Sangre Real |Larry Stylinson|

By DoUKWUA

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En las sombras de una ciudad sumida en el misterio, dos destinos colisionan. Harry Styles, heredero de una an... More

ADVERTENCIAS
TRAILER SANGRE REAL
Prologo
Sombervale
Acercamientos
Negocios e intercambios
La familia Styles
Todo es un acto
Construyendo la confianza
Quia tu es mei, mel
Meus eris omnino, tantum meus
Esclavos de la luna
Costa de Newquay
Bellos ojos
Baile de consagración
Detrás de tus huellas
Costa de Cornualles
Venator Meus
Llamados del pasado
Humano por una ocasión
Libertad
Las Edevane
Abbadon
El mago invertido y el siete de espadas
Lascivo
Los enamorados
La muerte
El último Romano
Romeo y Julieta
Vienna
Visne me nubere?
Amor de mi vida
Clausulas claras
Sacrificios
Donde el cielo y el infierno convergen
Veintiocho días y Veintiocho noches
AGRADECIMIENTOS

Confusiones, verdades y un secreto

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By DoUKWUA

El freno abrupto que dio la camioneta al llegar a la residencia Styles nada más el sol se ocultó, sacudió a todos los presentes dentro de esta. Por orden clara de Harry, Jorge, su chofer, pisó el acelerador nada más entraron al bosque. Con los nulos rayos del sol entre las ramas y las hojas de los árboles, el resplandor de una luna encima del pueblo, despertó el hambre y la emoción de los vampiros salvajes que habitaban el pueblo. Cuando ellos se percataron de un aroma único que traspasaba el metal de la Explorer, no dudaron en lanzarse contra la camioneta mientras el guardaespaldas del Clan les disparaba desde la ventana en un intento de frenarlos.

Ese ataque irracional por su parte fue ocasionado por el exquisito perfume de una piel humana que desprendía adrenalina del temor que consumía la carne de Louis al estar sentado al lado de Harry. El joven profesor iba apretando las uñas en el cuero del asiento, dejando marcas en este, por el vivo terror que le daba ver como aquellas criaturas intentaban romper el vidrio al estrellarse contra ellos en una desesperada encrucijada por su escuálido pellejo.

Harry por su parte, no se inmuto. Iba tranquilo en comparación a los gemidos de angustia que soltaba Louis en cuanto la camioneta se hacía de lado por un golpe de los Salvajes fuera. No era como si estuviera acostumbrado a ello, no. De hecho, desde que llegó a ese bosque a principios de siglo, jamás había visto a las criaturas actuar de esa forma. Suponía que debía ser por el claro aroma a pavor que Louis emanaba de su cuerpo, siendo que quizás no era el único que también lo percibía. No le gustaba conocer el motivo de esa reacción de su piel, pero tampoco era como si tuviera algo que hacer. Nada le sucedería a Louis estando los vidrios blindados.

De igual forma, de perforar la puerta, Harry les arrancaría la cabeza. Sin dudarlo.

Cuando la camioneta dejó de humear frente a la residencia Styles y los balazos se detuvieron, Harry se retiró las gafas y las guardó en el bolsillo del saco. No quiso mirar de primeras a Louis. El profesor seguía tan aturdido por los movimientos bruscos, que no reaccionaba con claridad. Tanto sus pensamientos como sus emociones fueron lanzadas dentro de una licuadora en ese asiento, preparándolo para vomitarlas. Luego con los constantes chillidos de las criaturas que se quedaron a metros de distancia del patio de la residencia por el temor que les infundió el Clan de acercarse, solo aguardaban por el pequeño cuerpo de Louis, y él estaba consciente de ello.

―Roy, lanza una bengala para que se larguen. Nolo eos accedere ad eum . (No quiero que intenten acercarse por él)―ordenó Harry, retirándose el cinturón.

El guardaespaldas no se lo pensó mucho y salió de la camioneta, dando un azote a la puerta. Louis al pasarse el vómito que se le subió por la garganta, observó por el vidrio polarizado como el enorme hombre barbón rodeaba la camioneta para ir al otro lado. Aunque estaba a un paso de desmayarse por la presión baja en su sistema, le era impresionante que todo eso estuviera sucediendo solo por él.

Noli solliciti esse, tibi non nocebunt, cor. (No te preocupes, no te lastimaran)―Le comentó Harry a Louis, ladeando la cabeza para verlo. Con la distracción de Louis, sus palabras fueron las correctas que lo hicieron reaccionar en su realidad, girando a verlo con una clara confusión.

―¿D-disculpa?

―Que no te preocupes, nadie te lastimara.

Louis no estaba seguro de lo que le decía el vampiro. Después de lo que acababa de suceder tiempo atrás y con la presunta muerte de Liam, no le quedaban muchas opciones de confiar en su palabra. El único consuelo que le quedaba era que al menos, aunque no lo quisiera admitir, Harry lo protegía de esas criaturas a las que le temía más que a él mismo en esos momentos.

No era un sentimiento tan gratificante, pero poco pudo servir de ayuda en lo que el vampiro sentía y que Louis le transmitía en esa mirada estrellada que le echaba en la oscuridad de dentro de la camioneta. La cual se esfumó en cuanto Roy lanzó la bengala, alumbrando el cielo de un color rojo tan potente, que las criaturas que los rodeaban,no dudaron en salir despavoridas de ahí, solo dejando los rastros de sus chillidos por culpa de la luz.

Harry al ver la luz roja entrar por las ventanas, supo que era momento de salir de ahí. En seguida, salió dando un portazo, dejando a Louis dentro. De esa manera, el profesor se quedó inquieto, esperando cualquier cosa mientras veía al vampiro rodear la camioneta.

Cuando Harry finalmente llegó a la puerta del profesor, con su porte elegante y una mano en la espalda, la abrió. Louis perdió por un segundo la noción de la realidad al escuchar el ruido dado por el seguro al quedar expuesto a la iluminación roja que le pegó en el rostro al girar hacia fuera. Para acostumbrarse al ambiente entrecerró los ojos, cubriéndose desde las cejas con su mano.

Mel, salve domum tuam. (Cielo, bienvenido nuevamente a tu hogar)―habló Harry, remarcando una sonrisa encantadora.

La galantería del vampiro, aun si no se encontraba acorde a su normal vestimenta de catrin con su cabello ordenado, no le era impedimento para mantener su caballerosidad dirigida al joven profesor que lo veía escrutante. Ofreciendo su mano con gracia para que Louis la aceptara al inclinarse un poco a los cortos pasos de distancia que les quedaban, mostró inquieto al humano.

Desde arriba de la camioneta, Louis le dio una mirada dudosa, aun si el vampiro le mostraba sus hoyuelos con esa sonrisa brillante, estrujaba en duda su corazón. Le era extraña tanta formalidad y trato de realeza que Harry le estaba brindado luego de haber huido e ignorado el resto del camino. Se preguntó si aquello era una actitud normal de una criatura de su longevidad; le era difícil de asimilar. Pero de igual forma, con la presión que le daban esas estelas verdes que lo veían ansioso, no tuvo más opción que aceptarla.

El ligero temblor de su mano al extenderse fuera para que Harry la tomara, jalando cuidadoso de él para que bajara de tan alta camioneta, terminó con sus piernas inestables una vez pisó el suelo. Harry al sentir el calor de esa palma inquieta entrelazada con la suya, le fue imposible no resistirse a besarle el dorso con ligera cordialidad disfrazada del encanto que quería proporcionarle a su futuro esclavo.

Louis al sentir los labios suaves de Harry en el dorso de su mano, le corrieron piquetes instantáneos que le atravesaron la piel al no comprender esa actitud por su parte. Quiso arrebatarle la mano en el temor que le causó, pero viendo la falta de peligro que le expresaba y que su cuerpo no parecía reaccionar acorde a sus emociones, solo se limitó a alejar con recelo su mano de él hasta dejarla a la altura de su pecho.

Harry aceptó la postura reservada que le regaló y se colocó derecho, ahora solo pegándose al lado de la puerta para extender la mano en dirección a las escaleras de la mansión, justo donde Roy y Jorge aguardaban a cada lado, todo para salvaguardar ambos destinos. Louis optó por no fijarse en la mirada inquisidora que el vampiro de corazón acelerado le brindaba; en cambio, con el suyo en la garganta por no estar seguro de qué sentir, dejó su vista hasta la residencia.

Hasta ese momento, era la primera vez que se encontraba de frente en esta. Cuando huyó no tuvo la oportunidad de verla, tenía cosas más importantes en ese momento. Ahora, aunque sentía cientos de ojos encima suyo, le fue difícil no quedarse con la boca entreabierta al ver la inmensura de esa arquitectura Eduardiana de puro concreto. Le era claro con tanto estudio en su profesión, de que aquella estructura, fácil debía tener cientos de años como quienes la habitaban. Era espeluznante, más de lo que creyó imaginar. Sencillamente una fortaleza rodeada de bosque con una enorme estatua de mujer del mismo material del hogar sobre una de las ventanas.

Harry al ver a Louis quedarse pasmado ante su hogar, no dudo en llegar hasta él, viendo su perfil.

―¿Te gusta?

Louis al escuchar esa voz carraspera al lado suyo, lo sacó de su mente, dándole una mirada ansiosa. Más que una belleza, pensaba que era una cárcel.

―No es tan acogedora―Fue lo único que creyó neutral para comentar.

Por su parte, aun percibiendo ese aroma temeroso del joven profesor, Harry prefirió ahorrarse los comentarios, tragándose lo que sentía al respecto. Entonces, apartando su mente, prefirió volver a extender el brazo en dirección a las escaleras, invitándolo a subir para llegar hasta el pórtico de la residencia. Justo donde Zayn ya los aguardaba con evidente tensión detrás de sus hombros.

Louis aceptó, poniéndose a caminar hacia la entrada, seguido del vampiro que cuido sus espaldas hasta llegar a la enorme puerta de madera donde el cómplice de Harry los esperaba. Louis no quiso saludar; en cambio, mantuvo la cabeza gacha, permitiendo en su lugar que su secuestrador se acercara a él para ver lo que sucedía.

―Zayn, non rogavi te ut me expectarem. (No te pedí que me esperaras)―Le susurró Harry al oído a Zayn una vez llegó con él.

Gemma et pater tuus eos occidere volunt pro Lilith contemnendo (Gemma y tu padre quieren asesinarlos por haberle faltado al respeto a Lilith)―respondió Zayn de igual forma, dándole un vistazo al origen de todos los problemas―. Non sunt laeti omnino quod alium hominem attuleris. (No están para nada contentos de que hayas traído otro humano).

Era verdad.

Después de la huida de Harry en esa formación, seguido por el resto del clan según las instrucciones de Gemma para capturar a Louis, Lilith se sintió profundamente ofendida por esa interrupción. A pesar de los intentos de Desmond por calmarla ofreciéndole un humano aún más fresco, incluso sugiriendo la idea de un niño moribundo, ninguna de esas opciones le pareció aceptable. Gemma también intentó mediar, pero sus esfuerzos fueron en vano. Al final, su hija fue la única que se quedó sin la bendición, ya que la Diosa no estuvo dispuesta a continuar con ese ciclo ceremonial. En su lugar, prefirió envenenar la sangre del caldero donde Consuelo había extraído la sangre de esa humana que Louis había encontrado horas antes, haciéndola imposible de consumir.

Además, como última advertencia por el joven humano que estaba corrompiendo a uno de sus más grandes fieles, aunque problemático, maldijo cada una de las almas en la granja de los Styles, volviéndolos incomestibles. Gemma enloqueció al escuchar el veredicto final de Lilith, destruyendo el comedor entero. Desmond por su parte aguardo colérico a que su hijo llegara. Todavía empeoró más el problema cuando se percataron del humano desmayado que Zayn trajo a la residencia para encerrarlo en su habitación tal cual como Harry lo hizo con Louis. Era el colmo para ellos.

¿Estne ullo modo id vitare possum? (¿Hay forma de que pueda evitarlo?)―interrogó Harry, bajando aún más la voz.

Aunque ambos vampiros trataron de mantener en secreto el problema en el que estaban metidos con el patriarca, Louis se daba cuenta que algo estaba mal. Aún se encontraba con la cabeza agachada, pero los veía de reojo. Le era difícil de comprender el idioma en el que hablaban, sin embargo, esa mirada que Zayn le daba, le provocaba escalofríos.

