You belong with me

By fanficssleti

110K 7.7K 3.4K

Aitana y Pedri. Pedri y Aitana. Así los conocían en su pueblo de Tenerife, Tegueste. Son mejores amigos desde... More

PERSONAJES PRINCIPALES
PRÓLOGO
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Aviso
Capítulo 9
Capítulo 10
Capitulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22

Capítulo 8

4.8K 321 41
By fanficssleti

-NARRA AITANA-
Entre en casa y cerré la puerta con fuerza. El enfado apenas me dejaba pensar, simplemente me moví con rapidez hacia la cocina de donde provenían voces. Allí las cuatro personas que había se quedaron mirándome mientras me acercaba a Pedri y le daba un empujón.

- Eres un desgraciado -dije
- ¡Aitana! -gritó mamá
- Te mereces lo peor
- Tranquilita ardillita -sonrió el idiota

Intenté empujarlo de nuevo, pero mi madre su puso en medio y me agarró de los brazos para obligarme a mirarla.

- ¿Qué te crees que haces jovencita? -dijo
- ¡Este idiota ha interrumpido mi cita y se ha puesto a contarle cosas vergonzosas sobre mi a Fermín!
- ¿Cómo? -preguntó Rosi

Vi de reojo como Fer hacía una mueca y decidía escapar de la guerra en la que se iba a convertir esta cocina. Propio de él, siempre huía de los problemas entre su hermano y yo. No lo culpaba.

- Era una broma, exagerada -dijo Pedri
- ¡Pienso matarte y hacer una sopa con tus órganos!
- ¡Aitana! -volvió a regañarme mamá
- ¡Me ha dejado en ridículo!
- Pedro, discúlpate -dijo Rosi
- Ni de coña -rio- tampoco ha sido para tanto
- ¡Le ha dicho que me huelen los pies! ¡Y que le obligaré a ver pelis de Disney!
- ¿Acaso es mentira?
- ¡Te odio!
- ¡Aitana ya vale! -dijo mamá- vamos a hablar arriba
- No quiero hablar, quiero arrancarle los miembros a Pedri
- Bien -dijo Rosi- evidentemente esto no lo vais a arreglar ahora, así que creo que lo mejor es que subas antes a relajarte Aiti y después habléis como personas civilizadas
- Es difícil cuando tu hijo es un puto neandertal

Los dejé a todos con la palabra en la boca y subí corriendo a mi habitación. Sabía que mamá estaría petando a mi puerta en cero segundos, así que ni siquiera me molesté en cerrarla. No me arrepentía de nada de lo que había dicho y ni de broma pensaba pedirle perdón a Pedri como mi madre me pediría, antes muerta.

-NARRA PEDRI-
Cuando Aitana se fue corriendo y Silvia se fue detrás de ella, mi madre se puso frente a mi para impedirme el paso y me miró seria como siempre que iba a echarme la bronca.

- ¿Por qué has hecho eso? -preguntó
- Por favor, es una exagerada, fue una broma
- De muy mal gusto
- Que tontería
- Le has dicho en su primera cita al chico que le gusta que le huelen los pies
- ¿Qué más dará? Ni siquiera le gusta de verdad
- ¿Ah no? ¿Cómo sabes tu eso?
- Porque lo sé, la conozco
- Pues yo también, y fíjate que yo si que creo que le gusta Fermín
- Pues no ¿vale?
- ¿Cómo estas tan seguro?
- Porque no le brillan los ojos, no se sonroja, no se muerde los labios por nerviosismo y no aparta la mirada de la suya avergonzada. A Aitana no le gusta ese tío

Mamá levantó las cejas sorprendía, y no sé porqué una sonrisa se asomó en sus labios.

- Vaya -dijo- Bueno, supongo que tienes razón
- Mejor me voy, no quiero que haga sopa con mis órganos si nos dejáis solos
- Deberías disculparte
- Pues no lo haré
- Pedro
- No lo haré mamá, ¿vale? Déjalo estar

Dejé a mi madre con la palabra en la boca antes de que siguiese regañándome y me escapé a toda prisa de casa. No tenía muchos sitios a donde ir a parte de a casa de Bárbara, pero hoy no me apetecía verla más. Me hacía recordar la mierda de tarde que había pasado. Así que solo me quedaba un sitio al que acudir, la casa de Gavi.

