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Winter and Spring
El Rey Louis se recostó, adolorido, sudoroso y de expresión contenida. Sentía su piel arder y sus sentidos adormecidos. Cada movimiento dolía como los siete infiernos, apenas podía respirar correctamente y el aire de sus pulmones escapó por completo cuando su espalda finalmente tocó la suavidad de su cama. Jadeó afligido y echó la cabeza atrás presionándola contra los almohadones, buscando algún tipo de consuelo, pero no tenía ninguno. No había nada, en ese momento, que pudiese menguar la molestia creciendo dentro de él.
Su fiel amigo y compañero le dio una mirada desde arriba, sus cejas abajo y sus ojos brillando en preocupación. Él apartó los cabellos húmedos que molestaban en los ojos del Rey y apretó los labios, le dio una mirada rápida y pronto comenzó a desabrochar los listones que amarraban la ropa del monarca. Louis, débil y sin demasiado dominio de sus propias acciones se dejó hacer, cooperando apenas un poco, mientras se quejaba y trataba de respirar lo mejor que podía.
—Te quitaré la ropa, estás ardiendo —el pelinegro dijo, viéndole con mortificación. La forma en la que el Rey parecía estar reprimiendo sus instintos le preocupaba, todo alfa sabía lo doloroso que era un celo cuando recién comenzaba, ver a su amigo, compañero y casi hermano sufrir, le hacía sentir impotencia—. Te sentirás mejor pronto, tranquilo.
Louis no se resistió, dejó que Zayn lo desvistiera hasta quedar solo en un delgado camisón de algodón que se pegaba a su cuerpo empapado de sudor, levantándose un poco para que la demás ropa pudiera salir de encima, junto a sus zapatos y pantalones. Luego volvió a recostarse sobre la cama y se retorció, jadeando y apretando los dientes. Claro que dolía, sentir el fuego arder en su vientre y las ansias de poseer a alguien sin poder saciar el deseo era lo peor. Sus caninos querían crecer en sus encías, las venas en su cuello se marcaban al apretar la mandíbula y sus músculos se tensaban con fuerza. Realmente era una completa agonía.
Zayn tomó la ropa de Louis y la alejó de la cama, colocándola encima de un viejo baúl. Luego volvió hasta el mayor, suspiró con pesar y tragó saliva. Lo miró retorcerse de nuevo y se acercó para colocar una mano sobre su frente para comprobar su temperatura, apretó los labios al darse cuenta de que estaba ardiendo por completo y resopló con suavidad.
—Estarás bien, pronto llegarán los omegas que cuidarán de ti, vas a sentirte mejor, solo trata de respi... —el pelinegro intentó decir.
—¡No! —Louis gruñó con fuerza interrumpiendo al alfa y alcanzó su muñeca para apretarla con fuerza, volvió a retorcerse en la cama y negó. Sus cabellos húmedos sacudiéndose sobre su frente—. Ningún omega, no q-quiero... No quiero a nadie. No dejes que nadie entre aquí, no dejes que envíen a nadie.
Pudo ver la determinación en Louis, en sus ojos azules, llorosos e irritados, en la fuerza que usó para apretar su mano. Supo que no había duda detrás de su decisión, y se preocupó mucho más. Frunció suavemente el ceño y se inclinó un poco en dirección al monarca.
—¿Quieres pasar un celo solo, Louis? ¿Has perdido la razón? —cuestionó con un poco de impresión.
El monarca volvió a negar, frunció el ceño con fuerza y gruñó otra vez. Presionó una mano sobre su adolorido vientre bajo y sintió su piel arder, vio todo dar vueltas así que cerró los ojos, evitando el mareo—. N-No quiero a nadie, Zayn. Es una orden. —balbuceó.
El Lord Comandante comenzó a negar con lentitud.
—Sabes lo peligroso que es, sabes que no puedo permitir que-
—¡Nadie! ¡No quiero a nadie aquí! —volvió a apretar la muñeca de Zayn y se incorporó para demostrar una postura más decidida, pero solo se mareó, volviendo a caer sobre los cojines casi de inmediato—. A nadie... —balbuceó entre suaves jadeos—. Nadie... N-No puedo... YO no... No puedo hacerle eso a Harry.
