"No"
Intentaban llevar ese día con tranquilidad, pero la tensión, estrés y ansiedad las seguían, Natasha no había querido pelear, vio a su esposa dormida, acariciaba sus brazos y su rostro, tenía mucha paz en ese momento.
Wanda se despertó y sonrió al ver a su esposa, se estiró besando su mejilla.
– Buenos días, malysh – Susurró Natasha con una sonrisa abrazándola
– Buenos días... – Emitió intentando despertar – ¿Qué hora es?
– Apenas las siete de la mañana... – Besó sus labios mientras se abrazaban
– Es muy temprano, láska... – Se quejó escondiendo el rostro en su cuello
– Lo sé, amor... – Rio con suavidad acariciando su espalda con una sonrisa y sintiendo los besos que le dejaba en el cuello
– ¿Viste a Laia?
– Sigue dormida – Estiró un brazo hacia el monitor que estaba en su mesa de noche, en la pantalla se veía la cuna de su bebé en la cual estaba totalmente dormida respirando acompasadamente
– Es demasiado linda – Emitió observándola – Debemos estar atentas a que se despierte...
– Sí, malysh – Sonrió besándola
– Me gusta estar en la cama abrazada contigo – Acarició su mejilla viéndola a los ojos – Te amo
– Te amo – Juntó su frente a la de ella
– Yo más – Continuaba con las caricias dejándole pequeños besos en el rostro
– Wanda... – Susurró – Sobre lo que hablamos ayer..
– Nat, acabo de despertar... quiero tener una bonita mañana, estar acostadita en la cama con mi esposa... – Besó su cuello – Tener un lindo desayuno en familia
– Amor... – Sonrió – Yo igual, pero siento que debemos hablar de esto o al menos contéstame esta sola pregunta antes de que empecemos con nuestro día, por favor
– De acuerdo – Sabía que no estaba en posición para negarse a conversar de algo con su esposa, después de todo estaba tomando esta situación con mucha calma, si los lugares fueran inversos, ella ya habría ido a arrancarle la cabeza a Doom por tener una aventura con su esposa y querer verla de nuevo
– En ese tiempo no le dijiste que tenías una especie de relación con Vision, pero ahora que cambiaste todo de nuevo, nosotras siempre estuvimos casadas para todo el mundo... ¿Qué es lo que Doom cree que pasó?
– Que te engañé con él – Respondió fastidiada, no era algo que quería revelar, pero es cómo el mundo se compuso, tampoco creyó que él volvería a su vida de algún modo, así que no importaba realmente lo que Victor crea – Mientras tú y yo sepamos que no es verdad...
– Sí, Wanda, sé que es falso porque yo era Natalia en ese momento, pero no deja de doler de algún modo ¿Sabes? – Se cruzó de brazos con la mirada baja
– ¿Doler por qué?
– Porque le estás dando a un idiota el poder de que está por encima mío con respecto a ti y eso no me gusta... tiene más sentido ahora que quiera volver a verte
– Nat... no se lo estoy dando porque no sucedió así... – Se acercó a ella tomándola del mentón para que la vea a los ojos – Láska... – Susurró acercándose a sus labios – Tú eres mi esposa, la mujer de mi vida, la madre de mi hija, así que no tienes porque pensar eso, la realidad es una muy diferente a lo que él piensa... ¿Qué más da? Yo jamás te cambiaría a ti por ese tipo, mientras tú lo sepas es suficiente para mí. – Se quedó en silencio unos segundos – Lo sabes ¿No?
– Sí – Intentó contestar lo más segura posible, pues el reunirse con Doom era una misión y no quería arruinarla por celos infundados, a parte que era cierto que no importaba lo que había pasado entre su esposa y él, porque fue un breve momento, se sentía sola, fue parecido a lo que ella tuvo con Maria
– Ahora... volvamos a nuestro día ¿Sí?
– Tienes razón – Trató de sonreír y la besó – De nada sirve amargarnos por algo que aún no pasa, debemos aprovechar el tiempo que tenemos juntas
– Exacto – Besó la mejilla de su esposa con una sonrisa
Ambas se recostaron y empezaron a susurrarse palabras bonitas mientras se daban ligeros besos, el ruido del monitor hizo que se separen, Laia ya se había despertado, se ayudaba de las barras de su cuna para levantarse, aunque hacía su actividad favorita de la mañana, tomar las almohadas y peluches para empezar a tirarlos al piso mientras reía.
