Gracias estúpido universo

By martaraisso

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Evie pensó que su nueva vida sería tranquila. Creía que mudarse sola y empezar de cero sería la mejor solució... More

1. Mudanza
2. Las 8 generaciones de la manzana
3. El chico de las flores
4. Calcetines mojados
5. Cero experiencia
6. Ataque nocturno
7. El vestido perfecto
8. No llames a los bomberos
9. El chico de la guitarra
10. Yo tenía razón
11. De charla en el coche
12. Tintes y zapatos
13. ¡Vivan los novios!
14. Sabor a petróleo
16. Los amigos de Theo
17. Tarde de bolos
18. Elisabeth
19. El tupper de pollo asado
20. El despertar del amor
21. El gato llamado Coliflor
22. Alergias y zombies
23. Encantada de conocerte, Evie
24. La elección
25. ¿Te gusta?
26. Vámonos a casa
27. Abrazos y mermelada
28. Una visita inesperada
29. La decisión de Theo
30. Un beso de amigos
31. Un día especial
32. ¿Aún? Aún.
33. Maquillaje y fiesta
34. La princesa y su héroe
35. Trabajando de niñera
36. Su persona favorita
37. Despedida en familia
38. Felicidad o dinero
39. Situación inesperada
40. Soledad y calor
41. Intoxicación por comer labiales
42. Un hotdog sonriente
43. Interrupciones constantes
44. Ojos que no ven, corazón que no siente
45. El teléfono en llamas
46. Vendedora de biblias
47. El héroe del Sol
48. Amenazas de una bruja
49. No podemos ser amigos
50. Un alma en pena desayuna napolitanas
51. Pánico y problemas
52. Caramelos e injusticias
53. Una salsa llena de sorpresas
54. Doble fracaso
55. Despedidas y encuentros
56. Un perro bien adiestrado
57. Solo a ti
58. Piernas dormidas
59. Hagamos un pacto
60. Agua por todos lados
61. El amor está en el agua
62. Analizando inseguridades
63. Justiciero de mechas rojas
64. No me dejes así (+18)

15. Nuevos vecinos

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By martaraisso

Caminé apresurada hasta el parque en busca de Theo, como era viernes por la tarde, el lugar estaba repleto de niños, familias, grupos de jóvenes y personas ancianas.

Al haber llovido por la mañana el olor a tierra mojada invadía el espacio. El sol provocaba que los colores de las plantas fueran brillantes y creaba pequeños destellos al chocar la luz con las gotas de rocío.

Observé atenta con la mirada todos los rincones, no le vi, estuve un rato dando vueltas pero nada, él no estaba allí.

Decidí regresar a casa, en algún momento volvería.

—¡Florecilla! ¿Le has encontrado? -me preguntó la señora Rosario que acababa de salir de la floristería.

Yo negué con la cabeza.

—Que raro... ¿dónde se habrá metido? Bueno, cuando vuelva le digo que se pase por tu casa para que te quedes tranquila.

Con una sonrisa le di las gracias y entré al portal. Ya en mi casa me tumbé sobre la cama, ¿dónde podía estar ese chico?

Sin darme cuenta me quedé dormida hasta que el timbre me despertó.

"¿Theo?"

Andando como un zombie me acerqué a la puerta, una mujer de unos treinta años con gafas redondas apareció tras abrirla.

—¡Hola! Me llamo Gemma, acabo de mudarme justo al piso de abajo -se presentó. —Verás, quería pedirte un favor...

La mujer se hizo a un lado, detrás de ella se asomó un niño de unos seis o siete años.

—La mudanza me tiene muy ocupada, ¿podrías quedarte con mi hijo un rato mientras yo termino de organizar todo?

"¿Mudanza? ¿Hijo?"

Con un leve empujón me acercó a su hijo, quién no parecía estar muy de acuerdo con su madre.

—Yo-

—¡Estupendo! ¡Muchísimas gracias! ¡Te lo pagaré! —exclamó bajando por las escaleras.

No me había dejado hablar siquiera.

Me quedé quieta sin saber qué hacer, tratar con niños no era algo que se me diera muy bien, incluso antes de la noticia del bebé de mi madre.