Zayn observó el momento exacto en el que el monarca se desmayó, la fiebre hacía sucumbir hasta al más fuerte, y en algún punto era demasiado peligrosa. Se quedó un momento pensando en lo que Louis había pedido, en lo mucho que sonaba como una locura, pero el Rey había dicho por lo alto y con decisión que era una orden, una que Zayn como un fiel sirviente tenía que cumplir.
Luego de verificar que Louis estuviera bien, respirando y con su corazón latiendo, llamó a las doncellas de confianza del monarca y pidió que lo asistieran por el momento, que pusieran toallas húmedas sobre su frente para bajar la fiebre y que por ningún motivo lo dejarán solo.
El Lord Comandante salió de la habitación con prisa pues tenía que notificar al concejo sobre la decisión del Rey y también llamar al fisiólogo Richard, si bien era peligroso pasar un celo solo, aún era posible y se podía hacer más llevadero con té de hierbas calmantes, que provocarían relajación y somnolencia, evadiendo y disminuyendo los síntomas.
A la primera persona que encontró fuera de la habitación del monarca, fue al joven rizado que le había mandado llamar con urgencia por orden de Louis. El sostenía al pequeño príncipe Winter en brazos y le veía con ojos grandes, en su rostro se pintaba la preocupación y en su mirar el nerviosismo. Claramente estaba consternado, Zayn pudo notar que al chico realmente le preocupaba Louis.
—Lord Comandante, disculpe si lo molesto —Harry inclinó suavemente la cabeza con respeto—. Pero quisiera preguntar cómo es que se encuentra su majestad el Rey...
A pesar de que Zayn era un poderoso alfa, de caminar recto y dominante, de fragancia penetrante y facciones de ceño fruncido, muy intimidante, Harry había tenido que juntar el suficiente valor para hablarle, pues realmente quería saber sobre Louis. Zayn le dio una mirada suave, acercó su mano y acarició el cabello suave del pequeño Winter. El cachorro se encontraba entretenido jugando con el cabello del menor y a pesar de que a veces tiraba fuerte de ellos, al chico no parecía importarle en absoluto.
—Está estable —el pelinegro le informó—. En este momento están intentando bajar un poco la fiebre. Llamaré al fisiólogo para que venga a verlo cuanto antes, no se preocupe. Él estará bien.
Harry asintió, pero todavía aquello no fue suficiente para tranquilizar los pensamientos. Inclinó suavemente la cabeza cuando vio a Zayn alejarse y luego su mirada volvió a la puerta de la habitación del Rey. Su corazón latía con prisa y en su interior no podía dejar de pensar en que él debía estar ahí dentro cuidado de él.
Sirviéndole como un omega sirve a su alfa.
Quiso atender su llamado, debía aceptarlo. Tan pronto olfateó la intensa fragancia de Louis quiso caer de rodillas delante suyo y ceder, quiso llamarlo y pedir que lo tomara a él como compañero, quiso olvidar todo y solamente entregarse, porque era el Rey necesitándolo, pero también porque era un alfa que clamaba por un omega.
Y tan solo se paralizó, porque muchas cosas le cruzaron por la mente, todavía consciente. Primero fue Winter, no podía simplemente olvidar su llanto asustado y pretender que no estaba ahí por atender a Louis, lo segundo fue sus posiciones, seguía siendo un sirviente y Louis el Rey y lo tercero fue su estado, no sabía si realmente podría atender a un alfa estando embarazado. Recordaba cómo era el celo de los alfas, los volvía brutos, salvajes, en algún punto desconsiderados y abusivos. Con un vientre de casi cinco meses de gestación, era peligroso incluso pensar en correr el riesgo. Además, no podían simplemente ignorar todo lo que habían hablado sólo porque la naturaleza surgía, después de todo, Louis tampoco lo pidió, él simplemente mandó llamar a Zayn y luego fue encerrado en su habitación y después de eso lo único que Harry sabía era lo que el Lord Comandante le había dicho y seguramente era todo lo que sabría en un largo, largo rato.