– Amor... te dije que debíamos estar atentas – Se quejó Wanda
– Yo voy – Le dejó un beso y se levantó
Wanda pensó en la conversación que habían tenido, reflexionó ante sus palabras, no podía negar que tenía miedo de la situación, sobre todo por su familia, pero era mutuo el querer ignorar lo que pasaba, pues no hacían nada pensando en lo que Doom quería o su motivo para llegar al complejo.
– ¿Cómo está mi princesa hermosa? – Emitió Wanda con una sonrisa alzando los brazos hacia su hija
– ¡Mamá! – Exclamó alcanzándola
Wanda tomó a su pequeña en brazos y sintió que el mundo se componía con esa simple acción – Buenos días, Laia
– Bu-nos días... – Respondió apoyándose en el pecho de su mamá
– Demoramos un poco porque tuve que poner las cosas de Laia a lavar... – Emitió Natasha sentándose al lado de su esposa
– Nat, no es necesario ¿Acaso cuando se nos cae una almohada, la ponemos en la lavadora al instante? No – Habló rápido
– Es diferente, Laia es una bebé aún y se lleva todo a la boca, desde juguetes, peluches, almohadas, por eso paro desinfectando todo... – Suspiró acomodando el cabello de su pequeña
– ¿Tú no te llevas las almohadas a la boca, Nat? – Preguntó intentando ocultar su sonrisa ladeada – O mejor aún... ¿No las has mordido?
– Wanda – La regañó
– Sólo digo... – Se encogió de hombros
– Eres terrible – Rio acercándose a ella
– Así me amas... – Sonrió engreída
– Así te amo – Aceptó besándola
– Y yo a ti – Susurró encima de su boca
Pasaron un día tranquilo, desayunaron, jugaron con Laia en el jardín, almorzaron, disfrutaron de cada pequeño instante que la vida les ofrecía juntas.
El timbre de la puerta sonó, Natasha bajó con una sonrisa relajada, era cierto, tenían poco tiempo, lo mejor era pasarlo en paz y tranquilas con su bebé, claro que su día se había arruinado al completo al ver a su hermana junto a Kate en la puerta, indicaba que ya era hora.
– Doom está en el complejo, insiste en ver a Wanda, no quisimos llamar porque no iban a dejar sola a Laia, pero ya estamos aquí para cuidarla – Explicó Yelena
– Hola, Nat – Kate trató de sonreír
– Hola, chicas – Intentó ponerse seria, pero esto era completamente diferente a cualquier misión, se trataba sobre su esposa y su hija
– Pasen, por favor – Se apartó de la puerta y las invitó a la sala – Ahora bajo con Wanda y Laia, denme un minuto
– De acuerdo
Natasha subió con rapidez a su habitación, había dejado a su esposa jugando con su bebé en la cama, se acercó nerviosa a Wanda.
– ¿Quién era, láska? – Preguntó alzando la mirada, aunque por la expresión de Natasha suponía que estaba sucediendo
– Ya es hora, Wanda. Doom llegó, Kate y Yelena están abajo para cuidar a Laia
– Okay – Susurró tomando a su bebé en brazos, acomodó su cabello y la vio sonreírle
– ¡Mamá! – Laia exclamó alzando una de sus pequeñas manos a la mejilla de Wanda
– Tu mami y yo tenemos que irnos un rato, te quedarás con Yelena y Kate... ¿De acuerdo? – Habló tomando su pequeña mano dejándole besos mientras sentía que sus ojos se ponían llorosos – Ya volvemos ¿Sí?
Natasha besó la cabeza de su pequeña mientras la tomaba en brazos – No nos demoramos nada, Laia... a la noche vendremos a arroparte y contarte un cuento como siempre...
Wanda se limpió la lágrima que resbalaba por su mejilla, tenía una sensación extraña, pero debían afrontarlo como habían acordado, tomó la mano de su esposa y bajaron las escaleras a la sala, saludó a Kate y Yelena fingiendo normalidad, le encargaron los detalles de ese día para cuidar a Laia.
– Antes de que se vayan – Dijo Yelena viendo a Kate tomar a Laia en brazos – Todos se pusieron de acuerdo en sacar a Agatha para pelear si es necesario, Doom es muy poderoso y aunque estén Strange, Wong y Wanda, tal vez necesiten más ayuda
– Esa mujer casi mata a Natasha... ¿Tú estuviste de acuerdo con esto? – Le reclamó Wanda
– No tuvimos elección – Intervino Kate – No nos dejaron decirte y todo lo que sirva en contra de él nos ayuda ahora
– Wanda... no es culpa de ellas, lo mejor que podemos hacer ahora es irnos – Natasha tomó a su esposa de la mano jalándola con cuidado
– ¿La movieron o dónde está Agatha?