Además, acabábamos de conocernos pero tenía la sensación de que ya me odiaba.

—Okay... ¿y qué tal estás? —le pregunté lo más amable posible.

—Qué te importa, fea.

"¡¿FEA?!"

—¡¿Cómo que fea, pequeño incordio?!

Él cruzó los brazos y me dedicó una mirada asesina, yo decidí ignorar su comentario y procedí a cerrarle la puerta, pero antes de conseguirlo comenzó a llorar.

Yo entré en pánico, en mi defensa diré que no sé qué hacer cuando alguien llora.

—A- a ver, ¿qué te pasa?

—¡Quiero irme con mi mami! —comentó sollozando.

Yo me rasqué la nuca indecisa sin tener ni idea de cómo calmarle.

"Universo, ¿qué tipo de prueba es esta?"

—¿Quieres comer algo? —le pregunté entonces.

Él pareció recibir de buena manera esa propuesta, dejó de llorar y caminó lentamente dentro de mi casa asintiendo.

"La comida nunca falla."

Una vez entró en mi casa comenzó a investigar todas las habitaciones haciendo incontables preguntas.

Qué rápido se había olvidado de su mami.

—¿Y esto qué es? ¿Eso para qué sirve? ¿Y esto?

Me senté en el borde de la cama mientras observaba como el niño recorría mi cuarto.

"¿Qué hago ahora contigo?" pensé.

Después de varias vueltas se subió a mi cama con un poco de esfuerzo y se sentó a mi lado meneando sus piernecitas que no llegaban al suelo.

—¿Cómo te llamas? —me preguntó.

Qué bien, ahora tenía que socializar con un niño.

—Evie, ¿y tú? —respondí sin ganas.

—Yo me llamo Marc y tengo seis años, ¿cuántos tienes tú?

—Veinte.

—¡¿Veinte?! Qué vieja.

"Vieja tu abuela."

Me levanté de la cama y fui a la cocina para ofrecerle a Marc algo de comer y beber, él dió un salto desde la cama para seguirme.

—¿Sabes que una vez salté desde una ventana?

—Aaahh, que bie- ¡¿qué?!

El niño empezó a contarme datos aleatorios mientras yo preparaba un poco de leche con unas galletas.

Se lo coloqué en la mesita de mi habitación y me senté en el suelo, él me imitó, agarró una galleta y la sumergió en el vaso de leche.

—Cuando te termines eso te devuelvo a tu madre —le avisé.

—¡¡NO!! —se negó él.

—¡¿No?! ¿Cómo que no?

—Estoy enfadado con mi mamá.

—Pero si hace un rato has dicho qu-

—¡QUÉ NOOOOO!

No parecía que fuera a cambiar de opinión tan fácil, agotada recliné la cabeza sobre la mesa.

"¿Por qué me tienes que hacer esto a mí, universo? ¡¿Por qué?!"

—¿Te has muerto? —me preguntó el menor tirándome del pelo para ver si reaccionaba.

"Ojalá."

Levanté la cabeza y me apoyé sobre mi mano observando a Marc, él comía alegremente las galletas de chocolate.

De repente sonó el timbre, Marc miró a la puerta inquieto, yo me levanté y me acerqué.

Al abrirla me encontré cara a cara con Theo, él me sonrió esperando que yo le sonriera también, en cambió le mostré una expresión de enfado.

—¡¿Pero dónde te habías metido?! Te vas así, sin decir nada, ¡podrías haber avisado, me tenías preocupada!

—Tranquila que pareces mi madre.

Entonces, un poco avergonzado me tendió una bolsa, la cual yo cogí confundida.

—Es que... he visto que en la comida has estado un poco incómoda... —empezó a hablar nervioso. —Seguro te molestó lo que ocurrió en la cocina, así que te he comprado comida para pedirte perdón...

Se rascó la nuca como gesto de timidez, yo observé el interior de la bolsa, estaba llena de chocolates, snacks, fritos y dulces. Automáticamente esbocé una sonrisa llena de gratitud y felicidad.

—No estaba incómoda, solo me dió vergüenza —le expliqué avergonzada sin poder mirarle directamente a los ojos recordando el evento de la cocina.

