Las siguientes dos semanas fueron las más largas de mi vida, estaba cansada realmente. Los profesores de Londres acostumbraban a dejar demasiada Tarea, tal caso que en Canadá a veces solo teníamos que leer y responder. El rostro de Teo detrás de mi pantalla me hizo sonreír levemente, estaba igual desde la última vez que lo vi. Lo bueno de estar en el siglo veintiuno es que podemos hace Skype cuantas veces queramos o podamos. Tras estas largas horas ambos nos hemos puesto al tanto de todo lo que ha sucedido en nuestras vidas. De Harry no hable por que no valía la pena hablar de idiotas.
-Conocí a una chica, Se llama Eva. -Comento- Es genial, en verdad.
Inhale profundamente ante la presión en mi pecho.
-No dudo que lo sea. Si te gusta ve por ella, Teo.
-No me gusta, Solo me parece genial.
-¿Entonces por qué me lo dirías?
-¿Entonces por qué te haces llamar mi mejor amiga?
Touché.
-¿Por qué no te gusta? Sugiero que te des alguna oportunidad con alguna chica. Después de todo el mundo está repleto de ellas, solo falta encontrar la correcta y lo sabes.
Pude verlo suspirar y bajar la mirada. Me incline hacia la pantalla y saque una de mis mejores sonrisas.
-Se feliz, Teo. Que nada ni nadie te lo impida ¿Vale?
Asintió y me regalo una de esas sonrisas que derriten a cualquier chica, pero estaba muy segura que solo veía a Teo como un amigo, las presiones en mi pecho de derivaban al recuerdo de nuestro beso, nada más. Después de todo uno nunca olvida algo importante. Y estoy segura de que él tampoco lo ha olvidado.
Chasqueo. -Car, tengo que irme. Tengo que acompañar a Clara a la biblioteca.
-No te preocupes, anda y cuídate.
Ambos nos sonreímos y apagamos la cámara, Solté un gran suspiro y talle mi rostro con mis manos. ¿Por qué tuve que mudarme, Joder?
Me pare de la cama de mala gana y mire a mí alrededor. ¿Llegare acostumbrarme a Londres? Realmente no lo sabía. Pero no me mataría intentarlo. Mire la hora y eran más de las seis con treinta, había acabado mi tarea y había hecho mis deberes en la casa. Tome mi celular y decidí guiarme a mis contactos, topándome con la sonrisa irlandesa de Niall en uno de ellos. Nos llevamos espectacular, es un gran chico. Un chico dulce y caballeroso, nada comparado con Harry Styles.
Se me revolvió el estómago al recordarlo, aquellos potentes ojos intimidándome sin consideración, aquel tacto que provoco que mis sentidos se enloquecieran. Es extraño el sentimiento que me provoca cuando lo veo, tan desconocido que me da miedo.
No puedo estar cerca de él, mi mente me ordena mantenerme lo más alejada que pueda, que solo es un tipo que intenta aprovecharse de mí. A veces quisiera no haberme parado para ir al baño en aquel estúpido avión, pero sería en vano, lo conocería de todas formas. Tome una gran bocanada de aire y sacudí mi cabeza pensando en cómo sería mi vida nuevamente en Londres.
-Carter, cariño. -La voz de mi mama me hizo volcar toda mi atención en ella-Saldré unos momentos, iré a resolver unos asuntos con algún error del sistema en mi trabajo, al parecer un envió fue desprogramado.
-Vale, no te preocupes. Estaré bien, mama.
-Llegare después de las once seguramente. Te quiero dormida, no me esperes despierta ¿Vale?
Asentí ante lo mismo de siempre.
-Ten cuidado-logre decir antes de verla salir por la puerta de mi habitación.
Segundos después escuche como la puerta principal se cerraba.
Muy bien Carter, ahora estas completamente Sola ¿Decías que te adaptarías bien, cierto?
Infle mis mejillas y me puse de pie caminando por mi habitación. Era demasiado normal no convivir demasiado con mi madre. Ya que cada vez que ella salía corriendo hacia su trabajo yo me escapaba de casa para ir a la de mis amigos. Cosa que ahora el único conocido amigable que tengo es a Niall, el cual si mal no recuerdo está trabajando en un restaurante.
