Colección de One-Shots: Loudc...

De lucky-one456

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Estos serán relatos cortos sobre el enamoramiento de Lincoln Loud hacia sus hermanas y conocidas en la ciudad... Mais

Polly x Lincoln (1/?)
Luna x Lincoln (1/?)
Lana x Lincoln (1/?)
Carol x Lincoln (1/?)
Leni x Lincoln (1/?)
Luna x Lincoln (2/?)
Lori x Lincoln (1/?)
Linka x Lexx (1/?)
Luna x Lincoln (3/?)
Christina x Lincoln (1/?)
Leni x Lincoln (2/?)
Luan x Lincoln (1/?)
Lily x Lincoln (1/?)
Sam x Lincoln (1/?)
Luan x Lincoln (2/?) (+16)
Lily x Lincoln (2/?)
Carol x Lincoln (2/?)
Lola x Lincoln (1/?)
Lana x Lincoln (2/?)
Lynn x Lincoln (1/?)
Becky x Lincoln (1/?)
Fiona x Lincoln (1/?)
Lily x Lincoln (3/?) (+16)
Lola x Lincoln (2/?)
Lily x Lincoln (4/?)
Sam x Lincoln (2/?) (+16)
Katherine x Lincoln (1/?)
Sid x Lincoln (1/?)
Maggie x Lincoln (1/?)
Lily x Lincoln (5/?)
Linka x Lynn (1/?)
Lori x Lincoln (2/?) (+16)
Liby x Lincoln (1/1)
Leni x Lincoln (3/?)
Luna x Lincoln (4/?)
Lily x Lincoln (6/?)
Paige x Lincoln (1/?)
Lucy x Lincoln (1/?)
Paula x Lincoln (1/?)
Linka x Leon (1/?)
Luan x Lincoln (3/?)
Lynn x Lincoln (2/?)
Lily x Lincoln (7/?)
Carol x Lincoln (3/?)
Linka x Loni (1/?) (+16)
Maggie x Lincoln (2/?)
Becky x Lincoln (2/?)
Darcy x Lincoln (1/?)
Lily x Lincoln (8/?)
Agnes x Lincoln (1/?)(+16)
Lynn x Lincoln (3/?)
Lola x Lincoln (3/?)
Di Martino x Lincoln (1/?)
Lily x Lincoln (9/?)
Luna x Lincoln (5/?)
Lisa x Lincoln (1/?)
Lola x Lincoln (4/?)
Lana x Lincoln (3/?)
Polly x Lincoln (2/?)
Lucy x Lincoln (2/?)
Luan x Lincoln (4/?)
Linka x Loni (2/?)
Lynn x Lincoln (4/?)
Darcy x Lincoln (2/?)
Rita x Lincoln (1/2)
Lynn x Lincoln (5/?)

Carol x Lynn Sr (1/?)

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De lucky-one456

Sé que algunos se preguntarán el porqué de tener una historia como esta aquí en la colección de One-Shots, pero es que si lo publico en solitario quizás no reciba el mismo amor que ustedes le dan a las otras historias de este compilado. Habrá excepciones con el tiempo. Disfruten...

Una nueva flor...

I

—¿Lori? —la tomó de los hombros emocionado, desde hace mucho tiempo que no iba al restaurante, quizás quería arreglar las cosas. Hizo que lo mirara— D-Disculpa...

—Siempre suelen confundirme con ella, señor Lynn —lo decía algo sonriente.

—¿Carol Pingrey? —estaba sorprendido.

II

La separación no fue lo que lo dejó muy apenado hasta negarse el salir con alguien. Fue la actitud de algunos de sus hijos, para ser más específicos fueron las mayores las que le reclamaban el no tratar de luchar porque Rita se quedara a su lado.

Lynn sabía que Rita quería lograr sus metas truncadas por sus deberes como madre, solo que ella lo tenía algo más difícil porque La Gaceta de Royal Woods le había prometido publicar aquel libro que escribió desde el nacimiento de Lori, pero siempre y cuando fuera a aceptar un contrato de cinco años en sus oficinas fuera de Estados Unidos. Ser escritora fue siempre un sueño que se privó y ahora tenía una oportunidad, no obstante, tenía una familia y a su esposo.

Algo que apoyó la ruptura de ellos dos fue el que tanto los trabajos y la falta de comunicación le habían quitado el tiempo necesario a su relación. Ya no había tanta confianza tampoco por el empeño en sus trabajos que eran el restaurante y el periódico. Un día charlaron sin nada que los inhibiera y... Rita se fue en menos de dos meses.

Lori, principalmente, junto a las mayores, salvo Leni, le recriminaban el no luchar por su mujer y madre de sus hijos. Lincoln trató de afrontar la situación con sus hermanas menores. Lily era la más afectada, eso le rompía el corazón a Lynn, pero nada podría hacer cambiar de opinión a su mujer y algo en él le impedía gastar hasta la última de sus cartas con ella.

A las pocas horas de que Rita había tomado un taxi con dirección al aeropuerto, Lynn tuvo que consolar a Lily en sus brazos que estaba privada en llantos y sollozos, las demás eran consoladas por Lincoln y Lynn Marie.

Pero la vida continua y casi siete años se cumplían desde la partida de Rita al extranjero. Rita regresaba a Royal Woods cada cierto tiempo, incluso se llevaba a sus hijas a Francia. Por un descuido de Lily, se le escapó la información de que su madre tenía una pareja, pero su padre ya había asumido que eso era inevitable, alguien más cercano a su forma de ser actual sería mejor compañero para ella.

Las menores y Lincoln, en pocas ocasiones, le reclamaron a su padre sobre salvar la relación con su madre porque ellas gracias a Lincoln eran más comprensibles. Lo contrario eran las mayores, salvo Leni que estaba en un punto medio, eran las más dolidas y resentidas con el suceso, más que nada Lori.

Lynn había salido con alguna amiga o conocida, pero no de manera formal, sino que por salir a divertirse con Kotaro solía reencontrarse con viejas amistades. Las citas quedaban en pasar el tiempo con la vieja banda y tener un rato de parejas mientras charlaban después de tocar un rato. No era prioridad para Lynn porque en el fondo pensaba que lo de Rita podía ser de una sola vez. Aunque, no negaba que pudiera llegar alguien a su vida, pensaba que sería quizás tardaría más de lo debido.

Las cosas de la vida llegan en el momento menos pensado y así fue como llegó en ese momento de su vida Carol Pingrey.

III

De espaldas tenía la misma figura que Lori, por ello la confusión, pero al contemplarle delante se percataba de que no era su hija. Estaba ilusionado porque Lori llegara un día a charlar con él y lo perdonara por lo sucedido con su madre. Él a veces se quedaba con la idea de que tenía la culpa de todo el resentimiento.

—Hola señor Lynn, vine p-por el aviso —dijo Carol mostrando un folleto que había sido pegado afuera donde decía que se buscaba mesero o mesera.

—¿En serio quieres el empleo? —preguntó con cierta confusión. Pudo sentir cierto olor a nicotina.

—Sí... s-se puede aún, ¿no? —se sentía algo nerviosa.

—C-Claro —acomodó dos sillas para que se sentaran ambos en una mesa—. Tengo que hablarte sobre cómo será el trabajo.

Estaba claro que algo no andaba bien allí, Carol Pingrey era de las familias pudientes de la ciudad cuando aún estaba allí su familia.

Carol notó que el papá de su amiga y antigua rival estaba algo confundido y ya podía imaginar el porqué. Cortó el hilo de lo que le decía el señor Lynn y habló de su situación de una manera que él pudiera entender que de verdad necesitaba el trabajo. Dijo que por el momento su situación no era buena y que estaba viviendo sola.

Lynn entendió que no debía pensar en ello y solo terminó por decirle que comenzaría el día de mañana. Carol agradeció ese gesto del señor Lynn con una bella sonrisa y salió de allí alegre. No obstante, le indicó que solo fuera con un jean, calzado y remera de color negro.

Al terminar la jornada y limpiar el lugar, Lynn le menciono a su hijo sobre Carol y su contratación allí. Lincoln notó algo inquieto a su padre sobre la repentina aparición de ella.

—Supe por Lori que Carol no la estaba pasando bien. Me contó algo superficial, solo me dijo que Carol ya no vivía con su familia por diferencias o algo así —hablaba con paciencia mientras ordenaba las sillas.

Lincoln notó cierta preocupación en su padre, quizás porque le recordaba físicamente a Lori y también que era una amiga cercana de su hija. Notaba que su padre no había perdido ese interés paternal por el bienestar de los más jóvenes.

Lincoln se fue con Chloe, su novia, que lo esperaba afuera a pasar algunos días en casa de ella. Se despidió de su padre y los demás trabajadores. Lynn fue el último en salir porque necesitaba sacar algunas cuentas.

Cuando llegó a su casa, decidió darle tiempo a Lily y a sus demás hijas. Ellas charlaban con su padre con emoción y le contaban las cosas que le ocurrían en la escuela y preparatoria. Durmió relajado.

IV

—Muy bien, Carol —le dio un delantal largo, una malla de cabeza y una gorra de color verde—. Después te daré uno más de cada uno —notó que Carol lucía bien y alegre—. Te repito, trabajamos de lunes a sábado. Los días jueves, viernes y sábado atendemos hasta las diez. El viernes y sábado no atendemos a la hora del desayuno. Los domingos ustedes descansan —Carol escuchaba atenta a lo que decía Lynn.

Lynn notó ciertas ojeras en Carol, pero eso poco importaba porque la actitud de la muchacha era muy positiva y despierta.

—Siempre saludar con un "buenos días, buenas tardes o buenas noches" sin olvidarte de decir "bienvenidos a La mesa de Lynn", le das la carta. Sobre lo que podría recomendar te iré explicando... —y le decía muchas cosas más a la rubia.

El día avanzaba, Kotaro y Grant saludaron a Carol de manera normal porque no recordaban quién era ella. Lynn estaba por momentos en cocina y en sala. Notaba a Carol muy atenta y veloz, ya deducía que no era su primer empleo en un restaurante.

Mientras más observaba a Carol notaba que estaba más delgada de lo normal, notaba cierta atención hacia la puerta como si le preocupara quien podría entrar.

