Desde hace siglos el mundo estaba envuelto en las cenizas pútridas por las atrocidades cometidas por la humanidad. Desde que Jesucristo abandonó la tierra a manos de aquellos a quienes vino a ayudar, todo se sumió en oscuridad y desorientación. Una época de penumbras e ignorancia, donde la salvación era el anhelo inalcanzable de todos. Los religiosos escasearon cada vez más y la verdadera cara de la Muerte se postró en las puertas de las familias ricas y pobres. Los cuentos de terror para dormir se habían hecho realidad y, poco a poco, la vida perdió valor.
Porque las personas, desesperadas por esa salvación, recurrieron a algo oscuro y siniestro. A aquel que acechaba las entrañas del mundo como un ente palpitante. Él, ruin y oportunista, trajo consigo seres fuera de lo común, llenos de caos y perversidad. Alimañas, deformaciones, criaturas sobrenaturales. Poderes malignos emergieron desde lo más recóndito de los nueve infiernos.
Ahora que habían dado una probada, buscaban más. Se escapaban del subsuelo por las hendiduras de la roca y la grava, respirando bajo las raíces de la tierra a la espera de la oportunidad perfecta para finalmente salir a la superficie.
Desatando el fin de los tiempos.