Plaies d'amour ▪︎ MARC GUIU

By chiarasmt

123K 6.7K 474

Cuando Laetitia conoció a Marc jamás imagino que tarde o temprano acabaría sintiéndose atraída por él. Ese am... More

Plaies d'amour
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Epílogo

Capítulo 12

3.7K 196 16
By chiarasmt

•••

Fingir que todo está bien mientras te miro y me pierdo en tu mirada.
Fingir que no me gustas, sentir que te pierdo con cada segundo que pasa.
Fingir no sentir nada cada vez que te veo con ella sabiendo que nunca serás mío.

La mala costumbre que nos envuelve
nos hace tomar malas decisiones, fuiste, eres y serás mi bendita mala suerte.

Mirarnos como si nada, fingir que no pasa nada mientras que nos comemos con la mirada.
Buscándote entre mis lamentos deseando opacar este maldito cuento.
Que creía que era más fuerte, pero es verte y el mundo detenerse.

La última vez que te sentí fue en tu cama intentando no perder mi último atisbo de cordura.
Entre mis brazos sostenía tu geografía perdiéndome en cada recodo de tu ser.
Sin ganas de fingir que esta vida no está hecha para mí.
No poder vivir sin ti se ha vuelto un castigo, mintiendo a mi único testigo.

La mala costumbre que nos envuelve
nos hace tomar malas decisiones, fuiste, eres y serás mi mala suerte.

Mirarnos como si nada, fingir que no pasa nada mientras que nos comemos con la mirada.
Buscándote entre mis lamentos deseando opacar este maldito cuento.
Que creía que era más fuerte, pero es verte y el mundo detenerse.

Ya sé que me estoy mintiendo, pero creo que así duele menos esta tortura.
Te pienso a cada rato y tú lo más probable es que estés entre sus brazos.
Maldito el momento en el que decidí mirarte, fue la condena más cruel la que me hizo tentarte.

Mirarnos como si nada, fingir que no pasa nada mientras que nos comemos con la mirada.
Buscándote entre mis lamentos deseando opacar este maldito cuento.
Que creía que era más fuerte, pero es verte y el mundo detenerse.

Fingir no querer retenerte cuando por dentro deseo tenerte.

Héctor paró el vídeo y me miró fijamente esperando una respuesta por mi parte. Me mordí el labio inferior y sonreí, me había escrito una canción y había tenido el valor de contársela a Héctor.

— No sé que decir —miré a mi amigo, este me puso su mano sobre mi hombro y le dio un ligero apretón.

— Esto que no salga de aquí, le he prometido que no te la iba a enseñar. Si vieras lo que me ha costado convencerla para que me dejara grabarla —se echó hacia atrás en la silla y suspiró.

— ¿Me lo pasas por WhatsApp? —Héctor asintió y enseguida tuve de nuevo el vídeo.

No sé cuantas veces lo vi, pero se volvió hipnótico. Ella, su voz y el ukelele, nada más y con algo tan simple conseguía captar toda mi atención. Joder, es que me salía hasta la típica sonrisa tonta que por mucho que intentase no sonreír, no pude remediarlo de ninguna forma.

— ¿Qué hago, Héctor? No puedo más —me tapé la cara con las manos y resoplé.

— Creo que los dos sabemos lo que tienes que hacer —me miró alzando una ceja, yo asentí con la cabeza.

Dejar a Carmen. Esa era la prioridad, pero no fue tan fácil. Cada vez que le decía de quedar no podía y me salía con mil excusas absurdas que sinceramente me las creía por no sobrepensar mucho en lo que realmente estuviera haciendo. Porque me daba igual, llegué a un punto en el que ella me daba igual y eso me preocupó porque seguía siendo mi novia, pero en mi mente, sin embargo, todo era muy distinto a la realidad. Fluía, conseguía ser yo y me quitaba la presión del pecho a la que estaba sometido. Porque no podía ni respirar del agobio que me causaba pensar en Carmen y en tener que hablar con ella de forma seria para dejar la relación de forma definitiva. Ella se olía algo, tonta desde luego que no era y se dio cuenta al instante de que había alguien más en mi vida. Pero omití los detalles e hice como si la cosa no fuera conmigo, más que nada porque era lo mejor. Ella no me reprochó nada y yo seguía metido de lleno en todas y cada una de las paranoias mentales que me atormentaban a diario.

