Capítulo 46 | Capítulo Final | "Nuestro nuevo lugar"
Maratón 5/5
**Ocho meses después**
Kylie Hills
Chillo cuando Axel vuelve a cargarme sobre su hombro mientras corre sobre la arena.
— ¡Bájame! — chillo — ¡Axel!
Escucho su risa ronca y siento como su cuerpo tiembla mientras pataleo cuando lo veo ingresar al agua.
— ¡No, Axel! — me quejo — ¡Bájame!
— Sus deseos son órdenes, tesoro.
Caigo al agua, sus manos no tardan en tomarme mientras me eleva de nuevo y vuelvo a escuchar su risa.
Trato de molestarme con él, pero realmente termino riendo con él.
Adoro escucharlo reír, más cuando estos meses han sido duros para él.
Al final Axel no pudo desconectar a Megan, la mantuvieron en una institución especial, sin embargo, hace cuatro meses, murió de un paro cardiaco.
Ha sido un golpe duro para él y Cody, pero este último mes parecen volver a ser ellos mismos de nuevo, dejando la tristeza de lado, sabiendo que su madre ya descansa finalmente.
Salgo de la playa, caminando de nuevo hacia nuestras cosas. Esta mañana, dijo que tendría una sorpresa para mí, por lo que Cody se encargó del cuidado de Noah mientras su hermano prácticamente me subió a rastras a su motocicleta y condujo un par de kilómetros hacia la playa.
Estoy un poco cansada, ayer llegamos tarde al apartamento luego de visitar a Mike en prisión, Axel trata de visitarlo una vez a la semana.
Camino hacia nuestras cosas, olvidadas a unos cuántos metros de la orilla, donde me coloco un vestido azul playero sobre mi traje de baño del mismo color.
Lo veo revolotear entre sus cosas antes de caminar hacia el bungalow que hemos alquilado este día.
— ¿No crees que la vista desde aquí es increíble?
Camino hacia él para poder apreciar lo que sea que está viendo, apoyándome en la madera de la terraza del bungalow.
— Bueno, sí, es increíble, esta playa me encanta, ¿por qué lo dices...?
Suelto un chillido cuando volteo y lo miro, con una de sus rodillas en el suelo, sus ojos se encuentran reflejando los nervios que debe sentir en este momento, que debemos sentir.
Aún hay gotas traviesas resbalando por su pecho desnudo, apenas se carga una bermuda azul que hace juego con mi traje de baño y en su mano hay una caja pequeña.
— En toda mi vida, nunca encontré el amor, no era algo que anhelara o buscara, creía fielmente que, si realmente era para mí, llegaría en cualquier momento — comienza a hablar — Y vaya que lo hizo, apareciste tú, justo en mi salón de tatuajes, como un torbellino castaño que vino a agregarle color a mi vida.
» Eso eres para mí, Kylie. Eres el color, el color que le agregaste a mi vida llena de matices grises, el color que añadiste a mi lugar de trabajo, el color que le agregaste a mis tatuajes, a mi piel.
» Te llevo siempre conmigo, entre todos mis tatuajes, entre la tinta, entre cada marca, siempre eres tú, no sólo me hiciste conocer el amor, me hiciste conocer la maravillosa vida en familia, me diste un niño increíble.
» Quiero tener eso para siempre conmigo, para toda una vida, espero encontrarte en mis vidas siguientes porque el tiempo mismo no es suficiente, nada lo es si se trata de ti.
Lágrimas silenciosas caen por mis mejillas cuando lo veo, cuando veo al increíble chico que tengo frente a mí. Veo como abre la caja entre sus manos, dejando a la vista un precioso anillo con un diamante precioso.
— Kylie Hills, ¿quieres casarte conmigo, tesoro?
Chillo mientras asiento hacia él, no tarda en elevarse de nuevo mientras me abraza y me da vueltas por los aires, besando todo mi rostro mientras ríe extasiado. Se muerde el labio inferior mientras me coloca el anillo en mi dedo.
No deja de besarme y decirme lo mucho que me ama, lo feliz que lo hago, lo mucho que le agradece a la vida por ponerlo en mi camino.
— Esa sí fue una increíble sorpresa — sonrío aferrada a su mano mientras vemos hacia la playa.
— Esta no era la sorpresa — me sonríe ampliamente — Sin embargo, la sorpresa sólo podía dártela si me decías el sí.
— ¿Y cuál es la sorpresa?
