𝐈𝐍𝐒𝐀𝐍𝐄 ─── Rafe Cameron

By c0uny_

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❝ I wanna break his heart then be the one to stitch it up❞ En donde Allison Maybank emprende una emocionante... More

𝐈𝐍𝐒𝐀𝐍𝐄
𝐚𝐜𝐭 𝐨𝐧𝐞
𝟎𝟎
𝟎𝟏
𝟎𝟐
𝟎𝟑
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𝟎𝟒

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By c0uny_

「 ❝Por ser todos unos kooks❞ 」


EL DÍA HABÍA PARTIDO bien para Allison Maybank. Al despertar se encontró en su casa sola. JJ se había quedado a dormir en el chateau y su padre no se encontraba, ella supuso que había salido a buscar trabajo... o droga.

La chica aprovechó que el día estaba soleado y se dirigió a la playa. Su pelo se agitó en cuanto llegó debido a la brisa marina y fresca. Se despojó de sus zapatillas y se permitió relajar sus pies también, sintiendo la arena fría del lugar. Largó un suspiró y empezó a caminar sin intensión de irse.

Lo que ella no se percató es que caminó más de lo pensado y llegó hasta el "territorio kook", pero ella no lo notó debido a que la playa era la misma en toda la isla. A unos cuantos metros, Rafe Cameron iba de vuelta a su hogar y se detuvo un segundo. Por coincidencia enfocó su mirada en la orilla de la playa y se fijo en la silueta de la chica, quien parecía caminar con relajo y sin ningún tipo de apuro.

Sonrió al ver como ella se acercaba al mar y dejaba que sus pies tuvieran contacto con este. Ella sacudió su cuerpo al sentir el frío del agua y Rafe no pudo evitar sentir ternura ante tal gesto.

El teléfono del chico emitió un sonido, avisándole que tenía un mensaje. Observó y se trataba de su padre.

«ven a casa Rafe»

El chico apretó su mandíbula y guardó nuevamente su teléfono en em bolsillo trasero de su bermuda. Fijó su mirada nuevamente en la playa para observar por última vez a la chica, quien seguía disfrutando del mar y se dirigió a su casa para averiguar que quería su padre.

[...]


La chica al rato después se dijo que ya había sido suficiente y se dirigió al chateau. Llegó a este y solo se encontraban su amiga Kie y Pope.

—¿Y los chicos?—les preguntó mirándolos con el ceño fruncido.

—Aún no llegan—la rizada se encogió de hombros.

Allison se volteó a ver al moreno, quien estaba escribiendo unas cosas, muy concentrado.

—¿Qué haces, cerebrito?—le preguntó sentándose a su lado.

—Escribo un ensayo.

—¿Sobre...?

—Es para la beca y todo eso.

—Oh, cool.

La furgoneta aparcando a unos metros de ellos llamó su atención. De esta se bajó John B y JJ, quien por cierto venía con la respiración más agitada que un maratonista

—¿Qué les pasó?—Allison fijó su vista en el dúo recién llegado.

—Fuimos a la casa de Lana.

—Fue una total locura—su hermano abrió sus ojos, acercándose a ellos a pasos rápidos—Vimos a los sujetos que nos dispararon.

—¿Qué?

El rubio apoyó su espalda en la
muralla más cercana—Estabamos afuera y lo único que escuchábamos era ¡bam, bam, bam! Se caía la pintura de la pared, ¿si?

—¿Okey...?

JJ se acercó a sus amigos sacudiendo su pelo con su mano. De este caía algo blanco.

—Miren esto.

—Eso es caspa—Kie hizo una mueca—Que asco.

—Es pintura—dijo JJ—A esa altura, esperaba... esperaba la muerte.

—Okey, entonces, vieron a los tipos que nos dispararon, ¿no?

—Si.

—¿Puedes describirlos bien?

—Si, ¿como eran?

—Todo es útil.

—Algo para denunciarlos a la policía—agregó Pope.

—Rudos—se limitó a decir el chico Maybank.

—¿Rudos?—su hermana cuestionó confundida—¿Solo eso?

—Si...

—Eso no ayuda mucho.

—Bueno, como los tipos del taller de papá, Ally—JJ la miró—Saben que trabajaba con traficantes de droga.

—Si, lo sabemos.