— Si no es mucho pedir —rompí el silencio mientras me reincorporaba y me sentaba en el filo de la cama —, ¿podrías no liarte con ella al menos delante de mí? —soné demasiado inocente hasta a mí me produjo vergüenza aquella pregunta tan absurda, pero que al mismo tiempo era súper importante.

— Tranquilo, bro. Eso ya se ha acabado —sonrió —. Estamos tomando caminos separados, créeme. Sólo somos amigos y perdona si te molestó, ya sabes que no fue mi intención y que surgió de repente.

— No tienes que justificarte, ya pasó y ya está. No es la primera vez que nos hemos liado con la misma chica —recordar aquella vivencia me dio náuseas.

— Ya, pero aquella vez ella te gustaba solo físicamente y está vez es distinto. Laetitia te gusta de verdad en todos los aspectos —eso era cierto. Ella me gustaba muchísimo, más que ninguna otra chica, más que lo que me gustó Carmen al principio.

— ¿Dejamos el tema? —le pedí. Me agotaba hablar siempre de lo mismo. Héctor asintió y se levantó.

La alarma sonó lo que nos indicó que debíamos marcharnos ya. Habíamos quedado con Fermín para ir al cine. Venían también Laetitia y sus amigas y la verdad es que el plan resultaba de lo más tentador, ya que estábamos a punto de presenciar el reencuentro de Fermín con una de las amigas de Laeti con la que se enrolló en el cumpleaños de Patri, tras haberse acostado con una chica semanas antes que recién acababa de entrar a concursar en Operación Triunfo. Y lo peor o incluso, lo mejor de todo, es que esa chica y Laetitia también se conocían. Héctor y yo estábamos deseando verla para contarle toda la trama con todo lujo de detalles. Al final Laetitia siempre leía fenomenal todas y cada una de las situaciones que vivíamos y su punto de vista era crucial para entender el caos que reinaba en la vida de Fermín.

— Es pegadiza la canción —dije al salir de la habitación.

— No es que sea pegadiza, es que la has escuchado mínimo veinte veces —rodó los ojos —. Y si le sumamos que evidentemente está dedicada a ti...

— Envidia, envidia, envidia —bromeé riéndome.

— Tú vacila que ya verás la cara que se te queda cuando le coma la boca —me amenazó de broma.

— El qué ríe último, ríe mejor.

Más tarde

— Hola, encantada, soy Thais —la chica pelirroja me dio dos besos y mi mirada fue directa a Fermín, el cual nos asesinó con la mirada o más bien, nos amenazó con no decir nada.

Le dediqué una sonrisa a la chica y busqué con la mirada a Laetitia, la cual estaba algo rezagada al fondo rebuscando en su bolso. Caminé con decisión y en cuanto estuve a su lado, la agarré del brazo y prácticamente la separé del grupo. Al final el plan de ir al cine se canceló, pero acabamos todos en casa de Fermín y Gavi. Laetitia me miró confundida, pero al menos no me insultó así de primeras por lo que intuí que estaba de buen humor.

Habíamos pasado la tarde en la piscina, a pesar de ser septiembre el tiempo acompañaba y siendo los inconscientes que éramos, acabamos metidos en la piscina. Laetitia envolvió una toalla en su cuerpo y frunció el ceño al no encontrar lo que estaba buscando.

— ¿De qué conoces a esa chica? —me interesé.

— Es productora musical, he hablado con ella un par de veces. Es prima de Ilenia —asentí con la cabeza. Quise preguntarle si habían hablado del tema de sus canciones, pero me delataría y por primera vez pensé antes de hablar y me callé para no cagarla. —. Iba a venir antes, pero bueno, tiene curro y ha venido cuando ha podido —se encogió de hombros y sonrió en cuanto sacó el cacao del bolso —. ¿Por qué lo preguntas? ¿Te gusta?

