Vicios entre tacones

Bởi Storiesscris

3.3K 600 160

A Calíope solo le importan tres cosas en esta vida: el éxito, combinar sus prendas de vestir y su hijo. Tres... Xem Thêm

Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40 (final)
Epílogo

Capítulo 37

50 6 1
Bởi Storiesscris


Calíope de Jesús

Italia había sido una pasada y pasar ese tiempo de la mano de Dailon lo había sido mucho más.  Los desfiles, la playa y los desayunos en su casa se habían vuelto una bonita costumbre, renunciar ahora a ello sería misión complicada. Sabía de sobra que al otro lado del charco nos esperaba una rutina un tanto diferente, pero me gustaba, siempre me había gustado y no iba a tener problema ahora. Si, estaba bien desconectar un poco de la realidad, pero una tiene que volver siempre a lo suyo. Volver a casa, volver al trabajo... Volver a la familia, supongo.

Mamá había estado atenta a las noticias, como era de esperarse, y me pidió que en cuanto llegasemos a Nueva York se lo hiciera saber. Sabía lo que se traía entre manos y también sabía que era lo correcto. Mi vida estaba siguiendo el camino correcto (por fin), no veía nada de malo en oficializarlo todo.

—¿Estás muy cansado? —le pregunté a mi acompañante tan pronto como escuché que aterrizaríamos en tierras estadounidenses.

Una de las comisuras de sus labios se alzó, ¿cuánto apostamos a que el muy desgraciado está pensando en cosas que no son?

—No lo pregunto por eso —aclaré.

—¿Y que es "eso", según tú? —cuestionó burlón—. Yo no he dicho nada, tú solita has insinuado cosas.

—Porque te conozco y no van por ahí los tiros. Ahora responde a la pregunta, por favor.

Estiró su brazo para acaricir mi mejilla con sus nudillos, inevitablemente cerré los ojos al sentir el cálido contacto de su piel contra la mía. Era un gesto tan simple y a su vez tan hermoso que no me cansaría jamás de él.

—Si me lo dices con esa carita no puedo estar cansado, farfalla.

—Dailon, estoy hablando en serio...

—¿Qué te hace pensar que yo no? —inquirió, ladeando ligeramente su cabeza.

—Van a ser las nueve de la noche, no estaremos en casa hasta pasadas las diez.

—No estoy cansado, puedes decirle a tu madre que sin problema cenamos con ellos esta noche.

Mis cejas se elevaron al escucharlo. Yo no había dicho nada sobre la cena, al igual que mi madre no me lo había dicho a mí; pero al parecer ambos pensamos lo mismo.

—¿Cómo sabías que iba a pedir eso?

—No eres la única aquí que conoce al otro —me guiñó un ojo.

Lo sabía. En todo este tiempo me había dado cuenta de que Dailon era de esas personas que se paraba a observar y conocer a la gente. Ponía las dos manos al fuego y no me quemaba si decía que él era capaz de descifrarme con solo poner sus ojos en mí, no hacía falta ni que abriese la boca para decir palabra.

—Me gusta que me conozcas tan bien —admití.

—Créeme que a mí me gusta conocerte —sonrió. Que deje de sonreir así, por favor, que es un ataque directo a mi sistema respiratorio—. Y espero conocerte más todavía.

—Tienes toda la vida para eso.

—Lo sé, no pienso desperdiciar ni un solo minuto —me hizo saber antes de dejar un casto beso en mis labios.

El aterrizaje fue rápido o al menos se sintió así, una vez fuera del avión tomé mi teléfono para avisarle a mi madre de nuestra llegada. No me sorprendió cuando dijo que nos pasasemos por el piso y de paso que nos quedásemos a cenar con ellos. Era tan transparente... Y yo tan igual a ella.

Nos tomamos un taxi desde el aeropuerto hasta allí. Lejos de sentirme nerviosa por presentarle mi primer novio a mis padres, estaba muy tranquila. Sabía que no tenía motivos para estar de los nervios, Dailon era todo lo que estaba bien y, aunque no lo fuera, mis padres iban a anticipar mi felicidad a todo lo demás... Y él era parte de mi felicidad.

El taxista nos ayudó con las maletas a pesar de que Dailon insistió en que no era necesario. Al final se dio por vencido y agradeció mientras lo veía dejarlas en la puerta del edificio. Yo por mi parte me mordí los labios mientras presionaba el timbre, el portal no tardó en abrirse para dejarnos entrar, tomamos nuestro equipaje y fuimos directos al ascensor. En silencio. Como si el silencio dijese todo lo que nosotros no nos atrevíamos.

—¿No estás nervioso? —pregunté al abrirse las puertas.

—No hay motivos para estarlo, solo voy a conocer a mis suegros.

No hay nada como un hombre seguro.

Mis nudillos golpean la madera de la puerta que tantas veces he cruzado a lo largo de mi vida. Estaba aquí de nuevo, en casa, junto a la persona que más me había hecho sentir como en ella. Que bonito es el destino cuando se lo propone, ¿eh?

Mamá abrió con una de sus características sonrisas y me envolvió entre sus brazos, el gesto me devolvió a mi infancia y a todas esas veces que me sentí como una niña a pesar de no serlo ya. Acto seguido hizo lo mismo con Dailon, que no tardó en corresponderle.