Non, paenitemus. (No, disculpame).

Al alejarse de la conversación con Zayn, Harry soltó un gruñido apenas perceptible y se puso a caminar en el pórtico de la casa con pasos rápidos y tensos. No quería preocupar a Louis, pero conocía bien los comportamientos impulsivos de su familia, especialmente los de Gemma. No tenía idea de qué esperar exactamente una vez adentro; sin embargo, estaba seguro de que se desencadenaría un verdadero caos. No había manera de escapar de eso.

Entonces, aceptando su destino, se pasó una mano por su desordenado cabello, deteniéndose al final frente a Louis. El profesor al notar la presencia del vampiro, alzó la vista hasta sus estelas, esperando cualquier conclusión de lo que sucediera.

―Louis, debemos entrar, pero antes que nada, mantente siempre detrás mío, ¿está bien?

Louis asintió inquieto. Prefirió no cuestionar la orden del vampiro que de por sí ya lucía más nervioso que él. Una vez con la confirmación de Louis, Harry vociferó a sus secuaces que se acercaran hasta ellos, protegiendo la espalda de su prisionero. De esa manera, colocandose Zayn al lado suyo en un apoyo, antes de siquiera abrir la puerta, Harry inhalo y exhalo, preparándose para la guerra.

Cuando se sintió listo, con un ademán de la mano, abrió la enorme puerta, ingresando al inmenso salón como cabecera de su desfile hasta que cerró la entrada nuevamente. La penumbra era obvia con la poca iluminación en el recibidor, pero al avanzar por el umbral del pasillo hasta el salón donde las escaleras a la segunda planta estaban, se encontró a su padre sentado en uno de los sillones.

Desmond al ver a su hijo llegar con una sonrisa encantadora que se le formaba en el rostro, quiso estrujarle la cara para que dejara ese cinismo. Aborrecía cuando su lado engreído era el que lo recibía, jamás se podía conversar adecuadamente con él. Y si de por sí ya se encontraba colérico por toda la situación que aconteció con el humano insolente; ya al verlo ser custodiado por tres de sus hombres, además de su hijo, fue lo que casi hizo que rompiera su bastón al apretarlo con fuerza.

Muchas atrocidades se le pasaban por la mente para hacer sufrir a los responsables de tal evento. Pero al final, tuvo que tragarse aquello al levantarse y esperar a que Harry terminara de llegar hasta donde se encontraba de pie.

―Padre, ¿Ahora esperas a que llegue?―sondeó Harry con cierta picardía. Todo calculado para palpar el humor de su progenitor.

Sin embargo, apenas acercándose a un par de pasos de él, realmente no esperó cuando Des empuñó el mango de su bastón, soltandole un golpe en la cara. Por la colisión del material duro de este contra su rostro, Harry se tomó la sien donde le impactó, haciéndolo tambalear. Era común que su padre lo golpeara, si, pero en esta ocasión, percibió que era diferente.

Louis al ver el tremendo golpe que le dieron, apenas y expresó un gesto de dolor en su cara. Ni él se lo creía. Zayn solo cerró un ojo; le constaba que Des era demasiado rudo cuando se lo proponía.

―¡Eres un mangurrián, sangre blanca e hijo de puta!―Des no encontraba un insulto fijo para expresarle su molestia a Harry. Le hervía la sangre con mirarlo―. ¿Acaso tienes el cerebro en el culo?

―No, pero por tu culpa creo que ya―se expresó Harry, masajeando el moretón que le brotó por el golpe, pero luego de que vio a su padre nuevamente con la intención de agredirlo, rápidamente lo esquivo, haciendo que casi tropezara―. ¡Deja de intentar lastimarme!

―¡Jamás!―rugió Desmond, volviendo en equilibrio―. ¿Al menos sabes la tremenda estupidez que causaste por haber dejado libre a un abominatio? (asqueroso prisionero). ¡Lilith dejó sin bendición a Rose y maldijo la puta granja!

Con el grito de Desmond, las decoraciones de las paredes que rodeaban al séquito detrás de Harry, salieron volando, volviendo inevitable el chillido de terror que se le escapó a Louis al no esperar tremendo estruendo. El patriarca de la familia jamás se había sentido tan colérico en su existencia después de tantas estupideces hechas por su hijo. Ahora, realmente se superó.

Harry al escuchar el clamor de auxilio de su posesión más preciada, preso del miedo por su padre, le instó a darle un rápido vistazo, sólo para asegurarse de que se encontrara bien. Pero apenas pudiendo reaccionar, Zayn se hizo cargo de la situación, colocándose frente al prisionero de su amigo tan solo para mantener tranquilo a ambos. Internamente y con un movimiento de la cabeza, Harry le agradeció y se volvió con su padre, avanzando furioso hasta él por haber perturbado al joven.

―Lilith no pudo haber hecho eso, padre. Fue un accidente esa interrupción―se excusó, pero eso solo sirvió para disgustar aún más a su padre.

―Ah, ¿un accidente? ¡Tú no vives de accidentes, carajo!―exclamó Des―. ¿Ahora que le ofreceré a Lilith para tranquilizarla?

―Lilith no puede hacerme esto―gruñó Harry, volviendo aún más grave su voz―. Obtuli ei sanguinem in servili ritu. Satis putavi fore ut eam in sinu servaret (Por él le ofrecí su sangre para el ritual de esclavos. Creí que le sería suficiente para estar a raya).

Harry se resistió a permitir que Louis conociera las circunstancias que lo mantenían a salvo y con vida a su lado. De por sí ya era complicado que él confiara en sus palabras después del espectáculo que le dio tiempo atrás en su manojo de irracionalidad; enterarse también de que tendría que regalar su sangre para una Diosa, no era algo que seguramente ayudaría a sus nervios.

Igualmente, a pesar de no comprender las palabras, Louis no ignoraba el hecho de que él era el motivo principal de la discusión. Esto aumentaba la preocupación por su propia seguridad, lo que lo llevó a suplicar mentalmente para desaparecer. Motivo claro por el cual el vampiro tenso la mandíbula. El solo hecho de escuchar los pensamientos de huida de Louis sumía a Harry en una inestabilidad emocional, lo que empeoraba la situación para él y su padre.

―Pues a ella no le basta eso, y por culpa de ese...―Desmond hizo una pausa, aspirando el aire con brusquedad mientras señalaba con su bastón a Louis―serpens animal nos quedamos sin humanos para aguantar el ciclo lunar (animal rastrero). Estaremos acabados.

―Puedo conseguir nuevos humanos, eso no es problema para mi, padre.

―Harry, no es tan sencillo―respondió Desmon, bajando la guardia. Comenzaba a cansarle la situación―. Las cárceles aledañas no nos darán más humanos así como así. Tu hermana no estará de acuerdo en ayudarte después de lo de Rose.

―No la necesito para resolverlo―aseguró Harry, irguiéndose con orgullo―. Siempre he arreglado cada error, no importa el que sea. No ocupo a una descocada estorbando.

Su padre decidió ignorar la falta de respeto que Harry le expresó a Gemma, solo haciendo que apretara el puente de su nariz, dejando salir un suspiro de frustración.

―Si no fuera por tus malditos impulsos , esto jamás habría pasado―expresó decepcionado―. No puedes estar arriesgando al puto clan por un jodido humano que no sirve para nada mas que dar problemas.

Desmond realmente no midió con exactitud sus palabras, pero Louis se empequeñeció al escucharlo hablar de él de esa manera. No debía porque, pero se sintió cosa de nada. Justo como toda su vida al ser diferente como el resto de sus compañeros y la gente que lo rodeaba. El mismo pensamiento que lo siguió desde la muerte de Johanna. No servía para otra cosa y hasta Troy se lo aseguraba.

Y aunque su padre pensara de esa manera, Harry no se sentía con la obligación de explicarle sus motivos del todo después de la primera vez que lo hablaron. Sabía bien lo que hacía, aunque se tropezara, y claramente no consideraba a Louis como un problema. Esa huida solo fue una tontería que soluciono en un chasquido, nada que él no pudiera.

―No me interesa lo que digas, padre. Después de esto, hablaré con Lilith para adelantar el ritual de esclavos para hacerlo formalmente mío―Dicho esto, Harry no temió por un nuevo golpe en su rostro, acercándose al cuerpo rígido de su padre. No era quizás el momento más oportuno para retarlo, pero marcaría el lugar de Louis en esa casa, sea como sea―. Quieras o no, este hombre no se irá de nuestras vidas y no permitiré que vuelvan a faltarle al respeto. Y si tengo que pasar sobre Lilith, lo haré.

Louis en cuanto escuchó aquellas palabras, le fue inevitable no sentir un frío recorrerle la espina completa, removiendolo en su lugar. Luego de haberle asegurado que jamas podria volver a huir de él, no caía en cuenta lo caótico que sería para sus emociones y su racionalidad el aceptar una nueva vida de la que no se acostumbraría quizas jamas. Vivir repleto de personas que lo odiaban era sencillo en Londres, hasta en Manchester; siendo homosexual era algo de por si ya dificil, pero ¿con vampiros? ¿Cómo lograría hacerlo? Solo le quedaba resignarse, por más terror que le causara ser el motivo de esa pelea.

Desmond se sentía deseoso de golpear a su hijo ante su actitud desafiante y su falta de respeto hacia su Diosa. Sin embargo, el fuerte ruido de una puerta en el pasillo interrumpió abruptamente su discusión. Tanto Desmond como Harry se voltearon hacia el origen del sonido, capturando la curiosidad de los demás presentes en la sala.

El estruendo de la puerta, proveniente de la misma dirección donde Louis había escapado horas atrás, los palideció ante los desgarradores gemidos de angustia que brotaban de una mujer agonizante, arrastrada sin piedad por su cabello. Desde esa lúgubre celda, antes de llevarla a ellos, le habían arrancado las sondas que drenaban su sangre. La situación se tornó aún más aterradora con el precedente de la maldición que pesaba sobre los Styles. Gemma, tras huir a la granja para asegurarse del bienestar de su rebaño, se topó con un líquido negruzco brotando de las venas de esa mujer, parecido al petróleo. Esto terminó por sumirla en un estado de nervios que rayaba en la locura, valiendole coger así a la mujer para arrastrarla hasta donde Harry estaba. Todo con el motivo de mostrarle su responsabilidad al haber traído de vuelta a ese hombre.

Louis al principio se negaba a presenciar lo que ocurría, pero los gritos y súplicas en un idioma desconocido lo llevaron a asomarse por un costado de Zayn, instantáneamente lamentando su decisión. Se encontró con la visión de una mujer casi del mismo tamaño que su secuestrador, vestida con ropas antiguas y un cabello alborotado lleno de estática. Esta mujer apretaba el cabello de otra, quizás más joven, que estaba desnuda y siendo arrastrada en el frío suelo, dejando un rastro de sangre oscura a su paso. Esta impactante escena lo dejó petrificado.

―Harry, Harry...―La voz de Gemma, aunque estuviera frenética, mantenía un timbre cadencioso. El mismo que utilizó hasta llegar a la cercanía de su familia, terminando por lanzar aquella mujer a los pies de su hermano, haciéndola quejarse―. ¿et illud abominatio? (¿Ves esa abominación?)

En el instante en que esa mujer cayó en los botines de Harry, el menor la miró fugaz, contrayendo el abdomen. Normalmente ese tipo de escenas no le motivaban nada. En los negocios de su padre se encargaba de los cabos sueltos y las torturas; ya ver a esa mujer caer de rodillas en su desnudez con carne viva en los brazos, no tendría que provocarle absolutamente nada. Sin embargo, pudiendo escuchar el horror de Louis en su cabeza y el pánico que le creó ese escenario, sintió repulsión.

―Gemma, ¿Por qué trajiste a esa mujer aquí?―preguntó Desmond con cierto desagrado, empujando a la moribunda mujer con su pie―. Sabes perfectamente que no pueden salir de la granja.

―Lo hago para mostrarle a esta sangre blanca la condena que nos está cayendo por su culpa―exclamó Gemma, señalando a su hermano―, ¿Quieres arrastrarnos al infierno junto a tu maldito capricho?

―¡Callate, Gemma! No puedes estar actuando de esta manera―vociferó Harry, lanzando la mano al señalar a la mujer en el suelo―. No necesito que me restriegues en la cara mis errores. Des ya me dijo lo que sucedió.

