Plaies d'amour ▪︎ MARC GUIU

By chiarasmt

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Cuando Laetitia conoció a Marc jamás imagino que tarde o temprano acabaría sintiéndose atraída por él. Ese am... More

Plaies d'amour
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Epílogo

Capítulo 11

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By chiarasmt

Me puse los auriculares mientras intentaba moverme lo menos posible. Le di al play a una de mis playlist y cerré los ojos mientras sentía como Marc me daba calor. Pasamos toda la noche juntos, no sé en qué momento acabé en su habitación de La Masía, ni como acabamos durmiendo juntos de nuevo. Él se desahogó conmigo aquella noche y creo que desde entonces lo vi con otros ojos. No sé, me caló hondo lo que me dijo. Y sí, me lo creí, a él sí. Siempre ponía en duda todo lo que me decían, me llevé tantas desilusiones a lo largo de mi vida que la confianza brillaba por su ausencia. Pero con él fue muy distinto. Lo vi más cercano, más humano, quizás porque llegué a entenderlo y me di cuenta de que se sentía muy atrapado en la relación que tenía con Carmen. Dejar a mi amiga no era fácil y mucho menos en aquella situación. Carmen no estaba atravesando un buen momento en cuanto a su vida personal y todo se incrementó con el paso de las semanas. Yo ya no sabía que era verdad y que era mentira lo que me contaba, pero algo pasaba, eso era un hecho. Y siendo sincera intenté ayudarla, pero su narrativa acerca de sus padres y la cárcel era lo que más se repetía por lo que tuve que creerme esa versión de los hechos. Aunque siempre la puse en duda.

Marc estaba harto de estar siempre detrás de ella, Carmen en los últimos meses se volvió muy dependiente de él hasta el punto de que daba miedo. Por eso mismo Marc empezó a caerme mal, hasta que me di cuenta de que todo era muy distinto a como se veía desde fuera. Era ella la que buscaba constantemente su aprobación sin que él se la pidiera. Y realmente me puse en su piel y demasiado estaba aguantando el pobre. Me supo fatal y verlo roto, abatido y pasarlo tan mal me rompió por dentro. Lo juzgué mal porque no quise conocerlo y escuchar su versión de los hechos. Y hasta que no me quité la venda de los ojos y accedí a tener una conversación con él, no me di cuenta de lo que pasa.

Otra noche más donde el tonteo se apoderó de nosotros, ese ápice de esperanza se instaló en mí aunque fuera de forma momentánea. Compartir aquel rato a su lado, fue lo más parecido a tener una "cita" con la persona que te gusta. Y si no nos besamos fue porque yo estuve todo el rato esquivando y alejándome cada vez que él acortaba la distancia. Y no fue por miedo, ganas tenía, más bien fue porque solo pensaba en Carmen. Cada vez que desviaba la vista hacia los labios de Marc, la imagen de Carmen me sorprendía arrebatándome las ganas de comerle la boca al futbolista.

Marc se removió incómodo y se abrazó más a mí. Se quedó durmiendo sobre mi pecho, al principio me molestaba un poco debido a su gran envergadura, pero fue cuestión de buscar la postura correcta. Me subí la camiseta que me dejó a modo de pijama e intenté acomodarme lo mejor que pude.

Él estaba sobre mí, su cabeza descansaba en mi pecho derecho, su brazo rodeaba mi vientre. Apoyé mi cabeza sobre la suya y le acaricié el pelo mientras pensaba en todo lo que estaba empezando a sentir. Comenzó a sonar "Como le digo" de Khea y suspiré al sentirme identificada con la letra.

¿Cómo le digo que me tiene loc(a)?
Y que poco a poco yo me enloquezco un poco más.

Me apresuré a cambiar de canción y sonreí al ver que Héctor me había escrito para contarme que Vera, la chica que le gustaba, había comenzado a seguirlo en Instagram. Abrí la cámara y me hice una foto donde claramente se veía a Marc descansar sobre mi pecho.

H💗

Vamos avanzando. Creo que ahora me cae un poco mejor.

