con la sábana que lo cubría. Su aroma a frutillas era muy leve y se notaba ácida por el miedo.

–Minnie –jadeó el alfa, centrándose en el omega de ojos celestes. Sus músculos se ablandaron al verle despierto y estiró los brazos hacia él.

Captando el cambio en el estado de ánimo, Namjoon lo liberó de su agarre y el dominante trastabilló hasta tomar lugar arrodillándose junto a la cama de su destinado.

Minnie lo observó, curioso. Permitió que el alfa tomara su manita entre las suyas y la besara varias veces, refugiándola en su calor. Sonrió con dulzura, liberando feromonas tranquilizantes.

Estaba a salvo en ese hospital gracias a él y a que respondió a su leve llamado. Si el vínculo no hubiese funcionado, la historia hubiese sido muy distinta para ambos.

–Me asustaste –dijo Jungkook, con repentinas lágrimas en los ojos que parpadeó para quitarse de encima. –Creí que te perdía. A ti y a nuestro bebé.

El cuerpo del omega dio un brinco al escuchar la última frase, y su rostro tan bonito se deformó de golpe en una mueca de preocupación.

Intentó quitarse la sábana para mirarse el vientre, a lo que Jungkook lo detuvo para que no se hiciera daño con la sonda intravenosa que le surtía sangre para reponer la faltante. Después de todo, apenas salió del quirófano y su estado seguía siendo delicado.

Jungkook buscó al médico alfa con la mirada, el cual permanecía en una esquina de la habitación, aferrando una carpeta entre sus manos como si ese elemento fuera una suerte de escudo. El pobre hombre suprimía su olor lo más que podía para no molestar al lobo dominante y temblaba como una hoja.

Entendió lo que se le pedía y con manos dudosas abrió el expediente que sostenía.

–La cirugía salió bien y ningún órgano fue afectado. Necesitará quedarse cuatro días más en observación para recuperarse de la hemorragia y luego podrá solicitar el alta, siguiendo los cuidados que se le indiquen desde su casa.

–¿Qué hay de su embarazo? –inquirió Jungkook, dejando entrever un tono molesto. Conocía la respuesta gracias a su hermana, nada más quería asegurarse de que Minnie lo escuchara de parte de un médico para que pudiera quedarse tranquilo.

–La doctora especialista en ginecología, Jeon Nayeon, confirmó que la herida no representó un daño para la gestación del omega.

Un suspiro escapó de los labios de Minnie, que sonrió y se recostó mejor sobre las confortables almohadas. Estaba aliviado.

–¿Pudiste conectar con Jimin?

–No responde –puchereó el omega, jugando con los dedos de la mano de su pareja–. Me dejó a cargo y se fue. Ni siquiera sé si está escondido en alguna parte de nuestra cabeza porque no lo percibo en ningún rincón. Se lo dije al doctor.

–E-es algo fuera de lo común –secundó el médico–. Tendremos que practicar algunas pruebas neuronales para descartar que sea permanente. Lo primordial es esperar a que su cuerpo se recupere de la pérdida de sangre. Quizás esté debilitado y no pueda volver a hacer el cambio de personalidad correspondiente. Lo evaluaremos cuando se completen las dos transfusiones que faltan.

Se hizo una pausa incómoda en la habitación, mientras cada uno de los presentes reflexionaba para sus adentros.

–¿Necesitas que te administren algo para el dolor o estás bien?

–Tengo todo lo que necesito –murmuró Minnie con voz suave, tomándose la molestia de acariciar la mejilla de su alfa, limpiando las lágrimas que habían caído previamente por su rostro.

Sin siquiera girarse a ver al médico, el milonario lo despachó haciéndole una seña a Namjoon para que se encargara. Así es que los alfas desaparecieron discretamente por la puerta, dando espacio a la pareja.

Minnie miró el rostro cansado y abatido de Jungkook, que parecía sumido en su mente mientras observaba sus manos unidas.

–Gracias por ir a buscarme –dijo con un tono dulce, llamando su atención–. No creí que escucharías el chillido. La marca está a punto de desaparecer después de todo...

El alfa liberó el aire que no sabía que estaba conteniendo en su pecho. Tener a Minnie y a Jimin a salvo era su prioridad, y se había encargado de que nada ni nadie volviera a entrometerse en sus caminos, así que sentía que debía relajarse.