La respuesta relativamente "tranquila" de Harry, aunque ansiosa mientras pensaba en lanzar lejos a su hermana por perturbar la paz de Louis, no sirvió de nada para aliviar los nervios de Gemma. De lo más profundo de su pecho podrido, a la mayor de los Styles, le brotó una risa irónica tan gutural que incluso hizo erizar los vellos de Louis.

―¿Tú estás hablando de cómo debo actuar? No me jodas, Harry―respondió―. En este sucio hogar no eres nadie para decirme cómo debo actuar. Ni siquiera merecías haber sido bendecido.

―Gemma―sentenció Desmond, acallando tal osadía de su hija―. No estés hablando de esa manera. Esta discusión es entre nosotros dos.

Harry al escuchar a su padre llevó sus manos a las caderas, poniéndose a caminar alrededor de su hermana chiflada, alzando una sonrisa burlona. Todo con la intención de picarla por ser tan estúpida.

―No es menos decir que por algo soy más importante que tú en esta casa―expresó orgulloso el vampiro, terminando en detenerse al frente de ella. Con ese narcisismo que lo caracterizaba, aun si era fingido por el tremendo manojo de negatividad que Louis le transmitía, no podía evitar no ser así―. Soy impulsivo, incluso un poco irracional en ocasiones, pero un chiflado no soy. ¿Acaso alguna vez he hecho tal espectáculo? No, hermanita. Esas no son formas.

Un poco de mentira sí era que Harry no cometiera actos frenéticos, pero tampoco era como si fuera a escupirse en la cara luego de querer humillar a su hermana.

―Aunque no esté de acuerdo, Harry está en lo cierto, Gemma―suspiró Desmond―. No podemos arriesgarnos a que otro humano escape, ¿Qué clase de enseñanza estaré dando a mi clan si ni mi hija puede seguir las reglas?

Gemma se quedó pasmada, impresionada de lo que su padre le respondió. De esa manera, con un tono de burla, Harry se inclinó para darle una palmada en la mejilla a su hermana, mostrándole los hoyuelos.,

―Que bajo caiste.

Regularmente Desmond siempre está del lado de su orgullo, de su única hija y madre de su hermosa nieta. Sin embargo, en esta ocasión con la sangre hirviendo en sus podridas venas y en sus ropas llenas de ese negruzco líquido, no podía darle la razón. Tampoco era como si se sintiera bien su padre al subirle el ego a Harry por ser un irresponsable que merecía castigo, pero ella no se salvaba. Era caprichosa y muy frenética; pero hasta ese día, manejaba muy bien el control.

No obstante, ya el haberse metido la Diosa con su hija, eso rebasaba muchos niveles. Todavía humillarla al no serle permitido explotar, le enfurecia mucho más. No comprendía como Harry podía cagarla cada que le diera la gana, y ella que perdía los nervios por su misma culpa, conseguía una mirada de completa decepción. Todo era culpa de ese maldito humano al que llamaba.

―Ah, claro, no fuera el maldito chiflado de Anne porque ahí si no importa nada―se exaltó Gemma, pegándose en el pecho―. ¿Acaso soy la única que ve la gravedad de esto? ¡Por culpa de ese humano mi hija no podrá recargar sus poderes hasta el siguiente ciclo lunar!

La voz que se le volvió grave y áspera a Gemma, resonó en cada cuarto de la casa, principalmente clavándose en el pecho ansioso de Louis. Realmente no le interesaba en lo absoluto lo que pudiera pasarle a una niña o mujer vampiro, lo que fuese. Aunque, siendo el objetivo claro de tantas armas señalandolo, se volvió una encrucijada que lo empujaba al igual que esa mujer a un abismo de locura en ese ataque de pánico que le iniciaba al estar hiperventilando. No le gustaba como estaba escalando la situación.

―Gemma, basta, relájate―harto de las excentricidades de Gemma, Harry se cruzó de brazos, fastidiado―. Louis no tiene la culpa de nada. Yo lo saque de ahí, fue mi responsabilidad no asegurarme que estuviera atado.

―Ah, ¿crees que echándote la culpa sirve de algo?―exclamó Gemma, furiosa―. ¿De qué sirven las reglas si te las pasas por el arco del triunfo? ¡No podemos sacar prisioneros de los calabozos!

―¡Ni humanos de la granja!―replicó Harry.

La discusión entre ambos hermanos escaló de tal forma que, entre esa cólera, Gemma intentó arañar el rostro a Harry, fracasando cuando este pudo reaccionar a tiempo al echarse para atrás. Ofendido por tal atrevimiento, Harry quiso regresarle el ataque, sin embargo, su padre terminó por interponerse, dándole nuevamente la razón a él.

―Gemma, te advierto, si sigues así, tanto tu familia como tu, no recibirán bendición en el siguiente ciclo―amenazó Desmond, señalandola con su bastón―. No voy a tolerar que sigas interponiéndote entre nosotros por tus malditas chiflazones.

Gemma no daba crédito a lo que su padre le decía. Se suponía que era su consentida; su orgullo. Esperaba un poco más de comprensión, pero no se la daría, todo por un maldito humano y Harry. De por sí sentía un rencor enorme en su pecho por cada estupidez que su hermano hacía y al final la terminaba embarrando; ahora que se volvió mucho más insoportable por cuidar a un cabrón, la superaba.

Furiosa, dejó salir el aire hirviendo de su pecho como una caldera, casi pudiendo rugir. Así, sintiendo a flor de piel sus emociones, en ese remolino de malas decisiones; al apartar la vista de su familia y terminar encima del responsable de todo, una fugaz idea de saldar cuentas se le vino a la cabeza

―¿Saben qué?―se dirigió nuevamente a los perpetradores de su intranquilidad―, a la mierda con ustedes. Sé exactamente qué hacer para que todo vuelva a ser como antes.

Sin más explicaciones, y rechazando la posibilidad de compartir con su familia la naturaleza de sus acciones impulsivas, Gemma se agachó para tomar nuevamente del cabello a la joven agonizante. Entre gritos angustiados sobre los terribles actos que podría enfrentar, la arrastraron a través del salón una vez más. La mujer luchó para tratar de liberarse, pero fue imposible con tal fuerza en la que Gemma la tomó, pudiendo sentir incluso como le arrancó cabello.

―Hey, ¿A dónde carajos vas?―cuestionó Harry en un grito, poniéndose a perseguirla con Desmond pisándole los talones al verla caminar directo hacia los demás espectadores.

Gemma no contestó. Poco le importaba su familia si ellos eran unos idiotas comparados con ella. En cambio, dejando que las emociones la manejaran, cuando llegó a dónde Zayn se encontraba, no dudó en empujarlo para lanzarlo lejos de la guardía que puso frente a Louis. Aunque uno de sus poderes no fuera la fuerza, tampoco Zayn tenía permitido tocar a la familia, y siendo que cayó al suelo por como lo empujó Gemma, terminó en hacerse a un lado para que Harry se hiciera cargo.

Louis en cuanto vió los ojos de loca que se lo comían vivo en cada paso que daba la mujer al lanzar a su breve protección, quiso retroceder, preso del pánico. Sin embargo, apenas y pudo hacer algo. Su espalda chocó contra los dorsos rígidos de los otros vampiros, los cuales claramente también les temía, siendo así que al girarse sobre sus talones al continuar descalzo; terminó por pisar la tela de la pijama que llevaba puesta y cayó al suelo de nalgas.

Harry desde atrás vio todo e intentó apresurarse para detener a su hermana de lo que sea que se le ocurriera. Fácilmente al sentir la desesperación del hombre que pedía a gritos en su interior para que lo salvarán, pudo utilizar sus poderes para que Gemma se apartará de él. Pero siendo una de las reglas principales el no utilizar sus poderes contra el Clan; frente a su padre, no lo haría. En su lugar, rezaba a Lilith en su cabeza para que no hiciera una locura esa desquiciada.

El ambiente de por sí era denso con los gritos; ya que Louis tuviera que retroceder en esa posición con sus pies al ver a esa mujer llegarle y detenerse frente suyo, lo petrificaba completamente. En su vida alguna vez le temió a una mujer de ese tamaño como en ese preciso momento. Luego ver esas escleróticas volverse negras al colocarse de cuclillas mientras jalaba con fuerza a la chica para mostrársela, quiso esfumarse de la faz de la tierra.

―Louis, Louis... ¿Ves a esta mujer?―cuestionó Gemma, tirando de la mencionaba para que quedará a la vista del profesor.

Louis sintió náuseas en cuanto su nombre fue nombrado, siendo testigo de un rostro tan dañado, que apenas y era reconocible en esas facciones rasgadas que el cabello le cubrían aunque Gemma tratará de enseñársela. Cuando volvió a escuchar su nombre de su boca, a pesar de no querer responder, terminó por asentir mientras alejaba la vista de esas estelas, escapando de ella para ver a Harry ser detenido por su padre detrás de la loca.

Harry sólo lo veía preocupado desde su posición, siendo que su padre le pedía un minuto para ver lo que Gemma hacía. No sé sentía seguro de lo que pasaba, menos al ver la mirada de auxilio de Louis encima suyo.

Pero antes de que pudiera siquiera pedirle tranquilidad a Louis, Gemma lo llamó nuevamente, atrayendo una vez más su atención a ella. Él no quería, pero con esa insistencia, terminó por verla.

Gemma tenía colócala a la humana con la cabeza gacha, ocultándole el rostro de la chica. De esa manera, se inclinó unos cuantos centímetros hacia él, mostrándole una sonrisa tan retorcida, que el aire se le escapó a Louis de las manos.

―Esto es lo que te va a suceder si no desapareces de mí puta vista―pronunció apenas en un susurró lo suficientemente fuerte para que Louis lo escuchará pero fuese ignorado por los demás.

Louis no comprendió lo que le dijo, pero cuando Gemma tiró de la mujer y le levantó el rostro para que la mirará, casi pudo sentir un paro cardíaco.

El rostro magullado que antes decoraba a esa mujer, se desvaneció en un truco de magia orquestado por uno de los poderes principales de Gemma. Dónde debía haber daño, en esa cara colocó una ilusión mental para Louis, mostrándole su propio rostro. Copia exacta de la expresión de terror que estaba teniendo en ese momento al no creerse lo que sus ojos veían. Y apenas quiso articular cualquier grito de auxilio, Gemma le cortó el cuello a la mujer, llenándolo de toda esa sangre.

Harry en cuánto sintió aquella punzada en su corazón mucho más fuerte de lo que alguna vez le compartió Louis, se quitó del agarre de su padre y jaló lejos a Gemma de inmediato junto a la mujer que acababa de matar.

Demens damn! ¿Quid tibi res est? (Maldita loca,¿Qué te sucede?)-gritó Harry lanzándola al suelo, lejos del quiebre emocional que absorbía de Louis.

Aunque el peligro pasó, Louis en ese instante cayó en un estado de shock tan fuerte, que sus pupilas se dilataron al ver una pelea nueva orquestada por la familia ante tal evento traumático que le generó la mujer tan solo para amenazarlo. Su mente era fuerte, sí, pero aquella escena se repetía en su cabeza como simple película; casi pudo caer catatonico. No escuchaba nada, no se movía. Apenas podía respirar de lo impactado que aún se encontraba. Jamás pensó que algo así pudiera ser posible, pero lo era. Todos se metían en su cabeza y él no era capaz de hacer algo.

Todos lo manejaban como deseaban, a nadie le importaba; lo destruirían. Lo sentía, lo pensaba. Su mente era un caos y él solo quería huir de ahí fuese como fuese.

Ese era su pensamiento; y siendo que todos estaban distraídos, Louis en lo único que pensó fue en volver a encontrar una vía de escape para solucionar todo eso con el vivo temor latente en su nuca de lo que fácilmente podría sucederle al estar en esa casa de la que ya se había hecho una idea permanecería. Giró su cabeza a todos lados para visualizar cualquier ruta de salida mientras los gritos y las cosas salían volando por Harry al estar furioso con Gemma; el vampiro trataba de ignorar las voces en su mente pidiendo ayuda con la voz de Louis. Tan solo quería castigar a su hermana por hacer eso.

