'El bosque es demasiado oscuro y profundo. Tengo promesas que cumplir y mucho que viajar antes de poder dormir. ¿Me has oído Mariposa? Mucho que viajar antes de poder dormir.' Él fue el único atrevido que dijo las palabras correctas, la manipulación y el espectáculo eran lo suyo, sabía como retar a aquella, aún, oruguita. Sabía que, en cuanto fuese Mariposa, caería en la red. Un nombre más para anotar en su cuaderno.
-Qué ha pasado con lo de: bastante guapo, bastante cachas o gracioso que te cagas pero la mar de sexy como para follártelo. ¿No entendiste nada? – La frase de su amiga no le produjo más que una amplia sonrisa y más ganas de hacer lo que tenía en mente. Sólo era un maldito baile. Dio un largo trago a su cerveza antes de que comenzase a sonar 'Down in Mexico' de 'The Coasters'.
Ella escogió la canción en la máquina de discos, empezó a mover su cuerpo sin pudor, a bailar sin importar una mierda lo que pudieran pensar los demás. Estaba en un tugurio de carretera, disfrutando de los últimos resquicios de una noche sin emoción, más que la que le producía todo el alcohol que habían bebido. Sabía que solo ella podía cambiar por un momento el rumbo de la noche, y que todas las miradas se dirigirían a ella.
Contoneándose, seduciendo, provocando con todo su cuerpo, en mitad de aquel feo y aburrido lugar. sus amigas pasaron de ver el espectáculo, pero el resto de personas no pudieron ser indiferentes a sus movimientos. Ella no era perfecta: ni guapa, ni peinada, ni en una despampanante forma física y vestida de cualquier manera. Pero sabía que aquello no lo iba a hacer cualquiera, nadie podía seguir el ritmo frenético y sensual que marcaba su cadera.
Tenía miedo, no solo la asustaba el coche negro de aquel tipo; pero ella era libre de revolotear donde quisiera, cuando quisiera. Hacer lo correcto nunca excita tanto como romper las reglas. Era feliz sintiendo que el peligro estaba agarrando su cintura, tentando a la mismísima muerte sin saberlo. Mariposa se lució, deslumbró con toda su belleza, imaginando el potencial que tenía, los sueños que quedan por cumplir, 'mucho que viajar, antes de poder dormir'.
Recuperando la compostura con la brisa de la noche en su pelo, música en la radio del coche y con todas sus amigas de nuevo, ella iba orgullosa pensaba en el destino. Éste no siempre la traía lo que ella prefería, pero se encargaba de ponerla a prueba de extrañas maneras. Qué la depararía el próximo día, pensó antes de ver la luz cegadora. Mariposa tuvo que cerrar sus grandes ojos al instante, dejar que sus largas pestañas aleteasen por última vez; como toda mariposa, debía morir pronto.
Escrito inspirado en un fragmento de la película de Quentin Tarantino 'Death Proof'