Recoge nuestras cosas desperdigadas en la arena para ingresarlas al bungalow y cerrarlo con llave, no sin antes ayudarme a colocarme los zapatos. Toma mi mano entre las suyas mientras tira de mí.
— ¿Dónde se supone que vamos?
— Son sólo unos cuántos pasos.
Caminamos unos pocos metros y una casa de dos pisos se alza frente a nosotros.
— ¿Axel?
Voltea a mirarme, pareciendo aún más nervioso que cuando me hizo la propuesta de matrimonio.
— ¿Recuerdas mi sueño de una casa de playa? — asiento hacia sus palabras — Bueno, aquí está, es nuestra, tesoro.
Mis ojos se abren desmesurados mientras me permito evaluar la impresionante edificación frente a mí, con rejas blancas que la hacen parecer más elegante, con acceso a la carretera y a la playa en ambas direcciones.
— ¿Nuestra? — titubeo al hablar, pero Axel sólo me sonríe mientras me besa la cima de la cabeza.
— Nuestra, tesoro.
— ¿Cómo es que...?
— ¿Recuerdas la indemnización en dinero que me entregaron por la demanda de Michael? — asiento — Bueno, con eso compré la casa, tuve que esperar este tiempo para que estuviera lista con los arreglos que quería. Ya está lista, a menos que quieras agregar algo más.
No hablo, no puedo hacerlo, me guía al interior de la casa luego de que abre el portón eléctrico con un control que saca de su bolsillo. Caminamos el pequeño camino de piedra hasta la entrada trasera que conecta a la playa, donde una piscina se vislumbra, seguida de una terraza impresionante con tumbonas, una parrilla ideal para realizar nuestras tardes de pasar el rato con un impresionante patio rodeado de área verde.
Me guía hasta el interior de la casa, donde todo destella lujo y es increíble, en el piso de abajo, en una habitación con una vista increíble al patio, se encuentra un área ambientada a mi estudio, mi propio estudio de pintura.
Axel no se queda atrás, el mantiene su estudio propio que también tiene vista al patio, justo donde está instalado un pequeño juego infantil con tobogán y hamacas que estoy segura le encantará a Noah.
Sin embargo, las habitaciones principales son lo que más me enloquece, nuestra habitación tiene una vista preciosa de la playa, justo para ver el amanecer y el anochecer cada día desde el pequeño balcón. La habitación de Noah es increíble, con su propio balcón. Dos habitaciones más se encuentran en el piso de arriba, igual de impresionantes.
La entrada principal de la casa, que da a la carretera, sigue siendo igual de perfecta, con un camino de piedrilla hasta la salida, ideal para que todos mis amigos puedan venir a visitarnos con sus coches sin necesidad de dejarlos estacionados en la carretera.
La cochera es impresionante, Axel podría estacionar su deportivo y camioneta y aún queda espacio para mi auto y su motocicleta.
Parece haber pensado en todo.
— Dime algo, tesoro.
— El bungalow a unos metros, donde están nuestras cosas...
— También es nuestro — sonríe.
— Realmente te luciste — sonrío.
— ¿Te gusta?
— Espero que le enseñes a surfear a Noah, chico duro.
Sonríe mientras me carga entre sus brazos, con mis piernas enrolladas a su cintura mientras sube las escaleras de nuevo y me guía a nuestra nueva habitación.
No pierde el tiempo en comenzar a besarme, arrancando el vestido de mi cuerpo y devorando la vista que le ofrezco.
— Bienvenida a su nueva casa, futura señora Cox.
Sonrío sobre sus labios mientras lo beso de nuevo, apartando sus bermudas y metiendo mi mano en su ropa interior, deleitándome con la dureza que encuentro y con el jadeo que sale de su boca cuando lo aprieto.
Rompe mi bañador con sus manos, dejándome desnuda justo para él, tal como le gusta.
Chillo cuando nos guía hasta el balcón.
— ¿Qué haces? Alguien puede vernos.
— No hay nadie, los vecinos están lo suficientemente alejados — gruñe mientras me coloca de espaldas a él, con mis manos sobre el barandal del balcón, sus piernas se encargan de abrir lo suficiente las mías — No te pondría aquí sí sé que alguien podría verte.
— Posesivo, ¿no es así? — gimo cuando sus dedos tantean mi humedad, descubriendo que estoy lista para él.
— Eres mía, tesoro.
Chillo cuando se introduce de una sola estocada en mi interior, comenzando a moverse en estocadas lentas.