QUE??!!!
TÍA
TÍA

No es lo que parece
Solo hemos dormido

Me sigue pareciendo muy heavy

Pues anda que lo tuyo, folleti

Larga noche con Marc, ya veo...

Lo siento, ya me lo ha contado todo

Prepárate entonces Leticia

Gilipollas, escríbelo bien o te dejo de hablar.

Gran pérdida, pero podré vivir con ello

Bueno, no dirás lo mismo cuando te ayude a conquistar a Vera

Tiene novio

Y?
Marc también tiene novia y no te veo tan preocupado.

Marc es mi amigo, sé lo que hay

Algo que contar?

De momento no
Cuidamelo, anda
Te dejo que me tengo que duchar
Ahora nos vemos

Pórtate bien Fort
Love u

Dejé el móvil sobre el escritorio y volví a acariciarle la cabeza a Marc en un intento de despertarlo de una forma tierna. Tenerlo sobre mí daba calor, casi uno noventa de tío, ni en mis mejores sueños me habría imaginado algo así y eso que mi imaginación no tenía límites.

- Bichito -murmuré, él sonrió.

- No sé para que te cuento las cosas -se quejó aferrándose a mí -. Buenos días -murmuró con la voz ronca.

- Buenos días, bichito -reprimí la risa, él se quejó -. Lo siento, a partir de ahora tú eres bichito y el otro es folleti.

- El otro es el tío que te estás tirando -dijo con resquemor.

- Maaaarc -le advertí -. Quita anda que me estas aplastando -me quejé en cuanto dejó caer todo su cuerpo sobre mí -. Me estás aplastando la teta, Marc Guiu Paz.

- Pues te jodes Laetitia Lefebvre Inchausti.

Resoplé, estuve a punto de enfadarme hasta que me percaté de la sonrisa que se dibujó en su rostro. Parecíamos tontos los dos, fingiendo algo que no sentíamos porque aunque quisiéramos estar en plan colegas, no funcionaba. Yo me moría por besarlo y a él le pasaba lo mismo. Desde que tenía el gusto de conocerlo nunca lo había visto así de feliz. Gran parte de las veces lo vi o celoso o enfadado y todo fruto de mi comportamiento. Tampoco entendía muy bien lo que pasaba, bueno, mejor dicho, no quería entenderlo y mucho menos verlo. Me costaba mucho aceptar que él se había fijado en mí, quizás fue porque sabía que nunca se iba a dar por muchas ganas que tuviera. Guardarle respeto y lealtad a Carmen fue mi prioridad, pero ya me había saltado unas cuantas normas y para ser sincera cuando tenía a Marc delante me costaba mucho razonar. La mayoría de veces se me olvidaba que estaba saliendo con mi amiga.

- ¿Me dejas ir al baño? -le pregunté dándole unos toquecitos en la frente -. Por favor.

- Un rato más -se quejó abrazándose más a mí.

- Marc, por favor -le supliqué. A regañadientes se levantó y sentí un alivio tremendo. Me coloqué la camiseta bien, me estaba enorme y aunque me daba un poco igual que me viera ligera de ropa, por respeto a mi amiga intenté taparme y que no se me viera nada.

Fui al baño y oriné. Llevaba un buen rato aguantándome, pero por no molestarlo intenté aguantar lo máximo posible hasta que no pude más. Aproveché para lavarme la cara con agua y sonreí al verme tan bien. Me vi la cara distinta y supe que todo era fruto de la felicidad momentánea que estaba sintiendo. Estar con él bien me sentaba de maravilla porque de alguna forma Marc ayudaba a que mi yo interior estuviera en calma. Tenerlo sobre mi pecho durante toda la noche solo hizo más que aumentar lo que estaba empezando a sentir.

Salí del baño y me di cuenta de que Marc no estaba en la habitación. Vi que me mandó un mensaje "ahora vuelvo, un segundo". Suspiré y procedí a tumbarme, pero no me dio tiempo porque la puerta sonó. Caminé hasta ella y la abrí, al otro lado apareció Héctor. Sonreí y le di un abrazo.