A las diez y media terminaban los desayunos, a esa hora también llegaban los camiones que abastecían al señor Lynn de muchos productos. Grant le enseño a Carol a procesar y guardar algunos vegetales y carnes, la rubia aprendía rápido.

A las diez y media llegaba la mercadería y el procesamiento debía ser hasta las once y media, a esa hora algunos clientes esperaban dentro de La mesa de Lynn con paciencia.

Carol notó que el lugar ya estaba ocupado por la mitad de comensales que debían ser recurrentes y trabajadores. Once y cuarenta y cinco, Lynn le pidió a Carol que tomara las órdenes.

El día pasó de manera veloz, todos terminaron agotados porque los clientes llegaban y llegaban sin parar. Carol se manejó muy bien para su primer día.

—Bueno, Carol, así es todos los días —lo decía Lynn mientras la ayudaba a limpiar la sala—. Desde las diez se limpia en la mañana, desde las cuatro limpiamos aquí si es que nos quedamos de largo, sino sería a las cinco. Cuando no hay tantos clientes, almorzamos a las dos en una de las mesas delanteras. Sobre los días que hacemos los tres turnos, tú decides si quieres seguir trabajando, ya sería como pago de hora extra.

—Me está agradando el trabajo aquí, señor Lynn —lo decía con mucha sinceridad. Mostraba una sonrisa muy encantadora—. Pensé que Lincoln estaría hoy.

—Este año, Lincoln me ha ayudado como ha podido, en dos meses ya se va a la universidad, es por eso que no está casi siempre porque debe arreglar todo el papeleo para su universidad —lo decía entre lo feliz y triste.

—¡Oh, comprendo! —respondió sorprendida. Luego mostró curiosidad— Usted dijo que descansamos los domingos, ¿no?

—Correcto, Carol —respondió con tranquilidad.

—Pero dijo que nosotros, ¿usted no? —se notaba muy curiosa.

—Hay días domingos donde yo atiendo desde las nueve hasta las dos de la tarde, ese día suelen ayudarme mis demás hijas, hago comida desde temprano porque hay veces donde los camioneros pasan por aquí y ellos tienen un enorme apetito, y no quiero decepcionarlos —lo decía de manera agradable y graciosa—. Uno sabe de ellos cuando por la noche ves muchos camiones estacionados en la gasolinera que queda como a cinco calles de donde estamos. Pasan la noche allí porque también es como un pequeño motel y en la mañana vienen a comer porque sus rutas son muy largas.

—Antes de que me fuera de la ciudad, no estaba esa gasolinera —lo decía sorprendida.

—No, tiene como seis años desde que la inauguraron. Hay muchos lugares nuevos desde hace más de cinco años —lo decía terminando de acomodar unas sillas.

Ambos fueron a dejar en su sitio los utensilios de limpieza. Repentinamente, Lynn dejó salir de su boca algo que le daba curiosidad por cómo vio a Carol.

—¿Ahora dónde vives, Carol? —se dio cuenta que estaba siendo intrusivo.

—B-Bueno... m-me estoy quedando con una amiga —respondió con algo de dificultad.

—Por supuesto —fue su respuesta con algo de rapidez.

Carol y Lynn fueron los últimos en salir del lugar. El patriarca Loud se dio cuenta que Carol se notaba algo más cansada de lo normal. Suponía que era por ser el primer día, no debía ser algo raro.

—Eres la amiga de mi hija, te conozco desde hace tiempo, no creo que necesites estar aprueba, he visto que para ser tu primer día lo has hecho de maravilla. Solo se puntual, responsable, ordenada y muchas más cosas. Sobre todo, si tienes algún problema... puedes contar conmigo —lo decía muy sonriente.

—Muchas gracias, señor Lynn, no lo decepcionaré —se notaba muy alegre.

—Si no te molesta, puedes llamarme Lynn, jefe o como desees —necesitaba transmitir confianza.

—De acuerdo, jefe —le dio una última sonrisa—. Me tengo que ir, nos vemos mañana, Lynn.

Lynn vio que Carol se perdía al terminar la calle porque daba la vuelta al llegar a la esquina. Se quedó pensando en su notoria delgadez y su actitud muy positiva, eran distintas. Pareciera que ocultaba algo. Tuvo que regresar a la oficina porque se olvidó de dejar en orden algunos documentos. No dejó de pensar en el olor a nicotina que desprendía Carol.

Llegó a su casa a las siete de la noche, pero no contó sobre su nueva trabajadora. No porque no sintiera que fuera importante, sino porque no creía que fuera algo de sumo interés para sus hijas. Sin embargo, Lynn no se daba cuenta que Carol, después de tiempo, era una mujer que le generaba interés.

V

Carol estaba sentada en una silla al lado de la cama en la que dormía desde hace dos días. Sentía que su madre podría arruinarle su vida en Royal Woods porque sus viejas amistades podrían enterarse de su presencia y eso su progenitora no lo soportaría.

Sacó un cigarro de un pequeño bolso que tenía, lo encendió y miró por la ventana el cielo esperando otra señal de que las cosas podrían ser mejor en su ciudad natal. Terminó el cigarrillo, encendió otro y otro y otro... hasta que fue a cepillarse los dientes un buen rato.

—Gracias, Lynn, no te decepcionaré —lo decía en su mente mientras se preparaba para dormir.

Para ella, el que el señor Lynn le haya dado el empleo fue como una señal de salvación que desde hace tiempo necesitaba. Las anteriores veces tuvo que rogar y rogar para que le dieran un trabajo. Se durmió con tranquilidad sonriendo y pensando en su nuevo trabajo.

VI

Empezó el jueves con relativa fuerza, luego el viernes y, por último, el sábado. Carol se desenvolvía con relativa facilidad, podía ser amable y rápida al tomar las órdenes, eso agradaba a los clientes.

Eran las nueve de la noche del sábado, Carol empezaba a levantar algunas sillas y limpiar la mitad de la sala. No tuvo problemas en trabajar todo el día. Se divertía conversando con todos allí, en especial con el señor Lynn. Pero ella generaba preocupación en su jefe.

Desde hace días notó que Carol cada vez más comía menos porque solía guardar su almuerzo, tenía ojeras que pasaban desapercibidas levemente por el maquillaje o un casi imperceptible olor a nicotina. También notó cierta vergüenza cuando le tocó atender a unas antiguas compañeras.

—Carol, ya son las diez, ya puedes ir cerrando la puerta principal y retirarte, si deseas. Yo me quedaré limpiando lo que falte porque necesito hacer una limpieza en mi oficina también —lo decía al notarla algo agotada.

—No, descuide. No tengo prisa, termino y me siento a esperarlo para cerrar todo, no se preocupe —lo decía con cierta expresión de fatiga.

—¿Segura? —no estaba satisfecho con la respuesta.

—Sip —fue lo último que dijo antes de continuar con la limpieza.

Las horas pasaban y Lynn notó que Carol estaba sentada en una de las mesas, pero estaba recostada en la mesa descansando. Pensó en que quizás podía limpiar la mitad de la oficina y mañana limpiaría con las gemelas lo que faltaba.

Terminó lo que se propuso y fue a buscar a Carol, sin embargo, la encontró en el suelo como si alguien la hubiera dejado allí.

—¡¿Estás bien?! —la levantó con delicadeza. Sintió el olor ligero de cigarrillo.

—S-Sí... s-solo... creo que t-tuve una pesadilla —estaba despertando.

—Carol, ¿seguro que todo está bien? —se sentó al lado de ella.

—Sí... ¿por qué no? —no sabía qué más responder.

—Te dije que puedes confiar en mí, ¿recuerdas? Quizás no sea Lori, pero soy su padre y una persona mayor, creo que puedes tenerme algo de confianza para decirme si en verdad todo está bien contigo —trataba de sonar comprensivo y razonable.

—E-En verdad... creo que nada está bien —se notaban sus ojos cristalinos a punto de derramar lágrimas.

Lynn, sin mediar palabra alguna, le dio un tierno abrazo para tratar de consolarla. Sintió un fuerte apretón por parte de ella, realmente necesitaba eso.

Le tomó tranquilizarse unos momentos más y empezó a contarle lo que le sucedía de una manera un poco más profunda.

—Yo entré a la misma universidad que Lori, pero... al final dejé aquel campus porque en ese tiempo pensaba que era tonto estudiar —miraba a la mesa de manera hipnótica—. Mi padre murió cuando cumplí mis veintiún años, fue uno de los peores momentos de mi vida. Nunca pensé que algo así pudiera sucederle. El hecho es que en testamento mi padre dejaba algunas cosas que yo debía cumplir para obtener parte de mi herencia... en ese tiempo no quería nada, no superaba lo de mi padre... Pero mi mamá no entendía mi desconsuelo. Ella tiene un apego por la vida de la alta sociedad y... digamos que en ese momento era una vergüenza para el entorno... el punto es que me desheredó, no por ambición, sino porque yo en ese tiempo era un desastre.

—Pero un padre no hace eso, por más que el hijo se equivoque... no puedo quedarme tranquilo por esa parte del relato —decía indignado Lynn.

—Yo pienso algo así, sin embargo... tengo ya veinticinco años, jefe —trataba de secarse las lágrimas—. Mi familia y las familias del entorno tienen una forma de pensar que roza con la mía, hay cosas que ellos ven normal y yo no, por más que me haya criado rodeado de esa forma de ver las cosas. Es por eso que también decidí no rogar por quedarme, mi madre quería que cumpliera con lo que decía el testamento y las normas que no se dicen de ese ambiente. Desde hace casi dos años que no vivo con mi madre. Esa es la historia, señor Lynn —al contar aquello empezó a sentir menos tristeza. Tosía cada vez que mencionaba a su madre.

—No pensé que en tu vida habría muchos problemas. No me malinterpretes, me refiero a que la vida de alguien de... no sé si esté bien dicho "de alta sociedad" fuera así de pesada... dura —intentaba sonar empático.

—Para nada, Lynn. Usted con su experiencia debió vivir cosas más duras que yo, incluso podría pensar que mi vida es la de una niña rica caprichosa —lo decía algo pesimista.