— A mí no, pero Fermín se lió con ella en el cumpleaños de Patri —abrió los ojos para posteriormente fruncir el ceño confundida.

— Pero, ¿él no estaba con Antea? —negué con la cabeza y ella sonrió con malicia.

— Pues se puede liar una... —dejó caer —. Thais está interesada en Antea, vamos que entre ella y Mélodie Vargas, quieren ser sus productoras en cuanto salga de OT.

— La cosa se va a poner interesante entonces —me froté las manos, ella sonrió. 

— Pues ya ves... —me quedé atontada viendo como se ponía el cacao sobre los labios.

— A ver que pasa porque si vieras el acojone que lleva aquí mi primo —miré a Fermín, ella comenzó a reírse.

— ¿Te puedo hacer una pregunta? —asentí con la cabeza. Laetitia me agarró del brazo y tiró de mí hasta que los dos nos quedamos a solas dentro del aseo —. ¿Te pasa algo conmigo? —sus ojos denotaron preocupación.

— No, todo bien. ¿Por? —le retiré el pelo mojado de la cara y le di un pequeño abrazo.

— Cómo me has estado ignorando toda la tarde. Que entiendo que lo hagas —se apresuró a decir antes de que yo pudiera decirle algo —. Simplemente me ha rayado un poco el tema, pero vamos que no pasa nada —se puso nerviosa, apenas controlaba lo que decía. Poco a poco iba siendo ella, se quitó esa coraza que se había impuesto en cuanto a hablar conmigo y aunque le resultase raro hacerlo, se estaba soltando —. Lo siento, ha sonado demasiado patético —se tapó la cara con la manos.

Con tacto le retiré las manos y prácticamente la obligué a abrazarme. Ella se acurrucó sobre mí y vi a través del espejo como sonreía. Verla bien, fue algo que me sorprendió, nunca antes la había visto tan bien y tan relajada. Básicamente cuando estábamos juntos estaba tensa y la mayoría de veces a la defensiva. Poco a poco íbamos conociéndonos y aunque discutíamos mucho, supimos encontrar lo bueno que tenía el otro. Porque al final nos distanciábamos por la situación que nos rodeaba, quizás, si no hubiera sido así, si yo no hubiera tenido novia y nos hubiéramos conocido en otras circunstancias, ella y yo muy probablemente habríamos estado juntos en aquel momento.

— No quería preguntártelo, pero si no lo hago me voy a quedar con la duda —rompí aquel momento tan bonito porque el silencio me estaba matando. Ella se separó de mi cuerpo y me miró a los ojos —. ¿Has pensado en enseñarle tus canciones a Thais? —una sonrisa se dibujó en su rostro, negó para luego encogerse de hombros.

— No y no es porque no quiera hacerlo, simplemente me da miedo —se mordió el labio inferior mientras su mirada estaba fija en el suelo —. Además que como no me veo sacando una canción, no creo que sea lo mejor. Al final mis canciones reflejan vivencias mías, solo me veo a mí cantándolas. Es una forma de desahogarme, no pretendo dedicarme a esto. Algún día te las enseñaré —sonrió —. Y con algo de suerte te las canto, pero hasta el momento prefiero guardármelas para mí.

Me acerqué a ella y le di un beso en la frente. Laetitia volvió a sonreír. Me agarró la mano acariciándome el dorso. Y es ahí donde me di cuenta que en aquel momento fuimos dos personas que tenían tantas ganas de decírselo todo y optaron por quedarse en la nada. Fue tan raro, por primera vez sentí que al mirarla había algo más que simple atracción física.

— Gracias por escucharme —me guiñó el ojo y al igual que hizo que nuestras manos se entrelazaran, me arrebató ese contacto y caminó hasta la puerta —. Será mejor que volvamos con los demás.

— Sí, será lo mejor —me rasqué la nuca algo incómodo.

Los dos salimos del baño y suspiré. Por suerte nadie se había percatado de nuestra ausencia, estaban tan metidos de lleno en aquel juego de cartas que tampoco se dieron cuenta de que acabábamos de llegar. Laeti dejó la toalla sobre una de las hamacas y caminó hasta el bordillo de la piscina. Acorté las distancias y la abracé para posteriormente tirarnos a la piscina.