Llamé a su puerta quince minutos después, y su sorpresa fue enorme cuando me vio al otro lado. Nunca solíamos avisar de si íbamos a casa del otro, pero dado que llevaba unos meses sin aparecer tanto como antes por allí siempre se extrañaba de que no estuviese en casa de Bárbara.

- Hey -dijo- ¿Qué haces aquí?
- ¿Puedo pasar?
- Claro tío, entra

Gavi se hizo a un lado para dejarme entrar. Pasamos a su sala y él fue a la cocina a por la que sabía que sería una cerveza y que efectivamente comprobé cuando llegó a mi lado y me la ofreció. Gavi no solía beber eso, pero nuestros amigos sí, así que en todas las casas había por si quedábamos. La cogí con una sonrisa y Gavi se sentó a mi lado esperando que yo abriese la boca y le explicase que hacía aquí a las diez de la noche.

- Estoy enfadado -dije
- ¿Por qué?
- Eso es lo que me enfada, que no lo sé
- ¿Te enfada no saber porque estás enfadado? -rio
- Más o menos
- No lo entiendo
- ¿Puedo hacerte una pregunta?
- Claro
- ¿Fermín te habla de Aitana?
- Sí, me cuenta algunas cosas
- ¿Cómo qué?
- Pedri -alzó las cejas- ¿Qué más te da?
- Que es mi mejor amiga, quiero saber si le gusta de verdad, si quiere algo serio con ella. Si no, dile que se aparte
- ¿No crees que eso es cosa de ellos?
- No, es mía
- No opino lo mismo
- Tengo que cuidar de ella, y Fermín sé que solo le va a hacer daño
- Yo creo que le hace muy bien, Aitana está super contenta con él, la trata como se merece y ambos se gustan. No veo nada de malo
- A Aitana no le gusta
- ¿Tú qué sabes?
- Porque la conozco, mejor que tú, mejor que nadie
- No mejor que ella misma
- Sí, sí lo hago
- Pedri
- La quiero ¿vale? Puede que haya sido un capullo con ella pero es mi mejor amiga y no quiero que nadie más la haga llorar
- No puedes controlar eso y tampoco puedes decidir con quien sale y con quien no. Déjalo estar, y si sale mal, solo acompáñala cuando lo necesite. Fermín es bueno, le gusta mucho Aitana, de verdad creo que pueden llegar a tener algo duradero

Que Gavi dijese eso, provocó un malestar en mi estómago. ¿De verdad lo que me preocupaba era que Aitana sufriese, o que yo lo hiciese al verla con alguien? Todo empezaba a dar vueltas en mi cabeza y no tenía ni una respuesta para las miles de preguntas que me rondaban, tampoco me atrevía a decirlas en voz alta.

-NARRA AITANA-
Dos semanas más tarde, solo quedaban dos días para la gala de oro. Esa a la que todos teníamos que ir, aunque yo llevase sin dirigirle una sola palabra a Pedri desde aquella discusión en la cocina después de mi primera cita con Fermín. Ni siquiera se había disculpado. ¿Lo echaba de menos? Claro que sí, no podía negar eso. Pero no podía seguir viviendo a través de él, no podía dejar que mis sentimientos me bloqueasen siempre, que no me dejasen avanzar con mi vida. Fermín se había convertido en alguien muy especial para mí, y por mucho que siguiese queriendo a Pedri no podía seguir esperándolo cuando sabía que nunca iba a llegar. Me dolía pensarlo, pero sabía que este dolor tendría que desaparecer en algún momento, o eso esperaba.

