27: Los hermanos Ikeda
Te encontrabas en tu habitación arreglandote, pues eran las 4:50pm de la tarde, y anteriormente habías acordado de verte a las 5 en la casa de Wade.
Te habías puesto algo casual, y obviamente grande, pues...no querías que viera las marcas de cigarrillos, por eso la ropa que portabas era ancha.
Te miraste en el espejo y te acomodaste el cabello, para después mirar al suelo, no sabias como le harías para salir de ahí sin que tus hermanos se den cuenta que vas con un chico, de tan solo pensarlo te daban escalofríos y ganas de llorar.
Agarraste los materiales, los hechaste en una bolsa y bajaste las escaleras, donde ahí estaban Karaku y Urogi jugando a un video juego en su celular, y Sekido en el otro sofá al parecer estudiando.
— ¡Maldita sea Urogi! ¡Mátalo, mátalo! ¡Haz que se retuerza de dolor! — El ojiverde le grito al contrario con una gran sonrisa, el nombrado se veía muy concentrado.
— ¡No dejes que se nos escape! — Le grito a Karaku.
Tu aprovechaste que estaban concentrados en su juego y comenzaste a caminar de forma lenta hacia la puerta, pero, cuando la estabas a punto de abrir....una mano se puso sobre esta impidiendo...
— ¿A donde vas? — Interrogó Sekido, detrás suyo estaban los otros dos en el sofá, pero viéndote también.
En ese momento sentiste tu alma irse del miedo, comenzaste a temblar sin darte cuenta.
— Y-Yo....emhh... — Tartamudeaste. — Voy con una chica a hacer un p-proyecto en su casa.... —
Mentiste, pero era tu única solución, obviamente no les dirías que con un chico, no querías que te hicieran daño.
— ¿Una chica? — Pregunto el ojirojo, seguido acto se acercó a ti. — Juralo, ¿Acaso en realidad no será que vas con el chico con el que estabas hablando en la mañana? —
Encuesto de nuevo con ese tono amenazante, ante eso, te pusiste un poco más nerviosa pero trataste de ocultarlo.
— N-No...lo juro, enserió, es con una chica... — Lo juraste, Sekido solo alzo una ceja mientras Karaku y Urogi se acercaban también a ti.
— Bueno, pero no tardes mucho~ ¿esta bien? — Interrogó el ojiverde tomándote de la mejilla.
— Escucha, te quiero aquí a las 7:00pm, ¿escuchaste? — Amenazó, tu asentiste sin mirarlo, solo querías irte de ahí de una vez.
Entonces, el mayor te abrió la puerta, aprovechaste para salir de ahí casi corriendo, escuchaste como la cerraban, soltaste un suspiro y pusiste tu mano en tu pecho, tratando de controlar tu respiración agitada.
Anteriormente Wade te había dado su ubicación, así que la pusiste en el celular y este te comenzó a decir a donde tenias que ir, afortunadamente no estaba tan lejos, llegarías en unos 7 o 9 minutos y eso caminando.
[••••]
Ya habías llegado, te le quedaste viendo a la casa por unos segundos antes de caminar hacia la puerta, tocaste el timbre y esperaste a que abrieran, la casa si que era bastante moderna y linda.
No pasaron muchos segundos cuando la puerta se abrió, pero, te quedaste helada al ver de quien se trataba: Husdon, solo te podías preguntar que hacía ahí mientras retrocedias, el mayor soltó una risa al ver tu miedo.
— ¿Que haces aquí, roba novios? — Pregunto, alzando una ceja de manera divertida, pero tu no contestabas, estabas demasiado asustada.
— V-Vengo a-a ver a Wade... ¿No esta aquí? — Encuestaste, el mayor se dio la vuelta.
— ¡WADEEEE! Te hablan! — Grito, tu solo presenciabas esto de manera confundida.
Pronto se escucharon otros pasos acercarse, y, ahí viste a Wade, quien al verte sonrió.
— ¡Akari! Que bueno que ya estés aquí, pasa, por favor. — Se hizo aún lado, tu pasaste mientras sentías la mirada de Husdon sobre ti.
— Wade, te merecías algo mejor, ¿sabes? — Opino el mayor con burla, el menor solo lo miro con el ceño fruncido.
Se dio la vuelta y empezó a caminar, tu lo seguiste, solamente observando al suelo.
— No le hagas caso, es mi estúpido hermano mayor, Husdon, me imagino que ya lo conoces. — Te volteo a ver, tu solo le miraste sin decir nada, todo esto te empezaba a dar menos confianza con el aquí.
Caminaron hasta su habitación, donde entraron y este se sentó en el suelo, al igual que tu.
— E-Eh...yo no se muy bien eso del proyecto. — Agregaste, Wade simplemente te sonrió.
— No te preocupes, yo te puedo explicar. — Dijo mientras sacaba unos cuantos materiales.
