Capítulo 12

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Winter and Spring

La joven Maricella observaba preocupada al monarca tendido en la cama. Él temblaba entre sueños, apretaba las sábanas y se removía, sudando y ardiendo en fiebre. Habían colocado toallas húmedas sobre su frente, pero en definitiva seguro que no le estaban dando ningún alivio. Junto con su compañera se daban miradas afligidas mientras se mantenían atentas al estado del Rey, cuidando y prestando atención a cualquier movimiento, resoplido o balbuceo.

—¿Realmente crees que vaya a pasar su celo solo? —preguntó Elea, la otra joven, que igual de preocupada que Maricella, se acercó al Rey para reemplazar la toalla sobre su frente por una más fresca.

La joven rubia hizo una mueca, se paró al pie de la cama y abrazó el barrote del dosel, suspirando y recargándose con suavidad.

—Realmente no lo śe —respondió por lo bajo—. Espero que no, es muy peligroso y doloroso. Él no merece tal sufrimiento.

—¿Lo ha hecho antes? —Elea volvió a preguntar.

Maricella negó con delicadeza—. Le conozco desde muy joven, he sido siempre su doncella. Nunca ha pasado un celo solo.

—¿Quiźas sea el luto?

Maricella alzó los hombros de nuevo, a pesar de que ella sabía la verdad, porque podía notarlo en su Rey, porque conocía el brillo en su mirar y porque estaba siempre cerca, como una buena servidora, apreciando la confianza y por el enorme aprecio y agradecimiento que sentía por Louis, como su soberano y como persona, ella elegía guardar silencio y no mencionar ningún tema personal del Rey con nadie que no fuese solo él.

—Seguro que sí. La reina Elle era especial.

Elea suspiró, tocó suavemente la frente del Rey y ladeó la cabeza—. La fiebre no ha disminuido ni un poco.

—Y no lo hará. —Maricella suspiró de nuevo.

En ese momento, Louis abrió los ojos y a su vez, la puerta fue tocada. Maricella se acercó al monarca cuando se quiso incorporar, desorientado y con los sentidos nublados, quejándose de inmediato y frunciendo el ceño.

—Tranquilo, su majestad —llegó a su lado, alcanzó con rapidez un vaso de agua y lo empujó suavemente contra sus labios. Louis se removió, pero la joven insistió—. Beba, por favor. Necesita estar hidratado, se sentirá mejor.

La puerta volvió a ser tocada, Louis bebió con dificultad y Maricella le dio una mirada a la otra joven, moviendo la cabeza en dirección a la puerta.

—Atiende —le dijo, Louis tosió y la joven rubia acarició su espalda—. Tome un poco más, un poco más.

Louis negó, apartó el vaso con un movimiento poco controlado y respiró con agitación. Elea se dirigió a la puerta, Maricella suspiró y dejó el vaso de nuevo en su lugar.

—H-Harry… ¿Dónde está Harry? —preguntó.

Maricella se acercó con rapidez—. Shh, su majestad. No puede preguntar delante de nadie más —ella dio una mirada nerviosa a la puerta, Elea estaba abriéndola.

Louis sacudió la cabeza, mareado—. ¿E-Está bien? ¿Winter lo está?

Maricella sonrió de lado, enternecida. Ayudó al Rey a recostarse de nuevo sobre las almohadas y acomodó la toalla sobre su cabeza—. Lo están, su majestad. No se preocupe por ellos, pronto el fisiólogo vendrá y va a sentirse mejor.

—H-Harry… —Louis exhaló, se mareó de nuevo y tuvo que cerrar los ojos—. Harry…

—¡Déjalos pasar!

Winter and Spring Where stories live. Discover now