Con todo el descontrol que ocasionó y Desmond no podía solucionar, al final, los ojos de Louis se posaron en el guardaespaldas y en la pistola que traía en su porta armas en la pierna.

Ni siquiera se lo pensó. O era intentar eso o que ella lo matará.

Pero, con aquel pensamiento fugaz que iluminó la esperanza de Louis en salir para siempre de ese sitio, Harry sintió el mismo toque de devastación en su pecho, capaz de arrasar con todo. Así, sincronizados, Harry ignoró los gritos de su hermana para girarse a ver a Louis en su desesperación; quien también le dirigió una mirada rápida de aviso antes de arrebatarle el arma al guardaespaldas detrás suyo para quitarle el seguro y apuntarse directamente al pecho.

Harry quiso reaccionar rápido para arrebatarle el arma con sus poderes, pero cuando levantó la mano para intentar hacerlo al correr hacia él, el estruendo de la bala contra Louis fue lo que lo detuvo de golpe de la impresión.

Y ahí, fue estática.

Cámara lenta, el freno de su mundo entero.

El cómo cayó el cuerpo de Louis al suelo con ligera gracia, fue el único sonido que Harry pudo escuchar al quedarse impactado unos segundos al verlo tendido mientras el charco de sangre comenzaba a hacerse presente a su alrededor. Gemma y Desmond se quedaron callados. Su hermana no diría nada, no creyó que el humano sería capaz de hacer algo así por un susto que ni se la pensó en provocarle, a pesar de todo. Aún así, le gustaba la idea de que el problema estuviera resuelto, no le importaba lo que sintiera su hermano; no era problema de ella. Su padre ahora sí se preocupó por su hijo.

Harry se encontraba en shock. Tanto así que segundos atrás habría reaccionando queriendo matar a su hermana, no sin antes torturarla por haberle causado eso al jóven. Por haberlo incitado a suicidarse de esa forma tan retorcida frente a él con esa mirada de advertencia que le dió antes de dispararse. Harry no podía ni pensar.

No hasta que Zayn se acercó a él para tomarlo de los hombros, atrayendo nuevamente el sonido a su mundo que imaginó en perdición. Su amigo se arrepintió en el acto en cuanto vió todo lo que sucedió y no hizo nada por el joven que Harry tanto protegía. La culpa le comía; y aún si dijera lo que dijera, nada solucionaría el desenfreno que causó en el pecho de Harry.

Pudo quedar en simple estado de catatonia al desaparecer sus sentidos, pero no lo hizo. Su cuerpo solo pudo actuar de tal forma, que sus rodillas cayeran al suelo, al lado del cuerpo de Louis; llenándose su pantalón de esa misma sangre que olía exactamente a un elixir comparable con el santo Grial para ellos. Un perfume tan exquisito, que Harry recordaba perfectamente.

El aroma se volvía tan fuerte en esa casa, que no pasó desapercibido para el resto de los espectadores de los cuales Harry ignoró por breves instantes. Siendo que al ver a los guardias cerca de Louis comenzar a olfatear ansiosos como simples hombres en hambruna ansiosos por un pedazo de carne, fue lo único que lo hizo regresar a la realidad para moverse rápido y cargar a Louis en sus brazos, pegandolo a su pecho con tal fuerza, que esperaba sintiera la muerte de su corazón.

Envolviendo su brazo por el cuello en un movimiento para refugiarlo, Harry pudo sentir un calor que emanaba del cuerpo de Louis. El joven profesor a duras penas respiraba; estaba débil y un umbral de dolor se le atravesaba en el desmayo que lo acongojo al instante en que perpetró tal acto contra él. Aunque luciera fácilmente como un muerto, aquel rastro de vida fue un breve alivio para el vampiro.

Para Harry le era desconocida la habilidad de curación de Louis; por lo que, desesperado y con la idea de hacerse cargo de todo, se apresuró a correr hacia la puerta.

―¡Necesito llevarlo al hospital!―gritó exasperado Harry, apretando a Louis contra su cuerpo.

Sin embargo, Desmond regresó a sí en la desesperación de su hijo, yendo hasta él para detenerlo. Harry al sentir la mano de su padre tomándolo, en reacción, le tironeó el agarre, apartándolo de inmediato.

―Harry, no puedes hacer eso-dijo Desmond, tratando de calmar la situación-. Siora no te lo permitirá. Sabes que no podemos tener contacto con el pueblo.

―¡Siora no importa! ¡Tengo que salvarlo!-su voz se quebró finalmente. Harry apretaba a Louis en su pecho, casi pudiendo clavar las garras en su piel cálida que poco a poco se enfriaba en su tacto.

Poco le importó mostrar debilidad, hasta soltar lágrimas en presencia de todos. Aquel sentimiento de abandono fugaz como una llama apagada por el viento, le trajo el recuerdo de la muerte de su madre en brazos. No sé repetiría.

El suelo temblaba, los vidrios le seguían. La atmósfera se consumía; olía a hierro.

―Que bajo caiste―Le contestó Gemma buelona, acercándose a su padre-. Deja de llorar y avienta a ese muerto con los demás.

El corazón de Harry tembló, la garganta le quemó. No razonaba.

―Maldita hija de puta, ¡Esto es tu culpa!―soltó un grito gutural, distorsionando completamente su voz-. Tu... maldita perra.

Quería asesinar a Gemma, realmente lo deseaba. Pero entre el caos que estaba creando en el suelo de la mansión al ocasionar que temblara; lleno de la irá que lo comenzaba a llenar, inesperadamente sintió en sus brazos un movimiento del cuerpo de Louis. Seguía con vida para su sorpresa; inconsciente, pero aún respiraba y se quejaba entre sueños. Su grito llegó a su consciencia.

Cómo si fuese un switch, al ver vida en esa piel marchita, cambió bruscamente la emoción de Harry, dándole un rayo de esperanza aún si no podía llevarlo al pueblo. Entonces, lo único que se le ocurrió fue correr escaleras arriba con Louis en sus brazos para llevarlo a su recámara, cerrando detrás suyo con candado la puerta, a pesar de que Zayn le gritará que lo esperará.

Preso aún del pánico por su humano, Harry lo recostó en la cama, pudiendo ver la mancha de sangre en el suéter del jóven. No poseía grandes conocimientos del cuerpo humano, pero creyó pertinente revisarlo. Así que, sin pensarlo dos veces le rompió la tela de un tirón, exponiendo su pecho.

En cuanto el vampiro dejó al descubierto esa piel ligeramente más aperlada que la suya; a sus ojos, pudo observar un movimiento inusual en esa carne viva que lentamente iba cerrando la herida del humano, terminando en expulsar la bala que lo dejó en aquel estado. Harry al no comprender que sucedía, solo se llevó una mano a la boca, impresionado de lo que acababa de presenciar. Porque ahí, a sus ojos, con un pecho lleno de marcas, se le agregó una más sin cuidado; un simple círculo cafesoso.

―Pero qué mierda...

Sí, no sabía ni qué pensar al respecto.

Louis se encontraba inconsciente aún en esas sábanas de seda fina, exhorto de cualquier cosa a su alrededor. Harry no se creía lo que acababa de ver. Tantos sentimientos que se le vinieron encima cuando creyó que lo había perdido, fueron un tumulto que lo arrastraron al fondo de una botella al no entender porqué se regeneró por sí solo.

Harry ignoraba por completo la condición de Louis. Aunque anteriormente el olor a su sangre fresca lo tornó en sus impulsos más salvajes; ya el controlarse para salvarlo y que fuera inútil porque él ya estaba bien, era difícil de procesar.

Desde la altura en la que lo veía, vislumbraba ese pecho firme sin vello que solo era decorada con demasiadas cicatrices en cada sección de este. Todas de diferentes tamaños pero evidencias claras de ese hombre inmortal como él. Luego estando dormido, un cosquilleo de curiosidad se le trenzo entre la razón a Harry, junto a una mala decisión. Un susurro le pidió acariciar la piel desnuda de ese jóven; una piel diferente, una piel como la suya.

La curiosidad era peligrosa, atrayente.

Se justificaba en su cabeza en que todo era por el claro motivo de darse cuenta que no estaba dentro de una ilusión mental de su hermana. Y vaya que confirmó que no era así cuando sus dedos se electrificaron al tacto de esa piel que se removió por el suyo por un escalofrío que le provocó, obligándolo a echarse para atrás al creer que lo despertaría por su tacto.

Louis en realidad no se inmutó. Fue natural la reacción de su cuerpo. Tan electrificante para el vampiro como para él.

Harry se quedó quieto al verlo descansar en su cama, más tranquilo de lo que alguna vez le había tocado verlo. Quizás más por la posibilidad que Louis creía había conseguido. Pero no, esa expresión de relajación en su rostro era al creer que escapó de Gemma. Vaya golpe recibiría una vez que despertará.

Mientras el profesor yacía inconsciente, Harry sólo tenía miles de preguntas en ese momento. Cientas en realidad, y ni una sola respuesta. Era lo que requería en ese instante. Mucho conocimiento sobre su prisionero, no lo poseía. Ni nada sobre los humanos; ya no lo recordaba.

Consideró sería correcto aprender, o al menos investigar poco más sobre el jóven desvanecido en su cama. No quería dejar desprotegido a Louis, por lo que no tuvo otra opción más que volver a acercarse a él para tomarlo en brazos y acomodarlo en su cama, cubriéndolo con las sábanas finas. Omitió el uso de cadenas en esta ocasión. No creyó conveniente mortificarlo más una vez saliera de ese trance en el que él mismo entró.

De esa manera, confiando que estaría bien en ese profundo sueño que lo poseía, salió de la habitación. No sin antes cerrar la puerta de tal manera de que Louis, en caso de despertarse, no pudiera abrirla.

Al necesitar respuestas sobre el humano, emprendió viaje hasta su oficina y biblioteca personal, evadiendo a cualquier miembro del clan hasta que llegó y se encerró. Todos en la casa optaron por apartarse de la segunda planta donde Harry estaba. Luego de la locura que cometió Gemma, Desmond pensaba que, de toparse su hijo con cualquiera, les habría arrancado la cabeza.

Una vez dentro, no tenía por dónde comenzar a buscar, lo cual le disgustaba en mayor medida. Tiró levemente de sus cabellos al pasar sus dedos entre la raíz al caminar al polvoso librero de roble que mandó a tallar con los símbolos de la Lamía y se quedó de pie al frente. No había un orden en sus ideas, pero terminó por coger cualquier libro sobre la humanidad que encontró.

Una pila de cinco libros los aventó sobre su escritorio, y nada más los dejó se sentó y se puso a labor. No es que fuera a leer todos de una sentada. Era más simple con buscar en el índice de cada uno para ir directo a lo que le interesaba. Así se fue con cada uno; el primero de anatomía no encontró nada que se le pareciera; quizás regeneración celular pero nada como lo que Louis tenía. En el segundo no encontró nada; ni en el tercero. Ya el cuarto consideró que estudiar la naturaleza humana no era del todo bello con todas las mutaciones que leyó, pero nada como la de él. Ya del quinto ni hablar.

La madrugada se le fue entera al pasar de un libro a otro. Abandonó el tema de los humanos para recurrir a pactos con el diablo, demoniologia; cualquier tema sobrenatural como el de ellos. No logró encontrar nada.

El sol incluso salió fuera y marcó el medio día en el reloj solar del vampiro, indicándole que no encontró respuesta alguna para todas sus dudas en esa noche entera de desvelo. Para ese punto ya se había bebido de paso una botella de Whisky completa y solo le quedaba el poco líquido refrescante en su vaso.

―¿Qué sucede? ¿Por qué?―habló para sí mismo Harry, masajeandose la sien con su mano libre, cerrando los ojos.

El fastidio en esta ocasión lo superó. Había tantas cosas en su cabeza, nada conectaba. Louis no era un vampiro, claramente era humano, pero no como cualquiera que hubiera conocido. Luego el hecho de que siguiera inconsciente en su recámara le preocupaba; sabía que seguía dormido ya que su corazón se mantuvo calmado al igual que él. Lo peor era que, aparte de encontrar razones, ya nada diferente a Louis habitaba en su mente, cosa que también le perturbaba.

―Ya tuve suficiente por hoy―suspiró, terminando por echar su cabeza hacia atrás en su silla, dejando su vista en el techo.