Disminuyó la tensión de sus hombros y sostuvo la manita contra su rostro, la única parte del cuerpo de su destinado que no estaba herida. Deseaba tanto poder abrazarlo, esconderlo en su pecho y no soltarlo nunca más. Lucía tan pequeño en esa cama tan grande, en esa habitación tan blanca y triste, rodeado de máquinas que emitían pitidos a cada instante.

Quería que se recuperara con rapidez para poder llevarlo a su departamento y cuidar de él. El hospital no era un ambiente adecuado para un omega embarazado. Necesitaba de su nido, el calor de su alfa, sus mimos. Estando herido allí dentro, podría contraer cualquier virus por sus bajas defensas y eso le preocupaba.

–Debes ser fuerte, mi amor –le pidió, hablándoles tanto al lobo como a Jimin–. Estaremos en casa pronto, así que sólo debes reponerte. Por nosotros y por nuestro cachorro.

Minnie sonrió. A pesar de estar débil, tener a su alfa le daba energía. Casi le hacía olvidar su situación, porque sólo podía perderse en las hermosas y varoniles facciones de Jungkook, en la forma en que su cabello despeinado le daba un toque sexy y en el delicioso aroma a café que parecía envolverlo también a él en una nube de serenidad, marcando la habitación.

No obstante, había un tema que Minnie no había tocado con el alfa y que le correspondía mencionar, pues fue lo último que Jimin le dijo antes de perder el vínculo que los unía.

–Quiere continuar con el embarazo –susurró.

El rubio alzó la vista, con la sorpresa escrita en sus facciones.

–¿Qué?

–Jimin quiere continuar con el embarazo. Me pidió que te lo dijera antes de cortar la comunicación conmigo. De hecho... protegió su vientre todo el tiempo mientras lo golpeaban. No dejó que tocaran a nuestro cachorro.

–Por Dios –jadeó Jungkook, escondiendo su rostro con sus manos y ahogando un sollozo–. Lo siento tanto. Perdóname por no haber estado ahí. Te fallé otra vez... Yo...

–No, no. Alfa... –lo llamó Minnie, apartándole las manos para verle–. No te culpes. No fuiste el responsable. Nos salvaste otra vez y es todo lo que importa.

–Ya no los molestará más.

Minnie titubeó.

–¿Qué estás diciendo? –inquirió, temeroso por su voz grave.

La repentina ira que vio en la expresión de Jungkook lo descolocó. Jamás vio al alfa así de serio.

–Ese proxeneta desgraciado ya no los tocará más –confesó el alfa, a baja voz, a sabiendas de que la habitación tenía cámaras de seguridad controladas por los enfermeros para el monitoreo de los pacientes en cuidados intensivos–. Te prometo que ya no lo verás, acabamos con él. No tendrás que regresar a ese lugar, ni permitiré que otro alfa los toque. Estoy aquí para ustedes y me encargaré de todo a partir de ahora, porque mi prioridad son Jimin, tú y nuestro cachorro.

El omega no supo qué contestar.

Sospechaba que había algo más siniestro detrás de las palabras del alfa, pero no estaba seguro de querer preguntar sobre la forma en que se encargó de Seokjin. Sus palabras indicaban que algo grave sucedió. Y apostaba a que una negociación con el proxeneta no hubiera sido tan sencilla. No cuando el alfa detestaba las pérdidas, y su salida de la prostitución sería una muy grande, porque Jimin tenía en su bolsillo a muchos peces gordos que sólo lo preferían a él y que implicaban gran parte de las ganancias para Seokjin.

No fue hasta entrada la mañana, en que le insistió a su alfa que fuera a descansar a casa tras verlo cabecear varias veces sobre su cama, cuando descubrió la verdad.

Una de las enfermeras, una mujer regordeta entrada en años con una simpática personalidad, le hizo compañía mientras le cambiaba el suero. Como era una persona muy habladora, Minnie pronto se enteró de que durante la madrugada hubo un aparente ajuste de cuentas a las afueras de la ciudad contra un miembro de la mafia, cuyo cuerpo llegó al hospital sin signos vitales.

Casi se atraganta al escuchar el nombre del sujeto que fue fusilado con total impunidad y, tan pronto como la mujer se retiró, estiró el brazo para tomar el control remoto de la televisión para constatar si la muerte de Seokjin había generado repercusiones en algún canal de noticias.