—Chicos, esos tipos, esos asesinos... —JJ volvió a apoyarse a la pared, pero esta vez no se contuvo y debido a la situación, sacó un porro de su bolsillo encendiendolo y dándole una larga calada— ...eran traficantes.

—¿Con traficantes te refieres a narcotraficantes?—preguntó Pope—¿Como Pablo Escobar?

—¿Quién es Pablo Escobar?—cuestionó la rubia al no estar tan involucrada en el tema de la droga, dejando de lado a su padre, claro.

—Era un narcotraficante—le explicó el moreno—Colombiano. De los más grandes narcotraficantes.

—Wow.

—Pero chicos, no todo es como en las películas—los interrumpió la rizada.

—Y bien, ¿como se veían específicamente?—Pope miró a JJ.

—Bro, tu no estuviste ahí.

—¡Pues parece que tú ni siquiera puedes describirlos!

—¡No estaba tomando capturas mentales!—se exaltó el rubio—Estaba bajo presión, ¿si?

Pope cruzó sus brazos.

—Pero te digo... —JJ hizo una pausa—...que por como gritaba la señora Lana, esos tipos iban en serio, hermano. No es una situación muy linda, ¿si?

—Lo podemos notar—le dijo su hermana alzando sus cejas—Créeme.

—¿Y por qué querrían la brújula?—preguntó Kie.

—Es una mierda. No te darían ni cinco dólares si la empeñas—dijo Pope y al darse cuenta de la presencia de John B a su lado, lo miró y se retractó de inmediato—Sin ofender, John B. Sé que es una reliquia familiar.

—La oficina—dijo este.

Todos lo miraron con confusión.

—¿Qué?

—La oficina de mi papá—empezó a caminar hacia el interior del chateau, sus amigos lo siguieron sin pensarlo para ver a que se refería—Siempre la mantenía cerrada, porque creía que sus competidores robaría su investigación del Royal Merchant. Nos reíamos de él por eso, sabíamos que no lo encontraría, pero ahora que se fue... la dejé como estaba.

Se ganaron frente a la puerta de la dichosa oficina de Big John. Y era cierto lo que relataba John B, cada vez que Allison venía de pequeña a jugar con John B, su padre pasaba encerrado en dicha oficina y cuando los chicos intentaban curiosear, el los alejaba, evitando que ingresaran a esta.

—Para cuando regrese—trató de animarlo, Kie.

—Si—el le dió una corta mirada, para introducir la llave en el candado que tenía la puerta para finalmente abrirla.

—Me quedé a dormir seiscientas veces y nunca vi esta puerta abierta—Pope miró con asombro el lugar una vez que entraron.

—Aquí, miren—John B se acercó con el mural que tenía su padre colgado en la pared, en este habían fotos de ciertos hombres y unos cuantos papeles con viejas anotaciones. John B señaló una foto—Este era el dueño original.

—Robert Q. Routledge—leyó Kie—De 1880 a 1920.

—Ahí está la brújula de la suerte—señalé el objeto que se veía en la foto.

—De hecho, le dispararon después de comprarla—informó el pecoso—Después la brújula volvió a Henry. Henry murió mientras fumigaba y tenía la brújula. Después de morir, la brújula pasó a Stephen. Stephen tenía la brújula cuando murió en Vietnam.

—Déjame adivinar—lo interrumpió Pope—, murió en acción, ¿no?

John B ladeo la cabeza—Algo así. De hecho, lo atropelló un camión de plátanos, en el campo. Como sea, la brújula de Stephen llegó de él a mi padre.

—Mhm, parece haber un tema recurrente—mencionó mi hermano.

—Si, es la brújula de la muerte.

—No es la...

—Tienes la brújula de la muerte, John B—le dijo Pope.

—Está maldita.

—Deshazte de ella.

—Si quieres puedes dármela a mi—todos voltearon a ver a la rubia, quien al recibir las miradas incrédulas de sus amigos, se sonrojó—¿No? Okey...

—Está maldita y volvió por ti—su hermano se dirigió a John B.

—Escuchen, papá decía que había un compartimiento secreto—les comentó este—Los soldados guardaban notas secretas.

John B dió vuelta la brujula y la abrió por la parte de atrás.

—¿Qué es eso?—pregunta Kie al ver algo escrito en esta.