Resignada tome mis audífonos y mi suéter favorito antes de salir de mi casa para iniciar una relajante caminata. Probablemente las personas normales se echarían en sus sofás comiendo fritos o helado.
Me encamine por la banqueta y observe como el sol comenzaba a descender para esconderse entre las montañas, Recuerdo que mama siempre me decía de pequeña que el sol tenía que dormir y siempre se escondía entre montañas para descansar, como todo padre o madre después de un día de trabajo duro. Desde ese día tome a mi mama como mi Sol, siempre me despertaba para ir a la escuela y siempre me llevaba a la cama para dormir. Hasta que todo cambio.
Ella ya no es mi sol, por más que duela, crecí.
Ella lo sabe.
Patee una roca en mi camino y me coloque los audífonos para escuchar a Hozier, solté el aire acumulado en mis pulmones y deje que el aire cálido golpeara mi rostro. Es una sensación relajante para decir verdad.
Observe un pequeño pub a lo lejos, el sol ya se había escondido hace menos de tres minutos y la música ya estaba a todo volumen. Pude visualizar a adolescentes de mi edad y más grandes adentrarse rápidamente antes de que el guarura llegara a impedir la entrada. Mire a ambos lados y la calle opacaba cualquier luz. Date la vuelta y regresa a Casa, Carter
Mordí mi labio, es una mala idea. Una pésima idea. Me quite los audífonos y los guarde en mis bolsillos. No puedo entrar a ese lugar, las posibilidades de que me droguen y me secuestren son altas. Me resulta patético que esté considerando entrar...Joder, al diablo.
La curiosidad mato al gato. Camine rápidamente hacia el pub y me adentre como una pequeña niña ridícula buscando escondite en una cueva llena de lobos hambrientos. La música casi rompe mis tímpanos justo al momento de entrar, estaba oscuro y había demasiadas luces. Camine entre la gente soportando algún que otro empujón y maldiciones hacia mi persona por impedir los movimientos...de Baile de estas. Las personas más cercanas a mí observaron mi vestimenta, solo llevaba unos jeans, un suéter y una blusa blanca. No olvidemos mis converse. Ignore sus miradas y me dispuse a mirar alrededor. Estaba segura que tendría un ataque de pánico si no me dejaba llevar. Inhale profundamente lo cual se me hizo demasiado difícil, había demasiada gente y poco aire.
A empujones camine hasta la barra y mire con curiosidad todos los Vodkas, Vinos, Tequilas y Cervezas que mostraban en la parte superior. Me sentía como una patética exploradora aquí.
-¿Deseas algo, Cariño?
Mi vista viajo al Barman y apreté mis labios sin saber que responder, repase las bebidas alcohólicas del lugar y me encogí en mi posición. Joder Carter, no quedes como estúpida y pide una maldita cerveza. No vas a morir.
-U-una Cerveza, por favor.
Asintió y destapo una con un ágil movimiento, me la tendió y me guiño un ojo lo que me resulto repugnante a decir verdad. No tenía más de 30.
Humedecí mis labios, no era la primera vez que probaba una cerveza. En Canadá acompañe a Grace a un bar hace un par de años, si mal no recuerdo su novio la había engañado para ese entonces, me dio a probar un trago y lo último que recuerdo fue haber escupido el líquido en su cara.
Empine la botella en mi boca y cerré los ojos fuertemente al sentir el calor y ardor rasgar mi garganta. Agite mi cabeza y escuche la pequeña risa del Barman. Trague saliva deseando una botella de agua en estos momentos. Vamos Carter, una noche para olvidar todo...solo una.
Le di otro trago a la cerveza pero esta vez aguante lo más que pude el ardor, la coloque en la barra y camine hasta la pista, todos bailaban con su pareja movimientos exóticos, asique solo me digne a moverme de un lado a otro cerrando los ojos y dejándome llevar por la buena música que en estos momentos hacia que todo ruido ajeno se opacara.
Nunca en mi vida había entrado a un pub sola, esta es la primera vez y ahora me encuentro bailando completamente sola con una vestimenta casual en medio de la pista. Solté mi cabello y me quite el suéter por el calor del lugar, seguía moviéndome. Unas manos me tomaron de la cintura y me apegaron bruscamente a un cuerpo que desconocía, voltee rápidamente y tenía frente a mí a un chico de cabello miel mirándome con picardía.
