Plaies d'amour ▪︎ MARC GUIU

Von chiarasmt

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Cuando Laetitia conoció a Marc jamás imagino que tarde o temprano acabaría sintiéndose atraída por él. Ese am... Mehr

Plaies d'amour
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Epílogo

Capítulo 20

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Von chiarasmt

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Bali 📍

@marcguiu: Parece de fantasía, fue saca' de un cuento 'e hada'

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— Dame el coletero —Laetitia me lo dio mientras yo acababa de trenzarle el pelo.

Estábamos en el ferry a punto de llegar a Java y agotando los últimos minutos que nos quedaban juntos. Fue un viaje exprés por su parte, me hubiera gustado retenerla más tiempo conmigo, pero no pudo ser. Aprovechamos el día al máximo. Al final yo no tenía mucho tiempo libre, tuvo suerte que nos dieron ese día y pudimos disfrutar de Indonesia, ir a Bali, era uno de sus viajes soñados y aunque fue por un rato, creo que pudimos aprovechar al máximo las horas que estuvimos allí.

— Estoy súper cansada —se dejó caer en mi pecho y la abracé —. Pero no cambio este día por nada, ¿sabes? —me miró y sonrió. Apoyé mi cabeza sobre la suya y le acaricié la espalda —. Ha sido tan guay y me lo he pasado tan bien. Ojalá los días fueran eternos.

— Ojalá —le di un beso en la frente —. Ojalá —repetí mientras asentía con la cabeza.

— Aunque bueno, las cosas son bonitas porque se acaban —comentó —. Cambiando de tema, ¿me dejas tu móvil? —la miré extrañado, pero se lo di.

— ¿Para qué lo quieres?

— Para descargarte la app de OT y salves a Antea que está nominada. Todas las semanas te quiero votando. Y nómada favorito a Álvaro —negué con la cabeza mientras reía.

— Me lo vas a tener que recordar porque se me va a olvidar.

— No te preocupes que yo te lo recuerdo —me guiñó el ojo y se volvió a acomodar en mi pecho.

Veía como a lo lejos estábamos a punto de llegar a la isla de Java. Perdí mis manos en su pelo y sonreí al verla tan enganchada al 24h de OT. Vivía por y para el concurso de Antea, ver a su amiga triunfar la hacía tan feliz que inconscientemente me pegó su felicidad. Aunque la situación era un puto cachondeo por Fermín, lo cierto fue que quitando el drama, a Laetitia siempre le gustó ver a su amiga triunfar y ver que por fin la estaban valorando como se merecía. Y es ahí de donde siempre me paré a pensar en que pasaría si Laetitia se presentara a algún concurso de música, talento le sobraba, pero conociéndola jamás daría el paso. Nunca llevó bien que la juzgaran, ni que la compararan, ni que la valoraran negativamente.

Aquel día fue increíble, nunca antes me lo había pasado tan bien con una chica. Al fin de cuentas, ella era diferente. Desde que la vi supe que tenía algo especial, algo que me llamó la atención e hizo que al final me diera cuenta de que lo mío con Carmen tenía los días contados. Nunca me atreví a dar el paso por miedo, miedo a la reacción que ella pudiera tener porque era bastante dependiente y eso que yo pasaba bastante de todo. Siempre intenté darle su lugar, la antepuse a ella muchas veces y siempre había algo que no acababa de convencerme y claro, luego me di cuenta que toda esa dependencia y esa necesidad constante de querer estar conmigo era porque me los estaba poniendo con el novio de su amiga y con el ex lío de Leati. Me dio igual, total, no sentía nada por Carmen y fue como quitarme un peso de encima aun sabiendo que yo también lo había hecho mal. La engañé, con lo fácil que hubiera sido dejarla desde un principio. Nos habríamos ahorrado tantas cosas, pero supongo que tuvo que ocurrir así.

Cuando vi a Laetitia y a Héctor juntos sentí tanta rabia, me sentí más traicionado entonces que cuando me enteré de las infidelidades de Carmen. Me sentó fatal y joder, de ella bueno, me molestó muchísimo y hasta me dieron celos, no voy a mentir. Pero de Héctor no me lo esperaba, precisamente de él que me aconsejaba hasta las tantas de la madrugada, se comía todas mis chapas hablando de Laetitia y que me dijera que nos veía futuro para luego liarse con ella. Pues me dio rabia. Impotencia. Y lo peor de todo, que tampoco pude hacer nada. Titi y yo no éramos nada, ella me gustaba y por aquel entonces no estaba seguro de que yo le gustara a ella. Me sentó fatal y sentí que la perdía sin tenerla.