—Esto no estaba antes—John B frunció su ceño—Es la letra de mi papá.

—¿Cómo sabes eso?

—Porque hace esas erres raras... ¿lo ven?

—¿Puedo verla?—le preguntó JJ. John B se la extendió—Red... no, creo que es una "a".

—Dice Redfield.

—Si.

—¿Qué es Redfield?

—¿Además del nombre más común del condado?—puntualizó Pope.

—O tal vez sea una pista.

—Puede haber algo oculto ahí—opinó Allison. John B la señaló con el dedo y le sonrió.

—Exacto.

—¿Es en serio?—Pope nos miró, incrédulo—Eso es...

Kie se ganó por detrás de John B y le hizo una cara a Pope para que no fuera a decir nada hiriente o que arruinara las esperanzas de su amigo.

—Si es una pista, tal vez sea un anagrama—dijo finalmente.

—Si, perfecto. Anagrama—John B se levantó rápido, rebuscando en las cosas de su padre, emocionado—¿Necesitas un papel?

Le acercó uno y lo dejó sobre el escritorio.

—¿Cómo puedes concentrarte con ese cacareo constante?

—JJ ama al gallo—respondió John B.

—Yo amo al gallo—dijo Kie.

—Todos amamos al gallo, Pope—Allison sonrió.

Los chicos trataban de analizar el amalgama y los papeles, cuando John B los interrumpió.

—Chicos—los llamó, más ellos seguían en la suya, así que elevó su tono de voz—¡Chicos, llegó alguien!

Todos se acercaron a la ventana y vieron como dos sujetos, los mismos que les habían disparado, se bajaban de una enorme camioneta negra.

—Chicos, ¿son ellos?—preguntó Kie, recordando lo que anteriormente les había dicho JJ.

—Ay no... —el rubio echó su cabeza hacia atrás, con queja.

—¿Son ellos?—volvió a preguntar la rizada.

—No puede ser.

—John B, te lo dije—le reclamó JJ—¿Por qué siempre...?

El pecoso se acercó hasta su amigo y lo tomó de sus hombros, quedando frente a frente.

—Oye, mirame—lo arrinconó en la pared—¿Dónde está el arma?

—¿El arma?—JJ arrugó su línea de expresión—No sé...

—¿La única vez que necesitamos el arma no la tienes?—Kie llevó sus manos a la cara, con exasperación.

—Estaba en la mochila... y luego...

—En el porche.

—En el porche—asintió JJ caminando hacia la puerta, pero el grito de su hermana lo detuvo.

—¡JJ!—exclamó ella acercándose a el—Ten cuidado.

El sonrió revolviendole el pelo.

—Tranquila, peque.

—Ve, ve—John B empujó al rubio sacándolo de la habitación, para que fuera a buscar la dichosa arma, pero este no alcanzó a llegar ni a la puerta de entrada, porque los sujetos ya estaban en el porche.

—¡John Routledge!—gritó uno de ellos.

—Ay dios... —el estómago de Allison se encogió al escucharlo y sus manos empezaron a temblar.

JJ volvió a la habitación corriendo y cerró la puerta de inmediato.

—¿Dónde está el arma?—le preguntó John B en voz baja.

—Ya están adentro—se limitó a decir JJ.

—¡Ven aquí!—siguieron gritando los sujetos mientras golpeaban los muebles y botaban algunas cosas al suelo, causando mucho ruido.

—Tenemos que salir de aquí—la voz de la chica Maybank tembló por un segundo.

—La ventana—Kie señaló esta y los chicos de inmediato se acercaron a esta para abrirla, o intentarlo al menos, ya que esta estaba trabada y les impedía poder abrirla.

—Rápido.

—¿Qué pasa? ¿Por qué tardan tanto?

—Está bloqueada, ¿si?

Kie se acercó al escritorio de Big John y de este estrajo un tipo de navaja.

—Yo me encargo.

Empezó a pasarla por el borde de la ventana para sacar todo rastro de pintura seca.

—Apúrate, Kie.

—Eso hago.

La puerta empezó a ser pateada por uno de los sujetos, haciendo que el corazón de Allison empezara a latir con fuerza.