—No, Carol. Los problemas y tragedias están presentes en cualquier parte, y de cualquier intensidad —lo decía con una mirada amable—. No pensé que tus, disculpa que te lo diga, que tus ojeras y tu aspecto algo... estuvieran tan relacionado con tus problemas familiares y personales —lo decía algo triste.

—No, no es tanto por eso —notó que dejó algo confundido al padre de su amiga—. Es porque donde me estoy quedando... no es un lugar agradable esa pensión. Vivo en un quinto piso que está oscuro, salvo por la luz del baño compartido de allí. A veces tardo en conciliar el sueño porque suelo escuchar a personas murmurando cerca de mi habitación, y eso termina por quitarme también el apetito. Es un calvario llegar de noche allí —lo decía con tranquilidad no quería generar más preocupación hacia su jefe.

Lynn se quedó observándola, notó que, por más que tuviera ojeras, su hermoso rostro seguía siendo tan angelical. No se percataba de sus pensamientos hacia la amiga de su hija.

—Carol, sé que soy alguien nuevo en lo que va de tu vida, antes nos hablamos un par de veces, pero por cuestiones formales como un "hola señor" u "hola Carol" ... no sé cómo decirlo sin sonar mal... pero por hoy quiero que pases la noche en mi casa, por tu seguridad —lo dijo con mucha dificultad.

—No pensé que me ofrecería aquello, pero acepto, en serio quisiera descansar sin preocupaciones —Carol denotaba que podía confiar en su jefe.

Lynn sonrió porque se sentía más tranquilo al ayudar a Carol que claramente tiene problemas. Cerraron juntos el negocio y se subió a Vanzilla junto a su jefe con rumbo a la avenida Franklin.

VII

Llegaron en menos de cinco minutos y al entrar se dieron cuenta que las cinco chicas estaban despiertas. Las chicas Loud se sorprendieron al ver a Carol, también en un principio pensaron que Lori había hecho las paces con su padre.

—Se quedará con nosotros acá por esta noche, ¿está bien? —quería saber sus reacciones.

—No hay problema —dijo Lily de buena manera.

—Puedes pasar la noche en mi habitación, Carol, suspiro... —expresó con calma la mayor de las menores.

Lisa y las gemelas le hablaron de manera amigable a la rubia amiga de Lori, para ellas era raro tener visitas más allá de sus hermanas mayores. Les sorprendió también que trabajara con su padre, pero prefirieron no ahondar sobre eso porque ellas, con el tiempo, no solían ser tan intrusivas.

Lucy y las demás subieron a dormir, le dijo a Carol que ella tenía ropa de dormir de Leni y Lori que no se preocupara. Lynn se quedó en la sala con su empleada.

—Gracias, muchísimas gracias. Lo más probable es que para usted sea poco, pero para mí es demasiado, y lo digo con mucha sinceridad. Desde hace tiempo no siento este ambiente tan... familiar, tan acogedor —lo decía mientras daba vueltas con una cuchara a su taza de té.

—Creo que ayudar al prójimo nunca está de más, siento que eres como una hija, claro que te pareces a Lori —generó una pequeña risita en Carol—. En verdad es lo mínimo, sé que serás una gran trabajadora, y siento que podrás lograr muchas cosas más, lo sentí con mis hijas y algunas lo lograron y las otras están en proceso —se percató que Carol se recargó en la mesa mientras lo escuchaba—. Tal vez quieras descansar ya.

—No, solo me acomodo para escucharlo, hace tiempo que no converso con alguien y con tanta confianza. Hace tiempo que no tenía una persona que fuera un amigo —lo decía sonriente.

—Yo tampoco he tenido una amiga con la que tenga esa facilidad de charlar, desde hace mucho... hace mucho tuve a alguien así, no lo creerías —respondió con total sinceridad.

—Tiene razón, no le creo —genero una risa en su acompañante—. Pero... ¿es cierto?

—Bueno... mi exesposa, Rita... ella era una amiga, los esposos suelen ser como amigos, son confidentes, pero... en fin, las cosas finiquitaron de otro modo —su alegría decayó un poco.

Carol sintió que debía desviar el tema porque rápidamente la actitud de Lynn había cambiado a una de tristeza. La rubia habló de otras cosas que hicieron poco a poco voltear ese semblante de congoja.

Ya eran cerca de la una de la mañana, Lynn decidió dar por terminada la conversación de ese momento porque sabía que Carol debía descansar y él también. La rubia decidió darle un abrazo y decirle que ya hablarían más en la mañana.

Lynn solo atinó a decir que sí, no se esperaba esa muestra de afecto por parte de ella. Carol tomaría una ducha y luego se acostaría en la que fue la habitación de Lori y ahora de Lucy. Antes de salir de la ducha, tiró su cigarrillo en el bote de deshechos.

VIII

—¿Tan temprano te vas? —preguntó Lynn. Notaba cierto olor a cigarrillo.

Era una mañana nublada de domingo, usualmente en la casa Loud se levantaban a las nueve o un poco más tarde. Carol había bajado exactamente siendo ocho en punto.

—Sí, gracias por haberme dado una noche tranquila —lo decía con una actitud agradecida—. Pero debo volver a mi pensión, necesito limpiar y ordenar las cosas para el día de mañana —lo decía con una leve sonrisa.

—No hay necesidad que vayas a ese lugar —eso confundió un poco a Carol. Lynn salió de la cocina con intención de salir de la casa—. Ven, tengo que mostrarte algo.

La rubia siguió al señor Lynn para ver lo que quería mostrar. Ambos terminaron frente a la puerta de la cochera. Lynn abrió la puerta y le dijo que pasara. Carol se mantenía confundida.

Al entrar, notó que dentro había como una habitación enorme con una cama, televisión, cocina con lavadero, baño y una pequeña mesa.

—Me levanté temprano para darle una pequeña limpieza y asegurarme que todo estuviera en orden, y lo está —lo decía mientras caminaba e indicaba lo que había con su dedo—. Todo lo que ves está funcionando de manera perfecta.

—Me sorprende que tuviera un pequeño departamento en su cochera —se mantenía absorta.

—Hace casi ocho años que Lori intentó independizarse aquí, luego fue el turno de Luna, pero no duró mucho acá. Finalmente, Lincoln quiso quedarse aquí, pero al final decidió mantenerse en su habitación, sin embargo, a veces se queda en la pensión de Chloe, su novia —le hablaba dándole la espalda para que no viera en su rostro una triste nostalgia. Luego de unos segundos procedió a mirarla—. Te puedo ofrecer esto si deseas, Carol.

—Estoy sorprendida por lo bonita que es este departamento —notó que su jefe estaba halagado—. Pero no creo que pueda pagarlo.

—Carol, ¿cuánto pagas en donde te estás quedando? —fue directo con su pregunta.

—Por cómo están los alquileres hoy en día... tengo que pagar trescientos dólares al final del mes. Y lo peor es que no es un lugar bonito —lo decía mirando al vacío.

—Conmigo solo paga ciento cincuenta dólares con todo y servicios, ¿qué dices? —trataba de convencerla.

Carol estaba muy sorprendida por la oferta de su jefe, no pensaba que su suerte estaba ayudándola de manera positiva. No tenía que decepcionar a su jefe.

—Pero... siento que me estoy aprovechando de usted —lo decía deprimida.

—Para nada, Carol. Sería una mala persona si no te diera esta facilidad sabiendo tu situación y siendo tú una persona conocida por mí —lo decía con algo seriedad, pero sin salir de esa actitud amable.

—Entonces... tiene nueva inquilina, jefe —esa era su respuesta de confirmación—. Aprovecharé en mudarme hoy, llegaré en la tarde a más tardar, no son tantas cosas, solo ropa.

—Si gustas puedo ayudarte, hoy tengo libre —lo decía con amabilidad.

Carol le dijo que ya era demasiada su amabilidad, que no quería abusar de aquellas buenas intenciones. Lynn entendió, pero le dijo que la llevaría de regreso.

Lynn se dio cuenta que el lugar donde se quedaba Carol era más parecido a Detroit que otra cosa. Era un lugar peligroso, le sorprende y agradece que a Carol no le haya pasado algo malo. La dejó no sin antes decirle que si necesitaba que la ayude con el traslado no dudara en llamarlo.

Carol en lo que iba de vida, nunca se había sentido que alguien se preocupara tanto por ella hasta que el señor Lynn se lo demostró. Aquella muestra de caballerosidad había dejado una enorme sonrisa en Carol que ordenaba sus cosas de manera alegre. Hablaría en la tarde con el dueño para avisarle de su salida. Tomaría un taxi de regreso con su bolso, una mochila y una maleta. Antes de salir del todo, sacó sus cigarrillos de la mesita de noche de ese cuarto.

IX

Carol cenó con el señor Lynn y las chicas, ellas se tomaron de manera positiva el que Lynn le haya alquilado la cochera a Carol para ayudarla. Era algo imprevisto por ellas, pero se alegraban de tener a una persona conocida como inquilina.

Justo cuando ella estaba por salir a pasar la primera noche en su nueva pensión, llega Lincoln. Ambos se saludan con una gran sonrisa, ellos siempre se han llevado bastante bien, no por nada ella le aceptó ser el reemplazo de Lori en la foto de todos los hermanos.

Lincoln le dijo que descansara y que tendrían muchos días para charlar y recuperar el tiempo perdido. Eso sorprendió a Lynn, no sabía que su hijo tuviera confianza con la amiga de su hermana. Todos fueron a descansar para que el inicio de semana en el negocio no termine siendo agotador. Carol se sentó en cama y encendió un cigarrillo.

X

Carol y Lincoln hacían un buen equipo de meseros, ambos hicieron una química absoluta esa semana. Lincoln le presentó a Chloe, ambas chicas en poco tiempo se llevaron bien, eso alegró a Lynn porque notaba a Carol desde que llegó algo alejada de otras personas.

El tiempo pasaba con calma, Carol Pingrey empezaba a denotar un cambio positivo. Ya no trataba de esconderse de algún conocido de su pasado. Aceptaba que su vida de chica adinerada ya había quedado atrás, aunque... algunas noches se ponía triste por mantenerse alejada de su madre, solo un cigarrillo la hacía tranquilizarse.