Con Laetitia fue todo tan distinto. No es que se hiciera la dura, simplemente se alejaba por la situación. Fácil no me lo puso y al principio me llegué a creer que no le gustaba y que estaba perdiendo el tiempo intentando acercarme a ella. Y me dio rabia porque no estaba acostumbrado a que me rechazaran. Como tampoco estaba acostumbrado a que me ignoraran. Con ella fue un toma y dame constante donde no supimos ver donde estaban los límites y nos acabamos haciendo daño cada vez que discutíamos. Nunca fui con maldad, es más, desconocía lo que había pasado entre las amigas de Carmen y ella, pero ir a hacer daño con lo único que medio sabia fue lo más fácil. Como ella, que no paraba de decirme que era una Red Flag andante. Todavía recuerdo aquella discusión que tuvimos en viernes en casa de Carmen mientras está se arreglaba y que acabó justo donde yo quería. Ella desestabilizada y yo cerciorándome que era mutuo.

Eres insoportable —me gritó, me reí al verla tan fuera de sí. No sé porqué me gustaba verla tan enfadada, supongo que porque sabía que toda esa rabia que tenía acumulada era fruto de lo que sentía por mí y no quería mostrar —. De verdad que no te aguanto. No sé qué vio mi amiga en ti.

— Ya te gustaría a ti tener un novio como yo —contesté con chulería mientras me miraba al espejo y me acomodaba el pelo. Laetitia rió de forma irónica, se giró, me miró de arriba a abajo y negó.

— Antes me hago monja, los tíos como tú tenéis los días contados. Vas de chulo, de que le gustas a todo el mundo, claro, eres guapo, alto, estás fuerte y eres futbolista. El tío que todas querrían en su vida, pero te falta humildad, nene, humildad. Que de que te vale tener un novio así, si luego no es capaz de conectar las dos neuronas que tiene —rodó los ojos y caminó hacia el sofá.

— Cuidado con lo que dices, Laetitia —le advertí —. Rebaja un poco que te veo muy alterada.

— Estoy muy tranquila, al que veo muy subidito es a ti —alzó las cejas con chulería —. Admite que no le gustas a todas. Que vives en las nubes, champions.

—  A todas no, pero a ti sí. Y eso te jode —le guiñé el ojo y ella apretó los labios callando lo que quiso decir en ese momento.

— Estás delulu —me dijo —. No me gustas, Marc. Admítelo, es al revés y lo sabes.

— Ni en tus mejores sueños, Laetitia —me senté a su lado, pero salvando las distancias —. No eres mi tipo.

— Ya —se chupó los labios —, a ti te gustan más como Carmen, ¿no?

Sonreí para disimular que estaba a punto de perder la paciencia.

— No tengo prototipo y no creo que seas la persona más adecuada con la que hablar este tema —intenté zanjar la conversación.

— Puede que no lo sea, pero eres una Red Flag andante y evitar el tema no va a hacer que cambie de opinión. Que me han contado cosas Marc, al final nuestro círculo es más cerrado de lo que pensamos. Tenemos mucha gente en común... —soltó cómo si nada y aunque era verdad, me dio miedo que alguien pudiera haberle dicho algo más allá.

— No sé que te habrán contado, pero yo tengo la conciencia muy tranquila —tosí nervioso en cuanto se acercó —. Ni yo soy el novio del año, ni tú la amiga del año —rodó los ojos y apretó los puños para no soltar a la defensiva.

Me agarró del mentón para que la mirase a los ojos.

— ¿Te has puesto nervioso, nene?

— No —aparté la mirada — y no me digas nene.

— Ya veo ya, la conciencia súper tranquila —se apartó, se levantó del sofá y se perdió por el pasillo en busca de Carmen. Me dejó descolocado porque cuando quería podía conmigo y arrasaba con todo. Y aquel día lo consiguió, me desestabilizó por completo —. Nene.

— Por cierto —dije en cuanto volvió —, sí tengo un prototipo y tú estás muy lejos de él —solté, mentí evidentemente, a ella pareció molestarle mi comentario.

— Me quitas un peso de encima —dijo enfada y yo solo pude sonreír.

