En mis manos sostenía la foto que compartía con un par de chiquillos locos, Francisco y Lili. Mis dos sobrinos que dentro de unas horas llegarían a la puerta de mi casa para quedarse, un plan que hace poco me había enterado yo por parte de ellos mismos.
Mi hermano tal parecía que se le había pegado la gana de mandarme a gente a mi casa sin consultarlo conmigo mismo, hacía muchos años que no recibía una llamada de el, mucho antes de que se casara. Todo era perfecto en nuestra relación, ningún obstáculo lograba separarnos hasta ahora.
Esperaba su llamada que hace unas horas había recibido un mensaje de voz, iba a darme detalles sobre este nuevo plan que parecía ya tener.
Sentado al borde del sofá, aún con la foto en mis manos no podía creer que tan hijo de puta podía ser conmigo, cuando los necesitas ya no están pero si es al revés, es tu decisión si quedar como idiota ante sus miradas tan descaradas.
Francisco he Lili, dos niños que recién me voy enterando que volvería a ver, siendo muy honesto. Detestaba saber a los miembros de la familia de mi hermano, Martín.
Desde su esposa, cuñadas, cuñados, los padres de su pareja, todo.
Pero esos niños eran la excepción, ya había convivido con ellos hace un par de años, 9 meses después vuelven esta vez a las puertas de mi casa para quedarse todo el resto de sus vacaciones.
— Habla, rápido.
Dije después de contestar el teléfono, había recibido en ese instante su llamada, aún con enojo y frustracion le alcé la voz para que me diera la explicación del porque me había mandado a sus hijos a mi casa.
— Mike, un gusto hermano. ¿Como van los negocios?.
Su tono de voz solamente me hizo rascarme la frente por el enorme enojó que sentía, me hablaba como si no estuviera enterado de sus movimientos que había recién echo.
— Martín, mejor ve al maldito grano, no tengo mucho. Tengo que preparar todo un viaje por tu culpa. ¿Cual es tu puto problema?.
— Mike lo siento... Mi esposa y yo estamos pasando por muchos problemas y creo que necesitamos terapia.
Lo que tenía la esposa de mi hermano es que era muy manipuladora, sobré todo cuando se trataba de querer algo a su conveniencia, el día de su boda no pude asistir porque no había sido invitado.
Luego de unos días me enteré que fue su esposa quién había planeado las invitaciones, y no solo fue eso, aparte de que yo no fuera a la boda pues me hice la idea que la mujer no quiso que yo llegara.
Tampoco invito a los familiares de nuestra familia, ni siquiera a nuestro padre, ¿Pueden ustedes estar con una mujer que odia a tu propia familia?.
— ¿Te estás quejando? Mira, hace mucho tiempo, tal vez unos 3 años, ¡Claramente te dije que esa mujer no te convenía! ¡Te fijaste solo por su gordo culo! ¿Y para que? Resultó ser una manipuladora que no te valora... Sigue hablando ya...
— Si gracias... Pero hazme el favor, solo serán 4 meses y lu-
— ¡¿Que..?! No, Martín por favor ten algo de comprensión, acabo de tomarme mi descanso en esa empresa y me vienes a darme tarea, no. Esto no se hace Martín.
— Mike, Mike... Te lo pido, hazlo por ellos, los niños se morían por verte. Puedes usar la casa rodante si quieres, te la presto por el tiempo que quieras.
— No tengo ninguna puta necesidad pero... Regálame esa cosa y no diré nada más.
Iba a sacarle provecho a esta situación, al ser un hombre de ventas ya sabía cómo manejar a las personas que piensan que van arreglar sus problemas ofreciendo objetos de valor.
La casa rodante era una cosa realmente cara, ya le había echado el ojo a una como esas pero cuando se tiene que dirigir a personas para que tus cosas no te vayan mal, no hay tiempo de pensar en las cosas que necesitas.
— ¡Mike! Eso me costó mucho dinero.
— Más de lo que me costará cuidar a tus hijos, tienes dinero hasta para darle a esa culona pero no tienes decencia para darle algo a tu hermano.
— ¡Mierda! Tu ganas, quédate con esa cosa. Si pudiera llevar a mis hijos con mi cuñada no te hubiera pedido esto pero eres el único ser que al parecer mis hijos aman más.