La rutina de Lynn era despertarse darse una rápida ducha, cambiarse y empezar a preparar el desayuno junto a Lucy o Carol. La rubia estaba ganando poco por poco la confianza de las chicas y, sobre todo, del señor Lynn.

Carol tenía la rutina de despertarse a las seis de manera exacta, a veces se levantaba un poco antes y recordaba esos tiempos donde hasta la acción de levantarse merecía una publicación en sus redes sociales.

Los días donde ella ayudaba al señor Lynn eran los días donde ellos atendían hasta las diez de la noche. Desayunar con las chicas y su jefe era algo que la llevaba a los tiempos cuando su padre estaba vivo y ella aún cursaba la preparatoria.

Las chicas se alegraban de compartir algunas noches de diversión con la rubia. En ese corto tiempo, ella se ganó un poco la confianza de las cinco chicas, sobre todo, de Lily.

Y llegamos a la última semana de Lincoln en Royal Woods antes de irse a la universidad. Pasaba mucho los últimos días con sus hermanas, su padre y Carol.

—Me alegro porque me voy sabiendo que todos están bien —se lo decía muy feliz a Carol—. Muchas gracias, Carol —no podía evitar sentir el olor de cigarrillo que emanaba Carol.

—Sí... ¿por qué? —se notaba algo confundida.

—Antes de que tú llegaras, mi padre y mis hermanas menores no estaban bien. Mis hermanas menores están algo molestas con mis hermanas mayores —contaba el peliblanco.

—Eso no sabía —respondió con sorpresa.

—Sí. Tú sabes que mis padres ya no están juntos, ese problema todavía no se resuelve, y no lo digo por mis padres, lo digo por mis hermanas mayores más que nada. Ellas piensan que mi padre es el culpable de la ruptura del matrimonio. La verdad es que ambos decidieron darlo por terminado. Es por eso que en estos meses no has visto a ni una, salvo Leni, que ella tiene muchas ocupaciones y viene cuando puede, las demás siguen molestas con papá y con las menores por defenderlo. Quiero decir que ellas y papá no pasaban por un buen momento, no he visto a mis hermanas tan alegres desde hace mucho, y a mi papá desde bastante tiempo. Llegas tú y las cosas cambian a mejor. Me alegra que hayas reaparecido en nuestra vida, en serio, Carol. Puede que pienses que te dé mucho crédito o que solo eras una conocida más, pero la verdad es que te debo las gracias —se expresaba con total sinceridad.

—No sé qué decir, Linky. Me haces sentir muy halagada al decir eso, y solo puedo decirte gracias, pero también debo decirte que gracias a tu padre y hermanas me siento mejor que antes —Carol barría con paciencia, mientras Lincoln levantaba las sillas para ponerlas sobre la mesa—. Te conté hace más de un mes lo que me sucedió, yo me sentía igual que tu familia y que tu padre me dé un trabajo, un sitio donde quedarme y, más importante, su amistad... hizo que yo siga hacia adelante. Créeme cuando te digo que muchas veces paso por mi cabeza la idea de acabar con mi vida —lo decía muy sentimental.

—No dudo de tus palabras, Carol —respondió con seguridad y también con pena por saber eso de su amiga.

—Entonces... quedemos en que fue el destino el que merece el crédito, ¿te parece? —lo decía sonriente y con sus ojos algo lagrimosos.

—Claro que sí, amiga —lo dijo muy alegre.

A lo lejos Lynn observaba como su hijo charlaba de manera muy amena con Carol. Internamente, sentía envidia por su hijo por la facilidad de charlar con Carol, él casi siempre empezaba por hablar sobre algo del negocio o de la casa, se le hacía difícil hablar de algo distinto, sentía que sus deberes no abandonaban su mente por nada. No se percataba que aquello era algo de celos, pero le costaría un poco entender la razón.

Lincoln le dijo que debía dejar el cigarrillo, Carol le dijo que eso se verá con el tiempo.

XI

Lincoln se fue de Royal Woods con destino a una universidad de Lansing, la capital de Michigan. Se necesitó una semana para reanudar el humor en la casa Loud.

Carol fue la persona que escuchó a todos en casa. Cada una de las hermanas tenía anécdotas con su hermano, le hicieron saber que sin Lincoln ellas no podrían haber hecho diversas cosas o mejorar. Entendió la importancia de Lincoln en sus vidas.

Pero cuando fue turno de Lynn, sintió que su tristeza era más honda. Lynn le contó que Lincoln era un gran soporte cuando todas sus hijas mayores le dieron la espalda, fue la persona que lo sacó de la tristeza que le generó la ida de Rita. Fue un gran compañero y amigo.

Carol hizo lo que Lynn hizo por ella cuando comenzó a trabajar, escucharlo, darle un abrazo y decirle que tiene su apoyo. Lynn recibió el abrazo con denotada necesidad, realmente le hacía falta esa pequeña muestra de afecto. Ambos cayeron en cuenta que la compañía del otro era algo que se haría necesario.

Ambos terminaron aquella muestra de afecto con una sonrisa sincera y una mirada perdida en el rostro del otro. Esa pequeña sonrisa de ambos daba inicio a un sentimiento fuerte por hacer sentir feliz al otro, por estar al lado del otro para hacerlo feliz. Solo por esa noche, Carol fumo solo uno de los tres o cuatro cigarrillos que solía fumar.

XII

—¡¿Carol?! —se sorprendió mucho. Notó cierto olor a nicotina.

—H-Hola Lori —fue la respuesta.

Lori ignoró a su padre y charló con Carol de un modo que pareciera un interrogatorio del aeropuerto. Carol casi no decía nada, estaba algo sorprendida y asustada por la forma de reaccionar de Lori, a pesar de que era su amiga.

Le contó lo mismo que le contó a Lincoln, pero Lori se sentía muy sorprendida más que apenada. Eso no le gustó a Lynn ni a sus hijas porque sentían que estaba indagando de más, eso era algo muy grosero de su parte.

Pero la verdad es que... Carol temía que Lori se diera cuenta de que a ella le gustaba su padre. También de su ligero olor a cigarrillo.

Ya era casi el tercer mes allí y Carol no dudo en que su forma de actuar con su jefe y la alegría de charlar con ella era la llegada de la flecha de Cupido. Realmente aceptaba que estaba enamorada de su jefe. Le importaba la razón de su cercanía con él, pero poco lo de su edad.

Jamás se había enamorado de alguien mayor. No era algo de otro mundo, el sentimiento no era tan distinto como lo que sintió alguna vez por sus exnovios. Sin embargo, ella sabía que quizás había algo distinto porque Lynn apareció cuando ella más se sentía devastada.

—Carol, literalmente debiste haberme llamado —lo dijo de una manera imperativa—. ¿No somos amigas?

—S-Sí, Lori. Pero como te digo... he estado algo deprimida y hundida en mis problemas... he olvidado muchas cosas. Espero que entiendas, amiga —lo decía algo agotada y con fastidio, pero sin mostrar mala actitud.

—¡Lori! —exclamó en voz alta el señor Lynn.

—¡Oh, hola papá! —lo decía solo por no ser tan grosera.

Carol respiró un poco, no sabía qué hacer porque el interrogatorio de Lori, porque eso era, la hacía sentir presionada. Pensó en ir a la cochera para que la familia resolviera sus problemas, más que nada Lori y su jefe porque se habían ido al sótano a discutir.

—Carol, ¿te irás de la casa? —le decía Lily con tristeza.

—No, solo voy a la cochera para que charlen con su hermana —lo decía tratando de calmarla.

—Disculpa a mi hermana menor por la repentina pregunta, pero observando a mi hermana mayor entrar de manera intempestiva. Suponemos que ha venido solo porque ha estado haciendo sus cosas cerca de la ciudad. Hay veces en que ella se presenta de muy mal gusto y busca alguna confrontación de manera gratuita. Yo quisiera que te quedes un rato más, pero... —hizo un alto en su explicación de los hechos porque se empezó a escuchar las voces de Lori y su padre porque discutían en voz alta— pero eso. No quisiéramos incomodarte más de lo que han hecho mi hermana mayor —dejó en claro Lisa.

—No se preocupen, chicas —lo decía dándoles ánimo—. ¿Qué tal si vamos a la cochera hasta que los mayores terminen de hablar?

Las chicas salieron con Carol para no estar tensas con aquella discusión que se daba en el sótano de la casa. Aquella discusión duro cerca de dos horas.

Las chicas se quedaron dormidas en la cama con Carol. La rubia abrazaba a las cinco, notó en sus rostros algo de pena, no necesitó indagar más para darse cuenta que las cosas eran más fuertes de lo que pensaba. Por unos momentos, miraba la caja de cigarrillos que tenía sobre la mesita de noche.

El señor Lynn las buscó donde Carol. Se dio cuenta que todas estaban durmiendo de manera profunda. La rubia acomodó con delicadeza a la menor de todas y salió a conversar con su jefe. Ambos se sentaron frente a la puerta de la cochera.

—Disculpa, en serio estoy avergonzado por todo lo que tienes que presenciar —realmente se notaba muy abochornado.

—Solo diré que mi amiga debería respetarlo más —lo dijo algo serio—, pero no se lo diré eso a ella porque no quisiera que Lori sienta que me meto en sus vidas.

—Espero que entiendas que son cosas que aún no resuelvo con ella, pero, aun así, discúlpame por la forma de actuar de ella y la escena —lo decía muy fastidiado consigo mismo.

—En estos meses me he hecho muy cercana, Lynn. Sinceramente, no esperaba que las chicas me pidieran que me quedara, por unos momentos me sentí alguien que está allí para protegerlas, alguien de la familia —lo decía muy sonriente.

Ambos se miraron con de una manera alegre, sus miradas no terminaron porque decidieron seguir charlando sin perder los ojos del otro. Charlaron cerca de la una de la mañana porque Lynn iría a preparar el desayuno para los camioneros que se quedaron en Royal Woods, Carol dormiría en ese mismo momento para ayudarlo.

Mientras Carol le decía que no había problema en que ella durmiera con las chicas, Lori se sorprendió de la confianza que tenía su antigua rival con su padre. Estuvo observando y escuchando el final de la charla de ellos. Por unos momentos, pudo notar ciertos gestos de Carol que le insinuaban algo, pero decidió descansar para poder arreglar algunas cosas con sus hermanas.