- ¿Seguro que tienes todo en orden? -preguntó mi madre a través del teléfono por octava vez
- Que sí mamá, por dios
- Debería ir a verte y salir desde Barcelona contigo
- No, no y no. Quedamos en que vosotros iríais desde Tenerife y yo en el avión de los chicos con Fer
- Es que no me fío ¿el vestido está bien?
- Te voy a colgar mami
- No te atrevas Aitana
- Hasta mañana, te quieroooo

Y colgué. Amaba a mi madre, pero llevaba una semana demasiado pesada con el tema de la gala y mi estúpido vestido. La verdad es que era normal, ella y Rosi se habían recorrido doscientas tiendas la ultima vez que estuvieron aquí para encontrarme el vestido perfecto. La verdad no era muy fan de este tipo de ropa, pero el vestido era impresionante y por una vez me sentía cómoda. Nadie lo había visto, solo ellas y Fer, que se puso ultra pesado con que quería verlo. Fermín y Gavi también insistieron, pero a ellos no se lo puse fácil y tendrían que esperar hasta el día.

Mientras terminaba de ordenar mi escritorio donde había estado estudiando, alguien llamó a mi puerta.

- Ardillita ¿bajas a cenar?

Fer asomó la cabeza por la puerta y le hice un gesto para que entrase.

- ¿Ya se ha ido? -pregunté

Él resopló y se cruzó de brazos.

- Ya es hora de que habléis -dijo
- No
- Aiti
- No pienso hablar con él hasta que se disculpe, y en caso de hacerlo, me lo pensaré. No se lo merece
- Yo tampoco me merezco estar en medio de los dos, esta convivencia no es sana
- Déjalo Fer porque no cambiaré de idea
- Mañana nos vamos a París a la gala de oro, ¿ni siquiera así le hablarás?
- No
- Aitana Martínez
- Fernando González, tu hermano se pasó tres pueblos y ni siquiera se dignó a disculparse
- Tienes razón, pero...
- Nada -lo corté- iré a la gala, estaré con Fermín y ya
- Bien, lo que tú quieras. Y sí, ya se ha ido a casa de Bárbara, puedes bajar a cenar tranquila

Asentí y Fer salió de mi habitación. Miré la tela del vestido que colgaba de la puerta de mi armario y suspiré. Evitar a Pedri vestido de traje iba a ser lo más difícil, pero podría con ello.

Al día siguiente, mis maletas descansaban delante de la puerta. Casi no había visto a Pedri porque nos habíamos evitado todo lo posible, pero esta vez no podría escapar ya que íbamos en el mismo avión y en el mismo autobús que nos trasladaría a la gala. Incluso dormíamos en el mismo hotel, pero al menos esperaba que mi habitación estuviese bien lejos de la suya.

Gavi vino a recogernos, ya que Pedri se iba directamente con su cabeza hueca de novia. Gavi entró en mi habitación con una sonrisa enorme y se acercó a darme un abrazo. Era consciente de mi situación con su amigo, y también de mi relación sentimental con Fermín.

- ¿Lista? -preguntó
- No
- Tú tranquila, todo irá bien
- Eso espero
- Bueno, voy bajando esto Que se nos hace tarde
- Vale, cojo una última cosa y bajo
- Muy bien, te esperamos

Gavi bajó las escaleras con mi maleta y yo abrí el cajón cogiendo los cascos del móvil. Fermín me había avisado de que siempre se dormía en el avión, así que prefería tener otra opción si Gavi o los demás me fallaban también.

Salí corriendo de la habitación para no hacerlos esperar mucho más, cuando choqué con un cuerpo y los auriculares cayeron al suelo. Miré hacia arriba y mis piernas empezaron a temblar cuando los ojos de Pedri cayeron sobre los míos. Se había afeitado, seguro que obligado por su madre ya que Rosi no podía ver lo atractivo que estaba su hijo con barba.

Su cuerpo se agachó a coger mis cascos, y me los tendió con el rostro serio.

- Se te han caído -dijo
- Ya, podía recogerlos yo
- De nada -alzó las cejas

Idiota. Cogí los auriculares de su mano y salí a toda prisa de casa. No quería compartir más tiempo del necesario con él.

- ¿Has visto a Pedri? -preguntó Fer- ha subido a por los zapatos que se los había dejado
- No, vámonos o llegamos tarde

Fer arrugó las cejas sabiendo que mentía. Se me daba fatal mentir, tenía que practicar más para dejar de ser tan obvia.