—¿Seguro? Es que no sé que me pasa, pero cuando estoy contigo yo-

—¿Es tu novio? —le cortó Marc apareciendo detrás de mí.

Ambos le miramos, Theo puso una expresión de no entender nada y se agachó para hablar con el niño.

Un momento.

"¡¿Qué iba a decir Theo?! ¡¿Cuando está conmigo qué?!"

—¿Y tú quién eres? —le preguntó el pelinegro.

—Soy Marc, tengo seis años. Mi mamá y yo hemos venido a vivir a una nueva casa —comentó señalando con su manita a las escaleras.

—Ooh, así que sois vecinos nuevos, ¡bienvenido!

Theo agitó la mano de Marc exageradamente provocando una carcajada en el pequeño.

Agarré al pelinegro y lo alejé para que el niño no nos oyera.

—Necesito tu ayuda —susurré.

Le conté lo que había ocurrido, él no pudo contener la risa.

—Siempre acabas en estas situaciones, no sé cómo lo haces —dijo riendo.

—¡Pues yo mucho menos!

Entonces se escuchó un golpe a nuestras espaldas. Marc había cerrado la puerta.

¡Con nosotros fuera!

Corrí y empecé a dar golpes con los nudillos en la puerta.

—¡Marc! ¡Abre la puerta!

—¡NO! —exclamó él desde dentro de la casa. —¡Ya me he terminado la merienda y no quiero que me lleves con mi mamá!

"¿Ahora se acuerda de eso?"

—¡Tienes que volver a tu casa! —le expliqué.

—¡¿Por qué?!

Apoyé mi cabeza en la puerta, un niño pequeño me había dejado fuera de mi casa.

—¿Crees que pueda tirar la puerta abajo de un cabezazo? —le pregunté a Theo desesperada.

Él rió mientras negaba con la cabeza, me quitó del medio tirando de la capucha de mi sudadera y se acercó a la puerta.

—Oye Marc, si nos dejas entrar compartimos contigo toooooda la comida que he comprado, ¿sí?

Se hizo el silencio, a los segundos se escuchó como la manilla de la puerta se giraba para después abrirse.

—¿Qué comida tienes? —preguntó el pequeño apartándose de enmedio para dejarnos entrar.

Apenas habían hablado y Theo ya sabía cómo manejar la situación con el niño, aquello me dio un poco de envidia.

—Toma la bolsa —le indicó Theo quitándomela para dársela a él.

—Nooo... mi comida... —me quejé viendo como el pequeño corría feliz a vaciar la bolsa en la mesa de mi habitación.

Theo soltó una risotada, me tomó de la mano y tiró de mí para adentrarme en la casa, una vez que entré cerró la puerta.

—Puedes elegir... cinco cosas —le informó.

—Jooopeee, ¿sólo cinco? —se quejó Marc.

El pelinegro asintió con la cabeza a mi lado sonriente, miré nuestras manos, estaban entrelazadas, observé de nuevo a Theo, él parecía muy cómodo ante nuestro contacto y no parecía que quisiera soltarme.

Mi corazón empezó a golpear fuerte contra mi pecho mientras un calor se apoderaba de mi cuerpo. Noté como me empezaba a sudar la mano por los nervios, de un movimiento rápido la aparté, a lo cual mi vecino de enfrente me miró sorprendido.

—E- es que me suda la mano —le expliqué sonrojada limpiándome en el pantalón.

—Pff, como si eso fuera un problema —respondió él en voz baja sentándose al lado del pequeño.

Aquel comentario fue como un golpe a mi pobre corazón, automáticamente me empezó a arder mucho más la cara.

Caminé a la cocina a por un vaso de agua, allí traté de calmarme. Una vez que lo conseguí volví a mi habitación y me senté junto a mis vecinos.

Ambos estaban charlando animadamente.

—¡Quiero estos! —me informó el pequeño mostrándome varios snacks tanto dulces como salados.

-Puedes quedartelos -accedí con tristeza.

Él sonrió admirando su botín, entonces dirigí mis ojos a Theo, tenía una increíble facilidad para saber comprender a las personas, sabía qué decir en todo momento y cómo ganarse la confianza de todo el mundo.

—¿Qué me miras? Ya sé que soy guapo pero así me vas a gastar la belleza —dijo de una manera burlesca sacándome de mis pensamientos.