Aquella noche, Carol olvidó por completo fumar sus cigarrillos, en cambio, veló por la comodidad de las chicas en aquella cama.

XIII

Lori se quedó despierta mientras esperaba que fueran las ocho para preparar el desayuno para sus hermanas y veía como Carol se iba con su padre hacia el negocio. Lori no dejó de observar atentamente a su amiga, Carol se había percatado de la mirada de su amiga y trató de no hacer algo que levantara sospechas. Notó que el olor de cigarrillo era menos intenso.

Lynn, por su parte, se sintió más confundido por cómo sus sentimientos se aclaraban respecto a Carol. Aquello no lo dejaba concentrarse en preparar el desayuno y almuerzo porque, en algún momento impensado, se topaba con el rostro de Carol que le sonreía.

Terminaron antes de las dos porque la mayoría de los camioneros fueron a comer en La mesa de Lynn. Ambos hicieron todo de manera veloz y ordenada. Todos los comensales salieron a gusto de allí.

A la hora de la limpieza, Carol miraba al señor Lynn en cada oportunidad, Lynn pensaba que él imaginaba eso por no aceptar que se sentía enamorado de ella.

En el almuerzo, ya todo era más tranquilo, las chicas hicieron las paces con Lori de manera momentánea, por más que su hermana mayor quisiera que ellas ya no pelearan. Ellas ya tenían su punto de vista, hacer las paces del todo tenía que ser cuando ella aceptara que su padre no era culpable de nada.

—Me sorprende lo mucho que te entiendes con mi padre, Carol —lo dijo sin expresar algo más que sorpresa.

—Es porque trabajo con él desde hace más de dos meses y lo ayudo también después del trabajo —respondió sin indirectas.

Lynn y sus hijas estaban atentos a lo siguiente que diría Lori, pensaban que actuaría con malas intenciones.

—Me alegro que tenga una mano derecha en su trabajo y casa —lo decía con una leve sonrisa que parecía ir con malas intenciones y sarcasmo.

—El que siga esforzándome se lo debo, es lo mínimo que puedo hacer por él —respondía sin malas intenciones y alegre.

Lori hasta finalizar el almuerzo lo decía sin malas intenciones, pero con intenciones de agradecimiento, aunque no lo pareciese. Las sospechas de Lori tomarían fuerza cuando ella se estaba yendo de allí en su coche y por el retrovisor notó ciertos ademanes que claramente debían ser de una persona enamorada. Solo se resignó a irse porque tenía cosas urgentes que atender. Su intervención la postergaría para otro viaje.

Le recomendó dejar de fumar porque podría influenciar a sus hermanas menores. Aquello hizo reaccionar a Carol de manera preocupada por primera vez en años.

XIV

Carol sufría no solo por amor, también era por no poder tener a alguien a quién decirle sobre lo que le sucedía de manera directa. Fumaba un poco más de manera intensa, pero usaba velas aromáticas cuando lo hacía en algún lugar cerrado.

Retornó su amistad con Lori, a veces notaba a su amiga algo entrometida en lo que hacía en su trabajo, pero ella sabía sus intenciones y solía hablar de forma general. También que era muy buena desviando la conversación con ella.

Lo que no esperaba era tomar más confianza con Lucy y Lily. Lo que lamentaba de esa amistad era no poder contar sobre lo locamente enamorada que se encontraba de su padre.

Lynn estaba muy confundido, pensaba que pasar tiempo con Carol le hacía tener esos pensamientos, por ende, decidió mantenerse algo alejado de Carol. Le dio más importancia a sus labores en su oficina donde llevaba el papeleo de todo el restaurante, que casi siempre era llevado a cabo por Lisa en sus ratos libres. La cocina la dejó a cargo de Kotaro.

Carol no esperaba tener que trabajar sin tener en la cocina a Lynn. Se llevaba bien con todos, era la mejor atendiendo, pero... recibir la sonrisa de su jefe desde la cocina era la mejor motivación de todas.

XV

Ahora Carol regresaba, la mayoría de veces, sola o acompañada por alguno de los chicos del restaurante. Lynn se quedaba en la oficina hasta sin hacer nada con tal de evitar a su trabajadora. Las veces que iban juntos, Lynn era cortante o trataba de hablar de cosas que no fueran del gusto de Carol para mantenerla algo aburrida.

Ahora ya no cenaban juntos porque decía que estaba muy cansado. Lynn solía preparar el desayuno muy temprano para evitar que la rubia lo ayudara o tener más cercanía con ella.

Carol claramente pudo notar con el pasar de las semanas que el mismo señor Lynn hacía todo para alejarse de ella. Primero pensó que quizás ya le empezaba a fastidiar su presencia o que quizás no le gustaba que se adentrara más en sus problemas familiares o porque había un sentimiento hacia ella, sin embargo, lo tercero fue lo más obvio, ella no necesitaba ser genio para darse cuenta que se alejaba de ella porque él también sentía algo.

La tristeza la hacía tambalearse entre fumar casi una cajetilla entera y no fumar nada por lo extremadamente deprimida.

Carol pensaba que el ser mucho menor que él o el parecido con Lori era el causante de aquello. La rubia decidió cortarse el cabello para diferenciarse de su amiga y parecer más adulta.

—¿Cómo me veo? —preguntó la chica con ciertas ansias de escuchar una respuesta agradable.

—T-Te ves m-muy bien, Carol. E-Eres realmente hermosa... una chica muy hermosa —fueron las palabras del señor Lynn anonadado por la hermosa apariencia de ella. No se percató que Carol se sonrojó como él.

La apariencia de Carol no pasó desapercibida por los comensales, más que nada por los clientes masculinos que no dejaban de llamarla por cualquier cosa, no importaba lo mínima que sea y tampoco si aquellos tenían novia.

Carol siempre llamó la atención de los clientes, era hermosa y con unos buenos modales. Nunca faltó propuesta alguna hecha por algún comensal, sin embargo, las cosas se multiplicaron por su nueva apariencia que encantaba a los jóvenes y adultos.

Aquello hizo que Lynn se sintiera muy celoso, pero a la vez lo deprimió porque pensaba que Carol podría estar con cualquiera antes que él porque él era mayor y el padre de su amiga. Los sentimientos lo cegaban de la notoria atracción de Carol hacia él.

Lamentablemente... Lynn se mantenía obstinado por desligarse de la amistad de Carol mas no de su presencia. En el fondo sabía que Carol ya era alguien de quién no podía estar separado, la vida de él y de sus hijas ahora tenían a una nueva integrante.

XVI

Un mes fue el tiempo en que duró la distancia con Carol, pero no porque él decidiera hacer algo respecto a lo que sentía por la amiga de su hija. Fue Carol la que pensó en dar el siguiente pasó.

Fue un sábado, había mucha gente desde la hora del almuerzo. Carol de manera preparada optó por fingir un dolor en la espalda para excusar su lentitud. Le dijeron que no se esfuerce tanto y que, si era grave, mejor fuera al médico, todos ellos ya estaban acostumbrados a la hora pico de los comensales.

Lynn tuvo que salir afuera a ser mesero al lado de Carol. Al inicio no dudo en no mirar la mirada de ella, pero conforme pasaron las horas, no pudo evitar mirarla y sonreírle por el esfuerzo que ponía. Lynn al mismo tiempo se sentía mal porque deseaba mirarla por más tiempo.

Ese día vendieron más de lo esperado, pasaron una meta que había proyectado Lynn. Habría una bonificación al final del mes para todos. Todos limpiaron sus áreas con alegría y rapidez porque se sentían demasiados cansados.

Aquella noche calzó de manera premeditada por Carol que acertó al fingir lentitud y quedarse hasta el último con su jefe. Últimamente él siempre buscaba una excusa para hacer que se fuera de manera temprana.

Mientras Lynn salía de su oficina luego de algunas labores contables vio a Carol parada en medio de la sala dándole la espalda mientras sostenía su bolso en su hombro izquierdo. No vio cuando ella guardó su cajetilla de cigarrillos con un temblor que lentamente desaparecía.

—¿Te sientes bien, Carol? —fue lo que salió de su boca al notarla mirando al vacío.

—Siempre estuve bien, solo que... necesitaba hablar contigo, Lynn —fue lo que dijo Carol con una excesiva ecuanimidad.

—Entonces... ¿nunca te dolió la espalda? —se mantenía con rodeos.

—Eso ya está en segundo plano —empezó a caminar hacia él—. Lo que quiero saber es... te gusto, ¿no?

Eso dejó helado a Lynn, pero era de esperarse que tarde o temprano ella se percatara de su comportamiento para con ella.

—Eso importa, al fin y al cabo... está mal —lo decía mirando al suelo. Notó silencio en ella, decidió hablar—. Estar solo te afecta bastante, desde hace algún tiempo estoy que te observo, y no de pura casualidad... aprovecho cada tanto para mirarte y esperar que me des una mirada. A veces pienso que soy correspondido, pero... son solo ilusiones de un viejo solitario.

—No lo creo —lo decía mostrando una sonrisa.

—No es creer, es que así es la realidad —no se percataba de la sonrisa de su empleada.

—¿Cuál realidad? —ella se mantenía sonriente, no le importaba perder el tiempo en rodeos, para ella el tiempo con él ya valía la pena.

—De que un viejo como yo esté viéndote con intenciones de quererte, de decirte cuánto es lo que me gustas... de sincerarme contigo y expresarte que desde ahora no puedo creer que mi vida en estos momentos gire en torno a mis hijas y a ti... sincerarme contigo y decirte de una vez que no te veo como una hija porque quiero que me acompañes para seguir el recorrido de mis hijas a mi lado... junto a mí, pero...

—¿Pero? —la dejaba algo apenada.

—Eres muy joven, tienes que vivir tu vida... aunque, es imposible que te enamores de alguien de mi edad y con hijos... no puedo darte responsabilidades cuando tú ni siquiera has pensado en tener una pareja —no paraba de sincerarse, no se percataba.

—¿Cómo puedes asegurar que no? —lo decía de una manera alegre, se estaba muriendo de la alegría por saber que era correspondida.

—Bueno... eres joven... y los jóvenes quieren vivir... experimentar —lo decía con algo de seguridad.