Me senté en el asiento del copiloto al lado de Gavi, y detrás nuestra Fer. El camino hasta el aeropuerto fue tranquilo, y una vez pasado el control nos reunimos con las personas que ya estaban para subir al avión. Entre ellas Balde.

- ¡Aitana! -sonrió Balde- que bien verte de nuevo
- Hola -sonreí- tampoco hace tanto que no nos vemos exagerado
- Es cierto, pero es que ahora Fermín te acapara demasiado eh

Mis mejillas se coloraron de vergüenza y el moreno y los de nuestro alrededor empezaron a reírse.

- Ya que hablas de él -dije- ¿Dónde está?
- Supongo que estará llegando ¿y Pedri?
- Salía de casa poco después de nosotros -dijo Gavi- estará llegando
- De hecho, ahí vienen -dijo Fer

Todos nos giramos hacia la pasarela, de donde bajaban Pedri y la escandalosa rubia que lo acompañaba. Enseguida una corriente de celos subió por mi cuerpo, pero respiré hondo e hice todo lo posible por callarlos.

- Hola a todos -sonrió Pedri, saludando con choques de mano a sus amigos
- Hola Bárbara -sonrió Balde- cuanto tiempo
- Si -dijo esta- hola

Les dio un beso a todos, excepto a mi, a la que sólo saludó con un seco "hola". Yo hice lo mismo.

- Mira Aitana, ahí viene tu novio -rio Gavi

Le di un codazo en el brazo, mientras una enorme sonrisa aparecía en mis labios al ver como Fermín se acercaba a nosotros. Me acerqué antes que nadie a abrazarlo, y mi sorpresa fue enorme cuando su boca besó la mía delante de todos.

- Oleee -escuché a Balde

Volví a sonrojarme y Fermín se mordió el labio sonriendo.

- Bueno ya vale de besuqueos -dijo Laporta- todos al avión que nos vamos

Subimos al avión y nos sentamos donde nos dio la gana. Balde, Gavi y Fer se fueron a los asientos que estaban más adelante, y Fermín y yo nos quedamos en los del medio, dejando que Pedri y la víbora se quedasen atrás para no tener que verlos.

- Estás muy guapa -sonrió Fermín
- Mentira, pero te perdono
- Estoy deseando verte en la gala
- Vete bajando tus expectativas porque seguro que te decepciono
- Nunca podrías decepcionarme

Antes de poder decirle algo más, sus labios ya estaban sobre los míos. Me apoyé sobre su hombro cuando el avión ya estaba en el aire y dejé que sus caricias en mi mano me relajasen tanto hasta quedarme dormida.

Me desperté lo que a mi me parecieron ocho horas después, aunque simplemente había dormida una hora y algo.

- Ya estás despierta -dijo Fermín
- ¿Queda mucho?
- Nop, media hora para aterrizar
- Dios, por fin
- Si has dormido -rio
- Ya, pero no soy fan de los aviones la verdad
- Pero este te lleva a París -sonrió
- Me encanta París
- ¿Ya has estado?
- ¿No te lo había contado?

Fermín negó con la cabeza y yo me giré emocionada hacia él. Me encanta contarle cosas y que me escuchase de la forma tan atenta que lo hacía.

- Pues sí -sonreí- cuando teníamos unos 7 años. Mis padres y los de Pedri nos llevaron a Disney, y después estuvimos unos días por la ciudad
- ¿Y lo recuerdas?
- Sí, un poco. Lo que más recuerdo de ese viaje fue cuando Pedri y yo nos perdimos, como para olvidarme de eso -reí
- ¿Os perdisteis?
- Si le preguntas a Pedri, te dirá que en realidad nuestros padres nos perdieron -reí- pero no
- ¿Y que hicisteis? Te imagino súper histérica -rio
- Pues no, no lo estaba. Mientras nuestros padres y Fer esperaban para comprar un perrito, Pedri y yo salimos corriendo hacia una atracción, la de star wars. Cuando bajamos, buscamos a nuestros padres pero ya no estaban, y obviamente ellos sí estaban de los nervios. Así que decidimos seguir montando en atracciones hasta que nos encontrasen -reí- éramos pequeños, no lo pensamos mucho
- Y aún así no teníais miedo
- Ya...supongo que no lo tenía porque estaba con Pedri, él siempre estaba cuando yo tenía miedo, cuando estaba triste o en cualquier momento. No dejaba que me pasase nada
- Eso es muy bonito, tener una amistad así
- Si, hasta que acaba de esta manera
- No habéis acabado, solo estáis pasando un mal momento
- Yo que sé -me encogí de hombros- olvidémoslo

