Capítulo 45 | "La verdad sobre Jonathan Hills"
Maratón 4/5
Kylie Hills
Axel observa a Kansas con el ceño fruncido mientras ella termina de explicarle todo lo sucedido con Megan, quien sigue en el hospital.
El pelinegro asiente hacia ella.
Ha pasado dos semanas desde que los hermanos Cox salieron de la cárcel, hasta este momento hemos venido a ver a Megan, topándonos con que Kansas se encontraba aquí.
Cody es el primero en ceder, abrazando a la rubia quien llora un poco, Axel sólo toma asiento en la silla junto a la cama de Megan observándola con el ceño fruncido.
— He conseguido un empleo — nos informa Kansas — Hoy terminé de sacar mis cosas de la casa de tu tío y me mudaré a un apartamento del centro. Pero quería despedirme de Megan antes, quería... no podía irme sin agradecerte.
Le dedico una pequeña sonrisa mientras veo como ella voltea hacia Cody, quienes comparten un cariñoso abrazo antes de que él también la deje ir. La quiere, pero no le pedirá que se quede, sabe que lo mejor es que Kansas se aleje de todos.
— ¿Qué pasará con el juicio de Michael? — cuestiona Axel cuando Kansas se ha ido.
— Darán sentencia mañana, sin embargo, ya Kansas dio su declaración, no tiene que quedarse — explica Cody.
— ¿Y cómo nos enteraremos del resultado? — cuestiono.
— Los abogados se pondrán en contacto con nosotros.
Asiento hacia sus palabras, se inclina un poco para dejar un beso en la frente de su madre con una mueca de tristeza antes de retirarse de la habitación, dejándome aquí a solas con Axel.
— ¿Ya sabes qué hacer? — le cuestiono.
Los médicos dicen que ya no queda más nada que hacer, podrían intentar desconectar a Megan.
— No siento que debería ser yo quien tome esa decisión — se queja — Es que, no sé qué hacer, una parte de mi cree que es mejor que finalmente descanse... Demonios, soy un hijo terrible.
— No lo eres, cariño — beso ligeramente sus labios — Ha sufrido mucho, si crees que lo mejor es desconectar los sistemas de apoyo, estaré aquí para ti.
Asiente un poco hacia mis palabras, atrayéndome a su cuerpo en un abrazo, no sé cuánto tiempo nos quedamos aquí, pero parece ser esto lo que necesita para tomar una decisión, así que se lo concedo.
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Axel termina de hablar con el abogado que lo ha llamado mientras Cody y yo nos inclinamos cada vez más del sofá como si así pudiéramos escuchar mejor.
— ¿Entonces? ¿Qué te dijo? — cuestiona Cody.
— Michael fue condenado a veintiocho años en prisión — habla, con su mirada aún fija en el móvil — Al parecer la declaración de Kansas también ayudó en nuestro caso anterior, nos darán una indemnización en dólares por los daños ocasionados al fallar en nuestra contra, y las medidas cautelares serán revocadas de nuestros expedientes.
— ¿Eso quiere decir qué...? — se emociona Cody, Axel le sonríe.
— Somos libres, totalmente. Nada de libertad condicional, totalmente libres.
Cody chilla mientras corre a abrazar a su hermano y ambos ríen, me incluyen en el abrazo de alguna forma y terminamos riendo los tres cuando caemos al sofá.
— Joder, nos darán un dineral, ¿no? — chilla Cody.
— Ya tienes dinero — me quejo.
— Siempre puedo tener más dinero — se burla — Podría tener mis vacaciones por Europa, las merezco.
— Vale — me burlo, giro a mirar a mi novio — ¿Tú qué harás con ese dinero?
Me sonríe sin decir nada, terminando por encogerse de hombros, aunque sé por su mirada que ya lo sabe, ya sabe qué hará con ese dinero.
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Miro fijamente a la mujer que tengo frente a mí. A esa mujer que es un reflejo de mí, pero que somos tan diferentes.
Verónica Hills.
— ¿Entonces no dirás nada? — rompo el silencio luego de un rato, cuando veo que no dice nada, que sólo me mira desde el sofá frente a mí, en la casa del tío Grayson.
Vino hasta acá, y no ha dicho nada.
— Verónica.
— Ya no soy mamá, ¿eh? — hace una mueca.
— Creo que ese título hay que ganárselo.
— ¿Dónde está Noah? — cambia de tema.
— Con su padre.
— ¿Su padre...? — hace una mueca confundida — Creí que Craig...
— Craig no es su padre — gruño — Su padre es Axel.
