What If...? • Byler

By mikiswiftffe

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EN EDICIÓN [ 10 / 07 / 24 ] ¿que hubiera pasado si Will acompañaba a Dustin y escuchaba el mensaje ruso? ¿qué... More

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By mikiswiftffe

Giró la perilla con cuidado, no queriendo hacer ruido.

Ellos escuchaban todo.

Abrió la puerta y cerró sus ojos con fuerza. No quería saber qué se encontraba allí dentro. El lugar que le había quitado tanta gente y tanta felicidad y esperanza. Un lugar con olor a muerte por todos lados. Como si la Santa Muerte estuviese paseando por todos lados, llevándose vidas y haciendo con ellas lo que se le antoja. Tomo aire y abrió sus ojos, no había nada. Estaba vacío y sucio. Se abrazó a si mismo y frotó sus manos en sus brazos en busca de calor.

Volvió a cerrar sus ojos, y suspiró, agachandose y tomando aire. Puso sus manos en el suelo con cuidado, miedo.

Sintió algo líquido y viscoso escurrir entre sus dedos ni bien los puso en el suelo. Frunció el ceño con asco y abrió los ojos.

Un charco de sangre lo rodeaba, manchando su ropa y sus zapatos.

Se vio las manos y a su alrededor aterrorizado, asqueado. Sintió el vómito ácido en su garganta he hizo arcadas. El olor putrefacto lo mareaba y sobre todas las cosas, le daba asco.

Siguió una línea de sangre con la mirada, con su cuerpo temblando. Sus ojos verdes avellana estaban abiertos y su boca con labios finos y un poco carnosos temblaba.

Abrió aún más sus ojos cuando llegó al final del rastro de sangre.

Bob. Mamá. Alexei. Bárbara, y un par de doctores locos más que trabajan en el laboratorio, estaban parados con sus heridas abiertas, con la sangre saliendo de ellos y sus rostros cansados y con rastros de lágrimas.

Ellos lo apuntaron.

"¡Asesino!"

Comenzaron a gritar con una sonrisa cínica y las pupilas dilatadas.

Sus cuerpos en descomposición emanaban un olor horrible y putrefacto.

Cayó hacia atrás, golpeando su espalda y cabeza en el enorme charco de sangre debajo de él manche toda su ropa y cabello.

Un pitido cruzó su cabeza, como si fuera un disparo, callando un poco sus gritos y todo escuchandose como un horrible eco que se repetía tortuosamente taladrando sus oídos. Cerró los ojos por el dolor.

Sintió una mano en su hombro y abrió los ojos. El cabello castaño y desordenado de su madre lo recibió, junto a su pálido y frío cuerpo en descomposición. Sus ojos dulces de color blanco, un blanco penetrante que le dió escalofríos.

Abrió sus ojos sorprendidos y desesperados y gritó con todas sus fuerzas. Su madre se acercó a su oído y le susurró con una raposa voz, una terrorífica voz;

"Fred Benson sigue"

Abrió sus ojos y se sentó en la cama suave con una rapidez inimaginable. Su corazón palpitaba con fuerza y estaba cubierto completamente por una capa de sudor frío. Su cabello estaba pegado a su frente. Pasó su mano por su cara y juntó sus piernas a su pecho, escondiendo su rostro entre sus rodillas y comenzando a derramar lágrimas. Una tras otra, cayendo por sus mejillas y creando un recorrido por su mentón hasta llegar a la cama y mojar las sábanas desparramadas a su alrededor.

Estaba asustado, confundido. Estaba volviéndose loco. Estaba desesperado, pero se negaba a pedir ayuda. Su orgullo podía más que ese sentimiento ahogado de desesperación. Además, los otros tenían sus propios problemas.

Se levantó de la cama y comenzó a caminar a la cocina para tomar agua y deshacerse de ese asqueroso sudor que estaba en toda su espalda.

Se quitó la ropa y se metió a la ducha. Prendió el agua caliente, pero de repente todo se volvió frío y oscuro, vacío. Su corazón se aceleró. Sabe lo que eso significa, lo que esos tentáculos en la pared significa, lo que significa ese viento que te hace estremecer.

Estaba en el otro lado.

Acercó su temblorosa mano a la, ahora, sucia cortina. Agarró aire y la corrió. Frunció el ceño con confusión.