Después de tantas horas, quedó sofocado por tanta información. Leyó tanto, investigó y nada le explicaba lo que sus ojos miraron. No las cicatrices que tocó. Louis era una caja misteriosa de la cual no podía abrir sin esperar una sorpresa traicionera. ¿Qué carajos era?

Tallandose el rostro al soltar un quejido de frustración, terminó por ponerse de pie, decidido a tomar un descanso. Dejó todos los libros en el escritorio, solo llevándose su vaso whisky. Dándole un sorbo salió de la oficina para irse a su habitación. Muchos ánimos no tenía, pero se aseguraría del estado de Louis después de tantas horas.

Una vez llegó y abrió la puerta, la volvió a cerrar en silencio, solo yéndose a sentar en uno de los sofás de la recámara. Desde esa distancia podía ver claramente al jóven aún descansando, simplemente arropado con una ligera curva en sus labios. No sé había movido casi nada desde las horas atrás en la que lo dejó ahí. Sus cabellos marcaban el almohadazo que llevaba y la marca de su mejilla por las sábanas en esta, seguido del delicado movimiento de su pecho al subir y bajar. Pensó que lucía adorable.

Adorable y misterioso, principalmente.

―¿Qué carajos eres, Louis?―bisbiseó Harry, dando un sorbo a su whisky sin quitarle la vista a Louis―. Si no eres vampiro... ¿Qué eres?

Esa era la cuestión con Louis y el motivo por el cual el vampiro se mordía hasta las uñas por saber. Era claro que él poseía algo singular. No por nada su madre le suplicó en su muerte que siguiera ese azul; ese hermoso cielo en su mirada. El destino dicho en sus predicciones. No un humano cualquiera podría estar a su lado, no. Todo en Louis era especial, diferente. A Harry le constaba que era así y se dió cuenta en cuanto sus ojos se miraron fijamente.

Cuando su piel se erizó al verlo. Cuando se tocaron y se expresaron diferentes circunstancias y motivos. Cuando los corazones se detenían. Cada ocasión le confirmaba aún más lo que su madre sabía.

Quizás, ella tenía la respuesta.

Haciendo silencio para no despertar a Louis, Harry fue hasta su mesa de noche, sacando de esta el pergamino de su madre y regresó a sentarse. Leyó aquellas líneas de tinta vieja hasta que llegó a una a la cuál no le había tomado tanto en cuenta, siendo que iba de una en una.

No se iba a detener, pero al pasar su vista encima de esta, le pareció curioso.

Diciembre, 1964.

"De simple naturaleza, un ser opuesto a los míos; ajeno a mi mundo, sin camino; un ser excepcional de heridas y afición se alzará poderoso."

―¿Un ser opuesto a los míos...?―meditó un segundo. Para ese punto realmente se orillaba a creer en que muchas de las predicciones de su madre se trataban de él y de Louis. Pero por más que lo pensaba, más confundido se quedaba―. ¿Opuesto...?

Cazadores.

Pegando un brinco que le tiró el whisky en su ropa, Harry lanzó el vaso y el pergamino a la silla, yéndose directo hasta su closet. Muchas pertenencias no poseía de su abuelo; Gabriel no consideraba placentero guardar sus cosas terrenales, aún más si le recordaban su extinta humanidad. Lo que sí, es que de entre todas sus vivencias y aprendizajes, escribió diarios importantes que hablaban fácilmente de la respuesta que Harry necesitaba.

En estos diarios, Gabriel plasmó todo lo que aprendió al volverse vampiro. Había cientos de capítulos dedicados a un solo poder en específico; la formación de los clanes; los orígenes en una biografía de él; su religión y uno que otro conocimiento extra que le pareciera interesante. Harry en sus tiempos de aburrimiento los leía; principalmente el tema de los poderes al ser una búsqueda de comprender a su madre. Recordaba alguna vez haber visto un pasaje referente a los cazadores, pero no era tan claro. Pensaba que releyendo resolvería todas sus dudas.

Una vez que sacó sus viejas pertenencias del fondo del clóset y encontró los diarios, tomó el que hablaba sobre su especie y se fue en automático a su silla, quitando todo lo que le estorbaba antes. Cruzándose de una pierna se puso a buscar entre cada página en una lectura rápida hasta poder encontrar la información que buscaba. Bingo.

"Cazadores de Sangre Real del ángel Rafael."

"1660.

En el tiempo que llevo habitando en esta tierra caótica, hasta esta fecha de la cosecha de Holmes Chapel, jamás me había topado con algún impedimento. Cain junto a su Clan encontraron los vestigios de una parte de su congregación hecha añicos al haberlos mandado al norte para recoger más almas en desgracia.

A lo que pudieron identificar, un hombre los había matado a todos con flechas creadas de un material desconocido; que al tocarlo, causaba verdadero daño. Las heridas no sanaban y extendía un ardor inusual por todo el cuerpo. Desconocemos quien sea, pero no se trata de Cormac."

"1665.

Por primera vez he tenido contacto con uno de los cazadores de la guardia del Angel Rafael. Apenas pude escapar junto a mi hijo para poder volver con el Clan. Edevane tenía razón al decir lo peligrosos que eran.

Estuve vigilándolos entre las sombras del pueblo y cada vez veo muchos más. Su líder, Barthalome, parece ser el único junto a su descendencia en ser capaces de fabricar aquellas armas. He visto reclutan jóvenes del pueblo para incitarlos a cazarnos con las lanzas y flechas que fabrican de Plata Real.

Por lo que he visto solo ellos son fuertes. Todos humanos, pero la sangre de ellos es la única poderosa".

"1678.

Tuve una conversación con Lilith sobre los cazadores; no esperaría que ella se dignara a hablarme al respecto, pero con el tema de Cormac se vio en la necesidad. Al parecer una generación atrás del nuevo líder de los cazadores; Villin asesinó a la familia de Barthalome, masacrandola completamente. Lleno de furia, el hombre terminó por hacer un pacto con un ser ajeno a lo que él creía que era pero resultó ser un ex amante de la Diosa. Gracias a los impulsos de Cormac, el nombrado "Rafael" bendijo únicamente el linaje de ese hombre para darles el poder de destruirnos.

No fue tan generoso como nosotros, pero les otorgó el poder de la regeneración rápida y la habilidad de forjar armas especiales con una plata que solo él podía entregarles.
Necesito saber más al respecto".

"1692.

Por lo que he descubierto de los Cazadores de Sangre real, como el nuevo líder ordenó llamarlos, no pueden morir como convencionalmente un humano lo hace. He visto como los atraviesan espadas e incluso verlos caer de picos altos, pero nada les sucede. Sin embargo, hoy pude ser testigo de una pelea entre aquella familia. Barthalome había dejado impuesto a su hijo mayor como líder; pero esta noche en una de mis vigilias pude ver al menor de los Siora asesinarlo para quedarse con el mando.

Pensé que no le sucedería nada, pero luego de ver cómo sangraba por la boca al ser apuñalado con una daga en el corazón de las armas que ellos mismos forjan, comprendí que solo entre ellos podían asesinarse. Más bien, entre ellos y nosotros. Solo las razas puras podríamos lastimarnos.

El Diablo no es del todo inteligente."

Harry cerró el libro de golpe. Su madre en acertijos se lo contó; en el aroma de esa sangre especial de angel que Rafael los bendijo lo sospecho; pero el verlo regenerarse le mostró la verdad. Louis era descendiente de cazadores. Pertenecía a la familia Siora, al linaje de los Cazadores de Sangre Real. El mismo joven que llevaba una vida de descontrol; el mismo que dormía en ese preciso momento en sábanas de seda que se negaba en un principio a que eso sucedería.

Ironías de la vida, su destino era un Siora.

Era curioso para Harry. Llevaba siglos conociendo a la familia Siora; pocos años congeniando por simples negocios gracias a Barthalome segundo y a su padre -después de la muerte del asesino de su madre- pero vaya que se relacionaban. No era una familia normal de millonarios en un pueblo; más bien, se creían los allegados a Dios. Unos pastores responsables de lavarles el cerebro a todos los habitantes para que crean en ellos cada domingo en la parroquia de su propiedad.

Para su buena o mala suerte, Harry hasta ese momento solo había tenido contacto directo con Barthalome y su sobrina, Irán; al resto solo de vista. Lo que sí, es que pudo notar que todos parecían copias exactas del patriarca de su congregación. Personas poderosas de semblante fuerte, capaces de todo lo que se proponen y sin ninguna pizca de temor. Louis era fuerte, pero vaya que su estabilidad emocional estaba por los suelos. Del miedo ni hablar. Literalmente, solo compartía esos hermosos ojos azules.

Harry bajó el diario de su abuelo, dejándolo en su regazo. Cruzando una pierna y recargándose en el respaldo de la silla, observó a Louis en silencio. Era de tarde ya, el sol apenas y le llegaría a su lugar; y aun así, alcanzaba a darle en la espalda al joven durmiente. Ese rayo dorado que traspasaba los caros vidrios de esa mansión de cortinas gruesas, iluminaban el cabello de Louis. Llevaba horas durmiendo y su cuerpo poco a poco se tensaba por encontrarse en esa misma posición, por lo que inconscientemente soltó un quejido al apretar sus facciones y cambiar de postura.

Louis dormía sin preocupaciones, más bien experimentando un alivio que no había sentido en mucho tiempo. Un mes lleno de estrés se disipó en un sueño profundo que compensaba todas las noches de insomnio desde que llegó a Sombervale hasta la anterior. En esa celda, apenas lograba dormir dos o tres horas, siempre alerta ante el temor constante de que algo pudiera ocurrir si bajaba la guardia, o incluso al despertar y encontrarse con Harry observándolo.

Justamente como en ese momento. De haber estado despierto, posiblemente habría sentido cierto temor por ello. Seguía sin agradarle, pero Harry tenía todo el tiempo del mundo. Estaba dispuesto a meditar y cuidar de él, tal como lo hacía desde esa silla. A pesar de que a Louis no le gustara la idea, para Harry era un placer vigilar su sueño, especialmente ahora que conocía su verdad.

Que fuera cazador, lo hacía más interesante. Con razón era tan atrayente.

"Esto es lo que te sucederá".

Louis se levantó de golpe, pegando un grito de terror en cuanto sintió que algo lo atrapó entre sueños. El pecho le subía y le bajaba en claro pánico después de la pesadilla que le revivió su nuevo trauma con aquella lunática que jugó con su mente.

La viva imagen de esos ojos sumergidos en locura y la forma en la que a esa mujer se le cambió el rostro para colocar el suyo; luego de haber soñado con su madre antes, terminó por volverse en una tortura donde él era la pobre alma en desgracia que desmembraban sin piedad para beberse su sangre como vil té en una tarde.

Se pasó ambas manos por su cabeza para asegurarse que estuviera completo, girando de paso en clara confusión al encontrarse en una habitación cavernosa. Muchos recuerdos no le venían a la mente, pero era claro que él no pudo llegar por su propia cuenta hasta esas sábanas de seda que, entre más palpaba ansioso, menos se explicaba. Aunque bueno, posiblemente al suponer dónde se encontraba, pensaría en el vampiro que lo aprisionó.

Cuando sus manos llegaron a tocar entre la oscuridad su cuerpo, terminando sobre su pecho, recordó el porqué le dolía hasta la espalda. No por todo ese día y medio que durmió, no. El traer de vuelta a su mente el haber intentado cometer suicidio frente a su captor y el resto de miembros de esa casucha del terror, como pensó llamarla, en reacción sus huesos y su piel sintieron nuevamente ese impacto, dándole escalofríos instantenos.

En verdad confío en que aquella decisión había sido la correcta, pero su mente lo engañó. ¿Qué se creyó que funcionaria? Su desesperación por querer huir antes de que esa loca lo tocará le ganó. Ahora, en su lugar, le dejó un vacío tan nauseabundo, que se dió asco. Jamás podía hacer nada bien al parecer.

Decepcionado, se echó nuevamente hacia atrás, cubriéndose el rostro con sus manos al quedarse sobre la almohada de plumas.

―¿Dormiste bien?

Esa voz.

Luego de haber dormido tantas horas, aunque la ansiedad fuera su principal motivo por el cual se intentó quitar la vida; ahora, descansado, podía actuar con mayor tranquilidad de la que anteriormente le había expresado al vampiro.