- Buenos días -saludó él más feliz de lo normal.

- Te veo bien -arqueé una ceja, él asintió con la cabeza, venía con los aires muy subidos.

- A ti también te veo bien -me apartó el pelo de la cara y yo negué.

- No estoy bien, esto es rarísimo. Me siento la peor persona del universo -comencé a jugar con mis dedos algo nerviosa -. Cómo me alejo de él, ¿cómo? No puedo más, siento que me va a dar algo. Casi prefería cuando lo odiaba.

- Dame un besito y ya verás como te odia -posó una mano sobre mi cintura y acortó la distancia. Me dio un beso en la mejilla y sonrió contra mi piel.

- Héctor...

- Hazme caso.

- Te estás aprovechando de la situación -rodeé su cuello con mis manos.

- No, solamente quiero un beso -No me dio tiempo a decir nada, sus labios besaron los míos provocándome una sonrisa.

Mi cabeza estaba hecha un lío, pero un lío gordo del cual no estaba segura si valía la pena encontrar la calma. Por un lado estaba Héctor, que me atraía como el que más físicamente, ambos sabíamos lo que queríamos del otro, amigos con derecho, nada más. Estar con él hacía que me olvidara de Marc y hasta me gustaba mucho cuando estábamos juntos. De todos los líos que tuve definitivamente él fue el mejor y el más especial. Y por otro lado, estaba Marc, que me gustaba, pero no solo físicamente, me gustaba más allá y no quería que me gustara. Me sentía fatal y cuando conseguíamos avanzar un paso, acababa cagándola provocando que retrocedieramos tres hacia atrás.

- Que bonito el amor -comentó Marc pasando por nuestro lado con aquel maldito tono de voz cargado de celos.

- Me piro -susurró Héctor -. Nos vemos esta tarde -me dio un beso corto en los labios.

- Eso si no me mata antes... -dejé caer, él negó con la cabeza.

- Es todo mental, lo vas a hacer genial. En nada deja a Carmen, hazme caso -me agarró la cara con ambas manos y me obligó a mirarlo a los ojos.

- No lo veo tan claro -negué siendo muy pesimista.

- Hazme caso -repitió -. Lo conozco y soy su amigo, por ende, me cuenta cosas que evidentemente tú no sabes. Habla con Vera, yo estoy cumpliendo con mi parte -me volvió a besar.

- Te estás aprovechando de la situación -me crucé de brazos y sonreí con picardía.

- Pues igual que tú, ¿nos vemos esta noche?

- Luego te lo confirmo.

- Vale -me dio el último beso y se marchó.

Respiré hondo y entré cerrando la puerta. Me preparé para tener una absurda discusión con Marc, como siempre. Porque después de un momento bonito venían otros no tan buenos en los que terminábamos gritándonos.

- ¿Vais en serio? -se interesó, claramente estaba celoso.

- No lo sé, ¿te interesa saberlo? -me apoyé en la puerta guardando las distancias. Él estaba de espaldas a mí, supuse que evitando mirarme a los ojos.

- No -respondió categórico.

- Pues ya está, entonces no preguntes -me crucé de brazos, lo escuché reírse de forma irónica.

- Mira que intento entenderte, pero no puedo hacerlo. Todo esto me supera -le dio un golpe a la silla, me sobresalté al no esperar que hiciera algo así.

- Tranquilízate, anda -intenté acercarme, pero se giró y retrocedí varios pasos hacia atrás.

- Cállate, por favor. Después de este momento tan íntimo que hemos tenido y... Mira da igual, esto es absurdo -sé lo que quiso decir, pero no lo habló por miedo y por la maldita situación que nos envolvía.

- Será mejor que me vaya -comenté mirando al suelo -. Voy a avisar a mis padres.

- Te llevo yo, no hace falta que los molestes -se prestó y lo agradecí. Aunque la situación no fuera favorable por lo menos aquel día no perdimos los papeles y supimos comportarnos como personas civilizadas.

- Gracias. Voy al baño a cambiarme de ropa -comenté, él asintió con la cabeza.

Recogí los pantalones y el jersey de la silla y me metí en el baño lo más rápido que pude. Me puse la ropa mientras pensaba en lo mucho que me ponía cada vez que le entraban los celos y trataba de disimular como podía. En ese momento no podía pensar más allá. Estaba viviendo una puta película de amor adolescente en toda regla y aunque mi vida parecía muy surrealista, a mí me encantaba. Y me sentí culpable por estar disfrutando de algo que estaba causándonos daño a todos. Y sí, me incluía a mí porque aunque aquello me gustara, odiaba sentirme mal, pero sobre todo, me mató querer algo que sabía que nunca (o mejor dicho, había muy poca probabilidad) que ocurriera. Me gustaba Marc, pero no supe ver hasta que punto. Poco a poco iba sintiéndome más y más atraída hasta el punto de quedarme empanada en clase pensando en él.

Y ahí fue cuando me di cuenta de que no solo me atraía físicamente, había algo más que no estaba viendo, o más bien, yo no quería ver. Porque aceptar que estaba empezando a tener sentimientos por el novio de mi mejor amiga nunca fue una opción.

Salí del baño y él ya estaba vestido. Pasó por mi lado sin dirigirme la palabra y suspiré. Estaba cabreado. Me mordí el labio inferior y al ver que tardaba me senté en la silla. Cogí un boli y un folio y comencé a escribirle uno de mis poemas favoritos de Lorca y que desde que conocí al futbolista comencé a sentir.

Esta luz, este fuego que devora.
Este paisaje gris que me rodea.
Este dolor por una sola idea.
Esta angustia de cielo, mundo y hora.

Este llanto de sangre que decora
lira sin pulso ya, lúbrica tea.
Este peso del mar que me golpea.
Este alacrán que por mi pecho mora.

Son guirnalda de amor, cama de herido,
donde sin sueño, sueño tu presencia
entre las ruinas de mi pecho hundido.

Y aunque busco la cumbre de prudencia,
me da tu corazón valle tendido
con cicuta y pasión de amarga ciencia.

"Llagas de amor", Federico García Lorca.

•••

- Vamos, cógelo -susurré al ver que Laetitia no me cogía el teléfono.

Sostenía el folio con la mano que tenía libre, leyendo una y otra vez el poema. Me confundía. Me confundía muchísimo porque había días en los que me ignoraba, días en los que me odiaba y luego había momentos en los que era ella, sin cohibirse ni privarse. Me volvió loco el vaivén al que me estuvo sometiendo durante semanas.

Se lió con mi amigo y luego resulta que me deja escrito un poema de Lorca en el que me dejaba muy claro lo que ella sentía. Pero luego me lo negaba y Héctor no ayudaba porque el cabrón me sacaba a mí la información, pero de ella no me contaba nada. Y estaba cien por cien seguro que hablaban de mí.

- Perdón -fue lo primero que dijo al descolgar.

- Sabes por qué te estoy llamando, ¿no? -dejé la hoja de papel sobre el escritorio y esperé su respuesta.

- Intuyo -musitó nerviosa -. Quédate con eso, ¿vale?

- No me jodas Laetitia, no me jodas -no quise alterarme, pero ella me ponía muy nervioso, en todas las facetas -. No te entiendo, te lo juro.

- Tampoco quiero que lo hagas Marc. Ya hablaremos si es que hay que hablar algo...

- Me confundes y encima parece darte igual. No sé ni porque sigo intentando algo que sé que... -me callé, no seguí hablando porque era absurdo.

- Lo siento...

Le colgué, fui yo el que la llamó, pero no pude seguir con la conversación. Agarré el folio y lo miré durante unos segundos. Rompí el papel en pedazo y lo tiré a la basura, me tape la cara con las manos y suspiré.

La pantalla de mi móvil se iluminó dejándome ver que me había mandando un mensaje de voz.

Te olvidabas del ayer cuando
con ella matabas las penas.

...

Aquello que nunca te dije
se volvió un castigo.

...

Lo que nunca te dije me atrevo
a hacerlo poesía en las canciones

•••

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