Estaba en el bosque. Específicamente adelante del Castle Byers. Se miró la ropa que, de alguna manera, tenía puesta su pijama que consistía en un pantalón largo de color gris y una remera corta de The Clash, junto a unas medias azules.

Comenzó a caminar hacia el pequeño refugio hecho de ramas y maderas. Tomo aire y abrió la pequeña cortina con rayas que simulaba ser una puerta. Sus ojos se abrieron cuando vio lo que estaba en su interior.

Joyce...

Muerta...

Con la bala en su estómago y la sangre saliendo de su boca...

Se tapó con la mano la boca y salió disparado del lugar con su corazón latiendo con fuerza contra su pecho y las lágrimas saliendo de sus ojos. Su respiración empezó a ser inestable y a entrecortarse. Cerró los ojos y se levantó inmediatamente del suelo.

Corría tan rápido como sus piernas se lo permitían. Corrió hasta llegar a una casa que desconocía completamente. Era grande, pero jamás la había visto.

Se limpió las lágrimas secas y comenzó a caminar hacia esa casa. Algo de ahí lo llamaba, le decía que tenía que entrar porque ahí todo su sufrimiento acabaría como si un disparo diera contra el sufrimiento y eso se hiciera polvo y nada de eso quede.

Su mano se puso en el picaporte de esa casa. Abrió la puerta, la cual hizo un ruido agudo típico de película de terror. Cuando la abrió por completo un reloj lo recibió haciendo un ruido escalofriante. Una silueta se colocó a su lado.

Miró y su garganta se hizo un nudo.

La chica que había encontrado en la casa rodante estaba a su lado, parada viendo ese reloj. Su labio inferior comenzó a temblar. Ella sólo lo miró y dijo;

"No fue Eddie Munson... Fue él"

Abrió sus ojos nuevamente. El ruido del agua cayendo a la bañera, por alguna razón, era demasiado fuerte y lo aturdia. Cerró la ducha y respiró profundamente, tratando de alejar esos pensamientos y centrarse en otra cosa que lo ayude a calmarse.

Se puso su ropa nuevamente, mientras pensaba en si debía decir lo que sabía. En si debía decir que su mamá y Chrissy le habían dicho que nada terminó, que un tal Fred Benson seguía.

Pero ¿Cómo iban a creer que dos chicas muertas se le presentaron en sus sueños y le avisaron sobre todo? Pensarían que perdió por completo la razón y jamás lo volverían a tomar en serio.

Y no quería eso.

Quería que dejaran de verlo como un niño indefenso que necesita crecer y madurar para entender las cosas. Quería que dejaran de pensar que él era un chico infantil sin control que quiere jugar todo el tiempo aunque él solamente quería recuperar el tiempo que había perdido por tanto sufrimiento.

Y no se iba a arriesgar a nada sólo por un estúpido sueño.

Cómo podría.

Era imprudente y nuevamente lo verían como si fuera vulnerable, y aunque sabe que lo es, no puede evitar sentirse enojado al pensar que los demás lo ven como si fuera un juguete que puedes descartar a tu antojo y volver a usarlo y así sucesivamente hasta que el juguete se vaya o lo rompan y luego lo tires a la basura.

Micheal pensaba eso y por eso lo hirió tantas veces y luego fue y le pidió perdón, porque sabía que Will lo iba a perdonar cuantas veces él se equivocara, sin importar que tan grave haya sido su error...

Él siempre lo perdonaba una y otra vez.

Y ya no quería que lo vuelva a lastimar. Ya no quería que nadie lo vuelva a lastimar y ser amable, empatíco, tonto y muchas más estupideces le habían provocado mucho dolor.

Se pasó la mano por el rostro y salió de la ducha mientras enrollaba una toalla negra en su cintura. Se miró en el espejo. Las marcas en sus hombros y en su antebrazo estaban a nada de cicatrizar. Sonrió levemente y agarró la ropa que tenía puesta anteriormente.

Salió del baño y abrió la puerta de su cuarto. No quería volver. Sabía que no iba a dormir, pero como si no supiera eso, entró a la habitación y se acostó en su cama, mirando un punto fijo en la habitación para poder volver a dormirse.