Llegamos a Java y nos bajamos del Ferry. La noche ya había caído, su padre la esperaba en mi hotel y la despedida cada vez estaba más cerca. Pasar aquel día con ella fue tan guay que me dio mucha pena. Al final, hay días que no queremos que acaben y aquel fue uno de ellos. Laetitia era una chica que por lo general siempre estaba seria, formaba parte de su personalidad y oye, a mí me encantaba, pero verla sonreír de vez en cuando no estaba mal. Y aquel día creo que fue cuando más feliz la vi, la vi disfrutar, reír, pasárselo bien sin forzar nada. Estaba súper cariñosa, buscando constantemente afecto y cariño y no sé, para ser ella que solía ser una seca y una borde, me gustó. Conmigo era una persona completamente diferente, conmigo podía sacar esa faceta suya más tierna que me dio la impresión que tanto miedo le costó mostrar. Fue raro porque venía de Carmen, una chica que difícilmente te sacabas de encima, era cariñosa de más, siempre me estaba pidiendo besos y abrazos y Laeti era tan diferente. No tenían nada que ver y eso me gustó.

— Pórtate bien en Barcelona —pasé mi brazo por sus hombros, ella sonrió.

— Yo siempre me porto bien, bichito —me dio un golpe suave en el abdomen.

— Bueeenooooo —dudé de broma para hacerla rabiar —. He oído cosas.

— Todo mentira, ya lo sabes —me miró con ojitos de corderito.

— Al final no me dijiste que te regalaron tus padres por tu cumple —saqué otro tema de conversación obligándola a que se detuviera y así poder retenerla, ya que estábamos a menos de dos minutos del hotel.

— Un viaje a Puerto Rico, para ver a Luar La L —comentó y abrí los ojos sorprendido —. Ya, ya sé que no me pega escucharlo, pero nene, es lo que hay —se encogió de hombros.

— No si yo encantado, así cuando me saque el carnet del coche no nos peleamos por la música —le guiñé el ojo.

— ¿Quieres venir? —me propuso.

— No quiero meterme en eso, son cosas vuestras de familia.

— Créeme que a mis padres les haces un favor —rió —. Aunque bueno, ya están acostumbrados.

— Tenemos que sentarnos tú y yo a hablar de nuestros gustos porque me da a mí que no somos tan diferentes —asintió dándome la razón.

¿Me sorprendió que le gustara Lual La L? Bastante. ¿Qué me encantó? Muchísimo. No le pegaba nada, pero creo que eso fue lo guay. Descubrir que la imagen que tenía de ella era muy distinta y conocerla cada vez más fue todo un descubrimiento para bien. Porque al final, estábamos iniciando una relación, pero la sentía como una amiga de toda la vida con la que podía hablar de todo sabiendo que no me iba a juzgar, sabía que ella iba a estar ahí apoyándome y animándoles. Siempre estuvo a pesar de no llevarnos bien. Laetitia era mucho más que la chica que me gustaba, era mucho más que mi novia, con ella pude ser yo sin tener miedo a decir o hacer algo. Fue muy guay porque pude ver que el amor era sano, solo me hizo falta dar el paso porque desde que la conocí supe que tenía que ser ella.

— Jo —hizo pucheros —, no quiero irme —se abrazó a mí —. Gana todo y disfruta mucho del torneo. Eres el mejor —se acercó y me dio un beso en los labios.

— Pórtate bien y estudia que en nada es Navidad y vamos a poder pasar más tiempo juntos —le agarré la cara y le di un beso en la mejilla.

— Te mando un mensaje al llegar a Barna, ¿vale? —asentí y volví a darle un beso.

Odiaba las despedidas, pero ella me atrevería a decir que las odiaba más. Lo nuestro se volvió muy intenso de la noche a la mañana y eso hizo que fuera mucho más difícil despegarse.

— Adiós, guapo —le di un beso en los labios.

— Adiós, Titi.

Nos dimos un abrazo que duró menos de lo que hubiera querido. Le di un beso en la frente y nos separamos. Mencionó mi nombre y la miré, comenzó a signar mientras me miraba de aquella forma tan especial.

— ¿Qué me quieres decir? —arqueé las cejas, ella se encogió de hombros.

— Aaaahhhhh —hizo el amago de irse, pero la agarré del brazo y la paré.

— Yo también te quiero, Titi.

•••

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