-Bailas increíble. ¿Cómo te llamas? -me dijo-Oh, no, no...espera, mejor no me digas tu nombre. Que sea mi misterio de esta noche.
Arrugue mis cejas y sonríe a medias quitando sus manos de mi cintura rápidamente.
-Vengo con mi novio.
-No te vi llegar con nadie, encanto.
-No tarda en llegar-dije rápidamente.
Mierda, mierda.
-Claro. -dijo antes de darse la vuelta y perderse entre la multitud.
Solté un suspiro y camine nuevamente hasta la barra. Aquello había sido demasiado incómodo. Tome de mi cerveza una vez más dejando que las imágenes más brutales en mi vida me golpearan como un saco de boxeo, una y otra vez. Me empine nuevamente la botella casi dejándola vacía.
Mire a mi alrededor y las personas enloquecían por atención varonil y femenina. Buscando con la mirada alguna presa que cazar, y a la vista de muchos era presa fácil. La suerte del principiante puede joderte demasiado. Me acabe la cerveza con un trago más y limpie mis comisuras con mi dorso, Me di cuenta que no llevaba mi suéter y mi celular y mis audífonos se encontraban ahí.
Mi corazón se detuvo y comencé a buscar con la mirada, camine entre la gente hasta la pista con la esperanza de poder hallarlos. No seas tonta, probablemente ya se los hayan llevado.
-¿Buscabas esto, preciosa? -Esa voz...
Me di la vuelta encontrándome con los penetrantes ojos de Harry Styles. No había suficiente luz para observarlo con claridad pero sus ojos verdes resaltaban ante todo, tenía su ceño fruncido y no dude en deducir que estaba borracho.
-Harry... ¿Qué estás haciendo aquí?
-La pregunta más bien es... ¿Qué mierda estás haciendo tu aquí? -siseo acercándose.
Me mantuve firme.
-No te interesa. -Negué quitándole mi suéter de un tirón, me asegure que mis pertenencias estuviesen a dentro pero no, mi celular no estaba ahí.
-Vámonos, te llevare a casa.
Me tomo del brazo y tironeo del hasta llegar a la salida. Mis pucheros y mis maldiciones -más mis golpes en vano - no lograron detenerlo ni un milímetro. Era inútil luchar contra él.
Salimos del Pub y la ventisca me golpeo tan cálidamente, mis pulmones se llenaron de todo el aire que gritaban. Harry saco las llaves de su chaqueta y camino hacia una motocicleta clásica negra.
-Estas borracho, No puedes conducir en este estado.
-Tienes 17, no puedes entrar a lugares como estos sin que termines en la cama o en el sofá de un divorciado.
Lo empuje fuertemente que yo misma me sorprendí de mi acto impulsivo, casi cae pero logro estabilizarse en su posición.
-No eres mi maldito padre, para decirme que hacer o que no ¿Vale? -Lo señale, el alcohol que ingerí estaba haciendo que soltara todo - y eso que fue solo una cerveza - saboree las palabras en mi boca.
La mirada de Harry me desgarro, su mandíbula estaba apretada y sus músculos tensos por la forma en la que respiraba.
-Vas a subir tu hermoso trasero a la moto, o lo hare yo mismo Carter. Tu decides-Tomo el casco y estiro el brazo para que yo lo tomara. Sus ojos estaban rojos pero pude deducir que no estaba tan borracho como me lo imagine.
Observe el casco y luego a él.
-No puedo, necesito buscar mi celular.
-¿Hablas de este? - rebusco en sus bolsillos y elevo mi celular a la vista. -Sube a la moto, y te lo doy.
Capullo
-Estas borracho.
-Si no subes, iré por ti. -dijo en voz baja, como si tratarse de mantener el control de sí mismo.
Todas las alertas en mi cuerpo se encendieron. Tome una gran bocanada de aire y subí detrás de él colocándome el casco.
-Buena niña.
-No soy una niña.
-Me gustaría comprobarlo alguna vez, Preciosa. Pero si vamos a Jugar Que sea bajo mis reglas.