—¡Más te vale que no estés ahí adentro!—siguió pateando el sujeto. Al ver que la puerta ni abría, sacó su arma de su bolsillo y disparó a la cerradura, volandola. Abrió la puerta de otra patada y bajó el arma al ver que no había nadie. Eso no le impidió a él y a su compañero hurgar en las cosas de Big John, eso precisamente le dió más tiempo a los chicos para esconderse.

—¡Ahí, ahí!—John B señaló el gallinero.

Los chicos tratando de hacer el menor ruido posible se dirigieron a este. Pero no sirvió de mucho, ya que uno de los gallos cacareaba sin parar ante la presencia de ellos.

—Haz algo, Pope—le pidió JJ señalando al aninal que estaba al lado del nombrado—Callalo.

—¿Qué puedo hacer?—el moreno elevó sus brazos.

—Acaricialo o algo así—le dijo Kie, estando al borde de un colapso—Háblale. No lo sé.

Uno de los sujetos volteó hacia el gallinero al escuchar tanto alboroto.

—Chicos—murmuró Allison viendo como el sujeto s acercaba a ellos con un arma en sus manos.

—Mierda—JJ se levantó de su sitio y tomó rápidamente al gallo, este aleteo un poco, pero no impidió que JJ lo timara del cuello y así finalmente sus cacareos cesaron.

Allison quiso gritar al ver esto, pero no podía hacer ningún ruido para no delatar su escondite, así que llevó su mano temblorosa a su boca y ahogó cualquier tipo de sonido.

Guardaron silencio unos segundos hasta que escucharon como el sujeto se alejaba al ser llamado por su compañero.

—Eso fue horrible.

[...]

Los Pogues se encontraban en la furgoneta de John B, camino a uno de los puntos esenciales de Redfield.

—Es una reliquia familiar—repitió John B mientras conducía, señalando la brújula en manos de Pope—¿Qué mejor lugar para ocultar un mensaje? Sabía que la recuperaría, ¿no?

—Si, es posible—lo apoyó, Kie.

—También es posible que estés pensando en teorías locas para... —Pope hizo una pequeña pausa— ... lidiar con tu tristeza.

Kie le mandó una mala mirada al moreno.

—Ya saben como yo trato mi tristeza—JJ trató de borrar el incómodo silencio—Con marihuana y otras hierbas.

—No lo estoy inventando, ¿de acuerdo?—John B volvió a tocar el tema—Papá intenta enviarme un mensaje.

—Si eso te ayuda a creer, John B—le dijo suavemente, Kie.

—Oigan, no necesito una sesión de terapia, ¿si?—habló este, dándoles una mirada por el retrovisor.

—John B, tal vez todo esto sea mera coincidencia...—trato de decirle la rubia, pero fue interrumpida nuevamente por Jlhn B.

—No lo es, Ally—negó el—No estoy loco.

—Está bien a veces estar loco, pero...—intentó hablar JJ.

—Oye, mi papá desapareció, ¿si?—el pecoso volteó a verlo por un segundo, mandándolo a callar—Desapareció. No saben lo que se siente que la persona más cercana a ti desaparece.

—Nuestra madre también desapareció—JJ tragó saliva al escuchar lo dicho por su hermana.

—Si, pero no es lo mismo... —murmuró John B.

—¿No es lo mismo?—Allison frunció su ceño—¿Por qué no es lo mismo?

—Porque tú tienes a tu padre vivo al menos.

—¿Mi padre? ¿El drogadicto que... con suerte nos dirige la palabra?—la rubia se ahorró el decir que los golpeaba, era un detalle que ella y JJ no le habían comentado a sus amigos y preferían que siguiera así—Oh si, que suerte tengo de tenerlo.

—No me refería a eso, Ally...

—Uhm... —Kie carraspeo pasando su mirada entre su amiga y John B—¿Cuál crees que sea el mensaje, John B?

—Redfield—dijo este—El faro Redfield. El lugar favorito de papá.

Anduvieron un rato más hasta llegar a este. Bajaron de la van y se ganaron frente al faro.

—Bien, esto haremos—John B se volteó hacia ellos—Tú JJ te quedarás y vigilaras, ¿si?

—Espera—JJ miró a sus amigos—¿Por qué yo?

—Porque tu no vienes—le respondió Pope al instante.

—¿Por qué?

—Mira JJ, hay variables independientes y dependientes—puntualizó el moreno—Y tú eres independiente. No sabemos que es lo que harás.