Dió vueltas y vueltas hasta que se cansó. La cama se había vuelto incómoda y necesitaba dejar de pensar en ese sueño demente. Se levantó de la cama y agarró unos jeans negros con roturas en las rodillas, una remera blanca y una chaqueta de cuero negra. Se puso dus zapatillas blancas y salió de la habitación.

Bajó las escaleras con cuidado, tratando de que no lo escuchen. Agarró la copia de las llaves de la casa y abrió la puerta, salió de la casa y cerró la puerta con llave de nuevo.

Él aire frío chocaba con su rostro y volaba contra su pelo. Comenzó a caminar mientras guardaba las llaves en su bolsillo.

Su mente divagaba en un mar de pensamientos. No quería seguir pensando, pero no podía. No podía.

Realmente no sabía a dónde se dirigía, sus pies caminaban por si solos mientras él se mordía los labios ligeramente por el interior con ansiedad.

Se abrazó por el repentino frío que comenzó a sentir. Vio adelante, había entrado a una tipo casa. Había muchas cosas dentro. Vio una canoa con una cosa verde tapando.

Agarró la cosa verde y la quitó de la canoa. Sus ojos se abrieron cuando vio lo que esa cosa estaba ocultando...

Eddie Munson...

Se tapó la boca con la mano e intentó salir del lugar, pero el rizado le agarró del brazo y lo dió vuelta. Iba a gritar, pero él puso una mano en su boca y lo puso contra la pared.

-- Cállate, niño. No vaya a ser que me descubran después de todo mi esfuerzo para que no lo hagan-- dice en un susurro.

Eddie lo mira con una ceja levantada y una mirada confusa.
-- De todos modos, qué haces aquí. Se supone que nadie sabe de éste lugar-- él saca la mano de su boca y lo incita con la mirada a hablar.

-- N-No lo sé... Estaba caminando por el bosque y llegué aquí. No sé dónde estoy, así que por favor déjame ir-- dijo rogando. El rizado se acercó más a él y cerró con fuerza sus ojos.

-- Tú eres el niño del jefe Hopper, ¿verdad?--volvió a abrir sus ojos y levantó el mentón con firmeza.

-- Eso no te incumbe... Ahora déjame ir o... O soy capaz de matarlo y dejarlo peor que de lo que tú dejaste a la pobre porrista-- dice con sus ojos verdes avellana fijos en los marrones del chico rizado.

Él sonríe y ríe sin gracia, lo suelta y se sienta en la canoa.
-- Por lo que veo tú eres uno de esos tipos que creen que fui capaz de semejante barbaridad. Pero escuchame una cosa, niñito de papá, eso no fue lo que pasó--

-- ¿Qué?-- le dijo hiperventiladamente.
-- Ahora qué sandeces vas a decir eso, ¿eh? Mejor cállate y déjame ir. No quiero estar cerca de un asqueroso asesino como tú y ni creas que no voy a decir nada. No me quedaré callado para proteger a un asqueroso y repugnante tipo como tú-- Will le dijo con repugnancia en su tono, indiferencia en su mirada y, a pesar de su actitud, temblequeo en sus piernas por el miedo. Pero tenía una ventaja;

Cuando tiene miedo, su instinto de supervivencia se activa y la fuerza también. Como de un robot se tratara.

Le pegó fuertemente en la entrepierna y luego le dió un puñetazo en la cara. Eddie cayó al suelo mientras soltaba gemidos adoloridos. Salió corriendo de ese lugar, directo a algún lugar que pudiese dar una señal de dónde se encontraba.

Sus piernas se cansaron de tanto correr, por lo que paró de correr y se sentó en la raíz de un árbol. Estaba amaneciendo y, seguramente, su padre ya se había levantado.

Tomó aire y se agarró del pecho con fuerza. Le costaba respirar y su pecho dolía como si le hubieran dado una patada ahí. Cerró los ojos y una lágrima salió de su ojo derecho. Estaba cansado, frustrado. Sobre que temía estar a nada de perder la cabeza, aparece ese tipo.

No sabe qué más hacer. Ya no tiene ganas de hacer nada... Ni siquiera de vivir, pero era cobarde, tan cobarde que no era capaz ni de hacer eso. Más lágrimas salieron de sus ojos.

Se agarró la cabeza y la puso entre sus rodillas mientras lloraba desconsoladamente.