— ¡Eres imbécil! —exclamó en cuanto salió a la superficie, me reí mientras ella me sacaba el dedo corazón. — No, no, ven aquí —dijo en cuanto comencé a alejarme —. Que no hago pie. ¡Marc!

Seguí alejándome con aquella estúpida sonrisa en la cara, ella rodó los ojos y comenzó a nadar hasta llegar a donde yo estaba. Trató de hundirme, pero no pudo hacerlo. Le agarré las piernas y la atraje hasta mí, enrolló sus piernas en mis caderas y su pecho y el mío se rozaron. Rodeó mi cuello con sus manos y me fui alejando hasta el punto menos iluminado de la piscina.

— No me mires así —susurré al ver como su mirada se volvió más intensa.

— No te estoy mirando de ninguna forma —me colocó bien el pelo sin dejar de mirarme a los ojos —. Eres tú el que me mira así —se defendió con lo básico.

— Excusas, excusas, excusas —rodé los ojos con dramatismo tan solo para picarla.

— Lo que tú digas Guiu —comenzó a acariciarme la parte trasera de la cabeza, consiguiendo que todo mi cuerpo se erizara —. Entre mis brazos sostenía tu geografía perdiéndome en cada recodo de tu ser —tarareó susurrando. 

Pegué su cuerpo a la pared de la piscina y apoyé ambas manos en el bordillo. Sus piernas seguían en mi cintura y la distancia que separaba nuestras caras era mínima. No sé cuánto tiempo estuvimos mirándonos, pero no teníamos intención de dejar de hacerlo.

— ¿Qué? —pregunté en cuanto le entró la risa floja.

— Nada, que me has puesto nerviosa —confesó.

— Te he puesto —recalqué.

— Me has puesto —asintió.

Y ahí fue, en ese maldito momento cuando no pudimos más, la tensión estaba matándonos poco a poco. Tenerla tan cerca no me dejaba razonar, ella me nublaba, cuando estaba a su lado me olvidaba de todo. Fue ella la que dio el paso agarrándome el cuello y acortando la distancia, pero en cuanto sus labios y los míos decidieron rozarse, se detuvo. Y entonces fui yo, el que acortó la distancia y la besó. Sus labios y los míos entraron en contacto por primera vez. Sonrió a mitad del beso, le agarré del cuello y le di un beso corto en los labios.

— Perdón por lo del otro día, en tu habitación y tal... —se volvió a disculpar.

— Lo que me acabó matando fue el poema —confesé —. Me dejó muy descolocado.

— A veces cuando no se expresarme lo hago mediante poemas, ya sean de Lorca, de Mario Benedetti, en fin que perdona si te rayé —sonrió y volvió a posar sus labios sobre los míos.

— En verdad me gustó, pero necesito contexto... —no me dejó hablar, volvió a besarme.

Puede que aquella noche nos dejáramos llevar, rompimos la barrera aunque fuera de forma momentánea porque romperla suponía enfrentarnos a todos y cada uno de los frentes que teníamos abiertos. Besarnos fue la gota que colmó el vaso, podría haberse quedado en un simple beso, pero fueron muchos más y por un momento, ella y yo nos olvidamos de todo.

Usted me confunde. A veces siento que me quieres y a veces siento que no, un día somos inseparables y al otro me tratas como extraños y no sé cómo lo haces porque yo estoy queriéndote siempre.

—Mario Benedetti.

•••

Continue Reading

You'll Also Like

149K 4K 30
la tipica historia de universos viendo otros universos atraves de pantallas flotantes que aparecerán en sus mundos aunque también agregare otras cosa...
966K 102K 142
1era y 2da temporada ♥️ Sinopsis: En donde Jimin es un Omega mimado y Jungkook un Alfa amargado, los dos se casan por sus propias conveniencias. ⚠️...
752K 111K 99
Toda su vida fue visto de menos y tratado mal por las personas que decían ser su familia, estaba cansado de que todas las noches llorara por aunque s...
361K 23.9K 95
Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.