Cuando Winter comenzó a llorar, Harry se enfrentó a una decisión difícil, abandonar su lugar y dejar de cuidar el estado de Louis para ir y alimentar a Winter a un lugar cómodo, o hacerlo justo ahí, de pie, con más dificultad pero estando atento a su Rey. Fue rápido en descubrir su pecho lo suficiente para que Winter pudiese alcanzar su pezón y lo amamantó justo ahí, sin ninguna intención de alejarse. En el fondo, sentía que estaba obligado a quedarse ahí, porque deseaba acudir a Louis si en algún momento el alfa lo necesitaba.
[...]
Cuando el Lord Comandante entró en la sala de reuniones del concejo, encontró a todos los lores ahí, quienes habían tomado su lugar y parecían confusos ante el requerimiento de su presencia una vez más, cuando el Rey había sido bastante claro sobre haber terminado con los asuntos del día.
—Les he llamado porque he de ponerles al tanto sobre la situación con su majestad el Rey —ante las cuestiones en miradas silenciosas, el Lord Comandante comenzó a decir. Se colocó en su propio lugar y soltó un suave suspiro—. Ha entrado en celo.
Todos guardaron silencio por un momento, se dieron un par de miradas entre sí, pero fue Frank fue el primero en hablar.
—Que no se sepa, ordenen a los sirvientes que lo saben no hablarlo con nadie más. —dijo con severidad—. La ceremonia con los príncipes es pronto y si llegan a saber qué el Rey ha pasado un celo con alguien más será desafortunado y dará demasiado de qué hablar.
—Estoy de acuerdo —otro más agregó—. No queremos dar una mala impresión, no cuando esta unión significará mucho para el reino.
—Sí, compartir el lecho tan poco antes de una boda sería casi un insulto. Guardemos la información. —Lucas estuvo de acuerdo también.
Zayn hizo una mueca, era increíble como ellos no parecían preocuparse en absoluto por Louis, lo único en lo que pensaban era en el reino, en la riqueza y en el poder.
—No tienen que preocuparse por eso —Zayn mencionó, un toque de irritación en su profunda voz—. Él mismo ha decidido no pasar su celo con nadie.
—¿Qué? —Lorena frunció el ceño de inmediato, preocupada—. Eso es demasiado peligroso, ¿cómo se encuentra él?
Todos guardaron silencio de nuevo, le dieron una mirada confundida a Zayn.
—Por el momento estable, ha sido su decisión. —el Lord Comandante les respondió, inclinando suavemente la cabeza, habiendo aceptado obedecer la elección del Rey—. Nuestro deber es respetarla.
—Pero una decisión en su estado crítico está abierta a ser cuestionada —Vincent murmuró—. Es un alfa, un celo en solitario podría ser incluso mortal. No podemos dejar que eso suceda.
Zayn torció los labios, él mismo estaba de acuerdo en aquello pero Louis había sido claro y además, Zayn conocía la razón de la decisión de Louis. Quería respetar al omega del que estaba enamorado, incluso si nadie más lo sabía, era una decisión totalmente válida. Solo Louis sabía lo que Harry significaba para él, y si quería darle ese lugar y respetarlo, era solo decisión de él.
—Llamaré al fisiólogo Richard para que cuidé de él, con el té de hierbas calmantes estará bien y muy lúcido para mañana. —Zayn declaró.
Frank se puso de pie—. Esa es una tontería, todos aquí lo sabemos. Necesita anudar, no tomar un té caliente. Pudo haber dicho que quería abdicar y que quería casarse con un pony, ¿cómo podríamos tomar en serio lo que dice en su estado?
Zayn apretó los dientes—. Porque es nuestro Rey y me ha dado una orden.
—Este es el concejo real y se hace lo que es mejor para el reino o en este caso, nuestro monarca. La decisión será por mayoría de votos. A favor o en contra de enviar compañía a su majestad, para eliminar cualquier riesgo y hacer mucho más llevadero su celo. Manos arriba —Frank pidió.
Hubo un total de tres manos arriba, solo Zayn y Lorena las dejaron abajo. El pelinegro bufó y evitó rodar los ojos.