—Dejad eso aquí en la entrada y pasad.

Ambos hicimos lo que nos pidió, entramos y acomodamos nuestras maletas cerca de la puerta. Papá no tardó en aparecer en el pasillo, ya venía sonriendo hacia nosotros.

—¿A mí no me vas a abrazar?

—Si me lo dices así no —me mofé, pero en cuanto vi como abría los brazos no dudé en correr hacia ellos.

Sus labios hicieron presión en mi sien. No sabría decir quien echó más de menos al otro.

—Por fin en casa —susurró mientras nos separábamos, su mirada se posó después en Dailon y asintió ligeramente en su dirección—. Bienvenido a la familia, Dailon.

Madre mía, se había aprendido su nombre y todo, al parecer iba más en serio de lo que creía.

—No quiero ser maleducado, pero me gustaría tener una conversación con Cali a solas. Te prometo que Keshia es encantadora, un poco chismosa, eso si.

—¡Oye! —le reclamó mi madre mientras negaba con la cabeza—. Solo me gusta estar informada de las cosas. Ven, Dailon, te voy a enseñar la sala.

Lo miré y él me devolvió la mirada, tenía una sonrisa divertida en el rostro, no le estaba preocupando la situación en lo más mínimo. Le pregunté en silencio si estaba bien que me fuera y el respondió de la misma manera que me estaba tardando. Si yo me había llevado bien con su madre, era obvio que él también se llevaría genial con la mía.

—Sé que eres adulta pero eso no quita que me vaya a preocupar por ti —indicó mientras me llevaba al despacho para hablar en privado.

—¿Tuviste esta charla también con Diego en su momento o solo la voy a tener yo?

—Creéme que con Diego he tenido muchas charlas de este tipo, estaba más desesperado yo que él de que sentara cabeza.

Se me escapó una risa. Es cierto que Diego había tenido unos años movidos antes de conocer a Ayker, a partir de ahí todo encajó en su vida. Recordaba ese momento como si fuera ayer y ya habían pasado unos cuantos años.

—Tú nunca has salido públicamente con nadie, que lo hagas ahora es un gran paso —murmuró, apoyándose en su escritorio—. Siempre has sido muy madura y muy responsable en todos los ámbitos de tu vida y...

—Bueno —interrumpí—, ambos sabemos que eso no es cierto.

—Calíope, que hayas sido madre soltera solo me da la razón. Un hijo es una responsabilidad enorme y tú has podido con eso sola. Es de admirar, tanto a ti como a todas las mujeres del mundo que se atreven con algo así, puede ser muy duro, a pesar de que termine valiendo la pena el esfuerzo, no hay que restarle importancia.

Mis piernas empezaron a temblar involuntariamente. Hablar de mi hijo era un tema sensible, hablar de mi hijo con mis padres ya cruzaba todos los límites.

—Papá... Si fui madre soltera fue porque quise —respondí en un hilo de voz—. Yo sabía perfectamente lo que hacía, al igual que sabía que él no quería formar una familia conmigo. No digo que lo haya hecho a propósito, digo que fui yo quien le pidió alejarse y que no formara parte de la vida de mi hijo.

—Calíope, no tienes que dar explicaciones de...

—Si —volví a cortarlo—. Si que tengo que dar explicaciones porque es lo mínimo que puedo hacer. Fue un acto egoísta. Él no quería ser padre pero sé cómo lo mira cada vez que lo ve. Yo no quería que fuera su padre porque no sabes el impacto que eso podría causar... Años siendo noticia en todo el mundo. Orfeo no se merece eso, se merece una infancia como cualquier otro niño, sin conflictos por ser hijo de tal y de cual.

—¿Estás segura de que quieres decirlo?

Asentí ligeramente con la cabeza, mi padre me conocía mejor que nadie.

—Fernando es el padre de Orfeo.

Decirlo se sintió como quitarse un peso enorme de encima, había guardado eso dentro por años y todavía no sabía como.

Mi padre soltó un suspiro que más bien pareció de alivio y se acercó para volverme a abrazar.

—Ya está, Cali —susurró, acariciándome la espalda—. Puedes respirar tranquila ahora.

Él lo sabía. Algo de mí me decía que esa reacción solo podía significar que siempre lo había sabido. Y a pesar de eso había respetado mi decisión.

Con solo pensarlo me largué a llorar porque era una tontería pero al mismo tiempo era uno de los actos de amor más bonitos que había hecho.

Đọc tiếp

Bạn Cũng Sẽ Thích

99.3K 8K 19
Pequeñas historias que se me ocurren del poderosísimo Jinnam. ➸Pareja principal: Jinnam. ➸Género del drabble: drama/fluff/smut. ¡Hay de todo! ➸Todas...
41.3K 4.1K 60
Remus Lupin vivió parte de su infancia siendo maltratado por su papá, hasta que su mamá regresó por él para llevárselo a una nueva vida. Producto de...
5.7K 422 9
Eres el/la esposo/sa de Sano Manjiro tu relación era perfecta pero al pasar de los años Manjiro se fue volviendo un extraño para ti hasta que...
1M 166K 151
4 volúmenes + 1 extra (+19) Autor: 상승대대 Fui poseído por el villano que muere mientras atormenta al protagonista en la novela Omegaverse. ¡Y eso justo...