— Axel — me quejo.
— Dime lo que quieres — gruñe, envolviendo su mano en mi cabello y tirando de él, consiguiendo que arquee mi espalda.
— Fóllame.
Gruñe, pareciendo complacido de cumplirme cada una de mis solicitudes, no pierde el tiempo en comenzar a descargar sus empujes contra mí. Me aferro con fuerza al barandal mientras él se deleita con la vista que mi cuerpo le brinda. No teniendo suficiente, su otra mano toma una de las mejillas de mi culo, apartándola con fuerza para tener una vista del punto donde nuestros cuerpos se unen.
Gruñe fascinado, más cuando mis caderas comienzan a moverse por sí solas para devolverle los empujones.
Su mano pasa a aferrarse a mi cuello mientras tira de mi hacia él, su boca deja besos húmedos por el lateral de mi rostro mientras su otra mano aprieta mis pechos con fuerza.
Chillo cuando siento mi primer orgasmo formarse, parece sentir como me contraigo a su alrededor por lo que una de sus manos baja por mi cuerpo hasta encontrar mi clítoris que ataca en dolorosas caricias. No tardo mucho en correrme a su alrededor.
— Mierda — gruñe, volteándome, esta vez con mi trasero apoyado en el barandal, una de mis piernas enrollada en su cintura para darle mayor profundidad — Me vuelves loco, tesoro.
Gimo cuando parece acelerar sus embestidas, consiguiendo impactar con un punto específico de mi cuerpo. Su mano izquierda se aferra con fuerza a mi muslo para mantenerlo en lo alto, sé que me dejará marcas y no me importa. Siento el segundo orgasmo formarse con rapidez en lo bajo de mi vientre y su mano derecha se aferra a mi nuca, apretando y tomando mi cabello mientras jadea sobre mi boca.
Mis uñas dejan un camino por su torso y eso sólo lo enloquece más, me contraigo a su alrededor y eso parece serle suficiente porque siento como se corre en mi interior, su orgasmo impacta dentro de mí y nos toma varios minutos recuperarnos a ambos.
Siento su semen chorrear por mis piernas cuando sale de mi interior, me lleva en brazos hacia nuestro nuevo baño, agradezco haber iniciado mis métodos anticonceptivos hace un par de meses, porque Axel se ha vuelto fanático de correrse dentro de mí y yo me he vuelto fanática de la expresión de su rostro cuando lo hace. Somos descuidados, por lo que manejo un estricto proceso de anticoncepción.
No digo que algún día no sea el momento, pero en este momento no lo es.
Y está bien, los dos estamos de acuerdo con eso.
Me burlo de Axel cuando es él quien debe de ir por nuestras cosas al Bungalow dado que rompió toda mi ropa, y no creo que le agrade la idea de que deba caminar todo ese camino desnuda.
Minutos después, con ropa limpia, me dedico a prestar atención a nuestra nueva casa con atención mientras Axel se encarga de traer la motocicleta.
Apenas escucho el motor, salgo de nuestra nueva casa, colocándome el casco respectivo y subiendo tras de él.
— ¿Cuándo empezará la mudanza? — no puedo evitar preguntar nada más subo tras él.
— Cuando tú quieras.
— ¿Qué tal mañana?
Lo escucho reír por el intercomunicador mientras avanza, saliendo de nuestra propiedad.
— Mañana, tesoro.
Recorremos con destreza las calles de California, Axel debió pensar en todo. Nuestra nueva casa queda a solo pocos minutos del salón de tatuajes, además de mi nuevo trabajo. Cuando me gradué de la universidad hace unos meses, conseguí un puesto de medio tiempo en una galería de arte, no creía que podría dejar de lado la tienda de tatuajes, que se convirtió en mi segundo hogar.
Sin embargo, con mi trabajo de medio tiempo, logro combinar ambas cosas de manera eficaz, y mantengo mis almuerzos con Axel.
Nuestra nueva casa también queda cerca de la guardería de Noah, y tiene un barrio escolar, para cuando sea hora de que nuestro pequeño vaya a la escuela.
Las casas de nuestros amigos quedan a sólo treinta minutos en auto, estaremos bien.
Después de todo, somos la familia nueva Cox.
Preciosos.
No estoy lista, pero es hora de decir adiós.
Todo lo bueno tiene que llegar a su fin, así es la vida.
No se preocupen, aún nos queda el epílogo.
No se olviden de votar.
Besos con diamantina.
֎BooksbyFabs֎