—Usted fue joven también, ¿experimentó mucho? —preguntó sin parecer grosera.

—No... no experimente nada más allá de Rita, mi familia y alguno que otro pasatiempo... no fui como la gran mayoría —no podía mentir.

—Sabe... yo fui alguna vez esa mayoría, pero... ya no lo deseo ser —lo decía mientras le levantaba su rostro cabizbajo a Lynn.

—¿Por qué? —preguntó sorprendido sin notar las intenciones de Carol.

—Porque te he conocido, más allá de un saludo por ser el padre de mi supuesta antigua rival y amiga —acercó más y más su rostro—. Apareciste cuando más yo necesite ayuda, me ha dado un trabajo, una nueva vida y una confianza con su familia... no creo que necesite experimentar si tengo la felicidad a unos centímetros de mi rostro —se acercó hasta que las narices se rozaran—. Yo estoy enamorada de usted, Lynn.

Lo besó sin miedo, y sin miedo él correspondió a tal acto. Los brazos de ella cubrían su cuello y las manos de él la tomaban la cintura y cuello.

Se separaron después de varios segundos y ambos se miraron como diciendo: "Ya no hay que perder el tiempo".

Carol se lanzó a sus brazos para sentir que aquello era real y no algún sueño. Lynn se dio cuenta que Carol estaba llorando con su rostro presionado en su pecho.

—Es de felicidad, no hay nada que preguntar. Solo es felicidad, no sabes cuan feliz estoy —lo decía evitando sonar quebradiza.

Lynn solo se detuvo a mirarla y recibir su mirada de ella para después besar sobre sus cabellos, quería transmitirle seguridad por ese momento. No importaba el ligero olor a nicotina por parte de ella.

Ambos regresaron algo tarde porque Carol parecía que no quería salirse de los brazos de Lynn, pero él tuvo que avisar que se hacía tarde.

En Vanzilla, Carol se la pasó acostada sobre el hombro derecho de Lynn que solo se limitaba mirarla de tanto en tanto mientras conducía.

Al llegar a la casa, eran las doce y vieron una nota que les decía sobre la cena que estaba servida y que ya les ganaba el sueño para esperarlos para cenar.

Cenaron con tranquilidad porque los camioneros no habían llegado a Royal Woods, no había motivos para preparar cosas para el domingo. Después de cenar se sentaron en el mueble y hablaron sobre muchas cosas que mantenían un ambiente agradable.

Lynn se dio cuenta que Carol se durmió sobre sus piernas mientras conversaban. Se quitó su abrigo y la cubrió para llevarla en sus brazos a la cochera donde residía.

Al dejarla sobre la cama, Carol abrió los ojos y con sus manos atrajo el rostro de su jefe para besarlo. Lynn se soltó de su agarre después de un largo beso.

—Quédate esta noche conmigo —expresó con sinceridad y una mirada que expresaba deseo por estar en sus brazos y algo más.

—No, Carol. Todavía no. Pero... ya habrá ocasión para ello —lo decía sonriente sin ser tan tajante.

La rubia entendió que no era el momento, pero... nada perdía esperando, ya había esperado para decirle que estaba enamorada y besarlo. Un tiempito más no se volvería el fin del mundo.

—Hasta mañana, Carol —dijo el señor Lynn volteando a verla mientras cerraba su puerta.

—Hasta mañana... cielo —Carol lo decía tratando de normalizar aquella palabra.

Lynn estaba dentro de su casa, caminó con tranquilidad hacia su habitación, se dio un baño y cambio con pijama. Ya acostado, miró hacia una cómoda donde estaban algunas fotos familiares, entre ellas había una donde estaba Rita sola.

—Sé que tú vives ahora una nueva vida, no sé si seguirás con esa persona, pero yo... estoy decidido a vivir mi nueva vida junto a la persona que ahora empiezo a querer como te quise a ti, espero que... las chicas algún día lo entiendan —lo decía pensando en sus hijas mayores y menores.

Se levantó un momento para guardar ese cuadro con la foto de Rita en una caja dentro de su armario que tenía inscrito: "Fotos familiares".

Carol solo fumó un cigarrillo y luego guardó la caja en su bolso nuevamente. Durmió muy sonriente. Había fumado con lentitud mientras reavivaba el momento con Lynn en el restaurante, lugar que los unía.

XVII

Lynn aún tenía sus dudas, pero no dejaba que lo dejaran de pasar buenos momentos con Carol que en la primera semana era algo indiscreta con sus muestras de afecto. Ambos habían acordado en dejarlo en secreto por el momento. Carol no evitaba tratar de ser amorosa con su novio. El olor a cigarrillo era cada vez se percibía menos.

Kotaro, Grant y los demás trabajadores notaron algo extraña las interacciones entre Carol y Lynn. Ya sospechaban algo, pero... se dieron cuenta que eso era positivo, esperaban que se mantuviera así de positivo.

Eso sí, Carol y Lynn eran más cuidadosos en la casa, podrían darse algún descuido en el trabajo, pero el hogar se respeta. No obstante, su comportamiento de ambos dejaba con ciertas dudas a algunas de las chicas. Lucy se notaba interesada en los repentinos cambios de comportamiento de su padre y Carol cuando nadie los veía a cuando estaban con gente a su alrededor.

—¿En qué piensas, Lynn? —preguntó la rubia con curiosidad.

Ambos estaban sentados en los escalones de la entrada de la casa. Notó a Lynn con cierta mirada nostálgica. Era de noche.

—Pienso en que estos momentos... solo quedarían en la mente de un viejo acongojado... en la mente de alguien que no pensó en volver a enamorarse y volver a tener estos momentos hermosos al lado de la persona que quieres —lo dijo sonriéndole.

Carol se moría por besarlo, pero debía ser paciente para que ambos pudieran dejar aquella discreción y quererse de una manera normal sin prejuicios. Pero ella entendía lo que significaría para la vida personal de su amado, no quería contribuir a otra fractura a la familia de lo que ya estaba.

Había días donde llegaban tarde del trabajo, ellos se excusaban diciendo que había que hacer el trabajo contable u otras cosas. Esas horas se la pasaban abrazados, besándose, pensando y conversando sobre el pasado, presente y... un posible futuro.

—Lo que no te dije esa vez de lo que me pedía el testamento para recibir mi herencia era casarme con el hijo de una de las familias amigas y ya tenía pretendiente estipulado. Eso solo debía pasar si mi padre moría y pasó... yo no quería eso —lo decía entre lo triste y lo gracioso.

—No pensé que aún se mantuviera esa vieja costumbre de concertar casamientos —lo decía entre lo asombrado e indignado.

—Amor, créeme cuando te digo que es más habitual de lo que piensas, así es como mantienen el status, pareciera una especie de elitismo... me pareció algo muy excluyente, hasta cierto sentido discriminador... ese ambiente era muy hipócrita... todos sonríen, pero te clavan muchas dagas cuando volteas. Las cosas que saben de los otros son demasiadas —lo decía con certeza y tristeza.

—No lo dudo, cariño. He conocido gente así... uno solo espera que alguna vez reflexionen y cambien para bien —lo decía algo apenado.

Carol se mantuvo en silencio mientras pensaba en hacer una pregunta que quizás fuera incómoda. Lynn notó sus intenciones, empezaba a conocer los gestos de Carol.

—Pregunta, sin miedo, no me sentiré mal. ¿Quieres saber sobre mi ruptura con Rita? —lo dijo abrazándola con más cariño y oliendo sus cabellos.

—Sí, pero... tengo miedo de que hacerte recordarla te dé el impulso de romper conmigo y que la busques... por eso —era sincera al decir aquello.

—¡¿En serio?! —lo decía con incredulidad.

—¡Oye, es cierto! —se molestó un poco.

—Es gracioso —notó un gesto de fastidio en ella—. No me tomes a mal, cielo. Pero me río porque Rita ahora solo es la madre de mis hijos. En su momento fue el amor de mi vida, la persona con la cual estaría hasta mis últimos días —su actitud serena cambió por una de seriedad que lentamente se volvía una de aceptación—. Ella ya tiene su nueva vida allá en París, es lo poco que sé. Yo tengo mi vida aquí con mis hijos y ahora una nueva contigo —eso sonrojó a Carol—. Mi ruptura con ella fue porque no vivimos lo suficiente, nos encerramos tanto en lo nuestro que... olvidamos que teníamos muchas metas, tuvimos a los chicos demasiado rápido. Ambos decidimos dar otro paso para que podamos seguir lo que habíamos postergado por tanto tiempo, más que nada ella. Somos padres, necesitamos llevarnos bien por el bienestar de nuestras hijas menores. Esa es la razón de la ruptura, Carol —lo decía queriendo finiquitar esa inquietud.

La rubia solo aprovechó para besarlo y hacerle saber que también él era su nueva vida. Lynn solo quería disfrutar esos nuevos bellos momentos. La ruptura de Rita le dejaba un pesimismo inconsciente porque pensaba que Carol también rompería con él en algún momento que sería más rápido porque ella era muy joven.

Se fueron a la avenida Franklin sin prisa, era viernes y ya habían preparado todo para el día sábado. Se recostaron en los asientos traseros de Vanzilla, Lynn detrás de ella, Carol acariciaba las manos de él en sus mejillas. No se percataban que alguien los veía de lejos montada sobre su bicicleta.

—Carol, la siguiente semana atenderemos hasta el jueves, le prometí a las chicas llevarlas a acampar hasta el domingo, ¿quieres ir? —lo decía con tranquilidad.

—¡Por supuesto! —respondía muy alegre.

Mientras Lynn conducía, Carol fumaba mirando hacia afuera con una expresión de inmensa felicidad, aunque... ahora el cigarrillo la hacía toser de vez en cuando.

XVIII

Lynn acomodaba las tiendas de campaña en la parte trasera de Vanzilla. Lucy estaba ayudando a su padre pasándole a su mano los paquetes, también lo observaba de reojo.

En el interior de la casa, Carol ayudaba a empacar las provisiones de esos tres días y a preparar algo para el almuerzo de este día, también empaquetó en su bolsillo la última caja de cigarrillos que había comprado hace días. Lily la ayudaba con entusiasmo, ambas desarrollaron una complicidad única.