Cambié de tema para dejar de hablar de Pedri. Recordar momentos como nuestra primera vez en París me sacaba una sonrisa, pero también me hacía añorar esos días donde solo éramos él y yo. Donde Pedri nunca me dejaba atrás, donde su mano siempre sujetaba la mía y no había nada ni nadie que nos pudiese separar. Ahora eso había cambiado, demasiado.

Llegamos por fin al aeropuerto de París y todo bajamos del avión cuando aterrizó. Nos guiaron hasta la salida, donde un autobús nos esperaba para llevarnos a todos al hotel.

A las 6 de la tarde ya estábamos todos en nuestras habitaciones. La mía estaba frente a la de Pedri, lo cual no me hacía mucha gracia porque aún encima la de Fermín estaba al final del pasillo.

Deshice la maleta y puse el vestido estirado sobre una gran mesa blanca que había. Mi madre me había repetido cien veces que cuando llegase sacase el vestido y lo estirase lo antes posible. Ella y el resto de la familia llegarían en unas horas, ya que venían desde Tenerife.

Alguien llamó a la puerta y me acerqué a abrir. Gavi mostró una amplia sonrisa y entró en mi habitación.

- Coño que bonita -dijo- me gusta más que la mía
- Es que para mi siempre lo mejor
- Perdón, no sabía que habías ganado un premio -alzó las cejas

Le saqué la lengua y Gavi rio.

- Bueno -dijo- vamos a bajar a dar una vuelta, ¿vienes?
- Eh... si, supongo
- ¿Estás bien?
- Sí -sonreí
- ¿Segura? ¿Por qué no hablas con él?
- Otro como Fer
- Es que...
- Déjalo
- Aiti -hizo pucheros- no quiero que mis dos amigos estén enfadados
- Es lo que hay
- Mala
- Por cierto ¿Cuándo viene tu hermana?
- Encima la prefieres a ella
- Pero eso ya lo sabías -reí
- Llegarán en dos horas o así
- Bueno, más o menos como nuestros padres
- Que ilusión, más tirones de mofletes
- Y no olvides las bromas de tu madre de que deberíamos estar juntos -reí
- Oh no, no son bromas, pero tranquila, no te daré ese placer de salir conmigo

Le saqué el dedo del medio y Gavi soltó una carcajada.

- Te veo abajo, no tardes -dijo

Rodé los ojos y terminé de ordenar todo con rapidez. Justo cuando iba a salir por la puerta, alguien llamó de nuevo. Al abrirla, Fermín me sonreía desde el otro lado.

- Hola, venía a ver si has acabado, vamos a dar una vuelta por la ciudad hasta la cena
- Oh si -sonreí- ya me ha dicho Gavi
- ¿Bajamos entonces?
- Claro

Cerré la puerta de mi habitación y los dos bajamos hasta donde estaban los demás.

- Venga -dijo Balde- ahora solo faltan otros dos, a ver si salimos hoy del hotel

Esos dos eran Pedri y su novia. No me apetecía nada compartir tiempo con ellos, pero sí estar con los demás, así que tenía que aguantarme.

Cuando por fin aparecieron (diez minutos después, seguro que por culpa de la rubia), todos salimos del hotel y empezamos a caminar por las calles de París. Era realmente precioso, me paraba en cada esquina a sacar fotos, y por cada una de ellas Gavi me echaba la bronca por quedarme atrás.

Fermín me esperó mientras le sacaba una foto a un gato que había sobre una ventana ya que los demás decidieron que era mejor no esperarme para que tardase menos.