Lentamente, Louis elevó su cuerpo, terminando con sus brazos en el colchón para apoyar su peso en estos. Apretaba un poco sus ojos en la oscuridad, tratando de vislumbrar cualquier rastro de esa voz gruesa que de algún lado salió. No fue hasta que pudo ver un movimiento entre la orilla de la cama que la rodeaba, que pudo sentir el aire escapándosele de repente.

Harry había permanecido ahí la tarde entera y todavía parte de la noche, todo con el claro motivo de velar por la seguridad del cazador que tanto perturbó sus pensamientos. Eran pasadas las dos de la mañana, justo minutos atrás Zayn había ido a tocarle la puerta para saber cómo se encontraba después de lo sucedido con Louis.

Zayn no quiso de primeras ir a visitarlo. Creyó fielmente que el humano había fallecido, por lo que supuso, que Harry estaría destrozado. Le dió su espacio y no vio conveniente interrumpirlo. De por sí ya se cargaba una culpa inmensa al no haberse interpuesto entre Gemma y Louis. Luego ya encontrarse con un problema mucho mayor al tener esposado a Liam en su cama mientras lo mantenía bajo un control mental para que durmiera; no era para nada correcto que hiciera cualquier movimiento sin pensarlo.

Aún así, fuera de todos los problemas que se cargaban ambos, no podían dejar de lado sus responsabilidades en esa casa. Por orden de Desmond, Zayn tuvo que ir a preguntarle a Harry si asistiría a la caminata de guardia esa noche, aprovechando de paso eso para preguntarle cómo estaba.

Harry declinó la oferta por esa ocasión, limitándose únicamente a decirle a Zayn que cuidaba el estado de salud de Louis. Habiendo descubierto que era un cazador, no era momento de revelarlo. Él era la primera persona que lo sabía ahí, aparte de su madre al parecer. Confiaba plenamente en su amigo, pero las paredes hablaban y no se arriesgaría que otra cosa le sucediera a su mayor posesión.

No por nada lo cuidaba con cierto control. Fuera de lo problemático que era y que lo metía en cada cuestión, su instinto de protección lo obligaba siempre a estar detrás de él. Aún no era su esclavo, por lo que no comprendía tanto apego por su parte. No negaría que le gustaba, pero le era extraño.

Con nadie más había pasado horas enteras en vela. Louis era el primero por el cual se preocupaba al escucharlo quejarse entre sueños. Después de veinte años era capaz de sentir empatía por otro humano; no más odio, no más asco; ni una muerte. Lo que era peor para su personalidad explosiva.

Louis lo calmaba, lo relajaba. Hasta lo controlaba. Fuera de que se deprimiera al sentir sus emociones con tanta fuerza, su corazón le anunciaba acercamientos sobreprotectores tan peculiares, que no era de extrañar que en cuanto escuchó su grito, se angustiará de inmediato y se pusiera de pie para asegurarse que estuviera bien.

Algo molesto quizás por haber intentado quitarse la vida, pero al menos se preocupaba por él.

Al llegar Harry a una de las esquinas de la base de la cama, Louis sintió como se le contrajo el estómago. Le preguntaba si durmió bien, en su cama y vivo.

Principalmente vivo.

<<Mierda.>>

―Bien, gracias―balbuceó Louis, relamiéndose los labios. Estaban secos; nervioso―. ¿Tu...?

―Sí, te traje a mi habitación luego de dispararte.

Su respuesta la cargó con cierto coraje. No directamente hacia él, para nada. En realidad, era más a ese arrollador sentimiento que lo martillo gran parte de ese día y medio dónde supo que Louis solo buscaba una salida fácil. Una que le era imposible de conseguir y él lo sentía en su corazón.

Le molestaba, le irritaba y solo quería mostrarle a Louis que ese mismo daño que se provocaba, también se lo hacía a él. No le parecía justo.

Pero tampoco para Louis.

Era poco decir lo confuso que fue para Louis el haber recibido esa respuesta por parte suya. Después de todo, ya no le era tan normal ver al vampiro molesto por lo que hacía. Aún lo mantenía alerta por lo peligroso que percibía que era, dejándolo ansioso. Para acabarla, luego de no haber cumplido su meta, aquella mutación de la cual trataba de mantener discreta, al final se la terminó mostrando sin querer.

Removiendose en esa cama ajena, Louis se sentó finalmente, dejando sus manos entrelazadas en su regazo.

Estaba oscuro, demasiado. Hacía horas que la luna no entraba por la ventana gracias a los inmensos árboles que impedían su paso entre los cristales. Apenas y podía distinguir la silueta de Harry al estar apoyado en esa madera tallada, cruzado de brazos. Su rostro no le era claro, pero vaya que un nudo en su estómago y un presentimiento le podían decir que no estaba de muy buen humor.

―¿Por qué... por qué quisiste traerme aquí?―fue lo único que su voz tumultuosa pudo decir de primeras―. ¿No era más fácil dejarme morir ahí?

―No soy estúpido, Louis―contestó Harry de inmediato―. Bien sabes que no puedes morir. ¿Crees que fingiendo que no estoy enterado de tu condición hará algo diferente? ―Siguió en evidente molestia―. Además, no iba a dejarte a tu suerte ahí.

―¿Y por qué no? Quizás eso hubiera servido para mandarme de una vez con los muertos.

Si que era complicado y testarudo.

―Louis, déjate de cosas―dijo Harry, apartándose de su sitio para irse a sentar a la orilla de la cama, apenas unos centímetros lejos de Louis―. Actúas como si tu pecho no se hubiera regenerado así como así, ¿Qué creías al haberme ocultado eso?

Aunque Harry no meditó correctamente su acción, el haberse sentado en la cama fue un tipo de shock para Louis. Era su habitación, sí, pero ya llevaba varias veces que rompía su propia regla para mantenerlo tranquilo. Ya no le interesaba demasiado darle espacio; y curiosamente era la única forma que encontraba para poder acercarse más a él y no lo rechazará.

Le intimidaba esa repentina voz hostil por su parte. No esperaría que al vampiro le importará y mucho menos que sintiera algún tipo de preocupación. Si tan solo hubiera visto la desesperación en su rostro al cargarlo y dejarlo ahí, quizás habría sido otra cuestión.

-Yo no te oculte nada-respondió-. Tampoco es como si tuviera la confianza de decirte que tengo una condición médica que hace que no me pueda morir.

-¿Entonces por qué tienes tantas heridas en tus muñecas? ¿Y ese disparo? -cuestionó Harry exasperado. No quería disgustarse con el chico, pero realmente le enojaba el deseo constante de muerte que lo seguía detrás-. Si no puedes morir ¿Por qué siempre quieres seguir intentandolo?

-Porque no quiero vivir, así de simple-respondió sin dudarlo-. ¿Por qué quisiera vivir en un mundo donde no está la única persona que amo? ¿Por qué debería tener la intensión de querer vivir si pasaré mis días en miseria amarrado a tu lado?

Harry se removió incómodo en su asiento, posando su mirada en el jóven delicado con voz átona. Louis era sincero con lo que decía, principalmente porque aún no se sentía del todo bien como para resignarse a qué esa sería su nueva vida. Vivir entre vampiros no era algo que pensará alguna vez. Harry sólo pensó en el hombre que intentó protegerlo, Louis en Johanna.

Bajando la cabeza con una pesadez en su cuerpo, Louis suspiró. Aunque estuviera en sábanas finas y en cierta parte se sintiera protegido al estar lejos de los demás; en verdad hubiera deseado morir.

-¿Hablas de tu prometido? ¿Por eso no quieres estar a mí lado?

Louis alzó la vista nuevamente, pudiendo ver mejor la silueta de Harry en el colchón. La tenue luz de la luna que entraba por la ventana, con el movimiento de los árboles afuera por el viento, finalmente dejaba que está entrara y terminará en el vampiro. Veía solo la mitad de su rostro en claridad, pero fácil habría detectado esos ojos tristes y ceño fruncido. Negó lentamente con la cabeza.

-Sinceramente, no tengo prometido-respondió-. Hablaba principalmente de mí madre.

Mencionar a Johanna siempre era un tema difícil y complicado para él. Una cuestión que jamás cerraría en esa herida de un niño desprotegido que necesitó a su padre y aún así le falló. A ese día aún no perdonaba el hecho de que su padre le arrebatará la posibilidad de despedirse de ella.

Esa depresión se le atoró en la garganta, doliendole el tragar la saliva. Quería hacerse pequeño en esa inmensa cama; desaparecer o simplemente ser consolador por ella. Le era extraño tener esa confianza inesperada en el vampiro para hablarle de algo tan íntimo como su madre. Ese tema jamás lo tocó correctamente con su padre, y ya que Harry conociera el verdadero motivo por el cual prefería morir, era complicado.

Sí, estar con él también era una razón, pero Johanna le seguiría siempre.

Con aquel sentimiento desolador en su boca, Louis atrajó sus piernas hacia su pecho, abrazandolas de tal forma que pudo recargar su barbilla en las rodillas, todavía cubierto por la sábana y los ojos del vampiro encima suyo.

No debería admitirlo, menos si sentía por su cuerpo como cientos de choques eléctricos ese mismo sentimiento de tristeza que le regalaba; pero para Harry vaya que era un alivio la confirmación de que, aquel hombre que creía Zayn mantenía como prisionero, no era su prometido. Tampoco era como si fuese a decírselo. Aún así, le servía de consuelo; no se explicaba porque, jamás había sentido algo así, pero lo animaba un poco.

-He intentado reunirme con ella desde que tengo doce años-admitió Louis, sin siquiera entender por qué hablaba, pero sacó de sus pensamientos a Harry-. Ella era la única que se preocupaba verdaderamente por mí. Temía que pudiera hacerme daño o algo por el estilo aunque no pudiera morir por mí condición, pero al final la única que falleció fue ella.

No quería llorar, ni siquiera un poco. Harry no era la persona correcta para hacerlo. Era su captor, el hombre que le arrebató todo lo que conocía, pero ahí estaba. Terminando llorando por su madre y demostrándole debilidad cuando no debería. Pero sentía que tenía que sacarlo.

Al ver las lágrimas que empezaban a correrle por las mejillas y con la presión en su pecho al conectar con la depresión de su hermoso corazón, Harry se perdió por un instante. Un escalofrío le corrió por el cuerpo, removiendolo en su lugar. Le costaba estar cerca de Louis cuando se sentía afligido; le contagiaba su estado de ánimo y lo volvía vulnerable.

Aunque Louis lo sintiera como un simple enemigo, Harry agradeció la confianza que le dió al compartirle parte de su vida. Estaba claro que Louis desconocía su linaje, lo notaba al escucharlo hablar; y aún así, aunque no fueran de la misma clase, ambos compartían sus problemas.

En las lágrimas que no podía contener Louis, sin querer que Harry lo mirará, ocultó su rostro en sus rodillas, aspirando la angustia de recordarla. De esa manera, al ver al humano consumirse de esa manera, Harry ignoró las señales de lejanía que Louis le proporcionaba y se levantó de su lugar, yéndose a sentar ahora al lado de él, a un costado de sus piernas.

Louis al sentir el hundimiento en la cama, alzó la vista hasta Harry, pudiendo encontrarse con un brillo peculiar en esa mirada de pena que le regalaba. En ese instante, entre esa expresión melancólica que le regalaba al vampiro, tragó. Le inquietaba demasiado todo lo que envolvía a Harry, luego sintiéndose con el derecho de acercarse, lo mortificaba más.

Harry lo sabía, pero aún así, optó por arriesgarse. Todo o nada con él.

No debería pensarlo, ni considerarlo, pero creyó correcto hacer algo que siempre necesitó le expresarán cuando su madre falleció. Comprensión.

De esa manera, alejando cualquier duda, no lo pensó y llevó su mano a la mejilla de Louis, limpiando sutilmente sus lágrimas con la yema de su pulgar. Louis ni siquiera pudo parpadear a su tacto. Es más, pudo desmoronarse más al sentir esa piel cálida y suave de él. Electrificante.

-Mi madre falleció hace veinte años. Me alejé de ella un tiempo porque me pidió salir al mundo, y justo el día en que decidí volver...un cazador la asesinó en mis brazos.

Harry tampoco mencionaba a su madre, pero queriendo ganarse la confianza de Louis, terminó por abrirse. Le dolía demasiado recordar el cuerpo que se desvanecía lentamente en sus brazos. El frío que lo gobernó y la impotencia de no haber podido salvarla. Anne siempre supo que ese día sucedería, y aún así, en la perspectiva de Harry, jamás le importó que él tuviera que vivir eso. Le destruyó la poca estabilidad que había obtenido en esa vida mundana rodeada de libertinaje cuando viajaba. Quebró su cordura y lo volvió un ser despreciable.

Por muchos años detesto a la humanidad. Quería asesinar a cada uno de los Siora por haberse atrevido Alexander a matar a la única mujer que ha amado. Aborrecía cualquier contacto con ellos.

Hasta que llegó Louis.

Era un cazador y él no lo sabía. Poseía esos ojos característicos de ellos; la fortaleza. Su porte, hasta su belleza. Pero él sí tenía humanidad.

-Luego de que mi madre falleciera, decidí mandar todo al diablo-dijo Harry, apartando la mano de Louis para sentarse de lado y verlo, con ambas en su regazo-. Ella no quería que me relacionará en los negocios de mi padre, era una mujer maravillosa-exhaló-. Nada más la perdí, alejé todo lo que fui antes y me uní con mi padre para ser negociador.

Louis escuchó atento cada palabra que el vampiro le confesó. No esperaba que Harry tuviera tanto trasfondo para encontrarse en una situación así. No lo asimiló de primeras, pero al final, compartían algo.

Harry se alejó de Louis para forjarse un pequeño caparazón. Hablar de Anne costaba demasiado. Louis lo notó, y aunque difícilmente se sentía tranquilo ahí, no despreciaría el trato humano que él le proporcionó al confesarselo.

Así, temeroso de lo que hacía, Louis se inclinó un poco y colocó su mano en la de Harry, apretando ligeramente. Quería que se sintiera escuchado, justo como él siempre deseó.

Harry lo mantenía en constante modo de supervivencia, pero entendía lo que era perder a una madre. Nadie debía sufrir algo así.

-No me sucedió lo mismo que a ti, pero una enfermedad me la arrebató. También tuve que verme en la obligación de cambiar, solo que en mi caso yo fui un niño-dijo Louis, apretando una vez más la mano cálida del vampiro-. No es fácil de decirlo, pero al menos pudiste despedirte de ella. Yo no pude ni siquiera mirarla, me arrebataron la posibilidad de despedirme.

Harry escuchó atento a esa voz trémula que se le formaba a Louis. Entendía las palabras que le decía, incluso le sorprendió su acercamiento, pero aún así notaba lo difícil que era para él al no poder ocultar el quiebre de su timbre.

-Fue doloroso verla morir, aún más porque ella lo sabía-el estómago de Louis se contrajo al escucharlo.

-Mi madre también lo sabía...

Ahí fue el silencio.

No era sencillo de asimilar las diferencias y las coincidencias de las matriarcas de ambos. Una era humana y la otra vampiro. Sus mundos y sus circunstancias no coincidían para nada. Lo que sí, es que ambas tuvieron claro que el final estaba ahí y nada resolvería el vacío que les dejaría a sus hijos en sus vidas a partir de verlas marchar.

Quizás por eso se comprendieron un segundo. Posiblemente por eso las miradas de ambos conectaron al verse a los ojos en ese sentimiento que los envolvió al estar Louis apretando su mano. Quizás, solo quizás, por eso Louis olvidó que él era un vampiro y acepto su trato. Quizás por eso no pensó en la muerte de Liam, en Max. En Johanna.

También por eso Harry pudo conectar sin siquiera intentarlo, al vivo recuerdo latente en la mente de Louis sobre su madre.

Harey le prometió no volver a utilizar sus poderes con él. Louis no lo quería. Sin embargo, fue difícil después de estar tomados de la mano. Con esa delicadeza en la que lo tomaba, Harry pudo ver el rostro emergente de su madre en su cabeza, y vaya que era igual de hermosa que él. Sintió la depresión, el vacío, pero también el amor incondicional que le tenía. La extrañaba.

Louis no pudo tener algo parecido. No obstante, sin saberlo y comprender cómo todavía; oyó una voz en su interior que le dijo "Estarás bien" con el mismo timbre del vampiro de ojos tristones frente suyo.

Harry no se volvió a meter a su mente, pero sí lo pensó, y sin estar consciente, Louis lo escuchó. Se conectaron.

El tiempo fue relativo para ambos. Ninguno lo sintió, pero voló sin cuidado entre sus dedos, y no fue hasta que Harry quiso entrelazar sus dedos que Louis espabilo, retirando su mano lentamente, terminando en verlo con ligera extrañeza.

No entendió que sucedió, pero lo perturbó. Tal cual como un ciervo al mínimo movimiento.

Harry al notar nuevamente su nerviosismo, prefirió mantener la distancia, poniéndose de pie de un brinco, casi tropezandose. Cruzó de más la línea.

-Creo, creo que te dejaré descansar-tartamudeó ansioso. Las manos le sudaron tanto que tuvo que limpiarse en su pantalón-. Estaré en mi oficina, nadie te molestará en esta ocasión, ¿De acuerdo?

Louis asintió en silencio. La reacción nerviosa del vampiro no le pasó desapercibido. Mientras él apretó sus labios en temor a sus acciones, Harry temió por lo que sintió.

De esa manera, sin saber cómo actuar en el silencio de ambos. Harry se despidió y prefirió irse derecho hasta la puerta.

-Harry-el llamado de Louis detrás suyo lo hizo detenerse al abrir la puerta, viéndolo con la ceja arqueada-. Por favor, mantén en secreto lo de mi mutación. No...no quiero que nadie más lo sepa.

No era sencillo para Louis pedir algo así, menos después de la inquietud en la que lo envolvió y le habló hostil respecto a su poca probabilidad de muerte. Sin embargo, luego de haber expuesto las heridas y las razones, no queriendo admitirlo, confío en él. Se abrió como con nadie más lo había hecho y eso era nuevo; pero aun asi, no deseaba que nadie aparte de él lo supieran.

Harry se sorprendió por la petición del humano, pero lo entendía. Por lo que, queriendo se relajara, no dudo en responderle con un leve asentimiento y una corta sonrisa. Aunque no pronunció palabra alguna, Louis sintió un alivio tan relajante, que hasta Harry lo percibió.

-Gracias, Harry.

Louis no comprendía del todo por qué agradecía, pero se sintió obligado a hacerlo. Era inusual que alguien mostrará empatía o incluso un atisbo de amabilidad hacia él. Tal vez por eso se sorprendió tanto al notar esa cualidad en su captor. No obstante, en el momento en que sus manos se tocaron, tanto él como Harry parecieron necesitar esa conversación para sanar, al menos en cierta medida, sus heridas. La inesperada confianza con la que compartieron sus verdades no encajaba del todo para él, ni tampoco el motivo por el que Harry fue amable.

Y si para Louis fue una necesidad expresarle su agradecimiento, para Harry fue un alivio tan grande que no pudo evitar sonreírle antes de salir de la habitación.

Ninguno planeó tal cercanía; tal repentino choque. Pero fue especial.

El silencio nunca le ha parecido algo del todo placentero. Sí, era relajante, pero cuando tenías cientos de cosas en la cabeza, tampoco era del todo bien estar hablando con estas. Jamás son buenos consejeros.

Luego de que Harry se marchará, Louis se quedó en completa soledad en esa recámara. No era de extrañar, el vampiro decidió darle nuevamente su espacio, a pesar de que fuera su habitación. Fue un detalle que agradeció para sus nervios; no habría soportado volver a tenerlo cerca por lo asfixiante que se volvía y ya no encontraba razón de porqué.

Más bien, muchas de las cuestiones con Harry no las entendía. Era su captor, sí, pero tampoco era normal tanta empatía y comprensión de su parte. Ya no sabía si debía temer, aunque seguía sin confiar. En especial al recordar constantemente en su soledad la muerte de su amigo y posiblemente su perro. No era un hecho, pero recordando las llamas de esa casa al consumirse y de que Liam estaba inconsciente cuando lo abandonó, se inclinaba a pensar que era así.

Estando solo en esa habitación y siendo que durmió tantas horas, le dejó cabeza para pensar en el tumulto que le llenaba el cerebro. De hecho, tardó en percatarse que no estaba esposado. Lo cual era raro considerando su prematuro intento de escape. Harry decidió no hacerlo por su tranquilidad; y por ello, confundía aún más a Louis. Tantas atenciones, tanto tacto. Se preguntaba qué le sucedía a ese hombre.

Porque sí, luego de su conversación, Harry ya no era un vampiro. Lo pensó como un hombre semejante a él. Alguien con sentimientos, alguien empático. Alguien que perdió el mismo corazón que él.

Sin esperarlo, las muertes de sus madres los unieron, y con ello, fue más un descontrol en sus cabezas que cualquier conexión que quisieran establecer. Uno no sabía ni qué decir y el otro ni en qué pensar.

Justo como en ese instante. Louis estaba perdido en su cabeza, no había un camino claro pero todos los puntos se conectaban a dos cuestiones. Harry y su vida. No sabía qué hora era, pero la luna continuaba en el cielo despejado. Luego de haber dormido tantas horas, poseía nulo sueño, y sin tener qué hacer, terminó optando por jalar uno de los sillones de Harry hasta la ventana para quedarse a esperar el amanecer.

Se sentó abrazando sus piernas, tapado únicamente por una de las sábanas de Harry. Armó un caparazón cálido en esa seda, cubriéndose hasta la cabeza mientras observaba el movimiento de los árboles por el viento. En ocasiones veía gatos rondar entre estos, pero ruido no había.

-Cuanto daría por un chocolate caliente en estos momentos-susurró, haciendo un puchero.

Luego de haber dormido durante un día y medio, siendo que desde que huyó no había comido nada, el hueco en su estómago se hacía presente. Le dolía la cabeza y las náuseas del vacío le disgustaban. En verdad ya se había acostumbrado a ser alimentado por Harry.

En eso, entre que pensaba en el vampiro y en lo qué daría por algo de comer, lo que fuese; un extraño ruido proveniente de la puerta lo instó a girarse, dejando caer la sábana por su nuca.

Se mantuvo fijo, únicamente alerta de cualquier movimiento por parte de quién fuese. Lentamente alcanzó a ver cómo la puerta se abrió, dejando ver unos dedos diminutos entre el espacio que se hacía. Pero cuando finalmente se abrió y la persona que entró cerró la puerta, el mundo de Louis se desmoronó en un pestañeo.

Más bien, pudo sentir morir de verdad en ese preciso instante.

Ahí, de pie con un hermoso vestido hasta las rodillas con su cabello largo castaño, tal cual como se vestía al ir a la iglesia con él cada domingo, Johanna lo veía con una enorme sonrisa. La vida le resplandecía tanto a su beneficio, que poco creería que esa mujer se desvaneció en los huesos gracias a la leucemia que le arrebató su vida hacia más de una década.

Su piel idéntica a la suya, brillante, tan fina y delgada que lucía un hermoso color carmín en sus mejillas por una felicidad inmensa al ver a su pequeño, a su corazón. Luego esas estelas de sol que lo veían; no podía creerlo.

En verdad no lo hacía, era imposible.

Con ese pensamiento en la mente, Louis se levantó alarmado del sillón, llevándose ambas manos a la boca. De no hacerlo, creía que se le caería la mandíbula; porque ya su corazón ese sí ya se había quedado en el suelo.

-Louis, cariño, te ves hermoso-habló Johanna, imitando su acción, solo que aguantando las lágrimas-. Jamás pensé verte tan grande, no lo puedo creer.

<<No, no puede ser verdad. Esto debe ser una jodida broma. ¡Ella está muerta!>>

-Tu no puedes ser mi mamá, ella falleció hace 16 años-se le desgarró la voz al siquiera pensar en ella-. T-tu no eres mí madre, no puede ser.

El corazón de Louis iba a mil por hora; sentía que hasta las piernas se le esfumarían en ese instante. ¿Era acaso una ilusión? ¿Una alucinación en su desesperación como cuando estuvo en esa celda? ¿Gemma acaso lo volvía a engañar para causarle daño? No confiaba en esa presencia.

-Cariño, soy tu madre ¿Cómo puedes dudar de mí?