—Haganlo —espetó de mala gana—. Pero estaré agradecido de ver cuál será el castigo de su desobediencia.
—El Rey nos agradecerá el no haberle dejarle sufrir —Frank le sonrió con altanería—. Le enviaré a mis mejores chicas, omegas que no pueden dar a luz, rubias y de preciosos ojos azules, como a él le gustan.
Zayn entrecerró los ojos y maldijo al hombre por la bajó, salió de la sala con la frustración calando en su pecho pero aún así se dirigió a la sala del fisiólogo Richard, porque si Louis se mantenía firme en su decisión, el hombre debía estar ahí para ayudarlo.
[...]
Harry observó al pequeño Winter dormir entre sus brazos, tenía que admitir que sus pies dolían y los músculos de sus brazos estaban cansados por llevar demasiado tiempo cargando al pequeño sin un descanso, pero seguía sintiéndose incapaz de alejarse de la puerta donde detrás se encontraba Louis. Esperaba escucharle quejarse, jadear adolorido o gruñir, pero había solo silencio. Podía escuchar los pasos dentro, seguramente de las doncellas que iban y venían cuidando al Rey, pero eso era todo lo que había, casi absoluto silencio.
Giró cuando escuchó pasos aproximándose en el pasillo, parpadeó y logró distinguir a uno de los lores del concejo, que si no se equivocaba, tenía por nombre Frank. Detrás de él caminaban con la cabeza abajo tres jóvenes, mientras mas se acercaban, más evidente era que se trataba de omegas. Harry perdió el aliento por un momento, sus labios se separaron y su corazón se apretó.
Omegas.
Omegas para Louis.
Por supuesto, porque era el Rey y necesitaba ser atendido, porque era peligroso que pasara un celo solo y porque obviamente tendrían omegas que pudiesen hacerse cargo de él listos. Harry los observó, eran dos chicas y un chico, ropas de seda fina, bien peinados, fragancias dulces y piel muy suave. Eran lindos, todos ellos, pero aún veían al suelo mientras escuchaban atentamente todo lo que el Lord Frank les decía.
—Hagan lo que el Rey pida —Harry escuchó cuando finalmente pasaron delante de él, ninguno le dirigió la mirada—. Atiendanle bien, es nuestro Rey, su monarca. No se separen de él ni tampoco salgan del lecho si él no lo pide, no dejen que suba la fiebre, denle de beber, de comer, estén atentos a cualquiera de sus necesidades y sobre todo, no pongan queja o resistencia alguna. —se detuvieron delante de la puerta de la habitación de Louis, el Lord Frank les dio una mirada y alzó una de sus cejas—. ¿Han entendido?
Los tres chicos asintieron con rapidez, manos entrelazadas a su espalda y mirada todavía en el suelo—. Sí, señor.
—Muy bien, ahora... —abrió la puerta y les permitió entrar—. Adelante.
Harry se quedó ahí, mirando como los tres jóvenes entraban en la habitación, sintió un nudo en su garganta y sus ojos se llenaron de lágrimas, porque no podía hacer nada para evitar aquello. Incluso si en su interior crecía la insensata necesidad de oponerse ante aquello, de gritar e impedir que esos jóvenes entraran con Louis ahí, porque no quería que lo tocaran, no quería que lo atendieran, que cuidaran de él, porque no era justo, porque Louis no era alfa de ninguno, porque odiaba la sensación que eso le provocaba, no podía. No podía hacer nada para evitarlo.
Quería entrar ahí y gruñirle a todo el mundo, alejarlos de Louis, decirles que él no los necesitaba, pero una vez más se daba cuenta de que no tenía derecho alguno, de que se vería completamente fuera de lugar y que no estaba en posición de exigir absolutamente nada.
Sintió las lágrimas tibias resbalar por sus mejillas y tragó saliva, bajó la mirada y volvió a encontrar a Winter. Suspiró, porque aquello era solo un recordatorio más de que el Rey nunca sería realmente suyo, de que cosas como esas sucederían siempre y que ese siempre sería su lugar. Lejos de Louis, viendo como otros tomaban lo que Harry quería que le perteneciera.
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