—Cállate, idiota. El cerebro es lo que tienes desgastado.

—¿Vosotros sois novios? —preguntó de nuevo Marc.

"¿Esto es lo que cree que se dicen los novios?"

Theo me miró con una sonrisa socarrona y se acercó a mí.

—¿Tú crees que hacemos buena pareja? —le cuestionó a Marc.

El niño nos miró pensativo.

—No —negó. —Ella es demasiado gruñona.

Abrí mucho la boca y me llevé una mano al pecho, las palabras del niño fueron como una apuñalada. Theo soltó una gran carcajada mientras se alejaba de mí actuando asustado, una vez al lado del niño se escondió detrás de él.

—Tienes razón, a veces me da miedo —comentó el pelinegro usando al niño como escudo.

—Y tiene pelos de loca —añadió el pequeño señalándome.

—¡Oye, ya basta! —exclamé abochornada.

Ambos se rieron y yo no pude evitar una sonrisa. Al rato volvió Gemma a buscar a su hijo, se mostró muy agradecida y me ofreció dinero por cuidar a Marc.

—No puedo aceptarlo.

—Insisto, además parece que se lo ha pasado muy bien, quizás te necesite otro día —dijo guiñándome un ojo.

Tras despedirme de la pequeña familia entré en casa, Theo recogía todos los snacks de la mesa y los volvía a meter en la bolsa.

—Que sepas que el niño se ha llevado mis favoritos —me quejé cruzándome de brazos.

Theo me dio la bolsa mientras reía.

—Podemos ir a por más —propuso.

Yo sonreí. De camino a la tienda pasamos por el parque que, aunque ya era tarde, aún estaba lleno de gente.

—Creo que la idea de un bebé ya no me parece tan horrible —le dije.

Theo me miró con pánico y comprendí que me había malentendido. Empecé a agitar las manos nerviosa.

—¡M- me refiero al de mi madre! ¡Y- yo no quiero un bebé por ahora! ¡Si con suerte mantengo mi vida en orden como para tener en mis manos otra! ¡No, no, no!

Mi vecino respiró aliviado. Una vez llegamos a la tienda cogí los mismos snacks que se había llevado Marc, Theo se ofreció a pagarlos pero esta vez no le dejé.

En el camino de vuelta nos comimos lo que había comprado, cuando llegamos al portal la señora Rosario nos interceptó en el portal.

—He invitado a cenar a Gemma y a su hijo para darles la bienvenida. Florecilla vente tú también.

En un abrir y cerrar de ojos estaba sentada en el comedor, rodeada de mis vecinos mientras comían y charlaban alegremente.

Gemma nos contó que era madre soltera, su pareja la había dejado tras enterarse de que iba a ser padre. Aquello me dió mucha pena por ella, maldito hombre.

Miré a Theo con los ojos entrecerrados.

—Si alguna vez dejas embarazada a alguien y huyes, te buscaré y te cortaré los-

—Te aseguro que eso no va a pasar —me cortó serio.

—Más te vale —le amenacé agitando el puño como amenaza.

Todos en la mesa rieron.

Marc nos señaló con su manita y miró a su madre.

—¡Mami! ¡Mami! Ellos dos son novios.

Un silencio invadió la sala y todos nos miraron, las expresiones eran de asombro y curiosidad.

—¡Lo sabía! —exclamó Rosario. —Se nota muchísimo.

"¡¿El qué se nota Rosario?! ¡Si no hay nada!"

—Haceis una pareja muy linda —afirmó Gemma.

"Pues tu hijo no ha dicho lo mismo."

Yo empecé a negar moviendo las manos con nerviosismo, pero fue Theo quien habló.

—Os equivocáis, no estamos saliendo —informó con una sonrisa forzada. —Solo ha sido un malentendido.

La señora Rosario puso una expresión de decepción, Gemma regañó a su hijo por decir mentiras y Theo se rió.

Yo no pude evitar sentirme un poco desilusionada ante las palabras de Theo, no sabía exactamente por qué, al fin y al cabo no había nada entre nosotros.


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Pregunta random: ¿de que país sois?

Yo soy de España 🇪🇦

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