– Está con Strange y Wong, ocultos en el complejo, pero ya no está encerrada – Respondió Yelena
– Mierda – Wanda se llevó el cabello hacia atrás, se acercó a su bebé, besó su mejilla y salió de la casa con rapidez
Natasha imitó lo que hizo su esposa y la siguió corriendo, parecía que olvidaba al completo que estaba a su lado, ambas subieron al auto y condujeron en dirección al complejo, Wanda tenía la mirada fija en el camino, sintió la mano de su esposa tomar la suya con algo de fuerza, decidió relajarse y la llevó a sus labios para dejarle un beso.
Estacionaron en la entrada, se puso de lado antes de bajar, tomó a Natasha de la mejilla y se acercó a besarla, ella correspondió con una sonrisa.
– Te amo, amo nuestra familia y a nuestra hija, gracias por dejarme ser parte de tu vida – Susurró Wanda encima de sus labios
– Te amo, Wanda – Sonrió dejándole un suave beso – Y no tienes nada que agradecer, tú has hecho tanto por mí sin siquiera proponértelo o darte cuenta
Wanda le dejó más besos y cuando se alejó acomodándole el cabello, supo que era momento de ir, ambas bajaron del auto y caminaron de la mano hacia donde habían acordado estarían todos.
– De verdad se hacen esperar... – Wanda escuchó esa voz en medio del pasillo, estaba confundida de por qué todos estaban fuera de la sala de reuniones – Ya estaba por ir a buscarlas
– Tanto apuro en verme, pues aquí estoy... ¿Qué quieres Victor?
– Siempre tan directa y nada educada, Wanda... sí que te extrañé – Afirmó acercándose a ella
Wanda soltó la mano de su esposa y caminó hacia él – Déjate de rodeos, no tengo tu tiempo
– Tienes razón en eso último – Sonrió viéndola a los ojos, la admiraba tanto, era tan fuerte y decidida, también irreverente, no podía negar que seguía profundamente enamorado de ella – Ya que siempre quieres ir al punto, empezaré a contarte el motivo de mi visita..
– Te estás tardando – Rodó los ojos hacia un lado, odiaba la mirada de todos en lo que sucedía, ellos estaban a la defensiva
– No sé qué tanto conozcan todos de mi última estancia aquí, así que lo siguiente que diré será tal vez impactante para muchos, incluida tu esposa – Doom disfrutaba tener la atención del lugar sobretodo el terror que le tenían – No quiero que se malinterpreten mis intenciones, por lo siguiente que vaya a decir, pero como un caballero no puedo hacer más que confesar mis sentimientos por ti, te amo, Wanda Maximoff y este amor por ti me vuelve cada vez más débil, porque eso es lo único que hace este sentimiento, te vuelve un pusilánime que sólo sobrevive por el hecho de proteger y adorar a esa persona, así que... para fortalecer mi persona y mi poder, debes de morir – Sacó una daga que emitía un aura oscura y la clavó en el abdomen de Wanda, la enterró con fuerza e hizo que se hunda en sus entrañas, quitó la daga que permanecía inmaculada y la vio caer al piso
Natasha se acercó al cuerpo de su esposa con rapidez incrédula de lo que estaba sucediendo, vio a todos armarse ante Doom, no bastó más que pocos movimientos para que él escape victorioso.
– Wanda, Wanda... mi amor, no te preocupes... todo va a estar bien ¿De acuerdo? – Sollozó con el torso de Wanda en sus piernas, mientras la sostenía presionando la herida que no paraba de sangrar a borbotones
– No será así y debes ser fuerte – Dijo con la voz en un hilo – Te amo, Natasha
Vio el brillo de los ojos de su esposa extinguirse, su tez se volvía gris, su cuerpo dejaba de estar tibio y se volvía inerte, por más que lloraba y gritaba creyendo que podía haber vuelta atrás, no se podía, su esposa había dejado de existir esa tarde.
Alzó la vista a una figura que se alzaba ante ella, trataba de calmarse, no quería verse tan terrible y vulnerable ante gente extraña, menos esa persona en específico.
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Bye...