- Se te va a acabar el espacio del móvil -rio
- Es que me encanta todo
- Sí, es precioso
- Ojalá ver la torre Eiffel de noche, recuerdo que me quedé embobada cuando la vi
- Tranquila, seguro que uno de estos días la verás -sonrió
- ¿No estás nervioso por mañana?
- Un poco, pero tampoco es que vaya a ganar nada, solo es por la situación
- Yo solo estoy nerviosa por no matarme con los tacones -reí
- Seguro que estás preciosa Aitana, me muero por verte
- Si me dices eso, es peor
- Perdona -rio
- ¡Apuraos pesados! -gritó Balde- ya tendréis tiempo de daros amor cuando estéis solos

Rodé los ojos y Fermín soltó una risa a la vez que nos apresurábamos por llegar a donde ellos.

-NARRA PEDRI-
Desde la última vez que había hablado con Aitana, no me había dejado de sentir una sensación incómoda en el pecho. Nunca habíamos estado tanto tiempo enfadados, mucho menos sin dirigirnos la palabra. Seguro que ella pensaba que yo era el culpable de todo, que tenía que pedirle perdón, y aunque quizás eso fuese así no pensaba darle ese gusto.

Me hervía la sangre cada vez que miraba hacia atrás y veía como sonreía al hablar con Fermín, como sus manos se rozaban al caminar. Sabía que Fermín quería agarrarla y caminar junto a ella, pero no eran nada como para hacer eso. Sin embargo, yo sí podía hacerlo con Bárbara, aunque ahora mismo no era lo que me apetecía.

Nos habíamos pasado dos horas paseando por París, sacándonos fotos sin parar, sobre todo Aitana que cada esquina que veía la fotografiaba. A pesar de eso, la única foto en la que salíamos los dos era la que nos había hecho un señor que pasaba por allí a todos. Aitana salía en una esquina junto a Fermín, y yo posaba del otro lado junto a Bárbara. Era la primera vez que yendo de viaje no teníamos mínimo veinte fotos juntos.

Al final de la tarde, cuando ya nuestros familiares habían llegado al hotel, volvimos para reunirnos con ellos. Allí nos abrazamos y saludamos a las familias de nuestros amigos que hace tiempo que no veíamos. Sin duda a Aitana le emocionó más ver a Aurora que a cualquier persona, excepto su hermano. Para ella, la hermana de Gavi era como su hermana, siempre que Aurora venía pasaba casi más tiempo con Aitana que con su hermano, y eso que solía venir para verlo.

Observé cómo Fermín le presentaba sus padres a Aitana, la cual enrojeció al segundo. ¿Cómo la presentaría? ¿Le llamaría novia? Lo dudaba.

Una vez que la bienvenida terminó, todos pasamos al comedor donde se iba a servir la cena. Para mi no sorpresa, Aitana volvió a ponerse en el sitio más alejado posible de mi, casi al final de la mesa entre su hermano y su padre. 

- ¿Estáis nerviosos chicos? -preguntó mi padre
- Un poco -sonrió Balde
- Yo que va, ya soy un experto -rio Gavi
- Un experto en dar vergüenza hablando en público -rio Fermín

Gavi le sacó la lengua y todos reímos cuando su madre le dio una pequeña colleja. La conversación se fue dispersando y cada uno habló de lo que más le interesaba, abriendo diferentes tema sobre la mesa.

A pesar de tener a Bárbara a mi lado, no podía dejar de mirar a Aitana, aunque fuese de reojo. Mañana iba a ser un día importante, no tanto como cuando me dieron el golden boy pero especial de todos modos. No soportaba estar así con ella, llevar sin hablarnos tanto tiempo. Era como si me faltase algo, como si mi vida no estuviese completa.

Quizás le debía una disculpa, más que quizás. Había sido un imbécil, estaba celoso porque pasaba mucho tiempo con Fermín y había querido fastidiarla. No podía hacerle eso, Aitana siempre había sido la mejor conmigo, me había apoyado y defendido incluso cuando no lo merecía. Ella se merecía ahora un perdón y que yo me comportase como un amigo de verdad.

La cena terminó y todavía nos quedamos un poco más hablando en la mesa, hasta que poco a poco nos fuimos levantando para ir a descansar. Mañana nos esperaba un día tan emocionante como largo.

Me despedí de mis amigos y de mis padres y entré en mi habitación junto con mi novia.

- Que ilusión me hace el día de mañana -dijo Bárbara
- Sí, y a mi
- Ya verás cuando veas mi vestido, te vas a enamorar aún más de mi

No supe que responderle a eso, simplemente le sonreí mientras me ponía mi pijama. Me metí por debajo de las sábanas y Bárbara enseguida se pegó a mi, abrazándome y apoyando la cabeza sobre mi pecho. Tenía pensado disculparme con Aitana, pero no cuando Bárbara me viese, quería ahorrarme ciertos comentarios y discusiones.

Mi novia se durmió rápido, pero yo por mas que lo intentaba no podía. Tenía que hablar con Aitana antes de mañana, antes de que la gala pasase y no pudiese disfrutarla con ella.

Me levanté con cuidado de no despertar a Bárbara, la dejé en la cama y salí al pasillo sin hacer ruido. Era casi la una de la madrugada y no quería que nadie se despertase. Así podría hablar con Aitana sin interrupciones.

Llamé a su puerta, y para mi sorpresa abrió a toda prisa. Su cara cambió a una seria en cuanto me vio allí de pie. Evidentemente estaba esperando a alguien, y no era a mí.

- ¿Qué haces aquí? -preguntó
- Quería hablar contigo
- ¿A la una de la mañana?
- Antes de la gala
- Pues en otro momento, estoy esperando a alguien

Levanté una ceja e hice un esfuerzo por intentar evitar el enfado que empezaba a sentir, queriendo anular mis ganas de disculparme.

- ¿A la una de la mañana?
- A la que me da la gana
- ¿Podemos hablar o no?

Noté como respiraba hondo. Finalmente se apartó a un lado, dejando caer su brazo perezosamente para indicarme que entrase. Cerró la puerta detrás de ella y se cruzó de brazos mirándome.

- Lo siento -dije
- ¿Perdón? No te oído
- Sí me has oído
- Ya, pues repítelo
- Lo siento
- Genial, ya puedes irte

Rodé los ojos y me acerqué unos pasos hacia ella.

- No debí decir eso delante de Fermín y joder tu cita, ¿podrías perdonarme y volver a hablar conmigo?
- ¿Qué es lo que te ha impulsado a esto? Porque llevas dos semanas sin abrir la boca
- Igual que tú
- Ya, pero yo tenía motivos
- ¿Desde cuando hay un motivo tan grande para dejar de hablar con tu mejor amigo? -sonreí, intentando que ella lo hiciese también y esta tensión despareciese
- Desde que estás dejando de serlo, desde que estoy cansada de aguantar tus tonterías, y desde que ya no solo me ignoras y me apartas, que aún encima no quieres que sea feliz
- ¿Qué cojones dices Aitana? Claro que quiero que seas feliz
- ¿Y por qué te metes entre Fermín y yo? ¿Por qué te parece tan mal que salga con él? ¿Qué pasa contigo?

Tres preguntas que no tenían respuesta, o que sí tenían pero que me aterraba decirlo.

- Solo quería protegerte
- Del único que hay que protegerme es de ti, que no has parado de hacerme daño una y otra vez

Todo lo que salía de la boca de Aitana me hacía daño en lo más profundo. Escuchar que yo le causaba dolor cuando era lo que menos pretendía.

- ¿No tienes nada que decir? -preguntó al ver que llevaba varios segundos en silencio
- No quería hacerte daño, nunca quise, pero nunca has intentando entenderme. Desde que empecé con Bárbara nunca te ha parecido bien
- Porque me apartaste
- No, tú te apartaste. Cuando te ofrecía venir nunca querías, cuando quería salir con ambas tú no querías
- No me eches la culpa cuando sabes que ella tampoco quiere estar conmigo
- Pero no me duele que ella no se esfuerce por mi, que tú no lo hagas sí

Su expresión se relajó un poco, sus brazos cayeron y dio un paso hacia mi.

- ¿Y por qué estás con ella? ¿Cómo no puede dolerte que no se esfuerce por ti?
- Porque sé que una novia puede durarme dos días, pero quiero que tú estés conmigo toda la vida

Los ojos de Aitana parpadearon rápidamente. Sabía que quería llorar, solía hacer eso cuando le picaban los ojos por las lágrimas.

