[NARRA ESCRITORA]
- ¡USTED ME LAS VA A PAGAR, SE VA A ARREPENTIR DE DECIR ESO! - Le gritaba Sekido a la directora mientras le lanzaba de sus miradas amenazantes.
- Bla bla bla. - La señora se burlo. - Espero mañana a su tío en la dirección para decirle sobre sus comportamientos. -
Los hermanos chasquearon la lengua al unísono molestos por las palabras de su directora.
Todos salieron de la dirección. Karaku ya tenía colgada su mochila, pero los demás no.
- Vayan por sus mochilas, yo y Akari nos quédaremos aqui - Hablo el ojiverde mientras te sostenía pegada a su pecho.
Sekido los miro, no le daba buena pinta, ni siquiera quería que te quedaras con el, bueno, no te podría hacer nada, ¿verdad?
Entrecerro sus ojos mirando a Karaku, para después darse la vuelta y caminar.
En cambio, Aizetsu si que estaba decidido en no dejarte sola con el.
- Yo me quedo. - Camino hacia ustedes. - Urogi, trae mi mochila por mi. -
- ¿¡Que?! No no, pero tu tienes que ir. - Hablo el ojiverde con el ceño fruncido.
Genial, quería quedarse contigo pero el imbecil de su hermano siempre tenía que arruinarlo todo.
- Urogi me la va a traer por mi, ¿y porque no quieres que me quede? ¿Acaso pla- - No acabo de hablar ya que Karaku le tapo la boca.
- Esta bien, de todos modos nos sentiríamos sólitos. - Se dio la vuelta y miró de reojo al ojiazul de forma molesta.
Ese maldito lloron y depresivo siempre tenia que arruinarlo todo.
En cambio tu, soltaste un suspiro de alivio, Aizetsu ahora te tomo a ti de las muñecas y te acerco a el, mientras el ojiverde lo veía con odio, se estaba aguantando las ganas de golpearlo.
Así pasaron los minutos, el ojiazul te acariciaba la cabeza mientras tu tratabas de no llorar en su pecho, y Karaku quería estar en su lugar, a veces trataba de arrebatarte de los brazos de Aizetsu pero este no lo dejaba.
Realmente se estaba muriendo de los celos.
Justo cuando llegaron los demás, ahí fue que el ojiazul apretó más su agarre sobre ti, tenía que tener cuidado si estaban los demás.
- Ya vamonos. - Celoso, Sekido comenzó a caminar hacia la salida, los demás lo siguieron.
Todos miraban a Aizetsu con celos, pero Zohakuten no disimulaba para nada, un aura amenazante y oscura lo rodeaba mientras apretaba sus puños.
¿Quien seria el primero en amenazarlo, o....golpearlo?
- ¿A donde vamos? - Pregunto el ojiazul mientras te subia a su espalda.
- A la casa de nuestro tío, iremos a contarle que debe de venir mañana. - Segundos después le contesto también con furia y celos Sekido.
- ¿Y no se enoja? Es muy enojon..... pero amable. - Encogió los hombros el ojiamarillo.
- No se enojara, somos sus sobrinos, más bien sus únicos y favoritos. - Se cruzo de brazos el ojiverde.
Mientras tanto contigo, tu te estabas muriendo de sueño, tu cuerpo aún ardia y dolía demasiado, tus extremidades dolían como una tortura apenas las movias. Además, también tus párpados pesaban, pues no habías dormido nada debido a la anterior noche en la cual Sekido te había....tocado...
Te aferraste al cuello de Aizetsu, por alguna razón con el te sentías un POQUITO más segura, pero bueno, al menos eso era mejor que estar con los demás.
Y, sin darte cuenta,te dormiste encima suyo....
[••••]
Habían pasado varios minutos, los hermanos aprovecharon que te quedaste dormida y trataron de quitarte de los brazos de Aizetsu, pero este no se dejó y comenzó a correr haciendo que sea el primero en llegar a la casa de su tío.
Cuando llego, toco el timbre con su respiración agitada, pues había corrido bastante, además sus hermanos casi lo atrapaban debido a que en velocidad digamos que los demás le ganaban por poquito.
La puerta se abrió dejando ver a un gran hombre, media como 2 metros o más, también tenía pelo negro y largo como sus sobrinos, más bien se parecía a ellos pero se notaba que ya estaba algo viejo.
- ¡Aizetsu! Que gran sorpresa, pasale, por favor. - Se hizo a un lado para que el nombrado pasara.
- Muchas gracias, tío Urami. - Paso con Akari dormida en su espalda.
- ¿Y tus demás hermanos donde están? ¿O solo veniste con tu hermanastra? - Te pregunto, este nego con la cabeza y miró hacia atrás.
Los demás entraron sin permiso, algo que provocó que su tío los mirara molesto.
- Ah, si, lo sentimos, tío... - Se devolvieron a la entrada. - ¿Podemos pasar? -
- Claro. - El mayor sonrió, apenas los chicos pusieron un pie en su casa y este corrió hacía ellos para después abrazarlos a todos. - ¡Los extrañe mucho, que bueno que me visitaron! ¿A que se debe su visita? -
Les pregunto, se veía bastante feliz con eso de la llegada de sus sobrinos.
Sekido se veía algo incomodo, pues no le gustaban los abrazos, Zohakuten también se notaba incomodo, pero este si trataba de soltarse. Karaku y Urogi también lo abrazaban con gusto.
Después, este los soltó.
- Bueno....necesitamos contarte algo. - Dijo Urogi, se notaba nervioso al igual que el ojiverde.
- Yo déjare a Akari en la cama de la habitación de allá arriba,ustedes a mientras vayan...no se, hagan algo. - Hablo antes de sostenerte más fuerte de los muslos y comenzar a caminar hacia arriba.
- ¡Si! Yo prepararé un te para tomar, pueden aprovechar para decirme lo que me tienen que decir. - Informo mientras miraba a sus sobrinos, quienes estaban recostados en el sofá.
- ¿Soy yo o se hizo más viejo? - Encuesto Urogi, se ganó un codazo en la cabeza de parte de Sekido.
- ¡No le digas a eso a nuestro tío! - Hablo molesto mientras el ojiamarillo se sobaba la parte del golpe.
- ¡Au! Tampoco hacia falta pegarme. - Se quejo de dolor mientras su tío soltaba una risa.
- Bueno, apenas nos vimos hace como 1 mes, jaja...¿apoco si me volví viejo? - Soltó otra risa.
Después hubo un silencio algo incomodo, los hermanos estaban mirando la casa, viendo la que había cambiado en ese entonces.
- Bueno...iré a hacer el te. - Aviso antes de darse la vuelta y caminar.