BABY LOVER | Cuti Romero

By gallinaenamorada

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¿Hasta donde nos puede llevar el deseo sexual? Esta historia contiene escenas explícitas, lenguaje fuerte y c... More

BABY LOVER
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EPÍLOGO
BABY LOVER 2

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By gallinaenamorada

RIO DE JANEIRO - BRASIL

04:00 AM

Una vez mas, Cristian mirando con atención como Antonella se aferra a los brazos de ahora Antony, sus dientes chocan entre ellos cuando la ve apretar esos brazos trabajados mientras sonríe con una cara que el bien reconocía.

—¿Qué tiene con los brasileros esta pendeja?—pregunta el cordobés dirgiendose al porteño, Enzo sabía cuales eran los planes de Antonella, pero le salía bien hacerse el boludo.

Encogiendose de hombros arquea sus labios hacia abajo—Viste lo que dicen de los negros..—alza sus cejas de arriba abajo.

—¿Eso dicen de mi?—esboza sonriéndo Cristian.

—De vos dicen que te culeas al coreano—ríe Enzo y al ver la seriedad de su amigo niega—mentira.

De un momento a otro, las dos personas que estaban en frente de Romero desaparecieron y aunque movia sus ojos de un lado a otro en busqueda de ellas,no los encontraba.

Nueve días pasaron desde la derrota de Argentina ante Uruguay, nueve días desde que Cristian y Antonella se unieron de una forma en la que ninguno de los dos hubiera imaginado,nueve días, desde que Cristian no le dirige la palabra a Antonella, ni un mensaje, ni una llamada.

La rubia no lo iba a negar, pensaba en el morocho día y noche, sentía que a la casa le faltaba una parte muy fundamental, en especial cuando agarraba el joystick y no tenía con quien pelear cada vez que clavaba un gol y las ganas de verlo aumentaban cada vez que veía fotos suyas en Instagram.

Por otro lado para Cristian eso se había terminado ahí, creía que silenciando sus historias en instagram y archivando su chat sería suficiente para no pensar en la rubia en esos días lejos de ella, pero la realidad era una, por mas que tratara de evitarla en algún momento tendría que volver a ella y él no podía asegurar que al verla no iba a sentir nada.

Para Antonella, un polvo no había sido suficiente, ella estaba consciente de que haber hecho lo que hicieron estaba mal, pero no sentía lástima alguna, al contrario, sentía deseo de más.No le importaba las consecuencias, no se limitaba a pensar todo lo que podría pasar en caso de ser descubierta, ella nunca le había tenido miedo a nada y su cuñado en estos momentos no sería la excepción.
Es por eso que días antes de que se llevara a cabo el partido contra Brasil, una lampara se prende y pesandolo solo una vez,se atreve a hablarle a quien ella creía que podría ayudarla en esa posible locura, la idea principal era Lisandro, pero para hacer lo que tenía en mente necesitaba a alguien que fuera mas despierto y por lo que había vivido, creía que el entrerriano no era el adecuado por lo que penso en ni mas ni menos que en Enzo Fernández.

Si, el morocho era el adecuado para hacer lo que ella necesitaba, es por eso que dejando el suceso de la última vez atrás decidió contactarlo y aunque el centrocampista quiso hacerse el difícil al principio, termino accediendo a llevarla a Brasil.

Y como si fuera que la suerte siempre está del lado de Antonella,una marca de lenceria del país consiguió el número de la rubia y dispuestos a contratarla para unas sesiones días antes al partido la contactaron.

Su idea claramente era ir al partido y tratar de hablar con su cuñado, pero a Enzo se le ocurrió algo mejor y jugando con fuego, se atrevió a conseguir lugar en donde pudieran reunirse los jugadores en caso de victoria o derrota, el departamento de su compañero de equipo Thiago Silva era ideal así que invitando también a tres jugadores de la selección contraría, entre ellos, Antony, el plan de los menores comenzaba a marchar.

Podría decirse que iba funcionando, ni bien Cristian vio entrar a la rubia al departamento, su garganta se seco y sus ojos podrían haberse escapado de lo grande que los abrió. Ella actuo como si nada, un beso en la mejilla y alejándose del cordobés entablo charla con los demás, contándole menos diez.
Cuando él vio la oportunidad de hablarle mas bien para preguntarle que es lo que hacia ahí, no puedo hacerlo, el brasilero con el que danzaba ahora le había ganado de mano y ella no iba a ponerlo por debajo del cordobés por lo que solo lo ignoro dejándole una bronca acumulada dentro a su cuñado.

—¿Dónde se fueron?

—¿Quienes?—pregunts con el ceño fruncido Enzo.

Sin contestarle, comienza a buscar posibles habitaciones, al ser un departamento habían solo dos puertas por lo que abre una en donde sale pidiéndole perdón a Leandro que se encontraba con una castaña y apresurandose a lo que podría ser el baño, ríe al encontrarse con el brasilero de espaldas y unas piernas que reconoce al instante rodeandolo.