—¡Cállate!

—Así que...

—¡Cállate!

—¡Escuchenme un segundo!—exclamó John B—Pope, quédate a vigilar con él. Ally, tu también.

—¿Tengo derecho a reclamo?—preguntó la chica con desánimo.

—No—la miró John B.

—Gracias.

—Si nos separamos, reunámonos en la casa Maybank.

—Eso lo hace aún más genial—murmuró la rubia.

[...]

Mientras Routdlege y Kiara buscaban información en la punta del faro. Los tres restantes trataban de matar el tiempo mientras esperaban.

JJ empezó a jugar con una piedra como si se tratara de una pelota de fútbol. Pope estaba apoyado en un árbol mientras repasaba su ensayo. Y Allison por su parte estaba sentada en la puerta de la furgoneta en posición de indio, consumida en sus pensamientos. Su hermano nota esto y deja de jugar con la piedra, lanzandola hacia el costado y se acerca hasta su hermana.

—¿Qué pasa, peque?—se sentó a su lado y rodeo sus hombros con su brazo.

Ella le dió una sonrisa para tranquilizarlo.

—Nada—le aseguró ella, a pesar de que estaba teniendo un lío en su cabeza por el intercambio de palabras con John B momentos atrás—¿Pope sigue haciendo su ensayo?

JJ conocía a su hermana. Sabía que había desviado el tema para evitar hablar de lo que estuviera pensando. Costaba mucho que ella se abriera con alguien, inclusive su propio hermano.

—¿Segura estás bien?—JJ insistió.

—Si, tranquilo.

JJ no quedó para nada convencido, hay que decirlo, pero no pudo insistirle más puesto que unas sirenas de policías empezaron a escucharse en el lugar. En la calle a lo lejos efectivamente se acercaba una camioneta.

—Mierda, la policía—los chicos maldijeron.

—Pope, vamos.

—¿Y los chicos?—preguntó este subiendo a la furgoneta. JJ subió al asiento del volante y encendió el motor.

—Debemos irnos—respondió el—Ya nos juntaremos luego.

[...]

A la hora después, John B cumplió con su palabra y recogió al trío en casa de Allison y JJ, más venía solo.

—¿Y Kie?—Allison le cuestionó subiéndose al vehículo al no ver a su amiga.

El pecoso rascó su nuca con su mano libre e hizo una mueca, más los chicos no se percataron de aquello.

—Ahora debemos ir por ella.

Emprendieron camino al restaurante de los padres de Kie, estacionaron por la parte trasers y Pope fue el que fue en su búsqueda.

—Dice que no viene—avisó este, saliendo por la puerta trasera del local.

—¿Qué?—Allison arrugó sus cejas.

—¿Qué hiciste, John B?—JJ volteó a mirar a John B quien maldijo en voz baja, cerrando sus ojos.

—Mierda—abrió la puerta del piloto y se bajó de la furgoneta—Esperen aquí.

—¿Que habrá pasado?—Pope volvió al vehículo y se sentó a un lado de la Maybank.

Ella encogió sus hombros.

—No lo sé.

Kie salió a los segundos después con John B a sus espaldas. La chica se subió a los asientos traseros junto a Allison.

—¿Todo bien?—ella le preguntó, observándola.

—Si—ella largó un suspiro. Se fijo que los chicos no estuvieran escuchándolas y agregó—John B me besó.

—¿¡Qué!?—los chicos al escuchar el grito proveniente de la menor, voltearon a verla—Perdón.

—Mejor luego te cuento—le susurró la rizada.

Allison asintió con la cabeza.

—Mejor.

[...]

Ya el sol se había escondido y la noche había caído en la isla.

—¿No les importa si me relajo?—les preguntó JJ con un porro en su mano, mientras que avanzaban por la carretera—Fue un largo día y pasaron muchas cosas raras, ¿quieres un poco, Popie?

—Mantendré la señal clara—el moreno puso una mano frente a el, negando—Y no me digas igual que Allison, gracias.

—Okey amigo, tu problema es que no eres creativo.

—¿Por no fumar hierba?—la rubia miró a su hermano—Oh si, pobre Pope.

—¿Quieres, peque?—JJ le extendió el cigarro. Esta puso una mueca y apartó la mirada.

—Sabes que no, JJ—le dijo.

