— Por las capacidades que me da el Estado de California y la Constitución de los Estados Unidos, declaro inválido su acta de matrimonio. En consecuencia, se anula la adopción de la menor Kelsey Styles y regresa la custodia completa hacia su padre —el juez golpeó el martillo sobre la plancha de madera.
Zayn bajó la cara. Liam también. Harry estaba preocupado, pero no hubo escena que le rompiera más el corazón que ver a su sobrina llena de lágrimas ser tomada del hombro por el patán de su padre, quien le desapareció entre la bulla de toda la familia Styles que había asistido a la audiencia. No pasó ni medio minuto para que los tres se subieran al mismo auto, que sería conducido por Zayn camino al departamento.
— ¿No tienes nuevas sobre el estatus legal de tu hermana?
— El cretino de mi cuñado hizo lo imposible para demostrar una presunta inestabilidad mental. Apeló a que mi hermana no tiene la cordura suficiente como para ser capaz de criar a mi sobrina. Kelsey tiene ocho años, no carga con culpa de ningún tipo. Pero es el argumento de un hombre. El sistema patriarcal funcionando a su favor, como siempre.
— Harry y-yo estoy muy apenado —habló Zayn— lo menciono por ambos cuando te digo que desearía poder haber manejado las cosas de otra forma. Con menos palabras, más acciones. Que sepas que siempre estaremos aquí, para cuando lo necesites. Hazza. Somos como hermanos, vamos a pasar por esto... sé... sé que algo nos favorecerá. De eso estoy segurísimo.
— Yo te debo una disculpa gigantesca, Harold —Zayn ya había empezado a conducir por la avenida. Llena de tráfico, especialmente a esas horas del día. El sol apenas caía por el fondo— tuve que medir mis palabras. Especialmente en las circunstancias, fue mi culpa... fue mi culpa.
Los sollozos de Liam inundaron el momento. Claro, que había un fragmento de la culpa que caía en él, por emborracharse y hablar. Y también estaba claro que parte de aquello no le competía. Pero conocer la situación, ver a Kelsey tan frágil e inocente, le partía el corazón en mil pedazos.
— Chicos, ustedes hicieron lo imposible por ayudarme y de eso estaré muy agradecido. Yo... yo nunca pensé en ustedes cuando les pedí este favor gigantesco y accedieron sin problema. Liam, puede que hayas hablado de más... o dicho un comentario divertido —se volteó y le tomó la mano, Liam tranquilizó por un momento su lloriqueo— sin embargo no fue tu culpa que alguien lo haya tomado y llevado a mi cuñado. Eso es algo que de ninguna forma podíamos haber prevenido.
Liam y Zayn bajaron del auto, Harry tomó el volante y condujo hacia su casa. Fue una tarde muy silenciosa e incómoda. Comenzaron a separar sus cosas y hacer cajas. Nulo su matrimonio, ya no podrían vivir en aquel domicilio de forma natural. Liam nunca dejó de llorar y Zayn nunca dejó de abrazarle. Hasta caer dormidos entre lágrimas, vino y unas sábanas viejas en la sala de estar.