Como si fuera invocado, los hermanos Cox ingresan a la casa mientras pelean entre ellos, aunque ambos frenan de golpe su intercambio de bromas cuando detectan los ojos letales de Verónica Hills sobre ellos.
— Axel, ella es Verónica Hills, Verónica, te presento a mi novio — trato de sonreír — Él es su hermano, Cody.
Axel no hace más que dedicarle un asentimiento vago, sin afán de esforzarse demasiado en agradarle. Sabe nuestra historia porque le he contado sobre ello, por lo que no es el fan número uno de Verónica.
— Vaya, muchacho, ni un salido — ironiza mamá — ¿No planeas agradarme?
— No me preocupa agradarle, señora.
Mi madre frunce el ceño mientras mira a mi novio, con mi hijo en brazos, quien se aferra a su cuello.
— ¿No saludarás a tu abuela, Noah?
— No.
Mi hijo se aferra aún más a su padre, mirando con el ceño fruncido a mi madre, la recuerda.
— Chico bestia, ¿qué te parece si salimos a jugar un poco? — las palabras de Cody capturan toda la atención de Noah que se retuerce en los brazos de mi novio.
— Tío Dy.
— Así es, chico bestia.
Desaparecen por el pasillo por lo que Axel no duda en tomar asiento a mi lado.
— Es una conversación privada — se queja mamá.
— Lo que sea que tengas que decirme, podrías hacerlo frente a Axel — le sonrío.
Mamá suelta un suspiro exasperado, aunque finalmente se rinde, se deja caer en el sofá en una pose demasiado derrotada para su actitud tan remilgada de siempre.
— Creo que te debo una disculpa.
Sus palabras me sorprenden enormemente, sin embargo, termino asintiendo.
— Lo haces, sí. Continúa.
— Lo siento — suelta entre dientes — Por lo de Craig.
Mis cejas se disparan hacia arriba mientras la miro con los ojos entrecerrados.
— ¿Eso es todo? — me quejo.
— Bueno, ¿qué esperabas?
— No lo sé, algo más elaborado, supongo.
— ¿Entonces?
— Bueno, acepto tus disculpas.
Eso la hace sonreír con fuerza, parece genuinamente feliz.
— Pero eso no quiere decir que todo vuelva a ser igual entre nosotras, lo entiendes, ¿no es así?
Parece reticente, pero finalmente acepta.
— Nunca te entregué esto.
Veo por primera vez la pequeña caja a su lado, que creí que era del tío Grayson, que la extiende hacia mí.
— ¿Qué es esto? — cuestiono revoloteando la caja. Aunque cuando encuentro las pequeñas polaroids viejas, lo sé.
— Son las cosas de Jonathan.
Son las cosas de papá. La polaroid entre mis manos tiembla, la fotografía está algo amarillenta, pero salimos riendo, conmigo sobre sus hombros.
Mis manos tiemblan nada más miro la fotografía.
— No te debo una disculpa sólo por nuestras discusiones anteriores — esta vez sí parece totalmente nerviosa — El día del accidente de tu padre, fui yo quien llamó a la policía.
El silencio se asienta pesado en la habitación.
Fue ella quien entregó a papá. Fue por ella que el tío Gray terminó en la cárcel.
Fue lo que desencadenó el accidente de papá.
— Eres una hija de puta — gruñe el tío Grayson desde el fondo de la habitación, ingresando al salón con una ira ciega y es Axel quien debe detenerlo.
— ¿Entregaste a papá? — mi voz se rompe.
— Era lo mejor para ambas, Kylie.
— ¿Lo mejor para ambas? — ironizo — ¿O lo mejor para ti?
Su rostro se muestra en una pequeña mueca de dolor que enmascara rápidamente.
— Creí que merecías saberlo.
— ¿Sabes, Verónica? Creo que he cambiado de opinión — gruño — Agradezco tu sinceridad conmigo, pero no quiero volver a verte en toda mi vida.
Mis palabras la toman desprevenida.
— Kylie...
— Lárgate de mi casa.
No escucho sus gritos cuando se va de casa, cuando pide que la escuche. Una parte de mi finalmente logra respirar completamente cuando sé que Verónica Hills finalmente ha salido de mi vida.
Axel no tarda en envolverme en sus brazos cuando me desplomo de nuevo en el sofá.
Todo pasará, siempre lo hace.
֎
El tío Gray se empina su tercera cerveza mientras yo tomo mi tercer sorbito en mi copa de vino.