Tuvo que hacer un esfuerzo para no descomponerse.

Apenas encendió el aparato, encontró una imagen del señor Kim Seokjin que ocupaba al menos media pantalla, mostrando su engatusadora sonrisa y su porte de negocios, del que tanto se enorgullecía. Del otro lado, una reportera transmitía desde el lugar de los hechos, haciendo foco en el auto abandonado en medio de la calle y el gran charco de sangre seca a un costado donde había estado tirado el cuerpo.

Se le escapó un gemido cuando se mostraron imágenes exclusivas de la cámara de vigilancia de un galpón cercano, el cual enfocaba justo en la dirección en la que el proxeneta fue interceptado por dos hombres y asesinado tras una aparente discusión. No se veía con claridad cuál de las dos figuras fue la que detonó el arma porque el vehículo deportivo tapaba el ángulo de visión, pero las pruebas estaban ahí.

Minnie no tuvo que hacer un gran esfuerzo para distinguir la figura de Jungkook, a pesar de estar cubierto de pies a cabeza para no ser reconocido. Se movía como él y caminaba como él, aunque la calidad del video no era la mejor.

Entonces las palabras de su destinado cobraron sentido: Seokjin ya no sería una amenaza porque estaba muerto.

Por desgracia, ese asunto les acarrearía problemas.

La periodista informó para los televidentes que el auto de Seokjin contaba con una cámara escondida en el espejo retrovisor, dentro del habitáculo del conductor, la cual grababa con imagen y sonido. Era una prueba clave que la policía estaba analizando para identificar a los sospechosos tras la acalorada discusión que terminó en muerte. Quizás algo de lo que dijeron durante el intercambio podría ser contundente para una orden de arresto.

La respiración de Minnie se aceleró, levantándole el pulso. Tuvo que hacer un esfuerzo para tragar la bilis que le subía por la garganta.

"Ese proxeneta desgraciado ya no los tocará más. Te prometo que ya no lo verás, acabamos con él."

¿Su alfa era capaz de llegar al extremo de asesinar a alguien para garantizar su seguridad? No podía poner las manos en el fuego por nadie si ni siquiera conocía el destino de Sehun después de la noche donde intentó abusar de él. ¿Habría seguido el mismo destino que Kim Seokjin? ¿Era Jungkook tan peligroso como para llevar a cabo una vendetta?

–Señor Park, ¿sucede algo? –la voz de la enfermera le espabiló.

Disimuló como pudo y esbozó una sonrisa algo incómoda.

–Creo que necesitaré un teléfono.

A pesar de que su prioridad era estar junto a su hermano para defenderlo, Jungkook le insistió a Nayeon para que no dejara a Minnie solo en el hospital. Era probable que la policía estuviera con el omega haciéndole preguntas, pues fue víctima de Seokjin, la grabación del coche ubicó al criminal horas antes en la puerta de su casa y su nombre concordaba en los registros de ingreso al hospital tanto como fue mencionado en el video del asesinato. Eso sólo comprometía más al empresario, cuya coartada no era suficiente como para librarlo de culpa.

Figuraba como guardián de Jimin, más precisamente como su destinado, y tenía el motivo justo para asesinar a Seokjin: habían abusado de su omega.

A Nayeon le fue difícil evadir a los fotógrafos y periodistas que se agolpaban a las puertas del hospital, tratando de acapararla para obtener un testimonio suyo. Descubrieron que el omega estaba internado ahí, así que contaban con que alguien de la familia Jeon lo visitara. Por suerte, su hermano lo previó y contrató algunos escoltas para que la cuidaran y protegieran.

La omega tuvo la precaución de llamar previamente a su propio abogado, pidiéndole el favor de asesorar al pelirrosa. Era el único en quien confiaba para que lo representara y, como ya conocía a la familia, estaba en contacto con el abogado de la empresa de Jungkook y verían cómo solucionar el problema. Debía esperar a que llegara y confiar en que Jimin no hubiera soltado la lengua.

Corrió a través del área de cuidados intensivos hasta dar con la habitación de Jimin, quien la había llamado al mismo tiempo que el mundo se desmoronaba encima de su familia tras el arresto de Jungkook en su departamento. Lo único en lo que podía pensar con desesperación, era en que el omega no mencionara nada que comprometiera aún más a Jungkook.