—Oigan, sé que me equivoqué con lo del faro, ¿si?—habló John B de repente—Y... me equivoqué con casi todo lo demás. Pero si tenía razón en algo, papá intenta decirme algo.

John B los hizo bajar en cuanto llegaron a su destino. Estaba oscuro y apenas veían gracias a sus linternas.

—Este lugar es aterrador—murmuró Kie.

—Prefiero esto que mi casa—murmuró la rubia, siendo oída solo por JJ, quien formó una mueca.

—John B, ¿qué haces aquí?

—Okey, ¿no les ha pasado, que cantan una canción pero no recuerdan quien la canta?

—Si.

—Ajá.

—Redfield. Todo este tiempo pensé que era un lugar, ¿si?—les dijo el pecoso caminando hasta dar a una tumba o un tipo de mausoleo—Pero no es un lugar. Es una persona.

—Wow.

—Es mi tatarabuela—alumbró el nombre—Olivia Redfield. Su apellido de soltera—agregó—Ayúdenme con ls puerta.

Pope se acercó hasta donde John B y juntos trataron de abrirla, pero esta apenas se movió.

—Ve a ayudarlos—Allison empujó levemente a su hermano y este despabiló.

—Oh, si.

—Vamos, esta puerta pesa como trescientos kilos—entre los tres empezaron a hacer fuerza, tratando de moverla—No va a ceder.

—No llegamos hasta aquí para rendirnos, ¿si?—trató de animar JJ.

Se tuvieron que alejar en cuanto una serpiente salió siseando de entre medio del cemento.

—Mierda.

—Es una serpiente mocasín—mencionó el chico Maybank—Es venenosa. La muerte nos está asechando.

—No seas exagerado—su hermana rodó los ojos—Es algo natural.

JJ la ignoró y empezó a ladrarle a la serpiente como si de un perro se tratara.

—¡JJ, cállate!

—¿¡Qué haces, amigo!?

—Despertarás a los muertos, hermano—Pope le dio un empujón.

—Le temen a los perros—señaló él—Todos lo saben.

—Claro que no.

Los chicos se iban a acercar nuevamente a la tumba, pero JJ los detuvo.

—Esperen—habló—Si hay una, seguro hay más.

—Ay, vamos, ¿puedes callarte?—le pidió la rizada—Me asustas.

JJ siguió ladrando.

—Deja de ladrarles a las serpientes.

—Me aseguro de que esté despejado...

—Cállate—le ordenó el moreno.

—Solo...

—Cállate, JJ—ahora se volteó a ver a John B—John, escucha, no entraremos ahí, ¿si? No se abre. Deberíamos irnos.

—Yo puedo entrar—propuso Kie.

Los cuatro restantes la miraron con confusión.

—¿Qué?

—¿Cómo?

—Oye, es por tu padre—Kie miró al pecoso—Honestamente, no creo en esto, pero mereces saber la verdad.

Allison, como el otro día, volvió a compartir una mirada cómplice con su hermano.

—Lo haré—dijo finalmente la chica.

—Gracias Kie.

—Ayúdenme con esto—pidió Kie señalando las grandes ramas y enredaderas que tapaban la puerta. Entre Pope y John B las separaron, mientras que Allison sostenía las linternas.

—JJ, tu ayúdala a subir.

—Si, vi como lo hacen en las películas—el rubio se agachó, quedando sentado en el aire con su espalda apoyada en la muralla, puso sus manos sobre sus rodillas y miró a la rizada—¿Lista?

—Recuérdame que buscamos, John B.

—Lo sabrás cuando lo veas—se limitó a decirle este.

—Pon tu pie ahí—JJ señaló sus manos—A la cuenta de tres. Uno... dos...

Kie sin dejar que terminara, se apoyó en las manos de JJ dandose un impulso e ingresó al lugar.

— ...olvida el tres.

—Bien, lo tengo—les dijo una vez ya estaba dentro—Ally, ¿me alcanzas una linterna?

—Claro—la nombrada se acercó y metió el objeto por el agujero que había. Kie la tomó y alumbró para ver mejor.

—¿Estás viva?—preguntó John B al no escuchar ninguna señal de parte de su amiga—¿Aún tienes pulsaciones?

—Por ahora—respondió ella.

—Eso es bueno.

—Necesito más luz—pidió.