— Siempre creí que lo de Jonathan estuvo bastante extraño, ahora entiendo por qué — se queja el tío Gray — Siempre estuvo involucrada tu madre.
— Siento mucho todo lo que mi madre causó, tío Gray.
— Bah, no puedo odiarla, no del todo, me entregó el mejor tesoro de mi vida.
Una sonrisa boba invade mi rostro.
— Yo tampoco puedo enojarme con ella, ¿no es así, papá?
Se petrifica en su lugar apenas me escucha, con la cerveza a medio camino de su boca que termina por derramarse sobre su pecho.
Sus ojos voltean a mirarme con mil incógnitas en su rostro.
— Jonathan Hills siempre será mi padre, aunque apenas recuerde su risa y su voz sea sólo un eco en mi memoria, lo amo, lo extraño mucho — sonrío mientras observo las fotos en mis manos — ¿Pero tú?
» Tú has sido mi padre todos estos años, siempre velando por mi seguridad, por mi crecimiento. Eres mi guardián, mi ángel de la guarda. Y no sólo el mío, has sido un abuelo increíble para Noah.
» Toda mi vida te he considerado mi padre, es sólo que hasta ahora reuní el valor de decirlo, pero eso eres, tío Gray, eres mi papá, me gustaría poder llamarte como tal.
» Después de todo, esa famosa frase tiene algo de razón, padre es quien cría, no quien engendra, ¿no es así?
No responde, pero no hace falta.
Sus ojos están cristalizados, aunque no se permite derramar ninguna lágrima. Lo he dejado sin palabras.
Luego de unos minutos, no dice nada, simplemente me envuelve en un abrazo de muerte, sonrío entre sus brazos mientras lo escucho soltar una risa irónica.
— Siempre logras sorprenderme de nuevo, tesoro — sonríe — Que me llamaras así, sería el mayor honor que podría tener en mi vida.
» Eres mi hija, siempre lo has sido. Tu y Noah son lo mejor que tengo.
— Te queremos mucho, papá.
— Y yo a ustedes, tesoro.
No hablamos más durante la noche, nos dedicamos a revisar las pertenencias de mi padre que trajo mamá en la caja.
Encontramos más fotografías que decido conservar, a excepción de algunas donde sólo salen papá Jonathan y papá Grayson, esas es papá Gray quien las conserva. Hay alguna ropa vieja que también pasa a manos de Grayson, y así es como vaciamos la caja.
Al llegar al apartamento, Axel ya se encuentra acostado, dejo la pila de fotos sobre nuestra mesa de noche mientras me despojo de mi ropa y tomo una de sus camisetas, él no tarda en abrir las mantas para mí y envolver sus brazos en mi cuerpo, atrayéndome hacia él.
Me fundo en su calor, en su aroma.
— ¿Cómo fue? — cuestiona con su rostro enterrado en mi cuello.
— Liberador, supongo.
Lo siento sonreír contra mi piel.
— ¿Estuvo bien, al menos?
— Sí, estuvo bien.
Trepo sobre su cuerpo, hasta que mis manos se colocan sobre sus pectorales llenos de tinta, me regala una presiona sonrisa desde abajo.
— ¿Acaso no tienes sueño? — se queja.
— No, ¿tu sí? Porque se me ocurren algunas ideas.
— No tengo nada de sueño.
Eso consigue hacerme reír, siento sus manos dejar trazos vagos por mis muslos, como si nunca pudiera mantener sus manos lejos de mi cuerpo.
— Todo ha terminado, Ky, ¿te das cuenta?
— Lo sé, ¿qué haremos ahora, chico duro?
— Bueno, también se me ocurren unas ideas sobre eso — sus manos aprietan con fuerza mi trasero.
— Hablo de nosotros — me río, dejando pequeños besos sobre sus labios cuando me inclino.
Parece meditarlo unos minutos.
— No lo sé, seguir siendo nosotros. ¿Qué te parece?
— Eso me gusta, ¿qué más?
— ¿Más? — se queja — No puedo pensar si estás sentada sobre mi polla.
Rompo a reír mientras él sonríe, haciéndonos girar. Ahora es él quien está sobre mi cuerpo.
— Déjame follarte, pensaré en ello luego.
— De acuerdo, chico duro.
Preciosos.
No estoy lista para dejarlos ir.
Todos los cabos sueltos han sido resueltos. De eso trataba este capítulo.
Finalmente Kylie y Axel han resuelto el dilema que era su vida.
Kylie llamando a Grayson papá es mi momento favorito del libro.
No se olviden de votar.
Besos con diamantina.
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