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Pasaron los minutos, Wade te platicaba de anécdotas de su vida mientras hacían el proyecto, algunas si que te daban risa y te reías al igual que el.
Si que era gracioso, atento, responsable, entre otras cosas, ya te había caído bien, con el te sentías segura por alguna razón, aunque, el hecho de que Husdon sea su hermano y este ahí, eso sí te daba mala espina, por eso jamas te alejabas de él.
Ya habían acabado, Wade quiso llevar el la cartulina así que tu se la dejaste, te acompaño hasta la puerta, donde Husdon estaba ahí, cerca y seguía sin quitarte la mirada de encima.
— Neta Wade, realmente tienes muy malos gustos. — Reprocho el mayor mirando con burla al menor.
— No somos pareja, y déjame en paz si no quieres que le diga a nuestros padres. — Amenazó, para después seguir su camino junto contigo.
Llegaron a la puerta, esta la abrió y tu saliste.
— Muchas gracias por recibirme aquí. — Le agradeciste con una sonrisa mientras le hacías una reverencia.
— No hay de que. — Entonces, en ese momento, tu estómago rugio de hambre, pues ahora que lo recordabas no habías comido nada desde ayer. — Oh...¿tienes hambre? —
— ¿Q-Que? Claro que no...ya me voy. — Te disculpaste avergonzada antes de darte la vuelta, pero Wade te tomo del brazo.
— Si quieres puedes quedarte aquí, pediré pizza, ¿que te parece? — Interrogó con una sonrisa.
Lo miraste con algo de sorpresa, te estaba invitando a cenar...pero, no querías ser una molestia, pero por otro lado, enserió tenias hambre....no comías desde ayer y eso desde la mañana y solo fue un pedazo de carne que te habías comprado con lo que tenias.
— ¿No soy una molestia? — Le preguntaste, este te miro extrañado.
— Claro que no, ven. — Sonrió antes de tomarte de la mano y volver a entrar junto contigo.
[••••]
Ya habían pedido la pizza, aunque, tu en todo ese momento sentías la mirada de Husdon, que era algo burlona y eso a ti, sin mentir, te daba algo de miedo, miedo de que te hiciera daño.
Ahora mismo, tu y Wade se encontraban comiendo en la sala, tu solo comías lentamente mientras el mayor comía demasiado, a ti te daba algo de lastima y solo agarraste una rebanada.
Sin duda sabía deliciosa, era lo mejor que habías probado, hacía casi como medio año que no comías alguna comida así, solías comer solo lonches, o frutas, por eso casi todos te decían que estabas demasiado delgada, y que algunas juraban que tarde o temprano te daría anemia.
— Ya me voy. — Dijiste, mientras te levantabas. — Muchas gracias enserió por esto, realmente te agradezco. —
Hiciste otra reverencia, para después darte la vuelta y caminar hacia la puerta.
— ¡Espera! — Wade agarro otra rebanada y corrió hacía ti. — ¿Solo vas a agarrar una? Agarra otra, anda! —
— Nooo, así está bien, pero aún así muchas gracias. — Te quisiste ir pero el mayor te agarro de nuevo.
— Esque...estas muy delgada, realmente se ve que casi no comes, aceptala, por favor... — Te la acerco, realmente la querías agarrar...todavía tenias hambre...
— Esta bien... — La agarraste y lo miraste. — Muchas gracias! —
Algo apenada te diste la vuelta y saliste corriendo.
[••••]
Ya habías llegado a tu hogar, o más bien no sabias si en verdad llamarlo hogar, solo entraste, notaste que la luz estaba apagada y caminaste por los pasillos, con el corazón casi saliendo por tu boca, ahí fue que de repente, la luz se prendió....
Volteaste al lado tuyo, encontrandote con Sekido, Urogi y Karaku quienes te miraban, parecían molestos, solo podías rogar a Dios que no te pasara nada.
— Miren quien llego. — Susurro entre risas el ojiamarillo, el ojirojo se acercó a ti a lo que retrocediste.
— Llegaste tarde, son las 8, ¡Una maldita hora tarde! — Lo último te lo grito, haciendo que caigas al suelo adolorida.
Sekido te tomo de la camisa del cuello y te levanto, tu solo mirabas con miedo.
— ¡Lo siento, realmente lo siento! ¡Perdónenme! — Rogaste, pero como siempre, este te jalo del cabello y te tiro al suelo.
— Mhhh~ ¿te divertiste hablando con Wade? — Pregunto Karaku agachandose a tu altura.
— N-No se de que hablan.... — Mentiste, poniendo tu mano en tu cabeza debido a que te golpeaste ahí al caer al suelo.
— JA! Mira, se está haciendo la inútil. — El ojiverde se río a carcajadas, para después mirarte y tomarte del cuello, donde lo apretó. — Husdon, Husdon me dijo que estabas en su casa. —
— Se merece un castigo....un castigo muy largo y doloroso por mentirnos, ¿no creen? — Pregunto Urogi con una sonrisa maliciosa.