—Carol, cuando estemos en el bosque, buscaremos toda clases de insectos y animales con lana, prenderemos la fogata, dormiremos observando las estrellas y muchas cosas —la niña se sentía muy alegre.

—¡Por supuesto! —respondía con el mismo entusiasmo de la niña— Es mi primera vez yendo a acampar en familia.

—¿De veras? —eso la sorprendió.

—Sí, mi familia no era de eso. Un par de veces he ido con amigos, pero nunca en familia —lo decía primero triste y después alegre.

—Entonces... nos consideras tu familia, ¿no? —preguntó alegre.

—Claro que sí, pequeña —le dio un abrazo y un beso en sus cabellos.

Mientras abrazaba a Lily, Carol no sabe si escuchó bien o era una alucinación auditiva, pero pareció que la menor de los Loud le decía "mami". No le importó si estaba alucinando y la abrazó con más ternura.

Lisa y las gemelas bajaron con algunas cosas y ayudaron a Carol a llevar la comida. Carol se sentó en el asiento del copiloto, no se percató que Lucy le había pedido a su papá ese asiento y su padre olvidó que ese sitio iba a ser de su hija, pero para Lucy fue perfecto porque su padre se notaba muy distraído y necesitaba eso.

La media hora de camino fue divertida porque todos cantaban como si fuera un paseo escolar y terminaban riendo por lo absurdo. Lucy se había sentado con Lisa atrás de las gemelas y Lily, desde allí observaba a su padre y como él y Carol se veían de reojo, también observó que Carol posaba su mano izquierda en la palanca de cambios cada vez que su padre tenía que utilizarla, era obvio que querían tomarse de las manos.

Llegaron a un lugar custodiado por un guardabosques cuya cabaña quedaba cerca de allí. Saludaron al guardabosques y se fueron por la ruta de los campistas.

Llegaron a una parte amplia y cerca a la orilla de un río. Empezaron a armar las tiendas, pero cuando Lola armaba la de su gemela y ella, esta se encontraba desgastada y rota.

—Debí revisarlas, antes —dijo Lynn mientras pensaba. Tuvo una idea—. Creo que a 10 minutos hay una tienda para campistas.

—Y creo que necesitaremos repelente, los mosquitos están que devoran mis piernas —decía Lola con fastidio.

Lily, Lisa y Lucy hacían otras tareas como buscar madera, piedras y sacar lo que quedaba dentro de Vanzilla. Carol le dio una mirada a Lynn que pasó desapercibida por todas salvo por una de ellas.

—Voy con Carol a comprar lo que falte. Te quedas a cargo Lu... —notó que no estaba su hija mayor.

—Se fue a buscar madera —dijo Lily mientras recogía piedras.

—Muy bien. Ya regresamos —dijo algo apresurado.

Ambos subieron al coche algo ansiosos porque en esos días se dedicaron más al restaurante para tener todo en orden e ir relajados sin pensar en algo que faltara en la tienda. Obviamente que los besos y caricias tuvieron que posponerse por concentrarse.

Mientras Lynn conducía, Carol cruzó sus brazos en el cuello de él y empezó por besarlo en sus labios, pero de un momento a otro sus besos descendían hacia el cuello. Lynn empezaba a sentirse algo nervioso porque perdía la concentración en el camino. Carol sabía que aún no podía avanzar porque sentía que su jefe se sentía reticente, pero no en el sentido negativo, solo que le gustaba ser más mesurado. Paciencia a ella le sobraba. Ya estaban cerca de la tienda.

—C-Carol, c-cielo... estoy conduciendo un poco mal —lo decía como podía porque la excitación y los nervios le jugaban en contra.

—Está bien, amor —lo dijo dejando de besar su cuello—. Pero eso no evitara que te siga mimando —lo dijo no sin antes darle un beso sonoro en su mejilla para luego seguir acostada sobre su hombro.

—¿Y desde cuándo le has dado confianza para que te diga "amor"? —preguntó alguien detrás de ellos.

Lynn frenó exactamente al frente de la tienda, junto a Carol miraron detrás de ellos y se percataron que Lucy estaba con ellos.

La pelinegra estaba esperando una respuesta de su padre con calma. Pasaron muchos segundos y ninguno podía hilar una palabra. Lynn tuvo que manejar la situación.

—Carol, creo que debes comprar la tienda de acampar y el repelente, ¿no? Suspiro... —dijo con normalidad.

—Ah... sí... sí —salió de Vanzilla no sin antes recibir unos billetes de Lynn.

Carol cerró la puerta, pero no dejaba de mirar hacia Vanzilla, tenía mucho miedo. Lucy volteó a verla, eso asustó a Carol que entró deprisa a la tienda.

—¿Cuánto tiempo? —preguntó Lucy con su tono de voz insistente.

—Hace menos de un mes —respondió con pesadez.

—¿Y hace cuánto que empezaste a enamorarte de la amiga de tu hija que se parece a tu hija y tiene la edad de tu hija? —preguntó con seriedad.

—¡Dios mío! Si lo pones así, me haces sentir como alguien que raya entre el gusto por las jovencitas y el incesto —lo decía sintiéndose muy mal y cubriéndose el rostro con sus manos.

—Solo quiero una respuesta directa —exigió la pelinegra.

—Desde hace unos meses... creo —no estaba seguro, pero no había rastro de mentira en sus palabras. Aún no quitaba las manos de su rostro.

—Bueno, ¿Y está bien lo que haces? —se hacía sentir muy exasperante con sus preguntas.

—No es si está bien o está mal —miró con seriedad a su hija—. ¿Puedo enamorarme? —preguntó, pero no recibió respuesta— La respuesta es sí, sé que les molestará que sea Carol, una amiga de su hermana, una conocida, una muchacha muy joven respecto a mis cuarenta y siete años, una persona que ahora es parte de nuestro día a día, una persona que... que... que necesito a mi lado —lo decía muy triste.

Lucy observó que su padre mostraba esa tristeza de hace años por las preguntas acusatorias, pero también notaba cierta felicidad desde hace algún tiempo que no mostró desde la separación con su madre.

—Su madre tiene su vida, casi nunca le reclaman algo a ella... todo es contra mí, y no es por creerme la víctima, pero... alguna vez dejaran de acusarme o reclamar por algo, ¿no tengo derecho a recuperar esa parte de la felicidad que se logra con una pareja? ¿no tengo ese derecho? —realmente decía lo que sentía. En verdad tenía mucha razón.

—Y tienes razón —expresó Lucy.

—¿Qué? —Lynn no entendía por qué esa respuesta de su hija.

—Perdona, papá. Solo quería actuar de un modo serio y hacerte una broma, pero creo que me excedí —notó a su padre algo confuso—. Yo sospechaba de esto por la confianza entre los dos, pero quien tenía certeza de esto es Lisa, ella notaba la mirada de ambos y su complicidad, también notó como te alejabas de ella por un tiempo, para luego a retomar esa amistad. Ella fue en mi bicicleta a espiarlos, saber por qué se tardaban tanto últimamente y ahí pudo ver como tú y Carol realmente estaban en algo. No somos ajenas a lo que Carol es ahora para todas nosotras, es como una hermana mayor que realmente necesitábamos. No somos quien para decirte con quien estar o no. Nosotras, las hermanas menores, nunca le reclamamos a mamá por tener una nueva pareja, y mucho menos vamos a reclamártelo a ti, papá. Solo espero que seas feliz mientras estés con Carol y si esto termina... espero que sea igual como lo fue con mamá, sin rencores, suspiro... —dijo lo que tenía que decir y lo que todas ellas pesaban.

—G-Gracias, hija —lo decía con lágrimas.

Lucy desde el asiento de atrás lo abrazaba y le decía que debía calmarse, que todo iba a estar bien. Por dentro, Lucy estaba muy conmovida... triste por su padre porque notó que él necesitó de la aprobación de ellas para sentirse feliz, y eso no debía ser así, a él no le debía importar tanto la aprobación de terceros porque esa relación no afectaba la vida de ellas ni de nadie.

—No llores, papá —notó que su padre se estaba limpiando las lágrimas—. Ahora me acostaré sin hacer ruido y solo ignórenme. Eso sí, solo dile a Carol que todo está bien. Las chicas y yo ya hablaremos con ella. No te preocupes, solo lleva tu relación como mejor te parezca, suspiro... —dijo eso mientras se acostaba sobre los asientos.

Lynn sonrió mientras se limpiaba las pocas lágrimas que quedaban. En ese momento, Carol llega con las compras y lista para enfrentar a Lucy en una discusión.

—Tranquila, todo está bien —dijo Lynn mientras acomodaba las cosas en los asientos traseros.

—¡¿En serio?! Pero... —fue callada con un beso.

—Todo está bien, cielo —notó que Carol se tranquilizó, pero buscaba por el retrovisor a Lucy—. No hay necesidad de hablar con ella por ahora, todo está bien.

Carol decidió hacer caso a las palabras de su novio y se la pasó el camino abrazada a él porque se sentía apenada por dejarlo solo cuando debió quedarse allí para responder en su defensa si era necesario.

Ni bien llegaron, Lucy salió de Vanzilla de manera veloz y fingió haber salido de algunos arbustos con algunas ramas. La demás pensaron que la pelinegra se había perdido.

Lola y Lana notaron a su papá con signos de haber llorado, él les dijo que se golpeó su dedo del pie en la tienda y que le dolió mucho. Lisa cruzó miradas con Lucy y sonrieron de manera imperceptible.

El almuerzo fue algo breve porque decidieron dar una caminata por el bosque. La conversación con Lucy lo hizo sentir menos presionado y algo menos discreto.

Las gemelas y Lily se percataron que su padre no paraba de conversar y hacer reír a Carol, eso las hizo sentir un poco desplazadas, pero mientras más los observaban cayeron en cuenta que su padre realmente estaba sin el usual semblante serio o acongojado. Las tres se miraron y prefirieron dejarlos charlar sin interrupciones. Lisa y Lucy aprovecharon eso para hablar con sus hermanas.

Cuando llegó la noche, la fogata alumbraba su campamento con totalidad. Todos charlaban de manera amena alrededor de la fogata. Lucy y Lana empezaron a contar cosas de terror. Lily terminó tan asustada que le dijo a Carol que no la dejara sola en la tienda.