Una enfermera intentó cortarle el paso al mencionar a quién venía a ver. Ella no se amilanó, y sorteó a la mujer hasta encontrarse con la habitación.

–¡Señorita, no puede entrar! ¡Están interrogando a una persona! –escuchó a su espalda, lo que la envalentonó todavía más. Se le habían adelantado.

Tras abrir la puerta encontró a tres alfas policías, uno sentado en una silla junto a la cama de Minnie, anotando algo en un pequeño bloc de notas mientras el pelirrosa no dejaba de hipar, con el rostro colorado por el llanto. Identificó el miedo y desconcierto en su aroma, tapado por la presión del aroma amenazante de los alfas.

Los otros dos policías estaban de pie, uno en cada esquina, y se le lanzaron encima tan pronto como la vieron ingresar sin pedir permiso.

–Usted no tiene permitido estar aquí –la interrumpieron, saltando para apresarla.

En su desesperación, ella forcejeó y cruzó miradas con el desesperado Minnie.

–¡No digas una palabra más! ¡Tienen a Jungkook! ¡Tu abogado ya viene en camino y tienes derecho a guardar silencio! –alcanzó a gritarle, antes de que la sacaran a rastras los dos oficiales y la dejaran en el pasillo de urgencias.

–Señorita, tendremos que pedirle que...

–No pueden hacer esto –estalló, enfurecida–. Su abogado vendrá en cualquier momento y le encantará saber que están abusando de su autoridad al interrogar a una persona que no está en facultades de testificar. Todavía tiene anestésicos y otras drogas en su sistema.

–Si no se comporta, tendremos que arrestarla por obstrucción a la justicia.

Ella estaba por protestar, cuando una voz conocida interrumpió su discusión con la policía.

–¿Qué está pasando aquí? ¿Dónde está mi cliente? ¿Nayeon?

La joven jamás se alegró tanto de ver a su esposo, alto e imponente con una mirada severa y su traje oscuro perfectamente alineado. Destilaba autoridad con su aroma a alfa de alta casta, y eso hizo incomodar a los oficiales, que retrocedieron.

–¡Dong Wook!

Se arrojó a sus brazos y aprovechó la cercanía de sus cuerpos para pedirle que ayudara a Jimin.

El alfa asintió a la solicitud, irguiéndose más y liberando su aroma intimidante.

–Señores, Park Jimin hará uso de su derecho a guardar silencio a partir de este momento.

–¿Quién diablos es usted? –le espetó uno de los oficiales, tapándose la nariz ante las feromonas.

–Soy Lee Dong Wook, su abogado, y esta es una declaración de incapacidad temporal –les extendió una carpeta con hojas en su interior, que contenía, entre otras cosas, una historia clínica–. Como podrán constatar, mi cliente no ha recobrado su humanidad, dejando la conciencia de su lobo a cargo. Ninguna declaración tomada bajo dominio de su lobo tiene validez en un tribunal, por lo que les pediré amablemente que suspendan cualquier interrogatorio que se esté llevando a cabo de inmediato.

Los oficiales no tuvieron más remedio que obedecer, a regañadientes, liberando la habitación del omega. Se fueron poco después, ya que no conseguirían recolectar información relevante para la investigación.

–¿Qué tan grave es la situación? –preguntó el alfa a su esposa, preparándose para hablar con Minnie.

Nayeon suspiró con cansancio. Tenía pocas horas de sueño encima, no estaba al corriente de la versión de Jungkook y sabía que a su hermano se le abalanzaba una gran crisis en la empresa a raíz de su detención.

–Estamos muy jodidos. No creo que Kook salga de esta. 

Admito que principio no quería agregarle tanto drama a la historia e iba a dejar el homicidio de Seokjin bien impune, pero como no puedo resistirme a complicar lo simple, reescribí el capítulo para que todo se vaya bien a la mierda jajaja. Por eso la demora en la actualización 😅

Acá la policía sí trabaja, chamos. Al toque explotó el drama. Veremos qué le depara a Jungkook, porque está hasta las manos. Si sólo le hubiera rajado los tiros a Seokjin en vez de ponerse a charlar 😔💔

Pero bueno, un placer poder estar de vuelta para ustedes. Les quiero mucho y extrañaba a mares refugiarme en la ficción junto con ustedes. Feliz navidad pasada y les deseo un feliz nuevo año, si no les contacto antes! No veo la hora de arrancar de nuevo jaja

-Neremet-

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