-¡Porque mi madre está muerta!-levantó la voz, rompiendo finalmente en llanto. Eran tantas emociones, tanto dolor y heridas abiertas-. No... no puedes ser ella, es una trampa.

Al ver el llanto de su hijo volverse asfixiante en la forma en la que cogía aire para no desmayarse en la emoción de no saber qué sucedía, Johanna avanzó hasta él, elevando sus manos de cierta forma que pudiera expresarle tranquilidad. Pero cuando llegó a unos pasos de Louis, este retrocedió de inmediato, apretando sus labios con fuerza.

-Mi amor, por favor, soy yo-habló con un tono trémulo, buscando querer tomar a su hijo entre brazos, pero él se volvió a apartar, dejando caer la sábana al suelo al hacerse a un lado-. Me duele que actues asi conmigo, Louis.

-¿Cómo quieres que actúe después de tantos años? ¡No eres real!

-Soy real, mi amor, te lo juro-Johanna ahogó con sollozo-. No soy producto de tu imaginación, te lo j-

-Pruébalo-Louis cortó la conversación, a pesar de que sentía un nudo en la garganta, a punto de estallar en lágrimas-. Dime una sola cosa que mi madre sabría, y te creeré.

En la lejanía que Louis marcó para ambos, se mantuvo en todo momento alerta. A pesar de sentir las piernas flaquear y el corazón en la garganta, no bajaría la guardia. Se ahogaba en sus lágrimas, pero eso no evitaría que huyera en cualquier señal de alerta. Aun así, solo necesitaba una sola prueba para creerle, nada más.

Johanna al ver la inquietud en la piel con sus vellos erizados, mezclado con esa angustia en el timbre, solo le quedó limpiarse el río que le corría por las mejillas, sorbiendo.

-¿Recuerdas la vez que tu padre te descubrió cantando a David Bowie?-habló Johanna, marcando su voz entrecortada-. Acababas de escuchar Rebel Rebel en la radio cuando cenabamos. A ti te gusto tanto que te la aprendiste de inmediato y no dejabas de cantar ni de bailar-ante aquel recuerdo, una leve curva se formó en sus comisuras-. Tu padre se enojó tanto contigo que te quitó el radio, y para que no te sintieras mal lo escuchábamos en mi auto cada mañana al ir a la escuela.

En cuanto Johanna terminó de hablar, finalmente las piernas le fallaron, cayendo de lado en el suelo. El choque emocional en ese momento fue tan grande, que las palabras no le habrían bastado. Escucho un vidrio romperse; el de su corazón. Su cabeza también pudo explotar de no haberse mantenido en un hilo de cordura, apenas consciente de lo que estaba sucediendo. Lágrimas le rodaban por las mejillas; mantenía la boca entreabierta y el alma se le escapaba en el hueco de sus labios. Esa mujer, esa hermosa y especial mujer, era su madre. Solo Johanna habría sabido eso.

La veía desde el suelo, tal cual como un ángel. Debía ser su fantasma, un ser de luz que solo bajo a consolarlo. Su misma guerra vivida.

Johanna se agacho con gracia hasta quedar sentada frente a su hijo, dándole una sonrisa triste. Sus ojos hinchados decoraban esa expresión, pero el temblar de sus manos al tomar el rostro de su hijo para verlo a ese hermoso cielo que se nublaba, empeoraba la situación. Louis gesticulaba claros gestos de agonía en sus delicadas palmas al tomarlo; apretaba los labios para no gemir del dolor en ese corazón roto que lo apuñalaba dentro. La respiración se le iba y realmente no creía ser capaz de sobrevivir esa noche.

-Mamá, mamá-balbuceó Louis, llevando ahora sus manos al rostro de su madre, acariciandola con las yemas de sus dedos-, eres tú, en verdad eres tú.

-Sí mi amor. Tranquilo-dijo apartando un mechón de la frente de su hijo-. Mamá está aquí para ti.

-P-pero, ¿cómo?-tragó la saliva que se le acumulo-¿cómo es que estás aquí?

-Vengo del dolor que sientes, corazón-respondió Johanna, limpiando las lágrimas que le volvían a brotar-. Perdoname por no haber podido estar contigo antes, no fue mi intención marcharme de tu vida de esa manera.

Louis sorbió, negando con su cabeza. En un movimiento un tanto brusco, se tallo también sus ojos, terminando en darle una débil curva en sus labios.

-Está bien, sé que no estuvo en tus manos-habló Louis, entrecortado-. Lo único que en verdad me duele, fue no haber podido despedirme de ti esa noche. Odie tanto a mi padre por haberme negado esa posibilidad, mamá. No volví a sentirme bien después de ti.

-Lo sé, mi amor. Lo siento en mi corazón-dijo, llevándose la mano al pecho-. Aunque no lo creas, siento cada parte de ti. Cuando lloras, quiero hacerlo también. Si quieres desaparecer, me destruyes.

Louis al escuchar aquellas palabras, arqueo una ceja. Aparte de causarle un golpe agudo en el estómago, fue casi como un dejavu. Con la punta de la lengua casi aseguraría que en algún momento alguien más se lo habría dicho. Quiso desechar esa idea de inmediato, sacudiendo la cabeza.

-¿Cómo es que lo sientes? Llevas tantos años lejos.

-Porque estamos conectados, corazón.

-Eso lo sé, mamá. P-pero... ¿Por qué ahora? ¿Por qué después de tantos años vienes a buscarme si siempre sufrí por tu partida? ¿Debí estar en peligro para que aparecieras?

-Porque solo hasta ahora te encontré-dando una pequeña pausa, Johanna le tomó la mano a su hijo, para ahora colocarla en la altura en la que su corazón se encontraba-. Estarás bien, Louis, sé que si. El destino me lo dice, me lo susurra al oído. Todo estará bien.

Las palabras de su madre eran lo que durante dieciséis años estuvo esperando. El calor de un consuelo, los brazos en los que ella le pidió fundirse para besarlo y continuar diciéndole que estaría bien; la estabilidad, todo lo que alguna vez pensó. El confort de recostar su cabeza en los brazos de su madre para que ella le hablara, susurrando y limpiando sus lágrimas, era hermoso. Una despedida segura, tan mágica como prisionera en su corazón por la forma en la que su hermoso rostro se perdía en esa larga cabellera al verlo con la cabeza gacha.

Lucía más hermosa que la última vez que se vieron. Su voz era igual de angelical; más clara que la última vez que le canto para dormir. Su tacto le recordaba a la protección que tantos años nadie le había dado.

Pero esas no eran palabras que Johanna diría, no sin haber metido a Dios. Ese era su cariño, sus sentimientos; la mujer que él conocía lo ponía a rezar para sanarse. No solo a consolarlo entre abrazos y apapachos de que "estarás bien".

Si fuera su madre, le habría dicho, fácil, un versículo de la biblia. La explicación de la razón de estar con él, pudo haber sido Jehová, Dios, pero no. El dejavu lo reconoció, y el fallo fue el solo conocer los recuerdos de una persona para modelar a otra. El hilo se perdía en los diálogos de un títere manejado por fuera para crear una conexión, un acercamiento o hasta un consuelo al alma a una herida que lleva tanto tiempo en carne viva, que necesitaba ser curada.

Eso fue lo que Harry pensó. El motivo principal por el cual no pudo dejar de pensar en él al darle su espacio. La razón por la cual se desahogo en su oficina al beber sin control por haber recordado también a su madre. Veinte años duros fueron para su coraza; tan dura que debió requerir el martillo adecuado para romperse como lo hizo. Louis no lo sabía, pero quebró su alma al traerle de vuelta a Anne.

No era grato para Harry ser débil. Odiaba con todas sus entrañas serlo, hasta llorar. La impotencia de no poder estar al lado de ella o no haber sido quien debió morir, lo seguiría el resto de su eternidad, eso era un hecho. El tema de Anne le dolería siempre, lo destruía. Sin embargo, el haber abierto su corazón como lo hizo junto a otro ser consumido por un vacío en su alma al desconectar de su realidad a la mujer que lo amo, lo redujo a una pizca de entendimiento.

Hablar con Louis alivió su herida de una manera, que en veinte años no logró. El proceso de sanación fue un descontrol, lleno de botellas de Whisky y sollozos en soledad; pero valió la pena. Jamás habló con Desmond sobre ella, ni con Zayn, Gemma ni hablar. Pero el encontrarse a la persona que lo entendió, fue todo lo que necesitó. Louis fue su medicina, la razón por la que dejó de sentir rencor contra Anne por haberle mentido, de odiar su muerte, de destruir.

Louis lo volvía diferente.

Eran iguales en ciertos aspectos que el joven profesor no podría entender alguna vez, ni aunque Harry le contara la verdad de sus orígenes. El dolor los unía, los consumía, pero él lo sanaba. Por eso creyó correcto interferir en su vida para darle un cierre en ese capítulo depresivo de su corta existencia humana. Un agradecimiento a su manera.

Realmente no lo pensó demasiado, menos cuando salió de su oficina y ya se encontraba pegado a la puerta de su habitación donde no escuchaba un solo ruido. No medito lo suficiente, pero tampoco considero que se arrepentiría por lo que haría. Deseaba ayudarlo a cerrar su corazón, tal como él lo hizo con el suyo.

De hecho, no fue complicado. Era evidente que el joven estaba despierto; su pecho agitado y los vellos erizados se lo confirmaban. A pesar de que le pidió a Harry que no penetrara en su mente, el vampiro se vio obligado a hacerlo para rescatar algo de esa humanidad que apenas recordaba, siendo también un ingrediente clave para crear la ilusión perfecta de la mujer llamada Johanna. Un cuerpo celeste amoldado a su semejanza, pero con un vacío en su cabeza que tuvo que ser llenado con los mismos sentimientos encontrados de él.

Porque uno de los poderes que compartía con su hermana, era el poder crear Ilusiones en la mente de las personas. Aquella habilidad mantenía a Gemma prepotente; se consideraba un vampiro fuerte por ser capaz de jugar con la cabeza de los demás, mucho mejor de lo que lo hacía su padre. Sin embargo, ninguno de ellos sabía que Harry también poseía ese poder. Fue un secreto que su madre le guardó durante los siglos que vivió junto a ella.

Una regla en la vida de los vampiros, era que Lilith solo los bendecía con cinco habilidades, siendo que la gran mayoría comparte tres poderes inferiores y uno o dos superiores. Solo hasta esa fecha, Adan había sido el único capaz de tener seis poderes; donde solo la mitad eran superiores. Pero luego de que Gabriel mordiera a Harry antes de fallecer, en la búsqueda junto a su madre para conocer sus habilidades, descubrieron que era el primer vampiro en ser creado con cuatro poderes superiores y uno inferior.

Anne lo supo desde el primer momento en que su hijo fue convertido. Ambos sabían perfectamente lo peligroso que era que cualquier vampiro poseyera tal magnitud de habilidades. Los de su clase eran celosos, territoriales y jamás habrían permitido que cualquiera continuara con vida. Por ello, tanto madre como hijo juraron guardar silencio, siendo que solo revelaron su telequinesis y control mental como poderes superiores.

Su invisibilidad y el ser capaz de crear ilusiones mentales, tuvieron que ser enterradas en su consciencia donde nadie más que él las vería. Porque, ¿Qué habría sentido Zayn si supiera que él sí era capaz de pasar una hora entera en invisibilidad? Hasta Gemma; se volvería aún más desquiciada si supiera que las ilusiones mentales de Harry eran capaces de tener cuerpos y no habitar solo en la mente de las personas.

Por ello, no fue difícil crear a Johanna como viva imagen del recuerdo más importante que Louis tenía de ella. Tampoco el moldearla y terminar escarbando un poco más en sus vivencias para dar con el momento exacto en el que él la consideró su héroe. El unico detalle que pudo haber acabado con esa fantasia que decidio crearle para curar sus heridas y el sanar de su corazon negro, fue hablar desde su perspectiva.

Si, Louis lo noto, y fácilmente pudo sentirse traicionado y usado. Pero ni Dios le habría dado esa oportunidad.

Así que, qué más daba el perdonarle ese atrevimiento a ese ser renaciente que yacía pegado a la puerta con sus ojos cerrados mientras imaginaba que era él quien lo abrazaba. Louis podía dejarlo pasar si le permitía seguir en brazos de Johanna...

Solo un poco más.

Dedicatoria:

ZAYNK1NG2

Gracias 💖

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