Lynn se quedó solo alrededor de la fogata mientras todas se iban a sus tiendas. Lucy y Lisa, Lana y Lola y Carol con Lily. La rubia mayor no se fue a la tienda sin antes darle su beso de buenas noches a su novio.

Lynn entró en su tienda y descansó con una enorme sonrisa. No pensó que las palabras de apoyo de Lucy lo hicieran sentirse tranquilo, como si le hubieran quitado un enorme peso de encima.

Después de casi una hora, Carol sintió que alguien abría la tienda de acampar. Se percató que Lucy, Lisa y las gemelas estaban mirándola a ella y a Lily.

—¿Pensé que habías dicho que no nos preocupáramos? —se puso a la defensiva.

—No, Carol. No vinimos a increparte algo, suspiro... —trataba de no dar una impresión equivocada.

—Estamos aquí para darte las gracias —decía Lana alegre.

—¡¿En serio?! —eso sorprendió a Carol.

—Claro que sí, mujer —lo decía sonriente la joven modelo—. Solo queríamos agradecerte y preguntarte sobre el comienzo de la relación con nuestro padre.

—¿De veras? —se sentía confundida.

—En efecto, Carol Pingrey —se acomodaba las gafas Lisa.

—¿Qué pasó? —preguntó Lily que se despertó por tanto ruido.

—Carol está con papá —lo decía Lana muy alegre.

—¿Ah? Pero Carol está acá —se sentía confundida.

—No, boba —decía Lola—. Papá y Carol están, pero nos referimos a que están juntos y se quieren como... como... —no quería mencionar como ejemplo la relación pasada de sus padres, pero es que no se le ocurría otro ejemplo en ese momento.

—¿Como papá y mamá antes? —preguntó con serenidad.

—B-Bueno... sí —respondió Carol con dificultad.

Lily abrazó a Carol y empezó a llorar, eso dejó sorprendida a todas que comenzaron por tratar de calmarla y decirle que no es nada grave.

—C-Carol, ¿nos vas a dejar? —la miraba sin dejar de abrazarla.

—No, pequeña. No me iré —trató de calmarla.

—P-Pero has dicho que sí —no le creía.

—Me refiero a que quiero a tu padre como tu madre lo quiso antes, solo eso —trataba de no alterar a la pequeña siendo un poco más directa.

Las chicas se sorprendían de que Lily entendiera a Carol de manera más rápida. Aquello fue la confirmación total de que Carol era parte de la familia.

Carol les contó con algo de dificultad al inicio porque pensó que era algo que quizás ellas no querrían escuchar. Pero luego noto que ellas en ese momento se mostraban como unas amigas más, querían hacerla sentir en confianza. Carol les contó obviando algunos escenarios. Las chicas se mostraban alegres por Carol y, sobre todo, por su padre.

—Y esa es mi historia —lo decía sonriente—. Quizás sea joven o el tiempo que voy con su padre es corto, pero les puedo asegurar que él me hace feliz y yo les aseguro que lo haré la persona más feliz de este mundo —se notaba seguro con lo dicho.

Todas abrazaron a la rubia, se sentían muy alegres, sobre todo Lily que después de tiempo siente esa continua presencia maternal que añoraba hace siete años.

Lola propuso que todas durmieran por esa noche juntas. Carol no dijo nada y acomodo a todas, principalmente a Lily de una manera cómoda. La noche fue algo que no esperaba, era quitarse prejuicios y obtener ánimos para continuar con la bonita relación. Carol había olvidado que iba a fumar uno en la primera noche.

XIX

—¿Todas están allí? —preguntó asombrado Lynn.

—Sí, espera un momento, ahorita salgo, cielo —le dijo Carol a su novio.

Carol salió de allí evitando despertar a las chicas, se acomodó un poco su ropa y le dio los buenos días a Lynn con un beso corto, pero apasionado.

—¿Quieres caminar? —lo decía algo dudoso.

—Por supuesto —contestó tranquila.

Caminaron por el borde del río, el sonido del río no era fuerte, se oía a los pájaros dando el sonido de inicio de sus labores. Carol notó a Lynn algo inquieto. La rubia sacó un cigarrillo y también ofreció a su novio, pero él tuvo que rechazar la oferta.

—¿Sucede algo? —se notaba algo curiosa. No dejaba de pitear el cigarrillo.

—¿Y s-si te propusiera matrim... olvídalo —fue cortante al final.

Lynn se dio cuenta que Carol estaba con su cara de un color bien rojizo, no pensó que aquella pregunta la haría abochornarse. Pero sí escuchó su tos.

—A veces olvido que las relaciones necesitan su tiempo, p-pero para excusarme puedo decir que solo tuve una novia anterior a ti en la vida —se sentía avergonzado.

—Yo diría que sí —lo decía muy sonriente.

—P-Pero necesitamos más tiempo y... necesitas cumplir metas —notó una mirada algo molesta por parte de ella—. No me mires así, cielo. Todos tenemos sueños, metas... objetivos. La experiencia ya me enseñó a darle espacio y tiempo a la persona que quiero a mi lado —lo decía algo avergonzado, no obstante, de forma segura.

Carol caminó tomando el brazo de él, ese gesto lo hizo sonrojar y ponerse nervioso a Lynn porque podrían verlos, pero las personas llegarían más tarde y el guardabosques debía estar arreglando algunas cosas en su cabaña.

—Es sábado... tengo entendido que cuando estabas en preparatoria solías publicar una foto tuya despertando y luego ir a alguna fiesta en la piscina, ¿no es así? —preguntó con algo de contexto.

—Sí, y eso fue hace muchos años, cuando era una hijita de papá. Ahora no tengo tiempo de ello —lo decía algo seria. Había terminado de fumar aquel cigarrillo.

—El que estés conmigo que no te haga perder las cosas que te gustan —lo decía con tranquilidad.

—No puedo negar que me gusta ser el centro de atención a veces, pero... ahora no puedo subir nada —lo decía con normalidad.

—¿Lo dices por tu situación? ¿Por tu nuevo status? —preguntó algo apenado.

—No, si publico una foto contigo tomando desayuno... no creo que Lori y algunos de mis conocidos lo dejen pasar de largo... no puedo mostrarle al mundo que te adoro —lo decía muy sonriente. Lanzó el cigarrillo hacia el suelo, lo piso y enterró ahí mismo.

Aquello hizo sonrojarse al señor Lynn que no espero una respuesta como esa, solo le había hecho una pregunta que quería hacerle hace algún tiempo. Carol se detuvo y le tomo de la mano.

—Quiero poner el fin a algunas dudas tuyas —lo miró con firmeza, tosió un poco y continuó—. Si me dijeran que mi relación contigo acabara el día de mañana, viviría como nunca este día contigo. Pero nadie me dice cuándo será el fin de nuestra relación, por ende, voy a disfrutar y vivir nuestra relación como si fuera el último día de amarte porque no puedo asegurar el tiempo de caducidad de esta hermosa unión, ¿te quedó claro, Lynn? —se expresó con demasiada firmeza.

—Sí, Carol —lo dijo tomándola de sus mejillas.

Le plantó un beso que le aseguraba que él también viviría aquella relación, sin pensar en el fin, solo amarse. Aunque... era necesario mantener la discreción con algunas personas del entorno.

Aquel día la pasaron en la orilla del río porque todos tenían una caña de pescar porque tenían que atrapar el almuerzo y cena del día. Lola pesco muchos peces, aquello sorprendió a Lana y a los demás, aquello emocionó a Carol que pescó al lado de ella para que le enseñara, ella poco sabía de eso. Lola sintió que más que una madrastra, Carol se sentía como una amiga más, eso hizo que la abrazara con mucho cariño.

Aquel día fue de suma tranquilidad, todos después de comer y reposar, se acostaron desde que el cielo se tiño de un naranja y violeta para dar paso al azul oscuro del anochecer.

Todas las hermanas Loud contaban alguna que otra anécdota, el señor Lynn y Carol unieron sus manos mientras escuchaban a las chicas hablar.

La noche avanzaba y todas las chicas fueron a dormir en sus tiendas. Carol y Lynn se quedaron mirando al cielo y sus manos aún seguían unidas.

—Quisiera que estos momentos duraran más —decía Carol mirándolo de costado.

—Digo lo mismo, cielo —respondió Lynn soltándole su mano para tomar su rostro y darle un beso.

Lynn se durmió primero y Carol aprovechó para fumar un cigarrillo, pero solo llegó a la mitad porque sus pensamientos la hacían reflexionar sobre su situación actual y le hacían olvidar de aquella acción con la nicotina.

XX

El domingo empezó, se fueron antes de que fuera el mediodía, no sin antes darle un último vistazo al paisaje de aquel bosque donde al otro lado del río se podía observar más árboles. Para Carol, esa inmensidad del bosque era similar a lo que había en su corazón.

Lynn les dijo a Carol y a las chicas que subieran para que de una vez regresaran. Se percató que Carol observaba el paisaje con una sonrisa y una mirada perdida en algún pensamiento o recuerdo. Se paró al lado de ella para acompañarla en ese momento.

—Te amo —lo dijo en voz baja y volteando a verlo.

Lynn se quedó algo sorprendido y nervioso, piensa que quizás Carol está yendo muy deprisa, sin embargo, la rubia sabe que su jefe no quiere ir tan rápido.

—No te preocupes, puedo esperar tu respuesta —lo decía sonriendo y entrando al auto sentándose en el asiento del copiloto.

Lynn se quedó viendo el paisaje unos segundos más, sonrió y salieron de allí con rumbo a la avenida Franklin. Pero ver a Carol tirar su cajetilla de cigarrillos al río con fuerza antes de subir al auto le dio el valor suficiente para besar a Carol frente a sus hijas antes de ir a casa y darle otra oportunidad a su vida...

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Disculpen la demora, pero... problemas personales. Sé que ya no soy el mismo usuario de hace años, ya no soy tan activo, pero tampoco me olvido de lo que el Fandom me dio. Gracias por su comprensión

Pdta: Lo más probable que lo siguiente a publicar sea el Mi ocaso en el Fandom (donde publico como continuarían y terminarían ciertas historias).

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