—El baño no es para coger—habla con el tono de voz demasiado alto con tal de asustar al jugador que ni bien gira camina saliendo del lugar con la mano de Antonella cerrada en su brazo—no no, vos te quedas aca—dice frenando a la rubia que se ve en la obligación de decirle al brasilero que siga su camino sin ella.

—¿Qué querés?—pregunta friamente, tratando de ser indiferente y tratarlo como según ella merecía.

La zurda de Cristian va inconscientemente a la cintur de ella mientras estira su diestra para cerrar la puerta, arrinconando a Antonella contra la encimera—Que dejes de moverle el orto a ese otro.

—¿Queres que te lo mueva a vos?

Si, eso quería él, pero claramente no iba a admitirlo por lo que suelta una risa nasal y niega—No anto no te lo digo por eso. Pero, ¿No tuviste mala experiencia ya con el otro?

—No son la misma persona.

—Lo conoces hace dos segundos Antonella dale.

La rubia queda callada por unos segundos, su cabeza tirada levemente ahacia atrás mirando hacia arriba debido a la altura de Cristian, quedaba hipnotizada ante esa mirada tan dominante, pero baja la suya quedando así sus ojos en el pecho ajeno, zona donde van sus manos que presionan para alejarlo provocando que las del tatuado se cierren aún mas en su cintura.

Soltando un suspiro y sin levantar sus ojos, murmura—¿Por qué me cortaste el rostro?

—No te corte el rostro anto—ella muerde su labio y levanta su mentón—¿por qué me decí' eso?

Ella levanta su vista y se encoge de hombros—Te fuiste y ni siquiera hablaste conmigo, no me mandaste mensaje todos estos días y encim-

—Ah no sabía que tenía que mandarte mensaje, no sos mi mujer—esboza interrumpiendo a Antonella que frena en seco.

—N-no, no digo que sea tu mujer.

—¿Entonce'? ya esta boluda cogimos y fue, no me va' a decir que te enganchaste—soltando una risa ahogada sube y baja su mano tatuada por su cintura descubierta mientras levanta su mentón y baja sus ojos a los labios de la rubia—no hagamos giladas.

Antonella niega—No es eso, pero tampoco quiero que me dejes de tratar como me tratabas—aquella mano estampada en el pecho ajeno comienza a bajar al borde de su chomba y sin pedir permiso se mete por dentro buscando tocar su cuerpo y remarcar los abdominales del morocho—tampoco era para que me cortes el rostro.

Ella sabia usar a la perfección esa voz dulce, esa mirada penetrante y dar esos toques suaves en el momento indicado, sabía como endulzarle el oído a alguien y no iba a desaprovechar de eso ahora, por eso, ni bien comienza a pasear su mano por aquel abdomen  sus pestañas van de arriba abajo y le basta con ponerse de punttitas de pies para llegar al oído del morocho.

—¿O sos vos el que tiene miedo de engancharse?—susurra con suavidad provocando escalofríos en el mayor que relame su labios cuando siente de cerca ese cuerpo que lo hacía prenderse fuego.

Reincorporandose en su lugar, Antonella apoya sus manos en los brazos del tatuado mientra él busca ser fuerte ante aquel tacto, soltando la cintura de ella y dejandola libre—Anda con el otro, así dejas de pensar boludece'

Dispuesta a irse, lo empuja por el pecho, pero él sostiene su muñeca frenando aquel acción y sin pensarlo dos veces se inclina buscando juntar sus labios con los de la rubia que sin pensarlo se pegan a ellos como abrojos.

En su mente vagaban las palabras de Nicolas, ahora estaban los dos completamente sobrios y no podían hecharle la culpa a ningún tipo de sustancia, era una decisión propia la que estaban tomando.

Cristian no podía evitar tocarla, sus manos se cerraban en el culo de la rubia mientras intenta subirla a la encimera mientras ella maniente ambas manos entrelazadas envolviendo con sus brazos el cuello ajeno, moviendose de adelante hacía atrás con la ayuda del morocho que mantiene sus manos presionando en el mismo lugar, fingiendo a su vez estocadas y sonriéndo cuando siente como su labio se encuentra atrapado entre los dientes de Antonella que cada tanto lo muerde alejandose, provocandole gemidos de dolor.
Bajando sus manos hacia el boton de su pantalón que dejaba ver su bulto presionando la tela de esa prenda inferior.

Pero todo ese ambiente se esfuma cuando Nicolas entra al baño e ignorando a las dos personas corre hasta el inodoro expulsando todo lo que había tomado.

Cristian se aleja de Antonella—Eh amigo, ¿tas bien?—el mayor no podía alejar su cara de la taza y el morocho al darse cuenta de esto, mira a la rubia—esperame adentro.

Ella asiente y bajandose de la encimera sale de aquel baño en donde se iba con su mente clara, tiene poder sobre Cristian y eso iba a usarlo a su favor...










♥︎

anto yo t amo, pedazo d trola😍

buenas noches mis chiquis las quieromucho♡

200 votos y vuelvo asiq no se olviden d votar y comentar, hoy seguro subo shotcito🚬 después d tanto




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