Eran las 2:00am de la madrugada, Sekido apenas volvía a casa, pues se había quedado en el hogar de la directora junto con su tío, la mayor le dio permiso de volver ya hoy a la preparatoria, si se volvía a repetir esa situación con sus hermanos serían expulsados hasta 5 meses, ni el sobrino ni el tío tuvo oportunidad de reprocharle pues les había dado una oportunidad.
Abrió la puerta de su casa, noto que las luces estaban prendidas, algo que hizo que rápidamente frunciera el ceño molesto.
- ¡Malditos! ¿¡Que les dije de apagar las malditas luces?! ¡Ni eso pueden hacer! - Grito furioso, a la vez que cerraba la puerta detrás de el.
Al no escuchar ni un respiro, este se enojo más pensando que lo estaban ignorando, comenzó a caminar al piso de arriba, apagando las luces en el proceso.
Cuando paso por la habitación de Akari, al verla abierta miro a esta, encontrandose con TODOS sus hermanos durmiendo con ella.
- "¿Pero que mierda...? Que aprovechados" - Este Pensó con enojo antes de cerrar su puerta y caminar a la suya.
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Al día siguiente, el sol había salido, Sekido se encontraba poniendo su uniforme en su habitación, mientras tanto sus hermanos estaban con su hermanastra todavía durmiendo.
Al terminar de salir, este salio, paso por la habitación donde se encontraban y al verlos durmiendo todavía se molesto bastante.
- ¡Hijos de puta! ¡Vengan ya a arreglarse que vamos tarde! - Les Grito entrando, para acto seguido prender la luz.
Karaku y Urogi soltaron un suspiro de reproche bastante somnolientos, pero, Aizetsu aprovecho para levantarse, los tomo a ambos de los pies y los empezó a arrastrar hacia la salida.
- ¡Ey! - Le reprocharon antes de que el ojiazul les cerrará la puerta en su cara.
- ¡Ya váyanse a arreglar, maldita sea! - Les grito, al ya no escuchar sus pasos, soltó un suspiro, para después dirigir su mirada a Akari, quien seguía dormida. - "Que linda se ve durmiendo...." -
Este Pensó, mientras se acercaba a ella con pasos lentos y cuidadosos para no despertarla, al estar cerca de ella, no pudo evitar acariciarle el cabello de manera relajante.
Entonces, no se dio cuenta que la menor estaba abriendo sus ojos, y, al ver al ojiazul haciéndole mimos con los ojos cerrados se sobresalto levemente, sobre todo al recordar lo que había pasado la noche anterior.
Se sentía una idiota por dejar que durmieran con ella.
- Ejem! - Esta tosió, haciendo que Aizetsu abra los ojos al instante. - Me tengo que arreglar para la preparatoria. -
- A-Ah, si....voy. - Se alejo de ti para acercarse a una bolsita. - Pero primero...quería regalarte algo que te compre ayer... -
Agrego, tu algo desconfiada ladeaste la cabeza confundida, pero, podías confiar en el sin duda.
Agarro la bolsa y la extendió hacia ti, con su rostro hecho tomate, tu la agarraste y la abriste, encontrandote con un osito de peluche, unos pastelitos y unas flores de tus favoritas.
- Tarde mucho para encontrarlas....- Soltó con la mano en su frente.
Tu sonreíste dulcemente ante eso y lo miraste agradeciéndole con la mirada, este sonrió también al ver que te gustaba.
- Lo que importa, e-es q-que... - Empezó a tartamudear. - Agh, Olvídalo. Ahora si te puedes arreglar, te espero abajo..-
Se fue de tu cuarto dejándote sola, te levantaste de la cama, sentías una punzada extraña en tu pecho, quizá era por la tristeza, o el asco de tener que haber dormido con ellos y no poder hacer nada....
Una lagrima recorrió tu mejilla hasta caer el suelo, decidiste ignorar eso y comenzaste a respirar tratando de controlarte.
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Después de unas cuantas horas, se podía apreciar a todos los hermanos caminando hacia la preparatoria, aunque, Karaku y Urogi no se notaban del todo contentos, creo que estaban más felices cuando estaban expulsados.
Akari tenía la cabeza agachada, no podía dejar de pensar en lo que había pasado ayer, y todo su cuerpo dolía debido a las quemaduras que sus propios hermanastros le habían hecho.
De tanto aguantar las ganas de llorar, su vista se torno borrosa y a veces perdía el equilibrio.
Aizetsu al notar esto se acercó a ti y te tomo de la mano, y siguieron caminando aunque en todo el camino cuidaba que no te tropezaras.
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Ahora ya estaban en la preparatoria, tu estabas como siempre sentada, sola....y tus hermanastros ya estaban en sus salones, o eso era lo que creías.
Agarraste tu celular, notaste que en 7 minutos empezaban las clases, soltaste un suspiro antes de volver a guardarlo.
- Hola, cariño! - Escuchaste la voz de Karaku al lado tuyo.
Volteaste y ahí lo viste, con una malteada de (sabor favorito) en sus manos.
Tu te quedaste callada, quisiste irte de ahí pero el ojiverde te tomo de la brazo.
- Me di cuenta que no desayunaste en la mañana....por eso te traje esta malteada, se que es tu favorita. - Te extendió y te la puso en tus manos.
No sabias que decirle, no querías agradecerle pero enserió si que tenias hambre, te le quedaste viendo a la malteada por un rato.