Sabe que está solo, pero mejor así. Solo. Después de todo, así era como estaba después de que su mamá lo dejó. Sabía que algo malo iba a pasarle y aún así la dejó ir. Era su culpa, si tan sólo pudiera volver el tiempo atrás y que nada se eso ocurra, que la pesadilla en la que se convirtió Hawkins jamás ocurra.

Siguió llorando hasta que sintió una mano en su hombro. Se dió vuelta y vio a Eddie Munson mirarlo con una mirada empatíca, puede que hasta le tenga lástima.
Se levantó rápidamente y comenzó a alejarse.

-- No... No te haré daño-- le dijo él con tono bajo y gentil. Lo miró con desconfianza y siguió caminando hacia atrás sin quitarle la mirada de encima.
-- ¿Estás bien?-- preguntó mientras se sentaba en la raíz del árbol.
-- Perdón, pregunta estúpida. Claramente no lo estás-- Will no respondió, sólo lo quedó mirando como si le hubiese crecido otra cabeza.

-- ¿Qué quieres?-- dice con sus ojos rojos y su nariz hinchada. No lo admitiría, pero sentía que podía confiar en Eddie a pesar de que él sea un asesino brutal.

-- Hablar... Sólo eso-- tenía su mirada baja y una sonrisa leve en su rostro. Se acercó a él un poco.

-- No confío en ti-- murmura con timidez.

-- Lo sé, yo tampoco, pero te veo mal y no me gusta que la gente llore. Me hace llorar a mí-- bromea. Will ríe un poco y se acerca.
-- ¿Y bien, vas a decirmelo, verdad?-- el menor bajó la mirada y negó con la cabeza.

-- Perdón, pero no puedo decírtelo. Es algo muy estúpido y, aunque te lo dijera, no me creerás-- Eddie rió.

-- Después de cosas que estos ojos han visto, no hay nada que no pueda creer-- dijo con sus brazos cruzados y una sonrisa grande.

(......)

Hopper estaba dando vueltas en la sala de un lado a otro. Ya era de mañana y Will tendría que estar en la escuela, pero nada que aparecía. Era como si la tierra se lo hubiese tragado.

-- Papá, deja de ponerte nervioso. Seguro sólo salió a dar una vuelta, ya sabes como es-- le dice Jane levantándose del sofá y agarrando a su papá por los brazos.

-- Yo no me voy a quedar tranquilo hasta que ese muchachito no regrese a la casa. ¿Qué cree? ¿que puede salir de la casa sin avisar antes de que todos nos despertemos, que se lleve las llaves de Jonathan y que no me preocupe? ¡Por Dios, Jane!-- Jane sonríe con burla hacia el comportamiento dramático de Hopper. No era la primera vez que Will se escapa de la casa a altas horas de la madrugada.

-- Bueno, tienes razón. No puede salir así sin avisar, pero no es la primera vez. Ya lo hizo varias veces y siempre aparece. Tarde o temprano, pero aparece. Así que deja la amargura y ve a tu trabajo y yo lo espero aquí en casa, ¿te parece?-- Hopper entrecierra sus ojos y acaricia su bigote.

-- No... Le advertí que si volvía a hacer una cosa de estas iba a terminar castigado, y mira con lo que me sale. Pero que no crea que no habrá consecuencias. Lo esperaré aquí sentado, y cuando llegue va a ver-- Hopper se sienta en el sofá. Jane pone los ojos en blanco y suspiró, cruzando sus brazos.

-- ¿Pero no era que ya lo habías castigado? No puedes castigar al castigado-- bromea con una sonrisa.

Hopper la mira seriamente.
-- ¿Cómo que no puedo? ¡Claro que puedo y lo voy a hacer, carajo!--





































































































Hola *le pegan cinco tiros*

Ya sé, me tardé 5 meses en actualizar pero es que no sabía por dónde ir con la historia y hasta pensé en cancelarla. Pero definitivamente no tengo excusa para haberme tardado tanto. Además de que me desinstalé Wattpad y entraba por la página de Google, por lo que no podía actualizar.

Pero en lo que me desapareci, hice varios capítulos para luego subirlos los sábados diariamente para poder compensar los 5 meses en los que los tuve en espera.

Gracias por esperar pacientemente.

Los amo mucho no se olviden de votar y comentar si les gustó o no.

ARIOS TOMEN LECHUGA Y MASTIQUEN AGUA.
💗💗💗💗💗💗💗

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