—Ally—John B la miró de reojo. Ella le extendió una lámpara y John B se la extendió a Kie.

—Gracias.

—¿Encontraste algo?

—¿Dinero?

—¿Oro?—preguntaron los Maybank a la vez.

—No puede ser—escucharon que decía Kiara.

Esta tomó lo que encontró y se los extendió a los chicos. Las caras de los chicos decayeron.

—Eso no es oro.

—Mierda—John B observó el sobre en sus manos y luego miró a sus amigos—Esto es de mi papá.

—Wow.

—Código rojo, traficantes—JJ avisó a los chicos, expulsando el humo de su porro recién encendido. Los chicos se alertaron y se fueron a esconder detrás de la sepultura.

—Son los que robaron en tu casa.

—La linterna.

—Apaguen las luces.

John escondió apresuradamente la suya en su camisa. Allison apagó la que tenía en su mano y Pope se acercó a JJ y apagó la que tenía este en su cabeza.

—¡Veo algo!—escucharon que decía uno de los sujetos.

—¿Serán ellos?

—Yo tengo el arma—les recordó JJ.

—Al diablo, nos vamos—Kie se levantó y se alejó del escondite. Sus amigos no tuvieron otra opción que seguirla

Corrieron lo más rápido que pudieron hasta dar con una gran reja de salida y empezaron a escalarla.

—Uhm, chicos... —los cuatro voltearon a ver a Pope, quien los miraba desde encima de la reja—Estoy atorado.

—Pope, vamos.

—Ayúdenme.

JJ sacó su arma y le apuntó.—No te muevas.

John B se acercó rápidamente a él y le arrebató el arma.

Allison empezó a dar saltitos intentando alcanzar a su amigo, pero la reja era considerablemente alta, lo que le estaba costando ayudarlo.

—Mi pantalón se romperá—se quejó el moreno.

Ni bien dijo eso, Allison dió único tirón, rompiendo el pantalón corto de Pope en el proceso.

—Bien, vamos.

—Es un chocolatito—lo señaló el rubio con una sonrisa.

—Cúbrete, Pope—rió la rubia corriendo hasta entrar en la furgoneta.

[...]

Ya en el chateau, John, Allison y Kie miraban con atención el sobre en manos del primer nombrado, mientras que JJ se preparaba tranquilamente un sándwich.

—Ese pan se llenó de moho hace tres días—Pope hizo una mueca, llegando a donde estaban ellos, luego de ponerse otro pantalón.

—Lo sé, le estoy quitando esas partes feas—señaló el rubio—Además el moho es bueno. Es un organismo natural.

—JJ, ven—lo llamó su hermana.

—Si, si, voy—el corrió hasta ellos. Miró su pan y se lo extendió a su hermana—¿Quieres un poco?

Ella encogió sus hombros.

—Bueno—masticó un pedazo y se arrepintió al segundo. La textura y el sabor eran horrible. Empezó a dar arcadas involuntariamente y JJ empezó a reír—¡JJ!

—¿Qué?—el siguió riendo.

—Chicos—Kie los mandó a callar y les señaló con la cabeza a John B, quien estaba con su mirada fija puesta en el sobre.

El chico Routdlege abrió la parte superior de este, sacando un tipo de papel del interior. Lo extendió, dejando a la vista un tipo de mapa.

—Mierda.

—Miren, la cruz marca el lugar—señaló Pope en el mapa.

—Esperen, tal vez hay algo más—John B metió nuevamente su mano al sobre y de este sacó una grabadora.

—¿Qué es eso?—preguntó JJ, mirando atentamente el objeto.

—Una grabadora, idiota—le respondió Kiara.

—Relájate, Kie—le reprendió la rubia a su amiga. No compartía los tratos que muchas veces le daban a su hermano.

Querido pájaro—una voz de hombre empezó a sonar cuando John presionó el botón de encender.

—¿Quién es pájaro?

—Así me decía papá—aclaró.

Odio decir "te lo dije", pero te lo dije. Y tú que dudabas de tu papá—John B frunció su ceño—Sospecho que, en este momento debes estar lleno de culpa debido a nuestra última pelea, pero no te suicides aún, chico. Yo tampoco esperaba encontrar el Merchant.

Los Pogues compartieron miradas sorprendidas ante lo recién dicho por Big John.