- No hace falta que agradezcas, tu solo toma, al menos así no estarás con el estómago vacío. - Seguido acto te guiño un ojo y después se dio la vuelta y se fue de ahí.
Tu te quedaste parada, viéndolo hasta que desapareció de tu vista, era la primera vez que se preocupaba de esa manera por ti y sinceramente no sabias como reaccionar.
Le tomaste un sorbo a la malteada, y si que sabía deliciosa, no pudiste resistirte a la tentación y le seguiste tomando mientras tomabas camino a tu clase.
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- "Que aburrido...." - Pensaste somnolienta, a la vez que escribías en tu cuaderno.
Estabas en clase de matemáticas con tu profesora, esta estaba explicando unas ecuaciones en el pizarrón, y como tu te sentabas mero atrás pues ella no notaba que estabas casi dormida.
- Buenos días señora Evans, quería pedirle a la alumna Akari Hantengu. - Al escuchar tu nombre rapidamente alzaste la mirada, encontrandote con la señora de la enfermería y todos tus compañeros mirandote.
- Ya escuchaste Akari, ve. - Tu maestra te hizo señas, asentiste antes de levantarte y caminar hacia ellas.
Podías sentir las miradas de tus compañeros, algunos murmuraban dándote inseguridad.
La enfermera te llevó hasta la enfermería de la preparatoria, donde una vez ahí te sentó en la camilla.
- Dime, escuche que el director te encontró realmente dañada la otra vez, ¿te sigue doliendo el cuerpo? - Pregunto, ante su pregunta varios recuerdos dolorosos aparecieron como tambor, sin parar en tu mente. - ¿Akari? ¿Te encuentras bien? -
- Si, no encuentro necesidad de que haga esto, ya me encuentro bien. - Entonces, unas ganas de llorar aparecieron en ti, solo querías irte.
- Pero, debes entender que- - No acabo de hablar, ya que entonces su celular vibro. - Agh, espera deja contesto. -
Seguido acto se dio la vuelta y contestó, rapidamente aprovechaste para levantarte e irte sin que se diera cuenta.
Simplemente no querías estar ahí, no querías ayuda, tenias miedo de que no te creyeran o que la enfermera viera las marcas de quemadura que tienes, y en la casa te vaya peor.
Te diste cuenta que ya era receso, ya que todos estaban fuera de sus salones y algunos andaban comiendo ya de la cooperativa.
Soltaste un suspiro, para después limpiar otra lagrima que se te había salido inconscientemente, caminaste, alzaste la mirada encontrandote a lo lejos a Karaku con su novia llamada Leah, rodeaste los ojos antes de darte la vuelta.
- ¡Akari! - Sentiste que alguien te jalo de la mano, volteaste y era el ojiverde. - Te estaba buscando, te traje esto. -
Seguido acto, mientras te tomaba de la cintura te dio una flor, tu no la Aceptaste pues notabas que su novia los miraba...
- ¿Como va tu día? - Interrogó, pero antes de que le respondieras alguien lo alejo de ti.
- ¿A ti no te importa como me fue? - Pregunto molesta.
- Ya hable contigo. - Dijo Karaku antes de dirigir su atención de nuevo a ti.
- ¡Cariño! - Leah lo tomo de la mano y lo jalo hacia ella, buscando atención de parte de él pero eso solo hizo que el ojiverde se molestara más.
- ¡Que empalagosa eres Leah! ¡Déjame en paz un minuto! - Le grito, tu veías todo esto con culpa mientras retrocedias.
- ¿¡COMO PUTAS QUIERES QUE TE DEJE EN PAZ SI ESTAS CON ESA IMBECIL?! - Le grito, empujándolo por su pecho. - ¡Parece que estás obsesionado con ella! ¿¡Lo sabes?! -
Volvió a gritar, ahora llamando la atención de todos, quienes estaban atentos a la pelea.
Viste a Leah, quien parecía que iba a llorar, era demasiado bonita, incluso crees que más que tu.
En cambio, Karaku no se iba a quedar callado, pero antes de que se defendiera, la chica volvió a gritar.
- ¿¡Sabes que, Karaku?! Ya me canse, ami nunca me has regalado nada, ni una flor como a ella! Si ya no me amas, ¿¡Que te costaba decirme?! ¿¡QUE CARAJOS TE COSTABA ROMPER CONMIGO E IRTE CON ELLA?! ¡PERO NO, DECIDISTE ROMPERME EL CORAZON COMO SI FUERA UN PUTO PEDAZO PASTEL! - Grito, ahora lloraba con fuerza aunque trataba de no hacerlo, podías sentir la tristeza e impotencia que tenía, te sentías culpable.
- ¡Si, si! ¡Jamás te he amado, JAJAJAJA! ¡Solo te quería para darle envidia a Akari! ¡Por tu cuerpo para nada, por eso nunca he querido tener sexo contigo, porque ni para chupar sirves! ¡Solo fuiste un juguete! - Le grito, provocando que todos los hombres presentes hicieran el típico sonido de "Ohhhh"
Leah se quedó callada viendolo, no sabía que decir, pero no quería perder la pelea.
Quiso decir algo, pero las palabras estaban atoradas en su garganta, apretó sus puños, intentando no hacer ninguna tontería.
- Vete a la mierda. - Maldijo, antes de darse la vuelta y correr de ahí.
Por cierto, así era la apariencia de Leah: