Estaba apunto de decir algo pero Suzuya se levanta haciendo que nuestros rostros estén muy cerca, pero acto seguido se aleja y desaparece por unas escaleras. Sigo sus pasos y, al abrir una puerta que se encontraba entreabierta, me quedo desconcertada.
Aquella sala estaba echa un desastre. Papeles por el suelo, sangre por las paredes, quinques rotas.
¿Parte de la batalla transcurrió aquí?
Mientras observo la habitación imagino la horrible lucha desempeñada entre ghouls e investigadores.
Suzuya consigue llamar mi atención, haciendo que mis pensamiento se esfumen. Él coge del suelo lo que parecía see una fotografía. Camina hacia mí y alza el brazo enseñándome la fotografía. En ella se ve a mi madre, a mis hermanos y a mí. Presiono mi mano contra mi boca intentando evitar que se escuchen mis sollozos mientras que las lágrimas no tuvieron piedad y comenzaron a deslizarme por mis mejillas. Suzuya acorta la distancia entre los dos y me abraza. Apoyo mi rostro en su pecho y mis brazos le rodean débilmente.
- Tranquila -dice intentando consolarme
- No tenía que haber venido -niego
Me separo de él y observo su camisa. Está mojada por mis lágrimas.
- Lo siento -me disculpo intentando secarle un poco, con la manga de mi chaqueta.
- Da igual.
Paro de inmediato y le miré a los ojos. No pude controlarme, al ver esos ojos, ese tono de piel, ese pelo, esos...labios. Puse una mano en su nuca y la otra en su mejilla e hice que se agachase. No, que haces tonta, ¡para!.
Estábamos a un milímetro, a un put* milímetro pero paré. No puedo hacerlo aún, no lo conozco muy bien. Me separé de él y comencé a buscar por toda la sala en busca de los objetos personales de mi padre. Caminé entre los escombros mientras Suzuya estaba a mi lado ayundandome. ¿Es que no va a hablar de lo que casi hago? Bueno mejor, asi no piensa que estoy enamorada de él. ¡Qué estás diciendo Saeko! Él no te gusta...creo. Agite la cabeza para olvidar ese pensamiento y volví a lo importante; encontrar las cosas de mi padre.