Tenías razón al estar enojado. No fui exactamente el padre de la década, ¿qué puedo decir? Sabía que estaba cerca. Y espero que escuches esto en nuestra nueva mansión en Costa Rica mientras vivimos de inversiones pasivas y disfrutamos del tiempo libre. Si no, si encuentras esto en peores condiciones, bueno, para eso es el mapa. Ahí está el Merchant.

Allison centró su mirada en la "x" que estaba tallada en el centro del mapa.

Si algo me pasa, termina lo que comencé. Consigue el oro, muchacho. Te amo, pájaro, aunque no siempre actuará así—John B sonrió al escucharlo—Te veré del otro lado.

Y con eso dió por finalizada la grabación.

—¡Mierda, lo encontró!—exclamó JJ.

—Wow.

John se levantó de su silla y se alejó un poco de los chicos, soltando las lágrimas que había retenido.

—¡Encontró el Merchant!

—¿Podrías callarte?—Kie levantó sus manos hacia el rubio.

—Lo siento.

Allison compartió miradas con Kie y suspiró, caminando hasta su amigo. Con suma delicadeza rodeo su espalda y lo abrazó.

—Lo hizo, Ally...

—Shhh—ella lo abrazó con más fuerza. John B como pudo tomó sus manos y las apretó—Tranquilo.

[...]

Minutos después de procesar toda la información, los chicos se encontraban afuera del chateau, en el muelle. La noche ya había caído hace horas y la brisa se hacía notar. Kie tocaba su ukelele. JJ le hacía cariños en el pelo a su hermana, quien tenía su cabeza recostada en sus piernas, mientras los otros dos se mantenían en silencio.

—¿Cuánto era que había?—preguntó JJ, rompiendo el silencio, como lo hacía habitualmente.

—Cuatrocientos millones.

—¿Como repartiremos?—JJ hizo una pausa y continuó—Antes de que digan "en partes iguales" les recuerdo que soy el único que puede defendernos de los traficantes que nos perseguían.

—Ay por favor...

—La protección no es barata—el rubio dejó de acariciar el cabello de su hermana para sacar el arma de su bolsillo.

—No entrenaste—le dijo el moreno—Tienes cero entrenamiento.

—YouTube—argumentó el rubio, como si fuera el mejor de los argumentos—Merezco al menos un 5% más.

—No.

—¿Alguna queja?—cuestionó JJ.

Su hermana lo miró desde abajo.

—Si, ¿por qué dejaste de hacerme mimos?

—Lo siento—le sonrió JJ, para retomar sus caricias.

—¿Qué harías con tus 80 millones, Pope?—Kie preguntó, mirando al nombrado.

—Pagar la universidad por adelantado—contestó sin dudar—Y también compraría los libros. Son muy costosos.

—¿Qué hay de ti, Kie?

—Si, ¿qué hace una socialista cuando se vuelve rica?

La chica sonrió, elevando sus hombros—Quisiera grabar un demo. Sobre Outer Banks. Igual que Catch a Fire sobre Kingston. Tener mi propio estudio, que Peter Tosh lo produzca...

—Peter Tosh está muerto.

—Lo sé, Pope. Pero el espíritu de Peter nunca morirá—levantó su lata de cerveza.

—Yo ya sé lo que haré—habló JJ—Compraré una mansión en Figure Eigth y seré todo un Kook.

—¿Serás un Kook?

—Si. Tendré una estatua de mármol de mi mismo y pondré un estanque. Con muchos peces. Para mi solo.

—¿Me dejarías sola?—su hermana le preguntó de inmediato.

—Claro que no. Podría prestarte la habitación de invitados—bromeó JJ.

—¿Qué harías tu, Ally?

Ella se tomó unos segundos amtes de contestar.

—La verdad se me hace tan lejano tener esa cantidad de dinero—suspiró—Pero me gustaría largarme de aquí. Tener mi propia casa. No depender de nadie y largarme. Iniciar de cero en otra parte.

—¿Sin mi?—su hermano le devolvió la pregunta, con una sonrisa.

—Sin ti.

—¿Y tú, John B?

—Seremos todos Kooks—les sonrió él.

—¡Por ser todos unos Kooks!


*ੈ✩‧₊˚༺☆༻*ੈ✩‧₊˚

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