[NARRA ESCRITORA]
El dolor de tu estómago cada vez se volvía más insoportable de aguantar, era como si aun sintieras ese dolor de cuando Sekido te toco....era extremadamente doloroso.
Apenas caminabas, y eso a veces perdías el equilibrio debido a tus piernas que temblaban como gelatina.
Nadie estaba a tu vista lógicamente, todos los alumnos estaban en clases y los directores haciendo cosas "importantes" como todos los días.
— V-Vamos, Akari...aguanta...aguanta... ya casi llegas. — Te dijiste a ti misma mientras veías la entrada del baño cerca de ti.
Seguiste caminando, y, cuando estabas a punto de llegar, sentiste que alguien te toma de la muñeca...y te jala hacia el, alzaste la mirada y viste a tu hermanastro: Karaku....
— Hola, cariño~ — Una sonrisa algo escalofriante y divertida gobernó su rostro al verte. — Creo que sabes porque vine, ¿no? —
Ante eso rapidamente trataste de alejarte, pero debido al temblor de tus piernas no pudiste durar mucho y caiste en su pecho.
— Pobrecita~ se ve que Sekido te destruyo totalmente, ¿verdad? — Te tomo de las mejillas y te miro, con aquellos ojos que podías sentir la lujuria que se aguantaba. — Me encantaría ser el 2 que empeore tus piernas~ —
De repente, la puerta de la dirección se comienza a abrir, Karaku ante esto rápidamente te tomo de la mano y te metió al baño de los hombres...
Te puso contra su cuerpo y te tapo la boca, hecho un vistazo, y afortunadamente, los de la dirección no los vieron.
— Bueno, parece que es hora de demostrarte que tan lejos puedo llegar~ — Te susurro en tu oído para después darme una lamida que te causo escalofríos.
No podías creerlo, estabas tan muerta de miedo, no tenias fuerza en tus extremidades, era imposible para ti escapar, ni siquiera podías hablar, no, un nudo en tu garganta te lo impedía.
Con las fuerzas que te quedaban, agarraste con fuerza el brazo del ojiverde y lo empezaste a rasguñar, pero este ni se inmutó o mostró alguna señal de dolor.
— Se ve que te olvidaste que vamos al gimnasio, ¿no? — Te volvió a susurrar antes de darte un golpe en tu estómago, esto te empeoro el dolor que tenias y sentías que ibas a vómitar. — Que débil eres. —
Te dijo eso con una sonrisa arrogante antes de tomarte de las muñecas y arrastrarte hacia uno de los cubículos....
El golpe que te había dado si te aturdio bastante, habías perdido más fuerza de la que te quedaba, solo podías observar como este te arrastraba hacia uno de los cubículos.
Al llegar a uno, te cargo en su pecho y entró, para después cerrar la puerta de este con seguro.
— Hora de divertirnos~ ¿que te parece? — Encuesto aun manteniendo aquella sonrisa maliciosa y llena de lujuria.
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Después de eso, este se sentó en la taza del baño (antes de que digan algo, los baños de esta preparatoria si están limpios, los limpian bastante bien cada 2 horas), se comenzó a bajar la cremallera de su pantalón, tu veías todo esto con terror, te dejaste caer al suelo y te tapaste los ojos.
Cuando se la bajo completamente, dejo al aire su miembro erecto, el cual salió disparado, te miro con una sonrisa antes de levantarse, alzo su mano para levantarte, pero tu te tapaste con tus manos pensando que te golpearia mientras temblabas.
— No te golpeare, tontita. — Te tomo del brazo y te levanto.
Te estampó contra la pared del cubículo, puso uno de sus brazos a tu lado, se inclino hacia tus labios, para después meter su lengua en tu boca.
— Nghh...~ — Soltaste un leve gemido que hizo excitar más a Karaku, quien agarro tus muñecas y las puso arriba de tu cabeza mientras te seguía besando.
Tus labios lo atraparon sin duda, eran tan adictivos, suaves, rojizos, sin duda dabas mejores besos que su novia, es más, ni siquiera sabía porque todavía no la terminaba.
El impacto de su lengua contra la tuya formaba un sonido húmedo, que era lo único que se escuchaba en aquel baño, al ojiverde ni siquiera le importaba que alguien más los escuchara.
Sus manos bajaron a los botones de tu camisa, los comenzó a desabrochar y a quitar tu corbata abriendo más la parte de tu cuello sin dejar de entrelazar su lengua con la tuya.
Tu saliva comenzó a resbalar por tu barbilla y caer en tus pechos los cuales ahora estaban expuestos, Karaku también comenzó a quitarse su camiseta sin dejar de devorar tu boca con su lengua.
Se inclino más hacia ti haciendo más profundo y apasionado el beso, sentiste que te ahogarias con su larga lengua la cual buscaba y luchaba con desesperación la tuya.
Sus manos bajaron a tus pechos, los comenzó a manosear con fuerza encajando sus uñas en esta mientras te mordía los labios al punto de hacerte sangrar.
— JA, ¿No vas a hacer nada para evitarlo? Me alegra que ya hayas cedido, princesa~ — Agregó antes de morder nuevamente tu labio inferior.
Ante eso soltaste otro leve quejido de dolor, te era imposible escapar, su fuerza que ejercaba sobre ti era demasiada.
Pero, no pudiste evitar dar un grito, el cual fue ahogado por Karaku, quien te dio beso de nuevo en los labios para evitar que sueltes un grito.
¡Lo había metido! ¡Había metido su asqueroso pene en ti! Al sentir nuevamente ese dolor tus lágrimas cayeron como cascada por tus ojos y rápidamente tu cuerpo comenzó a temblar al igual que tus piernas.
— M-Mierda, Karaku, Detente, te lo pido...ya no s-sigas más~... — Te aferraste a su espalda, donde encajaste tus uñas tratando de calmar aquel dolor..
En forma de burla, el ojiverde comenzó a dar embestidas profundas mientras te besaba y mordía el cuello, tu ante esto empezaste a gemir descontroladamente, no duró mucho ya que Karaku te tapo la boca, haciendo que llenes sus dedos de tu saliva.
Las embestidas que daba cada vez eran más profundas que antes, sentía tu interior apretado pero bastante cálido, era algo satisfecha para el estar dentro de ti.
— Eso, aprieta mi pene como la puta que eres. — Te tomo del cabello y te lo jalo hacia atrás haciendo que tu mirada esté para el techo, esto provoco que tu cuello estuviera descubierto para el, se inclino hacia este y comenzó a dejar chupetones y mordidas bastante bruscas sin dejar de dar aquellas embestidas.
Sentías como chocaba con tu útero, eso hacía que tus piernas temblaran cada vez más y más, lo único que se escuchaba eran sus pieles chocando.
— Eres mi perra favorita — Karaku gruñó. — Tu interior se siente demasiado bien —
Agarro tus piernas y siguió dando embestidas mientras las ponía en sus hombros, eso provocó que su pene fuera más profundo, sus estocadas eran bastante bruscas, al punto que tu feminidad comenzó a soltar leves chorros de sangre.
Mientras maltrataba tu feminidad con su masculinidad, mordía sin piedad tu cuello y pechos, también dejaba chupetones en estos bastante visibles, a veces te daba lamidas en tus pezones.
— Te voy a destruir completamente~ no esperes que me detendré tan rápido. — Te susurro en tu oído....