— Piénsalo bien, tal vez no eres un buen padre, trato concluído. Mándale un saludo de mi parte a la manipuladora... ¡Digo! A tu esposo, ¿Va? Adiós.
Sonará mal el trato que me llevo con mi hermano pero no mentía con decir que habían pasado varios meses desde que recibía una llamada de el. Ni siquiera para felicitarme en días importantes como mi cumpleaños.
Soy un hombre que se a dedicado a trabajar desde que acabe todos mis estudios, no puedo decir tanto de mi.
Tal parece soy el único de la familia que no se a casado, ninguna experiencia por amar a alguien. Nada. Mi familia me tienen el apodo de "piedra" soy duro con muchas personas.
El tiempo en mi opinión es lo más valioso que puedes tener, y lo único que deberías de apreciar, si te dedicas a buscar la forma de meter las patas como mi hermano, entonces no entenderías lo que es ganarte la vida sin apresurarse.
Dentro de unas horas vendrían mis sobrinos a casa, el lago del valle. Donde estoy ubicado es un sitio de privado, les explico esto porque tal vez no entenderán lo que es pagar para que no te quiten tu propio terreno que tal vez un día no pagabas.
Salí de casa para alistar el vehículo que recién me ganaba, la casa rodante. Tenía una segunda propiedad a 2 cuadras de mi casa. Guardaba un par de llantas en ese sitio y eso incluía el camión de mi hermano.
¿Es fácil ganarse la vida cuando lo das todo?. Pues claro.
Unas horas de planear y esperar al fin pude escuchar como las puertas de mi casa empezaron a ser golpeadas, a los únicos que podía esperar eran a los que venían a cobrar algunas cosas de mantenimiento pero al no tratarse fin de mes, no serían ninguno de ellos.
Abrí la puerta con la sorpresa de ver a mis sobrinos, Francisco y Lili.
Apenas les ví sus caras y el par de hermanos saltaron a mis brazos para darme un fuerte abrazo amoroso.
— ¡Hola niños! Que ánimos.
— ¡Tío Mike! ¡O C-Cielos! Estás usando los lentes que te recomendé, ¡Te ves divertido así!
Dijo Lili, una niña con tan solo 13 años.
— Bueno, creo que si estaba mal de la vista, deja de burlarte de tu tío niña — dije acomodando mis lentes.
— Disculpa a mi hermana, está así por que supo que nos quedaríamos aquí por 8 meses.
— ¿Que...? 8 meses... ¡Claro, si! 8 meses.
Creo que haría otra llamada a mi hermano...
Antes de su llegada, había pedido información sobre los lugares que serían buenos para pasar las semanas, no iba usar la casa rodante así nada más. Su habitad natural quedaba a la perfección en uso.
Un sitio no muy lejos de aquí se nombraba un bosque como los pinos del cielo, un gran bosque que conducían a una enorme montaña cubierta de pinos que se juraba que estos te hacían alucinar que tocaban con su punta el cielo.
Contaba con zonas rojas y amarillas, un punto de acampado con un precio bastante económico, no soy codo. Es que no soy de gastar dinero en viajes que no son de mi agrado, no odio el bosque.
Los niños dejaron sus maletas a las puertas de mi entrada para correr a la sala y prender la televisión, no parecían estar tan apagados después de los problemas familiares, seguramente no estaban ni enterados.
Cuando entré, miré como ambos miraban ya de la televisión uno de sus programas favoritos. Siempre suelen verlo cuando pueden en mi casa, la vez que vinieron de igual forma miraban de este programa, con muchos ánimos.
— Niños, tengo Netflix saben, pueden ver más películas — dije apenas subiendo las escaleras con sus maletas.
— ¡No gracias tío! A mi hermano y a mi nos gusta este programa de aventuras, ¿Verdad?.
— Tío Mike, ¿No te gustaría alguna vez descubrir algo más allá que el ser humano jamás allá visto?.
— Hmmm no, no creo que las aventuras sean lo mío — respondí apenas llegando al cuarto donde se quedarían ellos a descansar.
Tenía solo unas horas antes de que los niños subieran a su habitación para dormirse, me había encerrado en la habitación de al lado para empezar a planificar el viaje.