- Sigues sin responder ¿por qué estás con ella? ¿La quieres?

Tragué hondo al escuchar su pregunta. ¿Quería a Bárbara? Claro que lo hacía, no estaría con ella si no lo hiciese, o eso pensaba.

Estuve a punto de decir algo, pero alguien llamó a su puerta. Aitana se asustó y se acercó a mi, cogiéndome del brazo y llevándome hacia el baño.

- Escóndete -dijo
- ¿Quién es?
- Fermín

Otra vez una sensación incómoda en el pecho.

- ¿Y por qué coño me tengo que esconder?
- Porque no quiero que se piense algo raro
- ¿Algo raro?
- Yo que sé, es la una de la mañana. Tú solo espera aquí y sal cuando te avise, estate atento

Rodé los ojos y asentí, escondiéndome detrás del marco. Aitana salió y escuché como abría la puerta. Me asomé con cuidado y los vi, vi como Fermín la besaba, como sus manos se apoyaban en su cintura, como la pegaba a su cuerpo. No me di cuenta de cómo mis dedos se apretaban contra mi palma, de como unos celos irracionales me controlaban.

Aitana dejó a Fermín de espaldas al baño y empezó a hacerme señas con la mano mientras se besaban. Tenía un nudo enorme en el estómago, quería salir y darle un puñetazo a Fermín, que dejase de besar a Aitana.

Aitana giró de nuevo el cuerpo de Fermín para que no pudiese ver la puerta. La abrí con cuidado y salí. Cuando ya iba a entrar en mi habitación, me giré al escuchar la voz de Aitana.

- Te perdono -dijo
- ¿Y Fermín?
- He dicho que te perdono, deja de hacer preguntas que no te importan

Una risa irónica escapó de mis labios. Me acerqué a ella y su respiración se volvió más pesada cuando nuestra caras se vieron separadas por escasos centímetros. Besé su mejilla y le hablé al oído.

- Si dejas a tu novio cachondo en la cama por salir a decirme esto, me doy por satisfecho -susurré

Me empujó y sonreí al ver lo sonrojadas que tenía las mejillas.

- Que te den
- Buenas noches Aitana

Su último gesto antes de entrar de nuevo en la habitación fue una peineta. Entré en la mía y me acosté de nuevo junto a mi novia, pero esta vez le di la espalda. Tenía varios sentimientos dando vueltas en mi estómago, pero no sabía distinguir ninguno. Me sentía bien por hablar con Aitana, pero a la vez estaba incómodo al saber que al otro lado de la pared ella y Fermín estarían haciendo a saber qué cosas. Algo entre ella y yo había cambiado, pero no sabía el qué.

————————————————————-
NOTA DE LA AUTORA
Hola de nuevo❤️
Os he querido hacer un capítulo larguito porque reconozco que es algo aburrido ya que apenas interactúan, peeeero el siguiente trae muchas emociones y nuevas preguntas para los personajes 🫢 siento tardar de verdad, hago lo q puedo, también estoy haciendo un nuevo extra de la otra historia que los echaba algo de menos
Espero que os guste, dejadme vuestras opiniones🫶🏼 si veis algún fallo gordo avisadme porque escribo tan rápido y quiero subirlo cuanto antes que apenas lo reviso
Q tengáis buena noche 💘

Continue Reading

You'll Also Like

2K 81 8
Tn López, modelo internacional y hermana de Fermín, el cual siempre está con su mejor amigo, Pablo Gavi, que no se lleva especialmente muy bien con T...
647K 17K 35
Dicen que cuando estas enamorado prefieres herirte antes que alejarte, Adhara y Gavi no creían en esa frase hasta que lo vivieron. 𝑬𝒓𝒂𝒎𝒐𝒔 𝒅𝒐...
80.5K 7.5K 200
Gu Yang, que acababa de heredar cientos de millones de fortunas, pasó por el libro y se convirtió en una hija falsa en el libro que ocupó el nido de...
227K 9.6K 14
Tras perder su trabajo de camarera en un famoso restaurante de la ciudad de Barcelona, Daniela tiene la oportunidad de trabajar como niñera de los hi...