El lugar donde había pensado ir, pues me costaba mucho contactarme con algún servidor del lugar, habia estado llamando a muchos números telefónicos pero ninguno mostraba señal de estar en línea.
No eran tan grabe el problema ya que yo podía hacer los pagos y el alquiler cuando llegara al bosque pero solamente esperaba que aún hubiera algún cupo en el sitio, los planes salen mejor cuando los haces con tiempo
Fueron exactas las horas que pasarán para que Francisco y Lili se fueran de la sala y subir a las habitaciones de arriba, estaba recostado sobre el sofá de mi cuarto que apuntaba a una de las ventanas que fijamente apuntaba a la calle.
Escuche a mi sobrino llamarme del otro lado de la puerta, con un simple "adelante" fue para que Francisco entrara a la habitación y se sentara a la par mía, Francisco era casi un cerebro, era más razonable que su hermana, igual que yo usando en sus ojos unos lentes con casi mucha graduación, parecia ser hereditario.
Mi hermano y yo siempre tuvimos que usar el par de lentes.
— Tío, se que sonara una locura pero me preguntaba si podíamos dar una vuelta... en L-
— ¿Los pinos del cielo? — dije sin verlo al rostro, esperé a ver cuál sería su reacción porque había adivinado a donde quería ir el.
— ¿Que...? ¿Ya sabías que te iba a pedir eso? — Me dijo con brazos cruzados.
— Francisco, en tus maletas hay una infinidad de folletos con relación a ese lugar, en tu diario explicas las mil maneras de convencerme de ir, lavar los platos de la casa no es una mala idea.
Francisco no supo cómo responderme, la único que hizo fue desviar la mirada avergonzado por saber que había leído sus apuntes de su diario.
— ¿Entonces...? ¡Di que sí tío!.
— No hay problema, de todas formas tenía pensado llevarlos mañana, se que suena muy precipitado pero quiero ya quitarme este peso de encima, tengo mucho trabajo acumulado que me espera más adelante y dudo pasar tiempo con ustedes así que debo de aprovechar que tengo días libres.
— ¡Gracias tío! ¡Sabes que eres el mejor tío del mundo! — gritó de felicidad retirándose de mi habitación gritando el nombre de su hermana.
— ¡Dile a tu hermana que prepare un par de prendas! No quiero regresar mañana a la casa por cosas olvidadas.
No creo que sea mala la idea de viajar de un día a otro al bosque, digo. Es un sitio verdoso y fresco, un par de bichos y el olor a mierda de animal. Nada del otro mundo.
Por suerte ya había acabado de ordenar mi maleta, mucho antes de que ambos llegaran a mi casa.
Las horas para ir al bosque eran aproximadamente unas 8, lo máximo que podía yo tardar en acomodar la casa rodante era en unas 2 horas.
La casa rodante tenía lo que una casa normal ocupaba, el solo meter las mochilas con ropa cálida era lo que debían de alistar mis sobrinos, Francisco y Lili iban a gozar de este viaje, 3 días fuera de casa no sería mucho pero si lo suficientemente divertido.
Todo esto está pasando muy rápido, ¿No? Trato de ser muy breve con este inicio de las vacaciones.
Habiendo dejado mis cosas dentro de la casa rodante, recordé en el instante que me sentaba al volante que en unas de las camas que contaba la casa, debajo de unas de las sábanas traía escondido un rifle, normalmente conservaba un par de esas armas de casería cuando solía viajar con unos amigos en la casa rodante.
Pero con el paso del tiempo, las cosas se fueron complicando y tuve la idea de sacarme una licencia para portar un arma y pude comprar una costosa. Tengo la idea de que tal vez me sirva más adelante.
Ya está todo listo con exactamente las 3 de la mañana, si. Las horas se pasaron volando el estar sentado en la casa rodante pero que tanta necesidad hay de dormir sabiendo que el día siguiente tendrás un viaje con algunos familiares, que gran emoción deberán de sentir muchos al saber que pasarán a disfrutar de lugares.
Pues yo no, porque no sabía que el viajar a ese lugar, me iba costar un par de vidas inocentes.
LA HISTORIA JAMAS CONTADA DEL BOSQUE.